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UN DIA DE HAMBRE

(Una mujer de edad media, de clase alta, se acerca a un edificio gubernamental, entra a una oficina y se
sienta.)

Mi nombre es Clemencia de Valencia, vivo en el poblado,


estrato 6, no señor, no tengo hijos, y mi esposo murió.
Como así que porque estoy aquí, es que usted no conoce la
situación del país y pues yo me veré muy bien señor, pero no
lo estoy.
(Pausa)
Claro prosiga…
Tengo una vivienda que me dejo mi marido, no tengo
empleados, ya sabe la situación no está para andarle
pagando a los criados.
Si señor tengo buena ropa, algún problema con eso.
(Pausa)
Si me imagino que la gente que acude a ayuda
gubernamental ha de ser pobre, mal oliente, y andrajosa,
pero como se da cuenta señor en la situación actual, hasta
una mujer como yo, necesita pedir ayuda.
¡Como así!, jamás vendería mi casa, es lo único que me
queda, (para sí misma) además que pensaran los Gaviria, se
darían cuenta de mi estado y la verdad prefiero tener que
venir hasta acá a juntarme… bueno…acercarme hasta acá.
Si he visto la fila, y si he visto a los niños y los ancianos, que
tiene que ver.
Estratos bajos… a que se refiere a que debo estar sucia, oler
a puerco y vivir en un charco para que me ayuden, pues
señor debo comentarle que los de afuera y yo tenemos algo
en común, no tenemos alimento, así que exijo se me dé la
ayuda que requiero.
Claro que sí, he pasado un día de hambre.
No me haga reír señor, la gente no puede aguantar más de
un día de tanta precariedad, o si no porque cree que estoy
acá.
Está bien, si creen que no merezco ayuda, pues me iré a mi
casa, a aguantar hambre, un día más.
(Antes de salir pasa un niño cerca) ¿Una pregunta niño, tus
padres? Dónde están?
Así que estas solo, con tres hermanos, bueno, como se
llamaba tu madre, ¿Clemencia? Que miserable coincidencia.
(Un día después regresa al edificio, desaliñada)
(Agobiada) Mi nombre es Clemencia López, he vivido en la
calle las últimas semanas, ¿estrato?, vivo en la calle, tengo 4
hijos, y mi esposo murió.
He venido por ayuda porque hemos aguantado hambre, un
día tras de otro, uno podría creer que nadie podría aguantar,
pero acá nos tiene, soportando un día más de hambre.
Claro si señor, Dios lo bendiga.
ELIANA CATHERINE YAYA MUÑOZ

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