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EL ÉBOLA: LLEGAR A CERO –

La epidemia del ébola ha tenido consecuencias muy graves ha causado miles de

muertes, afectado a los medios de subsistencia, perturbado el funcionamiento de los

servicios públicos, la educación y el crecimiento económico.

El brote de ébola actual, el más grave de la historia de la enfermedad, ha afectado a

algunos de los países más vulnerables del mundo. Liberia y Sierra Leona.

El ébola se propaga por contacto físico directo con fluidos corporales infectados, por lo

que es menos transmisible que una enfermedad como la tuberculosis, que se disemina

por el aire. Cuando se cuenta con un sistema sanitario que funciona adecuadamente,

es posible frenar la transmisión del ébola y, en nuestra opinión, salvar la vida de la

mayoría de las personas que contraen la enfermedad.

Muchos niños y niñas se han infectado, han muerto o se han quedado huérfanos a

causa del virus. Aproximadamente una de cada cinco personas infectadas con el virus

del ébola es un niño o una niña. La mortalidad de los niños y las niñas menores de

cinco años es del 80%, es decir, 4 de cada 5 niños infectados mueren. En el caso de

los menores de 1 año, la mortalidad asciende al 95%.

El ébola ha sobrecargado los servicios de salud y nutrición, que ya tenían dificultades

para satisfacer la demanda antes del brote. Con instalaciones muy escasas y mal

equipadas, y una dotación de personal inadecuada, la mayoría de los sistemas

sanitarios no estaban preparados en absoluto para un brote de esta naturaleza y

magnitud. Además, el miedo a la infección hace que algunos pacientes y profesionales

eviten las instalaciones sanitarias, una situación que perturba todavía más los

servicios de salud y nutrición.


CINCO MILLONES DE AFECTADOS POR EL CIERRE DE

LAS ESCUELAS

Las comunidades locales han sido fundamentales para reabrir las escuelas, que

llevaban cerradas desde las vacaciones de julio y agosto a causa del ébola. Así pues,

cinco millones de niños y niñas se vieron privados de meses de educación. Los

centros escolares de Guinea abrieron sus puertas de nuevo el 19 de enero de 2015, y

los de Liberia lo hicieron un mes más tarde. En Sierra Leona se prevé que los niños y

las niñas regresen a las aulas a finales de marzo. Unas semanas después de su

reapertura oficial, la mayoría de las escuelas guineanas estaban en funcionamiento, lo

cual pone de manifiesto la resiliencia de este pueblo en una región donde el ébola ha

provocado tanto sufrimiento.

Para reiniciar las clases fueron necesarios meses de preparación, en los que se

elaboraron protocolos específicos para reducir al mínimo el riesgo de transmisión del

ébola, con medidas tales como tomar la temperatura a los alumnos a la entrada de los

centros, lavarse las manos y establecer sistemas de remisión con los centros de salud

cercanos. Miles de profesores recibieron capacitación en la aplicación de los

protocolos, que también contemplan el procedimiento que se debe seguir si alguien

presenta los síntomas del ébola, como fiebre, vómitos o diarrea. UNICEF y sus

asociados distribuyeron asimismo decenas de miles de pastillas de jabón y otros

artículos de higiene, además de termómetros por infrarrojos.

Todas las escuelas deben contar con un lugar donde lavarse las manos a menudo

consistentes en un balde y un grifo tanto en la entrada como junto a los lavabos. Se

espera que los padres, los profesores y otros miembros de la comunidad se encarguen

del abastecimiento de agua si el centro no dispone de un suministro fiable, algo

bastante habitual.

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