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El mito de Jack el Destripador ha sido el concepto central de varias obras literarias, artísticas y
cinematográficas que, por lo general, combinan hechos reales con elementos ficticios y de terror, ayudando a
consolidar una alegoría en torno al homicida que prevalece en la época contemporánea.
Índice
Contexto histórico
Asesinatos
Los cinco canónicos
Resto del expediente
Otras supuestas víctimas
Investigación
Perfil criminal
Sospechas
Cartas
Medios de comunicación
Impacto en la cultura de masas
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Contexto histórico
A mediados del siglo XIX las principales demarcaciones británicas, entre ellas el East End de Londres —
donde se encuentra Whitechapel—, tenían sobrepoblación16 debido al flujo de inmigrantes irlandeses, y al
arribo de refugiados judíos del este de Europa y de la Rusia imperial a partir del año 1882.2 Este problema
repercutió en el decaimiento de los niveles de empleo y calidad de vida, y llevó a la proliferación de una
amplia clase baja17 16 caracterizada por la pobreza, el crimen y la violencia, el alcoholismo y la
prostitución. De acuerdo a estimaciones de la Policía Metropolitana de Londres, en octubre de 1888 había
62 burdeles y 1200 prostitutas en Whitechapel.3 También eran comunes las manifestaciones y protestas por
la situación económica entre 1886 y 1890, entre las cuales sobresalió el Domingo Sangriento de 1887.18 19
Whitechapel tenía particularmente mala reputación debido a casos de antisemitismo, racismo, delincuencia,
disturbios sociales y severa pobreza.20 Tal percepción como reducto de inmoralidad llegó a su punto álgido
en 1888, cuando la prensa comenzó a prestar una cobertura sin precedentes a una serie de grotescos y
atroces homicidios atribuidos a «Jack el Destripador».21 16
Asesinatos
Si bien la elevada cantidad de ataques contra mujeres del East End en esa época complicó la averiguación de
cuántos de esos asesinatos habían sido cometidos por un mismo individuo,22 la Policía Metropolitana de
Londres identificó once homicidios ocurridos en Whitechapel entre abril de 1888 y febrero de 1891.5 23 24
Aunque no había certeza para asegurar que todos habían sido obra de una misma persona, cinco de ellos sí
tenían varios elementos en común y se atribuyeron a Jack el Destripador, cuyo modus operandi se
caracterizaba por cortes en la garganta, mutilaciones en el área genital y abdominal, extirpación de órganos y
desfiguración del rostro.1 Estos asesinatos suelen denominarse «los cinco canónicos» para distinguirlos del
resto del expediente de Whitechapel;25 no figuran entre ellos los dos primeros casos: las muertes de Emma
Elizabeth Smith y Martha Tabram.26
Smith fue asaltada y abusada sexualmente en la calle Osborn del citado barrio el 3 de abril de 1888. Murió
al día siguiente en el London Hospital por peritonitis ocasionada por la inserción de un objeto desafilado en
su vagina.27 28 29 En su declaración, ella dijo que había sido atacada por dos o tres hombres, uno de los
cuales era un adolescente,29 razón por la que se descartó este caso del expediente del Destripador.30 31
Tabram murió el 7 de agosto del mismo año, víctima de 39 puñaladas. Si bien la policía lo asoció con los
cinco canónicos debido a la crueldad, la ausencia de un motivo aparente y la cercanía de la zona donde
ocurrió —George Yard, Whitechapel— con las de las otras muertes,30 en realidad el ataque difería del
modus operandi anteriormente señalado: Tabram no tenía cortes en la garganta ni el abdomen, y sus heridas
no seguían el patrón identificado en el expediente de los cinco canónicos.32
La policía encontró el cuerpo de la primera víctima canónica, Mary Ann Nichols, a las 3:40 a. m. del viernes
31 de agosto de 1888, en Buck's Row —actual calle Durward—, Whitechapel. Tenía un par de cortes en la
garganta, el abdomen parcialmente rasgado con una profunda hendidura y varias incisiones hechas con el
mismo cuchillo.33 34
El cadáver de Annie Chapman apareció días después, el sábado 8 de septiembre, aproximadamente a las
6 a. m., cerca de la entrada del patio interior de la calle Hanbury, Spitalfields. Tenía dos incisiones en la
garganta al igual que ocurriera con Nichols.35 Sin embargo, en el caso de Chapman su vientre había sido
completamente apuñalado, y le habían extirpado el útero.36 Un testigo afirmó haber visto a Chapman media
hora antes del hallazgo junto con un hombre de cabello oscuro y con apariencia de un «gentil venido a
menos».37 38
Finalmente, la policía encontró el cuerpo mutilado y destripado de Mary Jane Kelly sobre la cama de su
recámara en Miller's Court, Spitalfields,5 a las 10:45 a. m. del viernes 9 de noviembre. Tenía un corte que
iba desde la garganta hasta la espina dorsal, y le habían extraído todos los órganos abdominales y el
corazón.5
Los cinco asesinatos canónicos ocurrieron por la noche, generalmente durante un fin de semana y al término
de un mes.47 También puede deducirse que cada asesinato resultó más severo que el anterior, excepto el de
Stride, cuyo ataque presumiblemente fue interrumpido.48 49 El cuerpo de Nichols tenía todos sus órganos,
pero a Chapman y Eddowes le extrajeron el útero, mientras que esta última y Kelly presentaban
mutilaciones en el rostro.
El vínculo entre estos cinco crímenes se remonta a documentos posteriores en los que son excluidos de otros
asesinatos.50 51 Por ejemplo, en una carta escrita por el médico forense Thomas Bond al encargado del CID
de Londres, y que data del 10 de noviembre de 1888, ya aparecen relacionadas las cinco víctimas
canónicas.10 Para algunos analistas, ciertos asesinatos de Whitechapel indudablemente fueron obra del
mismo individuo, sin embargo en otros actuó un número desconocido de homicidas.52 Tal fue el caso de los
autores Stewart P. Evans y Donald Rumbelow, que catalogaron al expediente de los canónicos como «el
mito del Destripador» al considerar que, si bien los casos de Nichols, Chapman y Eddowes guardan
similitudes entre sí, no hay evidencia de que los asesinatos de Stride y Kelly hubiesen sido cometidos por la
misma persona.53 Inclusive hay quienes argumentan que el homicidio de Tabram sí encaja con el
expediente de los canónicos.1 El doctor Percy Clark, auxiliar del médico forense George Bagster Phillips,
concluyó que tres de las muertes sí habían sido cometidas por el mismo individuo, mientras que el resto
había sido obra de «individuos de mente débil ... con la convicción de imitar [la serie original de
crímenes]».54 55 Aunque el encargado del Departamento de Investigación Criminal —CID, por sus siglas
en inglés— Melville Macnaghten señaló categóricamente en un reporte que «el asesino de Whitechapel tuvo
cinco víctimas, nada más»,50 48 hay que hacer notar que Macnaghten se incorporó a la policía un año
después de las muertes canónicas, y su memorándum incluía errores en la descripción de los posibles
sospechosos.56
Kelly es considerada como la última víctima del Destripador, cuya ola de crímenes debió cesar ya sea por su
muerte, arresto o migración.57 No obstante, el expediente de Whitechapel incluye otros cuatro homicidios
ocurridos después de los cinco canónicos.
La policía encontró el cuerpo de Rose Mylett en Clarke's Yard, calle High, Poplar, el 20 de diciembre de
1888. Aunque había sido estrangulada no mostraba indicios de forcejeo, motivo por el que pensaron que se
había ahorcado accidentalmente en estado de ebriedad, o que se había suicidado.58 Pese a lo anterior, el
perito concluyó que Mylett había sido asesinada.58 59
Casi seis meses después, el 17 de julio de 1889, el cadáver de Alice McKenzie apareció en Castle Alley,
Whitechapel. Tenía una herida en la arteria carótida izquierda y varias contusiones y cortaduras leves. Uno
de los forenses que examinó el cuerpo, Thomas Bond, creyó que se trataba de una víctima más del
Destripador, aunque su compañero George Bagster Phillips opinó lo contrario al haber revisado los
cadáveres canónicos.60 61 Algunos autores opinaron que el homicida de McKenzie había imitado el modus
operandi de Jack para despistar a la policía,62 pero otros aseguraron que era obra del Destripador.63
El asesino de la siguiente mujer de Whitechapel la decapitó y le amputó las piernas, y arrojó el torso
mutilado debajo de un arco ferroviario en la calle Pinchin. En el lugar del hallazgo, el 10 de septiembre del
mismo año, la policía encontró varias partes dispersas del cuerpo, por lo que no pudo validarse que ahí la
hubieran asesinado.64 65 El cadáver de la última víctima del expediente de Whitechapel también apareció
debajo de un arco ferroviario el 13 de febrero de 1891, en la calle Swallow Gardens. Su cuerpo estaba
intacto excepto por un corte en la garganta. Algunos testigos dijeron haber visto poco antes a la mujer con
un tipo, llamado James Thomas Sadler, a quien la policía luego ubicó y arrestó por el delito de asesinato.
Incluso se llegó a pensar que él era Jack el Destripador.66 Sin embargo, fue absuelto de los cargos y puesto
en libertad el 3 de marzo por falta de evidencia incriminatoria.66
Además de los once asesinatos de Whitechapel, la opinión pública atribuyó otros homicidios a Jack el
Destripador, aunque en algunos casos no hubo evidencia para corroborar que dichas muertes hubiesen
ocurrido. Tal fue el caso del asunto «Fairy Fay»,67 nombre con el que se le conoció a una supuesta víctima
hallada el 26 de diciembre de 1887 con «una estaca en el abdomen».68 69 No existen registros de la policía
de ningún homicidio ocurrido durante la temporada navideña de ese año,24 y varios autores coinciden en
que este homicidio jamás sucedió.67 70 Una explicación señaló que la prensa se había equivocado al
reportar el asesinato de Smith, una de las víctimas canónicas que tenía un palo u objeto desafilado en la
vagina, y por error había dado origen al caso «Fairy Fay».67 Hubo casos en que las víctimas salían con vida
del presunto ataque del Destripador, como Annie Millwood, que ingresó el 25 de febrero de 1888 a la
enfermería de la workhouse de Whitechapel con heridas de puñaladas en las piernas y la parte baja del
abdomen.71 Aunque fue dada de alta, murió el 31 de marzo debido a causas naturales;70 Ada Wilson,72
que sobrevivió a dos puñaladas en el cuello el 28 de marzo del mismo año;73 o Annie Farmer, que vivía con
Tabram en la misma hostería74 y tenía un corte superficial en el cuello, posiblemente autoinfligido, tras ser
atacada el 21 de noviembre.74 75
El 29 de diciembre de 1888 se halló el cuerpo de John Gill, un niño de siete años, en Manningham,
Bradford. De forma parecida a Kelly —la última de las víctimas canónicas—, tenía las piernas heridas y una
oreja amputada, el abdomen seccionado y le habían extraído los intestinos y el corazón. La prensa especuló
que había sido obra del Destripador,80 y aunque el empleador del niño, el lechero William Barrett, fue
arrestado en dos ocasiones al ser acusado por evidencia circunstancial, al final fue puesto en libertad80 y la
policía no procesó a ningún otro sospechoso.80
El cadáver de la estadounidense Carrie Brown apareció el 24 de abril de 1891 en Nueva York y, además de
haber sido estrangulada, tenía un tenedor incrustado en la ingle y cortaduras superficiales en las piernas y la
espalda. Aunque el cuerpo tenía todos sus órganos, la policía encontró un ovario en su cama. Cabe señalarse
que, al igual que ocurriera en el East End de Londres, Nueva York tuvo un flujo considerable de inmigrantes
irlandeses en 1860.81 Si bien la prensa comparó este homicidio con los de Jack el Destripador, la Policía
Metropolitana de Londres descartó cualquier vínculo entre estos.82
Investigación
Los documentos policíacos sobre los asesinatos de Whitechapel permiten conocer cómo era el
procedimiento de investigación en la época victoriana:83 para recabar información, un extenso equipo de
oficiales iban de casa en casa y sondeaban a los vecinos. El material forense mientras tanto era analizado por
personal calificado. Cuando se identificaba a los sospechosos, la investigación se hacía más a fondo y,
dependiendo de los resultados obtenidos, se decidía ya sea procesarlos o descartarlos del expediente. Desde
entonces ha sido el método utilizado en las investigaciones policíacas contemporáneas.83 En relación a los
asesinatos de Whitechapel, la policía entrevistó a más de dos mil personas, investigó aproximadamente a
trescientas, y detuvo a ochenta.6 La división criminal del Departamento de Investigación (CID) de la Policía
Metropolitana de Whitechapel (H), encabezada por el inspector Edmund Reid, llevó a cabo las
investigaciones de los primeros dos casos del expediente de Whitechapel. Tras la muerte de Nichols, la
oficina central de Scotland Yard envió a los inspectores Frederick George Abberline, Henry Moore y Walter
Andrews para esclarecer el caso. La policía de la City de Londres se involucró a partir del homicidio de
Eddowes, por medio del detective James McWilliam.5 Pese a lo anterior, las investigaciones se vieron
obstruidas debido a que el encargado recién electo del CID, Robert
Anderson, había solicitado una licencia de trabajo en Suiza entre el 7
de septiembre y 6 de octubre de 1888, período en que ocurrieron los
homicidios de Chapman, Stride y Eddowes.84 Por tal motivo
Charles Warren, comisionado de la Policía Metropolitana, nombró a
Donald Swanson como coordinador de las investigaciones de
Scotland Yard.85 86 Insatisfechos con el esfuerzo policial, un grupo
de ciudadanos del East End de Londres comenzó a patrullar las
calles bajo el mote de «Comité de Vigilancia de Whitechapel», cuyo
objetivo era encontrar a posibles sospechosos de los asesinatos.
Además de contratar a detectives privados para entrevistar a
presuntos testigos, le sugirieron al gobierno que ofreciera una
recompensa a cambio de información sobre el homicida, a manera
de alternativa para recabar más información.8
Debido al tipo de heridas de las víctimas, la policía consideró Caricatura de John Tenniel, que data
inicialmente como sospechosos a los carniceros, cirujanos y del 22 de septiembre de 1888, en la
médicos. 87 De acuerdo a un reporte elaborado por el inspector cual se critica la supuesta
Swanson y dirigido a la oficina central, se visitaron 76 carnicerías y incompetencia de la policía en la
mataderos e investigaron a sus empleados durante seis meses. 88 investigación del expediente de
Esta hipótesis venía reforzada por la propia reina Victoria, para Whitechapel, reforzada por el hecho
quien el culpable debía ser un carnicero o ganadero proveniente de de que el asesino nunca fue
alguna de las embarcaciones de ganado que operaban entre Londres capturado.7
Perfil criminal
A finales de octubre, Anderson le pidió al médico forense Thomas Bond que evaluara las heridas de las
víctimas y ofreciera su punto de vista con respecto a los posibles conocimientos quirúrgicos del
homicida.9 94 Bond elaboró su dictamen basándose en el examen del cadáver con mayores mutilaciones y
los registros de autopsia del resto de las víctimas canónicas.10 Su descripción, considerada como uno de los
perfiles criminales más antiguos de los que se tenga registro,95 decía textualmente:
No cabe duda que los cinco asesinatos fueron cometidos por la misma mano. En las primeras
cuatro [víctimas], las gargantas parecen haber sido cortadas de izquierda a derecha y en la última,
debido a la extensa mutilación, es imposible decir en qué dirección se hizo el corte fatal, aunque se
encontró sangre arterial en la pared, salpicada cerca de donde la cabeza de la mujer debió haber
estado.
Las circunstancias en torno a los asesinatos me llevan a deducir que las mujeres estaban recostadas
al momento de ser asesinadas, y en todos los casos [el homicida] cortó primero la garganta.10
Bond rechazó la idea de que el asesino contara con conocimientos científicos o anatómicos, o «el
entendimiento técnico de un carnicero o matarife»,10 y en cambio argumentó que debía tratarse de un
hombre solitario, sujeto a «ataques periódicos de manía homicida o erótica» e hipersexual dado el tipo de
mutilaciones.10 También señaló que «el impulso homicida podría haber surgido de alguna condición mental
de venganza o melancolía, o una manía religiosa, aunque no creo que ninguna de estas hipótesis sea
[procedente]».10
Si bien no hubo evidencia alguna de actividades sexuales entre el asesino y sus víctimas,1 96 algunos
psicólogos supusieron que la penetración de las víctimas con un cuchillo y «la exhibición de los cadáveres
en posiciones sexualmente degradantes con las heridas expuestas» son indicativos de que el responsable
obtenía placer sexual con los ataques,1 97 aunque para otros especialistas dicha suposición no puede ser
comprobada.98 99
Sospechas
Ante la escasez de evidencia forense y las varias contradicciones de
fuentes contemporáneas sobre el caso, resulta casi imposible
esclarecer la identidad de Jack el Destripador.100 Aunque existen
análisis de ADN realizados a partir de las cartas atribuidas al
homicida, lo cierto es que sus resultados no fueron concluyentes101
y ya están demasiado adulterados como para proporcionar algún
dato útil.102 Pese a lo anterior, existen varias teorías sobre la
identidad de Jack el Destripador.103 104 Una de las más difundidas
en esa época señalaba que el asesino debía vivir en Whitechapel y
tener un empleo estable, ya que los crímenes ocurrieron en fines de
semana próximos a fechas festivas, y en calles cercanas entre
sí.105 106 También se pensó que el responsable podía ser un hombre
culto y de clase alta, posiblemente un doctor o aristócrata, que había
llegado al barrio procedente de un sector más opulento,107 aunque
dichas suposiciones podrían haber obedecido a estereotipos
culturales como el temor a los médicos, la desconfianza en la
ciencia, o la explotación de los pobres por los ricos.108 Carátula de la revista Puck del 21 de
septiembre de 1889, que muestra
En los años siguientes a los asesinatos, los registros señalan que la una caricatura de Tom Merry donde
policía tenía sospechas de cualquier persona que estuviese especula con la identidad de Jack el
remotamente vinculada con el caso, así como de varias celebridades Destripador.
que ni siquiera habían sido investigadas en la pesquisa original. Con
el paso del tiempo, y la muerte de aquellos que vivían en esa época,
autores contemporáneos han tenido soltura para acusar a cualquiera «sin necesidad de evidencia
histórica».109 Si bien un memorándum de Meville Macnaghten de 1894 contenía los nombres de tres
sospechosos referidos en los registros policíacos de entonces, lo cierto es que la evidencia contra ellos era
meramente circunstancial y por lo tanto no fueron procesados.110 En total hubo más de cien sospechosos de
ser el Destripador,103 104 entre los cuales estaban Montague Druitt,11 Severin Klosowski,12 Aaron
Kosminski13 y Francis Tumblety.14 Otros, sin embargo, fueron vinculados solamente por la prensa, como
William Bury,111 Thomas Neill Cream,112 Robert D'Onston Stephenson113 y Frederick Deeming.114
Cartas
La prensa y la policía recibieron numerosas cartas en el transcurso de los asesinatos de Whitechapel,115 y si
bien algunas consistían en propuestas para ayudar a la captura del asesino, la mayoría no tuvieron utilidad en
la pesquisa.116 117 118 No obstante, cientos de dichas cartas supuestamente eran de la autoría del
Destripador,119 y tres de ellas resultaron notables: la carta «Querido jefe», la postal «Saucy Jacky» y la
carta «Desde el infierno».120
La carta «Querido jefe» data del 25 de septiembre de 1888 y fue recibida inicialmente por la Central News
Agency el 27 de septiembre, fecha que coincidía con el matasellos. El medio informativo le reenvió el
documento a Scotland Yard dos días después.121 122 123 124 Al principio se le consideró como un bulo, sin
embargo el documento cobró notoriedad después del hallazgo del cuerpo de Eddowes, puesto que el cadáver
carecía de una oreja y la carta, enviada tres días antes del asesinato, incluía la amenaza de «cercenar las
orejas de la dama».125 Pese a lo anterior, las investigaciones concluyeron que la oreja de Eddowes había
sido incidentalmente cortada por el asesino durante su ataque. A lo anterior se suma el hecho de que el
documento también afirmaba que el autor habría de enviar las orejas de su víctima a la policía, lo cual no
ocurrió.126 La importancia de esta carta radica igualmente en que su autor usó por primera vez el mote
«Jack el Destripador» para referirse a sí mismo, y desde entonces la prensa y policía, que solían llamarlo
«Mandil de cuero»,127 comenzaron a denominarlo así.15 Algunas fuentes señalaron que el apodo en
realidad había sido utilizado originalmente en una carta del 17 de septiembre del mismo año,128 sin
embargo no hubo consenso en validar esta suposición y se le consideró como un bulo en los registros del
siglo XX de la policía.129
Scotland Yard publicó el 3 de octubre facsímiles de la carta «Querido Jefe» y de la postal con la esperanza
de que alguien reconociera la caligrafía.140 En opinión de Warren: «creo que todo esto se trata de un bulo,
pero estamos obligados de cualquier forma a encontrar al autor [de los documentos]».141 El 7 de octubre,
George R. Sims explicó en el rotativo dominical Referee que la carta había sido escrita por un periodista
para acrecentar la popularidad de un periódico.142 Basándose en esa hipótesis, la policía confirmó poco
después haber identificado a un periodista como el responsable de las misivas,143 llamado Tom Bullen,
según una carta enviada por el inspector John Littlechild a George R. Sims el 23 de septiembre de 1913.144
No fue sino hasta 1931 que el periodista Fred Best confesó que él y un colega de The Star habían escrito las
cartas firmadas por Jack el Destripador con tal de acrecentar el interés en los homicidios de Whitechapel y
«mantener vivo el negocio».145
Medios de comunicación
Aunque Jack el Destripador no fue el primer asesino serial, sus
crímenes tuvieron una cobertura mediática sin precedentes57 146
gracias a las reformas fiscales aprobadas en los años 1850 que
favorecieron la distribución masiva de rotativos de bajo precio.147
Durante la época victoriana este tipo de publicaciones tuvo un mayor
auge, e incluyó a periódicos con precios tan asequibles como medio
penique y revistas populares como Illustrated Police News, que
encauzaron sus esfuerzos en dar publicidad al homicida.148
No fue sino hasta la publicación de la carta «Querido jefe» que los medios comenzaron a utilizar el mote
«Jack el Destripador» en vez de «Mandil de cuero» para referirse al homicida.127 El nombre «Jack» ya era
usado para describir a otro criminal de Londres: «Jack el saltarín», que supuestamente saltaba por encima de
los muros para atacar a sus víctimas y luego escapaba de similar manera.155 Con el tiempo se volvió
costumbre que la prensa adoptara apodos para referirse a homicidas, como ocurrió con el hachero de Nueva
Orleans, el estrangulador de Boston, el francotirador de Beltway, el Destripador francés,156 el Destripador
de Düsseldorf,157 158 el Destripador de Camden,159 Jack el Stripper,160 161 el Destripador de
Yorkshire162 163 164 y el Destripador de Rostov.165 166
En la industria cinematográfica, algunas producciones sobre el mito del Destripador son Die Büchse der
Pandora (1929) dirigida por Georg Wilhelm Pabst; Jack the Ripper (1959) por Monty Berman y Robert S.
Baker; A Study in Terror (1965) por James Hill; y Desde el infierno (2001) por Albert Hughes y Allan
Hughes. Otros contenidos incluyen la puesta en escena The Ruling Class (1968) de Peter Barnes;188 los
episodios «The New Exhibit» (1963) de la serie televisiva The Twilight Zone, en donde el encargado de un
museo de cera se obsesiona con cinco exhibiciones, entre ellas la figura de Jack el Destripador, por lo que
comienza a matar a otras personas con tal de salvaguardar su integridad;189 y «Comes the Inquisitor»
(1995) de Babylon 5, en el que uno de sus personajes referido como Jack el Destripador es secuestrado por
alienígenas;190 la pintura Jack the Ripper's Bedroom de Walter Sickert;191 la novela gráfica From Hell de
Alan Moore y Eddie Campbell;192 y la canción Jack the Ripper (1964) originalmente interpretada por el
músico inglés Screaming Lord Sutch.193 La «ripperología», término acuñado en los años 1970 por el
filósofo y escritor británico Colin Wilson, hace referencia a los estudios sobre los homicidios de Jack el
Destripador,194 195 y existen periódicos que difunden los resultados de dichas investigaciones, tales como
Ripperana, Ripperologist y Ripper Notes.196
Véase también
Asesinatos de Whitechapel
Sospechas de la identidad de Jack el Destripador
Referencias
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1. Keppel, Robert D.; Weis, Joseph G.; Brown, carta de Thomas Bond a Robert Anderson,
Katherine M.; Welch, Kristen (2005), «The
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Jack the Ripper Murders: A Modus Operandi
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0.1002/jip.22) Journal of Investigative 234; Rumbelow, 2004, p. 157.
Psychology and Offender Profiling, vol. 2, 12. Begg, 2003, p. 281 cita a Adam, Hargrave
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2. Werner, 2008, p. 65-97 cita a Kershen, Anne William Hodge; Evans y Rumbelow, 2006,
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Skinner, 2000, p. 283; Rumbelow, 2004, 14. Evans y Skinner, 2001, p. 203.
p. 12 cita el reporte de la policía que data 15. Evans y Skinner, 2000, p. 193; Cook, 2009,
del 25 de octubre de 1888, MEPO 3/141 ff. pp. 77-78; Evans y Rumbelow, 2006, p. 140.
158-163 16. Diniejko, Andrzej (2013) «Slums and
4. Werner, 2008 cita a Marriott, John, The Slumming in Late-Victorian London.» (http://
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ps://web.archive.org/web/20121213121625/ 17. Life and Labour of the People in London
https://www.met.police.uk/history/ripper.htm), (Londres: Macmillan, 1902-1903) (http://boot
London Metropolitan Police, archivado h.lse.ac.uk/) (archivo en línea de Charles
desde el original (https://www.met.police.uk/ Booth). Consultado el 5 de agosto de 2008.
history/ripper.htm) el 13 de diciembre de 18. Evans y Rumbelow, 2006, pp. 38-42.
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John, The Imaginative Geography of the
octubre de 1888, HO 144/221/A49301C;
Whitechapel murders
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7. Begg, 2003, p. 57
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29. Evans y Skinner, 2000, pp. 4-7 68. Fido, 1993, p. 15.
30. Evans y Rumbelow, 2006, pp. 51-55. 69. Terrence Robinson acuñó el término «Fairy
Fay» en Reynold's News, el 29 de octubre
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32. Evans y Rumbelow, 2006, pp. 51-55; nombre».
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Jack el Destripador.
Wikisource en inglés contiene obras originales de y sobre Jack el Destripador.
The National Archives (http://www.nationalarchives.gov.uk/museum/item.asp?item_id=39):
incluye imágenes y transcripciones de las cartas atribuidas a Jack el Destripador (en inglés)
Artículo sobre Jack el Destripador (http://www.britannica.com/EBchecked/topic/298729/Jack-th
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Rossmo, D. K., «Jack the Ripper» (http://www.txstate.edu/gii/jacktheripper.html), Centro de
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realizado en 1988 (en inglés)
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