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ASIGNATURA:
DERECHO DE FAMILIA
ACTIVIDAD N° 08:
“Análisis Critico”
CICLO:
IV
DOCENTE:
ESTUDIANTE:
TRUJILLO,2018
Analizando el texto y teniendo en cuenta que nuestra legislación, el concubinato o la unión de
hecho es la unión estable entre varón y mujer, libres de impedimento matrimonial.
Quienes forman un hogar con finalidades semejantes a las de un matrimonio y que comparten
un proyecto de vida común, basada en relaciones afectivas, de tal forma que se convierte en una
institución familiar importante.
La Ley reconoce una sociedad de hecho compatible con la sociedad de gananciales que está
regulada por el matrimonio. Para ello la convivencia debe estar reconocida en la vía notarial o
judicial.
La Ley 30007, promulgada el 17 de abril del 2013, establece que la Unión de Hecho o
concubinato deberá reunir los requisitos del art. 326 del Código Civil, es decir, que sea una
Unión de Hecho o Convivencia voluntaria, realizada por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, que hay durado por lo menos dos años continuos, para alcanzar
finalidades y cumplir
Y el texto explica bien , sin embargo no hace mención que la legislación no contempla la
relación homosexual (Varón Varón ) o ( Mujer Mujer ) , que se da mucho hoy en dia . y
que a todas luces se ve en nuestro dia a dia y que deberían tener los mismos derechos que
tienen las parejas Heterosexuales .
Como puede apreciarse, la legislación peruana consagra la unión de hecho, estableciendo
explícitamente que para ser reconocida como tal requiere el cumplimiento de los requisitos
exigidos por la norma constitucional y sustantiva para este tipo de uniones, los mismos que
deberán ser acreditados en un procedimiento judicial o notarial, y en donde se declare el
reconocimiento convivencial por lo que no podría sostenerse que la mera declaración de una de
las parejas convivenciales como parte de una convivencia será suficiente para configurar de
pleno derecho la unión de hecho y, consecuentemente, la comunidad de bienes. Considero hasta
aquí se ha dado un paso importante para un mayor reconocimiento y formalización de las
uniones de hecho, lo que supondría un avance para cautelar cuestiones patrimoniales derivadas
de estas uniones
Sin embargo, la expedición de la Ley N° 29560 requiere de suma concretar su operatividad sino
no tendría sentido la intervención del notario si es que la declaración del reconocimiento de la
unión de hecho no se haría oponible a terceros, ni tampoco tendría razón de ser la actuación del
juez en ese sentido. El mecanismo idóneo para ello es el registro, resultando necesario que en él
se pueda publicitar sobre todo los efectos patrimoniales de dicha unión. Sobre las uniones de
hecho en sede registral trataremos en seguida.
Declaración notarial de la unión de hecho Originalmente para que una unión de hecho sea
declarada como tal, debía acudirse necesariamente ante el Poder Judicial. Sin embargo, con la
dación de la Ley N° 2956021 que modifica la Ley N° 2666222, se amplía las competencias
notariales en asuntos no contenciosos, autorizando a los notarios a declarar una unión de hecho
siempre que cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 326 del Código Civil,
asimismo se autoriza a tramitar su cese, así como la inscripción de tales actos en el Registro
Personal.
Se discute si la declaración judicial o notarial constituye requisito previo para reconocer efectos
(derechos y obligaciones) a una unión de hecho o convivencia. Se dice, por un lado, que aquella
declaración es contraria a lo que la propia Constitución establece, esto es, no se puede
condicionar el nacimiento de derechos de una convivencia a una declaración cuando su
reconocimiento se infiere directamente de la norma constitucional y de la norma sustantiva, al
cumplir con los requisitos por ellas establecidos. Por otro, es imprescindible esa declaración
tanto para proteger derechos de los convivientes de los actos indebidos de uno de ellos, como
para los terceros en sus relaciones con los convivientes.
Es una obligación del Estado peruano aprobar una legislación protectora de la familia no
matrimonial. Esto significa que el reconocimiento de la unión de hecho como familia requiere
de una ley de desarrollo constitucional que regule los efectos personales y patrimoniales de la
convivencia.
En ese sentido, veremos que en el régimen de patrimonios del matrimonio se protege el derecho
de elección que tienen los futuros cónyuges, pues al contraer matrimonio los cónyuges tienen el
derecho de opción de elegir entre el régimen de sociedad de gananciales y el régimen de
separación de patrimonios, sin embargo, para las uniones de hecho reconocidas se les restringe
este derecho al solo imponérseles un régimen único que es el de la sociedad de gananciales, aun
cuando voluntariamente concurran al juez o al notario a fin de reconocer su convivencia.
Estando a ese panorama, se vislumbra claramente una vulneración del derecho de elección y de
autonomía de la voluntad de los convivientes, toda vez que se les viene impidiendo la elección
del régimen patrimonial al que deseen acogerse como familia, teniendo en cuenta que la
normatividad peruana, regula dos regímenes patrimoniales para el matrimonio, siendo así, es
imperante y necesario regular la opción del régimen patrimonial para las uniones de hecho que
le permita a los convivientes a elegir su régimen patrimonial y con ello salvaguardar los
derechos del tipo de familia de las uniones de hecho.
IDEAS CONCLUSIVAS:
La legislación peruana consagra la unión de hecho, estableciendo explícitamente que para ser
reconocida como tal requiere el cumplimiento de los requisitos exigidos por la norma
constitucional y sustantiva para este tipo de uniones, los mismos que deberán ser acreditados en
un procedimiento judicial o notarial, y en donde se declare el reconocimiento convivencial; por
lo que no podría sostenerse que la mera declaración de una de las parejas convivenciales como
parte de una convivencia será suficiente para configurar de pleno derecho la unión de hecho y,
consecuentemente, la comunidad de bienes.
Los derechos y obligaciones nacidos de una convivencia, sus miembros los adquieren por causa
de su misma condición: ser convivientes, en tanto cumplan con ciertos requisitos que para ello
legalmente se establecen.
Existe una doble protección de los derechos patrimoniales de los convivientes, tanto en el modo
interno (a los convivientes) como externo (a los terceros). Esa doble protección se manifiesta en
dos momentos: una protección a nivel judicial o notarial cuando se declara el reconocimiento
del estado convivencial y otra a nivel registral, con la oponibilidad de ese reconocimiento. Y en
donde este segundo momento está condicionado a que se lleve a cabo el primer momento, es
decir existe una inseparabilidad.
El acceso al registro público a fin de publicitar ante terceros la declaración de la unión de hecho
reconocida en sede notarial o judicial es de suma importancia, pues, no solo contribuye a
proteger al conviviente frente a los actos indebidos de apropiación del otro conviviente, sino
también al tercero que contrata con uno o ambos convivientes y, además, es de fundamental
interés para el tráfico jurídico patrimonial.
Con la regulación por la Directiva de los criterios registrales para la inscripción de las uniones
de hecho, su cese y otros actos inscribibles directamente vinculados se concretó la operatividad
del reconocimiento notarial y judicial de dichas uniones, que se manifiesta en la publicidad
registral material y formal que se les otorga y que supone la cautela de efectos patrimoniales que
generan.
Con la acogida registral de las uniones de hecho se elimina la deficiencia del sistema normativo
sobre la publicidad formal de las mismas, pudiendo acceder cualquier persona al conocimiento
efectivo del contenido de una partida registral sobre determinada inscripción de una unión de
hecho, y, en general, de cualquier título sobre ésta que obra en el archivo registral.
El proceso hacia la consolidación de la institución jurídica de la unión de hecho aún se
encuentra en etapa de avance. Se requiere derribar no pocas barreras jurídicas y sociales dejando
atrás el sitial marginado que le otorgaba la sociedad de antaño a fin que la unión de hecho logre
una efectiva protección a nivel constitucional y con ello consolide los derechos que le son
inherentes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
PERALTA, Javier (2008) "Derecho de Familia en el Codigo Civil ". Cuarta Edicion. Lima:
Idemsa, pag. 129