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FACULTAD de PSICOLOGÍA de la UNIVERSIDAD de la REPÚBLICA

CURSO: INTRODUCCIÓN a las TÉCNICAS PSICOTERAPEUTICAS


5° Ciclo
DOCENTE: Psic. LUIS GONÇALVEZ
FECHA: 3 de ABRIL del 2003

Resumen:

o Clínica bioenergética: principales corrientes.


o Surgimiento, orígenes, diferencias con el psicoanálisis.
o Principales conceptos: pulsación, identidad funcional, coraza caracterial,
coraza somática, disposición segmentada de la coraza muscular, déficit de
acorazamiento, estasis energética, ecosistemas energéticos, más allá de la
transferencia: la resonancia, etc.
o Principales axiomas clínicos: trabajos con respiración, tensión muscular,
vibración, enraizamiento, centramiento, contacto, ritmo interno, etc.
o Técnicas: análisis del carácter, vegetoterapia, lectura corporal, arqueología del
cuerpo, EMDR, etc.
o DIDE: diagnóstico inicial, diferencial y estructural.
o Setting, objetivos terapéuticos de intervención, metodología.

Bibliografía recomendada:

o “Análisis del Carácter” (Ed. Paidós): Dr. Wilhelm Reich.


o “La función del orgasmo” (Ed. Paidós): Dr. Wilhelm Reich.
o “El lenguaje del Cuerpo” (Ed. Herder): Dr. Alexander Lowen.
o “Bioenergética” (Ed. Diana): Dr. Alexander Lowen.
o “El gozo” (Ed. Errepar): Dr. Alexander Lowen.
o “Arqueología del Cuerpo” (Ed. TEAB): Psic. Luis Gonçalvez.
o www.orgonizando.psc.br (en portugués).
o Cd-rom: “O saber em movimento.Tecendo a rede das psicoterapias
corporais” (en portugués y en inglés).

Hoy vamos a trabajar aproximadamente una hora y media sobre el tema Clínica
Bioenergética, siguiendo con el módulo de psicoterapia individual. Vamos a enfocar la
Clínica Bioenergética básicamente desde lo que han sido los trabajos y aportes de Wilhelm
Reich (alemán, creador de la Vegetoterapia Caracteroanalítica) y de Alexander Lowen
(norteamericano, creador del Análisis Bioenergético).
La clínica bioenergética en la actualidad engloba distintas corrientes neo y post
reichianas, y entre sus principales profesionales podríamos nombrar a David Boadella
(inglés, creador de la Biosíntesis), John Pierrakos (griego, creador de Core Energetics),
Gerda Boyesen (noruega, creadora de la Biodinámica) y Stanley Keleman
(estadounidense, creador de la Psicología Formativa). La clínica bioenergética está muy
difundida en Europa, en los EEUU y en parte de América Latina, sobre todo en Brasil y en
México, en donde las instituciones bioenergéticas y reichianas son muy fuertes. En el

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Uruguay la Clínica Bioenergética la hemos desarrollado con el nombre de Análisis
Bioenergético Reichiano, y la organización científica en la que estamos nucleados los
psicólogos especializados en Análisis Bioenergético y en Análisis Reichiano es el TEAB
-Taller de Estudios y Análisis Bioenergético-. Mi formación en psicoterapia corporal,
comienza en los años 80 en Argentina, Brasil, México y aquí en Uruguay,
especializándome en Análisis Bioenergético, en Análisis Reichiano (Vegetoterapia
Caracteroanalítica) y en EMDR -Eye Movement Desensitization and Reprocessing- (quizás
la técnica psicocorporal más eficaz para el abordaje de los trastornos por estrés
postraumático, de los trastornos de ansiedad y de las fobias).

Surgimiento, orígenes:

Haciendo un poco de historia: en 1924 Wilhelm Reich (1897-1957), médico


psiquiatra y psicoanalista, fue nombrado director del Seminario de Técnica Psicoanalítica,
que era el instituto de formación de los jóvenes psicoanalistas en Viena.
En 1927 escribe Die funktion des orgasmus, “La función del orgasmo”, en donde
expone una de las piedras angulares de la teoría reichiana: todo bloqueo de la función
orgástica impide el desarrollo natural y la auto-regulación del organismo.
En sus intensas investigaciones sobre el sistema neurovegetativo Reich descubre
que la “fórmula del orgasmo”
TENSIÓN CARGA DESCARGA RELAJACIÓN
era una de las principales formas naturales de auto-regulación del organismo,
fundamentalmente de los desarreglos producidos a partir de situaciones estresantes y
traumáticas entre el sistema nervioso autónomo simpático y el parasimpático.
En esa investigación Reich comienza a criticar el origen endógeno de las neurosis,
haciendo hincapié en la influencia social en la patogénesis de toda enfermedad mental.
En ese mismo año publica el ensayo “El Análisis Caracterial”, que diera origen a la
primera obra de técnica psicoanalítica propiamente dicha “Análisis del Carácter” (1933).
En este texto Reich reivindica el rol activo del terapeuta, a fin de intervenir directamente en
el proceso terapéutico. Introduce en esos momentos, en la teoría psicoanalítica, la necesidad
de analizar el carácter a través de sus diversas manifestaciones psíquicas y corporales, de lo
que se desprenden la noción de coraza caracterial y coraza muscular que veremos a
continuación.

Diferencias con el psicoanálisis:

Veíamos que un momento clave es la labor de Wilhelm Reich en el Seminario de


Técnica Psicoanalítica de Viena.
¿Qué es lo que diferencia la actividad clínica de Reich a la de los psicoanalistas más
ortodoxos?
En su extensa actividad clínica que desarrollaba en Viena y Berlín, Reich comienza
a observar que los disturbios de los pacientes tenían algunos patrones psicocorporales
comunes.
En esos momentos el análisis que desarrollaban la generalidad de los psicoanalistas,
quedaba centrado en el plano verbal. En dicho Seminario, Reich comienza a pesquisar que
había determinados momentos dentro del proceso psicoterapéutico, donde la técnica no
lograba atravesar las resistencias de los pacientes y sus transferencias negativas.

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Es decir, aun cuando los materiales inconcientes reprimidos fueran puestos en
evidencia e interpretados con brío, aun cuando las experiencias traumáticas del paciente
fueran desentrañadas y bien percibidas, aun cuando los síntomas neuróticos fueran
claramente explicitados y bien resueltos, y que los pacientes fueran corteses, “dóciles”,
estuvieran disciplinadamente aplicados a la regla primordial y fueran altamente
cooperadores con la alianza terapéutica, los análisis no avanzaban.

Coraza caracterial, identidad funcional, coraza somática, respiración:

La hipótesis que entonces comienza a desarrollar Reich es que la barrera conque el


trabajo analítico chocaba estaba estructurada en el cuerpo de los pacientes y en su propia
manera de ser (su carácter).
Es decir, que las defensas más sutiles y más eficaces contra el análisis se
encontraban en la propia personalidad de los pacientes, en sus rasgos de carácter, y en su
organización corporal. Y esta barrera, estructurada en el cuerpo de los pacientes, Reich las
comienza a analizar como resistencias caracteriales, como trazos o rasgos de carácter (la
coraza caracterial) con un funcionamiento idéntico a nivel somático (la coraza muscular).
Reich va a definir la coraza muscular como la suma total de las actividades
musculares que la persona desarrolla como defensa frente a la irrupción de afectos y
sensaciones vegetativas, y su represión desde el mundo exterior.
Esta coraza muscular era funcionalmente idéntica, funciona idénticamente a la
coraza caracterial. La coraza caracterial, Reich la define como la suma total de actitudes
caracteriales que la persona desarrolla como defensa contra la irrupción de afectos y
sensaciones y las limitaciones que le impone el mundo exterior, cuyo resultado es la falta
de contacto, la insensibilidad, y la rigidez de carácter.
¿Qué quiere decir que la coraza caracterial es funcionalmente idéntica a la coraza
muscular?.
Para Reich la suma de experiencias pasadas de un sujeto subsisten, se acumulan, y
se van depositando en lo que llama capas estratificadas del cuerpo y sus equivalentes
funcionales a nivel psicológico: los trazos caracteriales.
Es en esos momentos que Reich comienza a investigar clínicamente cómo a
determinado tipo de carácter le corresponde un determinado tipo de organización corporal,
y viceversa.
La primera conclusión clínica que llega Reich es, como decía, que la coraza
caracterial es funcionalmente idéntica a la coraza muscular. Reich llega a esta conclusión al
ver que la totalidad de sus pacientes tenían un patrón de respiración alterado.
Es decir que los pacientes para sentir menos (angustia, miedo, bronca, placer, etc.)
respiraban menos. La respiración limitada reduce la posibilidad de movimiento y el
movimiento determina nuestros sentimientos.

Vegetoterapia:

Por lo tanto Reich comienza a introducir una técnica que él denomina Vegetoterapia
que consistía simplemente en pedirle al paciente que respirara profundamente y se dejara
abandonar a su impulso interior; que siguiera su impulso y su ritmo interno, a partir de una
respiración profunda.

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En este dispositivo la regla máxima ahora no era sólo que el paciente verbalizara lo
primero que se le viniera a la cabeza, que se entregara libremente a la asociación de ideas,
sino que además siguiera el impulso interior a partir de una respiración más profunda. Al
profundizar la respiración se alteraba el patrón de respiración inhibida y esto posibilitaba la
emergencia de afectos inhibidos y el desbloqueo de recuerdos reprimidos.

El inconciente está grabado en el cuerpo:

La segunda comprobación clínica que llega Reich es que al disminuir una tensión
muscular (por medio de movimientos neuro-musculares, por medio de toques y presiones
controladas que comienza a introducir en el dispositivo técnico) se posibilita la emergencia
de afectos bloqueados y viceversa, al posibilitar una abreacción emocional se está
disminuyendo la coraza muscular.
La gran contribución de Reich es retomar lo que Freud había dejado de lado, el
cuerpo de los pacientes, específicamente.
Cuando comienza a trabajar desde el Psicoanálisis, desde la técnica de análisis del
carácter, Reich vio que más allá de la palabra, o mejor dicho, junto a ella, el cuerpo
guardaba la sensación descrita verbalmente, y que era una dimensión que podía ser incluida
también en el trabajo psicoterapéutico. Observar el cuerpo, percibir el lenguaje corporal ...
seguramente ustedes ya se van haciendo una idea de cómo cambia el dispositivo
psicoanalítico al tener el terapeuta una intervención más activa, al pedirle al paciente que
respire profundamente, al intentar disminuir una tensión muscular crónica ...
Al observar estas tensiones musculares Reich percibió clínicamente que las mismas
se establecían en forma de anillos.

Resistencia y carácter (historia congelada):

Como les decía anteriormente, Reich llega a estos conceptos no a partir de


consideraciones teóricas sino básicamente como un problema práctico de la técnica
analítica.
Reich comienza a ver que las principales resistencias que se encuentran en el
proceso terapéutico estaban en el carácter de los pacientes.
El carácter representaba la dimensión del comportamiento habitual, el patrón típico
de comportamiento, el modo de ser peculiar, de responder que estaba establecido,
congelado, estructurado en el cuerpo de los pacientes.
En este sentido el carácter no era otra cosa que historia congelada.
¿Qué quiere decir historia congelada?
Que la estructura del paciente, la estructura caracterial, condensa la suma de
experiencias pasadas, que subsisten, se acumulan, se depositan en capas estratificadas del
cuerpo, en capas estratificadas de la coraza.

Arqueología del cuerpo:

Esta estratificación del acorazamiento, como lo desarrollo en “Arqueología del


cuerpo” es comparable con las estratificaciones arqueológicas y geológicas.
Es decir, la historia congelada del carácter es historia solidificada en el cuerpo. Para
la arqueología del cuerpo, como metodología bioenergética y social, las experiencias

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infantiles, los conflictos y traumas más importantes, las frustraciones, las represiones y las
cargas forman depósitos, dejan huellas corporales precisas, se fijan al organismo.
La originalidad del planteo de Reich, sin apartarse de los lineamientos del análisis
de la transferencia y de la producción inconsciente formulados originariamente por Freud,
fue tratar de darle un lugar topológico al inconciente. Que Reich ¿dónde lo encuentra? En
los músculos. Reich define la coraza fundamentalmente como coraza muscular. Con esto lo
que les quiero decir es que el inconciente está en los músculos.

Pongamos un ejemplo bien simple. Ustedes pueden ver que cuando un niño llora,
generalmente es reprimido por hacerlo. El miedo a ser castigado por llorar lo lleva a
reprimir la sensación del llanto, y para ello comienza a activar su estructura defensiva.
Endurece las mandíbulas, cierra la garganta, aprieta fuertemente los labios, etc. Finalmente
la emoción que contenía dicho llanto queda presa en una estructura muscular hipertónica. Si
la amenaza de castigo por llorar es permanente, la actitud defensiva se hace crónica y así ,
sin pensarlo, un buen día el niño no debe realizar ningún esfuerzo por parar el llanto, pues
este ya no tiende a salir más. Ha quedado definitivamente enterrado. En lugar del impulso,
el niño adquiere un grado de insensibilidad en la zona. Esa contracción que aumenta su
posibilidad de sufrir menos a corto plazo, a largo plazo está disminuyendo su capacidad de
vida.
Con este ejemplo probablemente puedan empatizar mucho más los hombres que las
mujeres, en la medida de que hay una represión cultural mucho mayor hacia el llanto del
niño que al de la niña (“los hombres no lloran”, “los varones tienen que ser valientes”). El
llanto para las mujeres muchas veces es la trampa de su propio carácter, es decir pueden
llorar pero solamente como expresión de debilidad o de sumisión. Por el contrario la trampa
del carácter para los hombres es ir construyendo distintos rasgos de insensibilidad, de
invulnerabilidad, de inaccesibilidad, etc. Cuando erámos bebés no había una distinción
entre el niño o la niña a la hora de llorar, porque en ese momento las lágrimas eran el
“lenguaje del amor”. Las lágrimas eran una de las primeras comunicaciones del bebé para
que la persona que cumpliera la función materna eliminara su malestar. Luego las tensiones
musculares crónicas (los procesos de acorazamiento) comienzan a ahogar y aprisionar el
espíritu de la niñez, por la necesidad de controlar la expresión de las emociones intensas. El
llanto es una poderosa expresión de sentimientos, por eso hay distintas formas de llorar.
Llorar es uno de los principales actos humanos que tenemos para compartir. El llanto en un
adulto no cambia el mundo exterior pero alivia una tensión interior. Lowen atribuye la
mayor longevidad de la mujer a su blandura (coraza más flexible) y cree que un hombre
que puede llorar puede vivir más, ya que el llanto protege al corazón. Lloramos porque
estamos tristes (por ejemplo, por una pérdida), lloramos de alegría (por ejemplo, porque
recuperamos algo que habíamos perdido), lloramos de miedo, de bronca, etc. En muchas
ocasiones el primer paso del proceso terapéutico consiste en percibir y expresar la tristeza a
través del llanto. Llorar es aceptar la realidad presente y pasada. Al llorar sentimos nuestra
tristeza y nos damos cuenta de lo heridos que estamos, de cuánto hemos sido heridos.

Función y origen de la coraza:

Etiológicamente el origen de la coraza lo podemos encontrar en la frustración de las


necesidades básicas y primarias del organismo. Esta frustración la encontramos muchas
veces antes del nacimiento, en lo que en la clínica bioenergética llamamos el primer

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ecosistema (el útero), por ejemplo en un útero “frío”, poco pulsante, con un déficit en la
carga bioenergética (oxigenación), que puede haber sufrido agresiones varias (un intento de
aborto frustrado, por ejemplo). Si la frustración es continua causa una retracción del campo
energético, desencadenando como emoción primaria una reacción de miedo. En términos
energéticos encontramos una contracción en la periferia del organismo, una alteración de la
pulsación en función de una sobrestimulación del sistema simpático para defender al
organismo de la situación desconfortable originada por la no satisfacción de las
necesidades.

¿Cuál les parece que va a ser la función de la coraza, entonces?


La coraza es básicamente una defensa. Es una defensa al mismo tiempo contra y
entre el mundo exterior y las pulsiones internas. Una de las tareas del terapeuta
bioenergético es cómo hacer pasar esa función defensiva y controladora en el paciente, a
una función coordinadora y expresiva.
Desde el punto de vista somático la coraza es una armadura biológico-energética. Es
una defensa contra los peligros del mundo externo y del mundo interno. Se construye
biológicamente para equilibrar un sistema energético desequilibrado. Ya que cuando falla la
autoregulación bioenergética la tendencia del organismo es la de fabricar medios para
equilibrar la falta o eliminar el exceso de energía, formando corazas que van a inhibir la
pulsación plena y la vibración del cuerpo.

Acorazamiento y déficit de acorazamiento:

Es necesario aclarar, por lo tanto, que el acorazamiento es un mecanismo necesario


a nuestra sobrevivencia, está presente en todos nosotros. En las estructuras neuróticas la
coraza pasa a funcionar permanentemente, aun cuando no existe una necesidad real de
protección. En estos casos el trabajo clínico es básicamente de flexibilización de la coraza,
de desacorazamiento.
Pero también tenemos que formar coraza en aquellas estructuras que no
consiguieron, por su historia, desarrollar un mecanismo protector de manera eficiente
(básicamente en las estructuras psicóticas y borderlines que pueden tener superficialmente
una cobertura caracterial neurótica y debajo de ésta un núcleo psicótico disociativo o
depresivo, respectivamente). Estas dos últimas son las estructuras predominantes en la
clínica actual. En estos casos hablamos de déficit de acorazamiento, es decir, aquellas
estructuras energéticas psicocorporales deficitarias (psicosis) o mal distribuidas (border), en
donde encontramos debilidad en la identidad biológica y caracterial del yo, una cobertura
caracterial neurótica (falsa coraza) pero que esconde núcleos psicóticos (generalmente
disociativos y/o depresivos).
Esquemáticamente podríamos decir que la coraza puede ser móvil (flexible y leve),
crónica o biopática. La coraza móvil es aquella que no impide nuestros movimientos
básicos en lo que Reich llama de esencia en nuestras vidas adultas: el amor, el trabajo y el
conocimiento. Es la coraza, a la vez flexible y leve, que sirve de protección biológica y
energética para las amenazas y peligros externos. La coraza crónica es la expresión
mecánica y estereotipada de la defensa narcisista (no sentir, por ejemplo angustia),
enraizada en la estructura psíquica (caracterial) y en la estructura somática (rigidez). La
coraza biopática (déficit de acorazamiento, peste emocional) se genera a partir de
situaciones de violencia, odio y destructividad, producidas por factores externos como las

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crisis económicas, los represiones políticas, los desórdenes familiares, las fragmentaciones
sociales, etc. La coraza crónica tiene una función defensiva. Es una especie de cascarón, es
una especie de corset, que inmoviliza zonas específicas de nuestro cuerpo, no cualquier
zona, sino zonas específicas de nuestro cuerpo. Estas zonas bloqueadas, tensionadas
crónicamente, retienen importantes acumulaciones libidinales, que Reich llama estasis
energética. Es decir: estancamientos, contenciones, bloqueos de la energía libidinal,
sexual, en el organismo que van a ser la fuente de energía de las patologías o biopatías
(como Reich define a los trastornos de pulsación1). La coraza reduce la pulsación en todos
los aspectos de la existencia: en la respiración, en la expresividad, en el movimiento, en la
sexualidad. La persona fuertemente acorazada teme a la expansión, y el placer le provoca
ansiedad. Una persona sin coraza vive en el terror.

Disposición segmentada de la coraza:

Reich descubre clínicamente que la coraza tiene una disposición segmentada. La


forma de la coraza va a ser de anillos de retención perpendiculares al eje longitudinal del
cuerpo (ver figura 2). Los bloqueos están organizados por medio de anillos o segmentos,
que van a estar funcionalmente determinados.
Estos anillos o segmentos de la coraza van a comprender todos los músculos, todos
los órganos, todos los tejidos, los cuales mantienen una relación funcional entre ellos, capaz
de hacer participar los movimientos expresivos emocionales (expresión de tristeza, de
placer, de miedo, de bronca, etc).
Estos segmentos van a estar unidos los unos con los otros como un sistema unitario,
es decir que el desbloqueo de un segmento conlleva la movilización de los segmentos
colindantes.

Coraza y desarrollo evolutivo:

¿Cómo se da el proceso de acorazamiento?.


Esta pregunta nos permite pensar dinámicamente la función de esa coraza, cuándo
se establece, cómo se cronifica y cómo puede ser trabajada terapéuticamente.
El acorazamiento se da siguiendo una lógica céfalo caudal, de la cabeza hacia los
pies. Los segmentos de la coraza van a ser bandas de tensión que envuelven al cuerpo en
sentido horizontal, limitando el movimiento, la expresión emocional y la pulsación
energética, que sigue el eje pendular de la cabeza a los pies, fundamentalmente.

¿Cómo opera el acorazamiento en la práctica?


Reich describe siete segmentos:
1. ocular,

1
Un concepto clave en la obra reichiana es el de pulsación, el fenómeno energético que se expresa a través de
los movimientos de contracción y expansión (ver figura 1). La libre pulsación energética entre estos dos
polos se expresa en todos los aspectos de la vida. La función sexual, en particular, tiene un papel básico como
mecanismo regulador de la pulsación y de la economía libidinal del organismo. Como metodología el Análisis
Bioenergético Reichiano se propone que el paciente no sólo recuerde, sino que también experimente con
afecto los recuerdos conflictivos hasta entonces bloqueados, liberando así la emoción allí fijada (energía
ligada). El aumento progresivo de la energía libre posibilita el restablecimiento de la pulsación y, por lo
tanto, de la salud física y emocional.

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2. oral,
3. cervical,
4. torácico,
5. diafragmático,
6. abdominal y
7. pélvico.

Cada segmento está correlacionado a un tiempo histórico, y a una situación


psicodinámica básica:
1. Segmento ocular: percepción, contacto, interpretación; núcleos disociativos,
afecciones de la piel, alergias, estructuras psicóticas.
2. Segmento oral: oralidad, impulsos orales (morder, chupar); núcleos
depresivos, trastornos del humor, voracidad, trastornos de la alimentación,
estructuras border-line.
3. Segmento cervical: entrega, control, sonorización, narcisismo primario;
trastornos narcisistas.
4. Segmento torácico: identidad biológica, auto-afirmación, ambivalencia;
rigidez, trastornos cardíacos.
5. Segmento diafragmático: respiración, regulación del metabolismo
energético; masoquismo, trastornos de ansiedad.
6. Segmento abdominal: visceralidad, psicoperistastilmo; trastornos
psicosomáticos viscerales.
7. Segmento pélvico: genitalidad, enraizamiento; trastornos de la sexualidad,
histeria, fálico-narcisismo.

Lo primero que acoraza una persona frente a situaciones de estrés es el segmento


ocular que comprende los telereceptores (ojos, oído, nariz), el cerebro y la piel en general.
El segmento ocular es lo primero que contrae un recién nacido porque es el segmento más
cargado, y es donde se alojan los traumas producidos durante la vida intrauterina, durante el
parto y en el correr de los primeros días de vida.
El acorazamiento del segmento ocular puede manifestarse a un nivel superficial,
afectando los ojos, los oídos, el sistema olfativo y la musculatura del cráneo, o a nivel más
profundo afectando al propio cerebro. La emoción básica contenida en este segmento, la
emoción más profunda, desde la arqueología del cuerpo, es el miedo.
Todo trastorno disociativo, de la percepción y del contacto tendrá su
etiopatogénesis en un bloqueo primario en el segmento ocular. Es el segmento clave de
acorazamiento en las estructuras psicóticas. Y es el acorazamiento que genera las biopatías
de los ojos (miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia, estrabismo, etc.), de la piel, de
la atención, etc2.
El segundo acorazamiento pregenital de importancia es el del segmento oral, que se
da también en los primeros meses de vida y está relacionado fundamentalemte al período de
amamantamiento. Incluye la boca, los labios, la lengua, los órganos de fonación, la base

2
Para una ampliación del trabajo con este segmento recomiendo la lectura de los ensayos “Actings y
organizadores del segmento ocular” y “La mirada en la clínica de la multiplicidad (I y II)”, que son fichas
de la especialización de Análisis Bioenergético Reichiano del TEAB.

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occipital, y como les decía está vinculado a la fase oral. Se tensiona y estructura en los dos
primeros años de vida.
Todo núcleo depresivo tiene un correlato histórico con el segmento oral. Es un
segmento en donde quedan sensorialmente registradas las primeras improntas vegetativas
de frustración o de gratificación. En este anillo es donde tenemos que indagar (somática y
caracterialmente) la inhibición o la exacerbación de los dos impulsos orales básicos, el
impulso de chupar y el impulso de morder, que pueden dar origen al surgimiento de
sentimientos orales ambivalentes, por ejemplo: demandas afectivas de dependencia, rabias
reactivas y trastornos del humor.

El tercer acorazamiento, el segmento cervical, va a estar ligado a las problemáticas


narcisísticas, a la entrega y al control. Tiene su origen en la etapa anal. Es la principal sede
de las defensas narcisísticas que disminuyen la sensibilidad en el organismo acorazado. Es
un segmento clave en lo que hace a la represión de la rabia y del llanto, al sofocamiento y al
bloqueo de la expresión sonora de las emociones, ya que es un puente entre la boca y el
tórax. Está muy asociado a las auto-prohibiciones y al auto-control, constituyéndose en el
primer censor (el primer “superyo corporal”). En este segmento está alojado además el
instinto de auto-conservación.
Es un segmento que trabajamos con mucha intensidad en pacientes que sufren de
PTSD (trastorno por estrés postraumático), ya que es donde encontramos
arqueológicamente las principales vivencias, recuerdos, sensaciones y emociones
asociadas al miedo al castigo.

El segmento torácico (cuarto anillo) es un segmento fundamental ya que se


localizan órganos vitales como el corazón y los pulmones. Desde el punto de vista
estructural va a estar relacionado con la identidad biológica de la persona ya que es el
segmento donde se encuenta alojado el timo, nuestra glándula encargada de todo el sistema
inmunológico defensivo. Desde el punto de vista caracterial va a estar relacionado con los
trazos de ambivalencia, en donde vamos a encontrar emociones claves en lo que hace al
amor/odio, a la alegría/tristeza, a las posibilidades de unión/separación, de
discriminación/indiscriminación. De este segmento forman parte también los brazos y las
manos, por lo tanto va a estar relacionado a la represión de la agresividad y los impulsos de
hacer contacto (anhelo, reach out). Debido a la estrecha relación entre los sentimientos y
las funciones cardíacas y respiratorias, el segmento torácico es considerado el centro de
nuestra afectividad, de la estructuración del yo corporal siendo además la zona central de la
coraza. Generalmente el desbloqueo de este segmento va acompañado de un mayor deseo
de vivir
En el plano biofísico el bloqueo de este segmento produce alteraciones en la
respiración, como la inspiración crónica de los cardíacos o la retracción pectoral de los
asmáticos. Es un segmento muy cargado en nuestros días y provoca la muerte de muchas
personas, por el exceso de contracción, por la inspiración crónica, como tentativas
somáticas de contener y/o bloquear la expresión emocional. Por ello es un anillo que
trabajamos mucho en la prevención de enfermedades cardio-vasculares (principal causa de
muerte en nuestro país).

El segmento diafragmático (quinto segmento) está conectado a todos los


segmentos, es nuestra bomba de energía y el que regula la función emocional y energética

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de la respiración. Desde el punto de vista bioenergético es el núcleo vital más importante, el
canalizador de la pulsación vital y de la circulación energética. El bloqueo diafragmático
está en la etiopatogénesis de todos los trastornos de ansiedad. Un diafragma contraído
disminuye el funcionamiento parasimpático y por lo tanto disminuye las posibilidades de
placer en el organismo. Es un bloqueo que aparece mucho en los trastornos caracteriales
masoquistas.
En el trabajo de arqueología del cuerpo de esta zona encontramos dos tipos de
bloqueos. El más profundo está relacionado al miedo primitivo de origen neonatal (bloqueo
primitivo), asociado a hostilidades reactivas, angustias de fragmentación y miedo a la
pérdida y al abandono. Este bloqueo debe ser trabajado con mucha prudencia, cuidado y
suavidad ya que generalmente está acoplado al bloqueo de los segmentos pre-genitales,
esencialmente el del segmento ocular. El segundo bloqueo que encontramos está ligado al
miedo al castigo y a la angustia de castración, asociado históricamente a la hostilidad
dirigida a las figuras represoras de la sexualidad. El origen de este bloqueo lo encontramos
en el período edípico (3 a 5 años), reestructurándose nuevamente en la adolescencia.

El sexto anillo, el segmento abdominal (coraza visceral) se inicia


aproximadamente tres dedos por encima del ombligo y termina cuatro dedos por debajo de
éste, incluyendo los músculos abdominales, lumbares y el intestino. Es un segmento clave
en el psicoperistaltismo: la capacidad de los intestinos de digerir el estrés y la tensión
nerviosa. Al trabajar arqueológicamente con este anillo encontramos:
-miedos neonatales, es un segmento ligado a sentimientos muy primitivos en donde guarda
memorias celulares ligadas al período intrauterino, y
-miedo a las sensaciones pélvicas, ya que como puente entre el diafragma y el anillo
pélvico funciona como reductor de las sensaciones pélvico-genitales.
Podemos encontrar la musculatura abdominal hipertónica o flácida; la barriga puede
estar insensible o hipersensible, distendida o contraída. Es un segmento que encontramos
muy bloqueado, por ejemplo, en la anorgasmia femenina y sirve de reservorio para la
negatividad (emociones reprimidas) en las personas con estructura genoide.

El segmento pélvico incluye la pelvis y las piernas y está relacionado al grado de


enraizamiento (asentamiento, arraigo, seguridad, equilibrio, contacto con el suelo -como
equivalente del principio de realidad-), a la identidad sexual, a las funciones genitales
sexuales (potencia/impotencia orgástica) y a la posibilidad/imposibilidad de efectuación de
la genitalidad (la realización placentera en el amor, en el trabajo y en el conocimiento). Es
un segmento que comienza a acorazarse generalmente en el momento edípico, en la
represión de la masturbación y de los juegos sexuales infantiles, y que termina de
estructurarse en la adolescencia en función de la represión sexual que se vive social,
familiar y culturalmente en este período. Todos los trastornos de la sexualidad adulta
(eyaculación precoz, eyaculación retardada, priapismo, disfunciones eréctiles en el hombre,
vaginismo, anorgasmia parcial, dispareunia en la mujer, etc.) están relacionados a este
anillo.
En el trabajo de la arqueología del cuerpo es frecuente encontrar en este segmento
fuertes tensiones musculares crónicas que afectan a la pelvis y a los miembros inferiores
(pies y piernas). Los principales contenidos emocionales están relacionados a angustia y
miedo de castración, sado-masoquismo anal y fálico, ansiedad de caída, ansiedad pre-

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orgástica, angustia genital (intolerancia a las sensaciones de excitación en los genitales),
siendo el bloqueo de la rabia y la inhibición del placer de una intensidad proporcional.
La descarga orgástica (capacidad de entrega a los sentimientos sexuales -tiernos y
agresivos-) está bloqueada en grados variables en este anillo, esta condición (en la
terminología reichiana la llamamos de impotencia orgástica) genera una estasis
bioenergética crónica (estasis libidinal), que se constituye en la base de todos los procesos
neuróticos y biopáticos.

Músculos: memoria emocional

Entonces ¿qué son los músculos para el terapeuta bioenergético? Son memoria
emocional. La coraza muscular es memoria emocional. (En la actualidad este concepto
reichiano de coraza muscular se ha ampliado a los de coraza somática que incluye además
discriminadamente la coraza tisular, la coraza cerebral y la coraza visceral).
Como vimos cada segmento va a estar relacionado a una función particular
(percepción y contacto, oralidad, narcisismo primario, identidad biológica,
psicoperistaltismo, genitalidad, etc.) y a un preciso significado psicológico (disociación,
depresión, narcisismo secundario, ansiedad, masoquismo, trastornos psicosomáticos
viscerales, impotencia orgástica, etc).
Uniendo estos conceptos podemos afirmar que: los músculos son memoria
emocional ya que retienen el impacto emocional de las situaciones traumáticas, y según el
momento histórico del impacto emocional, el mismo se fijará en el segmento cuya
funcionalidad prevalezca.

Pongamos como ejemplo el amamatamiento para entender qué pasa en el segmento


ocular con una de sus funciones claves: la mirada.
Uds. saben por Psicología Evolutiva que R. Spitz en “El primer año de vida del
niño” nos va a hablar de tres organizadores psíquicos:
1) el establecimiento de la respuesta sonriente;
2) la “angustia del octavo mes”;
3) el dominio del “no” en gesto y palabra.
Desde el punto de vista bioenergético los principales organizadores del psiquismo
en relación al segmento ocular van a ser:
1) la acción de mirar un punto fijo;
2) la acción de la acomodación y de la convergencia ocular;
3) la acción de la lateralización de los ojos;
4) la acción de la rotación de los ojos.
Estos cuatro organizadores van a utilizarse como instrumentos terapéuticos para la
recuperación del funcionalismo ocular. Para lo cual le vamos a proponer al paciente,
siguiendo la metodología del Análisis Bioenergético Reichiano, la realización de cuatro
acciones analógicas a las funciones de los organizadores oculares anteriormente descritos.
¿Qué es lo que se comprueba clínicamente en el amamantamiento en relación al
segmento ocular? Que el bebé cuando es amamantado mira alternativamente el pezón y el
rostro de la madre (acomodación y convergencia). Esta acción de focalizar la mirada en un
punto (el pezón) y converger hacia otro (el rostro de la madre) es decisiva en la
estructuración del psiquismo y en la adquisición de la funcionalidad del segmento ocular,

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en el período de amamantamiento. Desde el punto de vista dinámico consiste en la
exploración focalizada del objeto en el proceso de diferenciación del objeto parcial al
objeto parcial. O sea, en esta exploración focalizada de la formación de la convergencia se
gesta la posibilidad de pasar del objeto parcial al objeto total, del no-yo al yo, de lo finito al
infinito. Este movimiento que realiza el bebé cuando mama, de mirar el pezón y el rostro de
la madre alternativamente, junto a la acción de chupar, le calma la ansiedad, le ayuda a
concretizar el sueño. Y por otro lado, funciona como segundo organizador, al participar
activamente en la coordinación de los músculos oculares, permitiendo y desarrollando
además la función de la discriminación (tan importante para Uds. como futuros
psicólogos). Un bebé que es amamantado por una mamá que está mirando la televisión, sin
contacto íntimo, y que no establece un contacto ocular significativo con el niño, va a
dificultar esta función organizadora de la acomodación y de la convergencia.

El trabajo con el cuerpo:

Ya podemos adentrarnos un poco más en cómo trabajamos en la Clínica


Bioenergética. A diferencia de otras corrientes psicoterapéuticas trabajamos efectivamente
con el cuerpo de nuestros pacientes. Para Alexander Lowen el Análisis Bioenergético es la
manera de comprender a la persona y sus problemas emocionales en términos de la
dinámica energética de su cuerpo. Para Lowen el cuerpo nunca miente ya que contiene
grabada la historia de la persona.

¿Cómo podemos reparar una función muscular, psicodinámica, bioenergética que


quedó bloqueada?
En el trabajo clínico le sugerimos a los pacientes la realización de determinados
movimientos expresivos, neuromusculares. No son cualquier movimiento, sino que son
movimientos ligados a funciones organizativas, a la funcionalidad del segmento. Estos
movimientos son los que nos van a proporcionar la posibilidad de recuperar las emociones
bloqueadas o inhibidas en la coraza y propiciar la irrupción de recuerdos asociados.
En el Análisis Bioenergético Reichiano usamos determinadas técnicas
bioenergéticas (que les llamamos actings neuromusculares, o movimientos expresivo-
emocionales) que nos permiten trabajar con el cuerpo del paciente, segmento por segmento,
respetando su ritmo biológico y su dinámica histórica y natural evolutiva. En la medida en
que los movimientos propuestos siguen la dirección céfalo-caudal (ocular-pélvica) nos
permiten no violentar la dinámica natural evolutiva, además de poder recuperar y
reconstruir, en un marco terapéutico, la historia del paciente. Este proceso de
desacorazamiento Reich lo llamaba unfolding process, es decir aquel proceso de
desacorazamiento capa por capa, desde las capas más superficiales de la interacción social
hasta las capas más profundas del funcionamiento biopsíquico.

¿Acorazar o desacorazar?

Las técnicas pueden tener dos direcciones: una desbloquear la coraza (descargar los
segmentos), y otra cargar los segmentos que tienen un déficit de acorazamiento.
Los técnicas que aplicamos si bien tienen un orden riguroso (no rígido), se
introducen diferencialmente en función de cada estructura de carácter, y según las
particularidades históricas de cada persona. Asimismo se van introduciendo a partir de la

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comprensión del momento, y de la situación emocional y social, en que el paciente está en
el proceso terapéutico.
Es decir que, para la realización de cada técnica, tomamos en cuenta el significado
psicológico de la misma, dándole al paciente un tiempo personal (ritmo interno/ritmo
biológico) para ser vivenciado de acuerdo con sus límites (biofísicos y emocionales), su
momento terapéutico y su contexto e intertexto (vínculos, límites sociales, etc.).

Objetivo clínico, metodología:

¿Cuál es el objetivo de las técnicas?


Las técnicas reichianas se realizan con el objetivo terapéutico de recuperación de la
funcionalidad de cada segmento de la coraza muscular y con el objetivo terapéutico de
desbloquear la circulación energética corporal.
Metodológicamente las vamos aplicando en la dirección céfalo caudal (de la cabeza
a los pies), siguiendo los anillos musculares indicados en los siete niveles de la coraza
definida por Wilhelm Reich.
Como les decía anteriormente las técnicas reichianas son acciones analógicas, son
movimientos neuro-musculares, energético-emocionales, sugeridos por el terapeuta al
paciente, con la finalidad de la recuperación funcional y fisiológica de los segmentos de la
coraza muscular y el desbloqueo de los mismos.
Por ejemplo y siguiendo con el acting de acomodación y convergencia, le
proponemos al paciente en posición de decúbito supina (acostado boca arriba y con las
rodillas flexionadas) que mire alternativamente un punto (en el techo, o el rostro del
terapeuta, o la estimulación de los ojos con una pequeña linterna de bolsillo) y luego que
mire la punta de su nariz, durante un período que dura entre 15 y 20 minutos.
De esta manera a través de la repetición de movimientos simples pero puntuales, se
permite el despertar, desde la memoria emocional alojada en los músculos, de
acontecimientos antiguos y emociones ancladas profundamente.
Es decir, durante la realización de los movimientos neuromusculares el paciente
puede recibir informaciones tanto a nivel somático (sensaciones, movimientos
involuntarios), a nivel emocional (abreacciones) y a nivel mental (imágenes, pensamientos,
recuerdos).
El análisis de estas informaciones permite, con la ayuda del terapeuta, la integración
y la unificación de los diversos niveles de la experiencia. Y al trabajar dinámicamente en un
nivel somato-psíquico-emocional simultáneo se impide el restablecimiento de la situación
traumática original.
En el ejemplo anterior, el rostro del terapeuta representa transferencialmente al
rostro de la madre y la punta de la nariz del paciente representa simbólicamente el pezón de
la mamá. Es decir que, por medio de estos movimientos neurovegetativos, estamos
propiciando una investigación metodológica que permite conseguir la maduración de las
funciones.

Diagnóstico:

Entonces, primera decisión: acorazar o desacorazar. Esta es la primera decisión que


toma un terapeuta bioenergético. Si me permiten la expresión, sacamos lo que sobró, o
generamos los soportes necesarios para que la persona pueda nutrirse de lo que le falta.

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Para ello trabajamos con una modalidad de diagnóstico que, en la escuela europea
de terapia reichiana, le llaman D.I.D.E. (Diagnóstico Inicial, Diferencial y Estructural). Esta
modalidad de diagnóstico, como su nombre lo indica, nos permite diagnosticar inicial y
diferencialmente la estructura del paciente (psicótica, borderline o neurótica), permitiendo
planificar las primeras hipótesis de trabajo estratégicas, y desarrollar un proyecto
terapéutico que será breve y focal (3 a 12 meses aproximadamente) o de análisis (150 a
350 sesiones aproximadamente). Nos interesa diagnosticar la estructura desde el inicio del
análisis, ya que nos permite situarnos, sistemática y funcionalmente, ante la persona que
nos solicita ayuda. Este diagnóstico estructural lo combinaremos dinámicamente con la
organización energética, expresivo-emocional, somática y sintomática que integraremos al
DIDE en el correr de las entrevistas y sesiones.
Para el diagnóstico estructural y dinámico, utilizamos como referentes:
-Los motivos de consulta, motivos desencadenantes, sintomatología.
-La predisposición constitucional (los antecedentes biológicos y familiares directos).
-El metabolismo bioenergético (mayor o menor capacidad de pulsación del organismo).
-Las relaciones objetales (tipos de vínculos).
-Los principales mecanismos defensivos (represión, proyección, escisión, racionalización,
etc.).
-El tipo de transferencia y de resistencia predominantes (positiva, negativa, defensiva,
creativa, orgánica, erótica, rizomática, lateral, etc.).
-Tipos de contratransferencia desarrollados. Niveles de resonancia y empatía alcanzados en
los primeros encuentros.
-Relevamiento de psicoterapias anteriores: principales problemáticas trabajadas, posible
derivación, tipo de terapia y terapeuta, grado de implicación con el proceso, etc.
-Evaluación actual: laboral, familiar, afectiva, sexual, social.
-Enfermedades, hospitalizaciones, otras terapéuticas, existencia de tratamientos químicos.
-Familia: padres, abuelos, hermanos (orden de nacimientos, edades, géneros). Principales
rasgos caracteriales (fundamentalmente de padre y madre). Antecedentes biopáticos.
-Evaluación afectivo sexual: miedos básicos. Traumas. Fijaciones libidinales. Relaciones
objetales. Forma de vivir la sexualidad. Nivel de implicancia afectiva. Potencia sexual,
posibles disfunciones sexuales.
-Particularidades oníricas.
-Así como también otros aspectos dinámicos como su motivación para iniciar terapia
bioenergética en este momento, su capacidad de realizar insights, cuál es el espacio humano
que habita, qué elección ha hecho dentro de las posibilidades que le fueron ofrecidas, sus
tendencias a la repetición, etc.

Separo intencionalmente dos herramientas propias de la clínica bioenergética que


utilizamos para el DIDE y para el trabajo psicoterapéutico, que son:
-El Análisis del carácter: metodología técnica para el análisis y la disminución de los
aspectos defensivos del carácter. Consiste en la búsqueda e identificación de los principales
rasgos de carácter del paciente (esquizoide, oral, narcisista, psicopático, masoquista,
pasivo-femenio, obsesivo-compulsivo, fálico-narcisista, histérico, etc.), focalizando
posteriormente en el hilo rojo caracterial para una posterior desidentificación de éste. Es un
recurso para percibir la forma del comportamiento habitual del analizando,
concientizándolo de los aspectos defensivos que más le causan sufrimiento.

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-La Lectura corporal a través del análisis de la anatomía emocional, de la gramática
expresiva y del masaje diagnóstico: es una evaluación somática y energética de la
organización psicocorporal actual que permite analizar cómo la historia del paciente se
inscribió en su cuerpo. A partir de esta tecnología óptica y sensorial discriminamos
bloqueos (primitivos, principales y secundarios), tensiones musculares (actuales y
crónicas), el funcionamiento neurovegetativo del sistema simpático y parasimpático
(simpaticotonía o parasimpaticotonía crónicas o reactivas), la funcionalidad y
disfuncionalidad en los siete segmentos de la coraza muscular, la conexión entre los
mismos, así como el tono muscular (hipotono o hipertono), los niveles energéticos
(subcarga, sobrecarga), los emplazamientos de la energía, los sistemas de defensa
energética, la contextura física, la circulación corporal, la capacidad perceptiva
(subfocalizada o sobrefocalizada) y el grado de enraizamiento (subenraizado o
sobrenraizado).

A partir del DIDE realizamos un proyecto terapéutico estratétigo que se basa en una
modalidad de intervención metodológica pero flexible a las necesidades del paciente. Uno
de los principales aspectos metodológicos a definir es si trabajamos estratégicamente con la
resistencia (desbloqueo) o trabajamos con impulsos (contención). Si hay predominancia de
resistencia es un indicador más de que tenemos que trabajar en un proyecto terapéutico de
desacorazamiento. Si hay predominancia de impulsos tenemos que trabajar en la línea del
acorazamiento porque seguramente confrontamos un déficit de acorazamiento
(característico de las estructuras psicóticas) o una mala distribución energética
(característica de las estructuras borders, núcleos psicóticos con coberturas neuróticas).
Comprender la organización dinámica y determinar la eventual estructura del
paciente, como les decía, nos permite establecer y desarrollar hipótesis de trabajo y un
proyecto terapéutico clínico. Pero tenemos que tomar en cuenta que tanto el cuerpo como
el carácter son organizaciones energéticas dinámicas, por eso nos interesa la forma de la
estructura caracterial, la integridad del yo, las condiciones sintomáticas, biopáticas y
circundantes de la vida del paciente. Es decir, nos interesa la infinita complejidad de cómo
la persona ha sabido adaptarse y defenderse para ser lo que es en el momento en el que lo
encontramos.

¿Cómo se desarrolla una sesión? ¿Cuando viene un paciente, qué es lo primero que
hacemos?
Aquí tenemos que introducir una noción ética: cuando llega a mi consultorio alguien
a quien podríamos llamar paciente, el principal objetivo de mi vida, en la próxima hora, es
estar enteramente junto a esa persona.
En términos esquemáticos (y sólo con una finalidad didáctica) les podría decir que
con pacientes con estructura psicótica o border trabajamos dos sesiones semanales de hora
y media cada una. Con pacientes con estructura de carácter neurótica trabajamos una sesión
semanal de una hora. Por lo general, con los pacientes con estructura psicótica nos ponemos
a disposición del paciente y/o de la familia y desarrollamos básicamente un dispositvo
móvil, esto quiere decir que además del trabajo en nuestro consultorio, si es necesario
trabajamos con la familia, vamos a su casa, trabajamos multidisciplinariamente en
colaboración con otros profesionales, etc.

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En sesiones de hora y media distribuimos el tiempo de la sesión de la siguiente
manera: media hora de verbalización inicial, cuarenta minutos de trabajo corporal
(biofísico), y luego veinte minutos de verbalización final.
En sesiones de una hora trabajamos 20’ (verbalización inicial), 30’ (trabajo
biofísico) y 10’ (verbalización final).

¿Cómo se trabaja la integración dinámica entre lo somático y lo psíquico?


Luego del trabajo biofísico se produce una pausa dinámica para realizar la
verbalización final. En la misma nos centramos en preguntarle al paciente:
a) cómo se siente;
b) qué sensaciones tiene en su cuerpo;
c) qué pensamientos, imágenes y/o recuerdos vinieron a su mente;
d) cómo vivió la realización de los movimientos propuestos, es decir, qué
significado tiene para el paciente hacerlo de esa forma, y con qué asocia ese
movimiento;

Para el paciente es importante vivir el momento de verbalización no como una


racionalización o una intelectualización defensiva, sino como un complemento dinámico de
la movilización neuromuscular y emocional. En este sentido, las técnicas reichianas son una
metodología que nos permiten darle la posibilidad al paciente de que sienta para luego
entender. Esta es nuestra manera de aproximarnos a la salud, en el entendido de que
comprender sin sentir es una forma patológica de vida.
En el momento de la verbalización el terapeuta trata de entender, a través de la
interpretación analógica, qué conexión encuentra entre el carácter del paciente, su historia y
la forma de realización de la técnica propuesta (por ejemplo, el mirar alternativamente el
rostro del terapeuta y la punta de la nariz del paciente). Y le damos un sentido analógico a
lo que pudo sentir y observar.
Metodológicamente luego de la ejecución de cada técnica se invita siempre al
paciente a verbalizar cómo se siente, cuáles fueron sus sensaciones corporales, cuáles
fueron las imágenes, recuerdos, ideas y/o pensamientos que pasaron por su mente.
En el caso de producirse una abreacción emocional durante la realización de una
técnica, se trabaja con esa emoción. Posteriormente no se propone otro movimiento. La
aparición espontánea y conciente de una emoción reprimida o inhibida, puede venir o no
acompañada de un recuerdo de la causa de dicha represión. La emoción es vivida con la
misma intensidad que en su momento histórico, pero en una situación distinta puesto que en
el espacio terapéutico se puede hacer frente a la causa represora, como adulto, con una
persona que no le castra, sino que le apoya, y vivir sin miedo y en libertad el sentimiento
que sea (rabia, miedo, tristeza, placer).
De no producirse una abreacción emocional puede proponerse integrativamente otra
técnica. O puede que en la verbalización se produzca una nueva abreacción emocional, la
cual viene a complementar el efecto energético de la acción muscular. En este intercambio
verbal, el analista comunica lo que él ha observado, pudiendo integrar un registro de
interpretación analógica con las actitudes caracteriales, históricas y de la vida cotidiana del
paciente. En estos momentos la interpretación analógica amplifica el trabajo analítico
(análisis del carácter) y las posibilidades de integración (insights).

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En términos generales podemos decir que las técnicas propuestas se van repitiendo
durante las sesiones hasta que se obtiene el efecto terapéutico deseado: la flexibilización de
la coraza muscular y la recuperación del funcionalismo del segmento en cuestión.
Podemos deducir la flexibilización de la coraza y la recuperación del funcionalismo
para cada segmento, cuando la realización de cada técnica pasa a ser agradable para el
paciente, sustituyendo las abreacciones emocionales traumáticas por sentimientos de
satisfacción y de placer.
Las diversas técnicas de desacorazamiento se proponen varias veces durante el
proceso terapéutico. Algunas, por su importancia, son utilizadas con mucha frecuencia,
otras las usamos más esporádicamente. En algunos casos es necesario repetir la misma
técnica durante varias sesiones para obtener el efecto terapéutico deseado. Tanto la
frecuencia como la secuencia de la aplicación técnica varía de un paciente a otro,
dependiendo de su estructura biopsíquica, y de la evolución y de las reacciones al trabajo.

Transferencia y resonancia:

Al mismo tiempo que realizamos el trabajo corporal, biofísico se va haciendo el


análisis del carácter, de la transferencia y de las resistencias.
Es importante remarcar que si bien en la clínica bioenergética trabajamos con
análisis de la transferencia , es decir, desde la transferencia, buscamos salir de ella para
entrar en un padrón de resonancia.
¿Cómo lo hacemos desde el punto de vista clínico?
Ampliando la capacidad de percepción lo más posible, y apoyándonos en la
contratransferencia sintónica y en la transferencia orgánica. Buscando que la transferencia
no sea sólo defensiva sino también creativa.
En la contratransferencia sintónica el terapeuta utiliza su respiración, su tono
muscular y eventualmente todos sus sentidos, para tratar de sentir qué es lo que está
pasando en el cuerpo del paciente. O sea, ampliamos la capacidad de percepción de forma
tal que no sólo escuchamos el discurso del paciente, y miramos su postura expresiva, sino
que tratamos de sentir qué es lo que está pasando en su cuerpo. De forma tal que nuestro
cuerpo sintónicamente pueda resonar con las cosas que le están pasando al paciente. Es
decir, dejamos que la expresión del paciente haga una impresión en nosotros.
No sólo tenemos un discurso para escuchar, sino también un cuerpo para ver, afectar
y ser afectados.
Prestamos atención a nuestras asociaciones de ideas, pero también a nuestras
propias emociones, a nuestra forma de respirar, a nuestro tono muscular, etc.

Setting clínico, ecosistemas energéticos:

El setting terapéutico es esencial en el trabajo clínico. Debe ser seguro, confiable,


confortable y tener los límites bien definidos (más allá de que trabajemos con un encuadre
fijo o con un dispositivo móvil).
Si tomamos los cuatro ecosistemas básicos de un desarrollo evolutivo, a saber, el
útero, la madre, la familia y las instituciones, una de las funciones del terapeuta (su postura
terapéutica) tiene que ser la de intentar reparar las fallas en dichos ecosistemas. Por
ejemplo, en el primer ecosistema (el primer campo energético), oficiando de útero caliente,

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acogedor y protector, al mismo tiempo que estamos trabajando con los dos primeros
segmentos de la coraza (ocular y oral) con técnicas de maternaje.

Dimensión temporal:

En lo que hace a la dimensión temporal, las técnicas se trabajan como un tiempo que
le facilitamos al paciente para tomar contacto con su dinámica interna. Este tiempo tiene
una impronta vegetativa.
¿Cómo funcionan biofísicamente las técnicas reichianas?
En la realización de las técnicas el paciente actúa implicando su
neuromuscularidad, en la medida en que los movimientos propuestos tienen un efecto en el
movimiento central diencefálico hipotalámico hipofisiario, que repercute en la formación
reticular. A través del movimiento de integración entre los dos hemisferios cerebrales y la
estimulación del hipotálamo y de la hipófisis, se incide directamente sobre la respiración,
produciéndose una respuesta vagotónica que facilita y produce la abreacción emocional y la
invasión de recuerdos.
Como analistas bioenergéticos buscamos integrar el flujo energético libidinal de la
cabeza, del corazón y de la pelvis hasta los pies, en el marco del principio de realidad
Desde el punto de vista psicológico las técnicas nos van a permitir armonizar
saludablemente la dinámica psico-afectiva del paciente, en función de una reorganización
histórica céfalo-caudal, que va desde la constitución del sujeto como organismo intra
uterino, hasta el desarrollo de su subjetividad en su adolescencia, trabajando analíticamente
los cuatro ecosistemas anteriormente nombrados.

En los procesos psicoterapéuticos bien realizados con la realización gradual y


progresiva de las técnicas de desacorazamiento, se va respetando el ritmo interno del
paciente, y se nos va haciendo evidente la recuperación funcional de cada uno de los
segmentos y del organismo en general.
Si bien el trabajo lo vamos realizando segmento por segmento, los movimientos de
un segmento, como acciones musculares en la coraza total, generan una reacción en el resto
del organismo, al permitir mover la energía bloqueada en los haces musculares. El
terapeuta debe siempre focalizar su atención en la totalidad del cuerpo del paciente, aun
cuando esté trabajando específicamente sobre un segmento de la coraza.
Es conveniente señalar que las reacciones al trabajo corporal, al trabajo biofísico
pueden ser inmediatas o retardadas. Las primeras se manifiestan en el contexto de la sesión
y las segundas pueden manifestarse horas o días después. En este sentido es importante que
el terapeuta indague, al comienzo de cada encuentro, si hubo efectos retardados durante el
período entre sesión y sesión.
Las reacciones inmediatas pueden ser expresiones emocionales, recuerdos o
reacciones somáticas.
Las reacciones retardadas las podemos agrupar en psíquicas (sueños, recuerdos,
insights, etc.), emocionales (por ejemplo: rabia, tristeza, deseo sexual, ansiedad, miedo),
energéticas (por ejemplo: sueño, hambre, sed, cansancio, vitalidad, relajación, tensión),
somáticas (por ejemplo: frío, calor, parestesias, tetanias, cosquilleos, náuseas, dolor,
aparición, desaparición o recrudecimiento de determinados síntomas corporales) y
comportamentales (cambios en la socialización, en las relaciones interpersonales, en la
impulsividad, etc.).

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En resumen, en el Análisis Bioenergético Reichiano se combina un trabajo que
integra dinámicamente lo somático y lo psíquico desde un abordaje del movimiento
energético-emocional. La asociación y la verbalización del paciente, y los señalamientos e
interpretaciones del terapeuta se van realizando analógicamente, a partir del análisis del
lenguaje corporal expresado en la sesión y del análisis del carácter, de la transferencia y de
las resistencias.
A través de la repetición de movimientos simples pero puntuales, se permite el
despertar, desde la memoria emocional alojada en los músculos, de acontecimientos
antiguos y emociones ancladas profundamente. Es decir, durante la realización de los
movimientos neuromusculares el paciente puede recibir informaciones tanto a nivel
somático (sensaciones, movimientos involuntarios), a nivel emocional (abreacciones) y a
nivel mental (imágenes, pensamientos, recuerdos). El análisis de estas informaciones
permite, con la ayuda del terapeuta, la integración y la unificación de los diversos niveles
de la experiencia. Y al trabajar dinámicamente en un nivel somato-psíquico-emocional
simultáneo se impide el restablecimiento de la situación traumática original.
De esta manera establecemos metodológicamente una diferencia con el
Psicoanálisis, por un lado, y con las técnicas corporales, por el otro. A pesar de ser eficaces
en la toma de conciencia de la actitud emocional predominante en el paciente, y en el
análisis profundo del bloqueo inicial, las técnicas de orden psicoanalítico no son capaces de
restablecer la funcionalidad de los segmentos de la coraza. Inversamente, las técnicas
exclusivamente somáticas pueden facilitar al individuo el recobrar la plenitud de sus
capacidades corporales, pero son insuficientes para favorecer una toma de conciencia clara
del bloqueo emocional inicial. Y si éste permanece inconciente, existe una mayor
posibilidad de que se restablezcan las tensiones musculares correspondientes.
Es importante recalcar que el terapeuta bioenergético, el analista bioenergético
reichiano, como le decimos en nuestro país, utiliza técnicas de intervención terapéuticas
verbales y corporales, pero las mismas no se realizan ni mecánica ni rígidamente.
Dentro del setting terapéutico le damos una gran importancia a los aspectos
vivenciales que permean el vínculo terapeuta/paciente. Es decir, se hace un énfasis grande
en el manejo clínico de la transferencia, pero además en el contacto y en la resonancia, sin
las cuales el trabajo de intervención dinámico puede mecanizarse y rigidizarse.
Las intervenciones corporales van siempre acompañadas de un trabajo
complementario de análisis e interpretación. Y los mismos se realizan siempre en contacto,
tratando de transpasar la transferencia (como patrón de interferencia y proyección) para
entrar en padrones de resonancia: el lugar de la empatía emocional, de la confianza
existencial y de la resonancia vibratoria que nos permite reparar las situaciones traumáticas
desde lo que podríamos llamar el amor terapéutico.

Clase corregida por

Psic. LUIS GONÇALVEZ

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