HACENDÍSTICA Y MILITAR En el siglo XVIII, y más concretamente el reinado de Felipe V, trajo consigo profundas reformas en el sistema de la Administración. En lo que a la Administración central se refiere, se pretendió reducir las atribuciones de los Consejos, dejándolos sin competencias precisas, siendo los principales artífices de dicha reforma Orry, la princesa de Ursinos y Macanaz. Éstas recayeron en la preexistente Secretaría del Despacho. En consecuencia, fue necesario dividir esa Secretaría, que era Universal y única desde su creación en 1621, en varias Secretarías de Estado y de Despacho que atendieran los diversos asuntos de la Administración antes encomendados a los Consejos. El primer paso será el Decreto de 11 de julio de 1705, por el que Felipe V divide en dos la Secretaría del Despacho Universal, haciendo aparecer una Secretaría de Estado y de Despacho de Guerra y Hacienda, dirigida por Grimaldo, y otra dirigida por el Marqués de mejorada para la política eclesiástica y la administración de Justicia. Pero es el Decreto de 30 de noviembre de 1714 el que esboza las características de la nueva organización administrativa. Se acuña un sistema análogo al francés, creándose cuatro Secretarias: de Estado para asuntos Exteriores; de Guerra para asuntos Militares; de Marina e indias con competencias en ámbito naval y en América; y de Gracia y Justicia, para asuntos eclesiásticos, administración de Justicia y universidades. Hasta 1724 un Superintendente se ocupa de la Hacienda, que entonces se convierte en la 5ª Secretaria. Estas nuevas Secretarias suponían un cambio de la aristocracia de los Consejos por ministros, esencialmente burócratas. Además los secretarios se especializaban en determinados asuntos políticos, que suponía una potenciación de la vía administrativa en el gobierno de los asuntos de la monarquía. Estas Secretarias sientan las bases de los futuros Ministerios, y al frente de cada una de ellas hay un secretario que actúa a modo de ministro de ese departamento. En el reinado de Felipe V se produce una cierta cohabitación entre los consejos y las Secretarias, aunque los secretarios tienen el poder decisorio sin consultar a los Consejos. Algunos consejos son suprimidos como los de Aragón, Italia o Flandes al quedar vacíos de contenido y otros son remodelados, como el Consejo de Estado que empieza a languidecer al ser ignorado. Tan solo el Consejo de Castilla conserva importantes competencias, tales como ser agente principal del gobierno interno de España, actúa como un incipiente Ministerio del Interior; es un Consejo Político que asume las tareas de los antiguos Consejos regionales, como el de Aragón; es el Comité legislativo y el Alto tribunal de justicia administrativa, civil y criminal. Desde la llegada al trono de Felipe V se realizan una serie de reformas en el ejército para reactivarlo tras encontrarlo en 1700 obsoleto e inoperante. Una de las primeras reformas militares de época de Felipe V se produjo al poco de llegar el nuevo rey, pues el 10 de abril de 1702 que transformaban los tercios en regimientos. En 1704 se produjo la unificación del mando. El jefe supremo del ejército, en 1704, era el Secretario de Despacho de Guerra, es decir, el marqués de Canales. Se estableció una nueva jerarquización de grados militares: los maestres de campo y otros oficiales fueron sustituidos por generales de brigada, coroneles y tenientes. Cuando se creó la figura del Intendente, éste sustituyó a los Comisarios. Por Real Cédula de 8 de noviembre de 1704 apareció una ley de reclutamiento para enrolar uno de cada 100 habitantes en edad militar. Los enrolados debían ser nativos de la localidad que los enrolaba, soltero, de entre 18 y 30 años de edad, y no se admitían sustitutos. Para aumentar el número de candidatos, se otorgaban algunos incentivos al soldado: los soldados licenciados tendrían acceso a ingresar en las Órdenes Militares en las cuales se podía medrar. La familia del soldado estaba exenta de otros servicios públicos al municipio y disfrutaba del fuero militar, no pudiendo ser juzgada por la justicia ordinaria. El 22 de febrero de 1706 por Real Disposición queda organizado como cuerpo de ejército la Guardia personal del rey (Guardia de Corps) En 1707 se crearon los cuerpos de artilleros y el 2 de mayo de 1710 se creó el Estado Mayor de Artillería y un regimiento de Real Artillería de Campaña. El 17 de abril de 1711 se creó el Cuerpo de Ingenieros, un cuerpo de élite para dirigir grandes obras civiles y militares. El primer Reglamento sobre servicios sanitarios del Ejército fue promulgado por Felipe V en 1721, es la carta fundacional del Cuerpo de cirujanos militares. Se crearon las escalas, los derechos y los deberes y la figura del jefe de sanidad. Reorganizó la asistencia en hospitales y regimientos y se la considera el embrión del cuerpo de cirujanos militares. En cada hospital había un médico, un cirujano mayor, dos ayudantes de cirugía y doce practicantes. El 12 de julio de 1728 se publicaron las Reales Ordenanzas para la Infantería, Caballería y Dragones, en las que se reguló el reclutamiento, composición de las unidades, jerarquías, disciplina, armamento, equipamientos, maniobras, y el servicio de artillería. También se funda el clero castrense y se transforma el ejército en profesional con unas dotaciones que garantizaban su financiación. Se reactiva la marina, en plena decadencia a fines del siglo XVII, siendo Orry y Alberoni los impulsores de la nueva marina de guerra española, con la creación en 1714 de la Real Armada, unificando los restos de las escuadras de época de Carlos II. Se establecen astilleros en Galicia y Cataluña; y se crea una normativa para el reclutamiento de la tripulación. Tras ellos es Patiño, intendente general de la Marina y el Ejercito (1717), quien da un nuevo impulso a la marina con la fundación de una Academia de Guardias Marinas en Cádiz (1717). Crea 3 departamentos marítimos (Ferrol, Cádiz y Cartagena). Impone una nueva política de construcción naval y da promoción a las industrias de apoyo para la construcción naval. Con esto intenta lograr la reconquista de los territorios de Italia (política de Irredentismo) y la defensa del imperio colonial americano. Otra de las reformas del gobierno de Felipe V fue la hacendística. Orry, veedor general de las finanzas desde 1702, incrementa las recaudaciones fiscales por diversas vías: Mejora en la administración: mayor eficacia recaudatoria e intervención contra el fraude Reducción de gastos: reduce plantillas en los Consejos de Castilla y Hacienda y deduce el salario de los consejeros un 50% Recaudación de ingresos extraordinarios: donativos de guerra, confiscaciones de bienes, etc. También existen otras medidas recaudatorias, tales como la reducción de los juros al 3% en 1705 en Castilla; los intentos intervencionistas en los bienes de la Iglesia, en especial en las rentas de las sedes episcopales vacantes; y la creación de una Junta para la administración de la renta del tabaco y posteriores como la renta del cacao. A pesar de todo esto, los mayores ingresos seguían proviniendo de las rentas provinciales de Castilla: impuestos indirectos (alcabalas y millones) y servicios ordinarios y extraordinarios. También existían los Impuestos sobre el comercio exterior (aduanas, almojarifazgos, diezmos del mar.); monopolios reales (renta del tabaco, impuestos sobre el papel sellado, renta de la sal); los impuestos extraídos de la Iglesia (tercias reales, subsidio, cruzada, excusado) ; o el quinto real sobre las remesas de metales preciosos procedentes de América. Además se modificó el sistema impositivo tras la Guerra de Sucesión en los reinos de la Corona de Aragón: Impuesto único, directo y repartido entre los contribuyentes en función de su riqueza: equivalente (Valencia), única contribución (Aragón), talla (Mallorca) y catastro (Cataluña); impulsado por la nueva elite burocrática (Macanaz y Patiño) Desaparecen los “puertos secos” y las barreras aduaneras entre los reinos d ela Corona de Aragón y los de la Corona de Castilla, iniciando así un mercado nacional unificado. El catastro catalán serviría de modelo para el proyecto de Única Contribución desarrollado por Ensenada en Castilla mediados del siglo XVIII.