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25. l.A Hj}HH'A ENSA!\'(;RENTAJ>A: LA PKIr-.1F.KA (;U~HKA :-'ll'\'I>I:\1. 471 e
25. La Europa ensangrentada:
La Primera Guerra Mundial
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¿Por qué la guerra?
470
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e 472 BREVE HISTORIA DE EUROPA 25. LA EUROPA ENSANCKE:\TAI):\: 1..-\ j!1{1~li'J{:\ l;U.J{I{A .\IL:S1HAl. 473
_ el atentado tendría consecuencias graves, y no impidió al cularmente pacifistas, el país estaba muy agitado por la
•• presidente de la República francesa y al presidente del Con- cuestión irlandesa, y el primer ministro Asquith tenía pocos
sejo, René Viviani, embarcarse el 15 de julio para una visita deseos de entrar en la guerra, pero la invasión de Bélgica
• de rutina a Rusia y una gira por las capitales escandinavas. modificó su posición. El4 de agosto, el Reino Unido declara
• En realidad, algunos dirigentes austríacos -el jefe del estado también la guerra a Alemania. Sólo Italia, que sin embargo
mayor, Conrad von Hotzendorff, y el ministro de Asuntos pertenecía a la Triple Alianza junto con Alemania y Austria-
a Exteriores, Berchtold-, pensaron que eran favorables las cir- Hungría, proclama su neutralidad. Las iniciativas austríacas
_ cunstancias para someter a Serbia, acusada -sin razón- de y alemanas estuvieron irrefutablemente en el origen del
, haber ayudado a los jóvenes bosnios que habían asesinado conflicto, pero la guerra sólo se hizo inevitable por la «fir-
e .. ción negociada. ..
Completamente decidido a no permitir que aplastaran a
Serbia, el gobierno ruso decreta, el 30 de julio, la moviliza-
ron importantes manifestaciones contra la guerra. El Buró
de la Internacional socialista se reunió en Bruselas, el 29 de
julio, para tomar disposiciones contra la amenaza de un
ción general. Alemania no podía asumir el riesgo de una de- conflicto europeo, pero los acontecimientos se precipitaron,
a rrota de Austria. Tras haber conminado a Rusia a detener su barriendo cualquier veleidad de resistencia. Dejando a un
• movilización, Alemania le declara la guerra. ElIde agosto lado a los diputados socialistas rusos y serbios, que se nega-
por la tarde, exactamente a la misma hora, Alemania y Fran- ron a votar los créditos de guerra -cosa que por lo demás
A cia decretan la movilización general. Francia no podía ac- apenas provocó algún eco en la población-, y exceptu~1I1do
,. tuar de otro modo debido a sus compromisos con su aliado también a unos pocos socialistas ingleses profundamente
e
el general ]offre, consideraba una ofensiva frontal en el cen- frente occidental en 1916, los alemanes creyeron encontrar
tro del dispositivo alemán en Lorena para poner fuera de la solución provocando una gigantesca batalla de desgaste,
combate al ejército germano en una única gran batalla. Los la batalla de Verdún, que agotaría las fuerzas del adversario.
dos planes fracasaron uno después del otro, primero el fran- El proyecto fracasó porque la habilidad de la defensa del ge-
cés (batalla de fronteras, a finales del mes de agosto), luego
el alemán (batalla del Mame, a principios de septiembre).
A finales de año, tras la «carrera hacia el mar», los dos ejér-
neral Pétain hizo que las pérdidas fueran al final casi equiva-
lentes por ambos lados. En 1917, el alto mando alemán
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(Hinde.nburg-Ludendorff) se convenció de que vencería de-
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e 476 BREVE H1STOlHA DE EUROPA ~:;. 1.:\ U';J{OPA E\'SA~'H;RE!\TAI):\: LA PIU;-..lHtA LlTHIC\ .\IL:t'D1Al 477
A. s~ncadenando una guerra submarina a ultranza que asfixia- tre marzo y julio de 1918, una serie de ofensivas victoriosas
•• na a Inglaterra y la obligaría a pedir la paz. La flota comer- que pusieron a los aliados a dos dedos de la derrota, antes
cial británica sufrió pérdidas enormes, pero la mejora de los de que la segunda batalla del Mame pudiera permitirles en-
A.\ medios de lucha antisubmarina y la entrada en la guerra de derezar la situación.
I
., Estados Unidos, provocada precisamente por la guerra sub- A principios de 1918, el punto de vista del bando aliado
marina, permitieron resistir a los aliados.
I había sido exactamente el inverso. Había que esperar a que
••
•
A finales de 1917, tras tres años y medio de guerra, la sali-
da del conflicto seguía siendo incierta, pero ambos bandos
I la llegada continua y masiva de tropas americanas asegurase
su superioridad numérica. Ésta, combinada con el empleo
I de armas nuevas, les daría la ventaja. Desde el principio de
eran conscientes de que sólo se podría conseguir la victoria
_
., disponiendo de una superioridad numérica considerable
apoyada en medios tácticos nuevos. Además, no era posi-
I la guerra, alemanes y aliados se habían disputado la supre-
macía en el dominio aéreo, pero en 1918 esa supremacía se
. ble ninguna paz de compromiso porque el mapa de la gue- I
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hallaba definitivamente del lado aliado, que, sobre todo, dis-
rra era demasiado favorable a Alemania para que hiciese ponían de un gran número de carros de combate, un arma
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e\L'UITCeSiOnes, y sus sacnfIclOs hablan slcro~cremaslaCfog¡-an- \
des para que Francia aceptase una paz que no le devolviera de 1918, se dieron las condiciones para que los ejércitos alia-
Alsacia y Lorena. '21[ dos, bajo el mando supremo del general y luego mariscal
Europa en ruinas
de la paz ropeos, no sus aliados. El presidente Wilson había definido
él solo, en los <<14puntos» presentados al Congreso en enero
de 1918, sobre qué bases debía establecerse la paz. Durante
e
Esa guerra había sido imprevista por su duración y por sus
caracteres: más de 65 millones de hombres movilizados, po-
un mes, había negociado completamente solo con los ale-
manes antes de la conclusión del armisticio, y decidió por
último venir en persona -era la primera vez que un presi-
e
blaciones directamente implicadas por las privaciones, par-
ticularmente severas en Alemania y en Austria-Hungría, )'
por el inmenso esfuerzo de trabajo que les había sido exigi-
dente estadounidense en ejercicio dejaba el suelo america-
no- a participar en la conferencia de paz a fin de que no se
hiciera nada sin su aval. Por primera vez en su historia, los
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do. Por primera vez se había producido realmente una gue-
rra de naciones, y, como guerra de naciones, se había ido
transformando progresivamente en «guerra totai>,. Dejaba
países europeos no eran dueños de sí mismos. Cuatro años
de guerra habían arruinado la superioridad europea, pese a
que los europeos estuvieran entonces lejos de tener concien-
cia del hecho. «Guerra mundia),,: eso significaba también
e
tras de sí una Europa parcialmente arruinada en el plano
material, pero mucho más sacudida en el plano político -de
los cuatro grandes imperios de antes de la guerra, alemán,
que el conflicto había sobrepasado los límites materiales y
morales de Europa. e
ruso, austro-húngaro y turco, ya no existía ninguno- yen el
plano moral: todos los valores tradicionales habían sido
cuestionados por aquella monstruosa matanza y por aquel
inmenso destrozo material. Para las clases medias que for-
La conferencia de paz e
maban la armazón de las sociedades europeas, para los mi-
llones de antiguos combatientes, resultaba difícil seguir cre-
yendo en las virtudes antiguas de trabajo y ahorro, a menos
Reunida del 18 de enero al 28 de junio de 1919, fecha en que
se firmó en la Galería de los Espejos de Versalles el tratado
con Alemania, contó con la presencia de representantes de
e
que aquella guerra, como muchos habían creído, fuera <<la
última de las últ'ímas», y que fuera el precio pagado por el
establecimiento de un mundo pacífico y armonioso. Los es-
los veintisiete estados victoriosos, muchos de los cuales,
como los de América Latina, apenas habían intervenido
prácticamente en la guerra. De hecho, la conferencia fue so-
e
tadistas encargados de fijar las condiciones de paz se encon-
traban ante este formidable desafío.
No obstante, y contrariamente a lo que había ocurrido en
el Congreso de Viena de 1815, sólo los vencedores fueron
bre todo cosa del «Consejo de los Diez», que comprendía a
dos representantes de Francia, de Estados Unidos, def Reino
Unido, de Italia y de Japón, y luego del «Consejo de los Cua-
tro» que reunía a Clemenceau, presidente del gabinete fran-
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e, 480 KRE\'E HISTtlHIA UE 1-.LRllPA
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25. 1.:\ EL"lHllJA ¡".NS¡\;,\(;¡'U ..;z..,;Tr\[)A: L:\ I'RL\Il;R:\ (,LLI{l{.-\ .\ll":\[Jl:\1
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e cés, a Wilson, presidente de Estados Unidos, Lloyd George,
primer ministro británico, y Orlando, presidente del gabi-
nete italiano. Dos hombres desempeñaron un papel deter-
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lugar a una profunda transformación del mapa de Europa, y
sus efectos se vieron reforzados todavía más por el empuje
de la Rusia soviética hacia el este.
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mo, de Clemenceau al idealismo de Wilson. De hecho, Cle- tancial once estados: Finlandia, los tres Estados bálticos, Po-
menceau no carecía de idealismo -su larga carrera política I
lonia, Checoslovaquia, Austria, Hungría, Serbia -que reunía
lo había demostrado-, pero su principal preocupación era I
en torno a ella al conjunto de los eslavos del sur y se transfor-
obtener garantías para la seguridad de Francia, mientras I
~ ---de-30B-a4El(}-ktlómerros--cie-pmfttlhhdad;-klemania, a la que
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de naciones» que establecería los principios de derecho in- le amputaban una séptima parte de su territorio y una déci-
ternacional, y cuya autoridad moral se impondría a todos ma parte de su población y que, además, quedaba separada :;'
e sí mismos.
menos en un primer momento. La Europa de {914 contaba
con 18 Estados, la Europa posterior a la guerra tenía 26. El
hecho más considerable era la desaparición del Imperio aus-
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rra, sino «reparaciones».
482 BREVE HISTORIA DE EUROPA
, 25. LA EVN.OPA ENSANlil{ENTA1>A: l.A f)HI~lERA {;UERRA MUNDIAl. 483 e
Por último, tanto Wilson como Clemenceau habían en apariencia se trataba de un progreso, pero algunas de
conseguido salirse con la suya. El Tratado de VersaJles pre-
veía, por un lado, la creación de la Sociedad de Naciones: es-
estas nuevas minorías, como los alemanes de Checoslova-
quia (los Sudetes), antigua población dominante, resulta-
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tipulaba, por otro, que la seguridad de Francia quedaría ga- ban ahora población dominada, en una situación difícil de
rantizada por la reducción del ejército alemán a 100.000
hombres, la supresión del Gran Estado Mayor, la desmilita-
rización de la orilla izquierda del Rin así como la de una
vivir y cargada de conflictos. De igual modo, el sentido co-
mún habría querido que Austria, puramente germánica,
quedase unida a Alemania, cosa que deseaban muchos
e
banda de 50 kilómetros de la orilla derecha y, por último,
que la orilla izquierda del Rin y tres cabezas de puente sobre
la orilla derecha debían ser ocupadas durante quince años
austríacos. Los representantes de Francia se habían
opuesto de forma particularmente vigorosa ¡porque Ale-
mania habría salido de la guerra más fuerte de lo que ha-
e
con evacuación por terceros cada cinco aí1os. bría entrado en ella!
Además, varias regiones eran objeto de disputas: la Alta e
-e
Silesia entre Alemania y Polonia, Fiume entre Italia y Yu-
Los probLemas de apLicación goslavia, la parte oriental de Ucrania y de Bielorrusia entre
Polonia y Rusia. Varios países -Alemania, la Rusia soviética,
Laboriosa y difícilmente acordados, los tratados planteaban Hungría, Bulgaria- reclamaban la revisión de los tratados,
al menos tantas cuestiones como las que resolvían, susti- sin que por eIJo los otros quedaran satisfechos.
tuyendo problemas antiguos por otros nuevos cuando no Segunda fuente de crisis: la cuestión de las reparacio-
se acumulaban los unos sobre los otros. Esto explica que nes. El establecimiento del principio de «reparaciones»
fueran firmados más en una atmósfera de amargura que de había dado lugar durante la conferencia de paz a polémi-
satisfacción: cada uno era consciente de que, incluso si no
había sido posible hacerlo mejor, aquellos tratados engen-
drarían numerosísimas tensiones, pues no contentaban a
cas extremadamente duras. ¿Qué era lo que Alemania de-
bía «reparar»? ¿Debían tenerse en cuenta sus posibilidades
de pago? Se había partido del principio de qlIe Alemania
e
nadie e indignaban a muchos -por razones a menudo com-
pletamente contradictorias-, y que Europa, pese a la terri-
debería pagar todo lo que había costado la guerra, pero
esto habría alcanzado sumas inauditas, y se había vuelto a e
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ble sangría sufrida, volJía a encontrarse -como antes- a puntos de vista más razonables. Pero la fijación del monto
merced de sus divisiones. de las reparaciones, y luego las tentativas de hacer pagar a
Primera gran fuente de tensiones: las regulaciones terri- Alemania, fueron un absceso de fijación de las relaciones
toriales. Para Jlegar a asegurar a cada pueblo un Estado in- internacionales durante más de diez años.
dependiente, había sido necesario «balcanizar» una parte Además, contrariamente a las esperanzas del presidente
de Europa, lo cuar no impedía a cada estado de Europa Wilson, la Sociedad de Naciones apenas podía cumplir con
central, o casi a cada estado, abarcar una proporción más o su papel de organizador de la paz. Privada de la participa-
menos considerable de minorías nacionales. Antes de la
e
ción de Estados Unidos a raíz de la negativa del Senado
guerra, 60 millones de europeos pertenecían contra su gus- americano de ratificar el Tratado de VersaIJes, de la de la
to a talo cual estado; ahora ya sólo eran 30 millones, que, Rusia soviética, que no había sido invitada, así como de la
por otra parte, no tenían por qué ser los mismos de antes: de los vencidos, la Sociedad de Naciones apenas era más que
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25. LA EUROPA E:\'SA:,\'(;RESTAIJA: LA I'IUMEH.A t;UERRA ~1¡;Nl>IAL
-484 BREVE HISTORIA !lE FUH lIJA
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•• el club limitadísimo de algunos de los países vencedores, sin Francia y los de Alemania; la acción conjunta de socialistas aus-
•• autoridad moral particular. tríacos y socialistas italianos reunidos en Trieste para prevenir un
conflicto entre los dos Estados; la vigorosa intervención de la cia-
e- gll:;~:~~;I~~~~~~~,:n~:i~:~~~~~~:~7aei:a~~~I~
una Europa más frágil todavía que la Europa anterior a la
torio, para todosjQsJitigiQ~,~oJ¡ídasJamemables_tentativas-de
'los gobiernos burgueses, y de esta forma podrá ser asegurado a los
pueblos el beneficio del desarmamento general que permitirá
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e DOCUMENTOS
países involucrados, así como de sus representantes en el Parla-
mento con la ayuda del Buró internacional, fuerza de acción y de
el.
coordinación, hacer todos los esfuerzos para imp~dir la guerra
Pacifismo contra nacionalismo: el dilema socialista con todos los medios que les parezcan más apropiaaos y que va-
rían naturalmente según la situación de la lucha de clases y la si-
Desde el Congreso internhcional de Bruselas, el proletariado, si tuación política general.
_ bien prosiguiendo su lucha incensan te contra el militarismo por No obstante, en el caso de que la guera estallara, tienen el de-
• el repudio de los gastos militares y navales, por e! esfuerzo de de- ber de intervenir para hacerla cesar prontamente y utilizar con
mocratización de! ejército, puede recurrir con un vigor y una efi- todas sus fuerzas la crisis económica y política creada por la gue-
_ cacia crecientes a los medios mÚ variados para prevenir las gue- rra para agitar las capas más profundas y precipitar la caída de la
•• rras o para ponerle.s un término, o para poner al servicio de la dominación capitalista .
liberación de la clase obrera el quebranto que la guerra causa en
todos los estamentos sociales; así, especialmente, la unidad de ac- Resolucióndel VII Congreso de la Internacional Socialista,Stultgart, 1907,
a ciÓn de las trade-unions británicas y los sindicatos obreros fran- cit. por Jacques Droz, Historia del socialismo. El socialismo democrático,
• ceses tras la crisis de Fachada para asegurar la paz y restablecer trad. de Jordi Marfa, Barcelona,Laia, 1977, págs. 160-161