La crisis del Transantiago es el nombre con el que se conoce a una serie de
eventos ocurridos a lo largo de 2007 en Chile producto del inicio de un nuevo
sistema de transporte público en la capital Santiago de Chile, conocido como Transantiago. Una serie de problemas de planificación, diseño e implementación del Transantiago, que inició a operar completamente el 10 de febrero de 2007, generaron un colapso del sistema de transportes en la ciudad. Mientras el sistema enfrentaba un déficit económico de magnitud que debió ser solventado por el Estado, diversas manifestaciones populares surgieron en la capital del país.
El Transantiago fue inaugurado el 10 de febrero de 2007. No Anticiparon
correctamente los problemas asociados a modelos de demanda erróneos utilizados por el Ministerio de Transporte y que tendrían efecto en el tamaño de la flota, un financiamiento deficiente, la incapacidad del Metro de absorber una demanda creciente, y un mayor tiempo de viaje para los usuarios, no fue posible prever que la puesta en marcha del sistema adquiriría ribetes de catástrofe.
Rápidamente surgieron problemas adicionales relacionados con
frecuencias, el diseño de una malla de recorridos que dejaba poblaciones enteras sin cobertura o realizando largas caminatas, o escasez o ausencia de cobertura nocturna, todo agravado por situaciones complejas de orden público (caos y aglomeraciones). Un cambio de gabinete fue necesario para poder iniciar los procesos de reestructuración del sistema de transporte y poder solventar las falencias del Transantiago. En el primer día, cerca de 1400 autobuses se encontraron en las calles a pesar de que el gobierno había presupuestado cerca de 5000. La ausencia de recorridos generó caos en diversos puntos de la capital, especialmente en la zona oriente, norte y sur de la ciudad