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EL APRENDIZAJE POR LA PRÁCTICA Y EL DESBORDAMIENTO DEL

CONOCIMIENTO

Desde el principio del pensamiento del crecimiento endógeno; en 1986 dada por Romer,
donde dicho economista finiquitó la tendencia de los rendimientos decrecientes del capital
mediante el supuesto de que el conocimiento era obtenido como un subproducto de la
inversión en capital físico.

En 1962, Arrow deliberó que la adquisición de conocimientos por parte de las empresas
estaba vinculada a la experiencia y citaba ejemplos de la industria aeronáutica, que será
explicada más adelante, para la cual constan pruebas resultantes de la existencia de una
estrecha interacción entre la experiencia acumulada y los aumentos de productividad. Este
suceso pasó a ser conocido como “aprendizaje por la práctica”. El autor también preservaba
como idea que una buena medida del aumento de la experiencia era la inversión, debido a
que “cada máquina nueva que es producida y puesta en funcionamiento es capaz de
modificar el entorno en el que tiene lugar la producción, por lo que el aprendizaje recibe
continuamente nuevos estímulos” Siguiendo la idea de Arrow, se imagina que la tecnología
crece de forma paralela a la inversión. Esto conduce a que un índice de experiencia es la
inversión acumulada o, lo que es lo mismo, el stock de capital.

El primer supuesto fundamental del modelo planteado por el autor es el del “aprendizaje
por la práctica”, el segundo supuesto es que el conocimiento o nivel tecnológico es un bien
público, es decir, una vez creado se esparce por toda la economía sin que la empresa
inventora pueda impedirlo. Entonces, una vez que una empresa ha incrementado sus
conocimientos, el resto de las empresas tienen acceso a estos, por lo que, la tecnología es
considerada el nivel de conocimiento agregado de la economía. Este acontecimiento es
conocido como el “desbordamiento del conocimiento”. Si unimos los dos supuestos básicos
de este modelo, el stock de conocimientos de la economía ascenderá de forma semejante.

Siendo así que el aprendizaje por la práctica yuxtapuesto con el efecto desbordamiento ha
permitido convertir un modelo que en un principio parecía neoclásico es un modelo AK de
crecimiento endógeno.

Efectos de escala

En este modelo la tasa de crecimiento del consumo depende del stock de población de la
economía. Este acaecimiento se conoce como un efecto de escala e involucra que los países
con una población superior crecerán más rápidamente. Por ello, que el modelo predice que
la India o España crecerá más que Suiza, sencillamente porque su población es mayor. Este
pronóstico no parece estar respaldado por los datos, puesto que para el periodo posterior a
la Segunda Guerra Mundial los datos de muchos países indican que las tasas de crecimiento
per cápita no están correlacionadas ni positivas ni negativamente con el tamaño de la
población del país que desarrollan un estudio sobre la presencia de estos efectos de escala.
Una posible explicación del aparente fracaso empírico de la hipótesis de los efectos de
escala es que la unidad relevante no es un país. La cognición es que las fronteras de los
países se han determinado históricamente a través de luchas políticas o militares. De
acuerdo con el modelo; sin embargo, la unidad de escala relevante seria el área en la cual
un determinado tipo de conocimiento se desborda. Por ejemplo, cuando algún tipo de
discernimiento se expande en una región de la China, no tiene por qué expandirse por toda
la geografía China y solamente por la geografía china. Alcanzaría expandirse solamente por
algunas regiones colindantes al lugar de origen de la idea.

Diferentes efectos trascendentales del efecto de escala consiste en que, si la población crece
a lo largo del tiempo, asimismo lo hará la tasa de crecimiento del producto per cápita. En
otras palabras, no se logrará un estado estacionario, dado que la tasa de crecimiento de la
economía no será constante sino creciente. Posiblemente esta es la razón por la que el
supuesto de ausencia de crecimiento de la población se introduce a menudo en esto tipo de
modelos. No hace falta decir que la tasa de crecimiento de las economías del siglo XX no
ha ido aumentando a lo largo del tiempo, a pesar de que la población ha sido cada vez
mayor.

Entonces, la razón que está detrás de los efectos de escala es el supuesto de que la
externalidad depende del volumen agregado de capital. Una forma de desprenderse de estos
efectos de escala es suponer que el volumen de conocimientos depende, en alguna medida,
del stock medio de capital. De donde se llega a la conclusión de que la productividad
marginal del capital, y por tanto la tasa de crecimiento, independientes del trabajo.

En estudio realizado por Kremer, en 1993, estudia de nuevo la presencia de efectos de


escala utilizando un horizonte temporal mucho mayor de hecho, utiliza el horizonte
temporal más largo jamás utilizado en un estudio empírico, un millón de años. El autor
sustenta que el supuesto de desbordamiento instantáneo del conocimiento es quizá poco
riguroso, donde se dice que se da en periodos cortos. Es necesario analizar la evidencia en
horizontes temporales mucho más largos. El problema es que la contabilidad nacional de
las naciones es un fenómeno moderno, por lo que nos es imposible saber el PBI o el
consumo agregado con anterioridad a mediados del siglo XIX.

Otro supuesto que hace Kremer es que a la larga todos los inventos del mundo se
transmiten a todas partes del mundo, como la agricultura se inventa en un continente, pero
en unos cientos de años este conocimiento está al alcance de todo el mundo; lo mismo pasa
con la rueda, la navegación, el armamento bélico o los descubrimientos médicos. Debido a
estos dos supuestos, una manera de ver si hay efectos de escala es observar si la tasa de
crecimiento de la población mundial estimada esta correlacionada con el stock de población
mundial. La relación encontrada por Kremer es sorprendentemente positiva, donde indica
que durante la mayor parte de la historia, la tasa de crecimiento de la población fue
excepcionalmente pequeña. De hecho, la tasa media anual entre el año un millón antes de
Cristo y el año 1000 después de cristo fue de 0,0007 %. Entre el año 1000 y 1700, la tasa
anual de de crecimiento de la población mundial fue de 0,075 %. La tasa de crecimiento
entabló a aumentar a partir de ese momento y en la segunda mitad del siglo XX, llego a
superar el 2%. Este incremento de la tasa de crecimiento esta lógicamente correlacionada
con el aumento del número de habitantes de nuestro planeta. Por lo tanto, si dejamos de
fijarnos solamente en el siglo XX y analizamos la larga historia de la humanidad, vemos
que la evidencia no esta tan en contra de la existencia de efectos de escala.

Por otro lado, el aspecto interesante del trabajo de Kremer es que examina el grado de
desarrollo de las cuatro grandes zonas del mundo en el momentos en que estas entrar en
contacto, 1492. Donde se indica que en el momento en que los diferentes continentes
entraron en contacto, se observó que el de civilización más avanzada era el de mayor
tamaño, seguido por América, Australia y al final las islas del Pacifico. Kremer tomo este
ejemplo como evidencia a favor de los efectos de escala.

La relevancia empírica

Finalmente, la importancia empírica de los fenómenos de aprendizaje por la práctica y de


desbordamiento del conocimiento. A mitad del siglo XX, Arrow muestra la evidencia
empírica procedente de la industria aeronáutica para manifestar que la productividad en la
producción de aviones se incrementa al aumentar el número de unidades producidas por la
empresa. Searle y Rapping aportan nuevas pruebas utilizando datos de la producción de
buques de carga, específicamente, de los astilleros Liberty Shipyards durante la segunda
guerra mundial. Desde 1941 hasta 1944, estos astilleros produjeron un total de 2458
buques, todos con el mismo diseño. Los autores representaron en un gráfico la cantidad de
horas necesaria para producir un barco en relación con el número de barcos construidos
hasta aquel momento. Los resultados fueron asombrosos: la reducción de las horas de
trabajo necesarias por buque oscilaba entre el 12 y el 24 % cada vez que se doblaba la
producción.

Por ello, la importancia de los fenómenos de desbordamiento del conocimiento, donde


Caballero y Lyons han expuesto que, para la industria manufacturera de Estados Unidos y
de Europa, el valor quizá no sea lo suficientemente grande como para generar crecimiento
endógeno en el modelo de Romer.

LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL HUMANO

Dada las especulaciones, uno de los factores que ayudan a promocionar el crecimiento de
una nación es la educación de sus ciudadanos. A mediados del siglo pasado, los
economistas norteamericanos de Chicago implantaron el concepto de capital humano para
referir el hecho de que el cuerpo humano podía aumentar su capacidad productiva a base de
realizar inversiones. Siendo así que para niveles bajos de renta, la mejor inversión que se
puede hacer para mejorar la productividad de los individuos es la inversión en salud y
alimentación. Entonces, a medida que la renta per cápita progresa, la inversión más
importante es la educación. Donde se quiere mostrar la creación y acumulación de capital
humano en nuestros modelos de crecimiento económico, diferenciando explícitamente la
creación y acumulación de capital humano en nuestros modelos de crecimiento económico,
diferenciando explícitamente el capital humano del capital físico.

El modelo de dos sectores de Uzawa y Lucas

Fundamentalmente el modelo que muestra Uzawa y Lucas nos da a entender que desde un
punto de vista económico la interpretación es irrisoria. El impedimento real de transformar
personas en capital físico y viceversa nos muestra la falta de realismo del modelo puede
pasar por considerar que el capital físico y el humano son bienes distintos producidos con
tecnologías distintas.

Los autores utilizaron esta idea para forjar un modelo de dos sectores con crecimiento
endógeno. Donde en uno de los sectores, la producción final se obtiene mediante la
composición de capital físico y humano. Este producto final puede ser transformado en
capital físico. Por otro lado, el otro sector, la producción y acumulación de capital humano
se hace con intención a partir de capital físico y humano. Se considera, además, que la
tecnología para la obtención de capital humano es diferente de la que se emplea para la
obtención de la producción final.

A diferencia de la tecnología, que puede ser utilizada en más de un sitio al mismo tiempo,
el capital humano es un bien rival, por lo que no puede ser utilizado simultáneamente en el
sector de bienes finales y en el sector de educación.

Dada la literatura del mercado laboral se destaca el hecho de que el proceso de educación
requiere respectivamente más capital humano que la producción de capital físico. Es decir,
la educación es más intensiva en capital humano, el principal input en la producción de
capital humano es el tiempo empleado por los estudiantes.

El comportamiento de la economía en el estado estacionario

Según los resultados obtenidos anteriormente explicados, la tasa de crecimiento del


consumo depende del producto marginal del capital físico. Siendo diferente de los modelos
anteriores; no obstante, este producto marginal del capital físico no obedece solamente del
stock de capital físico sino que depende también del capital humano y de la fracción de este
que se utiliza en el sector final, siendo así la complicación ligera de la solución del modelo.
Debido a la complejidad algebraica de esta solución, seguiremos a Lucas en 1988 y
solucionaremos solamente el modelo en el estado estacionario. Recordemos que en ese
estado, todas las variables crecen a un ritmo constante.
Así mismo, la tasa de crecimiento a largo plazo es parecida a la obtenida por los modelos
lineales AK, pero, en lugar de ser el nivel de productividad en el sector del output final, el
parámetro de productividad que afecta al crecimiento económico a largo plazo es el del
sector educativo, B. La razón es que, al suponer que el sector educativo no utiliza capital
físico, hemos hecho, automáticamente, el supuesto de que la función de producción de
educación es lineal en capital humano. Este resultado, por lo tanto, no es general y se apoya
de una manera crucial en el supuesto de que el sector educativo no utiliza capital físico, por
lo que no deberíamos precipitarnos en sugerir que se subsidie o financie la tecnología
educativa y se olvide de la tecnología de producción final. La importancia de los dos
parámetros de productividad depende del tamaño relativo de las participaciones de los dos
tipos de capital en la producción.

La dinámica de la transición

Mostrando la diferencia del modelo AK en el que la economía se hallaba en el estado


estacionario en todo momento, en este modelo hay un periodo de transición. Pese a, esta
dinámica de transición es tan complicada que el propio Lucas la dejó sin investigar en su
artículo original. A principios de los años noventa, varios investigadores consiguieron
estudiar el comportamiento cuantitativo y cualitativo del modelo de Uzawa-Lucas durante
la transición. Siendo así que Caballe y Santos a finales de los noventa, demostraron que en
deserción de externalidades, el modelo presenta una trayectoria estable hacia el punto de
silla. No obstante, debido a la complejidad de los argumentos matemáticos que empleaban,
el comportamiento cualitativo de las diferentes variables siguió sin ser explicado. Faig en
1991, Barro y Sala-i-Martin en 1995 por otro lado, emplean argumentos gráficos para
analizar la transición.

Por otro lado, Mulligan y Sala-i-Martin utilizan un método numérico llamada el “método de
eliminación del tiempo” para calcular el comportamiento exacto de las diferentes variables
a lo largo de la transición. Mostrando este método tiene la ventaja de que puede aplicarse al
modelo de Uzawa-Lucas con o sin externalidades. La desventaja de los métodos numéricos
es que solo es posible obtener un único resultado para cada conjunto de parámetros
estudiados. En este modelo la transición surge debido a la existencia de una
descompensación entre los dos sectores, no debido a que el valor absoluto de la renta sea
diferente al de estado estacionario. Al margen de este hecho, uno de los descubrimientos
más interesantes es la aparición de un comportamiento asimétrico entre ambos tipos de
capital. Donde la tasa de crecimiento de una economía con una relación entre el capital
físico y el capital humano es baja estará por encima de la del estado estacionario. La de una
economía con una relación alta estará por debajo de la del estado estacionario. Por esta
razón, una economía que perdiese una gran cantidad de población en relación con su
dotación de capital físico tendería a crecer más lentamente. Por el contrario, si una
economía pierde una gran cantidad de capital físico en relación con su capital humano, la
tasa de crecimiento durante la reconstrucción será alta. Podemos pensar en los casos de
Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial como situaciones de este tipo.

Finalmente, la ausencia de fracasos de mercado hace que la solución obtenida en las


secciones anteriores sea óptima de Pareto.

LA NUEVA TEORÍA DEL CRECIMIENTO

Modelos de I+D

La visión de los modelos de crecimiento consideran que la eficacia del trabajo es una
expresión del conocimiento y la tecnología, siendo creíble que el progreso tecnológico sea
la causa de que la producción asociada a una determinada cantidad de trabajo y capital sea
mayor hoy que hace uno o dos siglos. Así se requiere introducir un sector específico de
investigación y desarrollo (I+D) que trate de explicar (en lugar de simplemente suponerla)
la variable A.

Así, el objetivo principal del análisis de la nueva teoría del crecimiento es estudiar cómo
funciona la economía cuando la acumulación de conocimientos es endógena y qué visiones
existen sobre cómo se produce el conocimiento y qué es lo que determina la asignación de
recursos a dicha producción.

De acuerdo con las especificidades del modelo, se observa que la función de producción de
conocimiento no presenta rendimientos constantes de escala del capital y el trabajo. Por ello
se supone que en este campo puedan existir tanto rendimientos decrecientes como la
posibilidad de existir rendimientos crecientes.

En ausencia de capital, la dinámica de la acumulación de conocimientos viene a ser


analizada por medio de un parámetro (θ) que refleja la influencia del stock de conocimiento
ya existente en el éxito de las actividades de I+D. De ello se desprende que con respecto a
esta dinámica, su análisis se centra tres casos, los que constituyen ejemplos de modelos de
crecimiento endógeno. Para el primer caso, θ < 1, el crecimiento a largo plazo de la
producción por trabajador viene determinado por el modelo mismo en lugar de por una tasa
exógena de progreso tecnológico, dicho modelo implica también que la tasa de crecimiento
a largo plazo de la producción por trabajador es una función positiva del crecimiento de la
población, donde A viene a representar los conocimientos que pueden utilizarse en
cualquier parte del mundo, poniendo de relieve que en ausencia de ese crecimiento de la
población, el crecimiento general se agotaría.

Para el caso en que θ > 1, el conocimiento es tan útil a la hora de producir nuevos
conocimientos que cada incremento marginal de su nivel se traduce en una cantidad tal de
nuevos conocimientos que la tasa de crecimiento del conocimiento, en vez de caer, se
eleva. Por ello, una vez iniciada la acumulación, lo que ocurre necesariamente en el
modelo, la economía se embarca en una senda de crecimiento permanente. Y en el caso en
que θ = 1, el conocimiento existente es capaz de generar nuevos conocimientos justo en la
medida necesaria para hacer que dicha producción sea proporcional al stock existente.

La importancia de los rendimientos de escala de los factores producidos es que en el sector


de producción de bienes, el conocimiento presenta rendimientos constantes, y por ello, en el
conjunto de la economía, el que el conocimiento ofrezca rendimientos crecientes,
decrecientes o constantes depende de los rendimientos de escala del conocimiento en la
producción de nuevos conocimientos (es decir, de θ).

Considerando ahora el capital, se observa que en el modelo se tiene dos variables


acumulativas endógenas, A y K. La función de producción de bienes exhibe rendimientos
constantes de escala para los dos factores de producción producidos (capital y
conocimiento). Por tanto, el que finalmente nos encontremos ante rendimientos de escala
creciente, decreciente o constante de los factores producidos, dependerá de cómo sean esos
rendimientos en la función de producción de conocimientos.

Una de las motivaciones más importantes de la nueva teoría del crecimiento es el deseo de
comprender las fluctuaciones del crecimiento a largo plazo. Ésta es la razón por la que sus
primeros modelos presuponían rendimientos constantes o crecientes de los factores
producidos, en los que los cambios en las tasas de ahorro y en los recursos dedicados a I+D
modifican permanentemente el crecimiento.

Por lo cual, Jones (1995) señala que estos modelos tienen un serio inconveniente. La
interpretación más sencilla de los resultados observados por el autor es que existen
rendimientos decrecientes de los factores producidos. Pero ciertos trabajos recientes
sugieren otra posibilidad; aunque siguen presuponiendo que los factores producidos tienen
rendimientos constantes o crecientes, añaden otra vía por la cual la expansión general de la
economía no conduce a un crecimiento más rápido. En concreto, suponen que lo que
determina el crecimiento es la cantidad de actividades de I+D por sector y que el número de
sectores aumenta cuando lo hace la economía. En consecuencia, el crecimiento se mantiene
constante a pesar de que la población crezca. Pero a causa de los rendimientos de los
factores producidos, el aumento en la proporción de recursos dedicada a I+D elevan
continuamente el crecimiento. Así, pues, los modelos conservan la capacidad de los
primeros modelos de la nueva teoría del crecimiento para explicar sus variaciones a largo
plazo, pero no implican que el crecimiento de la población mundial conduzca a un
crecimiento perpetuo.
Hasta este momento, la variable “A” se ha descrito como fruto de las actividades de I+D,
simplemente como conocimiento. Pero el conocimiento se manifiesta de muchas maneras y
desempeña un papel importante en el crecimiento económico. Por ello, no tiene sentido
aspirar a una teoría única sobre el crecimiento del conocimiento, sino más bien a la
identificación de una variedad de factores determinantes de la acumulación de
conocimientos.
Todos los tipos de conocimiento comparten un rasgo esencial: son compatibles entre sí. Es
decir, el uso de un determinado elemento cognitivo en una determinada aplicación no
impide su utilización por parte de otra persona. Aunque todos los conocimientos comparten
la característica de no ser excluyentes, son heterogéneos si se atiende a una segunda
dimensión: la posibilidad de exclusión. Un bien es susceptible de exclusión si resulta
posible impedir su uso a otros. En el caso del conocimiento, la posibilidad de exclusión
depende tanto de su propia naturaleza como de las instituciones económicas que regulan los
derechos de propiedad.

Por ello se pueden determinar cuatro fuerzas predominantes que influyen en la asignación
de recursos al desarrollo de conocimientos y que son:

- El apoyo a la investigación científica básica: El análisis económico de este tipo de


conocimiento es bastante sencillo dado que su coste es cero, resulta útil para la producción
y genera externalidades positivas, de ahí que sea necesario subvencionarlo.

- Incentivos privados a la innovación y a la I+D: Muchas innovaciones, que van desde la


introducción de productos completamente nuevos a las pequeñas mejoras en productos ya
existentes, reciben poca o ninguna ayuda externa y son el fruto del deseo de obtener un
beneficio. Por ello, para que las actividades de I+D respondan a incentivos económicos, el
conocimiento que generan debe ser susceptible de apropiación, de modo que el autor de una
idea nueva puede disponer de un cierto poder de mercado.

- Oportunidades alternativas para personas con talento: Algunas observaciones


sugieren que la acumulación de conocimientos puede depender de la existencia de
incentivos económicos o fuerzas sociales que influyan en las actividades de personas de
excepcional talento. Baumol adopta una perspectiva histórica de esta cuestión y sostiene
que, en distintos momentos y lugares, las personas intelectualmente más dotadas se han
sentido atraídas por campos tan diversos donde las actividades suelen generar a la sociedad
beneficios mínimos (o incluso negativos), es decir, estas actividades representan a menudo
una forma de búsqueda de rentas, de apropiarse de la riqueza existente más que de crear
nueva riqueza.

- El aprendizaje por la práctica: La idea central es que cuando las personas están
inmersas en la actividad productiva piensan inevitablemente en cómo mejorarla. Cuando el
aprendizaje por la práctica es la fuente del progreso tecnológico, la tasa de acumulación de
conocimiento no depende de la proporción de recursos que la economía dedica a
actividades de I+D, sino de la cantidad de nuevos conocimientos generados a través de la
actividad económica.

Dentro del análisis del crecimiento económico, se observa que este está motivado por dos
problemas: el crecimiento a lo largo del tiempo de los niveles de vida y las disparidades que
éstos presentan en diferentes regiones del planeta. Por tanto, es lógico preguntar qué tienen
que decir sobre estas cuestiones los modelos de I+D y de acumulación de conocimientos.

En lo que se refiere al crecimiento a escala mundial, parece razonable pensar que las
fuerzas en que se centra el modelo son importantes. De un modo informal, se puede decir
que el crecimiento del conocimiento parece ser una razón clave de que la producción y los
niveles de vida sean hoy mucho más altos que en siglos pasados. Y los estudios formales
que cuantifican el crecimiento atribuyen una gran proporción del incremento a largo plazo
de la producción por trabajador a ese inexplicado residuo que podría reflejar el progreso
tecnológico.

Las diferencias en el nivel de renta de los países

Para este análisis, el autor intenta ir más allá de las conclusiones negativas obtenidas sobre
la comprensión de las grandes diferencias en la renta media por habitante que se observan
en diferentes partes del mundo. Por lo cual, el primer paso consiste en reconocer que el
capital físico no es el único tipo de capital que existe, para así decidir si las diferencias de
capital son relevantes para explicar las variaciones del nivel de renta y si es necesario
también tener en cuenta el capital humano.

Del modelo de Solow, ahora se incluye tanto el capital físico como el capital humano,
donde para el análisis se considera el progreso tecnológico global como una variable
exógena. Este modelo supone que la cantidad de capital humano de que dispone cada
trabajador depende únicamente del número de años invertidos en formación, lo que
equivale a decir que el único argumento de la función de producción de capital humano es
el tiempo dedicado al estudio. Este modelo tiene dos implicaciones en relación con las
diferencias de renta entre países. En primer lugar, identifica otra causa posible de esas
brechas: el capital humano. En segundo lugar, el modelo implica que reconocer la
existencia del capital humano no altera las conclusiones del modelo de Solow sobre los
efectos de la acumulación de capital físico. Es decir, los efectos de un cambio en la tasa de
ahorro en este modelo son idénticos a los que resultan del modelo de Solow.

Ahora bien, un cambio en la cantidad de tiempo que los individuos pasan en la escuela
modifica la proporción de la población dedicada a trabajar. En el caso de un cambio en la
tasa de ahorro, la evolución de la producción por persona es la misma que la de la
producción por trabajador. Pero un cambio en la cantidad de tiempo que los individuos
pasan en la escuela modifica la proporción de la población dedicada a trabajar. Así, pues,
en este caso, los efectos sobre la producción por persona son distintos a los efectos en la
producción por trabajador.

Por lo tanto, las conclusiones sobre los efectos de una mayor educación en la evolución de
la producción por persona son similares a las que establecía el modelo de Solow en relación
con los efectos de un incremento de la tasa de ahorro en la evolución del consumo por
persona. En ambos casos, el desplazamiento de recursos conduce a una caída a corto plazo
en la variable considerada, y el efecto a largo plazo sobre la variable, es ambiguo.

Para comprender las diferencias internacionales de renta, un paso esencial consiste en


determinar hasta qué punto éstas obedecen a diferencias en la acumulación de capital físico
o de capital humano o a otros factores. Esta cuestión fue abordada empíricamente por Hall
y Jones (1999) y por Klenow y Rodríguez-Clare (1997), en términos generales, su idea fue
aplicar una contabilidad del crecimiento pero basada en una comparación entre países más
que entre períodos temporales.

Dichos autores midieron las diferencias en acumulación de capital físico y capital humano
y a continuación estimaron la influencia cuantitativa de estas diferencias en las diferencias
de renta utilizando un marco teórico similar al modelo descrito anteriormente, llegando a la
conclusión de que la producción media por trabajador del grupo de los países ricos supera
la media del grupo de países pobres, donde sólo una sexta parte de la brecha que separa a
los países más ricos de los más pobres se debe a diferencias en la intensidad de uso del
capital físico y menos de una cuarta parte a diferencias en el nivel de escolarización. Y que
las contribuciones del capital físico, la escolarización y el residuo no son independientes.

Una de las hipótesis principales de esto es que las diferencias en estos factores se explican
en buena medida por lo que Hall y Jones llaman infraestructura social, entendiéndose como
las instituciones y políticas cuyo objetivo es igualar los rendimientos privados y sociales de
las actividades.

Existen muchísimos tipos de actividades en las que los rendimientos privados y sociales
difieren, pudiéndose clasificar en dos categorías básicas. La primera de ellas consiste en
diversas formas de inversión: si un individuo decide dedicar parte de su renta al ahorro,
adquirir más educación o destinar recursos a I+D, lo más probable es que la presencia de
factores como los impuestos, los delitos, las externalidades y demás hagan que el
rendimiento privado de su actividad sea inferior a su rendimiento social.
La segunda categoría comprende aquellas actividades dirigidas a incrementar las ganancias
individuales. Un individuo puede elevar su nivel de renta bien mediante la producción, bien
mediante el desvío de recursos. El término producción alude a aquellas actividades que
incrementan la producción total de la economía en un determinado período. Por desvío de
recursos se entiende el conjunto de actividades que se limitan simplemente a reasignar esa
producción. El rendimiento social de las actividades de búsqueda de rentas es, por
definición, cero y el rendimiento social de las actividades productivas es simplemente la
cuantía que éstas aportan a la producción total. Como en el caso de la inversión, hay
muchas razones por las que el rendimiento privado de la búsqueda de rentas y de la
producción puede diferir de su rendimiento social.

La idea de que las instituciones y las políticas que afectan a la relación entre los
rendimientos privados y los beneficios sociales son de vital importancia para el rendimiento
de la economía se remonta al menos a Adam Smith, pero en la actualidad es objeto de una
atención renovada.

Hall y Jones tratan de abordar el problema planteado por el hecho de que los indicadores
sobre infraestructura social distan mucho de ser perfectos y de que existen con casi total
seguridad fuerzas aún no cuantificadas que están correlacionadas con la infraestructura
social e influyen sobre el rendimiento de las economías. Según los autores, los datos
sugieren que la infraestructura social tiene un efecto cuantitativamente importante y
estadísticamente significativo sobre la producción por trabajador y que las variaciones en la
infraestructura social explican una buena parte de las diferencias de renta entre países.
Desgraciadamente, los problemas derivados de los errores de medición y de la posible
correlación entre la infraestructura social y ciertas variables omitidas son muy difíciles de
resolver de forma convincente. En consecuencia, sus resultados distan mucho de ser
decisivos.

Para identificar los factores determinantes de la infraestructura social, un primer conjunto


de especulaciones se centra en la cuestión de los incentivos; en particular, los que animan a
los individuos que detentan el poder en un determinado sistema. Un segundo conjunto de
especulaciones se centra en factores que podemos agrupar bajo el rótulo de cultura. Las
sociedades presentan rasgos muy persistentes relacionados con la religión, la estructura
familiar y otras instituciones análogas que pueden tener consecuencias importantes sobre la
infraestructura social. Y el último conjunto de especulaciones se centra en las creencias de
los individuos acerca de los tipos de políticas e instituciones que consideran más capaces de
impulsar el desarrollo económico.

Por lo cual, la mezcla de creencias e incentivos a la hora de determinar la infraestructura


social genera la posibilidad de que se produzcan “círculos viciosos”. Un país puede adoptar
inicialmente un sistema relativamente centralizado e intervencionista porque sus líderes
creen honestamente que es el más beneficioso para la mayoría de la población. Pero la
adopción de ese sistema da lugar al nacimiento de grupos interesados en su perpetuación.
Por ello, incluso si se acumulan las evidencias de que otros tipos de infraestructura social
son preferibles, es muy difícil cambiar el sistema.

Un posible factor determinante del buen funcionamiento de la economía al que se ha


prestado una notable atención son las externalidades del capital. Desde este prisma, el
capital obtiene menos que su producto marginal. Los trabajadores altamente cualificados
generan innovaciones que benefician a todos los trabajadores e incrementan el capital
humano de otros trabajadores a través de vías por las que no reciben ninguna
compensación. La acumulación de capital físico hace que los trabajadores adquieran capital
humano e impulsa el desarrollo de nuevas técnicas de producción, y tampoco en este caso
los propietarios del capital reciben una plena compensación por estas aportaciones.

Si esta perspectiva es correcta, los cálculos de Kienow y Rodríguez-Clare y de Hall y Jones


no ofrecerían mucha información. Si el capital tiene externalidades positivas, un ejercicio
de descomposición que utilice su retribución en el sector privado como un indicador de su
producto marginal subestimaría su importancia. Más aún, esta perspectiva es coherente con
la conclusión de que las aportaciones estimadas del capital y del residuo están
correlacionadas positivamente: desde este punto de vista, algunas de las aportaciones que se
atribuyen al residuo reflejarían de hecho aportaciones del capital. Lo que implica que los
factores clave que determinan las diferencias de renta entre países son aquellos que
incrementan las diferencias en la acumulación del capital, y que sólo algunos aspectos de la
infraestructura social desempeñan un papel fundamental y también que existen otros
factores distintos de la infraestructura social que inciden sobre la acumulación de capital
son igualmente importantes.

Hay tres tipos de datos, sin embargo, que parecen desmentir la hipótesis de que las
externalidades del capital desempeñan un papel crucial en las diferencias de renta entre
países. En primer lugar, no existen pruebas microeconómicas decisivas de la existencia de
externalidades locales del capital lo suficientemente amplias como para dar cuenta de las
enormes diferencias de renta que se observaron. En segundo lugar, Bils y Kienow (2000)
observaron que podemos utilizar el simple hecho de que no hay nada parecido a un
retroceso tecnológico para imponer un límite superior a las externalidades derivadas del
capital humano. Y en tercer lugar, la observación directa del funcionamiento de las
economías pobres sugiere claramente que las diferencias relativas a la asignación de
recursos entre actividades productivas e improductivas desempeñan un papel importante a
la hora de explicar las diferencias de renta: en muchos países, el delito, la corrupción y una
pesada intervención estatal son omnipresentes y parecen dañar gravemente el
funcionamiento de la economía.
Ahora, mediante un modelo sencillo de distribución, se muestra cómo los esfuerzos por
apropiarse de lo ajeno y los dedicados a proteger los recursos propios reducen el nivel de
producción. Se parte de la característica de los individuos que pueden ser bien productores,
bien predadores. Los predadores intentan obtener lo que producen otros; los productores
dedican sus recursos tanto a producir como a proteger su producción de los predadores. Por
tanto, existen tres tipos de usos para los recursos existentes: producción, protección y
depredación. Los individuos maximizan la cantidad de producto que obtienen. Por ello los
productores distribuyen sus recursos entre producción y protección de manera que los
rendimientos marginales de ambas actividades sean iguales. De igual modo, los individuos
oscilan entre las actividades productivas y la depredación hasta que las compensaciones que
obtienen por cada una de ellas sean iguales.

En este modelo, la producción se sitúa por debajo de su nivel potencial por dos razones.
Algunos individuos deciden dedicarse a la búsqueda de rentas en lugar de a producir, y
aquellos que producen, dedican parte de sus recursos a proteger su producción de los
buscadores de rentas. Por lo cual, el modelo básico ilustra uno de los canales a través de los
cuales la actividad de búsqueda de rentas puede autoalimentarse: si ocurre algo que hace
aumentar el número de buscadores de rentas, el atractivo de producir baja, originando un
crecimiento suplementario en el número de aquéllos y un incremento en la fracción de los
esfuerzos que los productores destinan a la protección. Pero existen otros canales mediante
los cuales la actividad de búsqueda de rentas puede auto-reforzarse.

En este punto, es natural preguntarse por la luz que el análisis de las diferencias en los
niveles internacionales de renta arroja sobre las diferencias existentes en el crecimiento de
la renta. Entonces, partiendo del caso en que los factores subyacentes que determinan la
renta per cápita de los distintos países a largo plazo son constantes, las rentas de los países
no se instalan de modo inmediato en sus sendas de crecimiento a largo plazo. Por ejemplo,
si una parte del stock de capital de un país queda destruido después de una guerra, el capital
retornará sobre su senda a largo plazo sólo gradualmente. Durante ese período, el capital
por trabajador crecerá a una tasa mayor que la tasa correspondiente al largo plazo y, por
tanto, la economía experimentará por algún tiempo un crecimiento por encima de lo
normal.

Por lo cual, estas ideas pueden extrapolarse para explicar situaciones en las que las
diferencias iniciales de renta no nacen sólo de diferencias en la dotación de capital físico.
En presencia de capital humano, como sucedía con el capital físico, el capital por trabajador
no alcanza inmediatamente su nivel a largo plazo. Una vez más, los países cuya renta
inicial es inferior a la que corresponde a su senda a largo plazo experimentan períodos de
crecimiento temporalmente altos en su aproximación a esa senda.

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