Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Capítulo
A. Cano, C. Chiclana
INTRODUCCIÓN
La entrevista con el paciente es el método más útil en Psiquiatría para realizar
su evaluación diagnóstica y la orientación terapéutica. Es la puerta de entrada a su en-
fermedad, el fonendoscopio que nos permite escuchar las dolencias de su mente, el
aparato de rayos X que nos facilitará ver el interior de su entendimiento, de su afec-
tividad y de su conducta. Así discriminaremos qué es «normal», qué «patológico» y
cuáles son problemas que requieren atención por otro médico no especialista o por
otros profesionales (orientador familiar, consejero, tutores, etc.).
La entrevista inicial es de gran importancia, como también lo serán las siguientes,
pero con la primera se establecerá el carácter de la relación médico-paciente; se pro-
ducirá una situación similar al barco que emprende su viaje con un rumbo determi-
nado.
Aunque en este tema se expliquen algunos detalles y generalidades, la entrevista ha
de adaptarse a las características del paciente concreto, pues cada enfermo es único e
irrepetible, no hay nadie como él y es una obra de arte que merece ser cuidada. Por esto,
también el médico ha de esforzarse para adaptarse a la situación clínica específica.
¿Cuáles son los fines principales de la entrevista? Los dos fines principales de la en-
trevista son obtener información y establecer una buena relación con el pa-
ciente. Gracias a esto recogeremos información sobre su enfermedad, sus
circunstancias ambientales y realizaremos la exploración psicopatológica que nos per-
mitirá establecer un diagnóstico y un plan terapéutico. La información la obtendremos
del propio paciente, de los familiares o acompañantes y de los médicos anteriores o
actuales. A veces puede parecernos que preguntamos demasiado o que hay informa-
ción que no es relevante, pero tener información abundante nos ayudará a conocer
la etiología de la enfermedad, situarla en la biografía de esa persona, elegir el mejor
tratamiento, dar las indicaciones adecuadas, prevenir las recaídas y evitar el deterioro
y la aparición de otras enfermedades concomitantes.
En este capítulo nos proponemos ayudarle a que sea capaz de:
• Realizar una entrevista inicial a un paciente psiquiátrico.
• Captar el valor y la riqueza de la entrevista psiquiátrica.
• Ser consciente de la variedad de entrevistas médicas, con el fin de adquirir las
habilidades y competencias precisas para desempeñar la labor médica con ex-
celencia.
LA EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA
22 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
los síntomas patológicos que nos orientarán en el diagnóstico. Como ya hemos dicco
anteriormente, no es un compartimento estanco dentro de la entrevista, pues desde
que vemos al paciente estamos explorándole, pero sí nos detendremos a hablar sobre
«lo que siente», «cómo se encuentra», «qué cosas piensa», «cómo reacciona», etc.
La exploración psicopatológica puede ser:
• Transversal. Expresa lo que vemos en el mismo momento de la entrevista y
nos habla de los días anteriores.
• Longitudinal. Hace referencia a los síntomas presentados en el último pe-
ríodo de tiempo.
Pueden realizarse exploraciones psicopatológicas generales que abarquen todas las
áreas de funcionamiento biopsicosocial (AMDP, MINI, etc.) o exploraciones especí-
ficas para un área concreta (afectividad, funciones cognitivas, impulsividad, etc.).
Referimos aquí las líneas maestras para una correcta exploración psicopatológica
general, ya que en los temas dedicados a cada enfermedad se explican exploraciones
específicas con escalas particularmente diseñadas.
Las áreas de exploración psicopatológica son las siguientes:
• Inteligencia. Valoramos la capacidad de rendimiento intelectual tanto por la
biografía del paciente como por la conversación que mantiene con nosotros.
Puede ser normal, estar disminuida de manera adquirida o heredada o ser mayor
de lo habitual.
• Conciencia. Exploramos la capacidad de atención del paciente y la reacti-
vidad ante los estímulos. Puede estar en coma, obnubilado, estuporoso, somno-
liento, perplejo, consciente, alerta o hiperalerta.
• Funciones cognitivas. Observamos las capacidades de las funciones cognitivas
superiores, como la orientación autopsíquica, espacial y temporal, la memoria
reciente y a largo plazo, si se distrae o pierde la atención durante la entrevista,
la capacidad de cálculo y la concentración.
• Pensamiento. Para conocer cómo es el pensamiento de un paciente nos guia-
remos por lo que él nos cuenta y por la forma y el contenido del lenguaje, que
es de manera habitual la expresión del pensamiento. Puede estar inhibido, ace-
lerado o enlentecido; ser divagatorio, pobre o perseverante; tener fuga de ideas
o bloqueos, darnos pararrespuestas, resultar incoherente, realizar asociaciones
laxas, crear neologismos o ser rumiativo.
• Lenguaje. Al escucharle, observaremos la cantidad, fluencia y coherencia de su
lenguaje, además de si está bien articulado.
• Fenómenos obsesivos. Exploraremos estos fenómenos preguntando al pa-
ciente por los distintos síntomas, explicándole cómo se producen y qué con-
secuencias tienen. Podemos encontrar desconfianza, fobias, hipocondría,
obsesiones, impulsos obsesivos y compulsiones (véase capítulo 9 Trastornos de
ansiedad adaptativos y somatomorfos I).
• Delirios. Éstos puede ser que los detectemos en la actitud, la mirada o los co-
mentarios, que nos los cuente directamente o que debamos indagar con pericia
de acuerdo con el motivo de consulta, sus circunstancias personales, lo que nos
hayan referido los familiares, etc. (véase capítulo 5 Esquizofrenia).
• Vivencia del yo. Tendremos que explicar al paciente qué se siente en estas si-
tuaciones para que él pueda relatarnos si sufre despersonalización o desrealiza-
ción.
• Trastornos de la sensopercepción. El enfermo puede presentar un com-
portamiento que nos advierta de la presencia de estas alteraciones y se las ex-
23
Entrevista y evaluación del enfermo psíquico
24 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
Primera entrevista
Es la entrevista que tiene lugar cuando el paciente acude por primera vez a nuestro
equipo médico y es más extensa y detenida.
El esquema general de esta primera entrevista consta de varios apartados que se
exponen a continuación.
Filiación. Necesitamos conocer los datos básicos para la correcta identificación del
paciente. El lugar en la fratría es importante, porque influye en la educación que recibe
y en los papeles que va adquiriendo en su desarrollo. Nos ayuda a hacernos cargo de la
situación personal del enfermo, sus relaciones habituales, sus obligaciones, el ambiente
en el que ha vivido y vive, la formación cultural y antropológica que ha recibido, los
acontecimientos vitales que le rodean, los factores estresantes y los apoyos que tiene.
Podemos preguntarle algunos datos que nos serán útiles para conocer los des-
ajustes que produce o puede producir la enfermedad, y establecer después el régimen
y el estilo de vida terapéuticos más adecuados. Hablar sobre estos aspectos, en prin-
cipio de carácter general, pueden servir para «romper el hielo», iniciar la entrevista, ob-
servar al paciente, mostrarse interesado y amable y decidir qué actitud tomar para
encauzar la entrevista por el camino más favorable para el enfermo.
Algunos datos de interés son: nombre, teléfonos de contacto, edad, sexo, lugar en
la fratría, estado civil, número de hijos, origen, residencia actual, convivencia actual en
su domicilio, residencias anteriores, edades de cambio y número de cambios, estudios
completados, edad de finalización de los mismos, profesión actual, estatus socioeco-
nómico y formación general.
Motivo consulta. Tenemos que conocer qué es lo que ha movido a esa persona
a acudir a nuestra consulta. Lo más adecuado es animarle a que hable realizando una
pregunta abierta del tipo «Bueno, y ¿qué le trae por aquí?». Le dejaremos hablar mode-
radamente e iremos redirigiéndole para saber el tiempo de evolución, posibles causas,
etc. También puede ser el momento de ayudarle a que exprese sus expectativas hacia
el tratamiento y que nosotros captemos qué estilo de relación terapéutica puede ser
el más adecuado para esa persona.
Podemos empezar con las preguntas clásicas: qué le pasa, desde cuándo y a qué se
lo atribuye.Y continuar con algunas otras como: quién ha decido venir y por qué, qué
quiere arreglar, qué es lo que le preocupa o molesta, qué expectativas tiene de la aten-
ción psiquiátrica, qué objetivos pretende alcanzar con el tratamiento y qué estilo de
relación terapéutica desea.
Historia de la enfermedad. No sólo nos interesa saber qué le pasa ahora mismo,
sino también cuándo empezó todo y cómo se ha ido desarrollando la enfermedad, qué
variaciones ha habido y en relación con qué tratamientos. Le preguntaremos desde
cuándo padece estos síntomas o cuándo percibió él que cambiaba su estado de salud
(edad en que el paciente sitúa el inicio de la enfermedad y del episodio actual), a qué
lo atribuye y si hubo desencadenantes. Es interesante establecer una cronología de los
hechos, qué emociones acompañaron a las mismas y qué respuestas tuvo el sujeto
(adaptivas o desadaptativas).
Puede ser que no seamos el primer médico al que consultan y que haya recibido
diagnósticos anteriores psiquiátricos y que haya seguido otros tratamientos; es im-
25
Entrevista y evaluación del enfermo psíquico
portante conocer esto y explorar el grado de acuerdo o desacuerdo del paciente con
el médico y el cumplimiento, así como la efectividad, los efectos secundarios y el
nivel de tolerancia de los fármacos prescritos. Es importante y será de gran interés
también la información que proporcionen los médicos habituales del paciente u otros
médicos que le hayan atendido.
Antecedentes personales médico-quirúrgicos. Hay muchos síntomas psi-
quiátricos que pueden estar causados por enfermedades no psiquiátricas. Por esto
hemos de conocer muy bien si está o no presente todo aquello que pueda causarlo.
Preguntaremos por enfermedades no propias de la infancia, intervenciones quirúr-
gicas, accidentes que requirieron hospitalización, pérdidas de conocimiento, alergias,
hospitalizaciones psiquiátricas o médicas, número de atenciones en Urgencias por
patología psiquiátrica en el último año y si presenta alguna discapacidad.
Tratamiento que sigue actualmente. De cualquier tipo, psiquiátrico o no,
para descartar efectos secundarios, evitar interacciones y establecer la orientación te-
rapéutica de acuerdo con lo que ya está haciendo.
Hábitos. Tanto los tóxicos como los saludables son de interés para la evaluación
diagnóstica y la orientación terapéutica. Si consume tabaco, café, alcohol, drogas y
qué aficiones tiene, si practica algún deporte u otra actividad física. En algunos pa-
cientes determinados, es importante que conozcamos si está pendiente de juicios le-
gales y si ha estado o puede estar en régimen de encarcelamiento.
Historia familiar. Existen muchas enfermedades psiquiátricas que llevan aso-
ciada una carga genética. Los estilos de vida familiares, cuando son disfuncionales,
también pueden generar patologías. Es bueno conocer con qué miembros de la fa-
milia hay una buena relación pensando en ayudas para el tratamiento. Nos interesan
de su familia los antecedentes médico-quirúrgicos y psiquiátricos y si existe alguna
predisposición genética. Suele ser conveniente realizar un árbol genealógico, ex-
plorar la dinámica de la familia de origen y la dinámica conyugal y familiar del pa-
ciente, y valorar qué estilo de relaciones existe entre los miembros de la familia.
Historia personal. El relato particular de su vida nos dará información del estilo de
vida, limitaciones que produce la enfermedad, rupturas que ha provocado y posibles
acontecimientos vitales estresantes que han sido desencadenantes, precipitantes o per-
petuantes. También conoceremos los recursos psicológicos, familiares y sociales que
tiene el individuo para afrontar la solución de sus problemas. Si es mujer, le pregunta-
remos por su embarazo, parto y desarrollo psicomotor. Es de interés saber cómo trans-
currió su infancia y si hubo manifestaciones psicopatológicas en ella como enuresis,
rabietas, terrores nocturnos, miedos, tics, etc. Preguntar por la escolaridad nos infor-
mará de su rendimiento, adaptación y habilidad para relacionarse con los otros niños y
con los profesores. En las épocas de cambio, como la pubertad y la adolescencia, puede
haber cambios en el carácter que hemos de detectar. Sin resultar cargantes ni exhaus-
tivos, de modo discreto y dinámico será interesante conocer su vida laboral, noviazgos,
matrimonio, sexualidad, vida social, apoyo y red social, si tiene proyectos de futuro, etc.
Para hacernos cargo no sólo de qué le pasa, sino también de quién es, podemos
preguntar sobre los acontecimientos vitales relevantes a lo largo de la vida, cuáles son
sus aptitudes y logros, si ha habido historia de abusos sexuales, cuál es su filosofía de
vida y su escala de valores o si practica alguna religión.
Con la conversación sobre estos temas podemos explorar cómo es la percepción
del paciente de sí mismo y de sus experiencias.
Personalidad previa. Conocer los rasgos de personalidad en una primera en-
trevista no es fácil y menos aún que el paciente explique cuáles son los suyos, pero
26 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
27
Entrevista y evaluación del enfermo psíquico
Revisiones ambulatorias
El enfermo acudirá a revisiones con la periodicidad que precise y de manera ha-
bitual con el mismo equipo médico. Serán entrevistas más breves y en las que se va-
lora lo ocurrido desde la última revisión. Éstos pueden ser los datos más relevantes
que debemos recoger y que irán acompañados, en el comportamiento del médico,
de todo lo referido para la primera entrevista:
• Fecha última revisión.
• Diagnóstico.
Tratamiento que toma actualmente (que lo explique el paciente porque a veces
no coincidirá con el que debería tomar) y si ha habido reacciones adversas o efectos
secundarios.
28 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
Evolución. Primero podemos pedirle que nos de una visión global de mejora o
empeoramiento en general y después descender a los síntomas que presentaba o si hay
nuevos síntomas.Volveremos a utilizar las mismas escalas que empleamos en la primera
entrevista y las compararemos para ser más objetivos. También atenderemos a los as-
pectos psicosociales para conocer si varían y si se ha de realizar alguna intervención
específica.
Indicaciones. Realizaremos el reajuste farmacológico, del régimen de vida y ali-
mentación que proceda. Indicaremos las exploraciones complementarias convenientes
(niveles de fármacos como litio o ácido valproico, controles hematológicos, etc.).
Concretar fecha de la próxima revisión.
Psicoterapia
Son entrevistas sistematizadas y dirigidas a resolver un problema específico, por lo
que no son diagnósticas, sino terapéuticas (veáse capítulo 24 Psicoterapia).
29
Entrevista y evaluación del enfermo psíquico
30 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
FASES DE LA ENTREVISTA
31
Entrevista y evaluación del enfermo psíquico
ELEMENTOS DE LA ENTREVISTA
Lugar de la entrevista
El lugar de la entrevista ha de ser un espacio específico, donde el paciente tenga
conciencia de que ha entrado ahí para realizar una entrevista. Podríamos compararlo
análogamente con un quirófano que está preparado para la intervención. El paciente
y el médico entran con una preparación anterior y con conocimiento de que acuden
allí con unos objetivos: este lugar ha de favorecer que se consigan.
Ha de ser una sala con una decoración que respire profesionalidad y confianza en
su distribución y decoración, que respete en todo momento la confidencialidad de
la relación médico-paciente y no sólo que lo haga, sino que además se note, porque
no se escuchan las voces del despacho conjunto, la puerta está cerrada, etc.
32 capítulo
2 Lecciones de Psiquiatría
Es bueno que haya una distinción entre el espacio del médico y el del paciente.
Aunque sólo fuera por cuestiones de seguridad pensando en que puede estar agitado,
agresivo o valorar la relación más íntima de lo que es en realidad, es conveniente
que exista separación y es mejor si el médico puede salir de la sala con facilidad si fuera
necesario.
Cuando el entrevistado es un niño, será más adecuada una habitación decorada
de forma infantil, con muebles adaptados a sus medidas y con juguetes. En Urgen-
cias debería estar disponible una habitación tranquila que permita aislarse relativa-
mente del habitual trasiego de estos lugares y que carezca de elementos peligrosos para
la seguridad del paciente o del médico.