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El art. 23 del C.P. dice: “la conducta es culposa cuando el resultado típico es producto de la
infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por ser previsible, o
habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo.”
Se le critica a esta teoría el ampliar demasiado el radio de acción de la culpa hasta el punto de
incluir en ella hechos que tienen origen en circunstancias meramente fortuitas.
No se puede siempre prevenir todo lo que se está en condiciones de prever; una tormenta, la
caída de un rayo y otros casos semejantes pueden ser previstos, pero ser incapaz de prevenir sus
efectos dañosos y, por consiguiente, ellos no deben ser imputados a título de culpa.
la culpa es “la voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias posibles y previsibles
del propio hecho”.
Si el agente hubiese reflexionado, como era su deber, sobre las circunstancias en que su actividad
se desarrollaría y sobre las consecuencias de la misma, habría previsto —porque era previsible—
lo que no previo; la culpa resulta, así, un vicio tanto del intelecto como de la voluntad.
Esta teoría ha tenido amplia aceptación doctrinal porque permite delimitar el ámbito de acción del
fenómeno culposo respecto del dolo y del caso fortuito, aunque contra ella se ha dicho que el
resultado lesivo basado en su previsibilidad solo puede apreciarse a posteriori, con lo que a la
postre vendría a juzgarse al autor del hecho culposo de acuerdo con la experiencia del juez.
Como se desprende de la definición dada por nuestro Código Penal, el legislador colombiano
acogió esta concepción.
Fue formulada por Feuerbach, y según ella la culpa radica en el incumplimiento del deber de
atención exigible a todo ciudadano cuando ejecuta actividades más o menos peligrosas de las
cuales pueda derivarse daño o lesión a derechos ajenos.
d) TEORÍA FINALISTA. (Welzel) la culpa se asienta sobre una omisión del cuidado objetivo
requerido para evitar el resultado lesivo de los bienes jurídicos legalmente tutelados.
Ese resultado típico y antijurídico se produjo no porque el agente hacia él hubiera dirigido su
voluntad, sino porque omitió el deber de cuidado a que estaba obligado en el caso concreto; por
eso su conducta es jurídicamente reprochable.
Sería la hipótesis del cazador que dispara precipitadamente contra un animal oculto en un lugar
que suele ser visitado por turistas y da muerte, en cambio, a una persona que se hallaba en ese
mismo sitio. Es la forma más común de la culpa; en ella se sanciona al agente porque no previo lo
que en el caso concreto y con ordinaria diligencia hubiera podido y estaba obligado a
representarse; faltó, así, al deber de cuidado que en esa situación le era exigible.
b) CULPA CON REPRESENTACIÓN. Esta modalidad de la culpa surge cuando el agente, habiéndose
representado el resultado típico y antijurídico de su comportamiento, confía indebidamente en
poderlo evitar. En este caso, el sujeto prevé la probable verificación del resultado, pero espera que
no se producirá; la culpabilidad de su conducta se deriva aquí de la indebida confianza puesta en la
no verificación del evento; se supone que ante tal posibilidad debería de haber actuado
diversamente para asegurarse de que realmente el resultado no se produciría.
En esta culpa incurre el conductor que guía su automóvil a velocidad excesiva por vía concurrida,
representándose la probabilidad de atropellar a alguien, sin que en verdad lo quiera, evento que a
la postre no logra evitar a pesar de que había creído lo contrario.
13. Cuáles son los generadores de culpa, explique cada uno de ellos.
La imprudencia es actuar con precipitación, con ligereza, sin cálculo, sin precauciones.
Para Altavilla “es conducta positiva consistente en una acción de la cual había que abstenerse, por
ser capaz de ocasionar determinado resultado de daño o de peligro, o que ha sido realizada de
manera no adecuada, haciéndose así peligrosa para el derecho ajeno, penalmente tutelado”.
La mayoría de los ejemplos traídos por la doctrina de conductas culposas generadas por
imprudencia se dan en los conductores que, sin las precauciones necesarias, dan marcha atrás,
mantienen una velocidad excesiva, mantienen las luces altas o incluso, que transitan en contravía
o pasando señales de pare.
Finalmente, se presenta la culpa por violación de reglamentos, ya que la convivencia social impone
la obligación de observar determinadas normas positivas que regulan la relación de los hombres
en sociedad. De ahí que quien se sustrae o viola su contenido prohibitivo puede ocasionar un daño
a un bien jurídicamente tutelado.
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1. LA IMPRUDENCIA
La prudencia permite orientar la conducta hacía la finalidad deseada mediante la utilización de los
medios más sensatos posibles.
La imprudencia es una manera de actuar sin la cautela que, según la experiencia corriente,
debemos emplear en todas aquellas actividades de las que pueda derivarse algún perjuicio; es un
comportamiento inadecuado que lleva al sujeto a obrar sin las precauciones debidas y que suele
originarse en falta de discernimiento, en desatención
Consiste en la realización de una actividad positiva que no está acompañada de aquella cautela
que por ordinaria experiencia requiere emplear para garantizar la tutela de intereses propios y
ajenos.
TEMERIDAD parece ser más adecuada que la de imprudencia, en cuanto muestra con mayor
claridad el hecho de que quien así actúa lo hace sin razón ni fundamento, sin examinar los riesgos
ni consultar la capacidad personal que le permitiría evitarlos.
2. LA NEGLIGENCIA
Consiste en una conducta omisiva contraria a las normas que imponen determinada conducta
solícita, atenta y sagaz, encaminada a impedir la realización de un resultado dañoso o peligroso.
Nos parece, sin embargo, que es este un concepto es incompleto porque la negligencia no
solamente presenta las formas de la omisión, desatención o descuido respecto de algo que se
debía hacer y no se hizo, sino que también existe cuando el sujeto actúa pero de manera
descuidada, innecesariamente lenta, con indolencia o desidia.
En este orden de ideas, es negligente el guardavías que por pereza o desatención omite bajar las
barras de un paso a nivel cuando el tren se acerca, lo que determina descarrilamiento con
resultado de lesiones y muertes; también lo es el automovilista que por descuido revisa de manera
muy superficial e incompleta los mecanismos de control y seguridad de su vehículo y por eso
ocasiona heridas a un peatón; y lo es igualmente el cirujano que interviene quirúrgicamente a su
paciente con una técnica ya desusada por los riesgos que su aplicación demostró, y en razón de
ello le causa la muerte.
El negligente suele ser indolente, perezoso, lento, y el imprudente se muestra irreflexivo, audaz e
impulsivo.
3. LA IMPERICIA
La impericia supone, entonces, el ejercicio de una actividad determinada para la que se requieren
conocimientos más o menos especializados; podría, pues, calificarse de imperito al ingeniero que
construye un puente que luego se cae por fallas ostensibles en su cimentación o errores de cálculo
respecto del peso que es capaz de soportar.
Ineptitud e inhabilidad son, de acuerdo con las precisiones anteriores, los presupuestos de la
impericia; pero detrás de ellos está la ignorancia o el error; así, un médico es imperito cuando
ignora el uso de un determinado instrumento quirúrgico, o cuando se equivoca en el empleo de
una cierta técnica operatoria; lo será igualmente el conductor de automóviles que maneja una
tracto mula desconociendo el funcionamiento de su caja de velocidades, o cuando para detener el
vehículo pisa el pedal del acelerador en vez del que corresponde al freno.
Este generador de culpa se presenta siempre que el hecho antijurídico no querido por el actor
haya sido el resultado de la violación de un mandato legal creado precisamente para prevenir tales
acaecimientos.
Cuando hablamos de normas o mandatos legales estamos tomando el concepto de ley en general;
por consiguiente, son leyes para estos efectos no solo las que emanan del Congreso, sino también
los decretos del ejecutivo, las ordenanzas departamentales, los acuerdos municipales y los
reglamentos administrativos y disciplinarios de origen público o privado.
Tal inobservancia genera culpa en la medida en que tenga por causa una conducta voluntaria del
actor, ya sea que haya querido conscientemente transgredir el mandato o que simplemente lo
haya ignorado.
15. Cuáles son los requisitos para que se configure los delitos preterintencionales.
2. Producción de un resultado final diverso y más grave del querido por el agente: Ej: Jaime
realiza una conducta dolosa tendiente a causar un daño en el cuerpo o en la salud de
Pablo, pero como resultado de dicha acción éste fallece.
5. El objeto material sobre el cual se realiza la conducta sea del mismo objeto material que
padece el resultado mayor: Ej: La lesión se dirige a la misma persona que luego fallece.
6. Relación de causalidad entre la conducta inicial del agente y el resultado final: De tal
manera que éste pueda predicarse del actor como obra suya, aunque a título de culpa. En
otras palabras, la preterintencional requiere que el resultado producido le sea imputable
jurídicamente al autor, pues con su conducta dolosa inicial crea un riesgo jurídicamente
desaprobado para el bien jurídico y el resultado típico es la concreción de ese riesgo.
Si ese nexo de causalidad desaparece, como ocurre en el caso fortuito, el sujeto activo
sólo responde del evento directa e inmediatamente querido, como cuando alguien causa
leve lesión intencional a otra persona y esta muere por causas meramente fortuitas y por
ende no atribuible al agente, como una insuficiencia cardiaca anterior en el tiempo a la
lesión y no estimulada ni agravada por la acción del autor: sólo responderá por las lesiones
personales.
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2. Verificación de un resultado final diverso y más grave del querido; lo que significa que el evento
superó a la postre la voluntad del agente, fue más allá de su propio querer
4. Relación de causalidad entre la conducta del agente y su resultado final, de tal manera que éste
pueda predicarse del actor como obra suya, aunque a título de culpa; si ese nexo desaparece (y así
ocurre en el caso fortuito) el sujeto activo solo responde del evento directa e inmediatamente
querido, como cuando alguien causa leve lesión intencional a otra persona y esta muere por
causas meramente fortuitas y por ende no atribuibles al agente.
16. identifique cada una de las teorías que tratan de explicar la preterintencion.
Objetiva: El agente responde siempre que sea posible establecer un nexo causal material
entre el resultado querido y el finalmente logrado. Esta tesis pugna con el principio nulla
poena sine culpa y acoge una forma de responsabilidad proscrita en nuestro
ordenamiento penal (Art° 9 y 12 C.P.).
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a. La teoría objetiva, en virtud de la cual el agente responde siempre que sea posible
establecer nexo causal material entre el resultado querido y el finalmente logrado. Esta tesis
debe desecharse porque pugna con el principio, hoy universalmente aceptado, nulla poena
sine culpa [no hay pena sin culpabilidad], y porque no responde ni a la conciencia jurídica
actual, ni a las exigencias de una política razonable; de otra parte, sabido es que nuestro C. P.
fundamenta la responsabilidad en la culpabilidad del agente, lo que significa el repudio del
viejo instituto de la responsabilidad objetiva.
b. La teoría del dolo eventual; según ella el segundo evento ha de imputarse a título de dolo
eventual en cuanto no fue inequívocamente querido por el actor. Esta tesis es criticable
porque el dolo eventual, además de la previsión del resultado supone su anticipada aceptación
lo que no ocurre en el delito preterintencional, pues si así fuese sobraría la figura, ya que de
los delitos con dolo eventual el agente responde en la misma forma que de los cometidos con
cualquiera otra clase de dolo.
c. La teoría mixta de dolo y culpa; sus defensores sostienen que el segundo resultado solo
puede imputarse al agente a título de culpa. Esta tesis es más aceptable a pesar de las críticas
que dicen que es ilógico que un sujeto haya querido (dolo) y no querido (culpa) al mismo
tiempo un determinado resultado; la cuestión se explica, sin embargo, si tenemos en cuenta
que el actor ha querido un evento (dolo) pero a la postre se ha consumado otro diverso,
aunque del mismo género, no querido por él, pero susceptible de haber sido previsto porque
era previsible (culpa).
Nadie duda que quien deliberadamente se propone lesionar a alguien, puede representarse la
probabilidad de que tales lesiones le causen la muerte; si tal desenlace efectivamente se
presenta, habrá homicidio preterintencional, en cuanto el sujeto activo quiso herir, pero mató,
estando en condiciones de prever este último evento.
El delito preterintencional está “más allá de la intención, pero más acá de lo fortuito”, es decir,
permanece siempre dentro de los predios de la culpabilidad, con participación de sus dos
especies: el dolo y la culpa.
18. Cuáles son los elementos que conforman la culpabilidad.
1. La imputabilidad
2. El conocimiento de la antijuridicidad
3. La exigibilidad de otra conducta
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EvolucionDelConceptoDeInimputabilidadEnColombia-3293449.pdf
Ricardo Mora Izquierdo ha dado una noción aceptada en nuestra doctrina, diciendo que es
una “falta de maduración global, severa y perfectamente instaurada, que cobija varias de las
áreas de la personalidad del individuo”' por su parte, los psiquiatras Lisandro Duran Robles y
María Idalid Carreño Salazar enuncian una serie de síntomas que conforman el concepto:
Falla en la identidad personal clara, dificultad importante del inmaduro para responder por sí
mismo, incapacidad para que otras personas dependan de él (él tiene que depender de otros),
incapacidad para aceptar las decisiones de otros que tienen autoridad, incapacidad para ser
independientes, no lograr disfrutar de las relaciones interpersonales, incapacidad para
establecer una relación íntima, satisfactoria y amorosa con un miembro maduro del sexo
opuesto, intolerancia a las deficiencias de los demás, sin prospección clara o con prospección
poco realista.
PERMANENTE: entendido como cualquier afección que de manera permanente afecte las
esferas de la personalidad y cuya intensidad sea tal que suprima o debilite la capacidad del
sujeto para insertar su comportamiento en el mundo de los valores o la capacidad de
autorregular su conducta conforme a ellos a pesar de tener conciencia de lo que hace.
Ej: entran aquí las psicosis maniaco-depresivas, la paranoia, la esquizofrenia, la epilepsia, etc.;
las neurosis también pueden ser consideradas trastornos mentales permanentes, a condición
de que hagan crisis que lleven al sujeto a la incapacidad de comprender y/o de determinarse.
TRANSITORIO: si el trastorno cesa en un período de tiempo más o menos corto, el cual puede
ser, con base patológica o sin base patológica.
EMBRIAGUEZ DEL SUEÑO: los estados de embriaguez del sueño resultan de que el retorno
inmediato de la conciencia y la conciencia del espíritu que acompañan al despertar retardan la
reacción consiente y oportuna del individuo.
Falta poner la pregunta 14: Que es la preterintencion,
explique.