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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD

CENTRO DE FORMACIÓN ANZOÁTEGUI

INFORME

Profesor: Estudiante:

Jesús Chivico Miguel Mata C.I.: 22845072

Adriana Cermeño C.I.: 27226898


Que es un conflicto
El conflicto es una situación en la cual dos o más personas con intereses
diferentes entran en confrontación, oposición o emprenden acciones, mutuamente
antagonistas, con el objetivo de dañar o eliminar a la parte rival, incluso cuando tal
confrontación sea de manera verbal o agresiva , para lograr así la consecución de
los objetivos que motivaron dicha confrontación.

Por su condición a menudo extrema o por lo menos nacionalista en relación a


objetivos considerados de importancia o incluso urgencia (valores, estatus,
poder, recursos escasos) el conflicto genera problemas, tanto a los directamente
involucrados, como a otras personas externas.

Elementos que conforma un conflicto


Se han determinado tres factores que propician la aparición de un conflicto y que a
la vez pueden proporcionar las condiciones indispensables para su gestión.

Factores culturales. Representan la suma de todos los mitos, símbolos, valores e


ideas que sirven para justificar la violencia o la paz.

Factores estructurales. Son aquellos condicionantes que perpetúan las


desigualdades, la falta de equidad, la explotación, etc.

Factores de comportamiento. Son producto de los factores culturales y


estructurales y se materializan en conductas agresivas (de tipo físico o verbal) o
por el contrario en comportamientos de diálogo favoreciendo el entendimiento y el
respeto.

Habilidades y estrategias para la resolución de un conflicto

Para manejar los conflictos se necesitan varias habilidades


1. La habilidad de comprender sus propios sentimientos hacia el conflicto.
2. Esto significa reconocer la causa del conflicto, o sea, las palabras
o acciones que inmediatamente provocan en usted una reacción emocional
como el enojo o la ira. Una vez reconocida la causa del conflicto será más
fácil controlar las emociones.
3. La habilidad de escuchar atentamente. Se debe tratar de comprender lo
que la otra persona está diciendo.
4. Escuche con todo cuidado en lugar de pensar en lo que deberá decir usted
después. Escuchar atentamente requiere concentración y lenguaje corporal
que indique que usted está prestando atención.
5. La habilidad de brindar opciones para resolver el conflicto.
6. Muchas personas sólo pueden concebir dos maneras de manejar el
conflicto – pelear o evitar el problema. Asegúrese de que sus datos son los
correctos, explore todas las ideas que pueden ayudarle a resolver la
discusión y debata los pros, los contras y las consecuencias.
7. Cinco formas de resolver un conflicto:
a. Competición: Distributiva (ganar-perder) regateo. Satisfacer sus
necesidades es importante; satisfacer las necesidades de los demás no
es importante para usted.
b. Colaboración: Integrativa (ganar-ganar). Satisfacer las necesidades
tanto suyas y las de su contraparte es importante.
c. Compromiso: Satisfacer las necesidades suyas y las de su contraparte
es moderadamente importante.
d. Evitar: Usted es indiferente tanto a sus necesidades como a las de
e. los demás: no actúa gustosamente.
f. Acomodar: Simplemente rendirse o conformarse (no es problema para
usted y es problema de la otra persona).

En general, los más exitosos negociadores inician asumiendo


una negociación colaborativa (integrativa) o ganar-ganar. Los buenos
negociadores tratarán una negociación ganar-ganar o contribuirán a una situación
donde ambas partes se sientan ganadores. Las negociaciones tienden a ser
mejores para ambas partes cuando están en una situación ganar-ganar o ambas
partes se acercan a la negociación deseando "crear valor" o satisfacer tanto sus
necesidades como las de la otra persona.

Estrategias de cómo lograr llegar a un acuerdo:


1) Observe su respuesta frente a un conflicto. Si su manera de comportarse
no da resultados, es decir, si se queda cargado con emociones
incontrolables que conducirán a nuevos problemas – trate de cambiar.
2) Exprese sus necesidades y defina el problema. Hable de los temas o
asuntos sin insultar ni echar la culpa a otra persona. No exprese su
posición; esa es su manera de solucionar el problema, más bien compare lo
dicho (posición) con lo que realmente se intentó decir (necesidades).
3) Juntos, discutan varias maneras de llenar las necesidades o solucionar el
problema. Sea flexible y abierto.
4) Luego de haber llegado a un acuerdo sobre el plan a seguir, decidan quién
será el responsable de cada acción.
5) Recuerde:
a. Elija el momento oportuno.
b. Planifique de antemano
c. Hable directamente.
d. No asigne culpas ni insulte.
e. Brinde información.
f. Escuche.
g. Demuestre que está escuchando.
h. Discuta el problema a fondo.
i. Busque una solución.
j. Cumpla y ejecute.

Diferencia entre agresividad y asertividad

Conducta agresiva:
Defensa de los derechos personales y expresión de los pensamientos,
sentimientos y opiniones de una manera inapropiada e impositiva y que transgrede
los derechos de las otras personas. La conducta agresiva en una situación puede
expresarse de manera directa o indirecta.

La agresión verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y


comentarios hostiles o humillantes.

El componente no verbal puede incluir gestos hostiles o amenazantes,


como esgrimir el puño o las miradas intensas e incluso los ataques físicos. La
agresión verbal indirecta incluye comentarios sarcásticos y rencorosos y
murmuraciones maliciosas.

Las conductas no verbales agresivas incluyen gestos físicos realizados


mientras la atención de la otra persona se dirige hacia otro lugar o actos físicos
dirigidos hacia otras personas u objetos.

Las víctimas de las personas agresivas acaban, más tarde o más temprano,
por sentir resentimiento y por evitarlas.

El objetivo habitual de la agresión es la dominación de las otras personas.


La victoria se asegura por medio de la humillación y la degradación. Se trata en
último término de que los demás se hagan más débiles y menos capaces de
expresar y defender sus derechos y necesidades.
La conducta agresiva es refleja a menudo de una conducta ambiciosa, que
intenta conseguir los objetivos a cualquier precio, incluso si eso supone transgredir
las normas éticas y vulnerar los derechos de los demás.

La conducta agresiva puede traer como resultado a corto plazo


consecuencias favorables, como una expresión emocional satisfactoria, un
sentimiento de poder y la consecución de los objetivos deseados.

Conducta Asertiva:
Expresión directa de los propios sentimientos, deseos, derechos legítimos y
opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de esas
personas.

La aserción implica respeto hacia uno mismo al expresar necesidades


propias y defender los propios derechos y respeto hacia los derechos y
necesidades de las otras personas.

El individuo tiene que reconocer también cuáles son sus responsabilidades


en esa situación y qué consecuencias resultan de la expresión de sus
sentimientos.

Comunicación eficaz
En un estudio de Crocker 1988, se estableció que el 80% de las horas de
trabajo de un directivo se concentra en la comunicación verbal. Toda empresa
necesita hacerse escuchar, sobre todo dentro de sus integrantes. La
comunicación eficaz es una de las habilidades directivas que debemos mencionar
en particular y que podrá ayudarnos a lograr nuestros objetivos dentro de nuestro
equipo de trabajo.

Decimos que comunicarnos es transmitir una información, pensamiento, o


sentir a una o varias personas. La comunicación puede ser oral o escrita y a través
de señales. Pero más allá de esta definición.

No es más que transmitir lo que queremos decir pero a la vez provocar o


influir en las ideas o en la forma de actuar de los demás

La clave principal para establecer una comunicación eficaz es saber que


decir, como decirlo, a quien decirlo y cuando. De la misma manera hacer coincidir
nuestro lenguaje verbal con el no verbal.

Algunos consejos para una comunicación efectiva:


 Escuchar lo que tienen que decir los demás, esto nos permitirá conocer sus
opiniones y su reacción sobre el tema.
 Conocer a los receptores. Cada individuo es diferente, pero si conocemos
los intereses y niveles de una persona podemos desenvolvernos mejor y
hacernos entender con mayor facilidad.
 Ser claro y específico. En una conversación o reunión resulta exhaustivo
redundar lo mismo para llegar a la misma conclusión.
 Conocer la información .Estar bien documentado sobre el tema.
 El ambiente debe ser el adecuado. Para establecer una charla educativa lo
más adecuado es elegir un lugar acogedor.

Estrategias para lograr nuestros objetivos


Ahora que llega el fin del año y el inicio del siguiente, por algún motivo
extraño que se me escapa, los seres humanos nos replantearemos nuestra vida
por enésima vez. Tomaremos más conciencia de nuestros hábitos tóxicos y
recuperaremos los sueños que llevamos rumiando durante años. En definitiva,
desearemos cambiar y nos propondremos esos propósitos positivos para el nuevo
año.

¿Sabías que en una encuesta se preguntó a 3000 personas si habían


logrado sus propósitos de inicio de año y el 88% respondieron que no? Supongo
que te imaginabas un porcentaje similar o incluso mayor de fracaso colectivo. Y yo
me pregunto: si sabemos que no los vamos a cumplir, ¿Por qué nos los
proponemos año tras año? ¿Somos conscientes del coste emocional y de
autoconfianza que supone el proponernos unos objetivos y no cumplirlos?

Lo normal es que nos sintamos frustrados, enfadados o decepcionados con


nosotros mismos, y nos digamos una vez más que no tenemos fuerza de voluntad
o disciplina, como si esto fuera algo genético.

En la encuesta que mencionaba anteriormente, el motivo principal que


comentaron los encuestados fue que se habían marcado objetivos demasiado
ambiciosos a corto plazo. Somos muy impacientes y cortoplacistas, y además nos
cuesta mucho hacer el sacrificio necesario para lograr incorporar un hábito positivo
(hacer deporte, comer más sano, escuchar más y hablar menos, etc).

Por mi experiencia como coach durante los últimos 14 años, hay varios
errores que cometemos a la hora de proponernos nuevos propósitos. Enumero
algunos de ellos a continuación:

 Nos planteamos objetivos demasiado ambiciosos a corto plazo.


 No nos marcamos una fecha en la que empezar, y tampoco una fecha
límite para haberlos conseguido.
 Nuestros objetivos no son realmente objetivos: son intenciones o deseos,
que es muy distinto.
 Nos cansamos o decepcionamos demasiado pronto y lo abandonamos.

Por lo tanto, ¿Cómo podemos asegurarnos de lograr nuestras metas y


sueños? A continuación, comparto 5 estrategias que a mí me han funcionado
siempre, en todos los objetivos que me he marcado en los últimos 14 años:

1. Transforma tu deseo en un objetivo. Utiliza para ello una herramienta muy


conocida, el modelo MARTE, que son las siglas de las características que
debe cumplir un objetivo para que sea considerado como tal, en lugar de
una mera intención o deseo. MARTE significa que un objetivo debe ser
Medible, Alcanzable, Retador, Tiempo (fecha de inicio y fecha límite) y
Específico. Es esencial que el objetivo sea muy concreto (nada de
generalidades), y que sea alcanzable al mismo tiempo que retador (un difícil
equilibrio pero posible).
2. Divide el objetivo en micro-acciones. A partir de ese objetivo MARTE,
márcate pequeñísimos pasos o acciones específicas con las que vayas
avanzando hacia el objetivo de largo plazo. Las micro-acciones, ejecutadas
de manera constante, son fundamentales para que el objetivo sea
sostenible en el tiempo. Por ejemplo, cuando queremos adelgazar y
empezamos una dieta muy estricta, adelgazamos de manera muy rápida
los kilos que queremos, pero está comprobado que en la mayoría de los
casos la persona vuelve, al cabo del tiempo, a ganar su peso inicial de
nuevo, por no haber podido mantener esa dieta de forma sostenible. El
motivo es que se utiliza la estrategia contraria a la que recomiendo: macro-
acciones o grandes cambios que el cerebro no asimila bien y boicotea
inconscientemente en el largo plazo.
3. Supera el micro-fracaso. Si cumples el punto 2, sólo puedes tener micro-
fracasos, no grandes fracasos. Los micro-fracaso son fáciles de superar
porque tienen poca importancia. Quiero decir que si fallas un día, no se
hunde el mundo. Incluso si fallas dos o tres, siempre que relativices su
relevancia y continúes cumpliendo tu plan como si nada.
4. Prémiate durante todo el camino. El cerebro, según numerosas
investigaciones, funciona a base de recompensas. Si te vas dando
pequeños premios durante el camino, cuando vayas logrando pequeños
avances, tu cerebro va a liberar dopamina y tú te sentirás mucho más
animado y motivado para continuar avanzando hacia tu sueño. Cuando
hablo de pequeños premios, me refiero a algo sencillo, algo que te guste
hacer y que no implique gastarte mucho dinero, y por supuesto, un premio
sano, no algo que perjudique tu salud.
5. Comprométete con alguien. Está demostrado también que si compartes con
alguien importante (tu pareja, tu hijo, un amigo) tu firme propósito de lograr
un objetivo (ya sea personal o profesional), es mucho más probable que lo
consigas, ya que esa persona te irá preguntando y tú no quieres quedar mal
con esta persona. ¿Verdad?

Al final, la clave es generar un hábito sostenible, en base a las micro-acciones, de


modo que sea imposible retroceder. Tu autoestima aumentará de forma
espectacular, y tu cerebro habrá aprendido de forma inconsciente cómo lograr
objetivos de manera sostenible, lo que aplicará para las próximas metas que
quieras conseguir, que te resultarán mucho más fáciles.

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