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Técnico Superior

en Higiene y Seguridad
en el Trabajo.

Psicología Laboral

Profesora: Lic. Aldana Andrioli


Comisión: 1° W
Alumnos:
Orqueda, Martín
martin_orqueda@hotmail.com

Villalba Holmberg, M. Ezequiel


mezequielvillalba@hotmail.com

1er Cuatrimestre 2014

En el presente trabajo articularemos los distintos conceptos desarrollados y


estudiados durante la cursada con una situación dada. La psicología como
ciencia se encarga del “estudio de la conducta del hombre en tanto que
organismo singular, dotado de características individuales, y tomando en
cuenta sus reacciones totales a las situaciones en que se halla” 1, en este
sentido abordaremos los temas vinculados a la conducta, la motivación y la
personalidad, enlazándolos al caso que debajo se expone:

“Juan G, de aproximadamente 40 años, camina apurado por una calle céntrica


en pleno verano, cansado y acalorado, para efectuar un trámite bancario
aprovechando el tiempo de descanso en su trabajo. Imprevistamente aparece
delante de él y en sentido contrario otro hombre de la misma edad, bronceado
y en ropa deportiva, de buena calidad. Camina tranquilo y apacible,
observando las vidrieras. Cuando se cruzan sus miradas, al llegar frente a
frente, Juan, que ya lo había reconocido como un compañero de la secundaria,
se detiene y le sonríe esperando en el otro la misma reacción.

Sin embargo, recibe una mirada de sorpresa y sospecha. Inmediatamente


reacciona y pregunta: vos sos Carlos, no?
- Si, responde el otro aún confuso.
- Carlos R., aclara Juan
- Si, contesta Carlos sin reconocerlo aún.
- Yo soy Juan G, tu compañero del nacional, dice Juan

Finalmente Carlos lo reconoce y lo anuncia a través de una sonrisa forzada,


diciendo: - Si, claro, no te había reconocido, estás tan cambiado..,
lamentablemente estoy algo apurado y alarga su mano para estrechar la de
Juan quien la rechaza y lo abraza efusivamente provocando en Carlos una
reacción de alejamiento”2.

Tal y como observamos en la situación planteada, se despliegan una serie de


conductas. Cabe recordar que en psicología sólo hallamos conductas molares
entendidas como todo tipo de actividad o manifestación humana que constituye
una totalidad compleja. En este sentido, desarrollar una conducta involucra la
producción simultánea de actividades en el fuero interno o vivencial del sujeto,
en su cuerpo, y en el medio que lo rodea. Así es que en Juan G. se observa
esta simultaneidad de áreas: camina cansado y acalorado (área 2 o del
cuerpo), reconoce a Carlos (área 1 o de la mente) y le sonríe esperando la
misma reacción (área 3 o mundo externo). Asimismo el juego entre las distintas
áreas es sumamente móvil, y presenta una alternancia en el predominio entre

1
Manual de Psicología Laboral, Instituto Argentino de Seguridad e Higiene, pág. 51.

2
Op. Cit, pág. 77
una y otra. Así por ejemplo, predomina el área corporal en la reacción de
rechazo que presenta Carlos hacia el final de la situación.
A su vez, en la conducta se dan operaciones concretas y simbólicas, que
pueden ser autoplásticas, cuando revierten sobre el mismo sujeto o
aloplásticas, cuando lo hacen sobre el medio. En el ejemplo citado hallamos
una vasta combinación de las mismas:
Actividad simbólica aloplásticas: la comunicación que mantienen Carlos y Juan
G, en la que el otro como parte del medio se ve modificado de un modo no
concreto. Así Juan G se dirige a Carlos dándole información para ser
reconocido, Carlos finalmente lo reconoce y lo anuncia a través de una sonrisa
forzada.
Actividad simbólica autoplástica: se evidencia por ejemplo en el proceso mental
que ocurre cuando Juan G ve venir en su dirección un hombre vestido de
determinada manera y lo reconoce como un compañero de la escuela. Se
modifica su pensamiento a través del recuerdo.
Actividad material aloplásticas: cuando Juan rechaza la mano de Carlos y lo
estrecha en un abrazo, efectúa una acción sobre el otro.
Actividad material autoplástica: Juan que venía caminando se detiene y le
sonríe a Carlos.
Podemos distinguir dentro del fluir continuo del conducirse, diversos ciclos de
conductas compuestos en fases o etapas. La primera etapa tiene que ver con
la motivación o puesta en marcha, constituye el motor de la conducta y quedan
exentos de ella únicamente los actos reflejos. Así Juan G, aprovechando el
tiempo libre en su trabajo, camina apurado por la calle para realizar un trámite
bancario, lo que constituye el motor de su conducta. La segunda etapa es la
elaboración de la conducta, que implica las operaciones emprendidas por el
sujeto para lograr aquello que calmará la tensión motivante, así Juan camina
apurado en dirección al banco.
Posteriormente surge la fase de terminación de la conducta que coincide con la
obtención de un objeto. Juan no llega al banco ya que se cruza durante el
trayecto con un compañero escolar. Durante el episodio recibe una mirada de
sorpresa y sospecha, entonces pregunta “sos Carlos no?”. Y obtiene la
respuesta correspondiente, obtiene esta respuesta como objeto buscado. La
última fase implica las modificaciones secundarias, en este caso por ejemplo
Carlos que venía caminando tranquilamente mirando las vidrieras se ve
interrumpido en su accionar y lo obliga a comenzar un procesamiento mental
para reconocer a Juan G.
Al interpretar una conducta como el emergente de una situación, implícitamente
ya la vinculamos con la personalidad, según Lagache “Percibir una situación es
ya responder a ella en función de la personalidad y de su historia” 3. Es decir,
que cada conducta constituye una respuesta personal e idiosincrásica a una
situación dada. La personalidad constituye un tipo de organización que
caracteriza a cada ser humano en particular. Podemos entenderla como una
totalidad, organización dinámica que al decir de J. C. Filloux: “es la
configuración única que asume en el curso de la historia de un individuo el
conjunto de los sistemas responsables de su conducta” 4. A este respecto,
observamos tanto en Juan G. como en Carlos diferentes reacciones y modos
de conducirse sólidamente vinculadas con su personalidad, historia e
idiosincrasia. Juan G camina apurado, se cruza con alguien que reconoce y lo
frena manifestándoselo. Contrariamente Carlos camina tranquilo y apacible y
no logra reconocer a Juan, sino después de varias aclaraciones. En estas
conductas se expresan ya retazos de la personalidad de cada uno. Esto
podemos evidenciarlo hacia el final luego que Carlos, mas desconfiado y
distante estrecha la mano de Juan, quien la rechaza y lo abraza efusivamente.
Constituyen subestructuras de la personalidad, la constitución, el
temperamento y el carácter. La constitución como las bases orgánicas que
influyen en la personalidad y a la como vez esta se expresa en ellas. Carlos se
presenta como un hombre bronceado, bien vestido, Juan es descripto como
cansado, acalorado que camina deprisa. Respecto del temperamento, como
capa instinto-afectiva de la personalidad, que incluye la susceptibilidad a los
estímulos emocionales, la intensidad y rapidez en las respuestas, la calidad del
temple de ánimo, podemos diferenciar a Carlos como una personalidad mas
suspicaz, detenida y reflexiva, con respuestas y movimientos más pensados y
medidos. En cambio, Juan impresiona una personalidad más impulsiva y
acelerada, con respuestas más intensas y espontáneas. Finalmente los rasgos
de carácter son adquiridos, las experiencias vividas son las que plasman estas
3
Op. Cit. pág. 68

4
Op. Cit. Pág. 106
cualidades. Si bien no tenemos información respecto a las vivencias previas de
estos personajes, podemos intuir que se ven reflejadas en sus acciones.
Para finalizar podemos mencionar la importancia de la motivación en la
conducta y cómo muchas veces se produce una sobredeterminación de la
misma, en el que varios motivos confluyen o la inversa cuando una misma
causa puede desatar conductas diversas según la personalidad o situación. De
este modo Juan sonríe sinceramente como intento de generar empatía con
Carlos y este luego de reconocerlo sonríe forzadamente. Una misma conducta:
sonreír, es motivada de modo diferente y por distintas causas en ambas
personas.
Podríamos decir que el ser humano posee necesidades que son vivenciadas
como un déficit a colmar que existe de manera latente y que suele actualizarse
mediante un estímulo. En este punto el organismo es impulsado por
motivaciones que lo motorizan para resolver esas necesidades. Cabe aclarar
que el ser humano no actúa por instintos sino por pulsiones entendidas como
energía psíquica. Así las conductas representadas en la viñeta, implican
motivaciones surgidas de necesidades y que los motorizan a actuar. Carlos se
muestra desconfiado y su actitud de alejamiento nos haría pensar en cierta
motivación a seguir caminando tranquilo y apacible como antes de encontrarse
con Juan. En cambio Juan, es motivado por la necesidad de realizar
determinada acción: ir al banco a realizar un trámite y en pos de ello camina
ligero.
Para concluir quisiéramos resaltar la importancia de la conducta en el
restablecimiento de la homeostasis en el sujeto, entendida esta como la
regulación y mantenimiento de un medio interno constante, como una finalidad
de la conducta que es mantener constantes las condiciones internas del campo
psicológico.

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