sucede en el cerebro y en el cuerpo cuando sentimos enojo y como en ciertos momentos de nuestras vidas dejamos que estos sentimientos se apoderen de nosotros generándonos dificultades de salud y afectando a las personas que se encuentran a nuestro alrededor.
Palabras clave.
Enojo, ira, emoción, cerebro humano, cuerpo
humano, amígdala. Para lograr entender como nos afecta el enojo o la ira en el cerebro y cuerpo humano nos citamos en la amígdala ubicada en el lado izquierdo del cerebro muy cerca del oído, esta se creó en el cerebro humano después de años de evolución después de que el ser humano se cansó de ver como los animales se apoderaban de las presas casadas, esto generaba en el cerebro humano una sensación de injusticia la cual iba en contra de lo que deseábamos, impulsándonos a defendernos o atacar a quien nos estaba vulnerando, sin dejarnos razonar.
Esto activa en el cerebro las partes que más
compartimos con los mamíferos y reptiles, haciendo que nuestro pensamiento sea dicótomo impidiéndonos distinguir los demás matices del momento, contestando o actuando de manera agresiva dejándonos ver como los buenos y a los demás como los malos; poniéndolo en un contexto actual cuando sentimos enojo o ira hacia una persona, se puede perder la cabeza frente algunas acciones, generando dolor a quienes en un estado normal nunca intentaríamos afecta o agredir de ninguna manera.
Ahora bien, el cerebro y el cuerpo humano se ven
afectados directamente ya que en el momento en el que este sentimiento aparece el cuerpo humano produce mediante dos hormonas adrenalina y cortisol, durante el instante de enojo estas hormonas entran al torrente sanguíneo, como consecuencia el corazón late más rápido con el objetivo de enviar más oxígeno a los músculos, pero durante este momento las arterias se estrechan buscando anticipar la pérdida de sangre que se pueda presentar en un posible enfrentamiento con la persona que nos produce este sentimiento, así dicho enfrentamiento nunca se dé, el cerebro y el cuerpo humano siempre reaccionaran de esta manera siendo este un sistema de defensa que posee el cuerpo humano, siendo esta una posible respuesta a los frecuentes dolores de cabeza, migraña e incluso hipertensión, esto se da debido a que en el momento en que sentimos enojo nuestro corazón incrementa sus latidos hasta treinta veces cada tres segundos produciendo pequeños desgarres en el tejido de las arterias que lo nutren de sangre, como consecuencia se aumenta la acumulación de colesterol en estas arterias, aumentando así en un cincuenta por ciento las posibilidades de tener un paro cardiaco y en un ochenta por ciento la probabilidad de sufrir enfermedades cardiacas, sumando a esto el cerebro ordena a la glucosa y a las grasas la cuales actúan como reservas de energía, que ingresen al torrente sanguíneo, preparando nuestro cuerpo para atacar, siendo en muchos casos innecesario debido a que por lo general estos enojos se presentan en lugares o con personas a las cuales no queremos ni podemos agredir.
Por otra parte, la adrenalina y el cortisol que se
encuentran en nuestro cuerpo hacen que se incrementen los glóbulos blancos estos se multiplican y se preparan para proteger nuestro cuerpo, entendiendo así que el enojo constante aumenta la producción de esto glóbulos generando un desgaste en las células del cuerpo que combaten virus, células cancerígenas y bacterias.
Por otra parte, nos encontramos con dos tipos de
enojo, el explosivo el cual estando en este lapsus intenta agredir a la otra persona mediante insultos y actos agresivos, estos tienes más opciones de expresar lo que sienten y actúan de acuerdo a su sentimiento dejando de lado la posibilidad de calmarse, y el implosivo el cual hace que durante el enojo las personas se bloqueen y busquen un lugar para reflexionar sobre lo sucedido, estos ya tiene la posibilidad de calmarse cuando este sentimiento de enojo los abarca, pero les genera cierta imposibilidad de expresar lo que sienten, el problema de este tipo de enojo o de quienes lo sienten es que acumulan este sentimiento hasta que estallan tendiendo a lastimar profundamente a las personas que generan este sentimiento. Conclusión.
Después de entender cómo reacciona el cerebro y el
cuerpo humano a este sentimiento de enojo podemos inferir que el enojo sino se logra manejar o controlar puede generar daños en nuestro cuerpo y cerebro y aumenta la posibilidad de enfermedades cardiacas, además de las altas probabilidades de agredir o herir a las personas que nos rodean; así este ensayo propone intentar controlar el sentimiento de enojo debido a todo el daño que este puede generar tanto a nosotros como a los que nos rodean.