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Cruz de Mayo de Naiguatá

Introducción

La festividad de la Cruz de Mayo fue traída a esta parte del continente


americano, al igual que otras celebraciones tradicionales, por los sacerdotes y
conquistadores españoles, quienes conmemoraban el 3 de Mayo, el hallazgo en el
año 324, por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantito, de la cruz
donde murió Cristo, sin embargo estudiosos de las costumbres europeas
aseguran que antes de este suceso, los pobladores de ese continente, realizaban
rituales para festejar la llegada de la primavera.

La cruz tiene su fiesta conmemorativa el 3 de mayo, mes durante el cual se


hacen actos en su honor en distintas regiones de nuestro país. En muchos lugares
las cruces que se encuentran en sitios públicos se adornan con flores y papeles de
colores. Durante estas fechas particulares preparan altares donde se coloca la
cruz y se la ofrenda con flores, frutas y cirios encendidos, en agradecimiento por
preservar la salud y la fertilidad.

Sea en uno u otro sentido, lo cierto es que la festividad religiosa llegó al


país y con el paso de los siglos se convirtió en una de las tradiciones más arraigas
en el imaginario popular, que le incorpora para hacer más vistosa y alegre los
elementos culturales, propios de cada región del país que se repite año tras año
para propiciar buenas cosechas.
Naiguatá es un pueblo con muchísimas tradiciones, tiene fiestas durante
todo el año pero las más significativas ocurren de febrero a Junio, en este caso
nos enfocaremos en el Velorio de la Cruz de Mayo.

Según algunos textos referenciales, fue un 3 de mayo del año 324 cuando
la cruz de manera donde murió Jesús, hijo de Dios fue encontrada por la madre
del emperador romano Constantino, Helena de Constantinopia. Es a partir de esta
fecha que devotos, promeseros y aquellos que acuden a la sanación, veneran a la
Cruz como símbolo sagrado.

Nuestros antepasados de las etnias venezolanas celebraban esta fecha


pero en vez de adorar La Cruz, adoraban un árbol, no usaban calendario, se
regían por medio de la luna y las estrellas, así se guiaban para realizar sus rituales
o siembras. Por eso, al ver que en el cielo salía un conjunto de estrellas llamadas
constelación del sur, para ellos era el día de realizar su ritual al tronco para la
fertilidad de sus tierras.

De generación en generación, las abuelas, madres e hijas se reúnen para


vestirla, hacer los recuerdos que serán entregados en su celebración y la comida
en algunos casos. La manifestación de la Cruz de Mayo es de arraigo popular
dado que es en el seno de las comunidades y no de la Iglesia, que se da toda esta
actividad, desde sus preparativos hasta el día de su celebración, a pesar que está
enmarcado en lo religioso.

El Velorio de la Cruz de Mayo es una de las manifestaciones culturales con


mayor arraigo en Vargas, pues data desde antes de la colonia, cuando los
indígenas se reunían para agradecer a los dioses los favores concedidos.
Nuestros antepasados al llegar el mes de mayo adornaban la Santa Cruz
con las primeras flores del año, como ofrenda para obtener buenos frutos. En
Venezuela, se continúa este ritual de vestir a la cruz como vínculo con la tierra y
las lluvias. Pero con el paso del tiempo la celebración se convirtió en sinónimo de
fiesta. Incluso hay quienes lo llaman “bailorio” en lugar de velorio debido a que se
baila en su honor.

Desde el 1ero de Mayo se inician los preparativos para lucir altares en los
preparativos para lucir altares en las comunidades. La Cruz es adornada con
flores artificiales, naturales, telas multicolores o cualquier otro material que deseen
y en el centro la llama ardiente. Se ha convertido en una tradición no exponer la
Cruz mientras la están adornando, porque es a partir del tres de mayo cuando la
dejan ver, para que el pueblo rinda honores.

La evolución de la costumbre ha llevado a considerarla una forma de pedir


protección durante el resto del año. En Vargas el velorio se vive de una manera
muy particular con las fulías (estilo musical típico de la costa venezolana) donde
en consonancia con tambores puyaos, cruzaos, prima, cuatro y maracas, cantan
temas populares de la región uniendo las culturas indígenas, españolas y
africanas.

En el Velorio también hay elementos de nuestras tradiciones


gastronómicas. Por esta razón durante la celebración se sirve carato de maíz,
hervido de gallina, de res o cruzado, acompañado de verduras, hallaquitas de
chicarrón y postres conformados por pelotas o tembladores, gofios, buñuelos,
tejas, cazabes, naiboas y otros.

En el altar se colocan las ofrendas florales, frutas frescas y aguardiente.

La cruz se adorna con cintas y papeles de variados colores, no simboliza el


sufrimiento del martirio de Jesús. Al contrario invita a los devotos a la
comunicación, a la reunión, al canto y a la música y el salón donde es colocada se
transforma en espacio para elevar peticiones y plegarias en el mes de las flores,
de la Virgen y del inicio de las lluvias, propiciadoras de la fertilidad de la tierra.
Conclusión

El símbolo de la cruz cristiana coincide con algunas de las creencias


indígenas en las cuales ésta es el “madero sagrado” que representa el árbol de la
vida, de las flores y de las frutas. Por ello, dentro de los rituales que realizan en
honor a la cruz, se manifiesta agradecimiento y se hacen peticiones relativas a la
necesidad de lluvia para los campos; se rinde homenaje a la naturaliza y se da la
bienvenida a la que se espera sea una época de buenas cosechas.

Los creyentes manifiestan alegría ante la cruz, como una manera simbólica
de desclavarle al Cristo el dolor de su crucifixión. Los velorios se han convertido
en oportunidades para el encuentro entre familiares y amigos y en formas de
ratificación de las identidades regionales de origen.

“Lo que antes era promesa, hoy en día es devoción”


Anexos

Vista de Naiguatá
Durante los versos en la fulía le piden, le agradecen y le rezan.

Fulía

Visten la Cruz
Rezo de Santo Rosario

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