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Tesis 1: Ciencias de la Religión

2. El acto religioso y sus características en cuanto al objeto y al sujeto

Síntesis: El acto religioso, en el sentido más monoteísta, es un fenómeno originario


que expresa la relación dialogal de Tú a tú con el fundamento de la esencia,
existencia y sentido del ser humano y, a diferencia de otros actos humanos, el acto
religioso tiene un objeto que, al mismo tiempo, es sujeto: Dios, lo Trascendente, el
Absoluto que dialoga con el sujeto de la religión, el ser humano que tiene la
experiencia religiosa y ha de responder a esta interpelación de Lo Otro.

Para comenzar a desarrollar este punto, es necesario delimitar los puntos


importantes de la tesis: (1) el acto religioso y (2) la relación entre objeto y sujeto.
(1) El acto religioso: Es el fenómeno originario por el cual el ser humano a nivel
vital expresa su referencia relacional hacia lo que lo fundamenta, aquello Trascendente 1 por
el cual se abandona de manera apriorística-inevitable (sólo puede ser aceptación o rechazo),
integral (en cuanto que considera la totalidad del ser humano), interna (donde procede el
centro del sujeto, en el cual la razón y la voluntad son uno), personal (ya sea individual o
comunitaria) y categorial (desde una vida concreta del sujeto) 2 y, así, permite la
actualización de la misma religión3 en cuanto un diálogo de Tú a tú mediante expresiones
posteriores de ritos y un modo de vida concreto (ethos).
(2) Características del acto religioso en cuanto objeto y sujeto: En el acto religioso,
se identifica una estructura que es compuesta por el objeto y sujeto de la religión. El objeto
es «para la religión misma, sujeto. El hombre religioso siempre ve aquello de que trata su
religión como lo primario, lo causante. Sólo para la reflexión se transforma en objeto de la
experiencia observada. En la religión, Dios es el agente en la relación con el hombre» 4.
Gerardus van der Leeuw profundiza en el siguiente párrafo esta relación del objeto de la
religión con el hombre:
«Al decir que Dios es el objeto de la experiencia religiosa, debemos tener
presente que “Dios” es a menudo un concepto muy indeterminado que, en
general, no queda cubierto por lo que habitualmente entendemos con él. La
experiencia religiosa se refiere a algo, pero muchas veces no puede decirse
nada más, sino que este algo es algo. Pero, a fin de que el hombre pueda
expresarse en relación con este algo, debe imponérsele, enfrentarse con ello
como algo distinto (lo otro). Por consiguiente, lo primero que podemos decir
acerca del objeto de la religión es que es lo otro, lo extraño».
El sujeto es el hombre religioso que, frente a una realidad trascendental y poderosa,
Dios, se deja impactar y quiere responder a esta experiencia religiosa en tanto individuo
como en colectividad:

1
Cf. Andrés Ferrada, Tesario para el examen de Bachiller en Teología. Propuesto por la Facultad de
Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago: ), 8.
2
Cf. García-Huidobro y Castelli, «Teología Fundamental», en Síntesis Teológica para el examen de grado
(Santiago: 2014), 3.
3
Cf. Renato Cárdenas Sotomayor y Luis Tomás Scherz Take, «Fundamental: 1-7», en Tesis para el Examen
de Grado de Bachillerato en Teología, vol. I (Santiago: UC, 2007), 2.
4
Gerardus van der Leeuw, Fenomenología de la Religión (México/Buenos Aires: FCE, 1964), 13.
«El hombre que busca, huye o tiene una relación con el poder, se encuentra
en el mundo. Esto no sólo significa que se halle refundido en el mundo,
como un peso en la bolsa de mi chaleco. Significa que participa en el mundo,
que se preocupa por el mundo […]. El hombre no toma sencillamente al
mundo en que se encuentra. Se cura de él. Esto significa, en términos
religiosos: el mundo lo extraña, lo angustia. Porque también la elección tiene
poder y es, en realidad, un poder extraño, del que hay que curarse. El
hombre que está en el mundo no se siente, sin más, en su casa; siente una
extrañeza que puede aumentar hasta la angustia e, incluso, hasta la
desesperación. No afirma que el mundo le ha sido dado, sino que le dice
siempre no. Este decir no, fundamenta su humanidad. Demuestra que tiene
un espíritu […]. El hombre ve en la vida algo más que lo dado; contempla
una posibilidad. Pero esta posibilidad exige su actividad. Su extrañeza debe
transformarse en comportamiento, su comportamiento en perpetración. Su
comportamiento tiene que estar concorde con lo poderoso, que se le revela»5.
Como se afirmó anteriormente, el sujeto de la religión también es objeto cuando se
refiere a Dios en cuanto persona y no un concepto indeterminado o realidad abstracta, sino
con este Otro que dialoga, que se autocomunica (cf. DV 2). Sin embargo, no en todas las
religiones se considera que haya un diálogo entre Dios y el ser humano, menos aún que
haya una relación personal con Él (cf. Religión budista), como también hay otros
planteamientos sobre Dios como supuesto teórico necesario para sostener la coherencia del
discurso, sin consecuencias existenciales (cf. Immanuel Kant)6. Por lo tanto, la pregunta
sobre la relación entre el objeto y sujeto del acto religioso varía dependiendo del
pensamiento religioso detrás y, por ende, la respuesta se nutre por el estudio de las
religiones comparadas.

5
Van der Leeuw, Fenomenología de la Religión, 326-327.
6
Cf. García-Huidobro y Castelli, «Teología Fundamental», en Síntesis Teológica para el examen de grado
(Santiago: 2014), 3.

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