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25. l.A Hj}HH'A ENSA!\'(;RENTAJ>A: LA PKIr-.1F.KA (;U~HKA :-'ll'\'I>I:\1. 471 e
25. La Europa ensangrentada:
La Primera Guerra Mundial
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¿Por qué la guerra?

La crisis de julio de 1914


e
Para los pueblos europeos y para los distintos gobiernos no
estaba ausente la idea de la guerra. Por eso, desde su Con-
e
El papel eminente de 11/1 presidcn/c a/l/ericano "en id" a Luropa
para negociar el fin de cuatro 1I110sde guerra europea puede te-
ner valor simbólico. Después de que un engrtlnaje dC/l/asiado rlÍ-
pido para ser controlado llemse a los pueblos europeos a 1111 en-
frentamienlo cuya duración y violencia sUl'en; todo lo
imaginable, Europa, profundamente empobrecida, recortada,
frágil, sólo consigue renacer lentamente con l/na i/l/aseu por
greso en 1907 en Stuttgart, la Internacional socialista había
tratado de establecer un plan de acción para impedir una
guerra eventual. El desarrollo de los estados-nación durante
el siglo XIX había favorecido la eclosión de la conciencia na-
cional de los pueblos y, por lo tanto, su patriotismo -desde
este punto de vista la extensión del servicio militar no había
dejado de lograr resultados-, de suerte que, al margen mis-
-e
•e
mucho tiempo empaliada a los ojos del mundo.
mo de una impregnación nacionalista, los pueblos europeos
estaban preparados para defenderse de cualquier ataque del
exterior que les amenazara. En cuanto a los gobiernos, nin-
guno quería una guerra, y menos todavía una guerra gene-
Es de la Europa pobre de donde salta la chispa que abrasará
ral, pero para afirmar su seguridad habían sellado alianzas
el conjunto del continente, pero fueron los países ricos los
cuyo mantenimiento les parecía una condición misma de la
que se precipitaron unos sobre otros en una lucha implaca-
ble. Europa salió de esa contienda definitivamente cambia-
da, más atormentada todavía, más peligrosa, capaz de dar a
luz monstruosos sistemas políticos, pero también debilitada
supervivencia nacional. En Francia, para el presidente de
la República Raymond Poincaré la alianza con Rusia era una
condición indispensable para la salvaguarda del país, y, du-
rante las guerras balcánicas de 1912-1913, pesé al carácter
e
frente al mundo que hasta entonces había dominado y que
había asistido estupefacto a sus increíbles convulsiones.
¿Cómo confiar en adelan~ en estos europeos capaces de cual-
aventurero de la política rusa, había asumido graves riesgos
para mantener la alianza con Rusia. En Alemania, se consi-
deraba asimismo que la alianza con la otra potencia germá-
e
quier locura?, empezaron a pensar los americanos.
Convencidos de que su civilización era muy superior a la
europea aunque hubiese surgido de ella, se adentraron en el
nica, Austria-Hungría, y de forma más general, la salvaguar-
da de la existencia de Austria-Hungría, era una condición e
-e
no menos indispensable de supervivencia. También allí es-
camino, no sólo del leadership económico, sino del leader-
taban dispuestos a ir muy lejos para que la integridad de
ship moral. Que el.término con el que habitualmente se de-
Austria no fuera cuestionada. En definitiva, se habían reuni-
signa la superioridad, la función de dirección, fuese a partir
do las condiciones para que un incidente trivial pudiera de-
de 1945 una palabra americana, resulta todo un símbolo del
generar en un problema de envergadura. Ese incidente fue el
camino que se había recorrido.
asesinato, en Sarajevo, Bosnia, el 28 de junio de 1914, del ar-
chiduque Francisco Fernando, nieto y heredero del empera-
dor Francisco José. En un primer momento no pareció que

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e
e 472 BREVE HISTORIA DE EUROPA 25. LA EUROPA ENSANCKE:\TAI):\: 1..-\ j!1{1~li'J{:\ l;U.J{I{A .\IL:S1HAl. 473

_ el atentado tendría consecuencias graves, y no impidió al cularmente pacifistas, el país estaba muy agitado por la
•• presidente de la República francesa y al presidente del Con- cuestión irlandesa, y el primer ministro Asquith tenía pocos
sejo, René Viviani, embarcarse el 15 de julio para una visita deseos de entrar en la guerra, pero la invasión de Bélgica
• de rutina a Rusia y una gira por las capitales escandinavas. modificó su posición. El4 de agosto, el Reino Unido declara
• En realidad, algunos dirigentes austríacos -el jefe del estado también la guerra a Alemania. Sólo Italia, que sin embargo
mayor, Conrad von Hotzendorff, y el ministro de Asuntos pertenecía a la Triple Alianza junto con Alemania y Austria-
a Exteriores, Berchtold-, pensaron que eran favorables las cir- Hungría, proclama su neutralidad. Las iniciativas austríacas
_ cunstancias para someter a Serbia, acusada -sin razón- de y alemanas estuvieron irrefutablemente en el origen del
, haber ayudado a los jóvenes bosnios que habían asesinado conflicto, pero la guerra sólo se hizo inevitable por la «fir-

e, al archiduque. Era la ocasión para acabar con la presión que


Austria-Hungría sufría de hecho de los eslavos del sur, y el
gobierno alemán, preocupado por preservar la doble mo-
meza» de que dieron prueba sus adversarios, con Rusia a la
cabeza, y Francia después. En una decena de días, por pri-
mera vez desde hacía un siglo, toda o casi toda Europa vol-
narquía, dio su consentimiento. Al decidirse a actuar, aus- vía a estar en pie de guerra. ~.,
~"-fl'ia€()s-'Y-frl-em~ ..rres-dese-ab-an-dar un -carácterlm:aI-aI--cunttt:--
.., to, pero no podían ignorar que asumían el riesgo de un ]¡e

conflicto general. El estado de ánimo de las poblaciones


•.• El 23 de julio, el gobierno austríaco dirigía a Serbia un ul-
,., tim;itum inaceptable que el gobierno serbio aceptó, por otra De pronto los pueblos dieron la impresión de precipitarse a
pane, casi íntegramente. Juzgando insatisfactoria la res- la guerra con entusiasl11o. Las realidades fueron l11,iscom-
a puesta, Austria declara la.g~erra a Serbia el 28 d~ julio y, en plejas. La crisis provocó en primer lugar un sentimiento de
•• la noche del 29 al 30 de Juho, los cailones austnacos abren sorpresa, incluso de estupor, en particular en las poblacio-
fuego sobre Belgrado. Este conflicto en los Balcanes se ex- nes rurales, que conocieron la gravedad de los aconteci-

e tendió al conjunto de Europa como un verdadero reguero


de pólvora. La brevedad de la crisis -contrariamente a otras
crisis anteriores- hizo yuposible la búsqueda de una solu-
mientos pocos días más tarde que las poblacioTre,;;\urbanas la
noticia. En los dos países que contaban con el movimiento
socialista más importante, Francia y Alemania, se produje-

e .. ción negociada. ..
Completamente decidido a no permitir que aplastaran a
Serbia, el gobierno ruso decreta, el 30 de julio, la moviliza-
ron importantes manifestaciones contra la guerra. El Buró
de la Internacional socialista se reunió en Bruselas, el 29 de
julio, para tomar disposiciones contra la amenaza de un
ción general. Alemania no podía asumir el riesgo de una de- conflicto europeo, pero los acontecimientos se precipitaron,
a rrota de Austria. Tras haber conminado a Rusia a detener su barriendo cualquier veleidad de resistencia. Dejando a un
• movilización, Alemania le declara la guerra. ElIde agosto lado a los diputados socialistas rusos y serbios, que se nega-
por la tarde, exactamente a la misma hora, Alemania y Fran- ron a votar los créditos de guerra -cosa que por lo demás
A cia decretan la movilización general. Francia no podía ac- apenas provocó algún eco en la población-, y exceptu~1I1do
,. tuar de otro modo debido a sus compromisos con su aliado también a unos pocos socialistas ingleses profundamente

e ruso, y Alemania le declara la guerra el 3 de agosto. La acti-


tud británica era incierta: los medios financieros eran parti-
pacifistas, en todos los países, tras haber acogido con mu-
chas reservas la movilización, en particular en el campo
474 BREVE I {1ST, 1J{IA I>E U:l{t

francés, la partida de los movilizados se produjo con resolu-


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2;;. LA I:CI{\ lJ':\ I'S~r\S(jI{Ei'\'1 ,\1>:\: lA I'HI~IEI{:\ 1,t:U{I{:\ .\ll."\"lJL\1 475 e
citos, aliados de un lado -franceses, ingleses, belgas-, ale-
ción, incluso con entusiasmo a veces. Todos los pueblos eu-
ropeos, incluida Austria-Hungría, reaccionaron con patrio-
(

I manes del otro, se encontraron enterrados en dos líneas de


trincheras que corrían desde el mar del Norte hasta la fron-
e
tismo, convencidos de que su país era agredido directa o tera suiza. El paso de la guerra de movimientos a una guerra
indirectamente -los alemanes se sentían amenazados de
cerco- y que su deber era defenderlo. En tales condiciones,
de asedio imprevista dejó a los adversarios en gran precarie-
dad, tanto de víveres como de municiones. Todos los inten- e
I
-
fue fácil poner término a las luchas políticas y realizar la tos por romper el frente enemigo para reanudar la guerra de
unión para la defensa nacional, «Unión sagrada» en Francia, movimientos fracasaron, fuera cual fuese el poderío crecien-
Burgfrieden (<<pazcivil») en Alemania ... te de los medios materiales aplicados. Las tropas de ataque
avanzaban de forma tan lenta que el adversario siempre dis-

Cuatro años de guerra


ponía del tiempo necesario para llevar refuerzos y taponar la
brecha. Por el lado aliado, dejando aparte el fracaso de la
,e
operación periférica de los Dardanelos -Turquía había en-
¿Por qué una guerra tan larga?

Tanto el soldado raso como los dirigentes más importantes


trado en guerra aliado de las potencias centrales en noviem-
bre de 1914-, se empeñaron en intentar romper el frente oc-
cidental: batallas de Artois y de Champagne en 1915,
e
compartían una convicción casi general: esa guerra sería batallas del Somme en 1916 y del Chemin-des-Dames en
breve, unas semanas o unos meses. Los millones de solda-
dos movilizados por la movilización general de todos los
1917. A pesar de los centenares de miles de muertos, ningu-
na de estas batallas supuso un éxito significativo.
<1
hombres en edad de combatir parecían hacer imposible Del lado alemán, volvieron al plan inicial con el objetivo
para cualquier Estado el sostenimiento de un conflicto lar-
go. Además, los planes establecidos por los estados mayores
de poner fuera de combate primero al ejército ruso, dado
que la inmensidad del espacio favorecía la guerra de movi- e
-e
descansaban en la hipótesis de una guerra corta. El Plan mientos. En 1915, los alemanes obtuvieron grandes victo-
Schlieffen, que debe su nombre al antiguo jefe del estado rias, pero el espacio era demasiado grande y los medios de
mayor del ejército alemán, preveía que unos efectivos débi- las potencias centrales insuficientes para obtener una victo-
les debían contener en ~ este a los rusos, lentos para movili- ria decisiva, dado que debían mantener efectivos tanto en el
zarse, mientras un vasto movimiento envolvente a través de frente francés primero como, luego, en el frente italiano (en
Bélgica permitiría acabar con el ejército francés al cabo de mayo de 1915 Italia había entrado definitivamente en la
unas semanas. Por el lado francés, el Plan XVII, ideado por guerra aliado de los aliados). Recuperando la iniciativa en el

e
el general ]offre, consideraba una ofensiva frontal en el cen- frente occidental en 1916, los alemanes creyeron encontrar
tro del dispositivo alemán en Lorena para poner fuera de la solución provocando una gigantesca batalla de desgaste,
combate al ejército germano en una única gran batalla. Los la batalla de Verdún, que agotaría las fuerzas del adversario.
dos planes fracasaron uno después del otro, primero el fran- El proyecto fracasó porque la habilidad de la defensa del ge-
cés (batalla de fronteras, a finales del mes de agosto), luego
el alemán (batalla del Mame, a principios de septiembre).
A finales de año, tras la «carrera hacia el mar», los dos ejér-
neral Pétain hizo que las pérdidas fueran al final casi equiva-
lentes por ambos lados. En 1917, el alto mando alemán
e
(Hinde.nburg-Ludendorff) se convenció de que vencería de-

e
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e 476 BREVE H1STOlHA DE EUROPA ~:;. 1.:\ U';J{OPA E\'SA~'H;RE!\TAI):\: LA PIU;-..lHtA LlTHIC\ .\IL:t'D1Al 477

A. s~ncadenando una guerra submarina a ultranza que asfixia- tre marzo y julio de 1918, una serie de ofensivas victoriosas
•• na a Inglaterra y la obligaría a pedir la paz. La flota comer- que pusieron a los aliados a dos dedos de la derrota, antes
cial británica sufrió pérdidas enormes, pero la mejora de los de que la segunda batalla del Mame pudiera permitirles en-
A.\ medios de lucha antisubmarina y la entrada en la guerra de derezar la situación.
I
., Estados Unidos, provocada precisamente por la guerra sub- A principios de 1918, el punto de vista del bando aliado
marina, permitieron resistir a los aliados.
I había sido exactamente el inverso. Había que esperar a que
••

A finales de 1917, tras tres años y medio de guerra, la sali-
da del conflicto seguía siendo incierta, pero ambos bandos
I la llegada continua y masiva de tropas americanas asegurase
su superioridad numérica. Ésta, combinada con el empleo
I de armas nuevas, les daría la ventaja. Desde el principio de
eran conscientes de que sólo se podría conseguir la victoria

_
., disponiendo de una superioridad numérica considerable
apoyada en medios tácticos nuevos. Además, no era posi-
I la guerra, alemanes y aliados se habían disputado la supre-
macía en el dominio aéreo, pero en 1918 esa supremacía se
. ble ninguna paz de compromiso porque el mapa de la gue- I
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hallaba definitivamente del lado aliado, que, sobre todo, dis-
rra era demasiado favorable a Alemania para que hiciese ponían de un gran número de carros de combate, un arma
~I -err+a-qrre-rrcr-hamcr ,:rerolJ- d lIla n do a Ie 11Iá n. Err-ju+iCT
e\L'UITCeSiOnes, y sus sacnfIclOs hablan slcro~cremaslaCfog¡-an- \
des para que Francia aceptase una paz que no le devolviera de 1918, se dieron las condiciones para que los ejércitos alia-
Alsacia y Lorena. '21[ dos, bajo el mando supremo del general y luego mariscal

e 1918, el añu de la decisión


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Foch, empezaran a rechazar a los alemanes. En el mes de
septiembre, una ofensiva continua contra la mayor parte del
frente obligó a Ludendorff -convencido de que ya no podía

e Como consecuencia de las revoluciones de febrero, y luego


de octubre de 1917, el ejército ruso ya no estaba en condi-
vencer y que incluso corría el riesgo de sufrir una derrota
mayor- a entablar, el 4 de octubre, negociaciones de armis-
ticio con el presidente norteamericano W oodrow Wilson.
a c~ones de combatir. El armisticio de Brest-Litovsk en di- Paralelamente, los aliados de Alemania habíar¡Jido forza-
• C1embre de 1917, seguido por la paz del mismo nombre en dos a firmar el armisticio: el 29 de septiembre los búlgaros,
marzo de 1918, liberó importantes efectivos alemanes. El vencidos por las tropas aliadas establecidas en Salónica des-

e. mando alemán disponla de superioridad numérica en el


frente occidental durante algunos meses, antes de que las
tropas americanas pudieran realmente entrar en la batalla.
de octubre de 1915; el 31 de octubre los turcos, derrotados
en Palestina por los ingleses. En cuanto a Austria-Hungría
-donde las diferentes nacionalidades se separaban, y ame-

e Al mismo tiempo, el general Ludendorff había desarrollado


un nuevo método .táctico: la infiltración en las líneas enemi-
gas de grupos de combate autónomos, método posibilitado
nazada por la ofensiva italiana a través de los Alpes tras la
victoria de VittorÍo Veneto y por la del ejército de Oriente a
través de los Balcanes- dejaba de luchar el 3 de noviembre.
por las cualidades de maniobra de la infantería alemana. El El 11 de noviembre de 1918, en el claro de Rethondes, los
•• método, ensayado primero en Rusia y luego en el frente ita- plenipotenciarios alemanes firmaban el armisticio que. po-
., liano, había permitido infligir al ejército italiano el desastre nía fin a la guerra. Había durado más de cuatro años, había

e de Caporetto en octubre de 1917. En tales condiciones, el


mando alemán pudo emprender en el frente occidental, en-
provocado más de 10 millones de muertos (2.040.000 de Ale-
mania, 1.800.000 de Rusia, 1.300.000 de Francia, 1.100.000
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478 BREVE HISTlll{IA "l~ 1:L:lU lPA
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25. I.A EUROPA ES~A.\{,I{I:.'\-I:\Il:\: I.A I'KI.\lERA {;L.'EIU{A ~1L"S"I:\[ 479 e
de Austria-Hungría, 750.000 del Reino Unido, 670.000 de
Italia), y un número inmenso de mutilados e inválidos; sólo
en gastos militares había costado 961.000 millones de fran-
admitidos a discutir. Los países vencidos, pero también la
Rusia soviética y los neutrales (España, Suiza, los países es-
candinavos ... ), fueron excluidos de la regulación de la paz,
e
cos-oro, sin contar el precio de las destrucciones y de los na- mientras que una potencia no europea iba a ejercer en este
víos hundidos, cuyo cálculo era imposible. punto un papel de primera importancia. Desde su entrada
en el conflicto, el gobierno estadounidense había intentado
mantener sus distancias: eran los «socios» de los aliados eu-
e
Las dificultades

Europa en ruinas
de la paz ropeos, no sus aliados. El presidente Wilson había definido
él solo, en los <<14puntos» presentados al Congreso en enero
de 1918, sobre qué bases debía establecerse la paz. Durante
e
Esa guerra había sido imprevista por su duración y por sus
caracteres: más de 65 millones de hombres movilizados, po-
un mes, había negociado completamente solo con los ale-
manes antes de la conclusión del armisticio, y decidió por
último venir en persona -era la primera vez que un presi-
e
blaciones directamente implicadas por las privaciones, par-
ticularmente severas en Alemania y en Austria-Hungría, )'
por el inmenso esfuerzo de trabajo que les había sido exigi-
dente estadounidense en ejercicio dejaba el suelo america-
no- a participar en la conferencia de paz a fin de que no se
hiciera nada sin su aval. Por primera vez en su historia, los
,e
do. Por primera vez se había producido realmente una gue-
rra de naciones, y, como guerra de naciones, se había ido
transformando progresivamente en «guerra totai>,. Dejaba
países europeos no eran dueños de sí mismos. Cuatro años
de guerra habían arruinado la superioridad europea, pese a
que los europeos estuvieran entonces lejos de tener concien-
cia del hecho. «Guerra mundia),,: eso significaba también
e
tras de sí una Europa parcialmente arruinada en el plano
material, pero mucho más sacudida en el plano político -de
los cuatro grandes imperios de antes de la guerra, alemán,
que el conflicto había sobrepasado los límites materiales y
morales de Europa. e
ruso, austro-húngaro y turco, ya no existía ninguno- yen el
plano moral: todos los valores tradicionales habían sido
cuestionados por aquella monstruosa matanza y por aquel
inmenso destrozo material. Para las clases medias que for-
La conferencia de paz e
maban la armazón de las sociedades europeas, para los mi-
llones de antiguos combatientes, resultaba difícil seguir cre-
yendo en las virtudes antiguas de trabajo y ahorro, a menos
Reunida del 18 de enero al 28 de junio de 1919, fecha en que
se firmó en la Galería de los Espejos de Versalles el tratado
con Alemania, contó con la presencia de representantes de
e
que aquella guerra, como muchos habían creído, fuera <<la
última de las últ'ímas», y que fuera el precio pagado por el
establecimiento de un mundo pacífico y armonioso. Los es-
los veintisiete estados victoriosos, muchos de los cuales,
como los de América Latina, apenas habían intervenido
prácticamente en la guerra. De hecho, la conferencia fue so-
e
tadistas encargados de fijar las condiciones de paz se encon-
traban ante este formidable desafío.
No obstante, y contrariamente a lo que había ocurrido en
el Congreso de Viena de 1815, sólo los vencedores fueron
bre todo cosa del «Consejo de los Diez», que comprendía a
dos representantes de Francia, de Estados Unidos, def Reino
Unido, de Italia y de Japón, y luego del «Consejo de los Cua-
tro» que reunía a Clemenceau, presidente del gabinete fran-
e
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25. 1.:\ EL"lHllJA ¡".NS¡\;,\(;¡'U ..;z..,;Tr\[)A: L:\ I'RL\Il;R:\ (,LLI{l{.-\ .\ll":\[Jl:\1
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e cés, a Wilson, presidente de Estados Unidos, Lloyd George,
primer ministro británico, y Orlando, presidente del gabi-
nete italiano. Dos hombres desempeñaron un papel deter-
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lugar a una profunda transformación del mapa de Europa, y
sus efectos se vieron reforzados todavía más por el empuje
de la Rusia soviética hacia el este.

e minante, Clemenceau y Wilson, y sus concepciones enfren-


tadas hicieron con frecuencia que la conferencia de paz
recordase a un duelo. Se opuso el realismo, incluso el cinis-
Mientras que Francia recuperaba Alsacia y Lorena, Italia
obtenía las «tierras irredentas» y Dinamarca recibía una par-
te del Schleswig, se creaban o eran agrandados de forma sus-

e
mo, de Clemenceau al idealismo de Wilson. De hecho, Cle- tancial once estados: Finlandia, los tres Estados bálticos, Po-
menceau no carecía de idealismo -su larga carrera política I
lonia, Checoslovaquia, Austria, Hungría, Serbia -que reunía
lo había demostrado-, pero su principal preocupación era I
en torno a ella al conjunto de los eslavos del sur y se transfor-
obtener garantías para la seguridad de Francia, mientras I

e que Wilson quería establecer la paz universal. Para ello le


parecieron decisivos dos elementos: el derecho de los pue-
blos a disponer de sí mismos, lo cual haría desaparecer la
I
maba en Yugoslavia-, Rumanía -que recibía Transilvania y
Besarabia-, y Grecia, que le quitaba Tracia a Bulgaria. Los
grandes perdedores fueron Rusia, que abandonaba desde el
océano Glacial Ártico al mar Negro una banda dé territorios
principal ca\!~¡L~k_LQLcootlictos)--y-la-creación-d~lo}na<?hgil "T
'1

~ ---de-30B-a4El(}-ktlómerros--cie-pmfttlhhdad;-klemania, a la que
I
de naciones» que establecería los principios de derecho in- le amputaban una séptima parte de su territorio y una déci-
ternacional, y cuya autoridad moral se impondría a todos ma parte de su población y que, además, quedaba separada :;'

e los estados. Clemenceau no se oponía a ello, pero no quería


sacrificar la seguridad de Francia a lo que consideraba en par-
te meras utopías. Esa oposición de fondo explica la larga du-
en dos -la Prusia Oriental había sido fragmentada del resto
de Alemania por el corredor de Dantzig, destinado a facilitar
el acceso al mar a Polonia-; Bulgaria, que había perdido te-
ración de las negociaciones, sobre todo porque, a pesar del
e trabajo de 52 comisiones, la imbricación de las etnias en Eu-
ropa central y oriental hizo con frecuencia difícil llevar a la
rritorios en provecho de todos sus vecinos, rumanos, yugos-
lavos, griegos, y que había sido privada de su acceso al Medi-
terráneo; y finalmente Turquía, literalmente despedazada, al
práctica el principio del derecho de los pueblos a disponer de

e sí mismos.
menos en un primer momento. La Europa de {914 contaba
con 18 Estados, la Europa posterior a la guerra tenía 26. El
hecho más considerable era la desaparición del Imperio aus-

-!e Los tratados

Además del Tratado de Versalles se firmaron otros cuatro


tratados llamados «de los suburbios parisienses» en las se-
manas o los mese~ siguientes: el Tratado de Saint-Germain-
en-Laye con Austria (lO de septiembre de 1919), el Tratado
tro-húngaro, repartido entre 6 «Estados sucesores».
Las posesiones coloniales de los países vencedores se vie-
ron incrementadas. En forma de «mandatos» de la Sociedad
de Naciones, lo esencial de las antiguas colonias alemanas,
así como los países árabes arrebatados a Turquía, fueron en-
tregados a Francia e Inglaterra.
De conformidad con la voluntad de Francia, donde el es-
de Neuilly con Bulgaria (27 de noviembre), el del Trianón lógan «Alemania pagará» se convirtió en un acto de fe,.Ale-
ti con Hungría (4 de junio de 1920), Yel de Sevres (10 de agos-
to de 1920), pero que, inaplicable, fue sustituido por el Tra-
mania, reconocida como responsable de la contienda, fue
condenada a pagar, no ya la habitual indemnización de gue-
tado de Lausana (24 de julio de 1923). Estos tratados dieron

e
rra, sino «reparaciones».
482 BREVE HISTORIA DE EUROPA
, 25. LA EVN.OPA ENSANlil{ENTA1>A: l.A f)HI~lERA {;UERRA MUNDIAl. 483 e
Por último, tanto Wilson como Clemenceau habían en apariencia se trataba de un progreso, pero algunas de
conseguido salirse con la suya. El Tratado de VersaJles pre-
veía, por un lado, la creación de la Sociedad de Naciones: es-
estas nuevas minorías, como los alemanes de Checoslova-
quia (los Sudetes), antigua población dominante, resulta-
e
tipulaba, por otro, que la seguridad de Francia quedaría ga- ban ahora población dominada, en una situación difícil de
rantizada por la reducción del ejército alemán a 100.000
hombres, la supresión del Gran Estado Mayor, la desmilita-
rización de la orilla izquierda del Rin así como la de una
vivir y cargada de conflictos. De igual modo, el sentido co-
mún habría querido que Austria, puramente germánica,
quedase unida a Alemania, cosa que deseaban muchos
e
banda de 50 kilómetros de la orilla derecha y, por último,
que la orilla izquierda del Rin y tres cabezas de puente sobre
la orilla derecha debían ser ocupadas durante quince años
austríacos. Los representantes de Francia se habían
opuesto de forma particularmente vigorosa ¡porque Ale-
mania habría salido de la guerra más fuerte de lo que ha-
e
con evacuación por terceros cada cinco aí1os. bría entrado en ella!
Además, varias regiones eran objeto de disputas: la Alta e
-e
Silesia entre Alemania y Polonia, Fiume entre Italia y Yu-
Los probLemas de apLicación goslavia, la parte oriental de Ucrania y de Bielorrusia entre
Polonia y Rusia. Varios países -Alemania, la Rusia soviética,
Laboriosa y difícilmente acordados, los tratados planteaban Hungría, Bulgaria- reclamaban la revisión de los tratados,
al menos tantas cuestiones como las que resolvían, susti- sin que por eIJo los otros quedaran satisfechos.
tuyendo problemas antiguos por otros nuevos cuando no Segunda fuente de crisis: la cuestión de las reparacio-
se acumulaban los unos sobre los otros. Esto explica que nes. El establecimiento del principio de «reparaciones»
fueran firmados más en una atmósfera de amargura que de había dado lugar durante la conferencia de paz a polémi-
satisfacción: cada uno era consciente de que, incluso si no
había sido posible hacerlo mejor, aquellos tratados engen-
drarían numerosísimas tensiones, pues no contentaban a
cas extremadamente duras. ¿Qué era lo que Alemania de-
bía «reparar»? ¿Debían tenerse en cuenta sus posibilidades
de pago? Se había partido del principio de qlIe Alemania
e
nadie e indignaban a muchos -por razones a menudo com-
pletamente contradictorias-, y que Europa, pese a la terri-
debería pagar todo lo que había costado la guerra, pero
esto habría alcanzado sumas inauditas, y se había vuelto a e
--
ble sangría sufrida, volJía a encontrarse -como antes- a puntos de vista más razonables. Pero la fijación del monto
merced de sus divisiones. de las reparaciones, y luego las tentativas de hacer pagar a
Primera gran fuente de tensiones: las regulaciones terri- Alemania, fueron un absceso de fijación de las relaciones
toriales. Para Jlegar a asegurar a cada pueblo un Estado in- internacionales durante más de diez años.
dependiente, había sido necesario «balcanizar» una parte Además, contrariamente a las esperanzas del presidente
de Europa, lo cuar no impedía a cada estado de Europa Wilson, la Sociedad de Naciones apenas podía cumplir con
central, o casi a cada estado, abarcar una proporción más o su papel de organizador de la paz. Privada de la participa-
menos considerable de minorías nacionales. Antes de la

e
ción de Estados Unidos a raíz de la negativa del Senado
guerra, 60 millones de europeos pertenecían contra su gus- americano de ratificar el Tratado de VersaIJes, de la de la
to a talo cual estado; ahora ya sólo eran 30 millones, que, Rusia soviética, que no había sido invitada, así como de la
por otra parte, no tenían por qué ser los mismos de antes: de los vencidos, la Sociedad de Naciones apenas era más que

e
25. LA EUROPA E:\'SA:,\'(;RESTAIJA: LA I'IUMEH.A t;UERRA ~1¡;Nl>IAL
-484 BREVE HISTORIA !lE FUH lIJA
485

•• el club limitadísimo de algunos de los países vencedores, sin Francia y los de Alemania; la acción conjunta de socialistas aus-
•• autoridad moral particular. tríacos y socialistas italianos reunidos en Trieste para prevenir un
conflicto entre los dos Estados; la vigorosa intervención de la cia-

e La «paz sin victoria» que por un momento había deseado


Wilson, ya corto plazo la reconciliación de los antiguos ad-
se obrera de Suecia para impedir un ataque contra Noruega; y los
heroicos sacrificios y combates de masa de socialistas, obreros y
campesinos de Rusia y de Polonia para impedir la guerra desen-
A versarías, habría sido probablemente la única salida posible cadenada por el zarismo, para ponerle un término y para hacer
•• para permitir que Europa mantuviese su rango en el mun- surgir de la crisis la libertad de los pueblos de Rusia: todos estos
do. Psicológicamente era imposible. La masa de los antiguos esfuerzos, pues, atestiguan la pujanza creciente de la clase obrera
_ combatientes de los diferentes países odiaban la guerra, y su constante preocupación por mantener la paz mediante enér-
gicas intervenciones ...
•• pero no hasta el punto de aceptar, los unos, las consecuen-
cias de la derrota, y, los otros, que sus sacrificios no se tuvie- Además, el Congreso tiene la convicción de que, bajo la pre-
sión del proletariado, prevalecerá la práctica del arbitraje obliga-
ran en cuenta.

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una Europa más frágil todavía que la Europa anterior a la
torio, para todosjQsJitigiQ~,~oJ¡ídasJamemables_tentativas-de
'los gobiernos burgueses, y de esta forma podrá ser asegurado a los
pueblos el beneficio del desarmamento general que permitirá
__

a guerra, una Europa igualme.nte dividida, desacreditada :',


aplicar a los progresos de la civilización los inmensos recursos de
energía y de dinero devorados por los armamentos y las guerras.
'. además, empobrecida. El Congreso declara:
Ante una guerra inminente, es deber de la clase obrera en los

e DOCUMENTOS
países involucrados, así como de sus representantes en el Parla-
mento con la ayuda del Buró internacional, fuerza de acción y de

el.
coordinación, hacer todos los esfuerzos para imp~dir la guerra
Pacifismo contra nacionalismo: el dilema socialista con todos los medios que les parezcan más apropiaaos y que va-
rían naturalmente según la situación de la lucha de clases y la si-
Desde el Congreso internhcional de Bruselas, el proletariado, si tuación política general.
_ bien prosiguiendo su lucha incensan te contra el militarismo por No obstante, en el caso de que la guera estallara, tienen el de-
• el repudio de los gastos militares y navales, por e! esfuerzo de de- ber de intervenir para hacerla cesar prontamente y utilizar con
mocratización de! ejército, puede recurrir con un vigor y una efi- todas sus fuerzas la crisis económica y política creada por la gue-
_ cacia crecientes a los medios mÚ variados para prevenir las gue- rra para agitar las capas más profundas y precipitar la caída de la
•• rras o para ponerle.s un término, o para poner al servicio de la dominación capitalista .
liberación de la clase obrera el quebranto que la guerra causa en
todos los estamentos sociales; así, especialmente, la unidad de ac- Resolucióndel VII Congreso de la Internacional Socialista,Stultgart, 1907,
a ciÓn de las trade-unions británicas y los sindicatos obreros fran- cit. por Jacques Droz, Historia del socialismo. El socialismo democrático,
• ceses tras la crisis de Fachada para asegurar la paz y restablecer trad. de Jordi Marfa, Barcelona,Laia, 1977, págs. 160-161

e las buenas relaciones entre Francia y Gran Bretaña; las manifes-


taciones populares organizadas a este efecto por los socialistas de

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