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Artículo 20
CINEP
Este proyecto nace en 2014 a partir de las solicitudes presentadas por las organizaciones de
familiares de víctimas de desaparición forzada y organizaciones étnicas. La respuesta
institucional se adapta respetuosamente a la manera como estas organizaciones han venido
construyendo la memoria, décadas antes de que el CNMH acompañará los actos
conmemorativos en el territorio nacional.
El presente informe del CNMH (Centro Nacional de Memoria Histórica) hace parte del
proyecto de investigación Memorias del exilio colombiano: huellas del conflicto armado
más allá de las fronteras. Su propósito es contribuir, desde una perspectiva histórica, al
esclarecimiento de las situaciones y experiencias que han afrontado cientos de miles de
personas forzadas a salir de Colombia como consecuencia de más de medio siglo de
conflicto armado. A través de este informe, el CNMH apuesta por reconocer el exilio como
una forma de violencia que ha afectado transversalmente las vidas de personas, grupos y
comunidades exiliadas alrededor del mundo, así como a aquellas que han retornado de
manera voluntaria o forzada al país.
El texto que se presenta a continuación es resultado de un proceso que dio inicio en 2011,
cuando la comunidad del corregimiento de Santa Cecilia se acerca al Centro de Memoria
del Conflicto del Cesar, y a partir de este contacto, arranca la construcción colectiva de una
propuesta que se enfocó en la generación de herramientas narrativas para reconstruir la
historia del conflicto armado en el corregimiento.
En este marco, el equipo planteó la necesidad de entender las dinámicas del conflicto
vivido por la comunidad y cómo este fragmenta o transforma los lazos sociales que le
permiten subsistir. Para presentar y entender las dinámicas que construyen y consolidan lo
que se entiende por "lazos sociales de una comunidad", se diseñó un modelo de
investigación que parte de observar la participación de la comunidad de Santa Cecilia en las
prácticas culturales, su importancia en la cohesión social y la manera como el conflicto
armado vulneró y afectó la vida de todas las personas del corregimiento. La metodología se
desarrolló por medio de encuentros participativos en cuatro de los lugares del departamento
del Cesar en donde se concentra la mayoría de la población: corregimiento de Santa
Cecilia, municipios de Astrea, El Paso y Valledupar. En las últimas dos poblaciones se
encuentra el mayor número de personas en situación de desplazamiento.
H is t o r i a s d e i d a y v u e l t a d e s d e e l e x i l i o
O j a l á n os a l c a n c e l a v i d a
“Ojalá nos alcance la vida… para sembrar, argumentar y defender la paz”. Estas historias
de vida se refieren al dolor, a la fortaleza y a la esperanza de personas mayores víctimas del
conflicto armado en Colombia.
Son experiencias que nos invitan a reconocer las particularidades que enfrentan las
personas mayores en contextos de violencia, a reflexionar sobre la larga duración de la
confrontación armada, pero sobre todo, a visibilizar sus posibilidades de aportar en
entornos familiares, comunitarios y nacionales a la edificación de un nuevo país.
Las voces de las personas mayores son indispensables para la reconstrucción de la memoria
histórica, son un llamado sobre las transformaciones que necesitamos en el presente para
envejecer de otros modos.
En la primera parte, las memorias del campesinado dan cuenta de una larga trayectoria de
formación continuamente relacionada con la labranza de la tierra y la lucha agraria por la
consecución de la tierra y la búsqueda de mejores condiciones de vida en sus comunidades,
a través del surgimiento de diversas organizaciones campesinas como las ligas campesinas,
los sindicatos agrarios, las cooperativas campesinas y la ANUC. En estas luchas se
explicitan los buenos tiempos, en los que las comunidades eran autosostenibles y con
largos periodos de bonanza.
Un nuevo informe del Centro Nacional de Memoria Histórica ‘El derecho a la justicia como
garantía de no repetición’ es una memoria de la relación de las víctimas con la justicia y las
falencias del aparato judicial para satisfacer sus derechos.
El informe ilustra, desde el punto de vista de las víctimas, cómo ha sido su experiencia de
búsqueda de la justicia y cómo ha operado el sistema judicial para satisfacer su derecho a la
justicia. Analiza cómo se han incluido las víctimas en el sistema judicial penal, qué
significado han dado a la justicia y si se han sentido satisfechas o no con ella; explora el
sentido reparador que tiene o no el proceso penal y la incidencia de los contextos
sociopolíticos cambiantes en la satisfacción del derecho a la justicia.
Para hacerlo, combina un repaso detallado a la evolución en los últimos 30 años de las
normas judiciales para enfrentar los reclamos de las víctimas y seis relatos en profundidad
de casos emblemáticos de la lucha de las víctimas y sus familias por la satisfacción de su
derecho a la justicia.
Una paz con justicia social requiere corregir las iniquidades del sistema capitalista.
La justicia social incluye la reforma agraria para solucionar los problemas derivados de la
tenencia de la tierra, la producción campesina, la soberanía y seguridad alimentaria.
Todos los problemas del campesinado se deben en muchos casos a la ausencia de
propiedad sobre la tierra, ya que el Estado prefirió vender la tierra a los terratenientes o
a las empresas trasnacionales para el monocultivo, antes que adjudicarle la propiedad al
campesinado.
Algunos campesinos han osado con fuerza y resistencia ocupar tierras. Sin embargo, los
campesinos ocupantes no han podido contar con ayudas económicas del Estado que
faciliten el cultivo y comercio de los productos de la tierra. El campesinado dedica su
esfuerzo a sembrar cultivos de uso ilícito o a trabajar para una terrateniente o en la
agro-industria porque no puede ni tiene facilidades para producir la tierra y vivir bajo los
parámetros de la economía campesina.
Así mismo, la justicia social requiere de condiciones de vida digna para las familias
trabajadoras. La mayoría de las familias en el país no tienen vivienda. Miles de
trabajadores de todas las ramas de la economía: las finanzas, el comercio y la industria
viven en cambuches sin electricidad, en tugurios que no poseen agua y ni gas natural.
Viven alejados de las zonas urbanas, en los cordones de miseria, alejados de los
mercados, los trabajos, las escuelas, los centros de salud. Es una existencia de carencias
materiales.
La vivienda es una necesidad de millones de personas. Gran parte del pueblo trabaja 12
o más horas al día para poder pagar el arriendo del mes. Muchos tienen que abandonar
las casas por falta de dinero para el arriendo y los que tienen vivienda, la pierden como
consecuencia de los onerosos créditos, o la usura o la avaricia de los bancos.
El empleo digno y bien remunerado es otra exigencia para luchar por una con justicia
social. Los trabajadores no tienen un empleo seguro, viven a diario luchando por
sobrevivir en un trabajo donde no firman ningún tipo de contrato y en el que el
empleador los puede apartar del trabajo sin explicación alguna. Muchas empresas no le
dan seguros de vida, de salud o pensiones a los trabajadores. Estos viven diariamente
soportando la explotación laboral y recibiendo los insultos de los gerentes, para poder
llevar algo de comida a la mesa de las familias. La lucha por mejorar la situación
económica del trabajador está incluida en la justicia social y la paz.
Una educación de calidad, gratuita y al servicio del pueblo es otra necesidad para la
justicia social y la paz. La educación en Colombia camina cada día hacía la privatización.
Al gobierno de Santos, y antes al de Uribe, no les importó la educación del pueblo
colombiano, ni de sus jóvenes, ya que entre más ignorancia exista, más posibilidades
tienen ellos de poder gobernar sin oposición. Un pueblo que estudia sabe cómo funciona
el Estado, la economía y el capitalismo, así no se dejan engañar fácilmente de las
artimaña de los que quieren que continúe el mísero modelo económico y social.
Sin embargo, educación debe garantizar trabajo para los profesionales graduados. Los
profesionales graduados no tienen empleo y muchos ganan míseros sueldos realizando
trabajos ocasionales. El sistema económico de carácter extractivista y neoliberal, unido a
leyes como la del Primer Empleo, han conseguido que Colombia tenga muchos graduados
desocupados o realizando otras labores. Egresados que muy bien podrían estar
trabajando por el desarrollo industrial del país para convertir a Colombia en una sociedad
prospera. Es justo que el profesional piense en su futuro, pero también en el de la
colectividad, ya que el futuro de la colectividad es el destino de la persona.
La paz solo va a ser posible cuando las condiciones materiales y económicas que dan
origen a los conflictos políticos y militares cambien. Si la paz no es posible en el
capitalismo, habrá que idear un nuevo sistema donde la paz sea una realidad. A esta
nueva realidad debe apostarle el movimiento estudiantil de secundaria.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article19744
9 de abril: Reconocer la voz de las víctimas
como elemento de Reparación, Verdad y
Justicia
Asorvimm / Jueves 9 de abril de 2020
El 2020 seria el noveno año de conmemoración de este 9 de Abril en solidaridad con las
víctimas del conflicto, y que fue decretado a partir de 2011 en la ley 1448. A día de hoy y
tomando en consideración la coyuntura internacional que vivimos, vemos un llamado
explícito hacia la solidaridad como base de preservación de la humanidad.
Todo aquello suscita una duda: ¿cómo se han consolidado y modificado las
representaciones de las víctimas en la escena pública colombiana con la finalidad de
encontrar medidas efectivas de Reparación, Verdad y Justicia?
Debido a estos avances, se empieza a entender a la víctima como un sujeto que actúa
para ser reconocido, el cual deja de ser un agente pasivo o sufriente; pasando de ocupar
los espacios marginales a compartir el centro de la escena pública a pesar de la continua
represión por parte de los diversos grupos armados con influencia en el territorio
colombiano; traducida en asesinatos y desapariciones a lideres sociales.
https://www.prensarural.org/spip/spip.php?article25267
Sin justicia social no habrá paz
Palabras de Rubén Blades durante el concierto del 9 de abril en Bogotá
Rubén Blades / Viernes 10 de abril de 2015
Pero sin justicia social alcanzar la paz nos resultara imposible. La injusticia convierte a la
paz en una expectativa elusiva e insostenible.
Por eso hoy, cuando destacamos esta reunión en donde el arte y la cultura se pronuncian
internacionalmente a favor de dar a la paz un espacio para crecer y sostenerse
nacionalmente, reconozcamos cada uno de nosotros la necesidad de mejorar nuestras
conductas como personas, si es que deseamos ayudar a nuestros países a crear el
terreno propicio para la paz.
Consideremos el ayudarnos mutuamente; decidamos renunciar a conductas anti-sociales
como la violencia domestica, el "bullying" en nuestras escuelas, la corrupción, política y
civil, (que es una forma de violencia al bien común), desistamos del ataque a otros por el
color de su piel, por su sexo, por su preferencia sexual, por su edad, por su inclinación
política o religiosa.
Colaboremos juntos para crear el escenario que promueva a una paz sostenida y
compartida por todos, dentro del necesario marco de la justicia social.
El respeto al derecho ajeno, a la persona, a las ideas, al sagrado servicio a la Patria que
nos vio nacer y que nos cubrirá después.
Trabajemos juntos para hacerla posible, por el bien no solo de Colombia; también por el
bienestar de todos nuestros países y de nuestro maltratado planeta.
Muchas gracias.
Rubén Blades,
https://prensarural.org/spip/spip.php?article16542
La batalla política por la Justicia Especial
para la Paz
Pedro Santana Rodríguez / Sábado 23 de febrero de 2019
Este fue el pacto y para ello se conformó una Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, que
cuenta con un cuerpo de 38 magistrados distribuidos en tres salas y cuatro secciones
además de una Unidad de investigación y acusación. La estructura ya ha sido
conformada y se ha puesto en marcha. Una Comisión de escogencia independiente
mediante convocatoria pública nombró a los 38 magistrados y al jefe de la Unidad de
Investigación, pero, para que esta jurisdicción Especial pueda operar no solo requiere de
los recursos necesarios para su funcionamiento sino de leyes que definan los
procedimientos, las penas y en general que garanticen en dicha jurisdicción el debido
proceso.
A su paso por el Congreso y por la Corte Constitucional la JEP fue debilitada. Sectores
críticos de los acuerdos de Paz lograron que los llamados terceros responsables que en
los Acuerdos de La Habana deberían concurrir obligatoriamente a la JEP ahora se
mantendrán en la jurisdicción ordinaria en dónde los crímenes de guerra y los crímenes
de lesa humanidad cometidos por estos actores se mantienen en una impunidad que
supera según las propias cifras oficiales por encima del 95%, es decir, casi en la
impunidad completa. Ahora de acuerdo con la normatividad y con la jurisprudencia de la
Corte Constitucional los terceros responsables podrán mantenerse en la justicia ordinaria
en donde campea como se ha dicho la impunidad o concurrir voluntariamente a la JEP.
Con ello se debilita la posibilidad que la JEP sea realmente el tribunal de cierre del
conflicto armado pues entre los llamados terceros responsables se encuentran una buena
parte de los determinadores o llamados autores intelectuales, financiadores y reales
beneficiarios del conflicto armado interno que ha vivido el país a lo largo de los últimos
sesenta años.
Aún debilitada la JEP es un instrumento clave para lograr justicia y verdad para las
víctimas pues a ella ya se han acogido más de 13 mil guerrilleros de las FARC, cerca de 2
mil militares y policías, y un poco más de 1,500 civiles y actores públicos no integrantes
de las fuerzas armadas. Después de un largo recorrido por el Congreso en donde fue
aprobada en el mes de noviembre de 2017 la Ley Estatutaria de la JEP pasó a revisión
automática de la Corte Constitucional que demoró más de un año para proferir una larga
sentencia de más de 900 páginas en el mes de diciembre de 2018. La sentencia fue
remitida al Congreso de la República para que fuera firmada por los presidentes de la
Cámara y el Senado para que a su vez ellos la remitieran al presidente de la República
para su sanción y publicación. En el Congreso sucedió de todo con el proyecto de Ley,
Ernesto Macías el uribista presidente del Senado la engavetó desde diciembre, luego
envío un texto incompleto al presidente de la Cámara que lo encontró mutilado en un
tema fundamental cual era el objeto mismo de la Ley que había desparecido del texto y
que Macías atribuyó sin ningún rubor a errores en la configuración de una impresora,
hasta que finalmente el texto íntegro como salió de la Corte Constitucional fue remitido
al presidente de la República Iván Duque Márquez que tiene plazo para su firma hasta el
próximo 8 de marzo.
Y allí comenzó una nueva batalla política. Duque ha dicho que se tomará todo el tiempo
que le confiere la ley para sancionarla al tiempo que su Consejero de Paz, Miguel Antonio
Ceballos, comunicó que el Gobierno estudia la posibilidad de objetar la Ley por
inconveniencia dado que no puede hacerlo por inconstitucionalidad dado que ya la Corte
encontró el texto de la Ley Ajustado a la Constitución. La objeción a la Ley por
inconveniencia es una atribución que le confiere la Constitución al presidente de la
República y podría ser total o parcial pero en todo caso motivada, la cual deberá ser
dirigida al Congreso de la República para que esté decida si acepta o niega la objeción. El
problema es que para ello se requiere de una votación calificada de dos terceras partes
que por ahora no tendría ni los partidarios de negar las objeciones ni los partidarios de
hacer trizas la JEP y con ello el proceso de paz con las FARC puesto que ella es la
columna vertebral que la da certeza jurídica a los acuerdos. De todos los ataques al
proceso este es el más grave y así lo han entendido todos los actores.
Del lado de quienes piden la objeción presidencial al proyecto de Ley está en primer
lugar el uribismo, el propio ex presidente y Senador, Álvaro Uribe se ha dirigido al
presidente para pedirle que objete y acabe con la JEP y sus principales aliados políticos
como el Partido Conservador que aprobó los acuerdos en el Gobierno de Juan Manuel
Santos, guardan silencio. Néstor Humberto Martínez, el cuestionado fiscal general,
comprometido en la trama de las investigaciones sobre corrupción de la firma brasilera
Odebrecht, ha enviado una comunicación al presidente para brindar los argumentos en
que debería basarse Duque para objetar la ley, argumentos que han sido rebatidos por
académicos y por el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo. También se han
manifestado en contra de la objeción 273 organizaciones de la sociedad civil, el partido
liberal a través de su presidente, César Gaviria, como también lo han hecho los
disidentes del Partido de la U y hasta el expresidente Juan Manuel Santos como también
lo han hecho los partidos de la oposición.
Duque por sus propias vacilaciones se encuentra entonces en el centro del huracán
desatado por sus propios aliados políticos y en primer lugar por su mentor, Álvaro Uribe
Vélez. Si decide objetar el proyecto tendrá a más de medio país encima y en contra, así
como a la comunidad internacional que avaló y es el garante del cumplimiento de los
Acuerdos con la guerrilla de las FARC-EP y si decide sancionarla tendrá la crítica acérrima
de sus aliados políticos. Entretanto creo que a los acuerdos de La Habana solo podrá
salvarlos una vigorosa movilización ciudadana que ya comienza a gestarse.
ALAI
https://www.prensarural.org/spip/spip.php?article601
Justicia legal versus paz
El objetivo prioritario de la justicia no tiene que ser el castigo del delincuente, sino la
restauración y reconstrucción de la destrucción plena causada en todos los implicados
Sergio De Zubiría Samper / Viernes 1ro de mayo de 2015
Una justicia centrada en las víctimas implica reconocer los límites de toda justicia
exclusivamente legal. En los contextos culturales occidentales, la justicia legal no ha
podido distanciarse del modelo de justicia “retributiva”, cuyos pilares centrales no
pueden iluminar la justicia que claman las víctimas. Existen otras tradiciones culturales
que conciben la justicia como reconciliación, verdad, memoria, restauración, perdón,
catarsis, etc. La filosofía política explora otros caminos de justicia en Benjamin, Derrida,
Etxeberria, Mate, Fraser, entre otros pensadores.
El segundo pilar es considerar que los protagonistas decisivos del proceso son el
delincuente individual y los representantes judiciales del Estado. Las víctimas tienen un
papel marginal y subordinado, no son las protagonistas de la justicia. A las víctimas se
les invita principalmente a dos acciones subsidiarias o pasivas. La primera, a satisfacerse
con el castigo como sufrimiento que recibe el delincuente. La segunda, a ratificar el
castigo que han decidido exclusivamente el Estado y sus instituciones.
El tercero sugiere excluir ciertas penas extremas como la pena de muerte o la tortura,
pero de todas maneras tiene que existir una proporcionalidad entre el delito y la pena.
Esa proporcionalidad entre delito y pena puede ser modificada con políticas penitenciarias
que, con la colaboración del individuo delincuente, pueden rebajarse tanto en tiempo
como en intensidad de la pena. Se parte del problemático supuesto de que la prisión y la
vida carcelaria rehabilitan como sujeto moral al delincuente y lo reintegran a la sociedad.
Algunos de los supuestos para otra justicia son: a. El objetivo prioritario de la justicia no
tiene que ser el castigo del delincuente, sino la restauración y reconstrucción de la
destrucción plena causada en todos los implicados; b. Hay que construir pedagogías de
construcción de paz que eviten la revictimización y el predominio de la venganza; c. La
memoria y la verdad son determinantes en la restauración de los lazos de reconciliación;
d. A las víctimas se les reconoce cuando se crean las condiciones de posibilidad para la
verdad, la memoria, la justicia y la no repetición.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article16725
Derechos humanos, justicia y mujeres indígenas Nasa
Luz Mery López Ayala y William Rodríguez Quinayás / Domingo 26 de abril de 2015
Colombia, después de haber sido regida durante105 años por la Constitución de Núñez,
cambió su Constitución en el año 1991 incluyendo como una de sus grandes reformas el
reconocimiento a la diversidad étnica existente en el país.
Lo anterior plantea que las comunidades indígenas también pueden perseguir, investigar
y ejecutar penas dentro de sus territorios. Los interrogantes son ¿Qué se entiende por
justicia?, ¿Qué es acceso a la justicia desde la cosmovisión Nasa y por supuesto desde la
mirada occidental?
Frente a estos interrogantes ha venido existiendo una tensión entre lo legal y lo legítimo,
partiendo del hecho de que la justicia ordinaria es una cultura escrita y la justicia propia
parte de la oralidad; por lo tanto restarle validez a la justicia propia sería desconocer la
lucha por la autonomía y el ejercicio propio de su gobierno, algo que la Corte
Constitucional ha dicho y es "el máximo de autonomía posible y la minimización de las
restricciones", esto no significa que quienes representen al Estado deban omitir su
responsabilidad como funcionarios garantes del cumplimiento de la normatividad,
asumiendo una actitud de indiferencia frente a las diversas situaciones que se presentan
en las comunidades indígenas, sin embargo, esto no es justificación para irrespetar y
desconocer las diversas formas de impartir justicia desde las comunidades indígenas.
Cabe resaltar que tanto para la jurisdicción especial indígena como para la justicia
ordinaria, se perciben diferentes finalidades con respecto al valor con el que cada una
dota su justicia:
Por otro lado, el acceso a la justicia desde el sistema judicial nacional es entendido como
la posibilidad de todas las personas residentes en Colombia de acudir en condiciones de
igualdad sin restricciones de género, nacionalidad o casta para propugnar por la
integridad del orden jurídico y el restablecimiento de sus derechos e intereses legítimos
con sujeción a los procedimientos establecidos. Sin embargo para la jurisdicción indígena
se infiere que acceso a la justicia es poner en conocimiento a las autoridades
tradicionales la situación que está generando desequilibrio dentro de su entorno.
A partir de estas concepciones se mostrará cómo han venido operando el sistema judicial
ordinario y la jurisdicción especial indígena Nasa.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article16677
Mecanismos de justicia transicional:
¿generan condiciones de impunidad?
El Instituto Popular de Capacitación convocó a expertos nacionales e internacionales a
discutir sobre algunas de las inquietudes que están presentes en ciertos sectores de la
sociedad colombiana
Agencia de Prensa IPC / Martes 18 de diciembre de 2018
“¿Por qué Colombia, que se precia de ser un régimen político democrático, convive con
tantas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos?”. A partir de esa pregunta,
que se han planteado diversos sectores de la sociedad, se desarrolló entre el 6 y 7 de
diciembre el Seminario internacional de justicia transicional y régimen político,
organizado por el Instituto Popular de Capacitación (IPC).
Según Diego Herrera, presidente del Instituto, esa “no es una pregunta menor” si se
tiene en cuenta la magnitud de los asesinatos, los desplazamientos y las desapariciones
que se han registrado en los últimos tres años. “Hoy registramos más de 350 líderes
sociales y defensores de derechos humanos asesinados después de firmado el Acuerdo
de Paz”, precisó.
En relación con esa pregunta se abordó una conexa: “¿Por qué en el país hay tanta
impunidad en torno a los casos de violaciones sistemáticas a los derechos humanos?”. Al
respecto, Herrera cuestionó el hecho de que, a pesar de las demandas por justicia, hay
ciertos sectores de la sociedad que se oponen a la implementación de mecanismos como
la justicia transicional, que daría respuesta a una parte de la problemática.
Para acercarse a una respuesta, el jurista planteó que la justicia es un campo más amplio
que el de la justicia penal. En otras palabras, “el tema de justicia transicional va mucho
más allá de la operación del sistema punitivo tradicional; implica no solamente aplicar
justicia en los casos más graves y representativos, fundamentalmente orientados a los
máximos responsables, sino también un tratamiento prioritario frente a las víctimas”.
Este tipo de justicia también “implica una garantía de no repetición de los hechos, implica
también activar y poner en funcionamiento una Unidad de Búsqueda de Personas dadas
por Desaparecidas y, por supuesto, implica el establecimiento de una verdad de todo lo
que ocurre en el conflicto armado”, añadió Reyes.
Todos esos elementos, que se traducen en mecanismos reconocidos internacionalmente
por posibilitar la implementación de la justicia transicional, como lo son la Jurisdicción
Especial para la Paz (JEP) y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), se
hallan contemplados en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No
Repetición que se pactó en el Acuerdo de Paz.
Sin embargo, la implementación de dicho Sistema apenas está iniciando. “La JEP ya
empezó. Este año está dando sus primeros pasos la CEV, después de unos meses de
alistamiento. Quizá lo que está más retrasado es la puesta en funcionamiento de la
Unidad de Búsqueda. Confiamos en que el año entrante el Sistema empiece a funcionar
ya a plenitud y, sobre todo, que pueda trabajar armónicamente”, comentó.
También llamó la atención sobre el hecho de que, como sociedad, “le hemos dado
demasiada importancia a si la JEP –como mecanismo de administración de justicia–
funciona o no”, pero “hemos empezado a descuidar la intervención en las causas del
conflicto armado”, que se debería estar haciendo a través de la implementación de cada
uno de los puntos del Acuerdo de Paz.
Recordó que su país atravesó por “un proceso de transición política bastante complejo a
raíz de la caída del régimen de Fujimori en el año 2000-2001”. Producto de ello se
conformó una Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que en el año 2003 publicó
su informe: una síntesis de las violaciones a los derechos humanos cometidas en el
conflicto armado y las responsabilidades de diversos actores, particularmente las del
Estado.
La filosofía clásica occidental concibe la justicia como virtud, idea, acción, máxima, valor,
pero nunca exclusivamente como derecho. La naturaleza de la justicia siempre introduce
los asuntos de la igualdad, la guerra, la paz y las injusticias, por tanto, la naturaleza de
la justicia no puede limitarse a normas legales. Aristóteles hace la distinción entre
“justicia legal” y “justicia particular”. Dícese “justo”, en el primer caso, del que obedece
las leyes, e injusto, del que no las respeta. Mientras, en el segundo caso, denominamos
justo al que observa la igualdad, e injusto al que no la observa. La justicia que le
preocupa más al filósofo es esta última, porque es la que buscamos como el horizonte
fundamental de la vida humana. La primera ya está establecida por las normas jurídicas;
la segunda es la permanente búsqueda del ser humano.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article17496
Primer foro agrario y popular por la paz
con justicia social del municipio de Sevilla
Foro agrario y popular por la paz con justicia social de Sevilla / Martes 19 de febrero de
2013
1. Con este evento estamos ratificando nuestro apoyo al proceso de diálogos por la
búsqueda de la paz con justicia social que actualmente desarrollan el gobierno del señor
presidente Santos y la guerrilla de las FARC-EP, en la Habana (Cuba).
• Que el Estado garantice a los sectores populares como los campesinos e indígenas; los
trabajadores del campo y la ciudad, el acceso pleno al derecho a la educación primaria,
secundaria y universitaria.
• Que se inviertan recursos para mejorar la infraestructura vial urbana y rural del
municipio.
• Que se deroguen las leyes que violan las relaciones ancestrales de las comunidades
campesinas con el territorio, como las leyes que limitan el uso e intercambio de semillas
nativas, el código minero, sobre la producción y comercialización de carne y leche, entre
otros.
Por la paz con justicia social, vivan los diálogos y la solución política al conflicto social y
armado.
Por una paz con justicia social para todo el pueblo colombiano
Trabajemos las constituyentes por la paz
https://prensarural.org/spip/spip.php?article10274
"Continuar en el camino de la justicia social
es avanzar en pro de la verdad",
comunidades de fe
Carta a la comunidad internacional
/ Jueves 23 de mayo de 2019
Somos conscientes de que ustedes tienen un papel esencial como garantes de los
Acuerdos de Paz, los diálogos y el respeto a los pronunciamientos e independencia de las
Altas Cortes - incluida la JEP-, que conforman nuestro Régimen Jurídico, elemento sin el
cual no se puede materializar el respeto a nuestras Instituciones y por tanto el
cumplimiento de nuestra Constitución Política y del Estado Social de Derecho que somos,
para alcanzar la vida digna de todos sus habitantes.
Acudimos a ustedes como parte fundamental del desarrollo de la Paz y de las garantías
de verdad, justicia, reparación y no repetición, en esta etapa de post-acuerdo de Paz en
Colombia. Es por esta razón que, desde nuestra espiritualidad y práctica de fe, siendo
conscientes de que la Paz es un derecho fundamental y a su vez un estado en el ser
humano, les animamos a continuar en el camino como garantes de la justicia por el bien
de nuestro país.
Plenamente convencidos de que esta gran oportunidad de Paz para nuestra nación es
una construcción y responsabilidad de todas y todos, invitamos a todos los sectores de
nuestra población, otras religiones, a los docentes, estudiantes, trabajadores, sindicatos,
movimientos sociales y demás agremiaciones a ser partícipes activos del Perdón, la
Reconciliación, la Verdad, la Justicia Social y la Construcción de Paz.
Comunidades de fe y espirituales
https://prensarural.org/spip/spip.php?article24367
¡Para exigir justicia rompemos con ella!
La justicia, junto a la prudencia, la fortaleza y la templanza, les decían a los que
lograron ir a la escuela, es una de las cuatro virtudes cardinales, que se inclina a dar
a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Nuestros abuelos liberales nos decían
que la justicia es el conjunto de todas las virtudes, por lo que es bueno quien las
tiene. Pero la justicia es también aquello que debe hacerse según el derecho y la
razón. La justicia es equidad.
En el Valle del Río Cimitarra y en el Magdalena Medio vivimos desde hace décadas lo
contrario, la maldad, la injusticia grande, la iniquidad.
El martirologio es profuso para una región casi deshabitada ya. Nombres como
Diomedes Playonero, Orlando Triana Moncada, Carlos Ramirez y Nelsy Acuesta que
probablemente no signifiquen nada para ustedes, para nosotros son parte de la larga
lista de nuestros muertos, de las víctimas del militarismo y del paramilitarismo de
Estado. En nuestra región la violencia contra el campesinado se ha ejercido siempre
desde el establecimiento, que ha llegado periódicamente en forma de aviones,
helicópteros, bombas, metralla, operativos de tierra arrasada y últimamente en
forma de veneno de la multinacional Monsanto. Bien decía un campesino del
nordeste antioqueño recientemente, "sería bueno que dejaran de echar tanto plomo y glifosato,
y más bien trajeran maestros y médicos".
Antes de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra - ACVC, existió la
Coordinadora Campesina del Magdalena Medio, sus dirigentes fueron casi en su
totalidad asesinados, frente a la multitud de muertos y de errantes, sus nombres se
fueron olvidando poco a poco. Los pocos vivos que quedaron, conformamos en 1996
una nueva asociación campesina, fundamos una cooperativa para mejorar el
problema alimentario. Los "paras" y el ejército regresaron, saquearon las
cooperativas de Puerto Nuevo Ité y Puerto Machete, a veces las quemaban. En actos
cargados de gran simbolismo visual y escatológico, se cagaban en las sedes y se
limpiaban el culo escribiendo insultos y señalamientos con su mierda en las paredes.
Para resistir a esta situación la ACVC fundó una cooperativa móvil, sacrificadas y
abnegadas mulas llevaban los productos de vereda en vereda aliviando las
necesidades de los empobrecidos campesinos.
Como había que exigir justicia frente a los crímenes de lesa humanidad se inició un
proceso de organización y movilización, la marcha campesina de 1996, el éxodo de
10 mil campesinos en 1998 a Barrancabermeja, la toma de la alcaldía y el concejo
de Yondó, la toma de la alcaldía de Barrancabermeja, la toma de la red de
solidaridad social en Medellín, la toma de la alcaldía de Bucaramanga, y la toma de
la defensoría nacional del pueblo en dos ocasiones han sido acciones para exigir
justicia.
La precaria situación que se vive resultado del bloqueo paramilitar, empeoró con las
fumigaciones del Plan Colombia en el 2001 y 2003, no obstante las propuestas de
sustitución de los cultivos de coca elevadas al estado colombiano por parte de la
ACVC. Los impactos en la salud humana, en la economía campesina y el medio
ambiente han sido devastadores. De las verificaciones realizadas en terreno se
evidenció que por cada hectárea de coca se fumigaron cuatro hectáreas de cultivos
de alimentos, pastos, selvas y cuerpos de agua.
https://www.prensarural.org/acvc20031209.htm
Manifiesto ecológico por una justicia
ambiental para la sierra de La Macarena
/ Martes 6 de noviembre de 2018
Éste manifiesto es una prueba contundente, una constancia histórica de que estamos
cumpliendo pues planteamos a la sociedad regional de la Sierra de La Macarena, a las
instituciones del Estado colombiano y a la comunidad internacional un pacto por la
Justicia Ambiental para la Sierra de La Macarena. Nuestra propuesta da cuenta que,
como plataforma de justicia, la Garantía de la Vida Digna de las comunidades
campesinas, indígenas y afrocolombianas, no riñe con la vocación ambiental para la
protección de la vida del Bosque Amazónico.
Manifiesto completo con exigencias y propuestas a corto y largo plazo, con compromiso
y organizaciones que firman el manifiesto aquí https://prensarural.org/spip/spip.php?
article23652
’Escarbando la verdad, desenterrando la
justicia’
Acto simbólico en memoria de los desaparecidos de la Comuna 13 de Medellín
Corporación Jurídica Libertad / Miércoles 22 de julio de 2015
Este acto liderado por la organización Mujeres Caminando por la Verdad, se realiza en
coordinación con la Fiscalía General de la Nación, la Alcaldía de Medellín, el Museo Casa
de la Memoria y la Unidad para la Atención y Reparación a las Víctimas. Representa un
logro de las mujeres que tras 13 años de lucha y resistencia buscando a sus seres
queridos ven este proceso como ‘una gota de esperanza, en un mar de impunidad’.
A las 7:30 de la mañana, saldrán buses hacia el lugar desde el Museo Casa de la
Memoria y el Parque Biblioteca San Javier.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article17347
Nuestra Comunidad de Paz decidió, en el día de ayer 11 de abril de 2011, ir a recoger los
restos de dos paramilitares que habían quedado insepultos en la vereda Arenas Bajas,
luego de los combates que se presentaron el viernes 1° de abril entre la guerrilla y los
paramilitares. La Comunidad le había insistido a la Defensoría del Pueblo que se
tramitara el levantamiento de los cuerpos por parte de las autoridades competentes,
solicitud que no fue atendida. Según la misma Defensoría, el Ejército hizo operativos en
la zona y afirmó que la Comunidad estaba mintiendo, pues, según los militares, no se
había dado ningún combate y no había cadáveres en la zona ni tampoco existen grupos
paramilitares. Sin embargo, los pobladores de la zona habían observado cómo el pasado
2 de abril un grupo de 25 paramilitares ingresó a la zona a inspeccionar los cadáveres de
sus compañeros pero no los recogieron, mientras un helicóptero militar los protegía
desde el aire. Nuestra Comunidad está ya muy acostumbrada a escuchar falsedades por
parte del Ejército y de otras instituciones del Estado, por lo cual no se extraña de esta
manera de mentir y ocultar la cruda realidad de los hechos.
Mucha gente que no nos conoce; que no ha caminado con nosotros, se pregunta cómo es
posible que estos paramilitares que nos amenazaron; que nos conminaron muchas veces
a abandonar nuestras tierras y que participaron en multitud de crímenes contra nosotros
en compañía de la fuerza pública, sean ahora tratados de manera humanitaria por
nosotros hasta que vayamos a recoger sus restos y a sepultarlos con un mínimo de
dignidad. Dentro de los criterios del Sistema de Muerte e Inhumanidad que nos envuelve,
esto no se entiende. En nuestra sociedad impera, más bien, el principio de “ojo por ojo y
diente por diente”. Nuestros Presidentes incitan en sus discursos a la venganza contra la
insurgencia, con lenguajes de barbarie que causan escalofrío. Pero nosotros no
compartimos esos principios. Nuestra lucha por la justicia es completamente ajena y
contraria a todo sentimiento de venganza. Nosotros exigimos justicia; le decimos NO a
los actores armados; les exigimos respeto; no cedemos a sus exigencias; no
retrocedemos ante sus amenazas y sus actos de barbarie. Ellos ciertamente generan en
nosotros miedo e intenso dolor con sus actuaciones criminales, pero lo que nunca han
logrado ni podrán lograr es generar odio en nosotros. Nuestros corazones palpitan por la
Vida y jamás vibran con la Muerte. Por ello mismo, exigimos justicia, no venganza.
Creemos que la dignidad de cualquier ser humano está por encima de las guerras y por
ello la opción de nuestra Comunidad ha sido la de recoger los restos; sepultarlos y/o
entregárselos a sus familiares.
Al caminar en búsqueda de estos restos exponiendo con ello nuestras propias vidas, sólo
quisimos mostrar que la Vida sólo tiene su plenitud y expresión en la realización de los
ideales de justicia. Nos contraponemos a los sembradores de la muerte, quienes sólo
generan dolor y muerte con sus armas, aunque nunca logran asesinar la resistencia civil,
esa que construye y le da sentido a un mundo libre de opresiones, de impunidad y de
injusticia.
Los cuerpos los entregamos a sus familiares, quienes nos manifestaron su gratitud y
pudieron experimentar la deshumanización de un Estado que miente y juega de manera
tan repugnante con el dolor de las familias luego de haber destruido la conciencia de
aquellos a quienes vincularon y entrenaron en los más horrendos crímenes.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article5664
Caso Feliciano Valencia: justicia indígena sí,
pero cuando conviene
Andrés Gil narra paso a paso lo que ocurrió hace 8 años con el cabo Chaparral en una
minga En el Cauca que tiene al líder indígena condenado a 18 años de carcel.
Andrés Gil Gutiérrez / Lunes 21 de septiembre de 2015
¿Por qué el Gobierno, los medios y los formadores de opinión se sesgan respecto a la
justicia indígena por casos muy similares?
Los dos casos suceden en territorios indígenas, ambos casos involucran a actores del
conflicto. Sin embargo en uno hay aplausos y en el otro, no sólo repudio, sino que se
acomoda la ley convencional para aplastar a un reconocido líder indígena.
Así, a pocos les importe o les tenga sin cuidado, en este país hay algo que se llama
Jurisdicción Especial Indígena que les da a los pueblos originarios autonomía jurídica,
territorial y cultural, y al parecer en este caso a la jurisdicción indígena sí le compete
conocer y actuar en el caso de Chaparral. Las acciones que éste emprendió se
desarrollaron en el territorio Nasa y ponían en grave riesgo a la comunidad que
desarrollaba la protesta, cabe mencionar que éste fue sorprendido en flagrancia.
El caso de Feliciano Valencia nos deja varios interrogantes que se están pasando por
alto:
¿Qué hace el Ejército infiltrando, sembrando pruebas como radios y prendas militares,
montando un falso positivo judicial a una comunidad indígena?
¿No se supone que las fuerzas armadas son para proteger a TODOS los colombianos,
incluidos los indígenas? o ¿es que ahora son sus enemigos?
No perdamos de vista que hablamos del 2008 cuando los llamados falsos positivos del
Ejército de Uribe fueron más de 4.000, no es descabellado pensar que este era una falso
positivo judicial.
2. Si en la justicia indígena las decisiones son colectivas, ¿por qué detienen a Feliciano
Valencia?¿No será más bien que esto es parte de una estrategia de sectores del Estado y
de terratenientes del Cauca para intimidar a las organizaciones y bases indígenas?
Si esto queda así, se creará un precedente para que el Ejército y el ESMAD puedan, sin
problema ni consecuencias, pasar literalmente por encima de las marchas, protestas
indígenas, agrarias y populares. A lo mejor eso es lo que buscaban con la condena de
Feliciano Valencia o con el apresamiento y encausamiento de cuatro integrantes de la
Fundación para la Defensa de los Derechos Humanos del Oriente Colombiano (DHOC),
quienes fueron detenidos recientemente, también acusados por secuestro simple. Su
delito fue mediar en la entrega de un grupo de policías que por intentar agredir a
campesinos participantes en el paro agrario del 2013, fueron inmovilizados por estos.
3. ¿Por qué el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán no generó la colisión de
competencias entre la justicia indígena y la ordinaria ante el consejo superior de la
judicatura? ¿No será que detrás de esta decisión del tribunal hubo una intención de
atacar la jurisdicción indígena y a la protesta social a través de la sentencia contra
Feliciano?
¿No será que los indígenas protestan porque el 70% de los niños indígenas tienen
desnutrición crónica y uno de cuatro niños mueren antes de cumplir 6 años? (PANDI
2013).
¿No será que los indígenas protestan porque, según la Corte Constitucional, 34 de los
102 pueblos indígenas podrían desaparecer?.
¿No será que el malestar social se genera porque solo el 2.7% de los indígenas llega a la
educación Superior? (Censo – 2005).
¿No será que indigna que entre 2002 y 2009 se ha denunciado que 84 indígenas habrían
sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales?
Terminando este artículo recibimos la buenas noticias de la llegada del Papa a La Habana
y sus buenos augurios para la paz de Colombia. Muy en contravía del mensaje del Santo
Padre, se presentan estos hechos de apresamiento y condenas de reconocidos líderes de
la protesta social y el despliegue de estigmatización y señalamientos que contra ellos
hacen reconocidos medios de comunicación. Lamentablemente, estamos lejos de un
clima de garantías para el ejercicio de la oposición política, tan necesarias como
condición para que la paz florezca.
https://prensarural.org/spip/spip.php?article17758