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Las Opciones Morales Del Ministro – Resumen.

Cada día los ministros deben tomar decisiones que tocan la vida de otras
personas, así como las suyas propias. Por lo general, al decidir nos
preguntamos: “¿Hice lo correcto?”; “¿Puedo mejorar la habilidad para tomar
decisiones correctas?”

Ante el artículo de Michael Levin publicado en el New York Times, que


acusaba de “ejercicio totalmente insubstancial” a las clases de ética, los
profesores especializados en el tema declararon que “Una buena clase de
ética logra estimular la imaginación moral, afilar el análisis moral y
producir un sentido de obligación moral”. Para que un ministro desarrolle
habilidades en tomar decisiones morales, debe entender la función de
virtudes en el carácter, el lugar de los valores en la conducta y la forma
de desarrollar integridad a través de visión moral.

Muchos ministros creen que no necesitan entrenamiento especial en


tomar decisiones morales. Creen que solo con su conciencia, la biblia o el
sentido común es suficiente. Sencillamente seguir la biblia no resuelve
todas las cuestiones morales, porque nuestro entendimiento es limitado y
porque algunos problemas éticos modernos como la inseminación artificial
no están en las escrituras. Para aplicar las enseñanzas éticas de las
escrituras, se necesita una exégesis y hermenéutica sana, orientadas por el
Espíritu Santo que guía a toda la verdad (Juan 16:13); reflexionando
moralmente y analizando cada situación en oración, la cual es un vínculo
con la Mente de Dios para buscar la Voluntad del Padre.

El proceso de aprendizaje de lo que es moral para el ministro cristiano,


así como el desarrollo de la fortaleza para hacer lo correcto es un reto
de toda la vida. Para ser un buen ministro en un mundo que no lo es
tanto, es necesario preservarnos de caer y fallar en nuestras opciones
morales; trabajando todo el tiempo en buscar el equilibrio entre su ser
(carácter-virtudes), el hacer (conducta – valores) y el vivir (integridad):

 El carácter: (prudencia o sabiduría, justicia, temperancia o


moderación, valor)

“Lo que somos es el determinante ultimo de lo que hacemos.”.


Cada persona trae las disposiciones, experiencia, tradiciones, herencia y
virtudes que ha cultivado. Quien ministre no debe preguntarse “¿Qué debo
hacer?” sin antes plantearse “¿Qué debo ser?”. La ética del carácter es
básica a la ética ministerial, ya que la “vestidura clerical” no garantiza
conducta ética. El carácter es el vínculo entre el pasado y el futuro de
una persona.

 La conducta: “El hacer es la consecuencia de lo que se es”

Los ministros deben saber que el comportamiento ministerial es un


ingrediente crucial en el ejercicio del ministerio y que actuar en formas
faltas de ética e indiscretas pueden comprometer seriamente la capacidad
de una persona para servir a la iglesia de Jesucristo.

Los valores son bienes morales que se realizan en sociedad; los ideales y
conceptos que son considerados de gran valor. Una función de un valor
es hacer ver las consecuencias del comportamiento en la sociedad. Una
sociedad conformada e informada por el verdadero carácter del Dios que
encontramos revelado en las historias de Israel y de Jesús. De estos
valores vienen las perspectivas teológicas que nos arraigan, las
obligaciones que nos unen, las normas que nos guían y las metas que nos
motivan.

 Integridad / Visión Moral: (Completo, Sano, Ileso, Perfecto,


Irreprochable)

“Unifica el carácter y la conducta en una totalidad que crea una nueva


forma de percibirnos a nosotros mismos y a los otros.”

Integridad es sanidad ética, veracidad intelectual y excelencia moral.


Cuando uno tiene integridad, hay ausencia de hipocresía. Es inocente de
motivos impuros.

La visión moral establece el punto de referencia para los otros elementos


de la vida moral. Fija los términos de lo que será incluido y lo excluido.
Confiere posición sobre lo que es de mayor importancia, menor o sin
importancia. La formación del carácter moral junto con la toma de
decisión y la acción son permeadas por la visión moral reinante.
Lo que da integridad a un ministro es la forma en la que incorpora el
evangelio, su historia y las enseñanzas de Jesús el Mesías; andando como
Jesús anduvo, haciendo lo que Jesús hizo. El problema no está en saber
que debemos hacer, sino en cómo debemos hacerlo, trascendiendo las
reglas sencillas y teniendo visión.

La integridad ética no es genéticamente innata, sino que el ministro debe


crecer en su fe y moralmente, identificándose personalmente con
Jesucristo y armonizando el ser, el hacer y el vivir en una vida de
integridad moral.

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