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NAVIDAD

Celebración de la vida
Fiesta universal de todas las culturas
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Solsticio de Invierno
“O quam praeclare providentia ut illo die quo natus
est Sol... Nasceretur Christus”
San Cipriano

“¡Oh, qué maravillosamente actúo la Providencia,


que el día en que nació el Sol... Cristo debía nacer”
El 25 de diciembre se lleva a cabo el solsticio de
invierno: el día más corto, la noche más larga y el
nacimiento del nuevo Sol. Es el momento del año en el
que la naturaleza, el sol y el espíritu humano tienen un
desgaste, y por tanto, es preciso renovar, recuperar y
renacer. Es necesario entonces hacer rituales de
renovación para celebrar la vida y para que el sol no se
extinga ni el espíritu humano decaiga.

Desde tiempos inmemoriales, las antiguas culturas


celebraban diversos ritos solsticiales que
representaban la anual victoria del Sol sobre las
tinieblas, o bien, la exaltación de la vida sobre las
inclemencias de la muerte.

Para muchas culturas de la antigüedad los ritos


solsticiales celebraban a deidades de tipo solar: Mitra,
Baco, Adonis, Horus, Osiris, Júpiter, Hércules,
Tammuz, Inti, Huitzilopochtli, etc.

Más tarde, el Cristianismo, por un afán de


evangelización, aprovecho estas celebraciones, para
implantar la Navidad.
La palabra Navidad proviene de la palabra "Natividad",
que viene del latín "Nativitatem", que significa
"nacimiento". El mundo religioso cristiano la aplica
propiamente al nacimiento de Jesucristo. Esta fiesta en
lengua inglesa se le llama "CHRISTMAS", que quiere
decir "Misa de Cristo" y es celebrada en la misma
fecha.

Fue el Papa Julio I en el siglo IV quien escogió como


fecha de nacimiento de Jesús el 25 de diciembre,
porque en esta fecha la Roma pagana ya celebraba la
antigua "fiesta del solsticio de invierno" (Natalis Solis
Invicti)", que data de la tradición babilónica y que
recordaba a dioses solares, que habían nacido en la
misma época invernal, conocida hoy como Navidad.

De ahí surgió la idea de unir el nacimiento de esos


dioses con el nacimiento de Jesús.
Finalmente, son dos versiones del
Para muchas culturas esta fecha representa la mismo evento, pero que al final se
renovación de la vida y, para el Cristianismo, un ritual integraron para dar paso a una
de salvación o la Encarnación del Verbo, que tiene su Celebración de la vida. Se sustituye al
comienzo con el tiempo consagrado a la penitencia: el sol natural por un sol espiritual.
Adviento.
NAVIDAD SEGÚN EL CRISTIANISMO

La navidad tiene su origen en fiestas paganas.


El Saturnal romano, en honor de Saturno dios
de la agricultura era la fiesta más
estrechamente asociada con lo que conocemos
hoy como Navidad. La Saturnalia se celebraba
durante siete días de bulliciosas diversiones y
banquetes, era un periodo licencioso en el que
imperaba el desorden y el trastrocamiento de
las costumbres; era una festividad del jolgorio y
el alboroto que cuando terminaba daba origen a
la Brumalia, celebración de penitencia y
precepto.

Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de


Europa una fiesta de invierno similar, conocida
como Yuletide, en la que se quemaban grandes
troncos adornados con ramas y cintas en honor
de los dioses para conseguir que el Sol brillara
con más fuerza.
El día de Navidad para los católicos es día de precepto, es
decir, se debe asistir a Misa aunque no sea domingo,
pudiendo cumplirse este precepto si se asiste el 24 de
diciembre por la tarde o a cualquier Misa del día 25.
Con la Misa vespertina del día 24 termina el tiempo de
Adviento y se entra en la celebración del misterio
navideño. Se leen textos del Profeta Isaías, anunciando
con alegría la llegada del Salvador a celebrar sus bodas
con la humanidad; de los Hechos de los Apóstoles, con el
primer discurso de San Pablo, que da testimonio de
Cristo, hijo de David, que viene a salvar a su pueblo; y
La historia dice que al aceptar el desde luego, del Evangelio, con el relato del nacimiento
emperador Constantino la doctrina de Jesús en Belén.
de Jesús empezó a cristianizar Hay tres Misas diferentes más durante el día siguiente, –
muchas festividades paganas, la 25 de diciembre- con lecturas que enriquecen la
más importante, era la celebración meditación sobre el Misterio de la Encarnación. Los
del misterio de la Navidad que católicos deben asistir a las tres misas, de no ser posible,
comienza desde la tarde del 24 de la Iglesia aconseja que los textos bíblicos de las cuatro
diciembre, hasta la noche del día celebraciones sean leídos durante esos dos días en los
25. En menos de 24 horas, la Iglesia hogares católicos, aprovechando que las familias enteras
católica proporciona a quienes acostumbran reunirse alrededor de la mesa. Con esta
quieren celebrar la venida del práctica se crea un ambiente propicio para la meditación y
Señor, 12 lecturas bíblicas llenas de aceptación de Jesús Salvador en la vida de cada uno,
mensaje para una vida motivando así a un cambio positivo en la vida.
comprometida.
ADVIENTO

En la tradición cristiana la Navidad es un día de gozo


que cobra valor a través del Adviento (de adventus,
llegada o advenimiento), tiempo consagrado a la
penitencia y a la preparación del alma; periodo de
espera que precede a la Navidad y que marca la
partida del año litúrgico cristiano. Su punto de partida
corresponde al cuarto domingo anterior a la noche del
nacimiento de Jesús. En este año corresponde al
domingo 30 de Noviembre.

Cada tiempo, en el ciclo litúrgico de la Iglesia, tiene


una peculiaridad. Y así como la Pascua habla de la
alegría por la victoria de Jesucristo, y la Cuaresma del
esfuerzo y de la purificación sacrificada que hay que
ir realizando en la propia vida para poder llegar a
Cristo, el Adviento se convierte para los cristianos en
un tiempo de levantar los ojos de cara a la promesa
que Dios hace a su Iglesia de estar con los creyentes
católicos. El Adviento es la preparación de la venida
del “Emmanuel”, (“Dios con nosotros”, en hebreo) es
el tiempo del cumplimiento de la promesa de Dios.
El Adviento está tocado, de una forma muy
particular, por la característica de la esperanza.
La esperanza como virtud que sostiene al alma,
que consuela al ser humano. Teniendo en
cuenta este sentido esperanzador del Adviento,
creo que cada uno de nosotros tendría que
reflexionar sobre el tema de lo que es la
esperanza en su vida.

En este contexto, las costumbres y rituales que


se llevan a cabo como preparación de la
Navidad son distintas, según la religión del
mundo de que se trate. En los países
germánicos, por ejemplo, durante la tarde del
jueves que precede a Navidad, los niños
arrojan contra los escaparates lentejas o
guisantes secos para recibir en la puerta
pequeños regalos: nueces, dulce o dinero.
Entre ellos se trata de la llamada Klofelghn o
“colecta de adviento”.
.
.
En algunos pueblos de Austria, por ejemplo,
puede verse todavía el sacristán llevando de
casa en casa el crucifijo y diciendo: “He aquí
que viene el niño Jesús”.

Ni qué decir de la romería que se presenta para


los habitantes de los países
hispanoamericanos, donde la fiesta de la
Navidad es, en todos sentidos, motivo de
manifestaciones de alegría popular.

En algunos hogares se coloca la Corona de


Adviento, hecha a base de ramas de ciprés o
pino atada con un listón rojo en la cual se
colocan cuatro velas por lo general de color
rojo las cuales marcan los cuatro domingos de
adviento anteriores al día de Navidad, las
familias se reúnen a su alrededor cada
domingo, se enciende una vela y se recitan
oraciones y villancicos como preparación al
Nacimiento de Jesús. Esta tradición es más
recurrente en la Iglesia Católica ya que la
corona debe ser bendecida en la Iglesia.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD
El árbol para la humanidad simboliza el ciclo de la naturaleza y la
renovación de la vida. Es la victoria de la luz sobre las tinieblas. Por ser
árboles perennes, cierto tipo de pinos han simbolizado, desde la
antigüedad, el ciclo infinito de la naturaleza y la renovación eterna de la
vida.
Con frecuencia, dichos árboles aparecen como ejes que sostienen los
tres planos del universo: el inframundo o lugar de los muertos, el mundo
de los humanos y el de los dioses. Estos árboles “axiales” rigen el
devenir de las estaciones y de los procesos naturales. Por eso, el acto de
prender las velitas que adornan al árbol navideño es una manera de
encender también, mágicamente, las luminarias que penden del gran eje
cósmico.
Ahora bien, la costumbre de adornar árboles o ramas en los últimos días
de diciembre tuvo su origen en el norte de Europa, muchos siglos antes
de Cristo. El follaje verde y las luces que los adornaban estaban
asociados con el solsticio de invierno, cuando la naturaleza parece
muerta. Se pedía entonces al dios-sol que volviera revistiendo de luz y
color los campos.
Se cuenta que durante las fiestas invernales, los teutones sacrificaban a un niño bajo un gran pino
en lo más oscuro del bosque en honor de Wotán, y que esto fue así hasta que, en el siglo VIII, el
misionero británico San Bonifacio “Apóstol de los alemanes” logró evangelizar a la tribu de los
frisios convenciéndolos de que, en vez de efectuar aquel cruento sacrificio, cortaran un arbolito y lo
llevaran a casa para celebrar los ritos solsticiales en compañía de los niños, quienes entonces
rodeaban al árbol y le ofrecían pequeños presentes, Por eso todavía se tiene la costumbre de poner
los regalos al pie del árbol adornado.
Por su parte, los escandinavos consideraban al árbol como
símbolo de duración y renovación de vida. Los Egipcios
usaban hojas de palma con 12 brotes como expresión
sagrada de la terminación del año y del triunfo sobre la
muerte. Los romanos celebraban sus fiestas decorando las
casas con follaje verde, signo de fertilidad. Los judíos
celebraban en invierno la Fiesta de las Luces, encendiendo
durante 8 días velas que ardían constantemente. El
cristianismo conocía todas estas tradiciones, pues muchos
cristianos eran paganos convertidos. Comprendieron que
era imposible arrancar las tradiciones y prefirieron darles un
sentido cristiano.

Así el árbol y las luces se utilizaron para evocar a Jesús, Árbol de la Vida, Luz del Mundo. Se cree
que las primeras veces que se utilizó el árbol adornado con luces para celebrar la Navidad fue al
norte de Europa. A cada elemento se le dio un significado cristiano que hasta la fecha conservamos:
El árbol navideño con sus ramas verdes, simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la
perpetua necesidad de esperanza. Las velas encendidas –ahora focos de colores- y los objetos
brillantes colgados, simbolizan el advenimiento de la luz y la gloria de Dios que se refleja a todas
partes. La estrella que se pone en la cúspide, es recuerdo de la Estrella de Belén que atrajo a los
hombres desde lejos. Los regalos que se colocan debajo de él, simbolizan la cantidad de dones que
Dios nos trae con su Encarnación y que hemos de compartir unos con otros.
EL NACIMIENTO
Colocar un nacimiento en la casa es para recordar el escenario en el que Dios se hizo hombre en
Belén. En los hogares en donde se acostumbra poner adornos navideños, éste debe ser el más
importante, el que está al centro de todo, pues lo que se celebra en Navidad es precisamente el
Nacimiento de Jesús. En la celebración familiar de la Nochebuena, la reunión es en torno al
Nacimiento de Jesús y si éste puede ser representado de algún modo, la celebración será más
emotiva, disponiendo a los asistentes a recibir en su interior a Jesús que revela el misterio de la
Salvación.

San Francisco de Asís fue el primero que tuvo la idea de


representar el nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén,
colocando un muñeco de pañales en una representación a
escala de la cueva. Esto ocurrió – según los cronistas
franciscanos – en la Navidad de 1223, en la gruta de Greccio.
El religioso celebró el nacimiento de Jesús, colocando un altar
frente a la ermita con una escenografía mínima; colocó
luminarias por el monte y repartió hachas encendidas entre
los frailes y los campesinos que lo acompañaban, lo que
atrajo a muchos habitantes de la ciudad de Greccio.
San Francisco de Asís cantó el Evangelio invitando a todos a
participar en el nacimiento del redentor y los campesinos
reprodujeron el histórico acontecimiento. Tiempo después,
sobre el pesebre de Greccio se erigió una iglesia en
conmemoración de San Francisco
La costumbre de colocar Nacimientos se extendió a partir del Renacimiento hacia otros países
europeos. Por lo que respecta al continente americano, es lógico entender que con la evangelización
llegaron a estas tierras las recreaciones del acto de fe navideño en diversos materiales.
En algunas regiones de España fue donde comenzaron a incluirse en el pesebre pequeñas figuras de
barro cocido, además de los personajes centrales. Así, al niño y sus padres comenzaron a
acompañarlo algunos pastores, magos, el leñador, el molinero, el pescador... Son los mismos
personajes que animan el drama provenzal conocido en Europa como La Pastoral, inmediato
antecedente dramatúrgico de las pastorelas mexicanas y que a su vez provenía de los misterios
celebrados en la edad media durante la víspera de Navidad.

En México, los nacimientos hicieron su aparición en Acolman,


en el siglo XVI, como producto de las representaciones que se
hacían de la Navidad, hasta la fecha, en la mayoría de los
hogares católicos mexicanos, hay un nacimiento durante el
tiempo de Adviento y las fiestas de Navidad. Esta costumbre,
que se ha extendido por todo el mundo, en México tuvo una
particular variación: en el siglo XVI se le comenzó a representar
teatralmente con el nombre de Pastorela.
Las religiosas franciscanas elaboraban bellísimos Nacimientos,
especialmente con niños Jesús de cera, hermosas piezas
escultóricas que permanecían en exhibición durante un año.
Los artesanos mexicanos asimilaron rápidamente las técnicas
artísticas traídas de Europa, de manera que las maderas
estofadas y policromadas fueron comunes en los Nacimientos
mexicanos de la Colonia. Al paso del tiempo, las figuras se
hacían con ropa más elaborada, que procedía de conventos y
casas particulares.
LAS PASTORELAS

EN MÉXICO, la primera Navidad fue celebrada en 1529 por el monje


franciscano Fray Pedro de Gante cuando apenas empezaba a erigirse la Nueva
España de entre las ruinas de la gran Tenochtitlán. A partir de allí se integraron
a la tradición cristiana, elementos del culto indígena prehispánico. Por
ejemplo, las pastorelas mexicanas tienen su origen en el gran Teatro Nahuatl.

Durante la Colonia, los misioneros españoles aprovecharon la fuerte tradición


teatral de la cultura náhuatl para propagar de forma didáctica la
evangelización. Los jesuitas, llegados a la Nueva España en 1572, ejercieron
una amplia influencia en la educación del pueblo, fueron los principales
impulsores de las pastorelas.

La primera representación que se recuerda se ubica en Zapotitlán Jalisco, donde se presencia la primera batalla
entre San Miguel Arcángel y Lucifer, en lengua indígena. Eran entonces, las pastorelas, importantes elementos
de comunicación y participación social. Pronto salieron de los atrios de las iglesias para escenificarse en las
plazas y calles de los distintos pueblos, donde recogen las costumbres y prácticas de cada región. Así, para
fines del siglo XVI, se encuentran referencias de una pastorela propiamente mexicana, con adaptaciones de esta
cultura. Las Pastorelas son recreaciones de las peripecias que enfrentan los pastores para llegar a adorar al
Niño Jesús, que ha nacido en Belén. En el camino tienen que luchar con los demonios, que representando los
siete pecados capitales, les imponen todo tipo de trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir. El
Arcángel San Miguel libra una intensa batalla con Lucifer y finalmente triunfa sobre él. Hoy, las pastorelas
conservan su contenido y estructura más o menos permanente, cuyo tema central sigue siendo el nacimiento y
la adoración del Niño Jesús, e incorporando algunos personajes y situaciones nuevos. Son muy útiles para
hacer reflexionar de manera amena a cerca de cuáles son los obstáculos que tiene el hombre para adorar a
Jesús Niño, para aceptar su mensaje y vivir de acuerdo a su voluntad.
LAS POSADAS
El uso de los pesebres, y de todo ritual que conllevan, tuvo
una importante influencia en la llamada “conquista
espiritual” del Nuevo Mundo. Sobre todo en lo que hoy es
México, la celebración llegó a tener interesantes
estilizaciones y derivaciones sin igual, como las que se
observan en las posadas y las ya mencionadas pastorelas.
Fray Pedro de Gante fue quien introdujo esta costumbre en
la Nueva España, hacia la primera mitad del siglo XVI. Así lo
testimonia una carta que envió a los religiosos de Flandes el
27 de junio de 1529.
Se dice, con cierto grado de certidumbre, que este fue el mismo origen de las posadas, las cuales, en opinión de
Romero de Terreros, sólo existen en México. Esta es la explicación que da Weckman al respecto: “Las posadas,
también llamadas jornadas o nueve noches, representan un novenario de celebraciones del 16 al 24 de diciembre.
Son nueve días que representan los nueve meses del embarazo de María y su búsqueda por encontrar un lugar
para que naciera Jesús”.
Como es sabido, las nueve jornadas o posadas se celebraban las ocho noches anteriores a la Nochebuena, y
culminan en esta misma (del 6 al 24 de diciembre); se ha dicho que simbolizan los nueve meses de embarazo de
la virgen María, pero en realidad son una versión modificada de antiguas misas llamadas de “Aguinaldos”.
Al fusionarse las raíces prehispánicas con las europeas, las posadas adquieren un nuevo matiz, donde se
organiza una procesión encabezada por las imágenes de María y José mientras se cantan los villancicos al pedir
posada ante una puerta cerrada, para posteriormente conseguir el albergue seguido con cánticos para concluir
rezando el rosario. En resumen, las posadas, propiamente dichas, surgen en Texcoco, cuyo calendario de
festividades coincidía ampliamente con el cristiano. A los frailes de Acolman corresponde el mérito de haber
permitido a los indios celebrar de una manera sui generis el nacimiento de Jesús; luego de cada misa podían
representar una de las nueve jornadas del viaje de San José y la virgen de Nazareth a Belén, pidiendo posada.
LAS PIÑATAS

El origen de la piñata es supuestamente romano, y proviene del vocablo "piñata" (vasija). Sin
embargo, la costumbre es de origen español y nace en los ritos de la fertilidad, practicados con
motivo del inicio del ciclo agrícola durante la primavera. Este inicio acontece durante un carnaval
que en España culmina el domingo siguiente al miércoles de ceniza y se denomina "domingo de
piñata" pues en ese día se rompían las piñatas.
Al principio en Europa la piñata se adoptó para las festividades de Cuaresma, ya en México, los
misioneros agustinos la utilizaron para divertir, instruir y evangelizar a los indígenas y se proponía
sobre todo para las fiestas de Navidad.

La piñata se adorna con papeles de colores. Según la tradición católica,


la piñata representa el mal, al mundo con sus engaños y vanidades. Debe
tener siete picos que son los siete pecados capitales. El palo es la ayuda
que da la iglesia para destruir el mal y también significa la fuerza de la
virtud que rompe la falsedad del mundo. El romperse la piñata, significa
que se rompe con el pecado y la seducción del mundo. La venda con que
se tapa lo ojos de quien le va a pegar, significa la fe; se vendan los ojos
porque la fe es ciega. La fruta son los beneficios que se reciben de Dios
si se tiene fe; los dulces que caen de ella, significan la verdad y los
dones que se derraman sobre el hombre que rompe con el pecado,
significan también el premio a la fe y a la perseverancia y la gracia de
Dios derramada sobre el hombre.
SANTA CLOS
Nicolás de Patra, (provincia de Mira en Asia Menor, hoy Turquía) vivió hacia el inicio del
siglo IV en el seno de una familia griega y, según se dice, llegó a asistir al Concilio de
Nicea. Algunos años después, la primitiva iglesia cristiana lo elevó a la categoría de
santo, con el carácter protector de las vírgenes en desamparo, de los marinos en
desgracia, de los ladrones arrepentidos, de los usureros y de los niños.

Nicolás era hijo de una familia acomodada y creció bajo los tirantes deseos de sus
padres. Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático,
mientras su madre pretendía que fuera sacerdote. Lamentablemente, la peste solucionó
su dilema, al llevarse a sus padres, mientras trataban de ayudar a los enfermos de su
ciudad. El muchacho, conmovido con la desgraciada situación de su gente ante
semejante enfermedad, repartió sus bienes entre los necesitados y partió hacia Mira para
ordenarse como sacerdote.

De él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros y sus bondades para con la gente
pobre. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la
Lorena. Su relación con los niños nace de una historia que indica que un criminal acuchilló a varios niños,
entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Pero además, Nicolás tenía especial
inclinación por ayudar a los niños.

Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre
padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria, al carecer las muchachas de la dote
parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener la edad de casarse,
una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el
sacerdote quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que
colgaban sobre la chimenea para secarlos.
SANTA CLOS
Su asociación con la navidad fue dándose paulatinamente a través de los siglos. La leyenda cuenta que el magro
y cetrino obispo oriental cabalgaba el 6 de diciembre sobre los tejados en un mágico corcel gris, llevando
regalos a los niños y a los hombres de buena voluntad. Sin embargo, su relación con el solsticio de invierno
obedece a diversos motivos y orígenes. Aconteció que desde épocas tempranas se llevó a cabo un
sincretismo de la figura del obispo con otras variantes como:
1. El dios Poseidón, numen de las aguas, de las fuentes y de la fertilidad, ya que el asiático viajaba en barco y
efectúo diversos milagros a bordo de los navíos. Todavía hoy los marinos griegos acostumbran llevar en sus
naves un pequeño ícono del santo.

2. El gigante rojo Nick, ser demoniaco de origen nórdico vinculado a la sexualidad. Los antiguos pueblos
nórdicos contaban entre sus tradiciones mitológicas, con la figura de un gigante rojo vinculado a la
sexualidad y a la potencia regeneradora de las aguas y cuando se cristianizó a los europeos del norte, se
asoció a Nick con el diablo por sus características sexuales y por su color rojo. Así pues, la figura demoníaca
de un viejo corpulento, ataviado de rojo, que se llamaba Nicolás y se relacionaba con las aguas y la
prosperidad se sincretizó rápidamente con la del gentil obispo de Patra.

3. El dios nórdico de la sabiduría Wotán-Odín. Cuenta la mitología nórdica que cuando Odín volaba sobre los
tejados durante la noche del solsticio invernal, lo hacía en su fantasmagórica cabalgadura Sleipnir, un corcel
octópodo y gris, hecho de niebla del norte y de los sueños chamánicos de Odín. Cuando Odín volaba sobre
las casas se asomaba por las ventanas para observar a los viejos que habría de llevarse al año siguiente,
aunque Solís dejar algún presente para los niños que representaban a las nuevas generaciones, las cuales
habían de honrarlo en un futuro lejano. Sin embargo, a Odín sólo podían verlo aquéllos destinados a morir,
mientras que para los pequeños permanecía invisible.

4. La idea de que Santa Clos baja por las chimeneas también tiene que ver con Berta, la del pie de oca, numen
femenino diosa del fuego, quien también hacía los regalos a los niños durante el solsticio de invierno y para
quien se colocaba una media o un zapato junto al hogar.
SANTA CLOS

Con el tiempo, el milagroso caballo de ocho patas con el que Odín volaba por los aires se
convirtió en el trineo de ocho renos, ya que sólo un vehículo grande podía transportar
cómodamente a semejante gordo cargado de paquetes, y así lo dibujó por primera vez el
caricaturista norteamericano Thomas Nast, mismo que inventó el burro y el elefante
representativos de los partidos políticos en EUA. Empero, si Nast fue, gráficamente, el
inventor del trineo, es de injusticia informar que se inspiró en la creación literaria del
doctor Clement Clark Moore, quien en 1822 había escrito un poema infantil con el tema del
trineo y de los renos.

Igualmente, ya en el siglo XX, la empresa Coca cola encargó al pintor Habdon Sundblon que remodelara la
figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto,
sin embargo hay que aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa
Claus tenga su origen en los spots que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto
que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo.

En cuanto a la morada de Papá Noel, como la leyenda se originó en el hemisferio Norte, a principios del siglo
XX se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte; sin embargo igualmente hay que recordar que existen
otros lugares cercanos postulados como su hogar, los cuales son: Laponia sueca, Laponia finlandesa y
Groenlandia; puesto que el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.

La existencia del santo fue puesta en duda a partir de 1969, y la iglesia Católica lo suprimió del santoral en
compañía de otros santos tan prestigiosos como eran, nada menos, los de San Jorge, san Cristóbal, San
Patricio y San Valentín.
SANTA CLOS

La colorida imagen de Santa Clos llegó a Estados Unidos desde finales del siglo XVII procedente
de Holanda, puesto que era el Santo patrono de los Navegantes Holandeses, su nombre era
San Nicklaus o Sinter-Klaas. Se cree que esto sucedió alrededor del año 1624. Cuando los
inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Amsterdan, más tarde llamada Nueva
York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaa, su
patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).

Existe una figura oscura, paralela a Santa Clos, que se conoce como Klausbauf que es una
especie de doble; se presenta cubierto de pieles, con cuernos y el rostro pintado de negro, sin
duda como alusión a la fertilidad de la tierra. También se le llama Krampus o Black Pete que
lleva cenizas a los niños que se portaron mal.
La figura del Obispo de Patra llegó a México durante el siglo XVII y se le encuentra ya
representado en algunas iglesias de la época. No aconteció lo mismo, en cambio, con la
imagen de Santa Clos nórdico, la cual arribó a nuestro país durante el XIX junto a la tradición
del árbol de Navidad; ambas fueron aportaciones diplomáticas a nuestra tierra.

En 1087, los restos de San Nicolás son llevados a Bari, Italia, donde se construye una iglesia en
su nombre. Curiosamente en Italia quien trae los regalos de Navidad no es San Nicolás sino
una bruja buena.

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