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RECUPERANDO LA ESPERANZA
LA DEPRESION
“Sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado.”
Romanos 5:3-5
QUE EL JOVEN ENTIENDA QUE EL SEÑOR COMPRENDE NUESTROS
SENTIMIENTOS Y DEBILIDADES, Y DESEA TRABAJAR EN ELLAS,
LIBERANDONOS DE ESAS ATADURAS Y PROVEYENDONOS DE UN SENTIDO DE
PERTENENCIA E IDENTIDAD EN CRISTO, PUES VALEMOS SU SANGRE. ELLO
NO SÓLO EVITARÁ QUE ENTREMOS EN DEPRESIÓN, TAMBIÉN TIENE EL
PODER PARA LIBERARNOS DE ELLA.
INTRODUCCION
Todas las personas tenemos una personalidad y temperamento propios, con vivencias
específicas que van definiendo nuestro carácter y como reaccionamos ante diversas
circunstancias. Cada uno de nosotros reacciona de diferente manera dependiendo de
nuestros recursos para hacer frente a la situación, la gravedad del problema o si son
circunstancias estresantes. Y si bien, todos viviremos distintas situaciones que nos
afligen tales como: rupturas amorosas, incumplimiento de metas, problemas familiares,
muerte de algún ser querido, despidos, etc. Estás podrían desencadenar sentimientos
de tristeza y abatimiento en algunos más fuerte que en otros. El sentimiento de
pérdida de algo que queríamos o anhelábamos afecta de manera distinta a cada
persona.
Cuando la situación implica un problema de valía personal, desesperanza,
sentimientos de inutilidad y culpa ya podemos entrar en el campo psicológico de un
cuadro depresivo, que va denotar un problema más grave que sólo la mera reacción
ante un suceso trágico. Ello, se revela como un problema de corte espiritual qué afecta
la relación con el Señor pues uno no se siente en la capacidad de salir del fondo del
pozo. Aun así, es necesario saber que el Señor es un Dios que entiende estas
situaciones y que no se enfada, sino que las utiliza para trabajar en nuestra relación
personal y en forjar una identidad en Cristo que sea inmutable a fin de vencer estos
sentimientos.
I. LA TRAMPA DE LA DEPRESIÓN
“Diré a Dios: Roca mía, ¿porque te has olvidado de mí? ¿Porque andaré yo
enlutado por la opresión del enemigo? Como quien hiere mis huesos, mis
enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Salmos 42: 9-10
Dios no juzga nuestro abatimiento, tristeza O Falta de confianza en Él. Al contrario, las
utiliza para mostrarse y que entendamos que sólo Él es capaz de librarnos de esas
ataduras. No caigamos en la trampa de la depresión, pues aún en la situación más
angustiante, el Señor no nos abandona .
Muchas veces al compararnos con los estándares del mundo salimos desalentados.
Sin embargo, nosotros debemos forjar una identidad más allá de lo terrenal, una
identidad en Cristo. No sólo decirlo y repetirlo en iglesia, debemos internalizar que
valemos el precio de sangre que Jesús pago en la cruz.
2. ¿Por qué crees que Dios te ama? ¿Valoras cuando realmente te ama?
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3. ¿Qué crees que harían tus padres al saber que estás deprimido?
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2. ¿Crees que el Señor quiere castigarte por cada uno de tus errores o más bien
ayudarte a que no los vuelvas a cometer?
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CONCLUSIÓN
Ahora ¿cuántos de nosotros se han hecho la misma pregunta? o yendo más allá
¿cuántas veces le hemos recriminado a Dios el que no ha descendido a rescatarnos
del hoyo profundo en el que nos encontramos?
La palabra del Señor dice innumerables veces que tenemos un Dios de pactos, un
Dios de promesas, fiel en todo momento y desde la eternidad hasta la eternidad. No
tenemos un Dios de balde que dice que te ama y cuando las papas queman se aleja
de ti. Sino más bien que viendo nuestro desdicha y necesidad se despojó de sí mismo
no teniendo su divinidad como algo a que aferrarse sino que se hizo como uno de
nosotros para poder morir por nosotros, por nuestra vida, por nuestro gozo.
Tengamos en cuenta lo que Dios hace por nosotros antes de recriminarle nuestras
situaciones. Y depositemos nuestra esperanza en Él, quien pueda dar vida, y vida en
abundancia.
Como cristianos Debemos entender que habrá muchas pruebas difíciles que sacaran a
relucir el estado espiritual y mental en el que nos encontramos a raíz de nuestra
relación con el Señor. No tengamos miedo, no nos debilitamos. Como Jehová le dijo a
Elías ¿Qué haces aquí? Escondido, agazapado, con temor. Sal afuera, y colócate en
el monte de Jehová.
Porque a pesar de contar con el apoyo del todopoderoso en medio de las batallas,
pruebas y tribulaciones, seremos nosotros los que por cobardía, por inseguridad,
incredulidad e infidelidad, al ver la tormenta, al ver al enemigo y su poderío, olvidamos
a quién tenemos a nuestro lado. Es por ello que se vuelve imperante, prioritario y vital
para nosotros que seamos valientes para poder recordar a Dios en todo momento,
para luchar nuestras batallas de su mano, confiando, seguros, sabiendo que el padre
nunca nos soltará, sabiendo que tiene un poder de pelea eterno, y que es en sus alas
en las que nos refugiamos.
¿Dónde está Dios? Ha sido una de las preguntas más repetidas por ateos, por no
cristianos en problemas, por el grueso de gente que ha sufrido por los desastres
naturales, por una mamá que tiene que ver a su hijo morir o por un niño que se queda
solo desde pequeño.
Es que Dios si está ahí, esperando para tu salvación, para tu encuentro con él, para la
restauración de tu alma, de tu corazón abatido, bien dice su palabra de que el Señor
no es ajeno a un corazón contrito y humillado. Y si lo buscamos le encontraremos, si le
buscamos de todo corazón. Ahí está Dios ¿Estás dispuesto a buscarle?
LECCION 4
HALLANDO NUESTRA PACIENCIA
LA PACIENCIA
“Más el fruto del espíritu es amor gozo Paz paciencia benignidad bondad fe
mansedumbre templanza contra tales cosas no hay ley”
Gálatas 5: 22-23
INTRODUCCIÓN
¿Cuáles son nuestras reacciones cuando llegamos al límite de nuestra paciencia?...
cuando nuestros derechos son violados; cuando los microbuses nos cierran; cuando
interrumpen nuestros momentos gratos; cuando nuestro compañero del trabajo se
burla de nuestra fe. A veces creemos que tenemos el derecho de enojarnos ante lo
que nos irrita.
“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse” (Pr. 25:28),
“Cruel es la furia, arrolladora la ira” (Pr. 27: 4ª), “El hombre iracundo provoca peleas;
el hombre violento multiplica sus crímenes” (Pr. 29:22). La ira y la impaciencia no sólo
son dañinas para los que soportan nuestras actitudes, son terriblemente perjudiciales
para nosotros mismos. Nuestra propia madurez espiritual se afecta, pues a veces, por
querer ir más rápido tomamos atajos equivocados que nos desvían del verdadero
camino. El grado superlativo de la ira convierte a la persona que la siente en un
verdadero animal, incapaz de razonar y los ciega al punto de no permitir que medite en
las consecuencias de sus actos.
La Biblia alaba la paciencia como un fruto del Espíritu (Gal. 5:22) el cual debe ser
producido por todos los hombres (1 Tes. 5:14). La paciencia revela, nuestra fe en los
planes, la omnipotencia y el amor de Dios. Entonces ¿Qué es la paciencia?
I. SIGNIFICADO DE PACIENCIA
“Pasó pues YHVH por delante de él, proclamando: ¡YHVH, YHVH, Dios
misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y
verdad!...”
Éxodo 34:6
3. ¿Por qué esperaste tanto? ¿Qué sentías al esperar? ¿Dudaste que vendría?
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“Por fe Noé, habiendo sido advertido acerca de las cosas que aún no se veían,
movido de reverente temor construyó un arca para salvación de su casa, y
mediante esa fe condenó al mundo, y fue heredero de la justicia que según fe.
Por fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que iba a recibir
por herencia, y salió sin saber a dónde iba”
Hebreos 11:7-8
Dios nos manda a permanecer firmes en los dos pilares de la paciencia: el aguante y
la perseverancia. Pues mientras esperamos por la ayuda del Señor en medio de las
pruebas podríamos estar llevando a otros a Cristo sin saberlo. La práctica de la
paciencia es a veces un acto de evangelización.
CONCLUSIÓN
La palabra de Dios dice que llegaría el día, cuando Jesús venga por segunda vez, en
el que los cielos y la tierra también serán redimidas, y dónde la maldad del mundo
terminará. Pero este mensaje de redención está lejos de ser la solución que el mundo
desea, el mundo sólo quiere utilizar a Dios como un mago para pedir deseos.
El Señor dice que él sigue siendo paciente, no porque no pueda solucionar las cosas,
sino que nos enseña ser paciente. Esa es una verdadera solución a los problemas del
mundo. Sólo Cristo Jesús puede cambiar nuestra vida y la vida de quienes creen en
Él.
Seguramente cada uno de nosotros ha tenido que ejercitar nos en el saber esperar.
Esperar una noticia sobre la salud de alguien, esperar los resultados de algún examen
importante, esperar la decisión de alguien a quien amamos, etc. David también debía
esperar en el Señor para poder salir del fango en el que su vida se había metido. Sus
pecados y errores lo llevaron hasta lo más profundo, y entendió que siga el Señor no
iba a poder salir de aquel lugar.
La esperanza de nuestro corazón será uno de los motores que harán que nuestra vida
resurja en aquellos momentos difíciles, pero siempre cuando esta esperanza está
depositada en quién puede verdaderamente ayudarnos, en tiempos adecuados,
deseando y logrando lo mejor para nosotros, este es nuestro Señor que sabe de todo
de nosotros y que sólo quiere darnos vida, y vida en abundancia.
LECCIÓN 5
UN VERDADERO DESCANSO
CONFIAR EN DIOS
“Por eso os digo, no os preocupéis por nuestra vida, qué comeréis o que
beberéis; ni por vuestro cuerpo, que vestiréis ¿No es la vida más que el alimento
y el cuerpo más que la ropa?”
Mateo 6:25
INTRODUCCIÓN
“Por eso os digo, nos preocupéis por vuestra vida, qué comeréis O que
beberéis; ni por vuestro cuerpo, que vestiréis ¿No es la vida más que el alimento
y el cuerpo más que la ropa?
Mateo 6:25
Por eso, hoy veremos porque vivimos con la cabeza constantemente preocupada en
cumplir con todas nuestras obligaciones, la forma en como Jesús lo afronto y
finalmente nos entregaremos en las manos de Dios, confiando en su palabra.
“Más a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y
los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma!
Y dieron voces de miedo. Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened
animo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú,
manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de
La barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor sálvame!”
Mateo 14:25-31
COYUNTURA
ERRORES
ENEMIGOS
PRESION
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea: y una mujer llamada Marta
le recibió en su casa. Está tenía una hermana que se llamaba María, la cual,
sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con
muchos quehaceres y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi
hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le
dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una
cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada.”
Lucas 10:38-42
4. ¿Qué cambios en nuestras vidas tendremos que hacer para darle mayor
importancia a estos dos pilares espirituales?
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CONCLUSIÓN
Noé nos enseña la importancia de caminar con Dios, y ello es como responsabilidad
nuestra. He ahí el inicio de una buena Fe, ser conscientes de que en nuestra vida
cotidiana, estamos acompañados, y no estamos solos. Sea que nos guste o no
debemos acompañar a Dios en su obra, y no esperar que Él se amolde a la nuestra.
De hecho, Ël no lo hará…pero al final siempre es decisión de nosotros como nos
comportamos con el Señor.
Vivamos pues buscando la compañía del Señor, buscando ser los hijos que él espera
y quiere.
¿Porque no somos siervos “extraordinarios”? Porque nos dejamos maniatar por los
enemigos. El pueblo había recibido la promesa de Dios de recibir una tierra excelente,
y recibieron el mandato de que la tomaran… Pero no contaba con los gigantes. El
miedo causado por lo que vemos es nuestro peor enemigo, porque nos hace olvidar
quién nos acompaña, e incluso nos hace olvidar qué promesa se nos dio.
“Y dijo Josué: En esto conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros… He
aquí el Arca del Pacto del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de
vosotros.”
David presencia como Goliat atemorizado a todos los soldados del ejército de Israel,
poniendo en ridículo el valor de los mismos. Sin embargo, este muchacho tenía una
indignación mayor a cualquier miedo israelí. No pudo contener su desprecio por ver un
escenario tan triste y decidió ir a la batalla sin ser milicia. Sus experiencias previas le
habían demostrado que no importaba cuán grande era el enemigo, Dios siempre lo
libraba.
La Fe, una vez que pasa la valla de la confianza, se vuelve motor de milagros. La Fe
nos puede dar el coraje necesario para enfrentar a grandes enemigos y en
condiciones adversas. En nuestra vida tendremos enemigos cada vez mayores, pero
recordemos, que nuestra vida pasada con Cristo descansa una verdad absoluta: Cristo
siempre gana.
“Creo que veré la bondad de YHVH en la tierra de los vivientes. Aguarda a YHVH
¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón ¡Si, espera a YHVH”
El salmista, David, nos enseña a ser pacientes, pero es extraño que, para él, es ser
paciente no quiere decir inactivo. Normalmente creemos que la paciencia es una virtud
de esperar, pero de esperar pasivamente. David nos enseña lo contrario. Para él, la
espera debe ser activa, llena de esfuerzo y alicientes que nos ayudan a motivarnos.
No es malo esperar a Dios en sus planes futuros, pero no podemos esperar que las
cosas se resuelvan por arte de magia. ¡El Señor debe encontrarnos esforzados y con
motivación! Como cristianos empecemos enseñar que paciencia ya no es sinónimo de
pasividad.
LECCIÓN 6
ENFRENTANDO LA MUERTE
LA MUERTE
“Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea
que vivamos o qué muramos, del Señor somos.”
Romanos 14:8
Juan 11:17-44
INTRODUCCIÓN
Todos afrontamos el dolor que supone la muerte de un ser querido. Podemos recordar
algunos ejemplos bíblicos de duelo: Abraham que poseía una fe inquebrantable en
Dios (Hebreos 11:19), cuando falleció Sara lloró y clamó de dolor (Génesis 23: 1-2).
Jacob rasgo sus vestidos y no quiso siquiera recibir el consuelo de sus familiares
cuando le dijeron que su hijo José había muerto (Génesis 37:34-35). Muchos años
después aún sentia a gran pesar (Génesis 42: 36-38). Jesús mismo se conmovió
profundamente y lloró por la muerte de su amigo Lázaro, aun cuando sabía que iba a
traerlo a la vida después (Juan 11:33-36).
Ser cristianos y creer en la promesa de una vida eterna no nos exime del dolor que
trae la muerte. Abraham ,Jacob o Jesús tenían gran fe en Dios, pero como todos,
lloraron la pérdida de aquellos a quienes amaban. El dolor por la muerte no es ajeno a
los cristianos, pero hay verdades y promesas que los superan. En ellas encontraremos
la fortaleza para vivir después de nuestra perdida y sobre todo, las ganas de predicar
sobre la salvación y vida eterna.
“Tomó pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo cuidara. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no
comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.”
Genesis 2:15-17
“Porque la paga del pecado es muerte: más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro”
Romanos 6:23
3. ¿Por qué crees que la muerte de alguien trae dolor a quienes lo amaban?
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Más que ningún otro ser, nuestro Dios sabe y entiende el dolor que sentimos ante la
muerte de un ser querido. En momentos así, debemos llorar, clamar y levantar nuestro
rostro en busca del consuelo que nos ofrece Aquel que siempre ha deseado un
destino más allá de la muerte para nosotros.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente ¿Crees
esto?”
Juan 11:25-26
La vida eterna es una promesa real, Cristo resucitó y venció a la muerte. Él es nuestra
garantía y esperanza ante el dolor de una pérdida. No hay mayor paz que saber que
aunque un ser amado murió, lo volveremos a ver en un futuro sin muerte o
enfermedad. Por eso, debemos tomar conciencia de la urgencia de predicar la obra
salvadora de Cristo.
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no
os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús”
1 Corintios 15:20-21
1. ¿Crees que Cristo resucitó realmente? ¿Qué esperanza trae ante el obrar de la
muerte?
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2. ¿Qué significa para ti la promesa de una vida eterna? ¿Crees que es necesario
compartir ese mensaje con tus seres queridos?
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CONCLUSIÓN
La muerte es consecuencia del pecado del hombre corrompe nuestro cuerpo con
enfermedades y vejez. Perder a un ser querido nos genera mucho dolor emocional.
Sólo podemos afrontarla de la mano del Señor. Jesús ha vencido la muerte al vivir en
obediencia plena y morir en nuestro lugar, Él nos arrebata de la misma muerte para
darnos vida eterna. Sólo debemos creer en Él. Muchos, lamentablemente mueren sin
conocer de Él, por eso es urgente el testificar, aún más a nuestros familiares y
personas queridas.
“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.”
Los cristianos somos receptores de la mayor bendición del mundo: la vida eterna.
Nuestro Jesús ganó nuestras vidas, que estaban sumidas en el pecado y muerte, para
darnos vida en abundancia. Por eso es que a pesar del dolor de perder a un hermano
en Cristo, no inunda más la esperanza de que no es el fin para él. Al contrario, lo
veremos en el futuro glorioso que nos espera al lado del Señor.
Por ello, nosotros que tenemos las llaves de la puerta del cielo debemos predicar y
testificar de la gracia de Dios en todo momento, aún más a nuestros seres queridos.
Olvidémonos de temores tontos y empecemos a cumplir con el mandato del Señor de
predicar toda la tierra, no esperemos que sea tarde.
Nuestro Señor Jesús es en sí mismo la garantía que nos permite creer que hay vida
después de la muerte. El venció a la muerte y gracias a su sacrificio hoy podemos vivir
disfrutando esta vida, pero aún más, esperando la redención de nuestros cuerpos y de
la tierra.
DEVOCIONAL VIERNES ROMANOS 14:8
LA RESURRECCIÓN
“Si vivimos, para el señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea
que vivamos o muramos, del Señor somos.”
Al contrario, nosotros que creemos en Cristo esperamos la muerte como la puerta que
nos permita acceder a la vida eterna. Esa esperanza nos anima a vivir correctamente,
dando gloria a Cristo y testificando de Él. Nos anima a vivir sin temor de morir, pues
sabemos que si la muerte nos alcanza, por fin podremos descansar y acceder al reino
de Dios. El futuro que nos espera es más glorioso y perfecto de lo que podamos
imaginar, y por ello lo esperamos agradecidos y expectantes…la muerte no tiene
poder sobre nosotros.