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“Todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón”

Mario Benedetti.

Estética

La sociedad occidental se ha construido a partir de un paradigma cartesiano que


promueve la escisión entre mente y cuerpo. Desde la experiencia estética buscamos
acercarnos a una visión más holística del ser humano. La Terapia Gestalt
Contemporánea reconoce la experiencia de la persona como un cuerpo en movimiento
que se co-construye en su interacción con el otro. La estética es una experiencia humana
que permite a la persona explorar su entorno desde una perspectiva somática en su vida
diaria.

La estética es un recurso que permite a la persona tomar conciencia de su singularidad,


pero también de su interdependencia con el entorno. La persona se construye en relación
con el otro, el organismo es un proceso de regulación relacional, de modo que la
experiencia encarnada está en co-creación con su entorno.

La estética no solo tiene que ver con la belleza o el arte, sino que se concentra en las
formas en que las personas construimos significados desde nuestra vivencia somática.
Dentro de nuestro ambiente familiar la persona no solo introyecta ideas a través del
discurso dialógico, sino que muchos de nuestros aprendizajes son a nivel estético, es
decir, aprendemos a través de nuestra experiencia somática y los patrones de
movimiento que nos permiten interactuar para definirnos temporalmente con relación a
nuestro entorno.

La experiencia estética se aproxima a la definición de nuestro cuerpo a través de los


procesos sensoriales, somos humanos en la medida en que sentimos al mundo de la
vida. La piel es un órgano que nos permite manifestarnos frente al otro, y nos brinda la
oportunidad de conectarnos con el entorno. La experiencia estética nos brinda la
posibilidad  no solo descubrir al mundo, sino también cómo sentimos al entorno y cómo
nos definimos temporalmente con base en nuestra experiencia sensitiva. La percepción
nos ayuda en nuestros procesos de interconexión y nos brinda una amplia gama de
experiencias emocionales que le pertenecen al campo.

La experiencia estética es mucho más grande que nuestros parámetros de comprensión


cognitiva, la mixtura sensorial necesita ser descrita y compartida desde una actitud
fenomenológica. El lenguaje convencional en ocasiones es insuficiente para describir la
experiencia, es ahí cuando recurrimos a la poética como camino para realizar
apreciaciones estéticas.

La percepción nos incluye en el mundo porque nos permite acceder a un conocimiento


más puro de la experiencia. En el trabajo terapéutico  podemos observar continuos
procesos de alteridad intersubjetiva, donde la experiencia sensorial es compartida a una
inserción recíproca, que afecta a la relación terapéutica. La percepción no es un aspecto
puramente cognitivo: por el contrario, es un proceso integral que incorpora la conexión
de los sentidos y las funciones de contacto.
La conciencia somática nos permite acercarnos a una realidad que incluya el conocer,
sentir, pensar e imaginar. Estos procesos son la guía estética que busca el terapeuta para
acercarse a la experiencia intersubjetiva que sucede en el campo durante la sesión
terapéutica. La experiencia estética nos aproxima al fenómeno como un proceso de
investigación sobre la manera en que co-creamos los significados en la frontera-
contacto. 

El terapeuta Gestalt estará al pendiente de las cualidades estéticas presentes en el


campo, para alcanzar significados desde la relación de nuestro cuerpo en las
experiencias del campo. Como terapeutas Gestalt nos nutrimos de las aportaciones de
Baumgarten, quien hace referencia a la estética en relación con aspectos sentimentales
de la belleza. Los procesos somáticos y afectivos nos permiten contemplar de manera
integral la belleza de los fenómenos. La Terapia Gestalt tiene como base la sensibilidad
para contemplar la belleza de las experiencias que suceden en el campo, y lograr una
conciencia subjetiva que nos permite tener posibilidades de co-crear significados a los
fenómenos desde una perspectiva estética.

La teoría estética aporta a la Terapia Gestalt un análisis profundo de los procesos


intersubjetivos y las singularidades que configuran el campo. La presencia del terapeuta
es generadora de significados, además posibilita alcanzar una comprensión más amplia
de la experiencia singular que sucede en el campo. La experiencia estética surge de la
percepción que tenemos del entorno, de nuestra vivencia somática, y su alcance
trasciende el discurso sobre las problemáticas del consultante

La experiencia estética también apoya al campo a generar un compromiso con lo que


está sucediendo a nivel intersubjetivo. Con respecto a esto, en el libro fundador de la
Terapia Gestalt se menciona lo siguiente: “Cuando decimos ‘comprometido con la
situación’, queremos decir que no existe un sentimiento de uno mismo o de otras cosas
fuera de la propia experiencia que tenemos de la situación. El sentimiento es inmediato,
concreto, presente y comprende íntegramente la percepción, el sistema muscular y la
excitación” (PHG p. 193, 194).

La estética, de acuerdo con la postura de Kierkegaard, se mantiene en la esfera de la


inmediatez. Considero relevante trasladar las ideas de este gran filósofo a la práctica
terapéutica, porque nos ayuda a entrar al misterioso mundo de la inmediatez
(Umiddelbarheden) y la indeterminación (Ubestemmetheden). Lo estético es potencial
porque mantiene una tensión entre la fuerza motriz y la movilización.

La Terapia Gestalt justamente nos invita a explorar la inmediatez de la experiencia de


campo, la indeterminación de las conductas del consultante en categorías diagnósticas, y
sobre todo explorar cómo la experiencia aporta excitación al campo, generando una
tensión entre las fuerzas impulsoras de la movilización y las fuerzas de resistencia al
mantenimiento de la condición actual.

Kierkegaard nos aporta otras ideas que son valiosas para enriquecer el trabajo estético
en Terapia Gestalt. Encontramos el devenir entre la experiencia genuina y su historia,
este encuentro produce una experiencia que apoya el crecimiento de la relación
terapéutica en la inmediatez. El terapeuta pondrá atención al devenir estético que se
presenta en la frontera-contacto donde el consultante puede lograr una reconciliación
entre lo potencial, lo presente, lo histórico y las posibilidades de la inmediatez.
La terapia es un espacio donde se manifiesta el devenir entre finitud de lo que sucede y
la ampliación de conciencia que apoya a la movilización de las categorías existentes
hasta ese momento. Es entonces cuando el consultante  tomará conciencia que sus
introyectos. La finitud es una luz de esperanza que ayuda a la persona a  comprender
que todo lo que sucede no será eterno, sino una experiencia que está presente y puede
encontrar el cierre o finitud.

La esfera estética moviliza al campo por medio del devenir, a través de la energización
que provoca el auto-movimiento somático como respuesta a la experiencia inmediata.
La persona se define estéticamente en la inmediatez de lo que es, como una mediación
entre la experiencia interior que se ve afectada por la presencia de los otros; formando
un espacio singular que activa la potencialidad de lo que puede ser, y no ha sido hasta
ese momento o no ha podido asimilar.

La estética genera un estado de inocencia que va más allá de los juicios morales, y que
permite una mejor conexión con los fenómenos que se producen en la interacción con el
entorno. La estética es una experiencia de identidad temporal que crea posibilidades de
interfaz entre lo corporal y lo psíquico. Las personas  que tienen experiencias de
sufrimiento han olvidado la inmediatez porque viven con premura anhelando la idea de
aniquilar el sufrimiento. Esta idea obstruye la vía sensorial al camino de la belleza. El
camino hacia el desarrollo estético está construido de agresión, destrucción, dolor y
desgarramientos. Para alcanzar la creatividad y la belleza es necesario vivir
intensamente todo lo que ha quedado lejos de la conciencia debido al miedo de
enfrentarlo.

El terapeuta es un artista y un aventurero que acepta la posibilidad de exponerse, asumir


riesgos y tocar su propia herida para responder a la inmediatez de la experiencia. El
terapeuta necesita despojarse de expectativas, prejuicios y actitudes rígidas. El espacio
terapéutico es un hermoso escenario donde se despliegan una serie de tramas e historias
que se entrelazan, coincidiendo en el dolor compartido.

El terapeuta está en el escenario, como un promotor de la vivencia estética en la


inmediatez, aferrándose a la temporalidad, valorando la finitud. La terapia es una serie
de sucesos indefinidos donde se presentan figuras novedosas y se co-crean instantes
fugaces que son vivenciados intensamente hasta ser asimilados.

Tanto la vida, como la terapia son paradójicas, porque es necesario experimentar un


profundo dolor para alcanzar momentos de dicha y esperanza. El dolor y la esperanza
generalmente se encuentran en la experiencia estética, es difícil saber cuál impulsa a la
otra, pero la vida sensual tiene una lógica propia, donde tienen cabida el sufrimiento, la
pasión y la fe, pero sobre todo la compasión.

La Terapia Gestalt hace énfasis en la inmediatez fundamentando su aproximación a la


realidad con base en la experiencia somática, buscando lo inédito y lo singular. El
campo necesita que la frontera-contacto sea flexible, apoyando a los procesos de
diferenciación, y que impulsen la potencialidad contenida en las personas. Lo estético
ayuda al devenir de la libertad, dando saltos creativos por parte del campo para crear
una nueva regulación relacional. La reflexión compartida responde a la estética que sea
crea en la situación terapéutica. La transferencia que sucede en la experiencia estética es
relacional y reflexiva. Las vivencias de sufrimiento del consultante  no pueden ser
completamente ajenas a la experiencia del terapeuta. La experiencia emocional es
esencial, y lo esencial no puede resultar ajeno al terapeuta.

Cuando la terapia se enfoca en el contenido y no en el proceso, entramos al mundo de


las ideas. La idea niega la inmediatez y aniquila la vivencia presente, porque no logra
destruir la experiencia para posteriormente asimilarla. El dolor en soledad se convierte
en sufrimiento, creando ausencia en la frontera-contacto, no obstante, esta ausencia no
aniquila totalmente la experiencia de sufrimiento, porque pueden ser percibidas a nivel
estético. Es decir, el sufrimiento que no es expresado puede sentirse en el campo.

El sufrimiento se siente en el campo, es entonces cuando el terapeuta atiende a la


experiencia estética desde la inmediatez, resonando somáticamente a la situación que
presenta mayor intensidad. El campo se manifiesta desde la más profunda intensidad, y
convierte el dolor contenido en un instante de presencia estética. La sesión terapéutica
puede ser una tarde gris o una noche tenebrosa, pero si el terapeuta y consultante
sostienen la experiencia de dolor pueden alcanzar a presenciar la hermosura del alba por
la mañana. La experiencia estética no aniquila el dolor, pero permite que el dolor se
pueda transmutar de sufrimiento a belleza. Pasamos de un dolor en soledad, a un dolor
que promueve compasión.

El consultante  ha experimentado tanto dolor que ha buscado aniquilarlo. No obstante,


el dolor se queda guardado y progresivamente se convierte en sufrimiento. El terapeuta
Gestalt sabe que el dolor es una fuerza impulsora que energiza y moviliza al campo. El
dolor tiene un enorme poder, porque contiene una gran cantidad de energía y
necesidades no expresadas. Por lo tanto, es necesario recuperarlo y sostenerlo en la
frontera-contacto para que se pueda alcanzar una experiencia momentánea de belleza y
completud.

Según Kierkegaard, el desgarramiento es necesario para alcanzar un estadio ético;


considero que la vivencia intensa de dolor otorga a la persona una nueva visión de su
historia. Le brinda el apoyo para re-significar las experiencias dolorosas, y esto permite
que el consultante encuentre nuevas formas de relación más humanas. La ética de la
alteridad se hace presente albergando las diferencias, la realidad, el tiempo y el dolor.

La estética nos permite encontrar momentos donde la dualidad encuentra un punto


intermedio entre lo real y lo ideal, es decir, se puede vivenciar la posibilidad. En un
mismo momento la idealización se entrelaza con la realidad y se produce la posibilidad.
Es así como destruye la escisión que caracteriza al sufrimiento que vive el consultante.
La estética ayuda a que lo imposible se vuelva una posibilidad donde pueda encarnarse
y resonar toda la energía contenida en el campo.

La estética que propone Kierkegaard es de posibilidades. En este sentido, podemos decir


que percibimos no solo la experiencia emocional del otro, sino la experiencia emocional
matizada con las posibilidades que aporta nuestro propio idealismo, lo posible se co-
crea entre lo esencial y lo ideal. En esta posibilidad la realidad nos sacude, y se refleja
en sí misma, modificando temporalmente a todos los participantes de la situación
terapéutica.

Lo estético nos ayuda a jugar con el punto cero entre lo real, lo intelectual, lo ideal, pero
sobre todo con lo posible. La posibilidad estética parte de la realidad fáctica, que se
alcanza a través del proceso de resonancia que produce el fenómeno de campo. En esta
posibilidad, la realidad se presenta en la frontera-contacto, se repite y se destruye, pero
afecta al campo en favor de la novedad.

Lo estético posee la libertad como una posibilidad infinita en el proceso terapéutico, se


crea una dialéctica entre lo imposible y lo posible. Lo estético ayuda a alcanzar el salto
de lo imposible a lo posible, abandonar lo que hasta ese momento había sido real, para
adentrarse en el vacío que produce la novedad.

La estética para Baumgarten tiene que ver con los conocimientos que recibimos a través
de la percepción sensible, y que tiene una naturaleza clara pero imprecisa. La relación
que se establece es sensible, no es entre un objeto y su generalidad, sino entre la
representación de un objeto y la significación de su particularidad. Ese principio de la
estética nos ayuda a comprender que lo que sucede en el campo es singular, y desde esa
experiencia encontrar significados.

La experiencia estética se concentra en la presencia particular, propia y sensual. La


terapia desde un punto de vista estético es co-creación entre la imaginación, la pasión,
poética y el arte. La terapia Gestalt se fundamenta en la experiencia estética, porque se
busca la belleza a través del conocimiento sensible. La perspicacia del terapeuta le
permite mantener una actividad sensible e intelectual, para poder integrar la experiencia
estética que acontece en el campo. El terapeuta necesita una mirada atenta y abierta a
los detalles presentes. Esta mirada es una luz hermosa que precisa develar la novedosa
belleza que permanecía en la oscuridad. A esta luz Baumgarten la denomina Lux
aesthetica.

Su relevancia está vinculada al tipo de claridad de la experiencia estética, que permite el


establecimiento de los objetos. Esta claridad estética tiene que ver con las posibilidades.
La estética aporta novedad, riqueza y vitalidad a la experiencia en el campo, y entre más
extensa sea la experiencia sensible, mayor será el grado de claridad que tenga la figura,
dado que la resonancia somática permite una mayor cantidad de experiencias y
elementos que signifiquen la singularidad de la situación.

La Terapia Gestalt se vuelve estética cuando se acerca a la realidad desde el


conocimiento sensible que busca la apreciación de la belleza. La estética permite al
terapeuta ampliar su imagen del ser humano y sus relaciones. En la terapia
Gestalt  buscamos alcanzar el felixaestheticus, es decir, que la persona sea capaz de
lograr un equilibrio emocional.

El felixaestheticuses parte de la búsqueda de la Terapia Gestalt, es decir, una


persona  que acepte la incertidumbre, y viva entre la tensión de la confluencia, el
contacto y la retirada. Esta tensión se mantiene por la excitación que se produce en la
frontera-contacto. Cuando el terapeuta se encuentra alejado del felixaestheticus propone
un campo de alienación que anestesia el proceso de resonancia. La terapia busca que el
consultante pueda superar el estado de anestesia a través de la sensibilización,
significación y asimilación.

La terapia es una invitación a una experiencia estética que sucede en la relación con el
consultante. El terapeuta se convierte en un artista co-creador de situaciones que
permitan el surgimiento de instantes donde lo ordinario entra en una nueva dimensión
basada en la experiencia sensorial. El terapeuta es un artista que manifiesta su ser y su
ground, en favor de un campo actualizante. La obra de arte está en la relación que se va
co-creando entre las aportaciones artísticas del terapeuta y el consultante, es un poema a
dos voces.

El artista es la antítesis del científico, acepta la incertidumbre y la sensibilidad como


caminos para encontrar las posibilidades presentes. Aceptar lo efímero de la verdad es
parte de la capacidad del artista. Por el contrario, el científico busca la certeza, la
exactitud y la obstinada persecución de una verdad que es inalcanzable. El terapeuta
Gestalt es un artista que comprende a la ciencia pero toma como guía la sensibilidad y la
creatividad artística.

Buscamos generar un campo donde se experimente y promueva la creatividad artística y


la belleza para lograr la asimilación de los aspectos que estaban alienados. El terapeuta
asume riesgos que promueven una resistencia a la tendencia inherente al campo. Las
autorrevelaciones que realiza el terapeuta a nivel estético favorecen la creación de
nuevas posibilidades al campo. El terapeuta sacude al campo con su exposición y
asunción de riesgos. Sin embargo, esta es una co-creación, porque sin los fenómenos
presentes en el campo, el terapeuta no podría hacer estas revelaciones.

Creatividad, arte y poética en Terapia Gestalt Relacional

La terapia Gestalt tiene en sus fundamentos teóricos las dimensiones estéticas, creativas
y artísticas. El arte y la creatividad se encuentran en el corazón de la terapia Gestalt,
porque el arte engloba la experiencia creativa realizada por el ser humano para expresar
su mirada sensible acerca del mundo, o de su relación con la otredad. La terapia consiste
en un proceso sensible-creativo que busca favorecer el contacto, compartiendo
sensaciones, emociones, sentimientos, percepciones y deseos.

El terapeuta Gestalt es un artista que utiliza una metodología científica revestida de


sensibilidad, humanidad que lleva a la terapia a las dimensiones de la filosofía, la
poética y la danza. Una sesión terapéutica es una urdimbre de experiencias estéticas,
que se van entrelazando para co-crear formas que dan sentido a la experiencia real, tal
como sucede en la situación.

El método de la terapia gestalt es contextual y fenomenológico, no obstante, tan se


recurre a los métodos hermenéuticos y estéticos, que nos ayudan a profundizar en la
percepción y 

comprensión. En el proceso terapéutico intentamos comprender como cada experiencia


es una expresión creativa ya sea por parte del cliente, del terapeuta, de la relación o de
la situación. La realización creativa tiene una lógica particular que no se puede
encuadrar en moldes científicos, sino que toma forma de una experiencia artística e
incluso numinosa (trascendental).

Las personas llegan a terapia con historias profundamente dolorosas, la mayoría busca
encontrar soluciones que le permitan olvidar o superar el pasado, para nunca volverse a
sentir de esa manera. Sin embargo, la Terapia Gestalt es una invitación a explorar como
estas situaciones pasadas sirvieron como recursos creativos para sobrevivir, pero que
ahora están perdiendo su matiz creativo,  quedando ajustadas a las percepciones
anacrónicas (fuera de tiempo u obsoletas) que se tienen del entorno. Con base en esto, la
persona ha desarrollado una personalidad verbal de acuerdo a las interacciones que tiene
con el entorno, cuando el lenguaje es limitado y cotidiano la persona va perdiendo
capacidad creativa y flexibilidad.

El arte nos lleva de lo ordinario a lo extraordinario, porque nos conecta con una nueva
manera de percibir los eventos del día a día. Nos ofrece un espacio para manifestar las
razones de nuestro corazón, utilizando medios que superan la lógica cotidiana. El arte
consiste en la búsqueda de la buena forma, de construir Gestalts que reflejen la estética
de la situación, teniendo un sentido singular que nos lleve a experimentar las
posibilidades de una existencia creativa. La expresión genuina de nuestra voz, permite
que surjan nuevas expresiones gramaticales que se encuentran contextualizadas de
acuerdo al momento, recuperando la espontaneidad.

El lenguaje poético nos permita lograr expresiones integradas de aspectos  polarizados,


con amplios matices emocionales, experiencias contradictorias, oxímoron, figura/fondo,
realidad/fantasía, atemporales, etc. Ante el dolor ajeno, no existen palabras suficientes
para describir la experiencia de compasión por parte del terapeuta, por eso, la
contemplación terapéutica o el lenguaje poético son formas estéticas de responder ante
la belleza del dolor ajeno. La poesía es la posibilidad de dialogar de corazón a corazón,
creando un campo que se reconfigura para irse armonizando al ritmo de la hermandad,
las bellas palabras y de la danza de los cuerpos en conexión.

La experiencia de sufrimiento del paciente se puede convertir en un lienzo, en un texto,


en una danza, en una nueva posibilidad de existir. Durante el proceso van surgiendo
nuevas formas de estar en el mundo, lentamente el cliente va superando su postura de
sobrevivencia para aprender nuevas formas de convivencia en el contexto presente. De
acuerdo con lo anterior los teóricos fundadores mencionan lo siguiente “un
poema  resuelve un problema que puede ser resulto solamente por la invención verbal,
mientras que la mayoría de las hablas se dan en situaciones en donde, la solución
necesita otros tipos de comportamiento, una respuesta de quien escucha, etc. Se deduce
de esto que, en la poesía, en donde toda la realidad debe ser transmitida a través del
habla, la vitalidad del discurso se acentúa; hay más ritmo, es más precisa, está más
cargada de sentimientos, mas dotada de imaginación. Y lo que es aún más importante es
que el poema tiene un principio, una mitad y un final; acaba la situación” ( PHG p. 128)

La creatividad necesita ser alimentada por la sensibilidad, los clientes llegan con una
profunda anestesia, por eso, necesitamos profundizar en las pautas relacionales
sintomáticas, para lentamente ir cimentando una relación segura (ground) que permita
desarrollar formas creativas de interacción novedosa dentro de la sesión.  La creatividad
nos hace conscientes de la temporalidad, es decir, nuestro encuentro tiene destellos del
ayer, posibilidades del mañana y experiencias fugaces que tratamos de capturar en una
figura retórica que nombramos aquí y ahora.

La creatividad en terapia Gestalt es horizontal surge de una relación igualitaria, creando


momentos de hermosa compasión, movilizando el sentido estético que nos llevan a
crear nuevas formas de comprender y estar en la frontera-contacto. La intuición guía el
trabajo hacia las posibilidades creativas que emergen de la experiencia estética, el
cliente comparte un sin fin de elementos (paralingüísticos) al campo relacional, el
trabajo el terapeuta es recibirlos y comprenderlos; para juntos formar innovadoras
posibilidades.

El acompañamiento terapéutico se convierte en un mosaico multi-experiencial de


aspectos que son aportados por el cliente, por el terapeuta, por la relación y finalmente
por la situación. Encontrar un lugar común, a partir de nuestras diferencias, es la base,
para crear una melodía relacional, una danza armoniosa, un poema compartido, una
pieza única, etc.

La danza, los instrumentos musicales y la voz permiten la integración de la conciencia,


el movimiento y la emoción en un proceso de contacto centrado en el presente. La
intuición es la habilidad de organizar nuestros sentidos para comprender de forma
sensible la realidad. Para desarrollar la intuición, el terapeuta necesita una atención
focalizada, confianza para responder con espontaneidad para ir creando experimentos
que ayuden al cliente a desarrollar experiencias excitantes y novedosas.

La comedia y la actividad lúdica también forma parte de las expresiones creativas


dentro del proceso terapéutico. Aunque la creatividad aporta grandes bondades a la
salud de las personas, también es importante el proceso de ajuste, porque ayuda a
balancear la creatividad, contextualizando a las condiciones del entorno. Por tanto, la
creatividad y el ajuste son interdependientes, porque se requiere de la interacción
dinámica de ambos elementos para mantener un estado de equilibrio emocional.

El cliente también es un artista, pero que ha ido perdiendo su capacidad sensible,


fundamentas sus actuales obras, en los éxitos del pasado. En Terapia Gestalt nos
enfocamos en explorar las cualidades singulares de la experiencia, para promover el
awareness a través de la creación de formas novedosas. La terapia Gestalt es también
una terapia de la percepción, porque busca crear nuevas figuras y fondos, que brinden
alternancia a las percepciones antiguas, re-significando las percepciones totalitarias,
profundización en el proceso de diferenciación entre experiencias pasadas y la
experiencia contextual. Lo anterior permite que las formas simples, vayan se vayan
complejizando, creando nuevos significados con base en la vivencia intersubjetiva y
situacional.

La terapia Gestalt surge de un movimiento contracultura que impulsaba nuevas formas


de vivir.  Superar el orden establecido, la rigidez científica y la insensibilidad
capitalista. La teoría de la terapia aporta conceptos que impulsan el cambio, la
sensibilidad y la creación.

La terapia Gestalt es una forma de emancipación de las pautas que hemos introyectado
del entorno, es un proceso creativo que busca  nuevas formas que fomenten la
singularidad y la solidaridad. Laura Perls menciona lo siguiente "“La Terapia Gestalt es
un proceso anárquico en el sentido de que no sigue unas reglas o normas pre-
establecidas. No pretende adaptar a la gente a ningún sistema, sino que intenta adaptar a
la gente a su propio potencial creativo.” (p. 32)

La resistencia a las imposiciones sociales, es la base de la terapia Gestalt, responder a


los viejos paradigmas de la psicología, con respuestas creativas surgidas de la filosofía y
el arte. Para Paul Goodman el arte es una luz de esperanza es un mundo plagado de
represión. Superar las lógicas impuestas por las sociedades contemporáneas, es
posible,  por medio de las artes, porque nos brinda la posibilidades de explayar nuestras
cualidades estéticas.

La relación es un medio y un fin del contacto. Es medio, porque a través de la relación


la persona es capaz de conocer y aprender de su interacción con el entorno (contactar).
Es un fin, porque una relación está conformada por un conjunto de contacto. Las
relaciones están determinadas por el grado de sensibilidad y creatividad, para
movilizarse hacia la novedad y ajustarse en el proceso de asimilación contextual de los
aprendizajes experienciales.

La sesión terapéutica es un acto creativo que conjuga diversas expresiones en el campo


relacional, la creatividad requiere de la sensibilización, exploración, profundización,
experimentación y ejecución. El proceso creativo busca la sincronicidad, con base, en
las coincidencias que aparecen entre el organismo y el entorno, la situación presente. La
resonancia estética, ayuda al cliente y al terapeuta a construir una figura clara que se
creativa y se ajuste al contexto, esto da como resultado la buena forma.

La terapia es un juego sincronizado que promueve la formación de nuevas maneras de


relación en el contexto. Aprender a jugar y divertirse de forma espontánea, es parte de
los objetivos de la  terapia Gestalt. El espacio creativo se encuentra en la frontera-
contacto, donde la persona y su entorno interactúan descubriendo nuevas maneras de
experimentar la vida, aunque es un espacio diferente a la vida cotidiana, el espacio
terapéutico forma parte del mundo y de las posibles nuevas maneras de relación.

Conclusiones:

La terapia Gestalt como arte, busca explorar lo inesperado, profundizar en las


posibilidades de lo incierto, pasar de la opacidad al horizonte próximo. La terapia como
arte consiste en utilizar la visión estética, para describir aspectos que solo habían sido
atendidos desde la lógica científica. La mirada relacional de la terapia Gestalt busca
integrar la teoría, un método científico y el arte. La teoría y el método son la base
(ground) sobre la cual el terapeuta y el cliente dibujan nuevos siluetas en el cielo, que
poco a poco van tomando forma en la situación, dando lugar a proceso creativos que se
materializan a través de la experiencia y el aprendizaje experiencial.

La mirada artística aporta a la terapia Gestalt herramientas para brindar soporte al


cliente en su posibilidad de establecer un contacto profundo. Con base en esto, Laura
Perls nos dice "Este proceso se podría comparar con el de crear una obra de arte (la
expresión más noble de la experiencia humana integrada e integradora). Nos damos
cuenta del conflicto que existe entre nuestras múltiples experiencias incompatibles e
indomables en el momento en que llegamos a tener disponibles unos medios que nos
permitan transformarlas e interpretarlas.” (p. 97).

Finalmente la experiencia estética que sucede en la frontera-contacto supera nuestro


lenguaje cotidiano, la falta de palabras a veces es una limitante para brindar el apoyo
necesario al cliente. Por esa razón, la poesía es una posibilidad creativa para reaccionar
de manera compasiva la experiencia que sucede en el campo.  La poesía tiene una
plasticidad especial que permita que la personalidad abra senderos que se encontraban
clausurados a la conciencia. La poesía módica el ritmo y crea una danza cinestésica y
verbal, que nos lleva a la imaginación, nos conduce a la esperanza, y estos elementos
nos hacen recuperar la confianza en nosotros mismos, en la otredad y en el horizonte
próximo....

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