espiase. Había otra persona dentro, un empleado que limpiaba el suelo. Él fue a una alacena para coger algo, pero antes de abrir la puerta se detuvo. Estaba casi seguro de que me reconociera. Yo me preguntaba si sería mejor olvidarlo todo y volver a casa ya. Le miré atentamente, deseando saber qué hacía. Giró, y él me miró a mi. Nos quedamos allí, casi sin respirar, por lo que sentía una eternidad, él mirando a mi, y yo a él. El se enarcó las cejas y empezó decirme unas palabras. No me enteró nada. Sigue allí mirándole. - ?Le puedo ayudar a usted? repitió. No le di caso, le pasé lo más rápido que pude para terminar lo que había venido a hacer. Y entonces lo vi. Allí estaba, el único pan que quedaba en el pueblo estuvo allí, detrás del cajero. No sabía muy bien qué hacer. !No era como si pudiese pedir el pan yo! Ya había ido a esa misma tienda aquel día y todo el mundo sabe que solo se permite una salida al día! Me acerque al cajero y le pregunté si iban a hacer más pan hoy. - “Pues, como ya son las ocho, imagino que no.” me respondió. - “Pero usted tiene mucha suerte, solo queda una barra. ?Quiere algo más?” Me pregunté si fue un truco. Y que si cuando afirmara que solo era el pan que quería, me echaría a la calle. Estuve al borde de desmayarme (debido al estrés de la situación), pero conseguí informarle al cajero que solo había venido para el pan. - “Solo el pan. Dame el pan y no pasara’ nada mal”. El me miraba, con una expresión en la cara como si yo había llamado a su madre un cerdo. Lentamente, para que el no se diera cuenta, me acerque la mano al bolsillo y saque unas monedas. Se las tire al cajero y me puse a correr. El me siguió, gritando algo sobre cambio. Yo no podía ir muy rápido y temí que me capturara. Pero tuve un as en la manga, el empleado de antes, que fregaba el suelo, había dejado una señal puesta (que leía “suelo mojado, ten cuidado”). La cogí, y la lancé al seguidor. Tuvo el efecto deseado, y el se detuvo allí. Lo había conseguido. ?Quien lo había creído posible? Dos salidas en solo un día. Llegué a mi casa y dejé el pan con los de ayer.