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Consideraciones preliminares

Cambio de Nombre.
El otro asunto con el cual se puede confundir, o prestar a equivocación la
identificación de persona, es con el denominado cambio de nombre. El cambio de
nombre, según lo establece el Art. 4 del Código Civil, Decreto Ley 106, solo
procede realizarlo con autorización judicial o notarial.
Para efecto del cambio de nombre, que también es un trámite que puede
realizarse por la vía de jurisdicción voluntaria notarial, el trámite que se sigue es
más complejo que el de identificación de persona.
El nombre, con todos sus atributos, es un elemento esencial, básico y fundamental
de la persona y su estado. Desde un punto de vista práctico, cabe afirmar que la
elección del nombre no es motivo de elección para la persona que lo ostenta, al
menos no originalmente. Ante eso, es un elemento personal pero que no ha sido
elegido por el individuo, por lo que cabe la posibilidad que ya de una manera
consciente la persona dedicada, por si misma o a través de sus representantes
legales (padres, tutor), realizar un cambio de nombre, por alguna circunstancia
que justifique la realización de un trámite.
En la práctica hemos visto que las personas, de hecho, omiten o cambian algún
nombre, tras lo cual, pueden realizar la escritura de identificación de persona. Sin
embargo, la limitación que tiene la identificación de persona es que el sujeto
legalmente continua teniendo el mismo nombre, y se le reconoce con otras
denominaciones o apelativos, los cuales son accesorios, suplementarios, pero su
verdadero y legal nombre es el mismo.
Por lo que si la persona quiere cambia su nombre, parcial o totalmente, y ser
conocida con un nombre nuevo, distinto, parcial o totalmente, cuenta con una
opción legal que se lo permite. Para ello existe el trámite específico de cambio de
nombre, supuesto jurídico que se encuentra previsto en el Código Civil.
El cambio de nombre implica, pues, la adopción de un nombre distinto parcial o
totalmente al que con anterioridad identifica a la persona, y el reconocimiento con
todos los efectos legales de uno nuevo, que a partir de la conclusión del trámite
identificara a la persona en las subsiguientes relaciones y actos de su vida.
Desde otro punto de vista, el cambio de nombre merece tener en cuenta las
implicaciones pertinentes al parentesco de las personas, por lo que se prevé en el
Código Civil que la identificación y el cambio de nombre no modifican la condición
civil del que la obtiene ni constituye prueba alguna de filiación. O sea que por
causa de la identificación que realice una persona, o por el cambio de nombre, no
se alteran las condiciones de su estado civil ni se crean vínculos de parentesco o
filiación alguna diferentes a las que originalmente tenía hasta el momento de
realizar uno u otro tramite.
Base legal y descripción del procedimiento para el cambio de nombre.
La base legal para el cambio de nombre, se encuentra en tres códigos: el Código
Civil, el Código Procesal Civil y Mercantil y la Ley Reguladora de la Tramitación
Notarial de Asuntos de Jurisdicción Voluntaria.
a) Código Civil, Decreto Ley 106: Art. 4, 6 y 7.
b) Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto Ley 107: Art. 438 y 439.
c) Ley Reguladora De La Tramitación Notarial De Asuntos De Jurisdicción
Voluntaria, Dto. 54-77 Del Congreso De La Republica: art. 18, 19, y 20.
d) Ley Del Registro Nacional De Las Personas, Decreto 90-2005 Del
Congreso De La Republica art. 70 lit. g).
e) Reglamento De Inscripciones Del Registro Civil De Las Personas Del
Registro Nacional De Las Personas, Acuerdo Del Directorio De RENAP
176-2008: Art. 16 y 17 núm. 11.
En el esquema 4.1 aparecen especificadas las nueve fases que corresponden a la
tramitación de cambio de nombre, con su respectiva base legal. Interesa resaltar
que prácticamente todos los asuntos de jurisdicción voluntaria, salvo el de
identificación de persona, inician con un acta notarial de requerimiento.
Una vez redactada esta acta, debe dictarse la resolución, a través de la cual se da
inicio al proceso, se ordena recibir la información si es que se ha ofrecido y la
publicación del edicto. Debe tenerse presente que las resoluciones, según la Ley
del Organismo Judicial, se clasifican en: decretos, autos y sentencia. En
jurisdicción voluntario, los Notarios dictan decretos (los cuales son de mero trámite
al proceso), y autos (mediante los cuales se concluye algún asunto).
Adicionalmente, aplicando supletoriamente el precepto citado de la Ley del
Organismo Judicial, debe hacerse la cita de leyes, a efecto de darle sustentación,
aunque la Ley de Jurisdicción Voluntaria no lo pide.
Toda resolución, como lo establece el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto
Ley 107, debe ser notificada a las partes según el procedimiento legal.
Si no se cumple con este requisito las partes no quedan obligadas, debido a que,
desde el punto de vista legal, no tienen conocimiento del asunto de que se trate y
que pudiera afectar sus derechos.
Con posterioridad a la notificación, en diligencia oportuna, se procederá a recibir la
información testimonial que en el acta de requerimiento se hubiere ofrecido, para
lo cual, como es lógico, deberán levantarse las actas respectivas (optativa).
Un elemento importante del trámite, consiste en la publicación del edicto, el cual
se utiliza para dar al conocimiento público el trámite iniciado ante el Notario. En
vista que el cambio de nombre puede incidir en cuanto a los intereses de terceras
personas, debe darse oportunidad a que los posibles afectados se enteren y se
pronuncien, o bien, se opongan legalmente al cambio de nombre que se pretende
realizar. La forma de hacerlo es a través de la publicación de un edicto. Sobre el
término edicto, el Diccionario de la Real Academia Española, da la siguiente
definición: Del lat. Edictum. 1. m. Mandato, decreto publicado con anterioridad del
príncipe o del magistrado. 2. Escritos que se fijan en los lugares públicos de las
ciudades y poblados, y en los cuales se da noticia de alguna cosa para que sea
notoria a todos.
El edicto, conforme lo establece el Art. 18 del Dto. 54-77 del Congreso de la
Republica, debe publicarse tres veces en el diario oficial, y 3 veces en otro diario,
durante el lapso de 30 días. En él se resume la información del asunto, y se
consigna la dirección del Notario, para el caso de que si alguien tuviere interés en
oponerse al cambio de nombre pueda presentarse a manifestar sus razones. Si
hubiere oposición, el Notario deberá abstenerse de continuar conociendo, y por
ende de la tramitación de cambio de nombre, y deberá remitir el expediente al
Juez competente, es decir, el civil de primera instancia del departamento de
corresponda.
Transcurridos los 10 días desde la última publicación del edicto, y si no ha habido
oposición por parte de tercero que manifieste interés en el asunto, el Notario se
encuentra facultado a dictar el auto final, en el cual se autoriza el cambio de
nombre. En el mismo auto se ordena la publicación del segundo y último edicto, en
el que consta el cambio operado en el nombre de la persona. Este auto, al igual
que toda resolución judicial, debe ser notificado al interesado para que tenga plena
validez legal.
Para que los efectos del cambio de nombre realizado en la vía notarial sean
absolutos, debe expedirse certificación del auto al Registro Civil del Registro
Nacional de las Personas respectivo, para que se realice la anotación al margen
de las inscripciones en que corresponda. Esta certificación del auto debe ir
acompañada de su duplicado y las fotocopias de las 7 publicaciones de los
edictos.
Es de hacer notar que el Reglamento de Inscripciones del Registro Civil de las
Personas, establece que solo deberá enviarse el original y duplicado de la última
publicación. Esto es un error, pues fácilmente podrán obviarse las seis
publicaciones anteriores del primer edicto. Esto ha generado que notarios
inescrupulosos lo hagan de esta forma.
La última fase dentro del proceso, consiste en la remisión del expediente fenecido
al Director del Archivo General de Protocolos, a efecto de que se proceda a la
guarda y custodia del mismo.

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