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UNIVERSIDAD JOSE ANTONIO PAEZ

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA DE ODONTOLOGIA

Cátedra: Patología Estomatológica


Profesor: Kathleen Soto
Evaluación: Trabajo de Investigación
Valor: 13%
Fecha:
Nombre:
C.I.:
Sección:
Instrucciones:
La siguiente actividad corresponde a la evaluación de los temas XI:
diseminación de la infección y XII: Neoplasias del tejido hematopoyético y
linfoide.
Nota: Esta actividad deberá de ser enviada a través de la plataforma de Acrópolis
para su revisión y calificación. Debe constar de introducción, conclusión y
bibliografía.
PUNTOS A DESARROLLAR:
TEMA XI: DISEMINACIÓN DE LA INFECCIÓN
-Espacios aponeuróticos.
-Clasificación de los espacios aponeuróticos
- Absceso.
-Fístula
-Empiema
-Celulitis
-Angina de Ludwing
-Sinusitis
-Osteomielitis aguda y crónica

TEMA XII: NEOPLASIAS DEL TEJIDO HEMATOPOYÉTICO Y LINFOIDE

-Leucemias.
-Mieloma múltiple.
-Plasmacitoma solitario
-Linfoma.
-Linfoma de Hodgkin.
-Linfoma no Hodgkin.
-Linfoma de Burkitt.
-Manifestaciones bucales
Introduccion
Espacios Aponeuróticos
El tejido celular subcutáneo es un tejido conjuntivo laxo con fibras colágenas y
elásticas, abundantes células, con predominio de las adiposas, y numerosos vasos
sanguíneos y linfáticos. Tiene una función de relleno y deslizamiento entre las
fascias y los músculos, creando espacios o regiones virtuales (espacios
aponeuróticos). Dichos espacios pueden clasificarse por sus relaciones anatómicas
en: primarios (los que están en contacto con los maxilares y secundarios (los que
están en contacto con los primarios pero no con los maxilares).

 Espacios Primarios
o Espacio Canino: Dada la posición del canino superior en la apófisis
alveolar, las infecciones de este diente también salen del hueso en la
cara labial. La relación del músculo canino determina entonces si la
infección se habrá de localizar dentro del vestíbulo o habrá de
progresar a la cara. Si el sitio de la perforación está debajo de la
inserción muscular, se producirá una tumefacción vestibular intrabucal,
pero si está encima de la inserción, la infección se propagará dentro
del espacio canino. Clínicamente la infección del espacio canino se
caracteriza por una tumefacción por fuera de la nariz que oblitera al
pliegue nasolabial.
o Espacio Infratemporal: En consecuencia, una infección puede
propagarse por este plexo a través de la hendidura esfenomaxilar y
entrar en la parte terminal de la vena oftálmica inferior para pasar
después a través de la hendidura esfenoidal y entrar en el seno
cavernoso. Clínicamente el absceso infratemporal suele producir cierta
tumefacción extrabucal sobre la región de la escotadura sigmoidea y
tumefacción intrabucal en el área de la tuberosidad. Un rasgo universal
es el trismo.
o Espacio Bucal: Este espacio se encuentra rodeado por la piel que
recubre la cara en la parte lateral y por el músculo buccinador en la
parte medial. Puede ser invadido por infecciones provenientes de
dientes maxilares y mandibulares. Las mayoría son provocados por los
maxilares, más que todo por los molares, aunque los premolares
también pueden participar. La diseminación en este espacio
usualmente conlleva a una inflamación abajo del arco cigomático y
sobre el borde inferior de la mandíbula. Ambas estructuras son
palpables en el espacio bucal.
o Espacio Sublingual: Este espacio se encuentra por encima del
milohiodeo. Su techo está formado por la membrana mucosa del piso
de la boca. Hacia los lados está limitado por la cara interna del cuerpo
de la mandíbula, por encima de la línea oblícua interna. El piso está
formado por el milohioideo. Contiene a la glándula submaxilar, nervios
lingual e hipogloso y ramas terminales de la arteria lingual. Al estar
invadido este espacio, la tumefacción produce levantamiento de la
lengua.
o Espacio Submentoniano: Yace en la línea media entre la sínfisis
mentoniana y el hueso hioides. Está limitado a los lados por el vientre
anterior del digástrico. Su techo está formado por el músculo
milohioideo y su piso lo constituye la porción suprahioidea de la capa
de revestimiento de la aponeurosis cervical profunda. Contiene los
ganglios linfáticos submentonianos.
o Espacio Submandibular: Limitado hacia abajo y atrás por el músculo
estilohioideo y el vientre posterior del digástrico, hacia abajo y adelante
por el vientre anterior del digástrico y por encima por el borde inferior
de la mandíbula. Su techo está formado por el músculo milohioideo e
hiogloso. Está rodeado por la capa de revestimiento de la aponeurosis
cervical profunda, estando insertada la hoja superficial al borde inferior
de la mandíbula y la profunda a la línea oblícua interna. Contiene,
como estructura principal, la parte superficial de la glándula
submaxilar. Profundamente con respecto a la glándula está la arteria
facial, el nervio para el milohioideo y los vasos del mismo nombre.
 Espacios Secundarios
o Espacio Maseterino: Este espacio está situado en la parte lateral y
posterior de la cara, limita hacia delante con la región geniana, hacia
arriba con la temporal, hacia abajo con la suprahioidea y hacia atrás
con la parotídea. Las celulitis a este nivel pueden proceder
directamente de un tercer molar inferior.
o Espacio Pterigomandibular: Es una región profunda que se
encuentra dentro de la cigomática. La infección pasa a través del
borde anterior del músculo masetero y el músculo buccinador para
entrar en este espacio. Cuando hay compromiso del espacio
pterigomaxilar, no hay evidencia de tumefacción externa, pero
intraoralmente se observa abultamiento de la mitad anterior del
paladar blando y del pilar anterior. Existe un gran peligro de
tromboflebitis de los senos craneales debido a los conductos que
atraviesan la base del cráneo.
o Espacio Temporal: Existen 2 espacios temporales, uno superficial y
otro profundo. Clínicamente el paciente con infección del espacio
temporal superficial presenta una tumefacción limitada por arriba y por
fuera por el contorno de la aponeurosis temporal y por debajo por el
arco cigomático. Es común que haya trismo. El absceso del espacio
temporal profundo produce menos tumefacción que el del espacio
superficial y puede ser más difícil de diagnosticar. Suele haber
considerable dolor y trismo, pero a causa de su profundidad es difícil
de suscitar fluctuación cuando se forma pus en el espacio temporal
profundo. Aunque anatómicamente el espacio temporal se puede
dividir en dos compartimientos, ambos se comunican con el espacio
infratemporal y, por ende, también se comunican directamente entre
ellos. En consecuencia, es posible y la mayoría de veces probable que
las infecciones ascendentes tomen los dos espacios al mismo tiempo.
o Espacio Parafaríngeo: Los signos de absceso faríngeo lateral suelen
ser característicos porque el paciente se queja de intenso dolor en el
lado afectado de la garganta y la deglución le resulta muy dolorosa o a
veces imposible. A veces no es tan fácil hacer un examen intrabucal
completo porque el trismo es tan severo que el paciente no puede abrir
la boca. Puede ser que haya que poner anestesia para poder abrir la
boca y confirmar el diagnóstico. Los pilares amigdalinos y la amígdala
están desplazados hacia adentro y también está desviada la úvula.
Las infecciones del espacio parafaríngeo pueden propagarse hacia
arriba a través de diversos agujeros de la base del cráneo y causar
trombosis del seno cavernoso, meningitis y absceso cerebral. También
pueden propagarse hacia atrás y entrar en el espacio retrofaríngeo o
invadir la vaina carotídea.
o Espacio Retrofaríngeo: El espacio retrofaríngeo está detrás del
esófago y la faringe y va desde la base del cráneo hasta el mediastino
superior. No contiene estructuras importantes pero es la vía principal
de la propagación de las infecciones odontogénicas hacia el
mediastino. Los pacientes con infección en este espacio tienen dolor,
disfagia, disnea y rigidez de la nuca. La propagación descendente de
la infección del espacio retrofaríngeo ocasiona mediastinitis.
o Espacio Prevertebral: La invasión a este espacio se caracteriza por
severa disnea y dolor torácico. La radiografía de tórax exhibe
ensanchamiento del mediastino y puede haber derrame pleural,
abscedación mediastinal y pericarditis. Si no se emprende un
tratamiento enérgico puede sobrevenir la muerte a corto plazo.

Abscesos

Los abscesos son acumulaciones de pus en espacios tisulares confinados,


generalmente causados por una infección bacteriana. Los síntomas incluyen dolor
local, dolor a la palpación, rubefacción y tumefacción (cuando se ubican cerca de la
capa cutánea) o síntomas constitucionales (si se encuentran en ubicaciones
profundas). A veces son necesarios estudios de imágenes para diagnosticar los
abscesos profundos. El tratamiento es el drenaje quirúrgico y a menudo los
antibióticos.

Etiología

Muchos microorganismos pueden causar abscesos, aunque el más común es


 Staphylococcus aureus
Los microorganismos pueden ingresar en el tejido por
 Implantación directa (p. ej., por traumatismo penetrante con un objeto
contaminado)
 Diseminación desde un sitio de infección establecido contiguo
 Diseminación por rutas linfática o hematógena desde un sitio distante
 Migración desde un lugar donde hay flora residente hacia un sitio adyacente,
normalmente estéril, debido a la disrupción de las barreras naturales (p. ej., la
perforación de una víscera abdominal que causa un absceso intraabdominal)
Los abscesos pueden formarse en un área de celulitis o en un tejido comprometido
donde se acumulan leucocitos. La disección progresiva causada por el pus o por la
necrosis de las células que lo rodean expande el absceso. Un tejido conectivo muy
vascularizado puede entonces rodear al tejido necrótico, los leucocitos y los restos
celulares, y formar una pared que delimita el absceso e impide que siga
extendiéndose.
Los factores predisponentes para la formación de abscesos son los siguientes:
 Mecanismos de defensa del huésped alterados (p. ej., disminución de las
defensas de leucocitos)
 La presencia de cuerpos extraños
 Obstrucción del drenaje normal (p. ej., en las vías urinaria, biliar respiratoria)
 Isquemia o necrosis tisular
 Hematoma o acumulación excesiva de líquido en el tejido
 Traumatismo

Signos y Síntomas

Los signos y síntomas de los abscesos cutáneos y subcutáneos son dolor, calor,
hinchazón, dolor a la palpación y enrojecimiento.
Si los abscesos superficiales están por romperse espontáneamente, la piel sobre su
parte central puede ser delgada, a veces con apariencia blanca o amarillenta debido
a la presencia de pus por debajo de ella (con el aspecto de un punto). Puede
aparecer fiebre, en especial con celulitis circundante.
En los abscesos profundos, son típicos el dolor local y el dolor al tacto, y los
síntomas sistémicos, especialmente fiebre, así como anorexia, pérdida de peso y
cansancio.
La manifestación predominante de algunos abscesos es el funcionamiento anormal
de un órgano (p. ej., hemiplejia debida a un absceso cerebral).
Las complicaciones de los abscesos incluyen
 Diseminación bacteriémica.
 Rotura en el tejido adyacente.
 Sangrado de los vasos erosionados por la inflamación.
 Alteración de la función de un órgano vital.
 Inanición debido a anorexia y aumento de las necesidades metabólicas.

Diagnóstico

 Evaluación clínica
 A veces, ecografía, TC o RM
El diagnóstico de los abscesos cutáneos y subcutáneos se realiza por examen
físico.
El diagnóstico de los abscesos profundos suele requerir técnicas de imágenes. La
ecografía es no invasiva y detecta muchos abscesos de los tejidos blandos; la TC es
precisa para la mayoría de los casos, aunque la RM suele ser más sensible.

Tratamiento

 Drenaje quirúrgico
 A veces, antibióticos
Los abscesos superficiales pueden resolverse con aplicación de calor y antibióticos
por vía oral. Sin embargo, su desaparición suele requerir un drenaje.
Los abscesos cutáneos menores pueden requerir sólo una incisión y un drenaje.
Deben retirarse todo el pus, el tejido necrótico y los restos. Puede ser necesaria la
eliminación del espacio abierto (muerto) con un empaquetamiento con gasas o con
la colocación de drenajes para prevenir la reaparición del absceso. Deben corregirse
los factores predisponentes, como la obstrucción de un drenaje natural o la
presencia de un cuerpo extraño.
Los abscesos profundos a veces pueden drenarse adecuadamente con la
aspiración percutánea con una aguja (en general guiada por ecografía o TC); a
menudo, este método evita la necesidad de un drenaje quirúrgico abierto.
Puede producirse la rotura y el drenaje espontáneos, que a veces llevan a la
formación de trayectos de drenaje crónicos. Sin drenaje, un absceso en ocasiones
se resuelve lentamente después de la digestión proteolítica del pus, que genera un
líquido poco espeso estéril que se reabsorbe al torrente sanguíneo. La reabsorción
incompleta puede producir una loculación quística con una pared fibrosa susceptible
de calcificarse.
Los antimicrobianos sistémicos se indican como terapia auxiliar de la siguiente
manera:
 Si el absceso es profundo (p. ej., intraabdominal)
 Si son múltiples abscesos
 Si existe una importante celulitis circundante
 Tal vez si el tamaño es > 2 cm
Los fármacos antimicrobianos son generalmente ineficaces sin drenaje. La terapia
antimicrobiana empírica se basa en la ubicación y en el patógeno probable que
causa la infección. La terapia posterior debe ser guiada por la tinción de Gram, el
cultivo y las pruebas de sensibilidad microbiana.

Fístula

Apertura anormal entre dos órganos huecos o entre un órgano hueco y la piel. Los
factores predisponentes para la formación de fístulas incluyen el deterioro de la
capacidad para sanar después de una cirugía, enfermedad de Crohn, ruptura de
anastomosis intestinal o infección.

Las fístulas odontogénicas son canales que se originan en un foco infeccioso dental
y drenan en la cara o en el cuello; comúnmente son mal diagnosticadas y el
tratamiento no es el adecuado; por ello es importante conocer su etiología.

Dentro de las causas dentales más frecuentes está la presencia de caries o trauma
dental, con invasión bacteriana del tejido pulpar, lo que origina un absceso
periapical. Si el tratamiento no se inicia en esta etapa, la pulpa se necrosa y la
infección se extiende hacia la zona perirradicular y provoca una periodontitis apical.
Los procesos inflamatorios e inmunológicos inducen la resorción ósea y dan lugar a
la formación de la fístula odontogénica, que puede ser intra o extraoral, según el
trayecto inflamatorio. La mayoría de estas fístulas son intraorales. Su causa debe
ser identifi cada, ya que la fístula puede aparecer lejos de su sitio de origen.

Las áreas más comúnmente afectadas son el mentón y la región submentoniana;


otras zonas incluyen las mejillas, pliegue nasolabial y canto interno del ojo.
La localización del orificio de la fístula odontogénica depende de la pieza dental
afectada, de la orientación del ápice de la raíz y de factores específicos como la
virulencia del microorganismo.

Clínicamente, la fístula odontogénica se presenta como un nódulo blando,


depresible, adherido a estructuras subyacentes, con una apertura central por donde
drena secreción purulenta. A la palpación, los tejidos que rodean la fístula revelan
un tracto acordonado unido al hueso alveolar en el área del diente que se sospecha
es el afectado.

El diagnóstico diferencial incluye lesiones traumáticas, infecciones bacterianas no


odontogénicas y fúngicas, neoplasias, presencia de cuerpo extraño, granuloma
piógeno, tuberculosis cutánea crónica, osteomielitis, entre otras. Debido a que
existen numerosas posibilidades diagnósticas, el tratamiento inicial por lo general no
es favorable, hasta que se establece el diagnóstico correcto. Un retraso en el
diagnóstico correcto de este tipo de lesiones puede resultar en un tratamiento
ineficaz e inadecuado.

Una vez que se realiza el diagnóstico, el tratamiento es simple y efectivo; el de


elección consiste en terapia del conducto radicular o extracción de la pieza dañada,
según sea el caso. En aquellos en los que el origen es una raíz contaminada, la
fístula por lo general cura espontáneamente después de la endodoncia y no se
requiere de tratamiento complementario.

Empiema

El empiema es una colección de pus dentro de una cavidad anatómica natural


previamente existente, como por ejemplo el útero. Se debe diferenciar de un
absceso, que es una colección de pus en una cavidad recién formada de forma
patológica.

Empiema Epidural Intracraneal: El empiema epidural intracraneal es uno de los


procesos supurativos localizados que con menor frecuencia se describe, y su
aparición se relaciona con la extensión de un foco contiguo de infección, como la
sinusitis, mastoiditis, celulitis del cuero cabelludo u orbitaria, mucormicosis
rinocerebral, además defecto craneal por fractura, proceder neuroquirúrgico o una
complicación de la monitorización fetal.

En el interior del cráneo, el empiema epidural casi siempre es una lesión claramente
delimitada y acompañada de un foco local de osteomielítis, mientras que a nivel
espinal suele ocupar varios segmentos vertebrales y no siempre se acompaña de
afectación ósea.

La mayoría de los casos son secundarios a un foco inicial de infección en los senos
perinasales, aunque también se asocian con infecciones del oído medio,
craneotomía previa y mastoiditis.6-9 Puede presentarse asociado con empiema
subdural, meningitis, tromboflebitis séptica y/o absceso cerebral.1-3 Es la tercera
infección intracraneal localizada, tras el absceso cerebral y el empiema subdural.
Celulitis

La celulitis es un proceso inflamatorio agudo que se propaga de manera difusa a


través del tejido y no un proceso localizado como en el caso de un absceso. La
celulitis es también resultado de infecciones por un microorganismo virulento
productor de enzimas que permiten una propagación rápida a través del tejido.

En odontología, la celulitis puede ser causada debido a la inoculación bacteriana


difundida por la presión de inyección del líquido anestésico, ya sea por la utilización
de agujas infectadas (contaminación bacteriana o química), por mala esterilización,
conservación o manipulación defectuosas, o bien porque el carpule de anestesia ha
perdido su esterilidad. También es posible la contaminación desde otro foco séptico
bucal favorecida por la isquemia producida por el anestésico. Los gérmenes
generalmente implicados pertenecen a la flora mixta bucal. Es importante la
administración precoz de antibióticos para evitar la generalización de la celulitis en
el suelo de la boca o en la región pterigomandibular, o incluso la aparición de
cuadros graves como una mediastinitis.

Angina de Ludwig

La angina de Ludwig es una de las infecciones de los tejidos blandos del cuello y
piso de la lengua que más afectan la vía aérea debido a su avance rápido y
silencioso. Es más frecuente en niños aunque no es exclusivo de este grupo. Es una
patología rara y poco frecuente, muchas veces su diagnóstico es tardío lo que
retrasa el tratamiento oportuno y favorece el desarrollo de complicaciones
tempranas potencialmente mortales, en especial, en la vía aérea.

Esta infección se distingue por una celulitis rápidamente progresiva localizada en el


espacio submandibular, que afecta el área sublingual y submentoniana, y los tejidos
blandos del piso de la boca, sin involucrar los ganglios linfáticos. La mayor parte de
las infecciones (70 a 90% de los casos) derivan de un foco odontogénico, como los
abscesos del segundo o tercer molar, o los abscesos parafaríngeos o
periamigdalinos; también se han observado después de fracturas mandibulares,
laceraciones en el piso de la lengua, cuerpos extraños (piercings), linfadenitis y
sialodenitis submandibular.

Clínicamente, los pacientes muestran una respuesta inflamatoria sistémica en forma


de fiebre, taquicardia, taquipnea, leucocitosis con neutrofilia, así como protrusión de
la lengua con elevación del piso de la misma e induración blanda a la palpación,
dolor cervical anterior, disfagia y ocasionalmente trismus.

Sinusitis

La sinusitis bacteriana aguda consiste en la inflamación de la mucosa de los senos


paranasales de origen bacteriano. A menudo es difícil de distinguir de una simple
rinofaringitis vírica o de una inflamación sinusal de causa alérgica, y estos dos
procesos son importantes predisponentes para la aparición de una infección
bacteriana de los senos paranasales.
Aunque las infecciones dentales son muy comunes, sólo el 5% a 10% causa
sinusitis maxilar, lo que suele ocurrir debido a la interrupción de la membrana del
seno maxilar, causada por el desplazamiento iatrogénico de diente en el seno
maxilar, lesión periapical, enfermedad periodontal, lesiones de caries extensa o de
extrusión de material obturador endodóntico dentro del seno.

En general, las raíces de los premolares y molares se encuentran inmediatamente


por debajo del piso del seno maxilar, lo que favorece la relación entre una anatomía
patológica en estos dientes y la sinusitis. Por lo general, los pacientes refieren una
historia de infección respiratoria de vías aéreas superiores acompañando de dolor
dental; también puede presentar alteración en el sonido nasal, dolor facial o cefalea,
secreción nasal y tos durante la noche debido al paso de exudado en la faringe.
También hay una sensibilidad dolorosa infraorbitaria a la palpación sobre el seno
afectado.

El diagnóstico de la sinusitis odondogénica incluye una anamnesis detallada, un


examen físico completo y pruebas de imágenes específicas, como la incidencia
radiográfica Waters, lateral de cráneo, tomografía computarizada y exámenes
radiográficos dentales (periapical, oclusal y ortopantomografia).

Los principales microorganismos que se encuentran en esta patología son las


bacterias aeróbias y anaeróbias, con predominio de las anaeróbias
Peptostreptococcus ssp., Fusobacterium spp., Prevotella spp. y Porphyromonas
spp. En la mayoría de los casos, existe una correlación entre la flora existentes en la
región periapical y la encontrada con una punción antral.

En el tratamiento de la sinusitis odontogénica es necesario actuar sobre la causa del


diente y la enfermedad en sí misma. Sólo entonces, es posible eliminar la infección
existente y prevenir las recurrencias o complicaciones. La combinación de la
terapéutica farmacológica y quirúrgica, por lo general son necesarias para el
tratamiento de la sinusitis odontogénica. El tratamiento no traumático preconizado
para la sinusitis odontogénica es con los antibióticos de amplio espectro durante 3-4
semanas. La sinusitis sin tratar o mal tratada puede progresar a una variedad de
complicaciones, tales como celulitis orbitaria, trombosis del seno cavernoso,
meningitis, osteomielitis, absceso intracraneal y muerte.
Osteomielitis

La Osteomielitis se define como una inflamación extensa del hueso, implicando a


toda porción esponjosa, medular, cortical, periostio, vasos sanguíneos, nervios y
epífisis. La inflamación puede ser aguda, subaguda o crónica y presenta un
desarrollo clínico diferente según su naturaleza. En el caso de los maxilares se
considera la infección odontógena como la causa más frecuente de osteomielitis. Se
puede presentar a cualquier edad con un predominio entre los hombres. Afecta
principalmente al maxilar inferior. En el maxilar superior es más raro, debido a una
mayor vascularización.

Osteomielitis aguda
La inflamación aguda del hueso y medula osea de la mandibula y maxila se produce
con gran frecuencia por extensión de un absceso periapical. La segunda causa mas
común de osteomielitis aguda es la lesión física como en caso de fractura o
intervención quirúrgica. La osteomielitis también puede ser provocada por
bacteriemia.

En la mayor parte de los casos, la osteomielitis aguda es infecciosa. Casi cualquier


microorganismo puede ser un factor etiológico, aunque estafilococos y
estreptococos son identificados más a menudo.

El dolor es la principal característica de este proceso inflamatorio. La pirexia,


linfadenopatia dolorosa, leucocitosis y otros signos y síntomas de infección aguda
se observan asimismo con frecuencia.

Osteomielitis Crónica
La osteomielitis crónica puede ser una secuela de osteomielitis aguda o bien una
reacción inflamatoria prolongada de bajo grado, que nunca avanzo hasta una fase
aguda notable o significativa desde el punto de vista clínico.

Es difícil identificar el agente infeccioso específico que provoca la osteomielitis


crónica, sea mediante estudios microscópicos o microbiológicos.

La mandibula, en especial la región molar, es afectada con mucha mayor frecuencia


que la maxila. El dolor suele estar presente, pero varia en intensidad y no se
relaciona necesariamente con la extensión de la enfermedad. La inflamación de la
mandibula es un signo hallado con frecuencia; menos a menudo se observan
perdida de dientes y trayectos fistulosos.

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