El lector agitado por la desesperanza de las convenciones
sociales -hipócritas, machistas-, la desidia del amor romántico, la opresión contra las mujeres -y el control que supone esto sobre su cuerpo y su espíritu- sin duda encontrará en Alfonsina Storni la invención de alguna región de su libertad. Sea él o ella, siendo un lector de poesía, hallará en el lenguaje la vía de disolución imaginaria de la represión del malestar de la cultura del patriarcado. Alfonsina y el mar de su poesía sin duda conceden el canto rimado del dolor de no ser libre en sociedad y del sueño de poder serlo. Así que desocupado lector, dispone tu cuerpo para sentir otro -sobre todo, la otra- y reflexiona sobre las divisas que consideramos normales, pero que suponen un hecho injusto e injustificable. Duda con Storni sobre el amor, la soledad, el erotismo, el deseo. Piensa en el amor monogámico, casto y dominante de “Tú me quieres blanca” y considera la rabia de la otra en La loba o Tú, mujer. Contemplarás el progreso poético de la autora y notarás, entonces, que del dolor juvenil arriba la búsqueda del ser trascendental: el que se libera de algo para algo. ¿Quieres, entonces, conocer el cuerpo que se eleva en el lenguaje? Léela con atención, curiosidad lingüística y social, emocional y trascendental. Habita su poesía: habitándola, eres presencia de su pradera, su mar, sus pájaros que regresan a cantar, los rugidos de su león, y la ferocidad de la loba inquietante.