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Ezequiel De Jesús

20200483

GESTION AMBIENTAL - SOC043-83011-001

Resumen de temas medioambientales

Prof. Rafael Antonio rivera.


Al hablar de lo que es cambio ambiental es repetido. El cambio
es esencial al ambiente geográfico. La paleoecología ha registrado la revelación de
poblaciones, comunidades y ecosistemas frente a cambios climáticos mientras los
periodos de dispersión y retroceso glaciales a lo largo de los pasados 100.000 años. En
una escala aún mayor, los registros fósiles y geológicos dan cuenta de los cambios
ambientales y evolutivos desde el origen del planeta. Los humanos, al igual que otras
especies, son parte del ambiente terrestre. Los antropólogos nos dicen que los primeros
humanos eran cazadores y recolectores con poblaciones muy bajas. En aquel tiempo los
humanos funcionaban como depredadores naturales y como herbívoros.

A mediados de 1800, la revolución industrial cambió de nuevo la naturaleza de las


interacciones humanas con el ambiente global. La demanda de energía, estimulada por la
industrialización y la concentración de las poblaciones, o urbanización, elevó los
problemas ambientales a una magnitud sin precedentes. Los compuestos del nitrógeno y
del azufre liberados a través de las emisiones industriales, aunque extensos en cuanto a su
distribución, son en gran manera de problemática local. Por el contrario, otras emisiones
gaseosas como por ejemplo el dióxido de carbono, el metano y los clorofluorocarbonos
(CFC) se mezclan rápidamente y circulan globalmente por toda la atmósfera.

La concentración atmosférica de dióxido de carbono ha aumentado en más de un 25 por


ciento en los últimos 100 años. La evidencia de este aumento proviene principalmente de
las observaciones continuas de C02 atmosférico iniciadas en 1958 en Mauna Loa, Hawái,
por Charles Keeling, y de registros paralelos tomados en todo el mundo. Las evidencias
anteriores a las observaciones directas de 1958 provienen de diversas fuentes, incluyendo
el análisis de burbujas de aire atrapadas en el hielo de los glaciares de Groenlandia y la
Antártida.

Los científicos estiman que la cantidad de carbono liberado a la atmósfera desde 1958
hasta 1980 debido al consumo de combustibles fósiles es de aproximadamente 85,5 giga
toneladas Esta cantidad también nos da una idea del uso per cápita de combustibles
fósiles.
Los procesos de difusión controlan la absorción del dióxido de carbono desde la atmósfera
a los océanos. Debido a que los procesos físicos controlan en gran medida esta
transferencia, los científicos son capaces de realizar estimaciones muy aproximadas del
movimiento del C02 desde la atmósfera a los océanos.

El dióxido de carbono se difunde desde la atmósfera hasta las aguas superficiales de los
océanos, donde se disuelve y está sometido a una serie de reacciones químicas,
incluyendo la transformación a carbonatos y bicarbonatos. Si la concentración de C02 en
el agua fuese mayor que la que hay en el aire, el proceso se invierte, y el C02 difundiría
desde la superficie del agua de los océanos hasta la atmósfera.

El dióxido de carbono fluye desde la atmósfera hasta los ecosistemas terrestres vía
fotosíntesis.Para comprender cómo la concentración creciente de C02 en la atmósfera
influye sobre la productividad de los ecosistemas terrestres, se debe entender cómo la
fotosíntesis responde frente a un ambiente enriquecido en C02. Recuérdese que el C02
difunde desde el aire hasta la hoja a través de las aperturas de las estomas.

El C02 de la atmósfera no absorbe con facilidad las radiaciones de onda corta del sol, pero
sí que absorbe las radiaciones de onda larga. La superficie de la tierra devuelve a la
atmósfera la radiación solar absorbida en forma de onda larga o de energía térmica. El
vapor de agua y el C02 atmosférico atrapan esta energía térmica, calentando la atmósfera.
Debido a que atrapa calor, se dice que el dióxido de carbono es un gas invernadero. De no
ser por el efecto de calentamiento del dióxido de carbono, la tierra sería varios grados
más fría.

El clima influye en casi cada aspecto del ecosistema: la respuesta fisiológica y de


comportamiento de los organismos, las tasas de natalidad, muerte y crecimiento de las
poblaciones las habilidades competitivas relativas de las especies, la estructura de la
comunidad, la producción y la circulación de nutrientes. La investigación actual del
calentamiento por el efecto invernadero se centra en la respuesta de los organismos a
todos los niveles de organización: individuos, poblaciones,
comunidades y ecosistemas. Los cambios en la temperatura y en la disponibilidad de agua
ejercerán un efecto directo sobre la distribución y abundancia de especies individuales.
Los ecólogos han aprendido mucho acerca de las respuestas de los ecosistemas terrestres
frente a las condiciones climáticas cambiantes a partir del estudio de los cambios
climáticos del pasado. Las muestras de polen obtenidas de los testigos de sedimento
tomados de lechos de lagos han permitido a los paleobotánicos reconstruir la vegetación
de muchas regiones durante los pasados 20.000 años. El trabajo de Margaret Davis en la
reconstrucción de la distribución de especies arbóreas en el este de Norteamérica desde
el último máximo de glaciación es un buen ejemplo. Los distintos géneros de árboles
migraron hacia el norte a diferentes velocidades siguiendo a la retirada de los glaciares.
Las tasas de migración dependieron de cómo la fisiología y la capacidad dispersiva de las
distintas especies, así como también las interacciones competitivas con las otras especies
arbóreas les permitieron responder a los cambios de clima. Tales estudios muestran que
las comunidades actuales de bosques del este de Norteamérica son el resultado reciente
de diferentes respuestas de las especies arbóreas al cambio climático. De la misma
manera que el clima de la tierra ha cambiado en el pasado, la distribución y abundancia de
los organismos, y las comunidades y ecosistemas que ellos componen, también han
cambiado la atmósfera.

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