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El griego pertenece a la familia lingüística indoeuropea.

Del mismo modo que el español procede del latín, a su vez el griego y el latín,
junto
con otras lenguas, proceden de otra más antigua a la que llamamos
convencionalmente Indoeuropeo porque de ella derivan el indio y muchas lenguas
europeas.
Las lenguas Indoeuropeas se extendieron desde el tercer milenio a. C.
y se fueron fraccionando en distintos grupos.
Además de la rama helénica, que conocerás con detalle más adelante, aquí puedes
observar esos grupos.
El grupo Indo-iranio está formado por el indio, el iranio y los dialectos persas
modernos.
El grupo céltico, por el irlandés y el celtibérico, que se hablaba en la Península
Ibérica antes
de la llegada de los romanos.
Al grupo eslavo pertenecen las lenguas eslavas, de las que derivan el ruso, el
polaco o el checo.
Del grupo de lenguas bálticas proceden el lituano y el letón.
Del grupo itálico derivaron las lenguas Osco-Umbras y el Latín, del que proceden
las lenguas
romances (el español, el italiano, el francés, etc.).
Las lenguas germánicas incluyen el inglés, el alemán y lenguas nórdicas como el
islandés,
el sueco, el noruego o el danés.
El armenio engloba una serie de dialectos que todavía se hablan por una población
dispersa en varios países del mundo.
Por su parte, el albanés aún se habla en Albania.
Por último, había una serie de lenguas, hoy extintas, como el hitita y el tocario.
No tenemos textos escritos en Indoeuropeo.
Su existencia se deduce a partir de la comparación de varias lenguas que presentan
parecidos
entre sí, por lo que suponemos que tienen un origen común.
A partir de muchas comparaciones de la semejanza existente entre palabras de
diversas lenguas,
se intenta reconstruir, aunque de forma muy imperfecta, la lengua común de la que
las
otras derivaban.

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