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Hermano Carroll describe el modelo bíblico de la adoración.

 Es tan simple y


los resultados son tan profundas. El libro es fácil de leer y mantener su
atención hasta el final. Se le llevará de vuelta a la prioridad de la vida
cristiana como Jesús quiso que fuera. Si usted es espiritualmente seco, si
usted siente que ha perdido su poder en la vida diaria, os animo a leer este
libro. Se renovará la fuente de agua viva mediante la búsqueda de Jesús a
través de los principios bíblicos establecidos.

Si usted desea una vida llena de Espíritu más significativo, este libro es una
necesidad. Joseph Carroll enseña los fundamentos de la adoración de un
corazón puro. Él también señala puntos problemáticos que impiden que tal
vez vuestra merced. Este es uno de los mejores libros cristianos que he
leído en el culto.

La adoración es algo básico y esencial en la vida del cristiano. Esta obra nos muestra
cómo llegar a tener una experiencia diaria de genuina adoración a Cristo Jesús

La Verdadera Adoración
por Joseph Carroll
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La primera condición esencial para la adoración sincera es la
sumisión total. La segunda es que sólo Cristo sea glorificado.
Debemos cumplir con estas dos condiciones sometiéndonos
completamente, sin reserva, a Jesucristo como Señor.

¿Qué diría usted? ¿Cuál sería su respuesta si alguien preguntara: «¿Cuál


es la bendición que se obtiene de la adoración a Dios?» C. S. Lewis, uno de
los grandes defensores de la fe que ha contribuido notablemente al
pensamiento evangélico durante este siglo, nos ayuda a responder a esta
pregunta. Relatando la experiencia que lo llevó a descubrir la primacía de
la adoración, dice lo siguiente:

Cuando recién comenzaba a acercarme a la fe en Dios, y aun durante un


tiempo después de que ella me fue dada, encontré un escollo en la
demanda tan clamorosa de todas las personas religiosas de que debíamos
«alabar» a Dios; más aún, en la sugerencia de que Dios mismo lo
reclamaba. Todos despreciamos al hombre que exige la reafirmación
continua de su propia virtud, inteligencia o encanto. Despreciamos aún
más a la multitud que rodea a cada dictador, millonario o celebridad, y
que gratifican esa demanda. De allí que el cuadro de Dios y sus
adoradores me resultaba horrible y ridículo. Los salmos me molestaban
mucho en este sentido. «Alabad al Señor», «Oh, alabad al Señor
conmigo», «Alabadle a Él» era como si se estuviera diciendo: «lo que
deseo más que nada es que se me diga que yo soy bueno y grandioso...» e
incluso la cantidad de alabanzas parecía tenerse en cuenta: «Siete veces al
día te alabo» (119:164). Era extremadamente penoso. Lo inducía a uno a
pensar lo que menos deseaba pensar. Gratitud a Dios, reverencia hacia El,
obediencia a Él, eso sí podía comprenderlo, pero no este perpetuo elogio.
Ni tampoco ayudaba mucho a mejorar las cosas un autor moderno que
hablaba del «derecho» de Dios a ser alabado.

He aquí su dilema. Lewis era un joven cristiano que estaba en la búsqueda


con un corazón abierto, honesto, pero el tema de la alabanza se estaba
transformando para él en un gran escollo. ¿Por qué desea Dios ser
alabado y elogiado? ¿Por qué es que El desea ser siempre el centro del
afecto y la atención?

Entonces obtuvo su respuesta.

Yo no comprendía que era durante el proceso de la adoración que Dios


transmitía su presencia a los hombres... Aun en el judaísmo, la esencia del
sacrificio no era realmente que los hombres entregaban oros y cabras a
Dios, sino que al hacerlo Dios se brindaba a sí mismo los hombres... {el
énfasis es del autor}

En otras palabras, Dios se transformaba en una realidad para ellos en


aquel acto de adoración.

Qué descubrimiento tan maravilloso había alcanzado Lewis en los


comienzos de su experiencia cristiana, Noten cuidadosamente su
importante declaración: «Es durante el proceso de la adoración que Dios
comunica su presencia a los hombres».

¿Qué es la verdadera adoración?


¿En qué consiste la adoración? E1 vocablo en nuestro idioma moderno
significa reverenciar con mucho honor o respeto a un ser; reconocer o
atribuir valor a una persona, Adorar a Jesucristo es atribuirle valor a Él.

Puesto que, sobre todos los libros, el Apocalipsis es la clave de la


adoración a Jesucristo, vamos ahora considerar Apocalipsis 4:10-l1.

Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el


trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas
delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la
honra y el Poder; Porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad
existen y fueron creadas.

He aquí la verdadera adoración, y su orden es significativo. Lo primero


que observamos en el versículo 10 es que todos se Postran:

«Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el


trono». Esto es lo primero, y siempre viene en primer término. La
postración nos habla de sumisión hacia Aquel a quien se adora, puesto
que encontramos que ellos «se postran delante del que está sentado en el
trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas
delante del trono».

Es imperioso observar que primeramente tiene lugar la sumisión y, en


segundo término, el echar las coronas delante del trono. En los tiempos
en que se escribió el Apocalipsis, cuando las legiones romanas vencían a
un rey, se lo conducía a Roma para que se Postrara a los pies del
emperador, o bien, se lo ubicaba delante de una gran imagen del César,
obligándolo a postrarse delante de ella y a echar su corona a sus pies. Este
era un acto de sumisión total, de abdicación ante el emperador. De modo
que Juan, en Apocalipsis 4, nos está revelando las dos primeras
condiciones básicas de la adoración. La primera es la postración, la
sumisión total a Aquel a quien se adora. La segunda es echar la corona a
los pies del adorado.

¿Cuál es el propósito de la corona? Atrae la atención hacia quien la luce;


lo enaltece. El adorador sincero de Cristo, al echar su corona a los pies del
Señor, está diciendo: «Yo deseo que sólo Tú seas exaltado, que sólo Tú
seas glorificado». El segundo motivo, pues, es el deseo de vivir para la
gloria de Cristo y sólo la de Él.

La primera condición esencial para la adoración sincera es la sumisión


total. La segunda es que sólo Cristo sea glorificado. Debemos cumplir con
estas dos condiciones sometiéndonos completamente, sin reserva, a
Jesucristo como Señor.
En Apocalipsis 4:11 encontramos a los adoradores atribuyendo valor a
Aquel que está sobre el trono, manifestándole que Él es digno. Esta es la
adoración: la atribución de valora Aquel a quien se adora.

Señor; digno eres de recibir la gloria y la honra y el Poder; Porque tú


creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

¿Qué han hecho ellos? Han renunciado y echado sus coronas delante del
trono, despojándose de su gloria y diciendo: «Tú eres digno de recibir la
gloria, y sólo tú». La honra y el poder vienen a continuación. Estas son las
tres cosas que los hombres procuran: ser glorificados, exaltados y
honrados. Por lo tanto, al adorar a Jesucristo debemos despojarnos de
toda aspiración de gloria, de honor y de poder; pues Él y sólo El es digno
de ellas.

Apocalipsis 5 es uno de los grandes, sino el más grande capítulo sobre la


adoración en toda la Biblia. Observemos nuevamente el orden en el
versículo 8. En primer lugar ellos se postran.

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los


veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían
arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los
santos.

Nuevamente en el versículo 9 le adjudican valor a Jesucristo. Esta es la


adoración.

...y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de


abrir los sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.

Es evidente, pues, que no podemos adorar a menos que haya una total
entrega de nuestro corazón.

Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono> y de los ancianos y
de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del
trono, y adoraron a Dios (Ap. 7:11).

Tomado del libro: CÓMO ADORAR A JESUCRISTO de Joseph £ Carroll.


Desarrollo Cristiano Internacional.

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