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Nohemy B. De Infante 1
La salud como una situación que experimentan de diversas formas los hombres como un
fenómeno existencial y social de los procesos de vida humana, que está signada por el
carácter que asumen las relaciones sociales, en un momento determinado, no es un objeto de
estudio exclusivo de la medicina. La salud también es estudiada desde la perspectiva de
ciencias tales como la Sociología, la Psicología, la Antropología y la Economía. Por ello no es
extraño la difusión que en los últimos tiempos, han tenido los estudios sobre la salud,
realizados desde el campo de las ciencias sociales. Estudios que han permitido establecer
relaciones causales en los problemas de la salud, que van más allá de las determinaciones
biológicas presentes en las investigaciones tradicionales, ya que generalmente, tienen como
supuesto teórico una concepción amplia del hombre, que permite un examen de las
estructuras psíquicas y sociales, configuradas en la vida individual. Esta mayor amplitud en la
visión de la salud, como producto de los estudios realizados desde la perspectiva de las
ciencias sociales, se ha convertido en el camino que posibilita los intentos de totalizar la vida
del hombre, la salud y sus fenómenos adyacentes, en cuanto ya no se observan los problemas
de la salud desde un enfoque exclusivamente biológico, en el cual el hombre aparece como un
ser eminentemente biológico, que se enferma fundamentalmente por trastornos que sufre
individualmente, debido a disfunciones de origen orgánico. Desde las ciencias sociales se
reivindica la visión del hombre como un todo, es decir, como una unidad en la cual no existen
separaciones entre lo psíquico, lo biológico y lo social, pues lo que existe es una unidad
estructurada, en la que se presenta un proceso contradictorio, en cuyo movimiento aparecen
unos "efectos" que son las manifestaciones vitales de un individuo en particular, que debe ser
entendido como persona en el sentido riguroso de la palabra.
Estas concepciones parceladoras y fragmentadoras del hombre, no pueden dar cuenta de este
como una entidad bio-psico-social, es decir, como un ser integral, poseedor de una estructura
indivisible, en la que las "partes o instancias", sólo tienen sentido en una interrelación
permanente. En éstos términos, sólo si consideramos al hombre como una totalidad, podemos
plantear que este posee una estructura bio-psico-social, esto es, una naturaleza biológica que
lo dota de un organismo con unos alcances y limitaciones, cuyas dimensiones se expresan de
acuerdo a la relación que el individuo ha establecido con su cuerpo y su medio social. Esta
relación está signada por la estructura social y el mundo cultural en que se encuentra inscrito
el individuo y por el tipo de estructura psíquica que éste ha conformado en sus continuas,
permanentes e ineludibles vivencias con los otros individuos 3. En este sentido lo orgánico, es
decir, el cuerpo (que corresponde a lo biológico), las percepciones, emociones, impulsos,
memoria e imaginación (que corresponde a lo psíquico) y la persona, es decir los roles que
asume el individuo (lo que corresponde a lo social), se expresa como pertenecientes a una
totalidad estructurada, como un "conjunto de partes" interdependientes, cuyas unidades sólo
existen por la vivencia del conjunto.
"Desde el punto de vista biológico, el hombre como especie y como individuo, es considerado
como un organismo:
a). Cuya acción está estructuralmente limitada, que está equipado con ciertas respuestas
mecánicas.
b). Que posee impulsos indefinidos que pueden definirse y especificarse por un amplio margen
de objetos sociales. Lo que estos objetos pueden ser, no está determinado por el hombre
como organismo" 4.
Tal como lo concibe Geroge Mead, el organismo fisiológico es algo esencial al hombre,
veamos:
"Todas las interrelaciones e interacciones sociales, están arraigadas en cierta base socio
fisiológica común, de que están dotados los individuos involucrados en ellas. Estas bases
fisiológicas de la conducta social, que tienen su sede o asiento en la parte inferior del sistema
nervioso central son las bases de dicha conducta, precisamente por que ellas en si mismas
son sociales, es decir, por que consisten en impulsos o instintos o tendencias de conducta, por
parte del individuo dado, que no pueden llevar a cabo ni darles expresión manifiesta y
satisfacción, sin la ayuda cooperativa de uno o más de los otros individuos. Los procesos
fisiológicos de la conducta, de las cuales ellas son el mecanismo, son procesos que
necesariamente involucran por fuerza otros individuos, aparte del individuo dado... . Estos
mecanismos o tendencias fisiológicas, relativamente sencillas, aparte de constituir la base
fisiológica para toda la conducta social humana, son también los materiales biológicos
fundamentales de la naturaleza humana: Así, cuando nos referimos a la naturaleza humana,
nos estamos refiriendo a algo que es esencialmente social" 6.
El hombre como ser biológico, dotado de una particular organización fisiológica, es antes que
todo una relación social, pues precisamente en la organización social en la que desarrolla su
vida, en donde se provee de los elementos materiales y culturales que le dan sentido a su
existencia.
"No obstante, si bien se puede admitir sin dificultad la índole puramente individual del ello, no
ocurre lo mismo en cuanto al yo, donde Freud ve el resultado de la lucha entre el ello y el
super yo, a los que considera como una unidad. En realidad este super yo, cuyo conflicto con
el ello contribuye a erigir el yo, es una mezcla de diferentes estructuras, debido a que cada
individuo pertenece a muchos grupos: naciones, clases sociales, círculos de amistad, grupos
profesionales, clases escolares, etc. Ninguno de nosotros presenta exactamente una
pertenencia a los mismos grupos y esta diferencia entre mezclas del mismo tipo, pero de
composición diferente, es constitutiva de nuestra personalidad" 9.
En lo más profundo de la conciencia individual existen los otros, está ubicada la sociedad. Los
hombres son sujetos transindividuales (Goldman), la separación entre conciencia individual y
conciencia colectiva equivale a destruir la conciencia misma, pues el yo y el otro (que nos
permiten hablar de nosotros), constituyen aspectos indisolublemente ligados y siempre
presentes en la vida psíquica. Es en base a la conciencia estructurada en nuestro mundo
psíquico, que tenemos acceso a los "objetos" * que constituyen nuestro sistema ecológico. La
relación con ese mundo de los "objetos" la establecemos con base en un "sistema de
vivencias heterogéneas como la percepción, el recuerdo, la expectativa, la imaginación, el
deseo, la conceptualización, el juicio, el conocimiento, la valoración, la acción, la comprensión
de las objetivaciones culturales, etc." 10. Es importante resaltar de nuevo que en el proceso de
la experiencia, no constituyen una unidad indiferenciada, sino más bien dimensiones
complementarias de un fenómeno integral: la vida.
Para que tales objetos existan, es preciso que hayan ciertas condiciones fisiológicas, pues los
objetos no están entre ellos mismos, necesariamente relacionados con la persona. Ello es así
por que se considera que el hombre se encuentra en un mundo poblado de entes con
autonomía ontológica, que no forma parte de su conciencia, sino que son correlato intencional
***
de sus vivencias.
9 Ibid. p. 254.
* En el mundo social, no se puede establecer la dicotomía objeto-sujeto, pues esta pareja
forma para el caso del hombre, una unidad indiferenciada, pues el hombre (sujeto
conocedor), es tambien objeto del conocimiento (él pertenece a la sociedad que observa),
pues le es imposible estar como observador por encima o fuera de ella.
10 Silva Santisteban, Luis. La estructura de la experiencia humana. En: El sujeto como
objeto de las ciencias sociales. CINEP. Serie Teoría y Sociedad. Bogota, 1983, p. 37.
** La relación del hombre con el mundo tiene una de sus fuentes fundamentales en su
condición corporal. El cuerpo es el centro a partir del cual se articulan las cosas materiales;
los puntos de orientación del campo perceptivo inmediato, como "aquí", "allí", "abajo", etc.
se establecen desde la localización del cuerpo en el espacio concreto, es decir, el espacio
realmente vivido por el hombre en el mundo real y no en el espacio "idealizado" de la fisica
y la geometría: Silva Santisteban, Luis. Op. Cit. p. 45-46.
*** El que la experiencia humana sea intencional, significa que las vivencias que la
constituyen están esencialmente referidas a algo, a algun tipo de objeto u objetos que se
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"Como ser social el hombre es una persona * , es decir, un actor de roles; en este sentido es
una creación histórica y se puede comprender en los términos de los roles que desempeña e
incorpora. Estos roles están limitados por el tipo de instituciones sociales, en las cuales nace y
en las cuales madura como adulto. Su memoria, su sentido del tiempo y del espacio, su
percepción, sus motivos, su concepción de sí mismo... sus funciones psicológicas, están
moldeadas y dirigidas por la configuración específica de roles que incorpora en su sociedad" 11.
Si aceptamos que el hombre nace de una relación social y que su primera visión del mundo la
realiza a través de 'otros", no lo podemos imaginar como una isla perdida en medio de un
océano convulsionado. El hombre es un ser en relación, una relación en si misma y como al no
lo podemos concebir aislado, pues así sólo sería una entidad biológica. La esencia humana no
la constituyen los individuos aislados, sino el conjunto de las relaciones sociales en que
participan esos individuos, es decir, un conjunto de estructuras significativas concretas,
económicas, sociales, políticas e intelectuales que se oponen y se engloban mutuamente 12.
Aquí es importante indicar que en reconocimiento del hombre como una relación social, el
problema fundamental reside en hacer explícito cómo el individuo es un ser social ? Cómo se
"inscribe" dentro de la sociedad ? A través de qué mecanismos particulares él se hace un ser
social ? Aunque aquí no daremos respuesta a estos interrogantes, si señalaremos que se han
dado varias respuestas desde perspectivas teóricas tales como el funcionalismo (proceso de
socialización); el estructuralismo (el individuo como actor de roles); el marxismo (el proceso de
producción de la vida real al interior de las clases sociales), y el socio-psicoanálisis (inserción
de los individuos en los "grupos sociales": familia, la escuela, la fábrica, los sindicatos, los
centros culturales, los clubes, etc.)
Pensar el hombre como una relación social, implica reconocer que el individuo se experimenta
así mismo como tal, no directamente, sino a través de los demás, es decir, desde el punto de
vista particular de los otros miembros de la sociedad. En este proceso de interacción, el
destacan sobre el fondo del mundo; así por ejemplo, percibir es siempre percibí "algo",
recordar es recordar "algo". Imaginar es imaginar "algo", actuar es aspirar a realizar uno o
más objetivos, etc. Silva Santisteban, Luis. Op. Cit. p. 40.
* Por persona entendemos alindividuo en relación, al actor de roles, al que estructura sus
roles y relaciones sociales a partir del reconocimiento de: a) La imagen que tiene de si
mismo; b) La imagen que tiene de los demás; c) La imagen que los demás tienen de él; d)
La imagen que él tiene de la imagen que cree tienen los demás de él.
11 Hans Gerth y Wrigth Mills: Op. Cit. p. 32.
12 Lucien Goldman: Op. Cit. p. 145.
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individuo tiene que asumir unos roles particulares que lo identifican y lo ubican socialmente. Si
concebimos la estructura social como un conjunto de roles, debemos aceptar la existencia de
grupos o instituciones sociales que les den sentido a esos roles. La organización de los
individuos en grupos o instituciones formales o accidentales, tiene como supuesto la presencia
de una red normativa signada por el carácter que asumen las relaciones que establecen los
hombres; por las acciones y prácticas sociales que éstos emprenden. Esto quiere decir que la
organización grupal e institucional implica la existencia de unas obligaciones y derechos
particulares de los individuos productores de esa red relacional. El hecho de que los roles
regulen de una u otra manera la acción individual, nos indica su presencia a nivel de la
estructura organizativa del grupo o institución y de la estructura psíquica individual.
Tal como hasta el momento se han planteado las cosas, es cierto que desde el punto de vista
estructural se rescata al hombre como un conjunto indivisible e interdependiente de partes,
pero esto no es suficiente para explicar el carácter que asume esa totalidad estructurada en
que existen lo biológico, lo psíquico y lo social. Esta visión no es suficiente en cuanto no da
cuenta del movimiento particular que se produce en la totalidad vital individual. Esto es así, en
el sentido en que la perspectiva estructural plantea el movimiento de la corporeidad humana
como un fenómeno de interacción y no como un fenómeno de contradicciones, es decir,
dialéctico; un movimiento en el que no hay necesariamente una correspondencia biunívoca
entre cada una de las partes componentes de la existencia del hombre. Si concebimos el
movimiento en términos dialécticos, debemos aceptar la existencia de rupturas, incoaciones y
contradicciones entre lo biológico, lo psíquico y lo social, es decir, la no presencia de una
continuidad necesaria entre cada uno de los aspectos presentes en la vida del hombre. En
este sentido lo que encontramos en el hombre concreto (perteneciente a una clase social
particular), es un continuo "enfrentamiento" entre las partes componentes de su totalidad vital.
* Por estructura de carácter entendemos, tal como lo hacen Gert y Nills, al individuo
comoser total, a la integración relativamente estabilizada de la estructura psiquica del
organismo, ligada con los roles sociales de la persona. Por una parte, una estructura de
carácter está anclada en el organismo y sus organos, especializados a través de sus
estructura psiquica, por otra parte, está formada por la combinación particular de roles
sociales que están disponibles para ella en su sociedad.
13 Ibid. p. 61.
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Lo anterior nos indica que el ser humano es un organismo, que de hecho está integrado a una
cultura particular, el es en sí un ser compuesto por muchos individuos a la vez. En este sentido
sus necesidades no son solamente de tipo fisiológico, sino que son básicamente de tipo
psicológico, sociológico, económico. Como estos "niveles" implican la inscripción del individuo
en una relación social, hay que considerar como un imposible la existencia del organismo
humano sin la referencia de los "demás", sin el contacto con los otros. Sólo concibiendo al
hombre como una entidad total bio-psico-social, lo podremos considerar como un portador de
una cultura y una personalidad distinta, así como un organismo biológico sensible 14.
El hecho según el cual, son las condiciones de desarrollo de las fuerzas productivas de la
sociedad y el tipo de relaciones sociales existentes, lo que determina el carácter del hombre
como entidad bio-psico-social, nos obliga a realizar cualquier caracterización, en los términos
de la ubicación del individuo, dentro de la estructura particular que le da sentido a su
existencia. Así, podemos plantear, que, "como entidad biológica" el hombre es un individuo,
pero, para poder hacer referencia a esa individualidad, es necesario pasar por el examen de
las determinaciones sociales (relaciones de clase: la colectividad que le da sentido al individuo
concreto) que viven los hombres dentro de nuestra sociedad.
Al concebir las relaciones sociales como las determinaciones de la totalidad estructural del
hombre, concluimos que este como una entidad bio-psico-social, es a la vez, una estructura
orgánica y una estructura psíquica, pero ante todo, es una relación social que está
determinada históricamente. Es por ello que el desarrollo físico y mental de los hombres,
depende del momento histórico que viva la sociedad. Son estas razones las que nos indican
por que en el organismo están presentes las condiciones socioeconómicas de la sociedad, y
por que en la estructuración de carácter del individuo viven las relaciones ** particulares que el
individuo ha establecido con los demás en su proceso de socialización.
BIBLIOGRAFIA
GERT, Hans y MILLS, Wrigth. Carácter y estructura social. Buenos Aires, Paidos, 1972.