realidad, pero todavía no es un mercado maduro. El dinero ha cambiado de forma muchas veces a lo largo de la historia y se encuentra a las puertas de un nuevo salto, aunque el futuro aún no ha decidido qué camino tomará.
La versión resumida de la historia del dinero podría
decirse que comienza con el trueque: un producto que se cambia por otro. Una evolución consiguiente, aún sin intercambio monetario, es el trueque a partir de un valor de referencia o un bien como medio de cambio: dos gallinas (que se valoran en dos sacos de trigo cada una) por una oveja (que se valora en cuatro sacos de trigo).
Es lo que se conoce como dinero mercancía.
Utilizar un bien como medio de cambio facilitaba mucho todo el proceso. Pero era necesario encontrar un bien de referencia que fuera fácilmente transportable, duradero, divisible y con un valor establecido: los metales preciosos, en particular el oro, se convirtieron en ese valor de referencia.
Tanto es así que las monedas de metal
comenzaron a funcionar por su facilidad de conversión y apilamiento. Al ser de plata, oro o cobre su fiabilidad estaba fuera de toda duda, aunque cada sociedad (ya estamos en el primer milenio antes de Cristo) la acuñaba para