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NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN

INTRODUCCIÓN
Nuestra tradición espiritual proclama que el Carmelo es todo mariano y ve en María el ideal de vida
consagrada y contemplativa. María es para nosotras un espejo donde podemos contemplar a la Iglesia
Santa en toda su perfección. La presencia de María ha de impulsarnos ante todo a practicar sus virtudes
y a reflejar en el mundo su imagen: tipo perfecto de la Iglesia.
Nuestra consagración al Señor es también al servicio de María. Signo de ésta pertenencia a la Virgen y
símbolo de su protección maternal es el escapulario del Carmen que llevaremos siempre con devoción y
gratitud.
Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estos días, prepararnos para conocerte más y amarte mejor y
así celebrar tu Fiesta, teniéndote como madre y modelo de discípula, para ser mujeres consagradas que
en todo lo que viven hacen presente a Jesús. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo,
te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de
Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en
Cristo, nuestro bien.
Nos acompaña en nuestro camino de reflexión, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, que nos invita a
redescubrir nuestra específica vocación femenina, en estos tiempos difíciles en los que muchos quieren
negar que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, quieren desdibujar el ser femenino, quitando lo
propio de nosotras que es cuidar la vida, dar amor, ser disponibles para atender nuestros hermanos estar
al servicio de los más vulnerables.
Por eso, queremos que brillen en nosotras aquellas virtudes que posee en grado excelso nuestra Madre,
para que todas las mujeres alcancemos el lugar y vivamos la misión que el Padre nos encomienda.
ORACIÓN PARA CADA DÍA

¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! Vos sos la criatura más noble, la más sublime,
la más pura, más bella y más santa de todas.
¡Oh si todos te conocieran, Señora y Madre mía, si todos te amaran como Vos merecés!
Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de tu
bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios te ama a Vos sola más que a todos los hombres y
ángeles juntos. Reina mía, también te amo, pero te amo poco en comparación de lo que Vos merecés;
quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me lo haz de alcanzar, ya que amarte a
Vos y llevar tu Santo Escapulario es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no
concede sino a los que eficazmente se quiere salvar.
Vos, que todo lo alcanzas de Dios, concédeme esta gracia: que mi corazón arda en tu amor, conforme al
afecto que Vos me mostrás; que te ame como verdadera hija, ya que Vos me amas con el amor más
tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra, no me separe de Vos
después en la eternidad. Amén

Día 1: MUJER QUE BUSCA Y ACOGE A DIOS

REFLEXIÓN
“Todas nosotras hemos caminado en las últimas
semanas el camino de la cruz con nuestro
Salvador, todas nosotras exultamos ahora en
nuestro corazón por el aleluya pascual. Y dentro
de una semana debemos volver al servicio a la
cotidianidad. Pero el efecto de la Pasión y de la
Pascua no deben ser una pasajera disposición
festiva, que se disipe en la vida cotidiana, sino
una fuerza de Dios en nosotros, que llevamos
con nosotros en nuestra vida profesional, en la
que trabajamos”. Nos invita Edith a llevar la fuerza y vitalidad que nos da el encuentro con Cristo y
Cristo resucitado a todas nuestras ocupaciones. Continua planteándonos ¿Cuál es la gran enfermedad de
nuestra época? En la gran masa existe un desgarro interior, una carencia total de convicciones seguras,
de fundamentos sólidos, un dejarse llevar sin rumbo, una embriaguez en placeres cada vez más nuevos y
refinados”. Problemas muy similares a los que nos toca enfrentar hoy en día, y ante ello, nos invita y
compromete: “El remedio contra esta enfermedad son seres humanos, cimentados en fundamentos de
eternidad, en sus intuiciones y en su actuación independiente de las opiniones de moda, y vicios de
moda. Tal ser humano es una columna en la que se pueden anclar muchos. Si las mujeres son personas
enteras, y si ayudan a otros a que lo sean, crean las células sanas, vigorosas por medio de las cuales se
distribuye a todo el pueblo sanas energías de vida… Mujeres según el modelo de la Madre de la
Misericordia, que está presente para todos los que están fatigados y agobiados”.
SILENCIO ORANTE

Escuchamos la Palabra de Dios

María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de
nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo
en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible
para Dios." Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel,
dejándola, se fue.

Oramos con “La Fe de María” https://www.youtube.com/watch?v=RBQJeG84nbo

Que hubiese pasado


Si ella hubiese dicho que no, o ignorado
O dilatado, el anuncio de tu ángel de amor.
En cambio creyó, en tu palabra
Y se hizo tu esclava, en un acto perfecto y de fe
Y hoy, quiero ser como ella
Y amarte aunque duelan, las espinas y el camino de la cruz.

Dame la fe señor, la fe de María


Para decirte sí, un sí sin medidas
Dame la fe señor, la fe de María
Para renunciar a mí y entregarte mi vida mi vida.

Aunque traspasaron con una espada su corazón


Y su alma lloró, el dolor de tus heridas
A los pies del madero se quedó
Y hoy ella es, nuestra reina y señora
Y tú nos incorporas a tu eterna familia de amor
Y yo en tu amor quiero permanecer Postrado a tus pies
Es lo único que un día Llevaré.

Dame la fe señor, la fe de María


Para decirte sí, un sí sin medidas
Dame la fe señor, la fe de María
Para renunciar a mí y entregarte mi vida.

Pidamos al Señor nos regale siempre la posibilidad de iluminar las realidades que nos tocan vivir con la
luz que brota de la Palabra de Dios, el ejemplo de Jesús y de María.

- Oración para cada día


Dia 2: “MISIÓN DE LA MUJER”

REFLEXIÓN
El alma de la mujer debe ser amplia y abierta a todo lo humano, debe
ser sosegada, de modo que ninguna débil llamita pueda ser apagada por
la tempestad; debe ser cálida, a fin de que las tiernas semillas no se
congelen; debe ser luminosa para que las esquinas y pliegues oscuros
no hagan su nido los parásitos; recogida dentro de sí, de forma que las
irrupciones del exterior no amenacen la vida del interior, vacía de sí
misma a fin de que toda su personalidad se encuentre en actitud de
servicio a toda llamada. Esta es una imagen ideal del alma femenina.
Para esto estaba plasmada el alma de la primera mujer y así podemos
nosotros imaginar el alma de la Madre de Dios. En todas las demás
mujeres hay desde la caída un germen de tal desarrollo, pero necesita
un especial cuidado y un mimo particular para no quedar sofocado
entre la mala hierba crecida abundantemente.
Generosa debe ser el alma de la mujer, nada humano debe quedar para ella ajeno y claramente posee la
capacidad al respecto: su interés principal se dirige por término medio a seres humanos y a relaciones
humanas. A veces el interés es por sólo curiosidad, a veces una codicia formal para irrumpir en el
terreno ajeno. Si se atiende a este impulso no se gana nada bueno para el alma propia ni ajena. Sólo
servirá si sale fuera para buscar y llevar a casa: es el tesoro escondido que reposa en toda alma humana y
que puede enriquecer no sólo la propia, sino a otras que le abren sus almas, y la carga que manifiesta u
oculta, está puesta en cada alma humana. Pero sólo buscará de este modo quien se sitúe ante el alma
humana con santo respeto, sabiendo que las almas son reino de Dios y que sólo cabe acercarse a ellas si
se es enviado a ellas. Más quien es enviado encontrará lo que busca; y quien así es buscado se dejará
encontrar y poner a salvo. Entonces el alma no queda quieta, sino que lleva a casa su conquista y sus
espacios deben dilatarse para poder abarcar lo que ella lleva a casa.
SILENCIO ORANTE
Escuchamos la Palabra de Dios
Éx 3, 5 “Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que
estás pisando es una tierra santa».”
Preguntas para la reflexión
 ¿Con qué actitud me acerco a las personas, buscando ante todo el acercarla al querer de
Dios para ella?
 ¿Me preocupo por trabajar y crecer en las actitudes fundamentales del alma femenina?
 Me propongo actitudes prácticas para contrarrestar el daño que el pecado original causa
en mi ser femenino.

- Oración para cada día


Día 3: “EL SILENCIO FECUNDO DE MARÍA”

REFLEXIÓN
Silenciosa debe ser el alma, pues la vida que ha de proteger es
tímida y sólo habla suavemente; si ella misma hace ruido no
podrá escucharla, y pronto estaría totalmente enmudecida y se
le retiraría. ¿Puede decirse que el alma femenina por su
naturaleza esté preparada también para esto? En principio
parece todo lo contrario. Muchas almas femeninas son ricas y
vivas en movimiento; el movimiento conlleva ya mucho ruido
y además le induce a comunicarlo. Y sin embargo tiene que
haber capacidad para ello, si no se hubiera podido aprender
tan profundamente como lo muestran bastantes mujeres:
aquellas mujeres para las que se recurre para encontrar paz, y
que tienen oídos para las vocecitas más tiernas y tenues. Esto
se logra si el alma está vacía de sí y recogida en sí.
Ciertamente, cuando el propio ego está muy distante,
entonces hay naturalmente espacio y silencio de forma que los
otros pueden encontrar lugar y hacerse perceptibles. Esto no
lo podemos lograr solos, sino que es Dios quien debe hacerlo.
Lo que es claro es que lo que la mujer debe ser según su
misión originaria sólo puede llegarlo a ser, si a la
configuración natural que actúa desde el interior se añade la
configuración mediante la gracia. Por eso el núcleo de toda formación femenina deberá ser la formación
religiosa.
SILENCIO ORANTE

Escuchamos la Palabra de Dios


1 Re 19, 10- 13: Entró Elias en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor.
El Señor le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?». El respondió: «Me consumo de celo por el Señor, el Dios
de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus
profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida». El Señor le dijo: «Sal y
quédate de pie en la montaña, delante del Señor». Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento
huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no
estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.
Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se
oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie
a la entrada de la gruta.
 ¿Valoramos y buscamos el silencio, la discreción, lo simple y sencillo como lo hizo María a lo
largo de toda su vida?
 ¿Cómo nos predisponemos para el encuentro con el Señor en lo cotidiano?
 ¿Somos mujeres que saben hacer silencio para poder escuchar el clamor de nuestros hermanos,
de nuestro pueblo? Mujeres que saben esperar y acompañar en silencio el dolor, el gozo de
quienes comparten su vida y misión con nosotras?

Oramos con “Mirarte a Ti” https://www.youtube.com/watch?v=paBNh0q8ZmA


Mirarte a ti es sentir
A Dios muy cerca de mi,
Mirarte a ti es volar.
Mirarte a ti es soñar
Que puedo volar sobre el mar,
Mirarte a ti es encontrar la paz.

Mirarte a ti es perder la razón


Y enloquecerse con tanto amor
Al ver en tus ojos a tu hijo, Cristo Jesús.

María, dame un poco de tu serenidad,


Un poco de tu paciencia, un poco de tu fidelidad.
María, enciende mi fuego, enciéndeme con tu luz,
Yo quiero arder por Cristo con el fervor que tienes tú.

Mirarte a ti es tener
El alma dispuesta a creer,
Mirarte a ti es orar.
Mirarte a ti es cantar
Que amo a Dios sin dudar,
Mirarte a ti es no tener final.

Mirarte a ti es vencer el temor


Y entregarse en un “si” de amor
Al ver tus ojos la calma de un cielo azul.

María, dame un poco de tu serenidad...

Me alcance tu corazón,
Inmaculado y puro en amor,
Me llene de tu ternura,
Eterna dulzura, madre de Dios.
María, dame un poco de tu serenidad..

-Oración para cada día


Día 4: “MARÍA, MADRE Y COMPAÑERA DE CAMINO”

REFLEXIÓN
Sólo a quien el acalorado apasionamiento de la disputa
–feminismo- le ha cegado los ojos puede negar el
hecho evidente de que el cuerpo y el alma de la mujer
están hechos para una finalidad especial. La actitud de
la mujer se dirige a lo personal vital, y a la totalidad.
Cuidar, custodiar y tutelar, nutrir y hacer crecer: he ahí
su deseo natural puramente maternal. Lo vivo personal
a la que atiende su solicitud, es un todo concreto que
quiere ser tutelado y desarrollado, no una parte a costa
de una o de otras: no el espíritu a costa del cuerpo o la
inversa, y tampoco una facultad del alma a costa de las
otras. A esta disposición materna se une la de compañera. Compartir la vida de otro ser humano y
participar en todo lo que afecta, constituye su don y su felicidad. Es capaz de penetrar empática y
reflexivamente en ámbitos que a ella de suyo le quedan lejos y de los que jamás se hubiera preocupado
si no hubiese puesto en juego al respecto un interés personal. Este don está estrechamente vinculado con
la predisposición materna. Por el pecado original, la actitud personal aparece en una forma creciente
malsana. Por una parte esa tendencia de ocuparse y ocupar a los demás desmesuradamente con la propia
persona, y también la vanidad, deseo de alabanza y reconocimiento, desenfrenada necesidad de
comunicarse. Por otra parte el excesivo interés por los demás: curiosidad, intromisión indiscreta en la
vida íntima de otras personas.
La imagen de la especificidad femenina la encontramos debidamente desarrollada, de esposa y madre,
tal como debe ser en la Inmaculada. Todo lo que ella hace, no es como asunto suyo, sino como esclava
del Señor, cumple aquello para lo que ha sido llamada por Dios. Por eso no considera al hijo como
propiedad suya: lo ha recibido de Dios, en las manos de Dios vuelve a ponerlo cuando lo entrega en el
templo, cuando lo acompaña a la muerte en cruz.
SILENCIO ORANTE
Escuchamos la Palabra de Dios
Jn 19, 25- 27: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de
Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le
dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel
momento, el discípulo la recibió en su casa.

Como María queremos cuidar la vida de cada persona, especialmente de los más vulnerables: los niños
por nacer, los enfermos, los hermanos en situación de calle, los excluidos y marginados. Queremos
cuidar y acompañar a todas las personas que se acercan a nosotras, con la delicadeza y la libertad que
María nos cuida y acompaña, proteger pero no absorber o acaparar. Danos Señor un corazón de madre,
de mujer según el corazón de la Madre de tu Hijo.
Oramos escuchando y cantando. “Dios te salve María”
https://www.youtube.com/watch?v=Sok1ND4yaIA
Dios te salve, María, sagrada María,
señora de nuestro camino,
llena eres de gracia, llamada entre todas
a ser la Madre de Dios.
El Señor es contigo y tú eres la sierva
dispuesta a cumplir su Misión
y bendita tú eres, dichosa te llaman
a ti, la elegida de Dios
y bendito es el fruto que crece en tu vientre,
el Mesías del pueblo de Dios,
al que tanto esperamos que nazca
y que sea nuestro Rey.

María, he mirado hacia el cielo,


pensando entre nubes tu rostro encontrar,
al fin te encontré en un establo,
entregando la vida a Jesús salvador.
María, he querido sentirte
entre tantos milagros que cuentan de ti,
al fin te encontré en mi camino,
en la misma vereda que yo,
tenías tu cuerpo cansado,
un niño en los brazos
durmiendo en tu paz,
María, mujer que regalas la vida sin fin.

Tú eres Santa María, eres Nuestra Señora


porque haces tan nuestro al Señor,
eres Madre de Dios, eres mi tierna Madre
y Madre de la humanidad,
te pedimos que ruegues por todos nosotros
heridos por tanto pecar,
desde hoy, hasta el día final
de este peregrinar.

María, he buscado tu imagen serena


vestida entre mantos de luz,
y al fin te encontré dolorosa
llorando de pena a los pies de una cruz.
- Oración para cada día
Día 5: “MARÍA, MUJER QUE CUIDA LA VIDA”

REFLEXIÓN
La imagen de la Madre de Dios nos muestra la actitud anímica
básica correspondiente a la vocación natural de la mujer: entrega
desinteresada y una presencia desapercibida cuando no se necesita
de ella. ¿Cómo puede lograr esto la mujer, si en la naturaleza
dañada existen instintos tan fuertes que se oponen a ello y llevan
por otros caminos? Un buen remedio es el trabajo llevado con
esmero. Dicho trabajo exige de suyo una limitación del interés
exagerado en lo que es personal, y no sólo elimina la
superficialidad en el ámbito laboral propio, sino que despierta una
repulsión general a todo lo superficial, conlleva la subordinación a
normas objetivas y resulta por ello un ejercicio de obediencia. Es
necesario, que no le induzca al abandono de la actitud personal
buena y pura ni a la especialización unilateral. Cuán lejos llega este
remedio natural lo muestran la madurez y armonía de muchas
mujeres que alcanzan una elevada formación espiritual, o que por
la necesidad de la vida se vieron obligadas a una actividad
profesional severa.
SILENCIO ORANTE

Escuchamos la Palabra de Dios


Lc 2, 16-19: “Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al
verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban
de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su
corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto,
tal como se les había dicho”
María cuida de Jesús, lo atiende en todas sus necesidades, después como buena discípula se dedica a
contemplarlo, a ver lo que Dios obra en las personas a partir de su presencia. Se entrega
desinteresadamente, al cuidado y al trabajo que la vida le propone cada día.

Nos preguntamos ¿vivimos la misión de cada día desde la humildad de María? O ¿buscamos el
protagonismo que nos coloca en el centro de todo lo que vivimos? ¿nos preocupamos por crecer en
discreción y disponibilidad desinterasada?

- Oración para cada día.


Día 6: “MARÍA, MUJER CONSAGRADA A DIOS”

REFLEXIÓN
“El motivo, principio, y fin de la vida religiosa está en la
entrega amorosa a Dios sin límite alguno, y en el olvido
de sí mismo para que la vida de Dios esté presente dentro
de sí mismo. Cuanto más plenamente se realiza esto,
tanto más rica y divina vida llena el alma. Pero la vida
divina es amor sobreabundante, que no sintiendo
necesidad, se regala libremente, un amor inclinado
misericordiosamente a toda realidad menesterosa, amor
que sana lo enfermo y vuelve a la vida lo muerto, amor
que protege y cuida, que alimenta, enseña y educa, amor
que con los tristes se entristece y con los alegres se
alegra, un amor que se muestra servicial a todos, a fin de
que llegue a ser aquello para lo que el Padre le ha creado,
en una palabra amor del corazón divino. Entregarse
amando así, llegar a ser totalmente propiedad de otro y
poseer totalmente a ese otro, todo eso constituye el deseo
más profundo del corazón femenino. Sólo Dios puede
aceptar en su totalidad la entrega de un ser humano, y
aceptarla de tal manera que el ser humano no pierda su
alma, sino que la gane. Y sólo Dios puede regalarse a sí
mismo a un ser humano de tal modo que llene todo su
ser, sin perder nada de sí. Por ello es la donación absoluta
de sí, el principio de la vida religiosa, y a la vez el único
posible cumplimiento adecuado del anhelo femenino”.
La vida religiosa encierra en sí todas las posibilidades para la mujer que busca, que anhela lo que colme
su corazón. Ella misma aclara que no es que todas las mujeres deban ser religiosas para ser felices, sino
que cada una desde su propio lugar y vocación deberá entregarse confiadamente a Dios. La diferencia es
que la religiosa lo hace en exclusividad, por ello no hay, o no habría riesgo de no alcanzar su objetivo.

SILENCIO ORANTE

Escuchamos la Palabra de Dios


Mc 8, 34-37: “Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera
venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera
salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le
servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su
vida?”
Oramos con “Quien pierde su vida la encuentra” https://www.youtube.com/watch?v=-
6B2DRSL0EU&feature=youtu.be

Quien pierde su vida por mí


La encontrará, la encontrará, la encontrará.

Quien deja a su padre por mí,


Su madre por mí,
Me encontrará, me encontrará.

No tengas miedo, no tengas miedo,


Yo estoy aquí, yo estoy aquí.

Quien deja su tierra por mí,


Sus bienes por mí, sus hijos por mí,
Me encontrará.

No tengas miedo,
Yo conozco a quienes elegí,
A quienes elegí.

Quien pierde su vida por mí


La encontrará, la encontrará, la encontrará.

- Oración para cada día


Día 7: “MARÍA, MUJER EUCARÍSTICA”

REFLEXIÓN:
Sólo por la fuerza de la gracia puede la naturaleza ser liberada de sus
impurezas, restablecida en la pureza, y dispuesta para la aceptación de
la vida divina. Una vida de MUJER que haya de tener como forma
interior al amor divino, deberá ser una vida eucarística. Olvidarse de sí
mismo, liberarse de todos los deseos y aspiraciones propios, obtener
un corazón para todas las penurias y necesidades ajenas, eso sólo
puede darse en la relación diaria y confiada en el Salvador en el
tabernáculo. Quién visita al Dios eucarístico y con él se aconseja en
todos sus asuntos, quien se deja purificar por la fuerza divina que
surge del sacrificio del altar y se ofrece al Señor con ese mismo
sacrificio, quien en la comunión recibe al Salvador en lo más íntimo
de su alma, ése se verá sin excepción cada vez más profunda y fuertemente atraído en la corriente de la
vida divina, crecerá en el cuerpo místico de Cristo y su corazón será configurado según el modelo del
corazón divino… Cuando llenos de confianza hemos depositado toda la penuria de la vida terrenal en el
corazón divino, entonces dicha penuria se verá asumida en ese corazón y nuestra alma será libre para
participar en la vida divina: nosotros caminamos al lado del Redentor el camino que él ha recorrido en
este mundo durante su vida terrenal, y que todavía recorre con su permanencia mística, con los ojos de la
fe hasta penetramos en los misterios profundos de su vida oculta en el seno de la divinidad. El impulso a
vivir en manos de Dios nos es dado por Dios mismo en la liturgia de la Iglesia. Por eso la vida
verdaderamente católica de una mujer será a la vez una vida litúrgica. A quien se une a la plegaria de la
Iglesia en Espíritu y Verdad, toda su vida debe configurársele según esta vida de oración.
Los religiosos viviremos en fidelidad a lo que prometimos, si somos conscientes que en cada Eucaristía
estamos participando en el sacrificio de Jesús en la Cruz, llevando allí toda nuestra vida, la realidad en
que estamos inmersos, la vida del mundo herido, confundido; si creemos firmemente que sólo el Señor
es capaz de redimir y transformar desde dentro aún las realidades más complejas, por dolorosas o
pecaminosas que sean. Cuando sabemos que unidos a Él, y por Él, - y por nuestra humilde colaboración:
intercesión, ofrecimiento- también llega la salvación que Jesús obró en la cruz, de la que nos hace
partícipes, nos sentimos invitados a vivir eucarísticamente. Sin dudas no hay misión más propia para la
vida religiosa, que responder a esta invitación, sabiendo que, “vivir eucarísticamente (…) es dejar que
las verdades eucarísticas actúen eficazmente”, y nos conformen así para ser su instrumento de
redención.

¿Cómo actúan las verdades eucarísticas en mi vida? ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en mi vida
consagrada? ¿En qué dimensiones necesito crecer más: relación personal con Jesús en la Eucaristía
o la dimensión de ofrenda con el redentor, para que la gracia eucarística llegue a todos nuestros
hermanos?

Escuchamos: Milagro de Amor https://www.youtube.com/watch?v=UaD_R0Fk5Mo


- Oración para cada día.
Día 8: “MARÍA, VIRGEN Y MADRE”

REFLEXIÓN
Una verdadera vocación de la mujer es aquella en la que el
alma femenina expresa su ser, y que puede ser configurada a
través del alma femenina. El constitutivo formal íntimo del
alma femenina es el amor, tal y como brota del corazón
divino. El alma femenina gana este principio formal a través
de la más estrecha unión al corazón divino en una vida
eucarística y litúrgica. “Tu corazón tiene que estar libre de
todo deseo terreno: Jesús el crucificado, sea el único objeto de
tus anhelos, de tus deseos de tus pensamientos”, decía Edith a
sus hermanas.
La castidad consagrada queda asociada directamente a la
fecundidad de la vida y la maternidad espiritual, su modelo
por excelencia es María la virgen Madre. El mismo Cristo lo
señala como camino valioso, al elegir una madre virgen,
eligiendo para él esa vida y proponiendo la virginidad por el
Reino.
Insiste en sus escritos antropológicos que el ser femenino se
realiza en el amor que se entrega totalmente. Amor que sana,
protege, da vida, cuida, educa, es servicial, con resonancias de
lo que Pablo dice en la Primera Carta a los Corintios. Edith hablando de la configuración femenina de la
vocación religiosa, dice, que en la entrega amorosa que une totalmente a los dos seres, se cumple “el
deseo más profundo del corazón femenino. En el amor servicial que perfecciona -porque lleva a las
personas hacia Dios-, reconoce Edith una imagen de la divinidad:
“Así podemos ver en el Espíritu de Dios, derramado sobre todas las criaturas, el prototipo del ser
femenino. Encuentra su imagen más completa en la Virgen purísima, esposa de Dios y madre de todos
los seres humanos; y después de ella están las vírgenes consagradas al Señor que llevan el título
honorífico de sponsa christi y son llamadas a cooperar con él en la obra redentora”.
En el amor total de la mujer buscando el bien de las personas, identifica Edith al Espíritu de Dios y su
obra, enalteciendo de sobremanera así la vocación femenina, especialmente de la consagrada, en la obra
de redención.

SILENCIO ORANTE
Escuchamos la Palabra de Dios

1 Co 13, 1-8: “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor,
soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y
conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar
montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los
pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es
paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza,
no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la
injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. El amor no pasará jamás”.

Confronto en silencio mi forma de amar a Dios y los hermanos, dejándome interpelar por Jesús y María
que gastaron su vida amando hasta el extremo.

- Oración para cada día.


Día 9: “CRISTO NUESTRO ÚNICO AMOR”

REFLEXIÓN
Pureza y castidad son entendidas y vividas
como apertura a la vida y donación en el
amor, “poner el amor de Cristo por encima
de todo (…) en la profundidad del corazón y
en la praxis de la vida eso significa estar
desasido respecto de todas las criaturas, de
la falsa vinculación a sí mismo y a otros, y
eso es el sentido más íntimo y espiritual de
la pureza”, la mujer casta debe hacer
presente el amor servicial -esencial en la
maternidad-, a todas las personas con las
que comparte su vida, simplemente por
amor a Cristo.
Para el voto de castidad, -como para los
otros dos - el fin es la caridad, liberar el
corazón de todo vínculo, apego, necesidad
para “sujetarlo a la cruz por encima de toda
agitación y liberar su corazón para la unión
con el Crucificado. Un sacrificio tal no se
lleva a cabo de una sola vez”. La virginidad
como unión con Cristo en perpetua
comunidad de vida, debe ser perceptible
sobre todo en el amor a Cristo, que ha de
llenar toda acción de la verdadera sponsa
Christi y ser activo de forma especialmente
natural en el trato con los discípulos; en la
alegría radiante y connatural que comporta una vida con Cristo y para Cristo y en la natural
disponibilidad de servicio, en la paz interior que no puede ser estorbada por ninguna contigencia
exterior; en la plenitud de la divina verdad, que vive en la palabra de la Escritura y en la doctrina de la
fe”.
La castidad consagrada tiene una dimensión misionera- redentora muy importante, dado que el “amor de
Dios los empuja a penetrar en la noche más profunda. Y ninguna alegría maternal se puede comparar
con la felicidad del alma capaz de encender la luz de la gracia en la noche del pecado”. Castidad, misión
y santidad se entremezclan en la auténtica vida religiosa.
Para Edith Stein la profesión religiosa vivida como holocausto, es una exigencia implícita en toda vida
religiosa, que no puede reservarse nada para sí. Vida que se debe gastar, quemar, derramar en unión con
el crucificado para que a todos llegue la obra redentora del Señor, oblación total del sacrificado, por eso
es verdadero holocausto. La religiosa participa de esta obra en la medida o proporción que abrace la cruz
de Cristo y sea capaz de cargar con el dolor, el sufrimiento propio y de sus hermanos.
Hoy el Salvador nos mira y nos pregunta a cada una de nosotras: ¿Quieres permanecer fiel al
crucificado? ¡Piénsalo bien! El mundo está en llamas, el combate entre Cristo y el Anticristo ha
estallado abiertamente. Si te decides por Cristo te puede costar la vida.
La pregunta del crucificado se dirige a cada uno de nosotros que hemos sellado la alianza de amor con el
Señor y quienes queremos hacer de nuestra vida una escuela de seguimiento de Cristo. En cada lucha, en
cada situación de injusticia y dolor que atraviesa nuestro mundo, nuestros hermanos, nuestra Iglesia, el
Señor nos sigue interrogando, para saber si queremos permanecer unidos a Él. Ante esto hay distintos
riesgos. Podemos no estar atentos a su voz, no estar ocupados en sus asuntos, como si lo estuvo Edith y
cada santo que en fidelidad permanecieron y vivieron su vocación en radicalidad y entrega. El otro gran
riesgo es que aún escuchando su voz, elijamos buscar las respuestas o soluciones, por nuestros propios
medios, creyendo en nuevos mesianismos y quitando los ojos de la cruz del Redentor, único lugar de
donde brota la salvación.
Volvemos a mirar al crucificado y la escuchamos a Santa Teresa Benedicta de la Cruz y con ella
contestamos:
“Los ojos del crucificado te están mirando, interrogándote y poniéndote a prueba. ¿Quieres sellar de
nuevo y con toda seriedad la alianza con el crucificado? ¿Cuál será tu respuesta? Señor, ¿a quién
iremos? Tú sólo tienes palabras de vida eterna”.

SILENCIO ORANTE

Pedimos al Señor por intercesión de María, que este camino que hemos transitado en preparación a
la Fiesta de Nuestra Madre, Reina y Hermosura del Carmelo, nos ayude a vivir en radicalidad el
seguimiento de Cristo, nuestro bien. Que podamos como María, centrar nuestra vida, nuestros
intereses, nuestros deseos en ser “memoria viviente del modo de ser y existir de Jesús”, que como ella
tengamos siempre los ojos fijos en El, y que gastemos toda nuestra vida en “obsequio de Jesús”.
- Oración para cada día

Cantamos Flor del Carmelo

Carmelitas Misioneras
Viceprovincia “San Juan de la Cruz”
ARGENTINA

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