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Enfrentamiento.

Has llegado demasiado lejos, Xeltrus. Aquellos pueblos y ciudades antes florecientes, ahora son
ruinas y escombros. Arrasadas hasta sus cimientos. Aquellas almas... fueron masacradas y
torturadas ¿Dónde está la sabiduría de la que te jactabas cuando investigabas?, ¿Ese amor al
conocimiento y su uso equilibrado?

Vi los hilos del destino, maestro Tigre. Busqué el mejor camino: La virtud, esta lleva a una
limitación de la libertad. La estructura se vuelve demasiado rígida, hasta que llega un momento
donde no se puede accionar, solo hay un camino posible. La mejor decisión dictada por la virtud.
Ese determinismo seca al ser en el tiempo haciéndolo colapsar.

También observé los infinitos caminos: El caos, estos llevan a la incertidumbre, desorganización, y
a la no concreción. Aquí el mismo ser es quien se destruye en decadencia, donde las decisiones sin
ritmo conducen a la satisfacción personal inmediata y a un individualismo egoísta. Pero todos
estos caminos conducen al mismo fin. Al no-camino: La muerte. Ahora soy su paladín. Un muerto
en vida.

En su nombre he masacrado cientos de miles de vidas. No sentí nada al ver niños moribundos
retorciendose de dolor tras haberlos envenenado, al decapitar a aquella anciana que escapaba
aterrorizada cuando masacraba su aldea o al quemar vivos a mis prisioneros de guerra cuando se
negaron a combatir entre sí.

Contigo no será diferente, no puedes detener lo que es inevitable. El final de TODO camino.

No comprendiste tu visión pupilo, orden y caos deben unirse para formar aquel camino que se
oculta a tus ojos. La muerte más que un camino es la transformación. Ahora observa como la luz
del orden quema y sana tu cuerpo, mientras la oscuridad te envuelve y apacigua. Permite así... que
llegue... tu ocaso...

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