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La estructura de la personalidad ha sido abordada desde diferentes puntos de vista históricos. Desde una perspectiva moderna, la personalidad está determinada por factores externos o internos que la hacen predecible, mientras que desde una perspectiva posmoderna la personalidad es una construcción social dinámica que depende de la interacción del individuo con su entorno, dándole un papel más activo y libre en su formación. La mirada moderna ofrece una concepción universal de la personalidad, mientras que la posmoderna reconoce su carácter particular
Descripción original:
Ensayo breve
Título original
ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD DESDE UN PUNTO DE VISTA MODERNO Y POSTMODERNO
La estructura de la personalidad ha sido abordada desde diferentes puntos de vista históricos. Desde una perspectiva moderna, la personalidad está determinada por factores externos o internos que la hacen predecible, mientras que desde una perspectiva posmoderna la personalidad es una construcción social dinámica que depende de la interacción del individuo con su entorno, dándole un papel más activo y libre en su formación. La mirada moderna ofrece una concepción universal de la personalidad, mientras que la posmoderna reconoce su carácter particular
La estructura de la personalidad ha sido abordada desde diferentes puntos de vista históricos. Desde una perspectiva moderna, la personalidad está determinada por factores externos o internos que la hacen predecible, mientras que desde una perspectiva posmoderna la personalidad es una construcción social dinámica que depende de la interacción del individuo con su entorno, dándole un papel más activo y libre en su formación. La mirada moderna ofrece una concepción universal de la personalidad, mientras que la posmoderna reconoce su carácter particular
LA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD DESDE UN PUNTO DE VISTA
MODERNO Y POST MODERNO.
La psicología, a lo largo de los años, ha buscado comprender múltiples fenómenos
que pueden dar explicación al equipo peculiar y definitorio de conducta de los individuos en las diferentes situaciones. Para ello, los ha abordado desde diversos puntos de vista, y, por ende, le ha adjudicado distintas interpretaciones. Así pues, el constructo “personalidad” ha representado una explicación controversial al comportamiento humano. Desde un punto de vista elemental, se ha discutido sobre la estructura de la personalidad, entendida entonces, como aquellas unidades básicas o bloques que la constituyen, es decir, los aspectos más estables y duraderos de la misma. Peña, G. (20xx). De esta manera, dicha configuración de rasgos parece tomar distintos significados al ser abordada desde distintas posturas histórico-sociales. Por una parte, la Modernidad, periodo histórico considerablemente caracterizado por la revolución científica y marcada por la predominancia de las verdades absolutas, parte desde una ontología realista, comprendiendo al mundo como un ente independiente al sujeto, alegando, por ello, objetividad en relación hombre-universo. Dicha perspectiva, percibe al hombre como un ser pasivo y determinado, ya sea por variables independientes, o por factores inherentes a él mismo. De esta manera, la estructura de la personalidad, según dicha visión, puede comprenderse como un fenómeno existente, cognoscible y predecible, al cual pudiera accederse a través del estudio científico, ya que el mismo estaría determinado por factores identificables. Así pues, mientras que modelos internalistas argumentan que la estructura de la personalidad está fundamentalmente definida por variables personales, ya sean biológicos, estructurales o procesuales; los modelos situacionistas, localizan la explicación de la estructura de la personalidad en las variables ambientales. En ambos casos, se comprende al hombre, y por ende a su estructura personal, como un ente precisado, involuntario y por ello, previsible. Próximamente, con la llegada de la Posmodernidad, se evidencia la ruptura de las verdades potenciales y locales, acarreando consigo la muerte de los grandes relatos, dando lugar al multiculturalismo y a las diversas visiones de la realidad como acuerdos socialmente construidos respecto a la misma. De esta manera, se adopta una posición relativista, alegando que el conocimiento acerca del mundo, es inherente a las condiciones en las cuales se generó. Así pues, la construcción de la realidad depende de la interacción e interrelación del sujeto con el mundo, y por ello, se argumenta la existencia de diversas verdades. Asimismo, esta visión percibe al hombre como un ser activo, crítico, intencional, y por ello, libre. Habiendo dicho esto, la estructura de la personalidad, parece variar significativamente si se evalúa desde una postura posmoderna, pues se prescinde de la explicación causal positiva, optando, ahora, comprender a la misma como un fenómeno construido en función de la interacción del individuo con el entorno, en la cual la persona adquiere un rol de voluntad. Así pues, se entiende que hay una imprecisión en la determinación de la estructura, y que, por ello, no hay predicción total de la misma. En conclusión, mientras que la mirada moderna ofrece una concepción concreta y universal de la personalidad, la posmodernidad invita al hombre a aliar su libertad con los esquemas sociales para construir una estructura con mayor particularidad.