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Somos al ser conciencia.

La conciencia es solo nuestro relato de lo que en realidad sucede.


Y finalmente somos lo que entendimos, lo que sabemos, lo que intuimos.

Sin embargo...

Ni siquiera aquellos que una vez hablaron pudieron describir la vida o la común muerte. No se si
pretender que la muerte golpeará nuestras puertas o se puede ser parte del discurrir del dia. Ella
podría ser un apéndice mas.
Hablamos de la vida como de una extraña compañera a veces enemiga a vencer, alguien
con quien luchar, a veces ruta caminable o compartida.
Mientras tanto el mundo sigue ajeno e inmóvil ahí afuera.
Algunos viviendo, despertando, naciendo, otros muriendo.
Aquellos que ven de su vida la oportunidad de una otra vida aun mejor, a aquellos que la
intuyen como el espacio donde crear ecos inmortales de nuestros actos les digo que no se
ver a la vida un sentido comercial o separado mío, tampoco lo sé de la muerte. Mis hechos
me conforman, me condicionan, me guían en la penumbra de un futuro por naturaleza
inexistente. Yo me forjo en la medida de mis acciones y de esa forja surgirá mi futuro, no
de un pago cósmico ni de un cobro por mi vivencia diaria.
Después de todo no fue acaso Yeats quien propuso que la realidad es el espíritu y la mera
fantasía el cuerpo? 
Caminemos este mundo, llenémonos las manos de hechos, perpetuemos nuestro nombre
en nuestras acciones porque la tierra es el atanor de la vida real, ella es para nosotros
seno de tumba y formadora de vida nueva.
Pretendo dejar que el cuerpo hable, hasta que mis manos se extingan ese día, pero que
hasta entonces pase, sienta, sepa y pruebe de esta vida, todo lo que deba. 
Intento aceptar y moldear esos actos que me definan, sin negar, pero sin aceptarlo todo.

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