Las mitocondrias, son organelas, que se remontan a unos dos mil millones de
años. Aunque estos productores de energía fueron identificados en la década
de 1800, la forma en que se convirtieron en accesorios en las células todavía está en debate. El antepasado de las mitocondrias era una bacteria de vida libre que ingería a otro organismo unicelular. La mayoría de los biólogos piensan que la bacteria benefició al huésped: en una hipótesis, estas pre-mitocondrias suministraron hidrógeno para producir energía. Otros investigadores piensan que cuando el oxígeno atmosférico aumentó bruscamente en esa era, las células anaeróbicas necesitaban a las bacterias para limpiar el gas, que es tóxico para ellas. Sin embargo, el partido fue hecho, los dos vivieron tan armoniosamente que finalmente se convirtieron mutuamente dependientes y formaron una relación a largo plazo.( Were Cellular Powerhouses Once Parasites?,Mitochondria may have started out stealing energy rather than producing itBy Annie Sneed on February 1, 2015)
Un nuevo análisis de las relaciones evolutivas de Martin Wu y Zhang Wang, ambos de
la Universidad de Virginia, plantea la posibilidad de que el progenitor mitocondrial fuera realmente un parásito. Su reivindicación deriva de su árbol evolutivo recientemente construido para las mitocondrias, que resuelve las relaciones ancestrales entre los orgánulos y sus parientes bacterianos vivos más cercanos basados en sus genomas. Esos datos de ADN llevaron a Wu a deducir que las mitocondrias se sitúan dentro de un orden de bacterias parásitas y patógenas llamadas Rickettsiales y que evolucionaron a partir de un antepasado que produjo una proteína de robo de energía. En algún momento, este precursor parásito perdió el gen klepto y ganó otro que le permitió suministrar energía a su huésped, como lo hacen hoy las mitocondrias. Los investigadores publicaron sus hallazgos en octubre de 2014 en la revista PLOS ONE.