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Resumen:
Bibliografía recomendada:
Hoy vamos a trabajar aproximadamente una hora y media sobre el tema Clínica
Bioenergética, siguiendo con el módulo de psicoterapia individual. Vamos a enfocar la
Clínica Bioenergética básicamente desde lo que han sido los trabajos y aportes de Wilhelm
Reich (alemán, creador de la Vegetoterapia Caracteroanalítica) y de Alexander Lowen
(norteamericano, creador del Análisis Bioenergético).
La clínica bioenergética en la actualidad engloba distintas corrientes neo y post
reichianas, y entre sus principales profesionales podríamos nombrar a David Boadella
(inglés, creador de la Biosíntesis), John Pierrakos (griego, creador de Core Energetics),
Gerda Boyesen (noruega, creadora de la Biodinámica) y Stanley Keleman
(estadounidense, creador de la Psicología Formativa). La clínica bioenergética está muy
difundida en Europa, en los EEUU y en parte de América Latina, sobre todo en Brasil y en
México, en donde las instituciones bioenergéticas y reichianas son muy fuertes. En el
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Uruguay la Clínica Bioenergética la hemos desarrollado con el nombre de Análisis
Bioenergético Reichiano, y la organización científica en la que estamos nucleados los
psicólogos especializados en Análisis Bioenergético y en Análisis Reichiano es el TEAB
-Taller de Estudios y Análisis Bioenergético-. Mi formación en psicoterapia corporal,
comienza en los años 80 en Argentina, Brasil, México y aquí en Uruguay,
especializándome en Análisis Bioenergético, en Análisis Reichiano (Vegetoterapia
Caracteroanalítica) y en EMDR -Eye Movement Desensitization and Reprocessing- (quizás
la técnica psicocorporal más eficaz para el abordaje de los trastornos por estrés
postraumático, de los trastornos de ansiedad y de las fobias).
Surgimiento, orígenes:
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Es decir, aun cuando los materiales inconcientes reprimidos fueran puestos en
evidencia e interpretados con brío, aun cuando las experiencias traumáticas del paciente
fueran desentrañadas y bien percibidas, aun cuando los síntomas neuróticos fueran
claramente explicitados y bien resueltos, y que los pacientes fueran corteses, “dóciles”,
estuvieran disciplinadamente aplicados a la regla primordial y fueran altamente
cooperadores con la alianza terapéutica, los análisis no avanzaban.
Vegetoterapia:
Por lo tanto Reich comienza a introducir una técnica que él denomina Vegetoterapia
que consistía simplemente en pedirle al paciente que respirara profundamente y se dejara
abandonar a su impulso interior; que siguiera su impulso y su ritmo interno, a partir de una
respiración profunda.
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En este dispositivo la regla máxima ahora no era sólo que el paciente verbalizara lo
primero que se le viniera a la cabeza, que se entregara libremente a la asociación de ideas,
sino que además siguiera el impulso interior a partir de una respiración más profunda. Al
profundizar la respiración se alteraba el patrón de respiración inhibida y esto posibilitaba la
emergencia de afectos inhibidos y el desbloqueo de recuerdos reprimidos.
La segunda comprobación clínica que llega Reich es que al disminuir una tensión
muscular (por medio de movimientos neuro-musculares, por medio de toques y presiones
controladas que comienza a introducir en el dispositivo técnico) se posibilita la emergencia
de afectos bloqueados y viceversa, al posibilitar una abreacción emocional se está
disminuyendo la coraza muscular.
La gran contribución de Reich es retomar lo que Freud había dejado de lado, el
cuerpo de los pacientes, específicamente.
Cuando comienza a trabajar desde el Psicoanálisis, desde la técnica de análisis del
carácter, Reich vio que más allá de la palabra, o mejor dicho, junto a ella, el cuerpo
guardaba la sensación descrita verbalmente, y que era una dimensión que podía ser incluida
también en el trabajo psicoterapéutico. Observar el cuerpo, percibir el lenguaje corporal ...
seguramente ustedes ya se van haciendo una idea de cómo cambia el dispositivo
psicoanalítico al tener el terapeuta una intervención más activa, al pedirle al paciente que
respire profundamente, al intentar disminuir una tensión muscular crónica ...
Al observar estas tensiones musculares Reich percibió clínicamente que las mismas
se establecían en forma de anillos.
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infantiles, los conflictos y traumas más importantes, las frustraciones, las represiones y las
cargas forman depósitos, dejan huellas corporales precisas, se fijan al organismo.
La originalidad del planteo de Reich, sin apartarse de los lineamientos del análisis
de la transferencia y de la producción inconsciente formulados originariamente por Freud,
fue tratar de darle un lugar topológico al inconciente. Que Reich ¿dónde lo encuentra? En
los músculos. Reich define la coraza fundamentalmente como coraza muscular. Con esto lo
que les quiero decir es que el inconciente está en los músculos.
Pongamos un ejemplo bien simple. Ustedes pueden ver que cuando un niño llora,
generalmente es reprimido por hacerlo. El miedo a ser castigado por llorar lo lleva a
reprimir la sensación del llanto, y para ello comienza a activar su estructura defensiva.
Endurece las mandíbulas, cierra la garganta, aprieta fuertemente los labios, etc. Finalmente
la emoción que contenía dicho llanto queda presa en una estructura muscular hipertónica. Si
la amenaza de castigo por llorar es permanente, la actitud defensiva se hace crónica y así ,
sin pensarlo, un buen día el niño no debe realizar ningún esfuerzo por parar el llanto, pues
este ya no tiende a salir más. Ha quedado definitivamente enterrado. En lugar del impulso,
el niño adquiere un grado de insensibilidad en la zona. Esa contracción que aumenta su
posibilidad de sufrir menos a corto plazo, a largo plazo está disminuyendo su capacidad de
vida.
Con este ejemplo probablemente puedan empatizar mucho más los hombres que las
mujeres, en la medida de que hay una represión cultural mucho mayor hacia el llanto del
niño que al de la niña (“los hombres no lloran”, “los varones tienen que ser valientes”). El
llanto para las mujeres muchas veces es la trampa de su propio carácter, es decir pueden
llorar pero solamente como expresión de debilidad o de sumisión. Por el contrario la trampa
del carácter para los hombres es ir construyendo distintos rasgos de insensibilidad, de
invulnerabilidad, de inaccesibilidad, etc. Cuando erámos bebés no había una distinción
entre el niño o la niña a la hora de llorar, porque en ese momento las lágrimas eran el
“lenguaje del amor”. Las lágrimas eran una de las primeras comunicaciones del bebé para
que la persona que cumpliera la función materna eliminara su malestar. Luego las tensiones
musculares crónicas (los procesos de acorazamiento) comienzan a ahogar y aprisionar el
espíritu de la niñez, por la necesidad de controlar la expresión de las emociones intensas. El
llanto es una poderosa expresión de sentimientos, por eso hay distintas formas de llorar.
Llorar es uno de los principales actos humanos que tenemos para compartir. El llanto en un
adulto no cambia el mundo exterior pero alivia una tensión interior. Lowen atribuye la
mayor longevidad de la mujer a su blandura (coraza más flexible) y cree que un hombre
que puede llorar puede vivir más, ya que el llanto protege al corazón. Lloramos porque
estamos tristes (por ejemplo, por una pérdida), lloramos de alegría (por ejemplo, porque
recuperamos algo que habíamos perdido), lloramos de miedo, de bronca, etc. En muchas
ocasiones el primer paso del proceso terapéutico consiste en percibir y expresar la tristeza a
través del llanto. Llorar es aceptar la realidad presente y pasada. Al llorar sentimos nuestra
tristeza y nos damos cuenta de lo heridos que estamos, de cuánto hemos sido heridos.
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ecosistema (el útero), por ejemplo en un útero “frío”, poco pulsante, con un déficit en la
carga bioenergética (oxigenación), que puede haber sufrido agresiones varias (un intento de
aborto frustrado, por ejemplo). Si la frustración es continua causa una retracción del campo
energético, desencadenando como emoción primaria una reacción de miedo. En términos
energéticos encontramos una contracción en la periferia del organismo, una alteración de la
pulsación en función de una sobrestimulación del sistema simpático para defender al
organismo de la situación desconfortable originada por la no satisfacción de las
necesidades.
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crisis económicas, los represiones políticas, los desórdenes familiares, las fragmentaciones
sociales, etc. La coraza crónica tiene una función defensiva. Es una especie de cascarón, es
una especie de corset, que inmoviliza zonas específicas de nuestro cuerpo, no cualquier
zona, sino zonas específicas de nuestro cuerpo. Estas zonas bloqueadas, tensionadas
crónicamente, retienen importantes acumulaciones libidinales, que Reich llama estasis
energética. Es decir: estancamientos, contenciones, bloqueos de la energía libidinal,
sexual, en el organismo que van a ser la fuente de energía de las patologías o biopatías
(como Reich define a los trastornos de pulsación1). La coraza reduce la pulsación en todos
los aspectos de la existencia: en la respiración, en la expresividad, en el movimiento, en la
sexualidad. La persona fuertemente acorazada teme a la expansión, y el placer le provoca
ansiedad. Una persona sin coraza vive en el terror.
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Un concepto clave en la obra reichiana es el de pulsación, el fenómeno energético que se expresa a través de
los movimientos de contracción y expansión (ver figura 1). La libre pulsación energética entre estos dos
polos se expresa en todos los aspectos de la vida. La función sexual, en particular, tiene un papel básico como
mecanismo regulador de la pulsación y de la economía libidinal del organismo. Como metodología el Análisis
Bioenergético Reichiano se propone que el paciente no sólo recuerde, sino que también experimente con
afecto los recuerdos conflictivos hasta entonces bloqueados, liberando así la emoción allí fijada (energía
ligada). El aumento progresivo de la energía libre posibilita el restablecimiento de la pulsación y, por lo
tanto, de la salud física y emocional.
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2. oral,
3. cervical,
4. torácico,
5. diafragmático,
6. abdominal y
7. pélvico.
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Para una ampliación del trabajo con este segmento recomiendo la lectura de los ensayos “Actings y
organizadores del segmento ocular” y “La mirada en la clínica de la multiplicidad (I y II)”, que son fichas
de la especialización de Análisis Bioenergético Reichiano del TEAB.
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occipital, y como les decía está vinculado a la fase oral. Se tensiona y estructura en los dos
primeros años de vida.
Todo núcleo depresivo tiene un correlato histórico con el segmento oral. Es un
segmento en donde quedan sensorialmente registradas las primeras improntas vegetativas
de frustración o de gratificación. En este anillo es donde tenemos que indagar (somática y
caracterialmente) la inhibición o la exacerbación de los dos impulsos orales básicos, el
impulso de chupar y el impulso de morder, que pueden dar origen al surgimiento de
sentimientos orales ambivalentes, por ejemplo: demandas afectivas de dependencia, rabias
reactivas y trastornos del humor.
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de la respiración. Desde el punto de vista bioenergético es el núcleo vital más importante, el
canalizador de la pulsación vital y de la circulación energética. El bloqueo diafragmático
está en la etiopatogénesis de todos los trastornos de ansiedad. Un diafragma contraído
disminuye el funcionamiento parasimpático y por lo tanto disminuye las posibilidades de
placer en el organismo. Es un bloqueo que aparece mucho en los trastornos caracteriales
masoquistas.
En el trabajo de arqueología del cuerpo de esta zona encontramos dos tipos de
bloqueos. El más profundo está relacionado al miedo primitivo de origen neonatal (bloqueo
primitivo), asociado a hostilidades reactivas, angustias de fragmentación y miedo a la
pérdida y al abandono. Este bloqueo debe ser trabajado con mucha prudencia, cuidado y
suavidad ya que generalmente está acoplado al bloqueo de los segmentos pre-genitales,
esencialmente el del segmento ocular. El segundo bloqueo que encontramos está ligado al
miedo al castigo y a la angustia de castración, asociado históricamente a la hostilidad
dirigida a las figuras represoras de la sexualidad. El origen de este bloqueo lo encontramos
en el período edípico (3 a 5 años), reestructurándose nuevamente en la adolescencia.
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orgástica, angustia genital (intolerancia a las sensaciones de excitación en los genitales),
siendo el bloqueo de la rabia y la inhibición del placer de una intensidad proporcional.
La descarga orgástica (capacidad de entrega a los sentimientos sexuales -tiernos y
agresivos-) está bloqueada en grados variables en este anillo, esta condición (en la
terminología reichiana la llamamos de impotencia orgástica) genera una estasis
bioenergética crónica (estasis libidinal), que se constituye en la base de todos los procesos
neuróticos y biopáticos.
Entonces ¿qué son los músculos para el terapeuta bioenergético? Son memoria
emocional. La coraza muscular es memoria emocional. (En la actualidad este concepto
reichiano de coraza muscular se ha ampliado a los de coraza somática que incluye además
discriminadamente la coraza tisular, la coraza cerebral y la coraza visceral).
Como vimos cada segmento va a estar relacionado a una función particular
(percepción y contacto, oralidad, narcisismo primario, identidad biológica,
psicoperistaltismo, genitalidad, etc.) y a un preciso significado psicológico (disociación,
depresión, narcisismo secundario, ansiedad, masoquismo, trastornos psicosomáticos
viscerales, impotencia orgástica, etc).
Uniendo estos conceptos podemos afirmar que: los músculos son memoria
emocional ya que retienen el impacto emocional de las situaciones traumáticas, y según el
momento histórico del impacto emocional, el mismo se fijará en el segmento cuya
funcionalidad prevalezca.
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en el período de amamantamiento. Desde el punto de vista dinámico consiste en la
exploración focalizada del objeto en el proceso de diferenciación del objeto parcial al
objeto parcial. O sea, en esta exploración focalizada de la formación de la convergencia se
gesta la posibilidad de pasar del objeto parcial al objeto total, del no-yo al yo, de lo finito al
infinito. Este movimiento que realiza el bebé cuando mama, de mirar el pezón y el rostro de
la madre alternativamente, junto a la acción de chupar, le calma la ansiedad, le ayuda a
concretizar el sueño. Y por otro lado, funciona como segundo organizador, al participar
activamente en la coordinación de los músculos oculares, permitiendo y desarrollando
además la función de la discriminación (tan importante para Uds. como futuros
psicólogos). Un bebé que es amamantado por una mamá que está mirando la televisión, sin
contacto íntimo, y que no establece un contacto ocular significativo con el niño, va a
dificultar esta función organizadora de la acomodación y de la convergencia.
¿Acorazar o desacorazar?
Las técnicas pueden tener dos direcciones: una desbloquear la coraza (descargar los
segmentos), y otra cargar los segmentos que tienen un déficit de acorazamiento.
Los técnicas que aplicamos si bien tienen un orden riguroso (no rígido), se
introducen diferencialmente en función de cada estructura de carácter, y según las
particularidades históricas de cada persona. Asimismo se van introduciendo a partir de la
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comprensión del momento, y de la situación emocional y social, en que el paciente está en
el proceso terapéutico.
Es decir que, para la realización de cada técnica, tomamos en cuenta el significado
psicológico de la misma, dándole al paciente un tiempo personal (ritmo interno/ritmo
biológico) para ser vivenciado de acuerdo con sus límites (biofísicos y emocionales), su
momento terapéutico y su contexto e intertexto (vínculos, límites sociales, etc.).
Diagnóstico:
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Para ello trabajamos con una modalidad de diagnóstico que, en la escuela europea
de terapia reichiana, le llaman D.I.D.E. (Diagnóstico Inicial, Diferencial y Estructural). Esta
modalidad de diagnóstico, como su nombre lo indica, nos permite diagnosticar inicial y
diferencialmente la estructura del paciente (psicótica, borderline o neurótica), permitiendo
planificar las primeras hipótesis de trabajo estratégicas, y desarrollar un proyecto
terapéutico que será breve y focal (3 a 12 meses aproximadamente) o de análisis (150 a
350 sesiones aproximadamente). Nos interesa diagnosticar la estructura desde el inicio del
análisis, ya que nos permite situarnos, sistemática y funcionalmente, ante la persona que
nos solicita ayuda. Este diagnóstico estructural lo combinaremos dinámicamente con la
organización energética, expresivo-emocional, somática y sintomática que integraremos al
DIDE en el correr de las entrevistas y sesiones.
Para el diagnóstico estructural y dinámico, utilizamos como referentes:
-Los motivos de consulta, motivos desencadenantes, sintomatología.
-La predisposición constitucional (los antecedentes biológicos y familiares directos).
-El metabolismo bioenergético (mayor o menor capacidad de pulsación del organismo).
-Las relaciones objetales (tipos de vínculos).
-Los principales mecanismos defensivos (represión, proyección, escisión, racionalización,
etc.).
-El tipo de transferencia y de resistencia predominantes (positiva, negativa, defensiva,
creativa, orgánica, erótica, rizomática, lateral, etc.).
-Tipos de contratransferencia desarrollados. Niveles de resonancia y empatía alcanzados en
los primeros encuentros.
-Relevamiento de psicoterapias anteriores: principales problemáticas trabajadas, posible
derivación, tipo de terapia y terapeuta, grado de implicación con el proceso, etc.
-Evaluación actual: laboral, familiar, afectiva, sexual, social.
-Enfermedades, hospitalizaciones, otras terapéuticas, existencia de tratamientos químicos.
-Familia: padres, abuelos, hermanos (orden de nacimientos, edades, géneros). Principales
rasgos caracteriales (fundamentalmente de padre y madre). Antecedentes biopáticos.
-Evaluación afectivo sexual: miedos básicos. Traumas. Fijaciones libidinales. Relaciones
objetales. Forma de vivir la sexualidad. Nivel de implicancia afectiva. Potencia sexual,
posibles disfunciones sexuales.
-Particularidades oníricas.
-Así como también otros aspectos dinámicos como su motivación para iniciar terapia
bioenergética en este momento, su capacidad de realizar insights, cuál es el espacio humano
que habita, qué elección ha hecho dentro de las posibilidades que le fueron ofrecidas, sus
tendencias a la repetición, etc.
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-La Lectura corporal a través del análisis de la anatomía emocional, de la gramática
expresiva y del masaje diagnóstico: es una evaluación somática y energética de la
organización psicocorporal actual que permite analizar cómo la historia del paciente se
inscribió en su cuerpo. A partir de esta tecnología óptica y sensorial discriminamos
bloqueos (primitivos, principales y secundarios), tensiones musculares (actuales y
crónicas), el funcionamiento neurovegetativo del sistema simpático y parasimpático
(simpaticotonía o parasimpaticotonía crónicas o reactivas), la funcionalidad y
disfuncionalidad en los siete segmentos de la coraza muscular, la conexión entre los
mismos, así como el tono muscular (hipotono o hipertono), los niveles energéticos
(subcarga, sobrecarga), los emplazamientos de la energía, los sistemas de defensa
energética, la contextura física, la circulación corporal, la capacidad perceptiva
(subfocalizada o sobrefocalizada) y el grado de enraizamiento (subenraizado o
sobrenraizado).
A partir del DIDE realizamos un proyecto terapéutico estratétigo que se basa en una
modalidad de intervención metodológica pero flexible a las necesidades del paciente. Uno
de los principales aspectos metodológicos a definir es si trabajamos estratégicamente con la
resistencia (desbloqueo) o trabajamos con impulsos (contención). Si hay predominancia de
resistencia es un indicador más de que tenemos que trabajar en un proyecto terapéutico de
desacorazamiento. Si hay predominancia de impulsos tenemos que trabajar en la línea del
acorazamiento porque seguramente confrontamos un déficit de acorazamiento
(característico de las estructuras psicóticas) o una mala distribución energética
(característica de las estructuras borders, núcleos psicóticos con coberturas neuróticas).
Comprender la organización dinámica y determinar la eventual estructura del
paciente, como les decía, nos permite establecer y desarrollar hipótesis de trabajo y un
proyecto terapéutico clínico. Pero tenemos que tomar en cuenta que tanto el cuerpo como
el carácter son organizaciones energéticas dinámicas, por eso nos interesa la forma de la
estructura caracterial, la integridad del yo, las condiciones sintomáticas, biopáticas y
circundantes de la vida del paciente. Es decir, nos interesa la infinita complejidad de cómo
la persona ha sabido adaptarse y defenderse para ser lo que es en el momento en el que lo
encontramos.
¿Cómo se desarrolla una sesión? ¿Cuando viene un paciente, qué es lo primero que
hacemos?
Aquí tenemos que introducir una noción ética: cuando llega a mi consultorio alguien
a quien podríamos llamar paciente, el principal objetivo de mi vida, en la próxima hora, es
estar enteramente junto a esa persona.
En términos esquemáticos (y sólo con una finalidad didáctica) les podría decir que
con pacientes con estructura psicótica o border trabajamos dos sesiones semanales de hora
y media cada una. Con pacientes con estructura de carácter neurótica trabajamos una sesión
semanal de una hora. Por lo general, con los pacientes con estructura psicótica nos ponemos
a disposición del paciente y/o de la familia y desarrollamos básicamente un dispositvo
móvil, esto quiere decir que además del trabajo en nuestro consultorio, si es necesario
trabajamos con la familia, vamos a su casa, trabajamos multidisciplinariamente en
colaboración con otros profesionales, etc.
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En sesiones de hora y media distribuimos el tiempo de la sesión de la siguiente
manera: media hora de verbalización inicial, cuarenta minutos de trabajo corporal
(biofísico), y luego veinte minutos de verbalización final.
En sesiones de una hora trabajamos 20’ (verbalización inicial), 30’ (trabajo
biofísico) y 10’ (verbalización final).
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En términos generales podemos decir que las técnicas propuestas se van repitiendo
durante las sesiones hasta que se obtiene el efecto terapéutico deseado: la flexibilización de
la coraza muscular y la recuperación del funcionalismo del segmento en cuestión.
Podemos deducir la flexibilización de la coraza y la recuperación del funcionalismo
para cada segmento, cuando la realización de cada técnica pasa a ser agradable para el
paciente, sustituyendo las abreacciones emocionales traumáticas por sentimientos de
satisfacción y de placer.
Las diversas técnicas de desacorazamiento se proponen varias veces durante el
proceso terapéutico. Algunas, por su importancia, son utilizadas con mucha frecuencia,
otras las usamos más esporádicamente. En algunos casos es necesario repetir la misma
técnica durante varias sesiones para obtener el efecto terapéutico deseado. Tanto la
frecuencia como la secuencia de la aplicación técnica varía de un paciente a otro,
dependiendo de su estructura biopsíquica, y de la evolución y de las reacciones al trabajo.
Transferencia y resonancia:
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acogedor y protector, al mismo tiempo que estamos trabajando con los dos primeros
segmentos de la coraza (ocular y oral) con técnicas de maternaje.
Dimensión temporal:
En lo que hace a la dimensión temporal, las técnicas se trabajan como un tiempo que
le facilitamos al paciente para tomar contacto con su dinámica interna. Este tiempo tiene
una impronta vegetativa.
¿Cómo funcionan biofísicamente las técnicas reichianas?
En la realización de las técnicas el paciente actúa implicando su
neuromuscularidad, en la medida en que los movimientos propuestos tienen un efecto en el
movimiento central diencefálico hipotalámico hipofisiario, que repercute en la formación
reticular. A través del movimiento de integración entre los dos hemisferios cerebrales y la
estimulación del hipotálamo y de la hipófisis, se incide directamente sobre la respiración,
produciéndose una respuesta vagotónica que facilita y produce la abreacción emocional y la
invasión de recuerdos.
Como analistas bioenergéticos buscamos integrar el flujo energético libidinal de la
cabeza, del corazón y de la pelvis hasta los pies, en el marco del principio de realidad
Desde el punto de vista psicológico las técnicas nos van a permitir armonizar
saludablemente la dinámica psico-afectiva del paciente, en función de una reorganización
histórica céfalo-caudal, que va desde la constitución del sujeto como organismo intra
uterino, hasta el desarrollo de su subjetividad en su adolescencia, trabajando analíticamente
los cuatro ecosistemas anteriormente nombrados.
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En resumen, en el Análisis Bioenergético Reichiano se combina un trabajo que
integra dinámicamente lo somático y lo psíquico desde un abordaje del movimiento
energético-emocional. La asociación y la verbalización del paciente, y los señalamientos e
interpretaciones del terapeuta se van realizando analógicamente, a partir del análisis del
lenguaje corporal expresado en la sesión y del análisis del carácter, de la transferencia y de
las resistencias.
A través de la repetición de movimientos simples pero puntuales, se permite el
despertar, desde la memoria emocional alojada en los músculos, de acontecimientos
antiguos y emociones ancladas profundamente. Es decir, durante la realización de los
movimientos neuromusculares el paciente puede recibir informaciones tanto a nivel
somático (sensaciones, movimientos involuntarios), a nivel emocional (abreacciones) y a
nivel mental (imágenes, pensamientos, recuerdos). El análisis de estas informaciones
permite, con la ayuda del terapeuta, la integración y la unificación de los diversos niveles
de la experiencia. Y al trabajar dinámicamente en un nivel somato-psíquico-emocional
simultáneo se impide el restablecimiento de la situación traumática original.
De esta manera establecemos metodológicamente una diferencia con el
Psicoanálisis, por un lado, y con las técnicas corporales, por el otro. A pesar de ser eficaces
en la toma de conciencia de la actitud emocional predominante en el paciente, y en el
análisis profundo del bloqueo inicial, las técnicas de orden psicoanalítico no son capaces de
restablecer la funcionalidad de los segmentos de la coraza. Inversamente, las técnicas
exclusivamente somáticas pueden facilitar al individuo el recobrar la plenitud de sus
capacidades corporales, pero son insuficientes para favorecer una toma de conciencia clara
del bloqueo emocional inicial. Y si éste permanece inconciente, existe una mayor
posibilidad de que se restablezcan las tensiones musculares correspondientes.
Es importante recalcar que el terapeuta bioenergético, el analista bioenergético
reichiano, como le decimos en nuestro país, utiliza técnicas de intervención terapéuticas
verbales y corporales, pero las mismas no se realizan ni mecánica ni rígidamente.
Dentro del setting terapéutico le damos una gran importancia a los aspectos
vivenciales que permean el vínculo terapeuta/paciente. Es decir, se hace un énfasis grande
en el manejo clínico de la transferencia, pero además en el contacto y en la resonancia, sin
las cuales el trabajo de intervención dinámico puede mecanizarse y rigidizarse.
Las intervenciones corporales van siempre acompañadas de un trabajo
complementario de análisis e interpretación. Y los mismos se realizan siempre en contacto,
tratando de transpasar la transferencia (como patrón de interferencia y proyección) para
entrar en padrones de resonancia: el lugar de la empatía emocional, de la confianza
existencial y de la resonancia vibratoria que nos permite reparar las situaciones traumáticas
desde lo que podríamos llamar el amor terapéutico.
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