DEPARTAMENTO DE LENGUAS
FACULTAD DE HUMANIDADES
PEDAGOGÍA Y DIDÁCTICA DE LA LITERATURA
ANA CATALINA NARANJO
RONALD ALEXIS MOYANO ALDANA
Autobiografía lectora
El primer recuerdo que tengo de un libro es el de mi mama leyéndome los cuentos de Disney
cuando tenía 3 años, historias como Peter Pan o Aladín me transportaban a otros universos en los
cuales la realidad y ficción eran una sola, aquel libro de cuentos no solo representaba historias
para mí, sino también era un símbolo del vínculo que me unía a mi mama, era ese momento
único en las noches en que nos reuníamos los dos, la familia pequeña, a compartir un espacio. Al
principio era aprender los cuentos que se encontraban en el libro, después era simplemente el
acto de leer por placer, no nos importaba repetir una y otra vez las mismas historias, pues era
nuestro tiempo y momento. Cuando recuerdo esta primera experiencia lectora me llena de
regocijo al saber que pude no solo acercarme a la literatura desde una temprana edad, sino que
fue a través de mi mama que aquella experiencia se vio permeada e influenciada. No todos
pueden decir que su mama les leyó, por lo tanto, me considero especial de haber podido ser parte
de aquella experiencia sublime e irrepetible. No llegue a hacer todos los primeros años de
escolaridad como los párvulos o el pre-jardín ya que al ser hijo único criado por dos mujeres, era
sobreprotegido y por ende consentido, cuando me dejaban en el colegio solía llorar hasta que un
día mi abuela decidió no enviarme más al colegio, en ese momento se me concedió más tiempo
para desarrollarme de una manera diferente y por tanto, seguir compartiendo dichos espacios con
mi mama.
De ahí a mi paso por el colegio, recuerdo las fabulas y los cuentos de la literatura nacional e
internacional. Fabulas como la de La tortuga y la liebre y cuentos como Rin Rin renacuajo eran
mis nuevos compañeros de lectura. Este periodo fue marcado por juegos y relatos de tradición
oral que eran lecturas diferentes y fantásticas. Posteriormente, la primaria, la entrada del nuevo
considero a un punto lectoras, la televisión y Los cuentos de los hermanos Grimm, los Cartoon y
los Comics, eran algo más que el libro escrito, eran historias contadas a través de imágenes. Esto
marco mi experiencia lectora al punto que me llevo a ser muy visual, una imagen representaba
más para mí, por supuesto que siempre me gusto la parte de imaginar los paisajes y los
personajes también.
El nuevo siglo trajo consigo un mundo diferente, como dirían muchos postmodernista y por lo
tanto, una generación de adolescentes postmodernistas o modernos hasta cierto punto. El inicio
del bachillerato trajo consigo lecturas más maduras, más clásicas e universales. Dicho periodo
vino con textos nacionales como María de Jorge Isaacs y clásicos como Mio Cid Campeador. A
su vez, fue un periodo marcado por eminentes profesores como Luis H. o Gisella Cabanillas. El
profesor Luis H. era un conocedor de literatura sin igual, nos hablaba de las grandes obras de la
literatura universal como Madame Bovary, Anna Karenina, Crimen y castigo, etc. Asimismo,
nos mostraba obras de arte del barroco y del renacimiento de museos que él había visitado, para
él era contar su experiencia. Por su parte, la profesora Gisella nos introdujo a las diferentes
mitologías, tales como la griega, la romana y la nórdica. Para mi represento nuevas visiones de
como lector. Este momento supuso la culminación de toda mi experiencia lectora hasta ese
momento. Las clases de literatura e incluso las que no tenían que ver nada con literatura fueron
espacios diferentes en los cuales María de Jorge Isaacs pertenecía a un movimiento literario
como lo es el romanticismo, y Mio Cid se erigía como la primera obra registrada de la literatura
castellana. Para mí el saber esto, llenaba vacíos y respondía a preguntas que en alguna ocasión
me afligieron. Este periodo estableció mi interés por los clásicos, puesto que siempre me gusto la
historia, eran las lecturas perfectas para mí. Obras fundadoras como la Ilíada o la Odisea, o
poemas como la Divina Comedia. En estos años, conocí también mi gran pasión, el cine, para mí
fue y es la máxima exaltación del arte. Ver filmes como El señor de los anillos, Drácula de
Bram Stoker, y El código Da Vinci fueron la puerta y el camino para interesarme por la palabra
escrita. De ahí en adelante, toda buena película y viceversa todo buen libro, fue la excusa
perfecta para acercarme a un nuevo film o escrito. De esta manera, concluye el fin del inicio de