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CONTRATOS TERCER PARCIAL

DONACIÓN.

Concepto. ARTÍCULO 1542.- Concepto. Hay donación cuando una parte se obliga a transferir gratuitamente una
cosa a otra, y ésta lo acepta.

El artículo reúne en su definición los elementos integrativos del consentimiento que el Código Civil trata por separado
en los arts. 1789 y 1792.

Caracteres.

Unilateral. El contrato de donación es unilateral, ya que tal como se desprende de la definición, sólo el donante se
obliga a transferir la propiedad de una cosa.

El donatario no asume ninguna contraprestación a su cargo (art. 966). Se ha discutido sobre la vigencia de este
carácter cuando la donación queda integrada por un cargo, a cumplirse por el donatario. Si bien, ese cargo tiene
naturaleza obligacional, no menos cierto es que el mismo no alcanza para definir la bilateralidad del contrato, debido a
que carece del aspecto contraprestacional propio de todo contrato bilateral, siendo el cargo una obligación accesoria –
no principal- del contrato.

Gratuito. El contrato es esencialmente gratuito. Así surge claramente de su definición, y seguidamente de los efectos
que regula el Código, a partir de esa característica.

Es el ánimo del donante el que determina esa gratuidad, al perseguir como finalidad del contrato, beneficiar a otra
persona (el donatario). Es por ese motivo que se afirma que la donación lleva implícita una liberalidad.Ésta liberalidad
se constituye así como un elemento esencial de la donación y se la denomina animus donandi.

Finalmente, cuando se distingue que el contrato de donación, en su concepción, es “esencialmente gratuito”, indica la
posibilidad de que en determinados casos adquiera un grado diverso de onerosidad. No significa esto que el animus
donandi desaparezca, sino que la dinámica del acuerdo provoca en alguna medida ventajas y sacrificios patrimoniales
para ambas partes, y no necesariamente para una sola de ellas. De todos modos, esta onerosidad, no conlleva a
suponer un equilibrio prestacional porque, como se indicara en el punto anterior, el contrato continúa siendo gratuito.

Aplicación subsidiaria. Art. 1543. Las normas de este Capítulo se aplican subsidiariamente a los demás actos
jurídicos a título gratuito.

Actos mixtos. Art. 1544. Los actos mixtos, en parte onerosos y en parte gratuitos, se rigen en cuanto a su forma por
las disposiciones de este Capítulo; en cuanto a su contenido, por éstas en la parte gratuita y por las correspondientes a
la naturaleza aparente del acto en la parte onerosa.

Aceptación. Art. 1545. La aceptación puede ser expresa o tácita, pero es de interpretación restrictiva y está sujeta a las
reglas establecidas respecto a la forma de las donaciones. Debe producirse en vida del donante y del donatario.

Interpretación restrictiva y forma. A diferencia de lo normado en el Código Civil, se consagra el carácter restrictivo
de la interpretación de la aceptación de donación. El espíritu del alcance pretendido radica en la noción de la seguridad
jurídica que se pretende para la configuración de los actos de liberalidad. Así como se consolidan las normas sobre
forma, el artículo equipara la exigencia de la aceptación a las de la oferta de la donación.

La aceptación debe producirse en vida del donante y del donatario. Sobre este aspecto en particular existe una
drástica modificación al sistema imperante en el Código Civil.

Debemos recordar que el art. 1795 del Código Civil dispone la solución contraria, es decir, que si el donante muere
antes de que el donatario haya aceptado la donación, puede éste, sin embargo aceptarla.

Sin duda la regla establecida implicaba una excepción al régimen dispuesto en el art. 1149 C. Civil, que consagra la
caducidad de la oferta si el oferente muriera antes de haber conocido la aceptación.

Donación bajo condición. Están prohibidas las donaciones hechas bajo la condición suspensiva de producir efectos a
partir del fallecimiento del donante.
Una opinión doctrinaria justificó la validez de las donaciones perfeccionadas como contratos, en los cuales los efectos
quedaban diferidos para la muerte del donante, y justificó esta solución ya que el encuadre no se correspondía con una
condición suspensiva propiamente dicha, debido a que no había incertidumbre sobre el posible acaecimiento de la
condición, sino más bien, certeza.

De hecho, la muerte, según el análisis de este autor, por sí sola no puede ser supuesto de condición, sino de plazo
incierto, al constituirse como un hecho que lejos de la incertidumbre de si ocurrirá o no, es inevitable.

Otra opinión, que emana de un fallo de Cámara, realiza una diferencia entre la denominada donación mortis causa y la
llamada in diem mortis dilati. Se explicó que mientras en la primera el acto estaba condicionado en cuanto a la
producción de sus efectos a que la muerte ocurriera, en el segundo supuesto, el acto producía sus efectos y se
constituía como un acto firme y válido, dilatando temporalmente la exigibilidad o cumplimiento a la muerte del
donante.

El primer caso sería el alcanzado por la prohibición dispuesta en el art. 1546, ya que la donación como acto quedaba
condicionada en su perfeccionamiento como contrato y la producción de sus efectos, a que ocurra la muerte del
donante. En cambio, las donaciones in diem mortis dilati, según el fallo mencionado, serían plenamente válidas
porque la celebración del contrato y sus efectos estarían condicionados a la muerte del donante, sino diferidos estos
últimos en su ejecución para el instante del fallecimiento del donante. En este cuadro, este último tipo de donaciones
no estaría alcanzado por la prohibición del art. 1546, Civil.

Capacidad para donar. Art. 1548. Pueden donar solamente las personas que tienen plena capacidad de disponer de
sus bienes. Las personas menores emancipadas pueden hacerlo con la limitación del inciso b) del artículo 28.

Los menores emancipados están habilitados para hacer donaciones, pero se encuentran impedidos para los supuestos
en los cuales los bienes que intentaren donar hubieran sido adquiridos a título gratuito.

Capacidad para aceptar donaciones. Art. 1549. Para aceptar donaciones se requiere ser capaz. Si la donación es a
una persona incapaz, la aceptación debe ser hecha por su representante legal; si la donación del tercero o del
representante es con cargo, se requiere autorización judicial.

Tutores y curadores. Art. 1550. Los tutores y curadores no pueden recibir donaciones de quienes han estado bajo su
tutela o curatela antes de la rendición de cuentas y pago de cualquier suma que hayan quedado adeudándoles.

El Código Civil y Comercial incorpora una regla de incapacidad de derecho para curadores y tutores en relación con
sus representados. La regla es clara: Aquellos se encuentran inhabilitados para recibir en donación bienes de sus
representados, antes de la aprobación de cuentas por su gestión y pago de cualquier suma que hayan quedado
adeudándoles.

Objeto. Art. 1551. La donación no puede tener por objeto la totalidad del patrimonio del donante, ni una alícuota de
él, ni cosas determinadas de las que no tenga el dominio al tiempo de contratar.

Si comprende cosas que forman todo el patrimonio del donante o una parte sustancial de éste, sólo es válida si el
donante se reserva su usufructo, o si cuenta con otros medios suficientes para su subsistencia.

Forma. Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles, las de cosas
muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias.

El art. 1552 ratifica la solución legal extrema en materia de forma, regulada desde la primera versión del Código Civil
de Vélez Sarsfield.

La finalidad de esta exigencia es la de garantizar desde la ley, la elaboración y proceso reflexivo del donante,
considerando la importante entidad económica que representa la transmisión gratuita del dominio de un inmueble. Por
otra parte, la forma solemne garantiza la seguridad jurídica del tráfico de bienes y contribuye a la acreditación de los
derechos reales adquiridos y su oponibilidad a terceros.

Por esas mismas razones, en la actualidad el ámbito de cobertura muchas veces el inmobiliario en cuanto a los valores
de los bienes involucrados. De hecho actualmente existen infinidad de bienes muebles que cómodamente sobrepasan
el valor de muchos inmuebles. Esta nueva realidad, sumado al fundamento de la seguridad jurídica en el título,
justifica sobradamente que la redacción del art. 1552 del Código Civil y Comercial haya incorporado a las cosas
muebles registrables como casos en los cuales la donación debe celebrarse por escritura pública bajo pena de nulidad.

Donación manual. Las donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos al portador deben hacerse por la
tradición del objeto donado.
Una opinión expone que este tipo de donaciones podrían ser clasificadas como contratos reales, por requerirse la
entrega de la cosa para la celebración del contrato.

Una segunda posición doctrinaria sostiene, en cambio, que la donación de cosas muebles siempre será consensual, aun
en el supuesto de donaciones manuales. Habrá en todo caso, en las donaciones manuales, un cumplimiento simultáneo
con la celebración, y la posesión de la cosa por el donatario será así considerada como presunción del dominio sobre
ella. El donante deberá acreditar que no se trata de una donación.

Asimismo, debe resaltarse que a diferencia de lo que ocurría con el Código Civil de Vélez Sarsfield, la nueva norma
eliminó la clasificación de contratos consensuales y reales. Esto provoca entonces la erradicación de los contratos
reales, mas no de los consensuales, ya que bastará en todos los casos el consentimiento como elemento esencial, para
que el contrato produzca sus efectos propios.

En conclusión, cuando se trata de donación de cosas muebles como género, el contrato es consensual, y especialmente
si se tratara de la especie de donación manual, la norma estipula la exigencia de que su cumplimiento se verifique en
el acto constitutivo.

Efectos

Entrega. Art. 1555 El donante debe entregar la cosa desde que ha sido constituido en mora. En caso de
incumplimiento o mora, sólo responde por dolo.

Garantía por evicción. Art. 1556. El donante sólo responde por evicción en los siguientes casos:

a) si expresamente ha asumido esa obligación;

b) si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que la cosa donada no era suya e ignorándolo el
donatario;

c) si la evicción se produce por causa del donante;

d) si las donaciones son mutuas, remuneratorias o con cargo.

Alcance de la garantía. Art.1557. La responsabilidad por la evicción obliga al donante a indemnizar al donatario los
gastos en que éste ha incurrido por causa de la donación. Si ésta es mutua, remuneratoria o con cargo, el donante debe
reembolsarle además el valor de la cosa por él recibida, lo gastado en el cumplimiento del cargo, o retribuir los
servicios recibidos, respectivamente.

Si la evicción proviene de un hecho posterior a la donación imputable al donante, éste debe indemnizar al donatario
los daños ocasionados.

Cuando la evicción es parcial, el resarcimiento se reduce proporcionalmente.

Vicios ocultos. Art. 1558. El donante sólo responde por los vicios ocultos de la cosa donada si hubo dolo de su parte,
caso en el cual debe reparar al donatario los daños ocasionados.

Obligación de alimentos. Art. 1559. Excepto que la donación sea onerosa, el donatario debe prestar alimentos al
donante que no tenga medios de subsistencia. Puede liberarse de esa obligación restituyendo las cosas donadas o su
valor si las ha enajenado.

Algunas donaciones en particular

Donaciones mutuas. Art. 1560. En las donaciones mutuas, la nulidad de una de ellas afecta a la otra, pero la ingratitud
o el incumplimiento de los cargos sólo perjudican al donatario culpable.

Las donaciones mutuas son aquellas que dos o más personas se hacen recíprocamente en un solo y mismo acto. (art.
1820 codigo velez)

El art. 1560 del Código Civil y Comercial no define, como lo hacía el Código Civil, a las donaciones mutuas. La
norma se limita a describir sus efectos, que encuentran su norma análoga en el art. 1821, C. Civil.

Podemos agregar para aclarar el ámbito de aplicación de este tipo de donaciones que para que las donaciones sean
consideradas mutuas, debe cumplirse con un requisito esencial: la reciprocidad, que indica la finalidad perseguida por
las partes al celebrar ambos contratos en un solo acto.
Donaciones remuneratorias. Art. 1561. Son donaciones remuneratorias las realizadas en recompensa de servicios
prestados al donante por el donatario, apreciables en dinero y por los cuales el segundo podría exigir judicialmente el
pago. La donación se juzga gratuita si no consta en el instrumento lo que se tiene en mira remunerar.

Los requisitos para que se configure una donación remuneratoria son:

1). Que la donación sea en recompensa por servicios prestados por el donatario: No es necesario que haya una
identidad cuantitativa entre el valor de la donación y los servicios que se pretenden recompensar. Bastará que con la
donación alcance a cubrirlos, y hasta lógicamente podrá superarlos.

Esta particularidad marca una importante distinción de este tipo de donaciones con la dación en pago. Mientras en esta
última, la entrega de la cosa tiene por finalidad exclusiva cancelar una obligación preexistente, en una relación de
equivalencia querida por las partes, en la donación remuneratoria, se distingue claramente la vigencia de la liberalidad
como elemento esencial del acto. Eso lleva a que mientras en la dación en pago sea esencial el análisis económico de
equivalencia prestacional, en la donación que analizamos, ese análisis no determina la validez del acto, pudiendo ser
clasificado como contrato oneroso hasta la entidad del servicio que se recompensa, y gratuito en la proporción que lo
exceda.

2). Los servicios prestados deben ser apreciables en dinero: ligado a lo anterior, la determinación o valoración
económica de los servicios prestados resultará siempre esencial para fijar el proporción de onerosidad que alcanzará la
donación.

3). Servicios por los cuales el donatario podría exigir judicialmente el pago: No tendría sentido la regulación de esta
clase de donaciones, si la obligación del donante, que cancela con la donación, no fuera tal, y sólo se limitara a una
recompensa por un deber moral. En ese caso la donación sería enteramente gratuita. Para que exista onerosidad, que es
lo que importa en este tipo de donaciones, el donante debe encontrar una ventaja, que está justamente en cancelar la
obligación exigible pendiente.

4). Carácter expreso: la calidad remuneratoria, con indicación de que servicios se están recompensando debe constar
expresamente en el instrumento. De lo contrario, la presunción es de gratuidad, y lógicamente no producirá efecto
cancelatorio alguno por los servicios prestados y exigibles brindados por el donatario.

Donaciones con cargos. Art. 1562. En las donaciones se pueden imponer cargos a favor del donante o de un tercero,
sean ellos relativos al empleo o al destino de la cosa donada, o que consistan en una o más prestaciones.

Si el cargo se ha estipulado en favor de un tercero, éste, el donante y sus herederos pueden demandar su ejecución;
pero sólo el donante y sus herederos pueden revocar la donación por inejecución del cargo.

Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en caso de revocarse el contrato tiene derecho para
reclamar del donante o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo, sin perjuicio de sus derechos contra el
donatario.

Responsabilidad del donatario por los cargos. Art. 1563. El donatario sólo responde por el cumplimiento de los cargos
con la cosa donada, y hasta su valor si la ha enajenado o ha perecido por hecho suyo. Queda liberado si la cosa ha
perecido sin su culpa.

Puede también sustraerse a esa responsabilidad restituyendo la cosa donada, o su valor si ello es imposible.

La solución se justifica porque no puede tratarse a la donación con cargo, como si éste fuera un típico contrato
bilateral, en el cual las partes responden de modo integral ante el incumplimiento de alguna de las prestaciones
asumidas.

Alcance de la onerosidad. Las donaciones remuneratorias o con cargo se consideran como actos a título oneroso en
la medida en que se limiten a una equitativa retribución de los servicios recibidos o en que exista equivalencia de
valores entre la cosa donada y los cargos impuestos. Por el excedente se les aplican las normas de las donaciones.

Donaciones inoficiosas. Art. 1565. Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte disponible del
patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este Código sobre la porción legítima.

La porción legítima de los herederos forzosos está garantizada contra todo acto de disposición gratuita de bienes, sea
entre vivos o de última voluntad. Por consiguiente, si el valor de las donaciones excede la porción disponible del
donante, los herederos forzosos pueden demandar su reducción en la medida necesaria para cubrir sus legítimas.

Este artículo realiza un remisión al título sobre “porción legítima” del CCCN, que comprende los art. 2444 a 2461.
Legitimación. Tienen una porción legítima de la que no pueden ser privados por testamento ni por actos de disposición
entre vivos a título gratuito, los descendientes, los ascendientes y el cónyuge.

La porción legítima de los descendientes es de dos tercios, la de los ascendientes de un medio y la del cónyuge de un
medio.

Dichas porciones se calculan sobre la suma del valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del causante más el
de los bienes donados computables para cada legitimario, a la época de la partición según el estado del bien a la época
de la donación.

Acción de reducción. Si existe una donación inoficiosa que afecte a la legítima, el legitimario tendrá derecho a realizar
una acción de reducción. Art. 2453: “el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas por el
causante. Se reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus fechas, hasta salvar el
derecho del reclamante. Las de igual fecha se reducen a prorrata”.

Asimismo, según el art. 2457, la reducción extingue, con relación al legitimario, los derechos reales constituidos por el
donatario o por sus sucesores.

El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes registrables (Velez no admitía la persecución de
la cosa a un tercero si era un heredero, solo había un derecho personal). El donatario y el subadquirente demandado,
en su caso, pueden desinteresar al legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima.

Prescripción. La acción de reducción no procede contra el donatario ni contra el subadquirente que han poseído la
cosa donada durante diez años computados desde la adquisición de la posesión. Se aplica el art 1901, es decir, ambos
plazos se unen, existe una unión de posesiones.

Y por aplicación del plazo genérico, también la acción de reducción prescribe pasados 5 años de la muerte del
causante. (Código de Velez era de 10 años).

Donación inoficiosa a hereditario. Los descendientes del causante y el cónyuge supérstite que concurren a la sucesión
intestada deben colacionar a la masa hereditaria el valor de los bienes que les fueron donados por el causante.

Una vez realizada la acción de colación, si a donación hecha a un descendiente o al cónyuge cuyo valor excede la
suma de la porción disponible más la porción legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o mejora, está
sujeta a reducción por el valor del exceso. Si solo excede la porción disponible se considerará adelanto de herencia.

Pacto de reversión. En la donación se puede convenir la reversión de las cosas donadas, sujetando el contrato a la
condición resolutoria de que el donatario, o el donatario, su cónyuge y sus descendientes, o el donatario sin hijos,
fallezcan antes que el donante.

Esta cláusula debe ser expresa y sólo puede estipularse en favor del donante. Si se la incluye en favor de él y de sus
herederos o de terceros, sólo vale respecto de aquél.

Si la reversión se ha pactado para el caso de muerte del donatario sin hijos, la existencia de éstos en el momento del
deceso de su padre extingue el derecho del donante, que no renace aunque éste les sobreviva.

Efectos. Cumplida la condición prevista para la reversión, el donante puede exigir la restitución de las cosas
transferidas conforme a las reglas del dominio revocable. El dominio es revocable y por eso el pacto de reversión dura
10 años. 

La cláusula de reversión es una condición resolutoria; sus efectos se producen ipso iure, sin necesidad de demanda y
son los propios de estas condiciones.

 a) Reversión pendiente. Cuando todavía no se ha cumplido el hecho del que depende la reversión, el donatario se
encuentra en la condición de un propietario puro y simple. Sus acreedores podrán embargar y ejecutar los bienes
donados, sin perjuicio de los efectos que luego tendrá sobre el dominio el cumplimiento de la condición. El donante,
por su parte, está autorizado para ejercer las medidas conservatorias necesarias para la protección de su derecho
eventual.  

b) Condición cumplida. La reversión de los bienes tiene efectos retroactivos, al menos si se trata de bienes
registrables, pues el donante puede exigir la restitución de las cosas transferidas conforme a las reglas del dominio
revocable (art. 1567). La retroactividad está establecida como regla por el artículo 1967, primer párrafo. En
consecuencia, la enajenación de los bienes donados por el donatario queda sin ningún efecto y vuelven al patrimonio
del donante, libres de toda carga o hipoteca. Sin embargo, tratándose de cosas no registrables, la revocación no tendrá
efectos contra terceros, sino en cuanto ellos, por razón de su mala fe, tengan una obligación personal de restituir la
cosa (art. 1967, párr. 2º). Por lo tanto, en este caso, el adquirente de buena fe y a justo título podrá defenderse contra la
acción reivindicatoria del donante.  

c) Certeza de que la condición no podrá cumplirse. Desde el momento en que el donante ha fallecido antes que el
donatario, la condición de la que depende la reversión se hace de cumplimiento imposible y el dominio queda
definitivamente consolidado en la cabeza del donatario o de quien hubiera adquirido de él los bienes donados. Pero si
el donatario fuere causante voluntario de la muerte del donante, la condición se reputa cumplida y los bienes revierten
al patrimonio de los herederos del donante, pues no sería concebible que alguien resultara beneficiado por su propio
dolo; el homicidio simplemente culpable y no intencional, no perjudica al donatario. 

Renuncia. La conformidad del donante para la enajenación de las cosas donadas importa la renuncia del derecho de
reversión. Pero la conformidad para que se los grave con derechos reales sólo beneficia a los titulares de estos
derechos.

Revocación. En principio la donación es irrevocable por voluntad del donante. La donación aceptada sólo puede ser
revocada por inejecución de los cargos, por ingratitud del donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente,
por supernacencia de hijos del donante.

Si la donación es onerosa, el donante debe reembolsar el valor de los cargos satisfechos o de los servicios prestados
por el donatario.

Incumplimiento de los cargos. La donación puede ser revocada por incumplimiento de los cargos. La revocación no
perjudica a los terceros en cuyo beneficio se establecen los cargos.

Los terceros a quienes el donatario transmite bienes gravados con cargos sólo deben restituirlos al donante, al
revocarse la donación, si son de mala fe; pero pueden impedir los efectos de la revocación ofreciendo ejecutar las
obligaciones impuestas al donatario si las prestaciones que constituyen los cargos no deben ser ejecutadas precisa y
personalmente por aquél. El donatario que enajena los bienes donados, o imposibilita su devolución por su culpa, debe
resarcir al donante el valor de las cosas donadas al tiempo de promoverse la acción de revocación, con sus intereses.

Ingratitud. Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud del donatario en los siguientes casos:

a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante, su cónyuge o conviviente, sus ascendientes o
descendientes;

b) si injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su honor;

c) si las priva injustamente de bienes que integran su patrimonio;

d) si rehúsa alimentos al donante.

En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al donatario le es imputable el hecho lesivo, sin necesidad
de condena penal.

Negación de alimentos. La revocación de la donación por negación de la prestación de alimentos sólo puede tener
lugar cuando el donante no puede obtenerlos de las personas obligadas por las relaciones de familia.

Legitimación activa. La revocación de la donación por ingratitud sólo puede ser demandada por el donante contra el
donatario, y no por los herederos de aquél ni contra los herederos de éste. Fallecido el donante que promueve la
demanda, la acción puede ser continuada por sus herederos; y fallecido el demandado, puede también ser continuada
contra sus herederos.

La acción se extingue si el donante, con conocimiento de causa, perdona al donatario o no la promueve dentro del
plazo de caducidad de un año de haber sabido del hecho tipificador de la ingratitud.

Según el art. 2562, prescribe a los dos años el pedido de revocación por ingratitud.
CONTRATO DE LOCACIÓN. 

Definición. Art. 1187. Hay contrato de locación si una parte se obliga a otorgar a otra el uso y goce temporario de una
cosa, a cambio del pago de un precio en dinero. 

Al contrato de locación se aplica en subsidio lo dispuesto con respecto al consentimiento, precio y objeto del contrato
de compraventa 

Se adjudica a las partes las siguientes denominaciones, que son, por otro lado, las de uso o denominación comúnmente
aceptados:

a) Locador: es la parte que asume la obligación de otorgar el uso y goce de la cosa objeto del contrato. Si bien el
Código Civil y Comercial no lo menciona, puede ser también identificado como el arrendador.

b) Locatario: es quien se obliga al pago de un precio en dinero como contraprestación al uso y goce otorgados.
Resultan sinónimos de uso aceptado para esta parte contractual, los términos “arrendatario” o “inquilino”.

Caracteres. La definición que nos brinda el Código en este caso, determina la identificación de los siguientes
caracteres en cuanto a su clasificación:

a) Bilateral: Ya que implica una relación contra-prestacional en la que la obligación esencial que asume cada parte se
corresponde recíprocamente con la otra. Así, por un lado, el locador se obliga a otorgar el uso temporario al locatario,
en la inteligencia de que este último le pagará por ello un precio en dinero; y a su turno, la obligación que asume el
locatario encuentra su motivación en el uso y goce de la cosa al que accederá a partir del cumplimiento del acuerdo.

b) Oneroso: Ya que el locador alcanza la ventaja patrimonial materializada en el precio que le abonará el locatario, en
función de la prestación a la que aquel se obliga; y viceversa, el locatario a través de su prestación, encuentra la
ventaja patrimonial en el uso y goce concedidos.

c) Conmutativo: de la definición del contrato de locación y de las prestaciones que allí se describen, se puede concluir
que el contrato es conmutativo en cuanto a la certeza de las ventajas al momento de su celebración.

d) De tracto sucesivo, es decir, que su cumplimiento se prolonga necesariamente a través de un tiempo más o
menos dilatado.

e) No es formal.  En cuanto a la prueba, puede requerirse una forma ad probationem si se trata de un contrato de cosa
mueble no registrable que sea de uso instrumentar. En cuanto a los inmuebles y a las cosas muebles registrables se
requiere que el contrato, su prórroga y modificaciones se celebren por escrito.

f) Es consensual porque se celebra sin que se entregue la cosa.

g) Nominado y típico: Por cuanto el contrato se encuentra nominado con un nomen iuris (art. 970 del Código) y tiene
una regulación legal en el Código.

Elementos esenciales. 

Precio. Determinado por una suma de dinero que debe dar el locatario al locador, de carácter contra-prestacional.  De
no haber precio, el contrato carecería de la entidad que lo define como tal. De allí que su falta de determinación o su
ilicitud, aparejará la nulidad del contrato todo.  
 
Por otra parte, la entidad del dinero como definitorio del precio aludido, será además de lo antedicho, imprescindible
para la tipificación del acuerdo como “locación”, ya que otra prestación que no fuera en dinero, ubicaría a ese contrato
celebrado fuera del ámbito de regulación de la locación

Uso y goce de la cosa. Constituye el objeto de la prestación a cargo del locador. El uso supone la utilización de la
cosa, mientras que el goce importa la percepción y apropiación de los frutos o productos ordinarios que ésta produce.

Tiempo. Temporario, lo cual puede interpretarse en cuanto a la finiquitud de esa extensión. O sea, no podrá extenderse
perpetuamente y deberá tener un plazo de finalización. Se carataceriza por ser uno de los  contratos  “contratos de
larga duración” (art. 1011, Código Civil y Comercial). 
Forma.  Art.1188. El contrato de locación de cosa inmueble o mueble registrable, de una universalidad que incluya a
alguna de ellas, o de parte material de un inmueble, debe ser hecho por escrito. 
Esta regla se aplica también a sus prórrogas y modificaciones. 

Si bien como en todo contrato se rige por le principio de libertad de formas, este artículo establece una
forma específica para determinadas locaciones (muebles registrables e inmuebles) el que debe ser entendido conforme
lo dispuesto por el art. 286 o sea que debe ser hecho por instruimento publico o privado.

El incumplimiento de la forma para estos casos asi como sus prorrogas y modificaciones no trae la nulidad del acto
sino su imposibilidad de prueba, por lo que la regla formal impuesta resulta ser ad probationem.

En consecuencia, el incumplimiento de la forma dispuesta constituirá un obstáculo para la acreditación de la


existencia del contrato, que no podrá probarse por otros medios, salvo la acreditación de instrumentos que puedan
constituirse como principios de prueba instrumental o comienzo de ejecución

Transmisión por causa de muerte. Enajenación de la cosa locada. Excepto pacto en contrario, la locación:

a). se transmite activa y pasivamente por causa de muerte; b) subsiste durante el tiempo convenido, aunque la cosa
locada sea enajenada

Producido el fallecimiento de alguna de las partes del contrato, continuarán ese carácter, en principio, los sucesores
universales del causante, y se garantizará así la eficacia del contrato hasta el término del plazo acordado.  Es una
consecuencia directa del principio de que los herederos suceden en todos sus derechos y obligaciones al causante. 

Sin embargo, el legislador ha entendido que estos motivos pueden ser dejados de lado por las partes, en tanto no
integran el orden público y por lo tanto, puede pactarse la extinción del contrato por la muerte de alguna cualquiera de
éstas. 

Continuador de la locación. Si la cosa locada es inmueble, o parte material de un inmueble, destinado a habitación, en
caso de abandono o fallecimiento del locatario, la locación puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas,
y hasta el vencimiento del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario ostensible trato
familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento.

Es decir, tiene por sobre los herederos, una prioridad en la continuación de la locación. Esto se debe a que cuando su
destino es habitacional, excede el mero aspecto de patrimonialidad para consagrarse como uno de los medios de
garantizar el derecho constitucional de acceso a la vivienda digna.

Cosas. Art 1192. Toda cosa presente o futura, cuya tenencia esté en el comercio, puede ser objeto del contrato de
locación, si es determinable, aunque sea sólo en su especie. Se comprenden en el contrato, a falta de previsión en
contrario, los productos y los frutos ordinarios. 

Destino de las cosas. Art. 1194. El locatario debe dar a la cosa locada el destino acordado en el contrato. 

A falta de convención, puede darle el destino que tenía al momento de locarse, el que se da a cosas análogas en el
lugar donde la cosa se encuentra o el que corresponde a su naturaleza. A los efectos de este Capítulo, si el destino es
mixto se aplican las normas correspondientes al habitacional. 

El destino puede pactarse siempre que no sea prohibido por la ley (art. 279) o contrario a la moral, orden público,
lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana, ya que de lo contrario el contrato es nulo. 

Cuando el uso está pactado no puede tener otro uso. Si el locatario no respeta el uso pactado, el locador podrá solicitar
el cese del uso prohibido o la rescisión del contrato, con más la indemnización de los daños y perjuicios
correspondientes (arts. 1205 y 1219, inc. a, del Código). 

Habitación de personas incapaces o con capacidad restringida. Art. 1195. Es nula la cláusula que impide el ingreso, o
excluye del inmueble alquilado, cualquiera sea su destino, a una persona incapaz o con capacidad restringida que se
encuentre bajo la guarda, asistencia o representación del locatario o sublocatario, aunque éste no habite el inmueble. 
La actual redacción del artículo 1195 del Código, amplía la protección, pues no sólo se refiere a los menores, sino
a cualquiera que sea incapaz o tenga una capacidad restringida.  

Si el contrato contuviera una cláusula que directa o indirectamente violara la disposición contenida en este artículo,
será considerada nula. De este modo, el contrato no perderá su eficacia en el resto de su contenido, teniéndose por no
escrita la cláusula prohibida. Se trata en el caso, de una nulidad parcial (art. 389, Código Civil y Comercial). 

Locación habitacional. Art. 1196. Si el destino es habitacional, no puede requerirse del locatario: 

a) el pago de alquileres anticipados por períodos mayores a un mes. La violación a esta disposición otorga al
locatario el derecho a solicitar el reintegro de las sumas anticipadas en exceso. De requerirse actuaciones
judiciales por tal motivo, las costas serán soportadas por el locador. 
  
b) depósitos de garantía o exigencias asimilables, por cantidad mayor del importe equivalente a un mes de
alquiler por cada año de locación contratado. Se trata de una garanntía  que se debe al restituir al momento de
concluir el contrato de locación, si es que no existe ninguna deuda pendiente de pago  en cabeza del locatario.
El depósito en garantía no puede, salvo pacto en contrario, imputarse por el locatario al pago de arriendo

c) el pago de valor llave o equivalentes. El valor llave, generalmente vinculado con el tráfico y explotación de
establecimientos comerciales, es una suma de dinero que representa el derecho de acceso al inmueble, considerando
los beneficios lucrativos que se obtendrá por ello, con entidad de expectativa. Es, en consecuencia, totalmente ajeno a
la locación habitacional 

Este artículo es aplicable a las locaciones inmobiliarias con destino a habitación, y las que tienen destino mixto, las
que constituyen una especie dentro de las locaciones inmobiliarias. En ella se establece una limitación a la libertad de
configuración en cuanto al precio, 

Duración del contrato. Cuando se trata de cosas que no son inmuebles hay un régimen libre respecto de lo que se
pacta, para los inmuebles hay plazos mínimos y máximos. 

Plazo máximo. (art.1197). El plazo máximo, cualquiera sea su objeto, es de veinte años para los destinos
habitacionales y cincuenta años para los otros destinos. La mayoria de la docrtrina opina que el plazo maximo es
de orden público (no se puede pactar uno mayor).  

Plazo mínimo. (art.1198 y 1199). El contrato de locación de inmueble, cualquiera sea su destino, si carece de plazo
expreso y determinado mayor, se considera celebrado por el plazo mínimo legal de dos años.El locatario
puede  renunciar al plazo mínimo, siempre que esté en la tenencia de la cosa.

Quedan excluidas del plazo mínimo legal las situaciones enunciadas en el artículo 1199, a saber:  

a) las contrataciones para sedes de embajadas, consulados y organismos internacionales, como también las destinadas
a habitación de su personal extranjero diplomático o consular; 

b) las locaciones de habitación con muebles que se arrienden con fines de turismo, descanso o similares; cuando el
plazo de la locación supere los tres meses, se presumirá que no fue hecho con esos fines;  

c) las locaciones de espacios o lugares destinados a la guarda de cosas;  

d) las locaciones de locales que exponen u ofertan cosas o servicios en un predio ferial;  

e) contratos que tengan por objeto las locaciones celebradas para el cumplimiento de una finalidad determinada, la
cual debe estar expresada en el contrato y normalmente ser cumplida en el plazo menor pactado.  

Una vez vencido el plazo contractual, se extingue la locación y, conforme lo dispone el artículo 1223, debe restituirse
la cosa locada, de manera inmediata  

Obligaciones del locador. Se trata de obligaciones establecidas por la ley para el caso de que las partes no hubieran
convenido otra cosa. Reina aquí el principio de la libertad contractual (art. 962), de modo tal que las partes pueden
restringir o ampliar las obligaciones que la ley pone a cargo del locador como del locatario. 
Entregar la cosa. Art.1200. Conforme a lo acordado en estado apropiado para su destino, excepto los defectos que el
locatario conoció o pudo haber conocido. El locador no responde por los vicios aparentes o por aquellos
que el locatario pudo haber conocido obrando con la debida diligencia. No tendrá el locador obligación de entregar la
cosa en buen estado si las partes acordaron entregarla en el estado en que se halle.  

Lugar de entrega. Rige lo dispuesto por los artículos 873 y 874:  


a) Si hubiere lugar convenido en el contrato, la cosa debe entregarse allí;(tanto para muebles como inmuebles en los
que se le entrega la llave ). 
 b) Si no hubiere lugar convenido, la entrega debe hacerse en el lugar en donde se encontraba la cosa al tiempo de la
celebración del contrato; y si no se pudiere acreditar dónde se encontraba la cosa, en el domicilio del locador, que es el
deudor de la obligación de entregar la cosa.  

Tiempo de la entrega. Si el contrato estipula el plazo no hay problema: debe cumplirse con lo pactado. Si no lo
estipula, debe entenderse que el locador tiene obligación de entregarla de inmediato a menos que los usos o
costumbres reconocieran algún plazo.  

Gastos de la entrega. Los gastos de la entrega, salvo pacto en contrario, son a cargo del locador. Ello es así pues se
aplican supletoriamente las normas de la compraventa (arts. 1187 y 1138). 

Mantener la cosa en buen estado. (art. 1201)  El locador debe conservar la cosa locada en estado de servir al uso y
goce convenido y efectuar a su cargo la reparación que exija el deterioro originado en su calidad o defecto, en su
propia culpa, o en la de sus dependientes o en hechos de terceros o caso fortuito.

Si al efectuar la reparación o innovación se interrumpe o turba el uso y goce convenido, el locatario tiene derecho a
que se reduzca el canon temporariamente en proporción a la gravedad de la turbación o, según las circunstancias, a
resolver el contrato.

Pagar mejoras. El locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por el locatario a la cosa locada, aunque no lo
haya convenido, si el contrato se resuelve sin culpa del locatario, excepto que sea por destrucción de la cosa.

La mejora necesaria a la que alude el artículo está definida en el Código Civil y Comercial como “la reparación cuya
realización es indispensable para la conservación de la cosa”.

Frustración del uso o goce de la cosa. Si por caso fortuito o fuerza mayor, el locatario se ve impedido de usar o gozar
de la cosa, o ésta no puede servir para el objeto de la convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación
del pago del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la cosa misma,
sus obligaciones continúan como antes.

Pérdida de luminosidad del inmueble. La pérdida de luminosidad del inmueble urbano por construcciones en las
fincas vecinas, no autoriza al locatario a solicitar la reducción del precio ni a resolver el contrato, excepto que medie
dolo del locador.

Obligaciones del locatario. 

Prohibición de variar el destino. Art. 1205. El locatario puede usar y gozar de la cosa conforme a derecho y
exclusivamente para el destino correspondiente. No puede variarlo aunque ello no cause perjuicio al locador. 

Determinado cuál es el uso convenido (explícita o implícitamente), estaremos en condiciones de determinar cuándo


corresponde hablar de cambio de destino.  Identificar el destino, conllevará la consecuencia inevitable de verificar sus
límites, que el locatario deberá respetar. La regla es de tal rigidez que la violación o incumplimiento de esta obligación
del arrendatario  será considerado como un incumplimiento liso y llano.

Conservar la cosa en buen estado. Destrucción.Art. 1206. El locatario debe mantener la cosa y conservarla en el
estado en que la recibió. No cumple con esta obligación si la abandona sin dejar quien haga sus veces. 

Responde por cualquier deterioro causado a la cosa, incluso por visitantes ocasionales, pero no por acción del locador
o sus dependientes; asimismo responde por la destrucción de la cosa por incendio no originado en caso fortuito. 
Mantener la cosa en buen estado. Reparaciones. Art. 1207. Si la cosa es mueble, el locatario tiene a su cargo el gasto
de su conservación y las mejoras de mero mantenimiento; y sólo éstas si es inmueble. Si es urgente realizar
reparaciones necesarias puede efectuarlas a costa del locador dándole aviso previo.
Pagar el canon convenido. Art 1208. La prestación dineraria a cargo del locatario se integra con el precio de la
locación y toda otra prestación de pago periódico asumida convencionalmente por el locatario. Para su cobro se
concede vía ejecutiva. 

A falta de convención, el pago debe ser hecho por anticipado: si la cosa es mueble, de contado; y si es inmueble, por
período mensual. 

El pago del canon locativo es la obligación principal asumida por el locatario, sin la cual no hay locación (art. 1187
del Código). El canon comprende el precio de la locación y además toda otra prestación de pago periódico que
corresponda afrontar respecto de la cosa locada (impuestos, expensas, etc.), si se conviene su pago por el arrendatario. 

Habiéndose establecido un plazo determinado, la mora en el pago de los arriendos se produce automáticamente. A


falta de plazo expreso, la ley considera que el pago se debe hacer por anticipado; si la cosa es mueble de contado y si
es inmueble por período mensual, con lo cual la mora se produce previa intimación del locador. 

La ley acuerda al locador el derecho de iniciar la acción ejecutiva  y por el artículo 1219, inciso c, puede también
rescindir el contrato en caso de falta de pago durante dos períodos consecutivos. 

Pagar cargas y contribuciones por la actividad. Art. 1209. El locatario tiene a su cargo el pago de las cargas y
contribuciones que se originen en el destino que se dé a la cosa locada.  No tiene a su cargo el pago de las que graven
la cosa, excepto pacto en contrario. 

Vale decir, que atento al carácter supletorio de la regla, puede pactarse válidamente que estas obligaciones a cargo, en
principio, del locador, sean asumidas por el locatario. Este acuerdo será inoponible frente al acreedor del gravamen. 

Restituir la cosa. Art. 1210. El locatario, al concluir el contrato, debe restituir al locador la cosa en el estado en que la
recibió, excepto los deterioros provenientes del mero transcurso del tiempo y el uso regular. También debe entregarle
las constancias de los pagos que efectuó en razón de la relación locativa y que resulten atinentes a la cosa o a los
servicios que tenga. 

Régimen de mejoras.  

Mejoras que el locatario puede realizar. El locatario puede realizar mejoras en la cosa locada, excepto que esté
prohibido en el contrato, alteren la substancia o forma de la cosa, o haya sido interpelado a restituirla.

No tiene derecho a reclamar el pago de mejoras útiles y de mero lujo o suntuarias, pero, si son mejoras necesarias,
puede reclamar su valor al locador.

Ausencia de convención sobre el pago de mejoras. Están a cargo del locador las:  


a) Mejoras necesarias  introducidas por el locatario (art. 1211), siempre que el contrato se haya disuelto sin culpa de
éste, excepto que sea por destrucción de la cosa (art. 1202) 
b) Mejoras útiles y suntuarias o de mero lujo.  (art. 1211) El locatario tiene derecho a retirarlas, siempre que no se
hubiera convenido que quedaren en beneficio de la cosa, o al hacerlo se la dañe, o no obtuviere provecho con la
separación (art. 1224). Pero, cuando el contrato se resuelve por culpa del locador debe éste pagarlas (interpretación
contrario sensu del artículo 1202),   

Cesión y sublocación. La locación de cosas está sujeta comúnmente a dos fenómenos negociales que se incorporan de
manera trascendente, ya que no solamente modifican en cierta medida la estructura original del acuerdo, sino que
incorporan a personas que inicialmente no eran partes ni interesados en el contrato y sus efectos.  Son los casos de
cesión y de sublocación del contrato. 

En el primero, el locatario transmite su posición contractual a un tercero, que la asume, y que desplaza así al
arrendatario original. Su fuente es contractual.  

En el caso de la sublocación, el locatario, como sublocador cede parcialmente el uso y goce de la cosa, a quien se
incorpora en una relación contractual con éste –sublocatario. Éste, como contraprestación se obliga a abonarle al
primero, un precio. Así, el contrato de locación original no sufre ningún cambio en cuanto a sus efectos y las partes
que originalmente lo celebraron, por lo que el tercero que se integra lo hace a partir de un nuevo contrato, supeditado
al esquema regulatorio del primero. 

Cesión. Artículo. 1213. El locatario sólo puede ceder su posición contractual en los términos previstos en los artículos
1636 y siguientes. La cesión que no reúna tales requisitos viola la prohibición de variar el destino de la cosa locada.  

La prohibición contractual de ceder importa la de sublocar y viceversa.  Se considera cesión a la sublocación de toda
la cosa. 

En el primer párrafo del art, lo que quiere decir es que la cesión estará permitida, siempre y cuando el locador la
consienta antes, simultáneamente o después de celebrada. La violación a esta disposición torna inoponible la cesión al
locador, y lo habilita a reclamar la resolución del contrato por incumplimiento en la obligación de mantener el destino
de la cosa locada; sin perjuicio de los derechos y acciones que se reconocen en la relación entre cedente y cesionario. 

Sublocación. Artículo 1214. El locatario puede dar en sublocación parte de la cosa locada, si no hay pacto en
contrario. Para ello debe comunicar al locador, por medio fehaciente, su intención de sublocar e indicarle el nombre y
domicilio de la persona con quien se propone contratar, y el destino que el sublocatario asignará a la cosa.  

El locador sólo puede oponerse por medio fehaciente, dentro del plazo de diez días de notificado. El silencio del
locador importa su conformidad con la sublocación propuesta.  

La sublocación contratada pese la oposición del locador, o con apartamiento de los términos que se le comunicaron,
viola la prohibición de variar el destino de la cosa locada. Esto último  habilita al locador  a dar por resuelto el
contrato.  

Relaciones entre sublocador y sublocatario. Artículo 1215. Entre sublocador y sublocatario rigen las normas previstas
en el contrato respectivo y las de este Capítulo. Está implícita la cláusula de usar y gozar de la cosa sin transgredir el
contrato principal. 

Acciones directas. Artículo 1216. Sin perjuicio de sus derechos respecto al locatario, el locador tiene acción directa
contra el sublocatario para cobrar el alquiler adeudado por el locatario, en la medida de la deuda del sublocatario.
También puede exigir de éste el cumplimiento de las obligaciones que la sublocación le impone, inclusive el
resarcimiento de los daños causados por uso indebido de la cosa.  

Recíprocamente, el sublocatario tiene acción directa contra el locador para obtener a su favor el cumplimiento de las
obligaciones asumidas en el contrato de locación.  

La conclusión de la locación determina la cesación del subarriendo, excepto que se haya producido por confusión en
la persona del locador y el locatario, es decir, si por alguna circunstancia jurídica, por ejemplo, el locatario llegara a
convertirse en dueño de la cosa, no hay argumento válido para pretender la extinción del contrato de sublocación.  
 
Como consecuencia de la relación de subordinación de la sublocación al contrato principal, la extinción de éste se
extiende a aquella, salvo que el contrato de locación original se hubiera extinguido por confusión de la figura de
locador y locatario. 

Extinción.  

Extinción de la locación. ARTICULO 1217. Son modos especiales de extinción de la locación: a) el cumplimiento del
plazo convenido, o requerimiento previsto en el artículo 1218, según el caso; b) la resolución anticipada. 

Continuación de la locación concluida. ARTICULO 1218. Si vence el plazo convenido o el plazo mínimo legal en
ausencia de convención, y el locatario continúa en la tenencia de la cosa, no hay tácita reconducción, sino la
continuación de la locación en los mismos términos contratados, hasta que cualquiera de las partes dé por concluido el
contrato mediante comunicación fehaciente.  

Es probable que en una relación locativa, alcanzado el plazo pactado, sin manifestación expresa, pacto de prórroga o
renovación del contrato, el locatario continúe ejerciendo luego de ese término, la tenencia de la cosa arrendada. Es
también usual que esa permanencia o extensión temporal de la tenencia más allá del plazo inicialmente pactado,
cuente con la anuencia o pasividad del locador. Sumado a ello, éste último podría también seguir percibiendo los
cánones locativos de acuerdo a lo acordado en el contrato original. 
Resolución imputable al locatario. ARTICULO 1219. El locador puede resolver el contrato:  

a) por cambio de destino o uso irregular en los términos del artículo 1205; 
b) por falta de conservación de la cosa locada, o su abandono sin dejar quien haga sus veces;  
c) por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos consecutivos. 

Resolución imputable al locador. ARTICULO 1220. El locatario puede resolver el contrato si el locador incumple:

a) la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce convenido;


b) la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios. 

En materia de vicios ocultos, por tratarse de un otorgamiento de uso y goce respecto de la cosa, que no incluye
lógicamente la transmisión dominial de ésta,  la responsabilidad o garantía por su bondad material, está
inescindiblemente ligada al uso y goce cedidos. En consecuencia, la garantía subsistirá sin importar el origen temporal
de la causa, y se desplegará incluso durante toda la vigencia contractual.  

Respecto a la garantía de evicción, en el caso de la locación, se relaciona con la bondad jurídica del título que permita
el ejercicio del uso y goce transmitido. De modo que ante cualquier turbación del derecho por parte de terceros que
invocaren una mejor situación jurídica sobre la cosa locada, impidiendo el uso y goce comprometidos al locatario,
habilitará su invocación por este último, y eventualmente la resolución del contrato de locación.  

Resolución anticipada. ARTICULO 1221. El contrato de locación puede ser resuelto anticipadamente por el
locatario:  

a) si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis meses de contrato, debiendo notificar en forma fehaciente
su decisión al locador. Si hace uso de la opción resolutoria en el primer año de vigencia de la relación locativa, debe
abonar al locador, en concepto de indemnización, la suma equivalente a un mes y medio de alquiler al momento de
desocupar el inmueble y la de un mes si la opción se ejercita transcurrido dicho lapso;  

b) en los casos del artículo 1199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos meses de alquiler. 

Si bien las partes contratan motivadas por intereses que requieren de equivalencia en su dimensión económica y
jurídica, la Ley no necesariamente reconoce en todos los casos los mismos derechos, ya no por un tratamiento
arbitrario y desigual, sino en respuesta a la especialidad de los intereses involucrados. Es por ello que la norma
habilita al locatario una vía extraordinaria de resolución, sin vinculación con ningún modo de incumplimiento, sino
con su voluntad expresada y jurídicamente relevante en términos unilaterales.  

Es así que se incorpora, la facultad para el locatario a resolver sin causa y de modo anticipado el contrato de locación. 

Esta norma es supletoria. Las partes pueden modificar mediante cláusula expresa, los alcances, requisitos y efectos de
esta facultad, siempre y cuando el acuerdo no torne más perjudicial para el locatario, el ejercicio de la facultad o los
efectos de ella.  

Efectos de la resolución 

Intimación de pago. ARTICULO 1222. Si el destino es habitacional, previamente a la demanda de desalojo por falta
de pago de alquileres, el locador debe intimar fehacientemente al locatario el pago de la cantidad debida, otorgando
para ello un plazo que nunca debe ser inferior a diez días corridos contados a partir de la recepción de la intimación,
consignando el lugar de pago. 

Desalojo. ARTICULO 1223. Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa locada.  


El procedimiento previsto en este Código para la cláusula resolutoria implícita no se aplica a la demanda de desalojo
por las causas de los artículos 1217 y 1219, inciso c).  

El plazo de ejecución de la sentencia de desalojo no puede ser menor a diez días. 

La extinción del contrato, por cualquier evento, hace exigible la obligación del locatario, de restituir la tenencia de la
cosa arrendada. Si esto no ocurre, el locador tendrá derecho a iniciar la acción de desalojo, que tiene por finalidad que
el juez, por imperio legal, ordene la desocupación total del inmueble y su entrega al locador. 
La norma dispone en general el procedimiento establecido en este Código para la cláusula resolutoria implícita (arts.
1087 y 1088), que será aplicable a todos los casos en que deba resolverse el contrato por incumplimiento del locatario.
Sin embargo, el mismo artículo señala las excepciones a la regla dispuesta.  

Estas son:  
a) La restitución debida por vencimiento del contrato y de la resolución anticipada (art. 1217): La solución es lógica,
ya que  la extinción no se produce por un incumplimiento o situación similar, sino por el vencimiento del plazo
locativo en el primer caso, y por voluntad unilateral que habilita la resolución en el segundo.  
b) La falta de pago como incumplimiento: la excepción se justifica por el procedimiento especial, de efecto
resolutorio, que regula el Código para este supuesto (art. 1222). 

Facultades sobre las mejoras útiles o suntuarias. ARTICULO 1224. El locatario puede retirar la mejora útil o
suntuaria al concluir la locación; pero no puede hacerlo si acordó que quede en beneficio de la cosa, si de la
separación se sigue daño para ella, o separarla no le ocasiona provecho alguno.  

El locador puede adquirir la mejora hecha en violación a una prohibición contractual, pagando el mayor valor que
adquirió la cosa. 

Caducidad de la fianza. Renovación. ARTICULO 1225. Las obligaciones del fiador cesan automáticamente al
vencimiento del plazo de la locación, excepto la que derive de la no restitución en tiempo del inmueble locado.  

Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o prórroga expresa o tácita, una vez
vencido el plazo del contrato de locación.  

Es nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria como codeudor o principal pagador,
del contrato de locación original. 

La norma tiene carácter imperativo, es decir que no puede ser descartada por acuerdo de partes. La indisponibilidad
en este sentido se desprende el párrafo final del artículo analizado, al declarar la nulidad de la disposición anticipada
que extienda la fianza del contrato original.
 
Facultad de retención. ARTICULO 1226. El ejercicio del derecho de retención por el locatario lo faculta a percibir los
frutos naturales que la cosa produzca. Si lo hace, al momento de la percepción debe compensar ese valor con la suma
que le es debida. 

MANDATO

Para empezar, hoy, el CCyC aporta sistematización respecto de tres figuras que se entremezclaban en el Código de
Vélez. Ellas eran: representación, poder y mandato.
Se trataba de un contrato de colaboración, que poseía regulación tanto en el Código Civil (art. 1869 a 1985), como en
el Código de Comercio (arts. 221 a 231).

Vélez por su parte definía al mandato en el art. 1869, diciendo que tiene lugar cuando una parte da a otra el PODER,
que ésta acepta, para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una serie de
actos de esa naturaleza.

Brindaba una definición de mandato con representación, sin realizar distinciones entre los institutos del mandato,
como negocio base con el cual puede vincularse el apoderamiento y el acto unilateral de apoderamiento del cual
emerge la representación (probablemente por la influencia del CC francés). La doctrina indicaba que la interpretación
armónica entre los artículos daba como resultado que la representación no era un elemento esencial del contrato
mandato, sin perjuicio de lo cual requería de un esfuerzo interpretativo al estar —los conceptos— utilizados
inequívocamente, a lo largo de todo el articulado referido a la figura contractual bajo análisis.

Paralelamente, en el art. 221 del Código de Comercio se establecía que “mandato comercial” es un contrato por el cual
una persona se obliga a administrar uno o más negocios lícitos de comercio que otra le encomienda. El mandato
comercial no se presume gratuito. Aclarando en el artículo siguiente, que “se llama especialmente mandato, cuando el
que administra el negocio obra en nombre de la persona que se lo ha encomendado”; y que “se llama comisión o
consignación, cuando la persona que desempeña por otros, negocios individualmente determinados, obra a nombre
propio o bajo la razón social que representa”.
Esta situación cambió a partir del 1° de agosto de 2015, con la sanción del código civil y comercial unificado, que
fusionó la figura civil con la comercial, y aportó claridad respecto de las tres figuras que se entremezclaban en el
Código de Vélez, regulándolas por separado, quedando legislada la representación, junto con el poder, en la parte
general (arts. 358 a 381) y por otro lado en el Libro Tercero (Derechos Personales), Título 4 (Contratos en particular),
Capítulo 8, el contrato de mandato, disponiéndose en el art. 1319, que hay contrato de mandato cuando una parte
se obliga a realizar uno o más actos jurídicos en interés de otra. De esta definición se desprende una gran
diferencia respecto de su antecedente legislativo – art. 1869—, al no aludirse a la necesidad de otorgamiento de poder
como requisito de formación del contrato, eliminando de la definición legal la función representativa por cuanto ésta
no es de la esencia del mandato. La definición al referir al “interés” alude tanto al acto gestionado mediante la
representación, como al efectuado en colaboración de otro.

Antes que nada, los tres institutos jurídicos involucrados en el tema, merecen una clara distinción. Como una simple
aproximación, se puede decir que la representación es una situación jurídica (presentada como medio eficaz para
celebrar actos jurídicos entre vivos ante la imposibilidad de hacerlo personalmente), que puede surgir del mandato y
que se instrumenta a través del poder.

Es errónea la confusión entre representación y mandato: tanto es así que puede existir representación sin mandato, y
viceversa (mandato sin representación). Así, la representación convencional puede ser causada por un contrato de
mandato, por uno de sociedad en el que se designa un representante de la sociedad, o por cualquier otro contrato en el
que se la utilice. Además, existe una diferencia clara entre mandato y representación, ya que l os contratos son actos
jurídicos bilaterales, mientras que la representación es un acto jurídico unilateral.

Tampoco puede confundirse el mandato con el poder como instrumento o como acto de apoderamiento: “el mandante
da al mandatario un poder escrito llamado procuración, en el cual le ordena que realice en su lugar, y generalmente en
su nombre –pero no siempre-, una o varias operaciones jurídicas. La escritura de poder, por lo común, no suele
contener la aceptación del mandatario y, por consiguiente, no establece la formación del contrato (la aceptación será
tácita y resultará en la práctica, por parte del mandatario, del hecho de llevar a cabo los actos que se le han encomendado…). El
poder o procura –en lugar de calificarse como negocio unilateral de apoderamiento como enseña la doctrina germana-
no significa otra cosa que el instrumento donde consta el encargo”. (El poder como a.j unilateral, aunque de ordinario
vinculado al mandato, nace independientemente de que se celebre o no ese contrato. Está dirigido a terceros, quienes pueden requerirlo para
verificar la representación invocada).

La separación entre mandato y poder se atribuyó desde antaño a la figura de Laband, quien llegó a la conclusión de
que mandato y poder no son el lado interno y externo de una misma relación, sino que se trata de dos relaciones
independientes y autónomas. Mandato significa que uno está obligado a hacer algo mientras que el poder supone
que un sujeto está autorizado a hacer algo, tiene la potestad de hacer algo en nombre de otro. En coincidencia con
estas ideas, Mosset Iturraspe sostiene que “si es verdad que el mandato rige las relaciones internas, entre mandante y mandatario,
y el poder las externas, entre mandante-poderdante y terceros, no lo es que el distingo entre una figura y otra radique
exclusivamente en ser, una, el lado interno, y otra, el externo de un mismo fenómeno, como alguien lo ha sostenido. Son dos
relaciones independientes y autónomas”.

Una vez que aclaré todo esto, finalmente puedo decir que en la figura usual el mandato es representativo. En este caso,
según el art. 1320, son aplicables las disposiciones previstas en materia de representación, en el Libro Segundo, Título
VII. El código aclara que aun cuando el mandato no confiera poder de representación, se aplican las disposiciones
citadas a las relaciones entre mandante y mandatario, en todo lo que no resulten modificadas en el capítulo específico.
Las normas sobre la representación se aplican SUBSIDIARIAMENTE, ya que la normativa particular del mandato,
prevalece por su especificidad.

Teoría de la representación. Representación legal y voluntaria. Semejanzas y diferencias (arts. 358 a 361). El
art. 358, con el que se inicia la sección primera de Disposiciones Generales sobre R, establece que los actos jurídicos
entre vivos pueden ser celebrados por medio de representantes, excepto en los casos en que la ley exige que sean
otorgados por el titular del derecho.

La representación es el desplazamiento de los efectos jurídicos de un acto a la esfera de una persona jurídica distinta a
la que ejecuta el acto (sujeto de la voluntad/ sujeto de los efectos)

En el párrafo siguiente, el art. 358 dispone que la representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es
legal cuando resulta de una regla de derecho y es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica.

Para este autor, son tres las clases de R: convencional, legal y orgánica; pero existen diferencias entre ellas. Respecto
de la representación LEGAL y la ORGÁNICA, la primera tiene naturaleza tuitiva de los representados; en cambio, la
segunda resuelve un problema de imputación al ente y, además, tiende a la protección de terceros. Son, los por él
llamados, ámbitos necesarios (la necesidad de R se impone por la incapacidad de obrar del representado o en razón de
tratarse de un ente que se expresa por medio de un órgano).

El art. 359, nos dice que el efecto propio de la representación es la ADJUDICACIÓN DIRECTA de lo actuado por el
representante al representado, pero dicha secuela se encuentra condicionada a la actuación del representante dentro de
las facultades que le otorgan la ley o el acto de apoderamiento.

El representante y el representado deben asegurarse de que el tercero conozca dichas situaciones, ya que de lo
contrario, el acto será inoponible, subsistiendo sus efectos solamente e/representado y representante. Vinculación
directa tiene lo antedicho con el derecho-deber que la ley le impone al tercero de exigir que se le exhiba el poder, a los
efectos de autoinformarse, ya que se sostiene que serán oponibles las situaciones descriptas cuando el tercero hubiere
podido conocerlas actuando con la debida diligencia.

El art 362 impone un requisito al funcionamiento de la r.voluntaria y es que quien otorga poder pueda realizar el acto
por sí mismo (Morello, la persona como el límite natural de la representación) . Lo que no puede hacer, no puede
encomendarlo a otro (supuesto imposible de sostenerse en la r.legal que viene a subsanar justamente la imposibilidad del representado de
actuar por sí). Esto guarda relación con el art. 1001 sobre inhabilidades para contratar, que sostiene que los contratos
cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona.

Remisión a la parte general del derecho civil. El acto de apoderamiento. El poder. El poder es el instrumento
donde constan las facultades que el representado otorga al representante para que actúe en su nombre. Mediante el
poder se limitan y concretan las facultades del representante.

En el código derogado, el poder era considerado como el negocio jurídico unilateral. Pero en las XV Jornadas
Nacionales de Derecho Civil (Mar del Plata, 1995) se concluyó a contrario sensu que, para que el poder sea eficaz, se
requiere de la aceptación del apoderado (“El poder de representación es un acto unilateral y recepticio. La sola voluntad del poderdante
establece el contenido del acto. Es necesaria la aceptación del apoderado, por cuanto conforma un requisito de eficacia…”). Sin embargo,
ejerce dominio en la dogmática jurídica actual la postura que entiende que basta la voluntad del poderdante sin que sea
necesaria la aceptación del apoderado. Este último sector parece acercarse más a la realidad del instituto, en tanto que
es suficiente para la eficacia del poder la recepción por parte del apoderado; su aceptación NO integra el supuesto de
hecho generador de la relación representativa.

Forma. En cuanto a su FORMA, el art. 363 afirma que el apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta
para el acto que el representante debe realizar. Por lo tanto, las formalidades del acto de apoderamiento van a depender
del objeto del mismo, es decir, del acto para el cual está siendo otorgado. Si para éste, la ley prevé alguna formalidad
específica, deberá cumplirse en el apoderamiento también. Asimismo y como principio, el poder y el mandato no
requieren formalidades.

Poder general y facultades expresas. Art. 375 - Poder conferido en términos generales y facultades expresas. Las
facultades contenidas en el poder son de interpretación restrictiva. El poder conferido en términos generales sólo
incluye los actos propios de administración ordinaria y los necesarios para su ejecución.

Son necesarias facultades expresas para:

a) peticionar el divorcio, la nulidad de matrimonio, la modificación, disolución o liquidación del régimen patrimonial
del matrimonio; b) otorgar el asentimiento conyugal si el acto lo requiere, caso en el que deben identificarse los bienes
a que se refiere; c) reconocer hijos, caso en el que debe individualizarse a la persona que se reconoce; d) aceptar
herencias;e) constituir, modificar, transferir o extinguir derechos reales sobre inmuebles u otros bienes registrables; f)
crear obligaciones por una declaración unilateral de voluntad; g) reconocer o novar obligaciones anteriores al
otorgamiento del poder; h) hacer pagos que no sean los ordinarios de la administración; i) renunciar, transar, someter a
juicio arbitral derechos u obligaciones, sin perjuicio de las reglas aplicables en materia de concursos y quiebras; j)
formar uniones transitorias de empresas, agrupamientos de colaboración empresaria, sociedades, asociaciones, o
fundaciones; k) dar o tomar en locación inmuebles por más de tres años, o cobrar alquileres anticipados por más de un
año; l) realizar donaciones, u otras liberalidades, excepto pequeñas gratificaciones habituales; m) dar fianzas,
comprometer servicios personales, recibir cosas en depósito si no se trata del necesario, y dar o tomar dinero en
préstamo, excepto cuando estos actos correspondan al objeto para el que se otorgó un poder en términos generales.

Otorgamiento de poder a un incapaz. Art. 364 – Capacidad. En la representación voluntaria el representado debe
tener capacidad para otorgar el acto al momento del apoderamiento; para el representante es suficiente el
discernimiento.
El artículo mantiene una regla con larga tradición jurídica. La capacidad de obrar debe tenerla el representante, que es
quien obra; pero como el negocio no es para él, no se precisa que tenga la capacidad requerida para el negocio de que
se trate.

Respecto de la falta de capacidad del representado, la doctrina afirma que es una hipótesis que debe ser encuadrada
dentro de los supuestos de nulidad relativa del contrato. Es decir, que el representado o su representante legal podrían
confirmar lo actuado. Ahora bien, corresponde establecer una limitación a tal efecto si los terceros que contratan con
el representante no estuvieron en condiciones de conocer dicha incapacidad de hecho, porque ella no surgía del poder.
Así se lo entendió en las XV Jornadas Nacionales de Derecho Civil al sostenerse que, por excepción, la incapacidad
de hecho del representado no perjudicará a los terceros de buena fe.

Poder aparente. El art. 367 manifiesta que “cuando alguien ha obrado de manera de inducir a un tercero a celebrar un
acto jurídico, dejándolo creer razonablemente que negocia con su representante, sin que haya representación expresa,
se entiende que le ha otorgado tácitamente poder suficiente. A tal efecto, se presume que:

a) Quien de manera notoria tiene la administración de un establecimiento abierto al público es apoderado para
todos los actos propios de la gestión ordinaria de éste;
b) Los dependientes que se desempeñan en el establecimiento están facultados para todos los actos que
ordinariamente corresponden a las funciones que realizan;
c) Los dependientes encargados de entregar mercaderías fuera del establecimiento están facultados a percibir su
precio otorgando el pertinente recibo.”

Cabe destacar que no es éste un caso basado en la intención del representado de dar representación que se manifiesta a
través del silencio (como sí ocurre en el mandato tácito) sino que surge de la misma actividad, la cual crea una
apariencia que hace creer razonablemente que existe representación. La exigencia de la razonabilidad implica que la
creencia del tercero de que actuaba con el representante de otro haya surgido de las circunstancias del acto
naturalmente.

Sin dudas, es una norma trascendental para la protección de los consumidores y, en general, del tráfico jurídico. En la
contratación moderna.

La apariencia de poder de representación se debe, en este caso, a diferencia del falsus procurator, a que el dominus
negotii, con sus actos, tácitamente o con su aquiescencia, ha contribuido a crear la apariencia y, por consiguiente, la
base de una situación en la que los terceros pudieran confiar razonablemente. Esta línea, además, es seguida por la
doctrina que admite que el efecto representativo se produzca aun en ausencia de una expresa contemplatio domini.

Autocontrato. Art. 368 – Acto consigo mismo. Nadie puede, en representación de otro, efectuar consigo mismo un
acto jurídico, sea por cuenta propia o de un tercero, sin la autorización del representado. Tampoco puede el
representante, sin la conformidad del representado, aplicar fondos o rentas obtenidos en el ejercicio de la
representación a sus propios negocios, o a los ajenos confiados a su gestión.

Sabemos bien que el contrato es el acto jurídico bilateral por excelencia, y de allí que pensar en un contrato concluido
por una sola persona parezca, no solamente contradictorio, sino lógicamente imposible

Mucho se discutió en la doctrina sobre estas objeciones, unos tratando de superarlas para hacer viable el contrato
consigo mismo, otros afianzándolas para optar por su rechazo.

Se establece la regla (que es la prohibición), pero la limitación no impide que el representado autorice en forma
expresa la autocontratación, consentimiento que purgará el conflicto de intereses que pueden generarse.

Efecto de los actos cumplidos por el representante en exceso de sus atribuciones. Art. 376 – Responsabilidad por
inexistencia o exceso en la representación. Si alguien actúa como representante de otro sin serlo, o en exceso de las
facultades conferidas por el representado, es responsable del daño que la otra parte sufra por haber confiado, sin culpa
suya, en la validez del acto; si hace saber al tercero la falta o deficiencia de su poder, está exento de dicha
responsabilidad.

Para la validez del acto de representación y eficacia del efecto directo al representado, es requisito ineludible la
existencia de poder, y el cumplimiento del mismo dentro de sus límites. Por ello y en resguardo de la seguridad
jurídica en los negocios, se debe responsabilizar a aquel que actúa en nombre de otro sin representación o en exceso
de facultades. Ello se justifica en que el tercero de buena fe, que creyó en la validez del acto, tiene derecho a la
protección de su interés y a que algún responsable asuma los daños que derivan de la ausencia de representación o del
exceso de la misma. Lógica excepción se da cuando existió culpa del tercero.
La otra parte debió haber confiado “sin culpa” en la validez del acto. Si la parte que confió en la validez del acto
celebrado por un falso representante obró sin la diligencia necesaria porque fue imprudente, negligente o imperita, su
reclamo resarcitorio no puede prosperar.

Ratificación por el dueño del negocio: forma y tiempo (arts. 369 a 371). Art. 369 - Ratificación. La ratificación
suple el defecto de representación. Luego de la ratificación, la actuación se da por autorizada, con efecto retroactivo al
día del acto, pero es inoponible a terceros que hayan adquirido derechos con anterioridad.

Lo actuado sin poder por el representante puede adquirir validez mediando la ratificación de aquel en cuyo nombre se
hubiere actuado. La ratificación tiene lugar cuando se produce la actuación de un gestor sin ningún tipo de facultades
representativas (ver art. 1789), luego de la cual existe una declaración de voluntad del titular del interés que asume la
gestión como propia. En efecto, con tal declaración posterior, dota al acto de eficacia. La ratificación es una
“aprobación de lo actuado”

En lo concerniente a los efectos, la distinción del Código es clara: entre las partes, la ratificación subsana con efectos
retroactivos los defectos de la representación, pero respecto de terceros, se tutelan sus derechos adquiridos (entre la
actuación invocando una representación defectuosa y la posterior ratificación), declarándose la inoponibilidad de esta
última.

Art. 370 - Tiempo de la ratificación. La ratificación puede hacerse en cualquier tiempo, pero los interesados pueden
requerirla, fijando un plazo para ello que no puede exceder de quince días; el silencio se debe interpretar como
negativa. Si la ratificación depende de la autoridad administrativa o judicial, el término se extiende a tres meses. El
tercero que no haya requerido la ratificación puede revocar su consentimiento sin esperar el vencimiento de estos
términos.

La ratificación tiene por disposición de este artículo un límite temporal solo si la solicitan los terceros. La regla es la
posibilidad de ratificar en cualquier oportunidad, pero en miras de proteger la seguridad jurídica y la buena fe del
tercero, la ley dispone que si ellos la solicitan puedan intimar con un plazo de quince días, o de tres meses en caso de
que sea la autoridad administrativa o judicial la que deba ratificar. NO rigen estos plazos para el tercero no solicitante,
quien puede revocar su consentimiento en cualquier tiempo.

Art. 371 - Manifestación de la ratificación. La ratificación resulta de cualquier manifestación expresa o de cualquier
acto o comportamiento concluyente que necesariamente importe una aprobación de lo que haya hecho el que invoca la
representación.

La ratificación tiene diversas formas de manifestarse; puede ser expresa o tácita. No se le impone formalidad alguna a
la exteriorización de voluntad del representado de ratificar lo actuado por el representante. Sin embargo, la doctrina
entiende que la cuestión formal es determinante, por lo que la ratificación expresa debe sujetarse a las formalidades
requeridas para el poder que habría conferido desde el origen facultades representativas.

En la ratificación implícita o la que emerge de los actos del representado, debe tratarse de “comportamientos
concluyentes que exteriorizan de manera inequívoca la conformidad con lo realizado por el mandatario. Se ha
sostenido igualmente que, además de este modo indirecto de manifestación de la voluntad, la ratificación encuentra
justificación en la exigencia al mandante de un comportamiento coherente con los actos que hicieron presuponer su
conformidad. Es condición esencial que el mandante haya conocido la extralimitación del mandatario: si falta ese
requisito no puede haber ratificación tácita.
Obligaciones del representante y del representado.

REPRESENTANTE REPRESENTADO
Art. 372 - Obligaciones y deberes del representante. El Art. 373 - Obligaciones y deberes del representado. El
representante tiene las siguientes obligaciones y deberes: representado tiene las siguientes obligaciones y deberes:

a) de fidelidad, lealtad y reserva; a) de prestar los medios necesarios para el cumplimiento


de la gestión;
b) de realización de la gestión encomendada, que exige la
legalidad de su prestación, el cumplimiento de las b) de retribuir la gestión, si corresponde;
instrucciones del representado, y el desarrollo de una
conducta según los usos y prácticas del tráfico; c) de dejar indemne al representante.

c) de comunicación, que incluye los de información y de


consulta;

d) de conservación y de custodia;

e) de prohibición, como regla, de adquirir por


compraventa o actos jurídicos análogos los bienes de su
representado;

f) de restitución de documentos y demás bienes que le


correspondan al representado al concluirse la gestión.

Sustitución. Art. 377 - El representante puede sustituir el poder en otro. Responde por el sustituto si incurre en culpa
al elegir. El representado puede indicar la persona del sustituto, caso en el cual el representante no responde por éste.
El representado puede prohibir la sustitución.

Se trata de un caso de novación subjetiva y se establece como regla la posibilidad de sustituir el poder en otro (en
aparente contradicción por la naturaleza intuitu personae de la representación, relegada en miras de cumplir los
intereses del representado). Al tratar estas disposiciones, los autores afirmaban que “esto es así pese a que el mandato
tiene carácter intuitu personae, que debería operar restrictivamente respecto de la modificación subjetiva. Sin embargo
este obstáculo es dejado de lado por la ley porque con ello se obtiene MAYOR EFICACIA: cualquier circunstancia
podría afectar la persona del representante y frustrar la obtención del interés”.

La norma contiene un principio general: la sustitución de la representación está permitida como regla. La excepción
sería cuando el representado la prohíbe. A continuación, el art. 377 establece que el representante responde por el
sustituto, pero para ello, fija un especial factor de atribución como requisito: la existencia de culpa (acude al supuesto
clásico de la culpa in eligiendo). Por el contrario, si es el representado quien elige al sustituto, tratándose, de una
hipótesis justamente de culpa en la elección, ninguna responsabilidad tendrá el representante.
Pluralidad.

REPRESENTANTES (art. 378) REPRESENTADOS (art. 379)


Art. 378 – Pluralidad de representantes. La designación Art. 379 – Apoderamiento plural. El poder otorgado por
de varios representantes, sin indicación de que deban varias personas para un objeto de interés común puede ser
actuar conjuntamente, todos o alguno de ellos, se entiende revocado por cualquiera de ellas sin dependencia de las
que faculta a actuar indistintamente a cualquiera de ellos. otras.

En este supuesto resulta indispensable determinar el modo de Es el caso de varias personas que tienen un interés común y,
actuación de las mismas a los efectos de lograr coordinación y para ello, nombran un representante que en sus respectivos
garantizar el éxito del negocio. Por ello, el artículo integra la nombres celebre el acto jurídico en cuestión.
falta de voluntad de las partes, aplicándose sus disposiciones de
manera subsidiaria. Habiéndose nombrado representante por representados plurales
Hay normalmente una finalidad de asegurarse que siempre la revocación del poder puede ejercerse por cada uno de ellos
habrá alguien que ejecutará el encargo representativo. en forma independiente sin que sea necesario que todos estén
de acuerdo en la extinción. La solución se aplica cuando se ha
encargado al representante un negocio común, es decir, cuando
el representante debía celebrar un acto en el que están
interesados todos los mandantes

Sobre los efectos de tal revocación, si el acto a realizarse no


puede perfeccionarse sin él, los efectos extintivos afectarán a
toda la gestión. En cambio, si pese a esa revocación el negocio
aún puede celebrarse, la revocación solamente alcanzará a
quien revocó.

Extinción del poder y oponibilidad de la extinción (art. 380 y art. 381). Art. 380 - Extinción. El poder se extingue:
a) por el cumplimiento del o de los actos encomendados en el apoderamiento;

b) por la muerte del representante o del representado; sin embargo subsiste en caso de muerte del representado
siempre que haya sido conferido para actos especialmente determinados y en razón de un interés legítimo que puede
ser solamente del representante, de un tercero o común a representante y representado, o a representante y un tercero,
o a representado y tercero;

c) por la revocación efectuada por el representado; sin embargo, un poder puede ser conferido de modo irrevocable,
siempre que lo sea para actos especialmente determinados, limitado por un plazo cierto, y en razón de un interés
legítimo que puede ser solamente del representante, o de un tercero, o común a representante y representado, o a
representante y un tercero, o a representado y tercero; se extingue llegado el transcurso del plazo fijado y puede
revocarse si media justa causa;
d) por la renuncia del representante, pero éste debe continuar en funciones hasta que notifique aquélla al representado,
quien puede actuar por sí o reemplazarlo, excepto que acredite un impedimento que configure justa causa;

e) por la declaración de muerte presunta del representante o del representado;

f) por la declaración de ausencia del representante;

g) por la quiebra del representante o representado;

h) por la pérdida de la capacidad exigida en el representante o en el representado.

Art. 381 – Oponibilidad a terceros. Las modificaciones, la renuncia y la revocación de los poderes deben ser puestas
en conocimiento de los terceros por medios idóneos. En su defecto, no son oponibles a los terceros, a menos que se
pruebe que éstos conocían las modificaciones o la revocación en el momento de celebrar el acto jurídico.

Las demás causas de extinción del poder no son oponibles a los terceros que las hayan ignorado sin su culpa. (Medios
idóneos = aquellos por los cuales puedan razonablemente anoticiarse).
Contrato de mandato.

Concepto. Art. 1319 – Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno o más actos jurídicos en
interés de otra.

Las partes en el contrato son el mandante, que es quien encomienda la ejecución de uno o una serie de actos jurídicos;
y el mandatario, que es quien se obliga a ejecutar tales actos en interés del mandante.

De la definición transcripta podemos extraer los elementos tipificantes del contrato de mandato. Tales son: a) la
obligación de realizar actos jurídicos y b) un desplazamiento del interés, pues el mandatario no actúa en interés propio
sino en el del mandante

Con acierto metodológico, el artículo transcripto no hace referencia alguna a la representación, pues no es de la
esencia del mandato la existencia de aquella.

Caracteres. Es oneroso (ya que las ventajas que se procuran a una parte le son concedidas por una prestación que ella
ha hecho o se obliga a hacer a la otra) + Bilateral (porque las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra –
arts. 1324 y 1328-) + No formal (la ley no le impone una forma determinada) + Nominado (ya que la ley lo regula
especialmente) + de colaboración y de confianza.

Mandato con y sin representación. Los artículos 1320 y 1321 del Código Civil y Comercial, prevén que el mandato
puede o no ser representativo. Es decir que en la ejecución del mandato, el mandatario puede actuar en interés y a
nombre del mandante (mandato representativo); o en interés del mandante y en su propio nombre (mandato no
representativo).

Si el mandato es representativo (es lo usual), el mandatario actúa en nombre e interés del mandante; y sus actos,
siempre que actúe dentro del marco de su poder, obligan directamente al mandante y a los terceros (conf. art 359 y
366).

En cambio, cuando no es representativo, el mandatario actúa en nombre PROPIO pero en interés del mandante, quien
no queda obligado directamente respecto del tercero, ni éste respecto del mandante: es decir, no nacen obligaciones
directas entre mandante y terceros. En este mismo sentido el art. 1023 del Código Civil y Comercial señala que se
considerará parte del contrato a quien lo otorga a nombre propio aunque lo haga en interés ajeno. Siguiendo el ejemplo
que propusiéramos, si en cumplimiento de un mandato no representativo el mandatario celebra un contrato con un
tercero (por ejemplo compraventa), las partes en dicho contrato serán el mandatario (por ejemplo comprador) y el
tercero (por ejemplo vendedor).

El mandatario es el que asume personalmente los efectos del contrato, para lo que es necesario un nuevo acto jurídico
para transmitirle esas consecuencias al mandante.

No obstante, se prevé la existencia de acciones de subrogación con sustento en el interés comprometido en el contrato,
por lo que, el mandante puede subrogarse en las acciones que tiene el mandatario contra el tercero, e igualmente el
tercero en las acciones que pueda ejercer el mandatario contra el mandante (art. 1321). Puede faltar la representación,
pero no hay mandato sin interés.

De este modo, la posición adoptada se enrola en la doctrina llamada de la “doble transferencia”: del mandante al
mandatario y de éste (mandatario) al tercero. Lo comentado se encuentra expresamente regulado en el art. 1321.

Capacidad en el contrato de mandato. El mandante debe contar con la capacidad requerida para el acto que pretende
que se otorgue (art. 364 del Código Civil y Comercial), pues los actos que no podría ejercer por sí tampoco puede
realzarlos a través de un mandatario.

En el mandato representativo, el mandatario no necesita contar con la capacidad para el acto que se le encomienda
realizar, pues dicho acto no impactará en la esfera jurídica del representante sino en la del representado. Por ello los
arts. 1323 y 364 del Código Civil y Comercial prevén que el mandato puede ser conferido a una persona incapaz;
bastando que tenga el discernimiento para los actos lícitos (art. 261 inc. c) del Código Civil y Comercial), es decir que
haya cumplido trece años.

Sin embargo, la última parte del art. 1323 del Código Civil y Comercial prevé que si el mandatario incapaz fuera
demandado por inejecución de las obligaciones o por rendición de cuentas puede oponer la nulidad del contrato,
excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido en provecho suyo.
Entonces, el mandatario puede ser incapaz y el mandante capaz deberá cumplir las obligaciones emergentes de ese
contrato, tanto respecto de ese mandatario como de los terceros con los que hubiera contratado.

Si bien entenderíamos que por tratarse de un contrato y por lo tanto de un acto jurídico, se requiere la capacidad de las
partes, la dogmática ha expuesto posibles razones para la solución propuesta: a) el mandante es el dueño del negocio,
por lo que sería irrelevante el estado subjetivo del mandatario; b) al no obligarse, el mandatario incapaz no sufre
perjuicios si es demandado por la otra parte, por el contrario, es protegido con la habilitación para que denuncie la
nulidad; y c) la aspiración de proteger al tercero contratante que puede desconocer la situación de incapacidad en la
que se encuentra el mandatario.

Presunción de onerosidad. El mandato se presume (como toda presunción puede desvirtuarse por pacto contrario o acreditando que
se trata de un contrato gratuito) oneroso, según el art. 1322.

El código civil derogado, aun cuando habilitaba las dos posibilidades, presumía que era gratuito: la onerosidad se
presumía solo cuando consistía en atribuciones o funciones conferidas por la ley al mandatario o se trataba de la
actividad profesional del mismo. Contradictoriamente, en materia comercial, la presunción era exactamente la inversa
y en una expresión negativa se consideraba que “el mandato no se presume gratuito” = se consideraba oneroso salvo
pacto en contrario.

Así, vemos que la unificación normativa sigue la línea del derecho mercantil al presumir la onerosidad del mandato.
Además, se verifica una regulación más completa al establecer las pautas para fijar la remuneración; ya que el código
de comercio derogado no preveía reglas propias para la determinación de la retribución.

La regla es que la retribución surja del acuerdo de partes, de una de las cláusulas del negocio jurídico. Pero el artículo
en cuestión establece la posibilidad de que se omitiera esa regulación y así enuncia las fuentes que deben considerarse
para su determinación. Que son:

a) Las disposiciones legales o reglamentarias aplicables (que prevalecerán –incluso- sobre el acuerdo de las
partes cuando sean de orden público e inderogables); y

b) El uso.

c) A falta de ambos, debe ser determinada por el juez.

Mandato tácito. El contrato de mandato pude incluso celebrase en forma tácita. En tal sentido el Código Civil y
Comercial regula la manifestación tácita de la voluntad del mandante y la del mandatario.

Respecto del mandatario, el art. 1319 del Código Civil y Comercial prevé que la ejecución del mandato implica su
aceptación aún sin mediar una declaración expresa sobre ella.

Con relación al mandante, prescribe el art. 1319 del Código Civil y Comercial que si una persona sabe que alguien
está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente mandato.
Otro aspecto importante de la cuestión sobre el que no existe consenso, se vincula a los alcances del mandato tácito.
Algunos prestigiosos autores aceptan su extensión, incluso, para los actos de disposición. Lorenzetti discrepa con esta
posición y adhiere a la interpretación restrictiva, por lo que se sostiene que un contrato perfeccionado con un
consentimiento meramente implícito sólo abarcaría los actos de administración.

Diferencia entre mandato tácito y gestión de negocios. Resulta bastante dificultoso distinguir el supuesto de mandato
tácito con la gestión de negocios, definida en el art. 1781 del Código Civil y Comercial del siguiente modo: “Hay
gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable,
sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada, convencional o legalmente”

Podemos encontrar la diferencia entre el mandato tácito y le gestión en la circunstancia que, en el primero, el
mandante sabe que alguien está haciendo algo en su interés y no lo impide pudiendo hacerlo. Por el contrario se trata
de gestión de negocios si el dueño del negocio no sabe que alguien está haciendo algo en su interés, o sabiéndolo no
pudo impedirlo.

Asimismo, la estructura del acto jurídico es diferente en uno y otro caso, en la gestión hablaremos de un acto
unilateral; mientras que en el mandato será uno bilateral como figura contractual que es; b) el objeto, en tanto la
gestión de negocios puede comprender tanto en actos materiales como jurídicos, mientras que el mandato solo puede
tener por objeto a estos últimos; c) en la gestión debe mediar un hacer útil (art. 1785 CCyC), es decir, la realización de
una actividad con efectos jurídicos beneficiosa para otro, e) El gestor debe actuar impulsado por un motivo razonable,
esto es, merecedor de tutela jurídica, d) la gestión debe ser oficiosa y no debe de haber sido iniciada en contra de la
voluntad del dueño del negocio.

Obligaciones del mandatario. Art. 1324 – Obligaciones del mandatario. El mandatario está obligado a:

a). Cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el mandante y a la
naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría en los asuntos propios o, en su caso, el
exigido por las reglas de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución;

b). Dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que razonablemente aconseje apartarse
de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas instrucciones o ratificación de las anteriores, y adoptar las medidas
indispensables y urgentes;

c). Informar sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que pueda motivar la
modificación o la revocación del mandato;

d). Mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que, por su naturaleza o
circunstancias, no está destinada a ser divulgada;

e). Dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y ponerlo a disposición de aquél;

f). Rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del mandato;

g). Entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios, de las sumas de dinero que
haya utilizado en provecho propio;

h). Informar en cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución del mandato;

i). Exhibir al mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada, y entregarle la que
corresponde según las circunstancias.

Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o su modo de vivir, acepta él regularmente, aun
cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias conservatorias urgentes que requiera el negocio que se le
encomienda.

Obligaciones del mandante. El art. 1328 del Cód. Civil y Comercial sistematiza del siguiente modo las obligaciones
del mandante:

a).Suministrar al mandatario los medios necesarios para la ejecución del mandato y compensarle, en cualquier
momento que le sea requerido, todo gasto razonable en que haya incurrido para ese fin.

b).Indemnizar al mandatario los daños que sufra como consecuencia de la ejecución del mandato, no imputables al
propio mandatario.

c).Liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los medios necesarios para ello.

Esta obligación de mantener indemne se evidenciará en el mandato no representativo, pues en ese caso el mandatario
asume personalmente las obligaciones que se generen en ejecución del mandato. En cambio en el mandato no
representativo quien quedaria directamente obligado con relación a los terceros sería el mandante;

d). Abonar al mandatario la retribución convenida. Si el mandato se extingue sin culpa del mandatario, debe la parte
de la retribución proporcionada al servicio cumplido; pero si el mandatario ha recibido un adelanto mayor de lo que le
corresponde, el mandante no puede exigir su restitución.

Conflicto de intereses. Art. 1325 - Conflicto de intereses. Si media conflicto de intereses entre el mandante y el
mandatario, éste debe posponer los suyos en la ejecución del mandato, o renunciar.

La obtención, en el desempeño del cargo, de un beneficio no autorizado por el mandante, hace perder al mandatario su
derecho a la retribución.

El mandatario tiene que anteponer los intereses del mandante a los suyos, ante un supuesto de conflicto de intereses y,
como complemento con lo dispuesto en el inc. c del art. 1324, debe dar aviso inmediato si se presenta tal conflicto,
imponiendo como regla de conducta que debe priorizar los intereses del mandante o, caso contrario, renunciar al
encargo conferido.
El último párrafo del art. 1325 CCyC determina como sanción la pérdida de la retribución pactada, frente a la
percepción por parte del mandatario de un beneficio no autorizado por el mandante.

Mandato a varias personas. Art. 1326 – Mandato a varias personas. Si el mandato se confiere a varias personas sin
estipular expresamente la forma o el orden de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o
separadamente.

El CC en cambio, disponía que cuando había varios mandatarios se entendía, salvo estipulación en contrario, que el
nombramiento había sido hecho para ser aceptado por uno sólo de los designados (art. 1899).

Entonces, puede que el mandato se haya otorgado para una actuación: i) conjunta: deben actuar todos coordinados
para que el acto tenga efectos jurídicos; ii) solidaria: cada uno puede actuar válidamente por sí solo; iii) fraccionada:
cada uno tiene una esfera de actividad exclusiva de actuación; iv) sustitutiva o subordinada: cada uno tiene indicada su
actuación en cierto orden o subordinada a determinada situación.

Si el contrato no ha sido otorgado con este nivel de previsión se observará la regla general contenida en el artículo
bajo comentario.

Sustitución del poder. Art. 1327 – Sustitución del mandato. El mandatario puede sustituir en otra persona la ejecución
del mandato y es responsable de la elección del sustituto, excepto cuando lo haga por indicación del mandante. En
caso de sustitución, el mandante tiene la acción directa contra el sustituto prevista en los artículos 736 y concordantes,
pero no está obligado a pagarle retribución si la sustitución no era necesaria. El mandatario responde directamente por
la actuación del sustituto cuando no fue autorizado a sustituir, o cuando la sustitución era innecesaria para la ejecución
del mandato.

La sustitución podrá configurarse como un submandato o bien, como una cesión de mandato, según sean las
características en las que se otorgue el acto.

En el caso del submandato, se aplican las reglas del subcontrato, donde el mandatario originario no queda desobligado
y es responsable de la elección del sustituto. Cabe mencionar que la subcontratación resulta procedente en todo
contrato con prestaciones pendientes, salvo que se trate de obligaciones que requieran prestaciones personales, y
asimismo, la ejecución por otro sujeto diferente al deudor es improcedente cuando éste fue elegido por sus cualidades.
En el mandato, típico contrato que presume una confianza entre las partes y donde el mandatario es seleccionado por
sus cualidades, prima la regulación del contrato (como ya dijimos) y se permitiría la subcontratación, en virtud de ser
una norma especial.

En el caso de haberse actuado por indicación del mandante, se produciría una cesión de la posición contractual —por
delegación perfecta— y el mandante podría ejercer la acción directa contra el sustituto, prevista en el art. 736 y concs.,
(acción que tiene por objeto las obligaciones derivadas de la sustitución –reclamar rendición de cuentas, entrega del
saldo, etc.-).

Finalmente, la norma indica que, de no haber resultado necesaria la sustitución, el mandante no estará obligado a
retribuir al sustituto. En este supuesto, el mandatario continúa respondiendo de modo directo ante el mandante sin
poder desobligarse del encargo, al igual que frente a los supuestos en los cuales el mandatario haya carecido de
autorización para sustituir. En ambos supuestos, el mandatario responde de modo directo frente al mandante.

Extinción del mandato. Art. 1329 – Extinción del mandato. El mandato se extingue:

a). Por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición resolutoria pactada o
por la ejecución del negocio para el cual fue dado. Aquí se extingue el mismo por el cumplimiento de su objeto,
conforme a las expectativas a las que aspiran las partes.

c). Por la revocación del mandante. Por revocación se entiende la facultad del mandante de extinguir por su sola
voluntad el negocio, comunicándolo a la otra parte. La revocabilidad rige como regla en el mandato, y sin necesidad
de expresar o probar la causa.

Se reconoce a la revocación como excepción, en contratos en que el interés de una de las partes es determinante para
su nacimiento, como la donación y el mandato. Si lo es para el nacimiento, debe serlo para la extinción, siempre que
no se afecten los derechos de la otra parte y de los terceros.

Asimismo, “las consecuencias patrimoniales de la revocación para el mandatario consisten en el devengamiento de la


remuneración por los trabajos realizados”, además del reembolso de los gastos .
La revocación no está sujeta a exigencias de formas especiales aunque el poder que se pretende extinguir tenga
impuesta alguna formalidad por la ley . Los efectos de la revocación en general son hacia el futuro, y las consecuencias
ya producidas quedan firmes entre las partes y frente a terceros

La revocación no necesita de invocación de causa cuando el acto es emanación del único interés del mandante, y por
eso puede revocarlo. Ahora bien, la revocación sin justa causa del mandato otorgado por tiempo o asunto determinado
obliga al mandante a indemnizar los daños causados; si el mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante
debe dar aviso adecuado a las circunstancias o, en su defecto, indemnizar los daños que cause su omisión.

Art. 1330 – Mandato irrevocable. El mandato puede convenirse expresamente como irrevocable en los casos de los
incisos b) y c) del art. 380.

“Subsiste en caso de muerte del representado siempre que haya sido conferido para actos especialmente
determinados y en razón de un interés legítimo que puede ser solamente del representante, de un tercero o común a
representante y representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero”.

“Puede ser conferido de modo irrevocable, siempre que lo sea para actos especialmente determinados, limitado por
un plazo cierto, y en razón de un interés legítimo que puede ser solamente del representante, o de un tercero, o común
a representante y representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero; se extingue llegado el
transcurso del plazo fijado y puede revocarse si media justa causa”.

El mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no puede valer como disposición de
última voluntad.

d). Por la renuncia del mandatario. La renuncia es un modo extintivo unilateral que existe cuando media una
declaración de voluntad del mandatario con la finalidad de dar por finalizado el negocio, de carácter receptivo, ya que
está dirigido al mandante.

Ésta es una solución tradicional, derivada del DR, en el que el mandato se concebía como un deber de amistad cuyo
cumplimiento no debía exigirse en contra de la voluntad de quien lo cumplía; hoy, cuando tal fundamento ha dejado
de tener vigencia, se justifica su menor consideración como su consecuencia de poner al mandatario en un pie de
igualdad con el mandante, que tiene la facultad de revocar voluntariamente el mandato.

La renuncia debe ser puesta en conocimiento del mandante, ello surge de lo establecido en el art. 380 inc. d). Y según
el art. 1332, la renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario obliga a indemnizar los daños que cause al
mandante.

e). Por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario. El mandato en principio concluye con la muerte del
mandante o del mandatario.

También la incapacidad del mandante o del mandatario hace cesar el mandato. Ello acontece cuando la persona se
encuentra absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo,
medio o formato adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un
curador –art. 32-.

En lo atinente a los efectos que la extinción del mandato produce con relación a los terceros, deviene aplicable el
principio general que fluye del art. 361, esto es, si éstos los conocen o pudieron conocerlos actuando con la debida
diligencia.

Art. 1333 – Muerte o incapacidad del mandatario y del mandante. Producida la muerte o incapacidad del mandatario,
sus herederos, representantes o asistentes que tengan conocimiento del mandato deben dar pronto aviso al mandante y
tomar en interés de éste las medidas que sean requeridas por las circunstancias.

Si se produce la muerte o incapacidad del mandante, el mandatario debe ejecutar los actos de conservación si hay
peligro en la demora, excepto instrucciones expresas en contrario de los herederos o representantes.

Rendición de cuentas. Art. 1334 – Rendición de cuentas. La rendición de cuentas por el mandatario debe ser en las
condiciones previstas en los arts. 858 y siguientes acompañada de toda la documentación relativa a su gestión.
Excepto estipulación en contrario, las cuentas deben rendirse en el domicilio del mandatario y los gastos que generan
son a cargo del mandante.

La norma remite al artículo 858 expresa que se entiende por cuenta “la descripción de los antecedentes, hechos y
resultados pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular”, mientras que, hay rendición de cuentas
“cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada, conforme a lo dispuesto en los artículos siguientes”.
El precepto legal indica cuales son las condiciones a las cuales se sujeta tal tarea por parte del mandatario, aspectos
entre los que se destaca: a) que debe ser hecha de modo descriptivo y documentado; b) incluir las referencias y
explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión; c) que se deben acompañar los comprobantes de los
ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso no extenderlos; d) que debe concordar con los libros que lleve quien
los rinda.

CONTRATOS DE DISTRIBUCIÓN.

Conviene aclarar que la expresión contrato de distribución es utilizada, en dos sentidos. En uno amplio, comprende al
conjunto de relaciones, usuales en la realidad económica, que encuentran su común denominador en constituir canales
o vías de comercialización por medio de terceros que actúan sin relación de dependencia. Desde esta perspectiva
quedan comprendidos los contratos de agencia, concesión, franquicia y distribución en sentido estricto.

El sentido restringido de la expresión se refiere de modo específico al contrato de distribución, el cual carece de una
definición en el Código Civil y Comercial  

Concepto contrato de distribución. Hay contrato de distribución cuando una parte llamada distribuidor se obliga a
comercializar los productos que la otra parte denominada distribuido se obliga a proveerle, realizando su actividad en
nombre y riesgo propios, bajo un esquema de vinculación estable y de cooperación.  

Son contratos en los que existe un vínculo de colaboración pero sin subordinación jurídica. La subordinación técnica y
económica depende de diversas variables de cada contratación, pudiendo mencionarse en tal sentido la clase de
producto comercializado, la existencia o no de exclusividad, entre otras.  

Por lo general la actividad del distribuidor no comprende obligaciones de post-venta del producto. 

Son modalidades para llevar los productos que genera, fabrica en lugares aislados de los lugares donde vive. 

Finalidad. Realizar negocios fuera del ámbito de donde el producto es producido. 

Autonomía del distribuidor. El distribuidor desarrolla su actividad con autonomía respecto del distribuido puesto
que se trata de un comerciante que no tiene subordinación jurídica respecto de éste y tampoco económica; además,
actúa en nombre y por cuenta —o riesgo— propios, por lo cual el distribuido no queda obligado ante el adquirente del
producto, sin perjuicio de las responsabilidades que se deriven por aplicación de la ley de defensa del consumidor 

Objeto. El objeto del contrato está dado por las prestaciones que se deben las partes. En consecuencia se puede
afirmar que, en el caso de la distribución, se configura por la obligación que asume el distribuidor de realizar la
comercialización de los productos del distribuido y que éste se obliga a proveer, todo ello en un vínculo estable de
colaboración. 

Las normas de los contratos de agencia y concesión son aplicables a los contratos de distribución. 

CONTRATO DE AGENCIA. 

Definición. ART. 1479. Hay contrato de agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover
negocios por cuenta de otra denominada preponente o empresario, de manera estable, continuada e independiente, sin
que medie relación laboral alguna, mediante una retribución.  El agente es un intermediario independiente, no asume
el riesgo de las operaciones ni representa al preponente. 

El contrato de agencia tiene y ha tenido una importancia crucial en la difusión de las actividades comerciales en el
mundo entero, mucho más a partir de la producción en gran escala de bienes y también de la prestación de servicios.

El Código incorpora, como nominado, al contrato de agencia, una de las clases reconocidas de contratos de
distribución. Lo define de la manera en que se lo reconoce en el mundo de los negocios, como el contrato por el cual
el agente, quien actúa de manera independiente, se obliga a promover negocios a favor del empresario, a cambio
de una remuneración. Se aclara que el agente no es un empleado del empresario, no asume el riesgo de los negocios,
no tiene facultades para concluir el negocio promovido y que el contrato debe instrumentarse por escrito. 

La actividad del agente. Es la de “promotor de negocios” que caracteriza al agente comercial, que cumple una función
de intermediación entre el principal y aquel o aquellos que están interesados en finiquitar un contrato y que, en su
caso, lo harán directamente con el principal. Es un verdadero creador de vínculos entre el productor y el adquirente
final de los bienes que ofrece. 
  
Caracteres de la actividad del agente:

a) Estabilidad. Para que se configure la relación en estudio debe existir permanencia, creándose un vínculo que,
precisamente por dicho carácter, obliga a las partes a deberes especiales inexistentes en relaciones ocasionales. Debe
establecerse en un lugar y montar su estructura de venta de recursos humanos, tecnológicos, etc 

b) Continuidad. Es necesaria la prolongación y persistencia en las tareas del agente. Por lo tanto, no deben ser actos
aislados.

c) Independencia. Inexistencia de relación laboral. El agente es un empresario autónomo, que no presenta vínculos
laborales ni societarios con el preponente. 

El agente actúa por riesgo propio, corriendo con todos los costos de su organización empresarial y de su gestión de
intermediación, obteniendo ganancias sólo en la medida del éxito de su actividad, y no en razón de una retribución
estable. 

El contrato debe instrumentarse por escrito. La formalidad es requerida a los fines probatorios; en caso de ausencia
de escritura hará aplicables las reglas previstas por los artículos 285 (que impone el otorgamiento de la formalidad) y
1019 y 1020 (los que determinan que el contrato podrá probarse por otros medios, si hay imposibilidad de obtener la
prueba, si existe principio de prueba instrumental o comienzo de ejecución). 

Caracteres del contrato. A tenor de lo que surge de la definición, pueden distinguirse los siguientes caracteres:
a) bilateral, porque existen obligaciones para las partes que son recíprocas; es decir que, a la obligación de promover
negocios que le permitan al empresario vender su mercadería a terceros —que es precisamente a lo que se obliga el
agente (obligación de hacer)—, le corresponde una retribución a cargo del preponente o empresario por el beneficio
que le apareje aquella gestión (obligación de dar);

b) formal, porque como ya se vio, se exige la forma escrita a fines probatorios;

c) oneroso, porque las partes acuerdan en vista de una ventaja o utilidad recíproca;

d) nominado y típico, porque cuenta con una denominación receptada por el Código y se prevé una regulación que le
da sus propias características;

e) conmutativo, pues las ventajas de las partes se encuentran predeterminadas desde su perfeccionamiento, sin
perjuicio del riesgo inherente a la actividad comercial en sí misma. 

Exclusividad. Art. 1480. El agente llene derecho a la exclusividad en el ramo de los negocios, en la zona geográfica,
o respecto del grupo de personas, expresamente determinados en el contrato. 

Este requisito le otorga una notable protección, a fin de impedir que el empresario frustre la finalidad económica del
contrato al designar otras personas que compitan con el agente. Es un elemento natural, a pesar de que las partes
puedan pactar la modalidad. 

La exclusividad puede radicar en que el empresario esté impedido de designar otras personas en el ramo de negocios
en el que actúe el agente (delimitación material), en la zona geográfica (exclusividad geográfica: donde el agente
promoverá la contratación sobre bienes o servicios del empresario) o con determinado grupo de personas
(exclusividad personal: quiere decir que ni el empresario ni otros agentes, podrán ofrecer productos o servicios a dicho
grupo). 

Consecuencias de la violación de la exclusividad. Implica el incumplimiento del contrato por parte del empresario y la
obligación de resarcir los daños y perjuicios, que consistirán en la obligación de abonar al agente la retribución
pactada sobre negocios realizados en el ramo de negocios, la zona o las personas en los cuales el agente tuviere
exclusividad, y en los que no se le hubiera dado intervención. 
Relación con varios empresarios. Art.1481. El agente puede contratar sus servicios con varios empresarios. Sin
embargo, no puede aceptar operaciones del mismo ramo de negocios o en competencia con las de uno de sus
proponentes, sin que éste lo autorice expresamente. 

Exclusividad a favor del preponente. Importa inhibir al agente a promover negocios por cuenta y orden propia o de
otros empresarios. A menos que se haya pactado lo contrario, entendemos que esta exclusividad se encuentra acotada
a la zona asignada al agente y a bienes o servicios en competencia con los que debe promover para el preponente. 

Garantía del agente. Art. 1482. El agente no puede constituirse en garante de la cobranza del comprador presentado
al empresario, sino hasta el importe de la comisión que se le puede haber adelantado o cobrado, en virtud de la
operación concluida por el principal. 

Las normas del Código tienden a la protección del agente, considerado parte débil del contrato de agencia, por ello la
prohibición de pactar que el agente garantizará la cobranza de la operación llevada a cabo a través de su intervención. 
A fin de evitar abusos por parte del empresario, se prohíbe la inclusión de cláusulas de garantía de las operaciones por
parte del agente. 

Pérdida de la comisión 
El Código permite que la consecuencia de la frustración del negocio concretado sea la pérdida de la comisión pactada,
sea que haya sido anticipada o esté pendiente de cobro. La cláusula que así lo pacte traslada parte del riesgo del
negocio al agente, lo que le impondrá una mayor diligencia en la elección de la contraparte del empresario para quien
cumple sus tareas. 

Obligaciones del agente. Art. 1483. Son obligaciones del agente; 

a) velar por los intereses del empresario y actuar de buena fe en el ejercicio de sus actividades; 

b) ocuparse con la diligencia de un buen hombre de negocios de la promoción y, en su caso, de la conclusión de


los actos u operaciones que le encomendaron; 

c) cumplir su cometido de conformidad con las instrucciones recibidas del empresario y transmitir a éste toda la
información de la que disponga relativa a su gestión; 

d) informar al empresario, sin retraso, de todos los negocios tratados o concluidos y, en particular, lo relativo a
la solvencia de los terceros con los que se proponen o se concluyen operaciones; 

e) recibir en nombre del empresario las reclamaciones de terceros sobre defectos o vicios de calidad o cantidad de los
bienes vendidos o de los servicios prestados como consecuencia de las operaciones promovidas, aunque él no las haya
concluido, y transmitírselas de inmediato; 

f) asentar en su contabilidad en forma independiente los actos u operaciones relativos a cada empresario por
cuya cuenta actúe. 

Además de estas obligaciones, de carácter legal, las partes pueden pactar otras, en el amplio límite de la libertad
contractual y bajo los límites fijados por el sistema legal y, en especial, las disposiciones limitativas que contiene el
régimen del contrato de agencia. 

Obligaciones del empresario. Art. 1484. Son obligaciones del empresario: 

a) actuar de buena fe, y hacer todo aquello que le incumbe, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, para
permitir al agente el ejercicio normal de su actividad; 

b) poner a disposición del agente con suficiente antelación y en la cantidad apropiada, muestras, catálogos, tarifas y
demás elementos de que se disponga y sean necesarios para el desarrollo de las actividades del agente; 

c) pagar la remuneración pactada; 

d) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días hábiles de su conocimiento,
la aceptación o rechazo de la propuesta que le haya sido transmitida; 
e) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días hábiles de la recepción de la
orden, la ejecución parcial o la falta de ejecución del negocio propuesto. 

Representación del agente. Art. 1485. El agente no representa al empresario a los fines de la conclusión y ejecución
de los contratos en los que actúa, excepto para recibir las reclamaciones de terceros previstas en el artículo 1483,
inciso e).
El agente debe tener poder especial para cobrar los créditos resultantes de su gestión, pero en ningún caso puede
conceder quitas o esperas ni consentir acuerdos, desistimientos o avenimientos concursales, sin facultades expresas, de
carácter especial, en las que conste en forma específica el monto de la quita o el plazo de la espera. Se prohíbe al
agente desistir de la cobranza de un crédito del empresario en forma total o parcial. 

El Código determina que, en principio, el agente carece de facultades de representación del empresario para concluir o
ejecutar los contratos vinculados a su gestión y para realizar cobranzas. Si se le encarga la cobranza,
deberá otorgársele poder especial, con cláusulas específicas y detalladas para renunciar derechos del empresario.  

Remuneración. Art. 1486. Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente es una comisión variable según el
volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y, en su caso, concluidos por el agente, conforme con los usos
y prácticas del lugar de actuación del agente. 

La remuneración es la contraprestación obtenida por el agente por su actividad, sin perjuicio de los intereses
inmateriales que pueda perseguir mediante la celebración del contrato. 

El Código otorga a las partes amplias facultades para determinar cómo se conforma la remuneración del agente. 

En la práctica, se han presentado los siguientes sistemas: 

a) Comisión. El agente cobra un tanto por ciento del total facturado por operaciones promovidas o, en su caso,
concluidas con su intervención.  

b) Sobreprecio o margen de ganancia. El agente cobra todo o un parte del sobreprecio pagado por el tercero
consumidor por encima del precio base fijado por el empresario. Este sistema permite incentivar al agente a obtener la
conclusión de negocios por los montos más altos posibles. 

c) Sistema mixto. Combina los dos anteriores, correspondiendo al agente una comisión y el pago de una parte del
sobreprecio obtenido, 

Base para el cálculo. Art. 1487. Cualquiera sea la forma de la retribución pactada, el agente tiene derecho a percibirla
por las operaciones concluidas con su intervención, durante la vigencia del contrato de agencia y siempre que el precio
sea cobrado por el empresario. En las mismas condiciones también tiene derecho: 

a) si existen operaciones concluidas con posterioridad a la finalización del contrato de agencia; 

b) si el contrato se concluye con un cliente que el agente presentara anteriormente para un negocio análogo, siempre
que no haya otro agente con derecho a remuneración; 

c) si el agente tiene exclusividad para una zona geográfica o para un grupo determinado de personas, cuando el
contrato se concluye con una persona perteneciente a dicha zona o grupo, aunque el agente no lo promueva,
excepto pacto especial y expreso en contrario. 

El principio no se aplica si en el contrato el empresario se reservó el derecho de concluir contratos por sí mismo sobre
determinados negocios comprendidos en el ramo en el que actúa el agente, o con ciertas personas incluidas en el
ámbito de personas con quienes debe actuar el agente. El pacto que así lo prevea, debe ser especial y expreso. 

Devengamiento de la comisión. Art. 1488. El derecho a la comisión surge al momento de la conclusión del contrato
con el tercero y del pago del precio al empresario. La comisión debe ser liquidada al agente dentro de los veinte días
hábiles contados a partir del pago total o pardal del precio al empresario. 

Cuando la actuación del agente se limita a la promoción del contrato, la orden transmitida al empresario se presume
aceptada, a los fines del derecho a percibir en el futuro la remuneración, excepto rechazo o reserva formulada por éste
en el término previsto en el artículo 1484, inciso d). 
En el sistema del Código: la comisión queda sujeta a la conclusión y cobro. La propuesta de negocios no genera
derecho a comisión, salvo pacto en contrario. 

Si las partes nada han pactado, el agente tendrá derecho al cobro de comisión parcial, en caso de ejecución parcial del
contrato, pues el artículo menciona que se debe abonar la comisión dentro de un plazo que se cuenta a partir del "pago
total o parcial del precio". 

El artículo establece que si el empresario no rechaza la propuesta de negocio comunicada por el agente dentro del
plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días hábiles, se presume aceptada a los fines del devengamiento de
la comisión, en los términos establecidos por la norma. 

Remuneración sujeta a ejecución del contrato. Art. 1489. La cláusula que subordina la percepción de la remuneración,
en todo o en parte, a la ejecución del contrato, es válida si ha sido expresamente pactada. 

En el artículo se aclara que las cláusulas que subordinan el pago de la remuneración al cumplimiento de prestaciones a
cargo del tercero son válidas. Si se trata da pago del precio, el Código la presume, pero si se refiere a otras
prestaciones por parte del tercero, debe ser expresa. 

Gastos. Art. 1490. Excepto pacto en contrario, el agente no tiene derecho al reembolso de gastos que le origine el
ejercicio de su actividad. 

Esto es por el carácter autónomo del agente, los gastos se encuentran a cargo del agente no pudiendo repetirse del
empresario, salvo expreso pacto en contrario.  

Plazo. Art. 1491. Excepto pacto en contrario, se entiende que el contrato de agencia se celebra por tiempo
indeterminado.

La continuación de la relación con posterioridad al vencimiento de un contrato de agencia con plazo determinado, lo
transforma en contrato por tiempo indeterminado. Ello, sin perjuicio del derecho de rescisión unilateral que otorga el
artículo 1492 a cualquiera de las partes. 

No se determina un plazo mínimo de duración. A diferencia de lo dispuesto en los contratos de concesión (art.1506) y
franquicia (art. 1512), el Código no fija un plazo mínimo de duración del contrato de agencia. 

El artículo 1011 da una pauta clara de interpretación para la determinación del plazo mínimo exigible: "En los
contratos de larga duración el tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los
efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que los indujo a contratar". De modo que, un plazo
determinado muy corto, que frustre los efectos económicos habituales de acuerdo a las circunstancias del caso, podría
declararse inconsistente con la norma. 

Preaviso.Art. 1492. En los contratos de agencia por tiempo indeterminado, cualquiera de las partes puede ponerle fin
con un preaviso. 

El plazo del preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato. 

El final del plazo de preaviso debe coincidir con el final del mes calendario en el que aquél opera. 

Las partes pueden prever los plazos de preaviso superiores a los establecidos en este artículo. 

Este artículo cuando hable del preaviso se refiere a que es un plazo de anticipación, donde los contratos distributivos
pueden ser rescindidos sin causa mediante un preaviso. 

La facultad es natural en los contratos de larga duración y estructurados a partir de la colaboración continua y fluida
entre las partes. 

La Corte establece que cualquier contratante que quiera descontratarse  puede hacerlo pero tiene que cumplir con dos
requisitos, el preaviso y la indemnización.
Omisión de preaviso. Art. 1493. En los casos del artículo 1492, la omisión del preaviso, otorga a la otra parte derecho
a la indemnización por las ganancias dejadas de percibir en el período en el cual debió continuar la relación si
se hubiese realizado el preaviso.

La omisión de preaviso no quiere decir que igual no pueda llevar a cabo la rescisión del contrato. La decisión de
rescisión unilateral debe ser comunicada con la antelación de un mes por cada año de duración del contrato, o el
plazo mayor que se hubiere pactado. 

La omisión de preaviso generará el derecho indemnizatorio a favor de la contraparte. 

Quien rescindió unilateralmente el contrato sin realizar preaviso, u otorgándolo por un plazo menor al
correspondiente, debe indemnizar los daños ocasionados por su incumplimiento, pero ello no obsta  a que pueda
rescindir el contrato, más allá de no haber hecho el preaviso o haberlo hecho por menos tiempo al correspondiente.  

Resolución. Otras causales. Art. 1494. El contrato de agencia se resuelve por: 

A). Muerte o incapacidad del agente. Se ha tenido en cuenta que el contrato se celebra atendiendo a las cualidades
específicas del agente, Este principio puede ser derogado por voluntad del empresario, quien puede también aceptar la
continuidad del contrato con los sucesores, sea de manera expresa o tácita.

El Código no establece la extinción del contrato por muerte del empresario, por lo que, en principio, no se produce. Lo
que nos parece relevante es la continuidad de la empresa, con independencia de su titular subjetivo. Si la empresa
continúa, el contrato también lo hará, siendo las prestaciones a cargo del empresario, en principio, fungibles

B). Disolución de la persona jurídica que celebra el contrato, que no deriva de fusión o escisión.

C). Quiebra firme de cualquiera de las partes.

D). Vencimiento del plazo. Siempre que no exista continuación de la relación y el contrato se transforme en uno de
plazo indeterminado

E). Incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las partes, de forma de poner razonablemente
en duda la posibilidad o la intención del incumplidor de atender con exactitud las obligaciones sucesivas.  

F). Disminución significativa del volumen de negocios del agente. 

Manera en que opera la resolución. Art. 1495. En los casos previstos en los incisos a) a d) del artículo 1494, la
resolución opera de pleno derecho, sin necesidad de preaviso ni declaración de la otra parte, sin perjuicio de lo
dispuesto por el artículo 1492 para el supuesto de tiempo indeterminado. 

En el caso del inciso e) del artículo 1494, cada parte puede resolver directamente el contrato. 

En el caso del inciso f) del artículo 1494, se aplica el artículo 1492, excepto que el agente disminuya su volumen de
negocios durante dos ejercicios consecutivos, en cuyo caso el plazo de preaviso no debe exceder de dos meses,
cualesquiera haya sido la duración del contrato, aun cuando el contrato sea de plazo determinado. 

Fusión o escisión. Art. 1496.  El contrato se resuelve si la persona jurídica que ha celebrado el contrato se fusiona o se
escinde y cualquiera de estas dos circunstancias causa un detrimento sustancial en la posición del agente. Se deben las
indemnizaciones del artículo 1497 y, en su caso, las del artículo 1493. 

Este artículo es una excepción al art.1494 inc b) ya que dispone que el contrato se resuelva cuando la fusión o escisión
de la sociedad preponente causa un grave perjuicio al agente. 

Compensación por clientela. Art. 1497. Extinguido el contrato, sea por tiempo determinado o indeterminado, el
agente que mediante su labor ha incrementado significativamente el giro de las operaciones del empresario, tiene
derecho a una compensación si su actividad anterior puede continuar produciendo ventajas sustanciales a éste. 

En caso de muerte del agente ese derecho corresponde a sus herederos. 


A falta de acuerdo, la compensación debe ser fijada judicialmente y no puede exceder del importe equivalente a un
año de remuneraciones, neto de gastos, promediándose el valor de las percibidas por el agente durante los últimos
cinco años, o durante todo el período de duración del contrato, si éste es inferior. 

Esta compensación no impide al agente, en su caso, reclamar por los daños derivados de la ruptura por culpa del
empresario. 

La generación de clientela. Un rasgo característico del contrato de agencia es que el empresario no busca ampliar su
clientela a través de la actividad del agente, quien promueve sus negocios. 

Si la labor del agente es eficiente, los productos o servicios del empresario se verán mejor posicionados en el mercado
y se ampliarán los volúmenes negociados. La cuestión es determinar a quién pertenece esa clientela. Al empresario,
quien coloca los productos o servicios, o al agente, quien la crea o amplía. 

Las partes pueden pactar que el agente tenga derecho a la compensación por la clientela creada o aumentada a partir
de su actuación. Las cláusulas fijarán las condiciones bajo las cuales el agente tendrá derecho a esta compensación. 
En defecto de convención, el Código otorga al agente el derecho de percibir una compensación por la clientela
generada o, en su caso, aumentada, por la actividad realizada durante la vigencia del contrato. Determina dos
condiciones para que el derecho a compensación se genere. 

a) incremento significativo del giro de operaciones del empresario causado por la actividad del agente. 

b) Continuidad de las ventajas en el futuro.  

Excepciones. No hay derecho a compensación si: 


a) el empresario pone fin al contrato por incumplimiento del agente; 
b) el agente pone fin al contrato, a menos que la terminación esté justificada por incumplimiento del empresario; o por
la edad, invalidez o enfermedad del agente, que no permiten exigir razonablemente la continuidad de sus actividades.
Esta facultad puede ser ejercida por ambas partes. 

Cláusula de no competencia. Art. 1499. Las partes pueden pactar cláusulas de no competencia del agente para
después de la finalización del contrato, si éste prevé la exclusividad del agente en el ramo de negocios del empresario.
Son válidas en tanto no excedan de un año y se apliquen a un territorio o grupo de personas que resulten razonables,
habida cuenta de las circunstancias. 

El  derecho a la exclusividad genera para el empresario el riesgo de que, concluido el contrato, el agente comprometa
su actividad a favor de un competidor y, con ello, pierda la clientela. 

Es habitual, y el Código así lo admite, que se pacte una cláusula por la cual se prohíba al agente realizar actividades en
competencia con el empresario, en los ámbitos en los que actuó durante la vigencia del contrato, con sanciones en
caso de incumplimiento. 

Subagencia. Art 1500. El agente no puede, excepto consentimiento expreso del empresario, instituir subagentes. Las
relaciones entre agente y subagente son regidas por este Capítulo. El agente responde solidariamente por la actuación
del subagente, el que, sin embargo, no tiene vínculo directo con el empresario. 

El Código afirma el carácter personalísimo del contrato de agencia, prohibiendo la contratación de subagentes, salvo
cláusula expresa que lo permita.  

Casos excluidos. Art.1501. Las normas de este Capítulo no se aplican a los agentes de bolsa o de mercados de valores,
de futuros y opciones o derivados; a los productores o agentes de seguros; a los agentes financieros, o cambiados, a los
agentes marítimos o aeronáuticos y a los demás grupos regidos por leyes especiales en cuanto a las operaciones que
efectúen. 

CONTRATO DE CONSECIÓN. 

Definición. Art. 1502. Hay contrato de concesión cuando el concesionario, que actúa en nombre y por cuenta propia
frente a terceros, se obliga mediante una retribución a disponer de su organización empresarial para comercializar
mercaderías provistas por el concedente, prestar los servicios y proveer los repuestos y accesorios según haya sido
convenido. 

El Código caracteriza la concesión a partir de tres elementos dogmáticos: 

La autonomía del concesionario. El concesionario "actúa en nombre y por cuenta propia frente a terceros". 
Este rasgo es crucial, ya que el concesionario es siempre un comerciante o una empresa autónoma, que encara sus
negocios a riesgo propio y comprometiendo su responsabilidad. Existe entre concesionario y concedente un obrar
cooperativo, pero que no se traduce en la existencia de controles societarios ni dependencia laboral. 

Tampoco existe representación del concedente por el concesionario, que queda personal y directamente obligado
respecto de terceros cocontratantes, con las salvedades propias del derecho del consumo. 

La actividad comercial distributiva del concesionario. La clave de la figura reside en la utilizacion  de


la organización empresaria del concesionario, a fin de distribuir los productos (mercaderías) del
concedente. El concesinario es un intermediario 

El Código alude a la provisión de "mercaderías", con lo que (de acuerdo al significado del término), el tipo contractual
se refiere a transacciones sobre cosas muebles. 

La prestación de servicios de posventa y de repuestos y accesorios, se incluye al artículo 1505,  que completa el rol del
concesionario, precisando que no es un mero revendedor. 

La onerosidad. La norma destaca  la onerosidad del contrato, en la medida que el empresario-concesionario realiza su


actividad en procura de beneficios propios que, más allá de otros intangibles (como la obtención de clientela y la
maximización del crédito e imagen comercial), se concretan en la obtención de una retribución económica. 

Caracteres de la concesión. La caracterización legal permite describir al contrato de concesión como: 

Bilateral, oneroso, conmutativo, no formal, nominado, de tracto sucesivo.

Diferencia con el contrato de agencia es que en el de agencia el agente concerta los negocios en nombre de la empresa
y en el contrato de concesión el concesionario concerta los negocios a nombre e interés propio. 

Exclusividad. Mercaderías. Art. 1503. Excepto pacto en contrario: 

a) La concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o zona de influencia determinados. El concedente no


puede autorizar otra concesión en el mismo territorio o zona y el concesionario no puede, por sí o
por interpósita persona, ejercer actos propios de la concesión fuera de esos límites o actuar en actividades
competitivas; 

b) La concesión comprende todas las mercaderías fabricadas o provistas por el concedente, incluso los nuevos
modelos. 

Obligaciones del concedente. Art. 1504. Son obligaciones del concedente: 

a) proveer al concesionario de una cantidad mínima de mercaderías que le permita atender adecuadamente las
expectativas de venta en su territorio o zona, de acuerdo con las pautas de pago, de financiación y garantías previstas
en el contrato. El contrato puede prever la determinación de objetivos de ventas, los que deben ser fijados y
comunicados al concesionario de acuerdo con lo convenido; 

b) respetar el territorio o zona de influencia asignado en exclusividad al concesionario. Son válidos los pactos que, no
obstante la exclusividad, reserva para el concedente cierto tipo de ventas directas o modalidades de ventas especiales; 

c) proveer al concesionario la información técnica y, en su caso, los manuales y la capacitación de personal


necesarios para la explotación de la concesión; 

d) proveer durante un período razonable, en su caso, repuestos para los productos comercializados; 
e) permitir el uso de marcas, enseñas comerciales y demás elementos distintivos, en la medida necesaria para la
explotación de la concesión y para la publicidad del concesionario dentro de su territorio o zona de influencia. 

El Código regula las obligaciones principales del concedente. Tratándose de un contrato de duración y, además,
cooperativo, resulta aplicable en su cumplimiento el estándar del artículo 1011 (contratos de larga duración). 

Obligaciones del concesionario. Art. 1505. Son obligaciones del concesionario; 

a) comprar exclusivamente al concedente las mercaderías y, en su caso, los repuestos objeto de la concesión, y
mantener la existencia convenida de ellos o, en defecto de convenio, la cantidad suficiente para asegurar la
continuidad de los negocios y la atención del público consumidor; 

b) respetar los límites geográficos de actuación y abstenerse de comercializar mercaderías fuera de ellos, directa o
indirectamente por interpósita persona; 

c) disponer de los locales y demás instalaciones y equipos que resulten necesarios para el adecuado cumplimiento de
su actividad; 

d) prestar los servicios de preentrega y mantenimiento de las mercaderías, en caso de haberlo así convenido; 

e) adoptar el sistema de ventas, de publicidad y de contabilidad que fije el concedente; 

f) capacitar a su personal de conformidad con las normas del concedente. 

Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso a) de este artículo, el concesionario puede vender mercaderías del mismo
ramo que le hayan sido entregadas en parte de pago de las que comercialice por causa de la concesión, así como
financiar unas y otras y vender, exponer o promocionar otras mercaderías o servicios que se autoricen por el contrato,
aunque no sean accesorios de las mercaderías objeto de la concesión ni estén destinados a ella. 

Plazos. Art. 1506.  El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro años. Pactado un plazo menor o si
el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro años. 

Excepcionalmente, si el concedente provee al concesionario el uso de las instalaciones principales suficientes para su
desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos años. 

La continuación de la relación después de vencido el plazo determinado por el contrato o por la ley, sin
especificarse antes el nuevo plazo, lo transforma en contrato por tiempo indeterminado. 

El aseguramiento de un plazo mínimo es fundamental: el concesionario necesita que el vínculo se prolongue lo


suficiente para amortizar las inversiones que hubiera realizado para la ejecución del contrato y para obtener la
rentabilidad estimada. 

Dicha habilitación obedece a que, proveyendo el concedente la infraestructura requerida para la actividad del
concesionario, la inversión de éste será menor, requiriendo de menos tiempo para ser amortizada y comenzar a generar
rentabilidad. 

Retribución. Gastos. Art. 1507. El concesionario tiene derecho a una retribución, que puede consistir en una
comisión o un margen sobre el precio de las unidades vendidas por él a terceros o adquiridas al concedente, o también
en cantidades fijas u otras formas convenidas con el concedente. 

Los gastos de explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para atender los servicios
de preentrega o de garantía gratuita a la clientela, en su caso, que deben ser pagados por el concedente conforme a
lo pactado. 

Rescisión de contratos por tiempo indeterminado. Art. 1508. Si el contrato de concesión es por tiempo
indeterminado: 
a) son aplicables los artículos 1492 y 1493; 
b) el concedente debe readquirir los productos y repuestos nuevos que el concesionario haya adquirido conforme
con las obligaciones pactadas en el contrato y que tenga en existencia al fin del período de preaviso, a los
precios ordinarios de venta a los concesionarios al tiempo del pago. 
El CCCN fija la obligación de recompra de stock a cargo del concedente en el inciso b) que establece que
como consecuencia de la rescisión y de la conclusión del vínculo entre las partes, debe establecerse el destino del
stock de mercaderías y repuestos provistos al concesionario. El Código lo resuelve estableciendo una obligación de
readquisición a cargo del concedente y aclarando que el precio de recompra será el ordinario de venta a los
concesionarios, al tiempo del pago.  

Subconcesionarios. Art. 1510. Excepto pacto en contrario, el concesionario no puede


designar subconcesionarios, agentes o intermediarios de venta, ni cualquiera de las partes puede ceder el contrato. 

Aplicación a otros contratos. Art. 1511. Las normas de este Capítulo se aplican a: 
a) los contratos por los que se conceda la venta o comercialización de software o de procedimientos similares; 
b) los contratos de distribución, en cuanto sean pertinentes.

CONTRATO DE FRANQUICIA.

ARTICULO 1512.- Concepto. Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra,
llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar determinados bienes o
servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos
técnicos y la prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o indirecta del
franquiciado.

El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres
comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia; o, en su caso, tener derecho a su
utilización y transmisión al franquiciado en los términos del contrato.

El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo o indirecto en el negocio del franquiciado.

ARTICULO 1513.- Definiciones. A los fines de la interpretación del contrato se entiende que:

a) franquicia mayorista es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a una persona física o jurídica un
territorio o ámbito de actuación Nacional o regional o provincial con derecho de nombrar subfranquiciados, el uso de
sus marcas y sistema de franquicias bajo contraprestaciones específicas;

b) franquicia de desarrollo es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a un franquiciado denominado


desarrollador el derecho a abrir múltiples negocios franquiciados bajo el sistema, método y marca del franquiciante en
una región o en el país durante un término prolongado no menor a cinco años, y en el que todos los locales o negocios
que se abren dependen o están controlados, en caso de que se constituyan como sociedades, por el desarrollador, sin
que éste tenga el derecho de ceder su posición como tal o subfranquiciar, sin el consentimiento del franquiciante;

c) sistema de negocios: es el conjunto de conocimientos prácticos y la experiencia acumulada por el franquiciante, no


patentado, que ha sido debidamente probado, secreto, sustancial y transmisible. Es secreto cuando en su conjunto o la
configuración de sus componentes no es generalmente conocida o fácilmente accesible. Es sustancial cuando la
información que contiene es relevante para la venta o prestación de servicios y permite al franquiciado prestar sus
servicios o vender los productos conforme con el sistema de negocios. Es transmisible cuando su descripción es
suficiente para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a las pautas creadas o desarrolladas por
el franquiciante.

ARTICULO 1514.- Obligaciones del franquiciante. Son obligaciones del franquiciante:

a) proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información económica y financiera sobre la evolución de dos
años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un tiempo suficiente, en el país o en el
extranjero;

b) comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun cuando no estén patentados, derivados de la
experiencia del franquiciante y comprobados por éste como aptos para producir los efectos del sistema franquiciado;

c) entregar al franquiciado un manual de operaciones con las especificaciones útiles para desarrollar la actividad
prevista en el contrato;

d) proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la vigencia del contrato;
e) si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo del franquiciante o de terceros designados por
él, asegurar esa provisión en cantidades adecuadas y a precios razonables, según usos y costumbres comerciales
locales o internacionales;

f) defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del contrato, de los derechos referidos en el
artículo 1512, sin perjuicio de que:

i) en las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a cargo del franquiciado, a cuyo efecto debe ser
especialmente apoderado sin perjuicio de la obligación del franquiciante de poner a disposición del franquiciado, en
tiempo propio, la documentación y demás elementos necesarios para ese cometido;

ii) en cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como interesado coadyuvante, en defensa de tales
derechos, en las instancias administrativas o judiciales correspondientes, por las vías admitidas por la ley procesal, y
en la medida que ésta lo permita.

ARTICULO 1515.- Obligaciones del franquiciado. Son obligaciones mínimas del franquiciado:

a) desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia, cumplir las especificaciones del manual de
operaciones y las que el franquiciante le comunique en cumplimiento de su deber de asistencia técnica;

b) proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el franquiciante para el conocimiento del desarrollo de
la actividad y facilitar las inspecciones que se hayan pactado o que sean adecuadas al objeto de la franquicia;

c) abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el prestigio del sistema de franquicia que integra
o de los derechos mencionados en el artículo 1512, segundo párrafo, y cooperar, en su caso, en la protección de esos
derechos;

d) mantener la confidencialidad de la información reservada que integra el conjunto de conocimientos técnicos


transmitidos y asegurar esa confidencialidad respecto de las personas, dependientes o no, a las que deban comunicarse
para el desarrollo de las actividades. Esta obligación subsiste después de la expiración del contrato;

e) cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden pactarse contribuciones para el desarrollo
del mercado o de las tecnologías vinculadas a la franquicia.

ARTICULO 1516.- Plazo. Es aplicable el artículo 1506, primer párrafo. Sin embargo, un plazo inferior puede ser
pactado si se corresponde con situaciones especiales como ferias o congresos, actividades desarrolladas dentro de
predios o emprendimientos que tienen prevista una duración inferior, o similares. Al vencimiento del plazo, el
contrato se entiende prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año, excepto expresa denuncia de una de las
partes antes de cada vencimiento con treinta días de antelación. A la segunda renovación, se transforma en contrato
por tiempo indeterminado.

ARTICULO 1517.- Cláusulas de exclusividad. Las franquicias son exclusivas para ambas partes. El franquiciante
no puede autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio, excepto con el consentimiento del franquiciado. El
franquiciado debe desempeñarse en los locales indicados, dentro del territorio concedido o, en su defecto, en su zona
de influencia, y no puede operar por sí o por interpósita persona unidades de franquicia o actividades que sean
competitivas. Las partes pueden limitar o excluir la exclusividad.

ARTICULO 1518.- Otras cláusulas. Excepto pacto en contrario:

a) el franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos que emergen del contrato mientras está
vigente, excepto los de contenido dinerario. Esta disposición no se aplica en los contratos de franquicia mayorista
destinados a que el franquiciado otorgue a su vez subfranquicias, a esos efectos. En tales supuestos, debe contar con la
autorización previa del franquiciante para otorgar subfranquicias en las condiciones que pacten entre el franquiciante y
el franquiciado principal;

b) el franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros, mercaderías o servicios comprendidos en la
franquicia dentro del territorio o zona de influencia del franquiciado;

c) el derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado no puede mudar la ubicación de sus locales de
atención o fabricación.

ARTICULO 1519.- Cláusulas nulas. No son válidas las cláusulas que prohíban al franquiciado:

a) cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante mencionado en el artículo 1512, segundo párrafo;
b) adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros franquiciados dentro del país, siempre que éstos
respondan a las calidades y características contractuales;

c) reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.

ARTICULO 1520.- Responsabilidad. Las partes del contrato son independientes, y no existe relación laboral entre
ellas. En consecuencia:

a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, excepto disposición legal expresa en contrario;

b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el franquiciante, sin perjuicio de la
aplicación de las normas sobre fraude laboral;

c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en franquicia.

El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona independiente en sus facturas, contratos y demás
documentos comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad común de la red franquiciada, en particular
en sus nombres o rótulos comunes y en la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte.

ARTICULO 1521.- Responsabilidad por defectos en el sistema. El franquiciante responde por los defectos de
diseño del sistema, que causan daños probados al franquiciado, no ocasionados por la negligencia grave o el dolo del
franquiciado.

ARTICULO 1522.- Extinción del contrato. La extinción del contrato de franquicia se rige por las siguientes reglas:

a) el contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de las partes;

b) el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su vigencia original, pactado entre las partes.
Se aplican los artículos 1084 y siguientes;

c) los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones especiales según el artículo 1516, quedan
extinguidos de pleno derecho al vencimiento del plazo;

d) cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo a la expiración del plazo original o de
cualquiera de sus prórrogas, debe preavisar a la otra con una anticipación no menor de un mes por cada año de
duración, hasta un máximo de seis meses, contados desde su inicio hasta el vencimiento del plazo pertinente. En los
contratos que se pactan por tiempo indeterminado, el preaviso debe darse de manera que la rescisión se produzca,
cuando menos, al cumplirse el tercer año desde su concertación. En ningún caso se requiere invocación de justa causa.
La falta de preaviso hace aplicable el artículo 1493.

La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la comercialización de productos o servicios propios o de
terceros después de extinguido el contrato por cualquier causa, es válida hasta el plazo máximo de un año y dentro de
un territorio razonable habida cuenta de las circunstancias.

ARTICULO 1523.- Derecho de la competencia. El contrato de franquicia, por sí mismo, no debe ser considerado un
pacto que limite, restrinja o distorsione la competencia.

ARTICULO 1524.- Casos comprendidos. Las disposiciones de este Capítulo se aplican, en cuanto sean compatibles,
a las franquicias industriales y a las relaciones entre franquiciante y franquiciado principal y entre éste y cada uno de
sus subfranquiciados.

CONTRATO DE LEASING. 

Concepto. Art. 1227 o art. 1 de la ley. En el contrato de leasing el dador conviene transferir al tomador la tenencia de
un bien cierto y determinado para su uso y goce, contra el pago de un canon y le confiere una opción de compra por
un precio. 

El leasing es un contrato concebido para facilitar la adquisición de bienes de larga duración y alto precio. 

Combina la locación y la compraventa. El dador de un bien lo entrega al tomador, quien paga un canon por el uso y
goce de ese bien, debiendo las partes convenir su monto y periodicidad (art. 1229). Pero, además, el tomador tiene
derecho a quedarse con el dominio del bien si ejerce la opción de compra —opción esta que forma parte de la génesis
del contrato— pagando el precio pactado (arts. 1227 y 1230). 
Partes.

Dador. Es la persona física o jurídica que concede al tomador el uso y goce del bien objeto del contrato. Es el
propietario del bien. La transmisión dominial servirá como modo de garantizar el cumplimiento del pago de los
cánones. 

Tomador. Es la persona física o jurídica que recibe del dador el uso y goce del bien objeto del contrato. Su interés no
se limita al mero uso y goce, sino que se extiende a la posible adquisición de la propiedad, a partir del ejercicio de la
opción de compra en los tiempos fijados en el contrato.

En algunas modalidades de leasing, específicamente en el financiero, puede aparecer otro sujeto involucrado en esta
operación: el productor, distribuidor, vendedor, etc., del bien objeto de la convención. Este sujeto es un tercero en
relación con la formación del contrato, aun cuando, en algunos supuestos, se encuentre afectado por alguno de sus
efectos.

Tipos de leasing. 

Financiero. Es la modalidad que tradicionalmente dio origen al leasing. El funcionamiento de esta variante, en
esencia, es el siguiente: el tomador, interesado en adquirir un bien mediante financiación, acude a un dador —una
entidad financiera— que desarrolla determinadas tratativas, y acuerdan celebrar el contrato.

A partir de entonces, el dador cumplirá su obligación adquiriendo el bien indicado por el tomador, para cederlo luego
en leasing al propio tomador.  

Operativo. Una persona cede en leasing a otra un bien de su titularidad, para que ésta lo utilice y finalmente tenga,
transcurrido un plazo, la opción de compra por el valor residual. Es común su utilización como un medio de
comercialización de bienes cuya vida útil es corta. 

Lease back o leasing de retro o retro-leasing. Esa modalidad del contrato se presenta cuando una empresa vende
bienes de su propiedad a una sociedad financiera —dedicada a esta operatoria— que los adquiere, aunque la tenencia
la ejerce la empresa vendedora, quien los sigue utilizando como tomadora en leasing.
De este modo, la empresa obtiene capital de trabajo a partir del precio que recibe por el valor de venta de los bienes y
se obliga a cumplir con el pago de los cánones estipulados en el contrato, garantizados a su vez por los bienes
vendidos.

En realidad, esta operatoria reconoce la realización de dos contratos diferentes para cumplir con la finalidad
específica: uno, de compraventa, en el que el tomador es el vendedor y el dador es comprador; y otro, de leasing
propiamente dicho, con los efectos ya descriptos.  

Modalidades en la elección del bien. Art. 1231. El bien objeto del contrato puede:

a) comprarse por el dador a persona indicada por el tomador;

b) comprarse por el dador según especificaciones del tomador o según catálogos, folletos o descripciones identificadas
por éste;

c) comprarse por el dador, quien sustituye al tomador, al efecto, en un contrato de compraventa que éste haya
celebrado;

d) ser de propiedad del dador con anterioridad a su vinculación contractual con el tomador;

e) adquirirse por el dador al tomador por el mismo contrato o habérselo adquirido con anterioridad;

f) estar a disposición jurídica del dador por título que le permita constituir leasing sobre él.

Responsabilidades, acciones y garantías en la adquisición del bien. Art. 1232. En los casos de los incisos a), b) y c)
del artículo 1231, el dador cumple el contrato adquiriendo los bienes indicados por el tomador. El tomador puede
reclamar del vendedor, sin necesidad de cesión, todos los derechos que emergen del contrato de compraventa. El
dador puede liberarse convencionalmente de las responsabilidades de entrega y de la obligación de saneamiento.
En los casos del inciso d) del artículo 1231, así como en aquellos casos en que el dador es fabricante, importador,
vendedor o constructor del bien dado en leasing, el dador no puede liberarse de la obligación de entrega y de la
obligación de saneamiento.

En los casos del inciso e) del mismo artículo, el dador no responde por la obligación de entrega ni por garantía de
saneamiento, excepto pacto en contrario.

En los casos del inciso f) se deben aplicar las reglas de los párrafos anteriores de este artículo, según corresponda a la
situación concreta.

Objeto. Art 1228. Pueden ser objeto del contrato cosas muebles e inmuebles, marcas, patentes o modelos industriales
y software, de propiedad del dador o sobre los que el dador tenga la facultad de dar en leasing.

Canon. Art. 1229. El monto y la periodicidad de cada canon se determina convencionalmente.

Precio de ejercicio de la opción. Art.1230. El precio de ejercicio de la opción de compra debe estar fijado en el
contrato o ser determinable según procedimientos o pautas pactadas.

La opción de compra puede ejercerse por el tomador una vez que haya pagado tres cuartas partes del canon total
estipulado, o antes si así lo convinieron las partes.

La transmisión del dominio se produce por el ejercicio de la opción de compra y el pago del precio del ejercicio de esa
opción conforme a lo determinado en el contrato. El dominio se adquiere cumplidos tales requisitos, con más los que
la ley exija de acuerdo con la naturaleza del bien de que se trate, a cuyo efecto las partes deben otorgar la
documentación y efectuar los demás actos necesarios. (art. 1242), tales como las inscripciones registrales.  

Forma e inscripción registral. El contrato puede celebrarse por instrumento privado, excepto si el objeto se tratare de
bienes inmuebles, buques o aeronaves, en cuyo caso deberá hacerse por escritura pública (art. 1234, párr. 1º).  

A los efectos de que el contrato de leasing sea oponible a terceros, será necesario inscribirlo en el registro de la
propiedad que corresponda según el bien que se trate (inmueble, automotor, buque, etc.).  

Para que produzca efectos contra terceros desde la entrega del bien objeto del leasing, la inscripción debe solicitarse
dentro de los cinco días hábiles posteriores. Pasado ese término, produce ese efecto desde que el contrato se presente
para su registración. 

En el caso de las cosas muebles no registrables o software, se aplican las normas registrales de la Ley de
Prenda con Registro y las demás que rigen el funcionamiento del Registro de Créditos Prendarios. 

Cuando el leasing comprenda las cosas muebles situadas en distintas jurisdicciones, se aplica lo dispuesto en la Ley de
Prenda con Registro para iguales circunstancias. 

Facultades y obligaciones del tomador. El tomador puede usar y gozar del bien objeto del leasing conforme a su
destino, pero no puede venderlo, gravarlo ni disponer de él. Los gastos ordinarios y extraordinarios de conservación y
uso, incluyendo seguros, impuestos y tasas, que recaigan sobre los bienes y las sanciones ocasionadas por su uso, son
a cargo del tomador, excepto convención en contrario.

El tomador puede arrendar el bien objeto del leasing, excepto pacto en contrario. En ningún caso el locatario o
arrendatario puede pretender derechos sobre el bien que impidan o limiten en modo alguno los derechos del dador.

Plazo. Este término refleja el período durante el cual el tomador tendrá derecho al uso y goce del bien, a la vez que
estará obligado al pago del canon. A su vez, indirectamente, servirá para fijar el momento a partir del cual el tomador
podrá ejercer la opción de compra.  

El plazo puede ser variable, dependiendo exclusivamente de las necesidades financieras, económicas, circunstancias
del mercado del bien de que se trata y de la forma de trabajo de la empresa al momento de contratar.  

El contrato de leasing no se encuentra alcanzado por los regímenes de plazos presuntos, mínimos y máximos del
Código Civil en materia de locación, ni por los plazos mínimos establecidos en la ley 23.091 de Locaciones Urbanas,
como lo dispone expresamente el art. 26, ley 25.248. 
Incumplimiento y ejecución en caso de inmuebles. Cuando el objeto del leasing es una cosa inmueble, el
incumplimiento de la obligación del tomador de pagar el canon produce los siguientes efectos:

a) si el tomador ha pagado menos de un cuarto del monto del canon total convenido, la mora es automática y el dador
puede demandar judicialmente el desalojo. Se debe dar vista por cinco días al tomador, quien puede probar
documentalmente el pago de los períodos que se le reclaman o paralizar el trámite, por única vez, mediante el pago de
lo adeudado, con más sus intereses y costas. Caso contrario, el juez debe disponer el lanzamiento sin más trámite;

b) si el tomador ha pagado un cuarto o más pero menos de tres cuartas partes del canon convenido, la mora es
automática; el dador debe intimarlo al pago del o de los períodos adeudados con más sus intereses y el tomador
dispone por única vez de un plazo no menor de sesenta días, contados a partir de la recepción de la notificación, para
el pago del o de los períodos adeudados con más sus intereses.

Pasado ese plazo sin que el pago se verifique, el dador puede demandar el desalojo, de lo que se debe dar vista por
cinco días al tomador. Dentro de ese plazo, el tomador puede demostrar el pago de lo reclamado, o paralizar el
procedimiento mediante el pago de lo adeudado con más sus intereses y costas, si antes no hubiese recurrido a este
procedimiento. Si, según el contrato, el tomador puede hacer ejercicio de la opción de compra, en el mismo plazo
puede pagar, además, el precio de ejercicio de esa opción, con sus accesorios contractuales y legales. En caso
contrario, el juez debe disponer el lanzamiento sin más trámite;

c) Si el incumplimiento se produce después de haber pagado las tres cuartas partes del canon, la mora es automática;
el dador debe intimarlo al pago y el tomador tiene la opción de pagar lo adeudado más sus intereses dentro de los
noventa días, contados a partir de la recepción de la notificación si antes no hubiera recurrido a ese procedimiento, o el
precio de ejercicio de la opción de compra que resulte de la aplicación del contrato, a la fecha de la mora, con sus
intereses.

Pasado ese plazo sin que el pago se verifique, el dador puede demandar el desalojo, de lo que debe darse vista al
tomador por cinco días, quien sólo puede paralizarlo ejerciendo alguna de las opciones previstas en este inciso,
agregándole las costas del proceso;

d) producido el desalojo, el dador puede reclamar el pago de los períodos de canon adeudados hasta el momento del
lanzamiento, con más sus intereses y costas, por la vía ejecutiva. El dador puede también reclamar los daños y
perjuicios que resulten del deterioro anormal de la cosa imputable al tomador por dolo, culpa o negligencia por la vía
procesal pertinente.

Secuestro y ejecución en caso de muebles. Cuando el objeto de leasing es una cosa mueble, ante la mora del tomador
en el pago del canon, el dador puede:

a) obtener el inmediato secuestro del bien, con la sola presentación del contrato inscrito, y la prueba de haber
interpelado al tomador por un plazo no menor de cinco días para la regularización. Producido el secuestro, queda
resuelto el contrato.

El dador puede promover ejecución por el cobro del canon que se haya devengado ordinariamente hasta el período
íntegro en que se produjo el secuestro, la cláusula penal pactada en el contrato y sus intereses; todo ello sin perjuicio
de la acción del dador por los daños y perjuicios, y la acción del tomador si correspondieran; o

b) accionar por vía ejecutiva por el cobro del canon no pagado, incluyendo la totalidad del canon pendiente; si así se
hubiera convenido, con la sola presentación del contrato inscripto y sus accesorios. En este caso, sólo procede el
secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario del leasing sin haberse pagado el canon íntegro y el precio de la opción
de compra, o cuando se demuestre sumariamente el peligro en la conservación del bien, debiendo el dador otorgar
caución suficiente. En el juicio ejecutivo previsto en ambos incisos, puede incluirse la ejecución contra los fiadores o
garantes del tomador. El domicilio constituido es el fijado en el contrato.

CONTRATO DE OBRA Y SERVICIOS.

Concepto. Art. 1251. Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso el contratista o el
prestador de servicios, actuando independientemente, se obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar una obra
material o intelectual o a proveer un servicio mediante una retribución.
Dicha normas ratifica los elementos tipificantes que hoy se predican para ambos contratos: 1) la ejecución
independiente o autónoma de una obra —sea ésta material o intelectual—, o de un servicio o actividad, y 2) el pago,
de una retribución. Por excepción, se admite que el contrato sea gratuito "...si las partes así lo pactan o cuando por las
circunstancias del caso puede presumirse la intención de beneficiar.

Diferenciación entre ambas figuras. Si hay duda sobre la calificación del contrato, se entiende que hay contrato de
servicios cuando la obligación de hacer consiste en realizar cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera
que el contrato es de obra cuando se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega.

Por lo tanto, en relación a la obra, se propone como pauta diferenciadora el hecho de que la actividad prometida
comprenda o no a un resultado —que puede reproducirse o ser susceptible de entrega. De este modo, el opus califica
la actividad del contratista, que no se agota en sí misma sino que debe expresarse en el resultado eficaz convenido. Por
el contrario, la mera actividad caracteriza al débito del prestador.

Medios utilizados. A falta de ajuste sobre el modo de hacer la obra, el contratista o prestador de los servicios elige
libremente los medios de ejecución del contrato.

La discrecionalidad técnica prevista en este artículo, y que configura la regla a seguir a falta de instrucciones precisas
por parte del comitente para la realización de la obra o la prestación del servicio, encuentra su límite y marco en los
conocimientos propios de cada actividad en función del arte, la ciencia y la técnica.

La cooperación de terceros y la responsabilidad del contratista o prestador. Por su parte, el artículo 1254, coherente
con la regla anterior, admite que el contratista o prestador de servicios pueda valerse de terceros para ejecutar el
contrato, salvo que de lo estipulado o de la índole de la obligación resulte que fue elegido por sus cualidades para
realizarlo personalmente.

Esa cooperación podrá darse mediante la incorporación de dependientes, o a través de otros contratistas o prestadores
autónomos, en este último caso, mediante el mecanismo de la subcontratación. Cualquiera sea la modalidad de
cooperación elegida, el nueva Código precisa que la actuación de los terceros se hará bajo la dirección y
responsabilidad del contratista o prestador originario.

Precio. El precio se determina por el contrato, la ley, los usos o, en su defecto, por decisión judicial. Las leyes
arancelarias no pueden cercenar la facultad de las partes de determinar el precio de las obras o de los servicios.

Cuando dicho precio debe ser establecido judicialmente sobre la base de la aplicación de dichas leyes, su
determinación debe adecuarse a la labor cumplida por el prestador. Si la aplicación estricta de los aranceles locales
conduce a una evidente e injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor
cumplida, el juez puede fijar equitativamente la retribución.

Si la obra o el servicio se ha contratado por un precio global o por una unidad de medida, ninguna de las partes puede
pretender la modificación del precio total o de la unidad de medida, respectivamente, con fundamento en que la obra,
el servicio o la unidad exige menos o más trabajo o que su costo es menor o mayor al previsto, excepto lo dispuesto en
el artículo 1091.

El texto debe ser entendido en el sentido de que las partes acuerdan la retribución —en cualquier momento que sea—,
y en defecto de ello, será el juez el encargado de hacerlo, para lo cual atenderá a la ley, a los usos y a todo otro criterio
que posibilite determinar una razonable compensación por la obra o servicio prestado

Obligaciones del contratista y del prestador. El contratista o prestador de servicios está obligado a:

a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos razonablemente requeridos al
tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica correspondientes a la actividad desarrollada;

b) informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación comprometida;

c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o del servicio, excepto que algo
distinto se haya pactado o resulte de los usos;

d) usar diligentemente los materiales provistos por el comitente e informarle inmediatamente en caso de que esos
materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador debiese conocer;
e) ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que razonablemente corresponda según
su índole.

Obligaciones del comitente. El comitente está obligado a:

a) pagar la retribución;

b) proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria, conforme a las características de la obra o del
servicio;

c) recibir la obra si fue ejecutada conforme a lo dispuesto en el artículo 1256.

Riesgos de la contratación. Si los bienes necesarios para la ejecución de la obra o del servicio perecen por fuerza
mayor, la pérdida la soporta la parte que debía proveerlos.

DISPOSICIONES ESPECIALES PARA LAS OBRAS.

Sistemas más comunes en la ejecución de obras materiales. El Código Civil y Comercial, ha regulado entre los
artículos 1262 y 1266 los sistemas a los que puede ajustarse la ejecución de una obra material; siguiendo para ello, los
estipulados en la ley de obras públicas.

Ajuste alzado. La obra se contrata por ajuste alzado, también llamado retribución global, cuando las partes establecen
desde el comienzo un precio fijo e invariable. Las modificaciones en el precio de los materiales o de la mano de obra,
benefician o perjudican al contratista y no alteran el precio. A veces el propietario se compromete a reconocer ciertas
alteraciones en el precio, dentro de límites topes; es lo que se llama ajuste alzado relativo, por oposición al común o
absoluto, en el que no hay variación de ninguna naturaleza.

A su vez, el artículo 1255 señala que si opta por este sistema en forma absoluta, las partes renuncian a peticionar
reajuste alguno sobre el precio, salvo que procediere la invocación de la excesiva onerosidad sobreviniente.

Si nada se convino ni surge de los usos, se presume, excepto prueba en contrario, que la obra fue contratada por ajuste
alzado y que es el contratista quien provee los materiales.

Por unidad de medida. El precio se fija por medida o por unidades técnicas; por ejemplo, por kilómetro de camino.
Aquí no se fija el precio total, que empero, es también invariable como en el caso anterior, pues resulta de multiplicar
el número de unidades encargadas por el precio fijado a cada una de ellas.

Si la obra fue pactada por pieza o medida sin designación del número de piezas o de la medida total, el contrato puede
ser extinguido por cualquiera de los contratantes concluidas que sean las partes designadas como límite mínimo,
debiéndose las prestaciones correspondientes a la parte concluida.

Si se ha designado el número de piezas o la medida total, el contratista está obligado a entregar la obra concluida y el
comitente a pagar la retribución que resulte del total de las unidades pactadas.

Así, por ejemplo, se contrata la construcción de un camino de cincuenta kilómetros, fijándose el precio en una
cantidad determinada de pesos el kilómetro.

Por coste y costas. El precio de la obra se fija teniendo en cuenta lo que ella costaría de mantenerse los actuales
precios de los materiales y salarios; pero se reconoce al contratista el derecho de reajustarlo de acuerdo con la
variación de aquéllos.

Esta contratación admite dos modalidades: o bien el aumento se limita estrictamente a los rubros indicados (materiales
y mano de obra) sin afectar la retribución reconocida al contratista que se mantiene invariable, o bien se reconoce
también un aumento de gastos generales y retribución proporcional al aumento que en su conjunto han experimentado
los materiales y la mano de obra.

Agreguemos todavía, que el contratista no podrá pretender aumentos que se hayan producido después de vencido el
plazo en que debió terminar la obra, pues en esta hipótesis, el perjuicio se ha originado en su incumplimiento; salvo,
naturalmente, que pruebe que la demora se ha originado en un caso fortuito o fuerza mayor.

Ahora bien, como regla, si la obra se contrata por el sistema de ejecución a costa y costas, la retribución se determina
sobre el valor de los materiales, de la mano de obra y de otros gastos directos o indirectos.
Aceptación de la obra. La obra se considera aceptada cuando concurren las circunstancias del artículo 747. Este art
dispone: “Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de su entrega. La
recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios aparentes y la calidad adecuada de la cosa,
sin perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de saneamiento”.

Esto quiere decir que, si inmediatamente después que se recibió la obra no se realizó una reserva de algún vicio
aparente o calidad adecuada de la cosa, el contratista no responde por ello, salvo que se trate de un vicio oculto, donde
la garantía de saneamiento continúa vigente.

Recepción provisoria. El art. 1272 permite la “recepción provisoria”, esto significa que se tiene un plazo desde la
recepción de la cosa para ser considerada aceptada, plazo mediante el cual el comitente evalúa la calidad o vicios
aparentes que en ella puedan llegar a encontrarse.

Según este art. si se conviene o es de uso un plazo de garantía para que el comitente verifique la obra o compruebe su
funcionamiento, la recepción se considera provisional y no hace presumir la aceptación.

Sin embargo, si se trata de vicios que no afectan la solidez ni hacen la obra impropia para su destino, no se pactó un
plazo de garantía ni es de uso otorgarlo, aceptada la obra, el contratista:

a) queda libre de responsabilidad por los vicios aparentes;

b) responde de los vicios o defectos no ostensibles al momento de la recepción, con la extensión y en los plazos
previstos para la garantía por vicios ocultos prevista en los artículos 1054 y concordantes.

En síntesis, el comitente que recibe de manera definitiva la obra, luego de haber ejercido o no el derecho de
verificación, libera al comitente por las disconformidades que pudieran existir entre lo convenido y lo entregado,
circunstancia vinculada a la calidad de la obra, y por los vicios aparentes que presentare la misma. lo sólo se evita, si
expresamente, en dicha oportunidad, formula los pertinentes reclamos.

Responsabilidad por obra en ruina o impropia para su destino. “El constructor de una obra realizada en inmueble
destinada por su naturaleza a tener larga duración responde al comitente y al adquirente de la obra por los daños que
comprometen su solidez y por los que la hacen impropia para su destino.

La distinción entre vicios y ruina consiste en que los primeros con falencias o defectos de la cosa y los segundos
requieren la potencialidad dañosa de provocar la destrucción total o parcial o hacer la obra inútil para su destino. No
es necesaria la caída actual o inminente de la obra para que la ruina se configure, siendo suficiente con que los
deterioros impidan el aprovechamiento.

El constructor sólo se libera si prueba la incidencia de una causa ajena. No es causa ajena el vicio del suelo, aunque el
terreno pertenezca al comitente o a un tercero, ni el vicio de los materiales, aunque no sean provistos por el contratista.

De esto último pueden inferirse diferentes conclusiones y efectos, a saber:

1) la responsabilidad del contratista es objetiva —propia de una verdadera garantía—, y se predica aun cuando pueda
revestir la condición de profesional de la construcción. En tal sentido, la solución tiene coherencia con otras respuestas
que trae el nuevo Código, tales como:

a) el artículo 1722 afirma que "El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario", y

b) el artículo 1768, concerniente a los profesionales liberales, precisa que "La actividad del profesional liberal está
sujeta a las reglas de las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un
resultado concreto", lo que acontece en el contrato de obra;

2) la objetivación aludida lleva a limitar las eximentes del contratista, que no son otras que el caso fortuito o fuerza
mayor (art., 1730), el hecho de un tercero por quien no se debe responder (art. 1731), y excepcionalmente, el hecho
del damnificado.

Extensión de la responsabilidad por obra en ruina o impropia para su destino. Art.1274. La responsabilidad prevista
en el artículo 1273 se extiende concurrentemente:

a) a toda persona que vende una obra que ella ha construido o ha hecho construir si hace de esa actividad su profesión
habitual;
b) a toda persona que, aunque actuando en calidad de mandatario del dueño de la obra, cumple una misión semejante a
la de un contratista;

c) según la causa del daño, al subcontratista, al proyectista, al director de la obra y a cualquier otro profesional ligado
al comitente por un contrato de obra de construcción referido a la obra dañada o a cualquiera de sus partes.

Plazo de caducidad. Art. 1275. Para que sea aplicable la responsabilidad prevista en los artículos 1273 y 1274, el daño
debe producirse dentro de los diez años de aceptada la obra.

Plazo de prescripción. Art. 2564. Prescribe al año: El reclamo contra el constructor por responsabilidad por ruina total
o parcial, sea por vicio de construcción, del suelo o de mala calidad de los materiales, siempre que se trate de obras
destinadas a larga duración. El plazo se cuenta desde que se produjo la ruina.

Nulidad de la cláusula de exclusión o limitación de la responsabilidad. Art. 1276. Toda cláusula que dispensa o limita
la responsabilidad prevista para los daños que comprometen la solidez de una obra realizada en inmueble destinada a
larga duración o que la hacen impropia para su destino, se tiene por no escrita.

CASOS ESPECIALES DE EXTINCIÓN.

Común a la obra y a servicios.

Muerte del contratista o prestador y muerte del comitente. La muerte del contratista o prestador extingue el contrato,
excepto que el comitente acuerde continuarlo con los herederos de aquél. En caso de extinción, el comitente debe
pagar el costo de los materiales aprovechables y el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido.
Sólo el consenso entre los herederos del contratista o prestador, y el comitente, impedirán la extinción

La muerte del comitente no extingue el contrato, excepto que haga imposible o inútil la ejecución. La imposibilidad
debe referirse a la prestación del servicio o realización de la obra, lo que podrá suceder en aquellos supuestos en los
cuales las condiciones personales del comitente resultaren, por las circunstancias, relevantes para ello. La inutilidad de
la prestación parece reenviar —en nuestro parecer— al instituto de la frustración del fin del contrato.

El artículo 1024 del Código dispone que "Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea
incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley”.

El caso de extinción por muerte del contratista o prestador constituye una de las claras excepciones al principio
expuesto ut supra.

Desistimiento unilateral (rescisión unilateral). El comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad, aunque la
ejecución haya comenzado; pero debe indemnizar al prestador todos los gastos y trabajos realizados y la utilidad que
hubiera podido obtener. El juez puede reducir equitativamente la utilidad si la aplicación estricta de la norma conduce
a una notoria injusticia.

Aplicable al contrato de obra.

Destrucción o deterioro de la obra por caso fortuito antes de la entrega. Art. 1268. La destrucción o el deterioro de
una parte importante de la obra por caso fortuito antes de haber sido recibida autorizan a cualquiera de las partes a
dar por extinguido el contrato, con los siguientes efectos:

a) si el contratista provee los materiales y la obra se realiza en inmueble del comitente, el contratista tiene derecho a su
valor y a una compensación equitativa por la tarea efectuada.

b) si la causa de la destrucción o del deterioro importante es la mala calidad o inadecuación de los materiales, no se
debe la remuneración pactada aunque el contratista haya advertido oportunamente esa circunstancia al comitente. Este
inciso está estrechamente relacionado con la obligación del contratista emanada del art. 1256 inc d.

c) si el comitente está en mora en la recepción al momento de la destrucción o del deterioro de parte importante de la
obra, debe la remuneración pactada. Esto se debe a la obligación de recepción de la cosa por parte del comitente (mora
del acreedor), ya que debería haber estado en su poder en el momento de la destrucción y por lo tanto, es responsable.

Imposibilidad de ejecución de la prestación sin culpa. Art. 1267. Si la ejecución de una obra o su continuación se hace
imposible por causa no imputable a ninguna de las partes, el contrato se extingue. El contratista tiene derecho a
obtener una compensación equitativa por la tarea efectuada.
Se trata de una solución especial, que excepciona la regla general del artículo 955, por la cual "La imposibilidad
sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación, producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la
obligación, sin responsabilidad". Aquí, por el contrario, se acepta que el contratista tenga "...derecho a obtener una
compensación equitativa por la tarea efectuada (no una indemnización).

CONTRATOS BANCARIOS. 

La actividad bancaria se describe como el conjunto de operaciones y relaciones jurídicas que se constituyen,
transforman o extinguen en el mercado monetario, sujetas a los términos y condiciones convenidas entre las partes y a
los que dispone la autoridad de aplicación de la ley que las regula (ley 21.526). 

Disposiciones generales. Desde el art. 1378 al 1389 se establecen las normas de tutela directa que protegen al usuario
y al consumidor dentro de un contrato bancario.

También hay normas de tutela indirecta, la cual deriva de otros actos de regulación de dichas entidades, pero que no
surgen específicamente de la norma. Un ejemplo de ello, es la regulación, por parte del BCRA de la libre competencia
entre bancos, lo cual genera mejores condiciones de contratación y oferta para los clientes.

Lo dicho porque el legislador, considerando que toda la circulación monetaria en el marcado, requiere de la
intervención de una entidad financiera y la diferencia dé posición que la entidad financiera tiene respecto del cliente
como sujeto altamente especializado en una disciplina tan compleja como es la actividad financiera, ha impuesto
como necesario las tutelas directas e indirectas.

Transparencia de las condiciones contractuales. Son normas contempladas desde el art 1378 al 1383. Y persiguen el
objetivo de informar al cliente sobre los elementos esenciales de la relación obligatoria y de sus implicancias, favorece
al mismo tiempo el desempeño más eficiente de las entidades y los comportamientos correctos en la dinámica de la
competencia.  

Puntualmente es un principio de actuación para que los clientes bancarios conozcan las características y las
condiciones contractuales de los operadores del mercado. 

Bajo este título se diseña un cuadro de principios para todos los contratos bancarios, según queden comprendidos
dentro del alcance que allí se precisa. 

El ámbito de aplicación. Art. 1378. Las disposiciones relativas a los contratos bancarios previstas en este Capítulo se
aplican a los celebrados con las entidades comprendidas en la normativa sobre entidades financieras, y con las
personas y entidades públicas y privadas no comprendidas expresamente en esa legislación cuando el Banco Central
de la República Argentina disponga que dicha normativa les es aplicable.  

Este artículo describe y delimita los alcances de la exigibilidad de la "transparencia". Define además la extensión del
ámbito espacial de la regulación en tanto las normas dispuestas en el Código Civil y Comercial para los contratos
bancarios se aplican a los contratos celebrados con las entidades financieras y con otras personas según los alcances
dispuestos en la regulación bancaria.  

El artículo 1º de la ley 21.526 agrega que la enumeración que precede no es excluyente de otras clases de entidades
que, por realizar las actividades previstas en ese artículo 1º, se encuentren comprendidas en esta ley.   

La pauta subjetiva seguida por el Código Civil y Comercial para caracterizar a los contratos bancarios permite
extender sus reglas mínimas a otros contratos que sin ser exclusivamente bancarios, son marcadamente utilizados por
ellos en el ejercicio de su actividad típica.

Publicidad. El artículo 1379 dispone que, la publicidad, la propuesta y la documentación contractual deben indicar
con precisión y en forma destacada si la operación corresponde a la cartera de consumo o a la cartera comercial, de
acuerdo a la clasificación que realiza el Banco Central de la República Argentina. Esa calificación no prevalece sobre
la que surge del contrato, ni de la decisión judicial, conforme a las normas de este Código.

Los bancos deben informar en sus anuncios, en forma clara, la tasa de interés, gastos, comisiones y demás condiciones
económicas de las operaciones y servicios ofrecidos.

La calificación dependerá de la cartera a la que el deudor corresponda; a saber, cartera comercial y cartera de consumo
y vivienda. La cartera de consumo y vivienda comprende los préstamos destinados a la adquisición de bienes de
consumo personal, familiar, profesional, financiación de tarjetas de crédito, compras, construcción o refacción de
vivienda propia. La cartera comercial, por exclusión, comprende todo aquello que no es cartera de consumo y
vivienda.  
Forma. El artículo 1380 exige que los contratos deben instrumentarse por escrito, conforme a los medios regulados
por este Código. El cliente tiene derecho a que se le entregue un ejemplar.

No obstante, la ausencia de la formalidad exigida no acarrea la nulidad del contrato; sí, en cambio, subsiste la
obligación de otorgarlo en la forma indicada (arts. 285 y 1018). La forma escrita es un vehículo de transparencia.  

Contenido. El art 1381 dispone que el contrato debe especificar la tasa de interés y cualquier precio, gasto, comisión y
otras condiciones económicas a cargo del cliente. Si no determina la tasa de interés, es aplicable la nominal mínima y
máxima, respectivamente, para las operaciones activas y pasivas promedio del sistema, publicadas por el BCRA a la
fecha del desembolso o de la imposición.

Las cláusulas de remisión a los usos para la determinación de las tasas de interés y de otros precios y condiciones
contractuales se tienen por no escritas.

Información periódica. El artículo 1382 expresa que el banco debe comunicar en forma clara, escrita o por medios
electrónicos previamente aceptados por el cliente, al menos una vez al año, el desenvolvimiento de las operaciones
correspondientes a contratos de plazo indeterminado o de plazo mayor a un año.

Transcurridos sesenta días contados a partir de la recepción de la comunicación, la falta de oposición escrita por parte
del cliente se entiende como aceptación de las operaciones informadas, sin perjuicio de las acciones previstas en los
contratos de consumo. Igual regla se aplica a la finalización de todo contrato que prevea plazos para el cumplimiento.

Rescisión. El cliente tiene derecho, en cualquier momento, a rescindir un contrato por tiempo indeterminado sin
penalidad ni gastos, excepto los devengados antes del ejercicio de este derecho.

Contratos bancarios con consumidores y usuarios.  La actividad bancaria siempre ha sido caracterizada como un
ámbito al servicio de la sociedad que justifica la intromisión normativa para proteger el interés de los clientes desde
una tutela directa que proviene del equilibrio de intereses entre las empresas del sector financiero, expuestas en los
mecanismos que regulan los mercados bancarios, y una tutela directa que proviene del equilibrio de intereses entre
empresas del sector financiero y los usuarios.  

Para hacer posible tal protección, el artículo 1384 delimita en primer lugar el ámbito de una tutela intensificada al
decir que "las disposiciones relativas a los contratos de consumo son aplicables a los contratos bancarios (con
consumidores y usuarios) de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1093, donde establece que el contrato de
consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una persona física o jurídica que actúe profesional u
ocasionalmente con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por
objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso
privado, familiar o social.  

Las reglas específicas que consagra el Código Civil y Comercial.  

Publicidad.  Los anuncios del banco deben contener en forma clara, concisa y con un ejemplo representativo,
información sobre las operaciones que se proponen. En particular deben especificar:

a) los montos mínimos y máximos de las operaciones individualmente consideradas;

b) la tasa de interés y si es fija o variable;

c) las tarifas por gastos y comisiones, con indicación de los supuestos y la periodicidad de su aplicación;

d) el costo financiero total en las operaciones de crédito;

e) la existencia de eventuales servicios accesorios para el otorgamiento del crédito o la aceptación de la inversión y los
costos relativos a tales servicios;

f) la duración propuesta del contrato.

Forma. Prescribe el artículo 1386 que el contrato bancario con consumidores y usuarios debe instrumentarse por
escrito con recaudos adicionales. Ellos son que el consumidor pueda: 

(i) obtener una copia del contrato; (ii) conservar la información que le sea entregada por el banco; (iii) acceder a la
información por un lapso adecuado a la naturaleza del contrato; y (iv) reproducir la información archivada.  
Obligaciones precontractuales. Art. 1387. Antes de vincular contractualmente al consumidor, el banco debe proveer
información suficiente para que el cliente pueda confrontar las distintas ofertas de crédito existentes en el sistema,
publicadas por el BCRA.

Si el banco rechaza una solicitud de crédito por la información negativa registrada en una base de datos, debe informar
al consumidor en forma inmediata y gratuita el resultado de la consulta y la fuente de donde la obtuvo.

La previsión descripta, que inicialmente supone una carga operativa adicional para las entidades bancarias, también
posibilita la adquisición consiente y deliberada por parte del cliente.  

Integrando el deber de información, el artículo 1387 admite que la denegación del crédito fundada en la información
negativa del consumidor, reflejada en una base de datos, es lícita y adecuada a las buenas prácticas de la entidad
bancaria en la administración de los recursos financieros que obtiene del público.  

Límites a los costos contractuales. Art. 1388. Sin perjuicio de las condiciones establecidas para los contratos
bancarios en general, ninguna suma puede ser exigida al consumidor si no se encuentra expresamente prevista en el
contrato.

En ningún caso pueden cargarse comisiones o costos por servicios no prestados efectivamente.

Las cláusulas relativas a costos a cargo del consumidor que no están incluidas o que están incluidas incorrectamente
en el costo financiero total publicitado o incorporado al documento contractual, se tienen por no escritas.

Información en contratos de crédito. Finalmente, el artículo 1389 establece que son nulos los contratos de crédito que
no contienen la información relativa a la caracterización del contrato, tipo y las partes del contrato, el costo financiero
total, el importe total del financiamiento y las condiciones de desembolso y reembolso.  

Se tratan de condiciones esenciales para el conocimiento del consumidor, en tanto le permiten conocer las reglas
aplicables del contrato, según sea nominado o innominado y la determinación del objeto contractual. También exige
identificar claramente los legitimados activos y pasivos de las obligaciones asociadas a la prestación; el nivel de
endeudamiento que asume el cliente y su costo.  

CONTRATOS EN PARTICULAR. 

Depósitos bancarios. Hay depósito en dinero cuando el depositante transfiere la propiedad al banco depositario, quien
tiene la obligación de restituirlo en la moneda de la misma especie, a simple requerimiento del depositante, o al
vencimiento del término o del preaviso convencionalmente previsto (art. 1390).  

Hay dos especies de depósitos en dinero:

Depósito a la vista. La obligación nuclear del Banco es, la devolución del dinero recibido en el mismo tipo de moneda
de la imposición, a simple requerimiento del depositante.

La finalidad crucial de este contrato, por parte del depositante, es la guarda del dinero por parte de la entidad bancaria,
y el derecho de poder requerirla en cualquier momento.

El artículo 1391 establece que el depósito a la vista debe estar representado en un documento material o electrónico
que refleje fielmente los movimientos y el saldo de la cuenta del cliente.

El banco puede dejar sin efecto la constancia por él realizada que no corresponda a esa cuenta.

Si el depósito está a nombre de dos o más personas, cualquiera de ellas puede disponerlo, aun en caso de muerte de
una, excepto que se haya convenido lo contrario, receptando de esta forma la modalidad más difundida en el sistema
bancario de "las cuentas a la orden recíproca".  

En este caso tengo la disponibilidad del dinero y eso se representa en un saldo. Yo puedo exigir la restitución de los
fondos en el cajero automático, etc. En este caso no habla de remuneración. 

Depósito a plazo. El depósito a plazo, también denominado a término, está asociado a una finalidad lucrativa, de allí
que el depositante tiene derecho a su remuneración; subsiste, sin embargo, la disponibilidad inmediata resignando el
pago de los intereses, si solicita su restitución antes del plazo convenido o sin dar el preaviso previsto (art. 1392). 

En los depósitos a plazo fijo, el reembolso queda diferido hasta el vencimiento del plazo pactado, o hasta el
requerimiento explícito del depositante quien resigna en este supuesto la retribución.  
El artículo 1392 establece que el banco debe extender un certificado transferible por endoso, excepto que se haya
pactado lo contrario, en cuyo caso la transmisión sólo puede realizarse a través del contrato de cesión de derechos. En
cuanto a los documentos que se utilicen para la extracción, deben reunir las características propias de un recibo, que
puede estar inserto en el mismo formulario. 

Cuenta corriente bancaria. Define el artículo 1393 a la cuenta corriente bancaria como el contrato por el cual el
banco se compromete a inscribir diariamente, y por su orden, los créditos y débitos, de modo de mantener un saldo
actualizado y en disponibilidad del cuentacorrentista y, en su caso, a prestar un servicio de caja (realizar pagos y
cobros en nombre del cliente).  

De tal modo, en la cuenta corriente, se registran deudas y créditos recíprocos entre el banco y el titular, que se
compensan, dando lugar a un saldo exigible por una u otra parte.

El Banco, si el servicio de cheques se encuentra incluido en el contrato, debe entregar los formularios
correspondientes al cuentacorrentista (art. 1397).  

Con sujeción a los pactos, los usos y la reglamentación:

a) se acreditan en la cuenta los depósitos y remesas de dinero, el producto de la cobranza de títulos valores y los
créditos otorgados por el banco para que el cuentacorrentista disponga de ellos;

b) se debitan de la cuenta los retiros que haga el cuentacorrentista, los pagos o remesas que haga el banco por
instrucciones de aquél, las comisiones, gastos e impuestos relativos a la cuenta y los cargos contra el cuentacorrentista
que resulten de otros negocios que pueda tener con el banco. Los débitos pueden realizarse en descubierto.

El saldo deudor de la cuenta corriente genera intereses, que se capitalizan mensualmente, excepto lo dispuesto en la
reglamentación, en la convención o de los usos; por su parte, el saldo acreedor de la cuenta corriente genera intereses
capitalizables en los períodos, si así lo han convenido las partes y a la tasa que libremente pacten (art. 1398).  

El saldo deudor de la cuenta corriente puede ser garantizado con hipoteca, prenda, fianza o cualquier otra clase de
garantía (art. 1407).  

Establece el artículo 1403: Excepto que resulten plazos distintos de las reglamentaciones, de la convención o de los
usos:

a) el banco debe remitir al cuentacorrentista dentro de los ocho días de finalizado cada mes, un extracto de los
movimientos de cuenta y los saldos que resultan de cada crédito y débito;

b) el resumen se presume aceptado si el cuentacorrentista no lo observa dentro de los diez días de su recepción o alega
no haberlo recibido, pero deja transcurrir treinta días desde el vencimiento del plazo en que el banco debe enviarlo, sin
reclamarlo.

Ahora, si el cuentacorrentista acepta el resumen, igual puede observarlo por errores de cálculo y registración (acción
de rectificación) dentro del plazo de caducidad de un año de recibido; pero si lo aceptó, ya no puede observar
cuestiones sustanciales, como la procedencia o no de partidas incluidas. En cambio, si lo observó, sí puede plantear la
acción de revisión dentro del plazo de dos años, computados desde que se conoció o pudo conocer el vicio del acto.  

La cuenta corriente se cierra:

a) por decisión unilateral de cualquiera de las partes, previo aviso con una anticipación de diez días, excepto pacto en
contrario;

b) por quiebra, muerte o incapacidad del cuentacorrentista;

c) por revocación de la autorización para funcionar, quiebra o liquidación del banco;

d) por las demás causales que surjan de la reglamentación o de la convención.

Ahora bien, el artículo 1406 dispone que, producido el cierre de la cuenta, si el banco está autorizado a operar en la
República puede emitir un título con eficacia ejecutiva, debiendo comunicar al cuentacorrentista el día del cierre de la
cuenta y el saldo a ese día. El documento debe ser firmado por dos personas, apoderadas del banco mediante escritura
pública.
En relación a legitimación pasiva, en las cuentas a nombre de dos o más personas a los titulares se establece la
responsabilidad solidaria frente al banco por los saldos que arrojen (art. 1399).  

Las reglas del mandato son aplicables a los encargos encomendados por el cuentacorrentista al banco. Si la operación
debe realizarse en todo o en parte en una plaza en la que no existe casa del banco, él puede encomendarla a otro banco
o a su corresponsal. El banco se exime del daño causado si la entidad a la que encomienda la tarea que lo causa es
elegida por el cuentacorrentista. 

Préstamo bancario. El préstamo bancario se define en el artículo 1408 como el contrato por el cual el banco se
compromete a entregar una suma de dinero, obligándose el cliente prestatario a su devolución y al pago de los
intereses en la moneda de la misma especie convenidos.  

La restitución en la moneda de la misma especie es además una obligación explícita, extendida al pago de los intereses
(art. 1408), tal como también sucede en el contrato de mutuo en general (art. 1525). 1040.  

Descuento bancario. El descuento bancario se define en el artículo 1409 como el contrato que obliga al titular de un
crédito contra terceros a cederlo a un banco, y a este a anticiparle el importe del crédito, en la moneda de la misma
especie, conforme con lo pactado.  

De la definición del artículo 1409 resulta que el banco otorga un préstamo cobrando anticipadamente los intereses, y
el cliente le transfiere un crédito suyo contra un tercero, permitiéndole al banco recuperar directamente la suma
entregada. En su defecto, el deudor debe devolver el anticipo, en tanto el banco tiene el derecho a la restitución,
aunque el descuento haya operado mediante el modo de letra de cambio, pagaré o cheque y ejercido contra el tercero
los derechos y acciones derivadas del título, sin resultado positivo. 

Se trata de una operación de crédito con acumulación de al menos dos deudores, el descontado y el tercero, a los que
se pueden agregar (i) endosantes si antes los títulos fueron negociados, o (ii) los aceptantes de las letras de cambio.  

Apertura de crédito. En la apertura de crédito el banco se obliga, a cambio de una remuneración, a mantener a
disposición de otra persona un crédito de dinero, dentro del límite acordado y por un tiempo fijo o indeterminado; si
no se expresa la duración de la disponibilidad, se considera de plazo indeterminado (art. 1410).  

Se trata de un contrato definitivo que habilita al cliente a disponer de recursos dinerarios que serán provistos por el
banco a requerimiento de aquél en las condiciones previstas al tiempo de la celebración del contrato.  

El monto de dinero disponible se encuentra dentro del límite previsto en el contrato, siendo en consecuencia
determinada la suma, aunque determinable la efectivamente utilizable por el cliente según su requerimiento.  

La disponibilidad puede acordarse por un tiempo fijo, durante el cual el banco se obliga a favor de su cliente y éste
puede solicitar el o los desembolsos hasta el límite acordado; o bien, sin indicación de tiempo preciso o con indicación
que lo es por tiempo indeterminado. 

La disponibilidad puede ser simple en cuyo caso con la utilización de los fondos se agota para el acreditado la
disponibilidad y cesa en consecuencia la obligación del banco, aun ante el supuesto de que el plazo
convencionalmente previsto para su utilización no hubiese llegado a su término.  

Puede, en cambio, presentarse que el acreditado efectúe reembolsos durante la vigencia del contrato, reponiendo con
ellos la suma disponible a su favor; en tal supuesto la posibilidad de reutilización se extiende hasta el vencimiento del
plazo de vigencia del contrato, o hasta el preaviso de vencimiento cuando el plazo es indeterminado, permitiendo de
tal forma sincronizar la vigencia de la disponibilidad con la obligación de reembolsar a cargo del acreditado.

Respecto de la disponibilidad material, el artículo 1412 prescribe que la disponibilidad no puede ser invocada por
terceros, no es embargable, ni puede ser utilizada para compensar cualquier otra obligación del acreditado.  

Servicio de caja de seguridad. El banco pone a disposición del cliente cajas individuales ubicadas en
un local apropiado que el cliente utiliza para guardar cosas y retirarlas por sí mismo o persona autorizada,
encargándose el banco de su custodia por un tiempo determinado y mediante un pago en dinero. 

El banco no interviene en la entrega y recepción de las cosas por lo que decimos que tiene a su cargo  una custodia
indirecta y vigila el recinto prescindiendo del contenido. 
Obligación del prestador. El artículo 1413 obliga al prestador de una caja de seguridad a responder frente al
usuario por la idoneidad de la custodia de los locales, la integridad de las cajas y el contenido de ellas  conforme con lo
pactado y las expectativas creadas en el usuario. No responde por caso fortuito externo a su actividad, ni por vicio
propio de las cosas guardadas.  

Debe señalarse que es inválida la cláusula que exime de responsabilidad al banco y se tiene por no escrita.

Es válida, en cambio, la que la limita hasta un monto máximo, lo que debe ser debidamente informado al cliente, y sin
que ello desnaturalice el contrato (art. 1414).  

Procedimiento para la apertura y retiro de los efectos. Dado los supuestos de que no se cuente con la participación
del titular usuario del servicio (extinción del contrato por vencimiento de plazo, resolución por incumplimiento del
usuario y otros supuestos convencionales).  

Esta última norma establece concretamente que vencido el plazo o resuelto el contrato por falta de pago o por
cualquier otra causa convencionalmente prevista, el prestador debe dar a la otra parte aviso fehaciente del vencimiento
operado, con el apercibimiento de proceder, pasados treinta días del aviso, a la apertura forzada de la caja ante
escribano público.

En su caso, el prestador debe notificar al usuario la realización de la apertura forzada de la caja poniendo a su
disposición su contenido, previo pago de lo adeudado, por el plazo de tres meses; vencido dicho plazo y no
habiéndose presentado el usuario, puede cobrar el precio impago de los fondos hallados en la caja. En su defecto
puede proceder a la venta de los efectos necesarios para cubrir lo adeudado en la forma prevista por el artículo 2229,
dando aviso al usuario.

El producido de la venta se aplica al pago de lo adeudado. Los bienes remanentes deben ser consignados judicialmente
por alguna de las vías previstas en este Código.  

La custodia de títulos. El banco que asume a cambio de una remuneración la custodia de títulos en administración
debe proceder a su guarda, gestionar el cobro de los intereses o los dividendos y los reembolsos del capital por cuenta
del depositante y, en general, proveer la tutela de los derechos inherentes a los títulos (art. 1418).  

De lo expuesto, surge que la custodia de títulos, se extiende al depósito y a la administración de títulos, salvo que
convencionalmente se limite al depósito simple. La custodia de títulos en administración por parte del banco implica
una guarda activa, pero a la vez liberar al cliente de los riesgos de la custodia y de las preocupaciones de una
administración. Se integra, de tal forma, la obligación fundamental de custodia con la complementaria de
administración —que intensifica a la principal pero no la desnaturaliza—, por lo que no debe asimilarse este contrato
al contrato de servicios.  

Para hacer efectiva la custodia activa, prescribe el artículo 1419 que la omisión de instrucciones del depositante no
libera al banco del ejercicio de los derechos emergentes de los títulos, ello siempre que sea material y jurídicamente
posible, y siempre que convencionalmente no se hubiese restringido la actuación del banco para tal ejercicio.  

En el depósito de títulos valores es válida la autorización otorgada al banco para disponer de ellos, obligándose a
entregar otros del mismo género, calidad y cantidad, cuando se hubiese convenido en forma expresa y las
características de los títulos lo permita. Si la restitución resulta de cumplimiento imposible, el banco debe cancelar la

obligación con el pago de una suma de dinero equivalente al valor de los títulos al momento en que debe hacerse la
devolución.

Sin embargo, la prerrogativa de ser utilizados por el banco disponiendo de ellos, no parece viable a menos que se trate
de títulos valores similares cuyas características de homogeneidad los hagan jurídicamente fungibles, única forma
posible de restituir títulos del mismo género, calidad y cantidad. El objeto mediato del contrato, en rigor su contenido,
es decisivo para habilitar la prerrogativa concedida al banco.  

CONTRATO DE CONSIGNACIÓN.

Definición. Art. 1335. Hay contrato de consignación cuando el mandato es sin representación para la venta de cosas
muebles. Se le aplican supletoriamente las disposiciones del contrato de mandato.

Lo que existe aquí es un contrato donde una de las partes se obliga a realizar un acto jurídico bilateral determinado —
venta de cosas muebles— en interés de otra, quedando directamente obligado hacia las personas con quienes contrata.
Esta caracterización derive de artículos subsiguientes del Código.
Esta aplicación de las normas del mandato a la comisión o consignación, en este caso, ya se encontraba establecida en
el artículo 222 del código de comercio derogado, y encuentra plenamente su justificación en que el mandato es el
marco general dentro del cual se inserta el contrato de consignación, que actúa como una especie de mandato sin
representación.

Indivisibilidad. Art. 1336. La consignación es indivisible. Aceptada en una parte se considera aceptada en el todo, y
dura mientras el negocio no esté completamente concluido.

Se consagra el principio de que la consignación es indivisible, de manera tal que cuando el consignatario acepta una
parte de este mandato sin representación, se lo considera aceptado en el todo; y la segunda referencia importante
respecto de este principio es que la duración del contrato será equivalente a la del negocio. Si el negocio no está
completamente concluido, se considera que la consignación está vigente, y no ha sido cumplida ni extinguida.

Se debe tener en claro que hay dos partes del contrato que se regulan en este artículo: a) la extensión, que comprende
el todo, y b) la duración, que está relacionada con la conclusión efectiva del negocio.

Efectos. Art. 1337. El consignatario queda directamente obligado hacia las personas con quienes contrata, sin que
éstas tengan acción contra el consignante, ni éste contra aquéllas.

En este art se establece que quien actúa asumiendo el carácter de consignatario queda directamente obligado con quien
contrata. No es relevante si es o no conocida la persona del consignante, ya que lo relevante es que el consignatario
realice la operación a su nombre y se constituya en responsable directo del adquirente.

Aquí es aplicable el art. 1321 CCyC, por lo tanto, el consignante podrá subrogarse en las acciones que tiene el
consignatario contra el tercero e, igualmente, el tercero, en las acciones que pueda ejercer el consignatario contra el
mandante (arts. 739 a 742 CCyC). Esto se debe a que la relación entre consignante y consignatario está dada por un
contrato de consignación que legitima la actuación de este y determina que no actúa frente a terceros en su propio
interés sino en el del consignante. Por lo tanto, el acto celebrado con los terceros no resulta indiferente ni ajeno a sus
intereses, pues el consignatario actúa a nombre propio por cuenta ajena.

Obligaciones del consignatario. Art. 1338. El consignatario debe ajustarse a las instrucciones recibidas, y es
responsable por el daño que se siga al consignante por los negocios en los que se haya apartado de esas instrucciones.

En caso de que el consignatario se aparte de las instrucciones recibidas o de la naturaleza del negocio, afectará
solamente a la relación entre aquel y el consignante. El contrato con el tercero quedará intacto, conforme lo
establecido en el art. 1337 CCyC.

Plazos otorgados por el consignatario. Art. 1339. El consignatario se presume autorizado a otorgar los plazos de
pago que sean de uso en la plaza. Si otorga plazos contra las instrucciones del consignante, o por términos superiores a
los de uso, está directamente obligado al pago del precio o de su saldo en el momento en que hubiera correspondido.

La consignación debe cumplirse de acuerdo a las instrucciones otorgadas por el consignatario. Estas instrucciones
pueden o no referirse al plazo de pago. Si no se refiere al plazo de pago expresamente, el consignatario está autorizado
a otorgar los plazos de pago que sean de uso en la plaza.

Crédito otorgado por el consignatario. Artículo 1340. El consignatario es responsable ante el consignante por el
crédito otorgado a terceros sin la diligencia exigida por las circunstancias.

Aquí pueden ocurrir dos situaciones: a) que el otorgamiento del crédito se realice en base a las instrucciones del
consignante, lo que no genera ninguna clase de responsabilidad especial, y b) que se lo haya hecho dentro del marco
de instrucciones generales que lo habilitaban, pero que exigían una conducta especial de cuidado o de diligencia por
parte del consignatario, o que no esté contemplado en instrucciones especificas, pero tampoco prohibido.

En ambos casos el otorgamiento del crédito requiere de la diligencia del consignatario, quien va a tener que considerar
las circunstancias de tiempo, modo y lugar. En caso de que el consignatario no cumpla con una prohibición impuesta
por el consignante o no actúe diligentemente, será responsable frente a aquel y responderá por los daños.
Prohibición. Artículo 1341. El consignatario no puede comprar ni vender para sí las cosas comprendidas en la
consignación.

La regla de este art. es lógica teniendo en cuenta el interés del consignante que subyace en el negocio. Ahora bien
mediando autorizacion expresa del consignante seria valido conforme lo normado por el art. 958 sobre libertad de
contratacion.

Retribución del consignatario. Art. 1342. Si la comisión no ha sido convenida, se debe la que sea de uso en el lugar
de cumplimiento de la consignación.

Se parte de la noción de que la consignación es onerosa, y así se la presume. A falta de acuerdo sobre la retribución, la
remuneración es la que establecen las disposiciones legales o reglamentarias aplicables, o por el uso. A falta de
ambos, debe ser determinada por el juez.

Comisión de garantía. Art. 1343. Cuando, además de la retribución ordinaria, el consignatario ha convenido otra
llamada “de garantía”, corren por su cuenta los riesgos de la cobranza y queda directamente obligado a pagar al
consignante el precio en los plazos convenidos.

Clases de comisión.

La comisión simple u ordinaria es aquella a la que, regularmente, tiene derecho el consignatario por la ejecución de la
labor encomendada, y que el consignante debe abonar. En caso de que no medie convenio expreso, ni surja de la
intención real de los contratantes, para fijar la comisión hay que atenerse a los usos, prácticas o costumbres del lugar
de ejecución del contrato.

La comisión de garantía se le debe al consignatario solo si se pacta. El consignatario asume los riesgos del negocio y
queda obligado, frente al consignante, a pagar el precio en los plazos convenidos con el tercero. El consignante no
asume ningún riesgo por la solvencia del tercero contratante y el consignatario garantiza el resultado del negocio
celebrado. Eso es lo que justifica una comisión superior a la ordinaria.

Contrato estimatorio. Art. 1344. “Si el consignatario se obliga a pagar el precio en caso de no restituir las cosas en
un plazo determinado, el consignante no puede disponer de ellas hasta que le sean restituidas”.

En el contrato de estimatorio, el tradens (consignante) entrega cosas muebles al accipiens (consignatario),


estimándose el valor de venta. El accipiens se obliga a pagar el precio estimado de la cosa en un plazo determinado o
a devolver la cosa.

El artículo transcripto regula en forma muy escueta el contrato que solía identificarse como estimatorio. Dicho
contrato no se encontraba regulado en el derogado Código de Comercio pero contaba con tipicidad social derivada de
su práctica habitual. Amén de contar con regulaciones en el derecho comparado.

Expresamente el consignatario se ha obligado a pagar el precio de las cosas muebles objeto de la consignación, en
caso de no constituirlas en un plazo determinado.

Mientras el plazo no se hubiere cumplido, el consignante no puede disponer de las cosas. Aquí se abren dos
alternativas: que al cumplirse el plazo el consignatario entregue al consignante el precio, o bien le restituya las cosas
objeto de la consignación. Es por ello que la norma consagra la imposibilidad del consignante de disponer de las cosas
hasta tanto le sean restituidas o, en su defecto, abonado el precio.

El consignatario se obligó a pagar el precio o a restituir las cosas en un plazo determinado. Es lógico que los
acreedores, hasta que no se consolide la propiedad de las cosas en cabeza del consignatario, no pueden embargarlas
porque son ajenas, o sea, pertenecen al consignante.

Cumplido el plazo y abonado el precio por parte del consignatario, las cosas ingresan al patrimonio propio del
consignatario y por lo tanto pueden ser embargadas por sus acreedores.
El contrato de estimatorio guarda marcadas diferencias con el contrato de consignación regulado a partir del art. 1335
del Código Civil y Comercial. Podemos apuntar las siguientes:

a) En el contrato de consignación, el consignatario no puede comprar los bienes consignados; a diferencia de ello, en
el caso del contrato de estimatorio, el accipiens puede no restituir las cosas adquiriendo la propiedad de las mismas y
pagando el precio estimado.

b) El contrato de consignacióin es indivisible. Aceptada en una parte se considera aceptada en el todo, y dura mientras
el negocio no esté completamente concluido

A diferencia de ello, en el contrato de estimatorio al vencimiento del plazo el accipiens puede restituir al tradens las
cosas.

c) El contrato de consignación es una especie de mandato no representativo, por lo que el consignatario actúa en
interés del consignante, obligándose a vender las cosas consignadas. Por ello se entiende que desde la perspectiva de
la función económica, la consignación es un contrato de gestión.

En cambio, en el contrato de estimatorio, el accipiens actúa en interés propio. En virtud del contrato puede pagar la
mercadería que le entregó el tradens (sea porque la vendió a un tercero o porque decide adquirirla para sí mismo); o
devolvérselas al vencimiento del plazo establecido.

Es por ello que ha sido encuadrado dentro de la función económica como un contrato de aprovisionamiento pues tiene
por finalidad que el accipiens cuente con stock de mercadería para su venta sin necesidad de comprarla
anticipadamente.

CONTRATO DE CORRETAJE.

Concepto. El Código Civil y Comercial establece que hay contrato de corretaje cuando una persona, denominada
corredor, se obliga ante otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o varios negocios, sin tener relación de
dependencia o representación con ninguna de las partes (art. 1345).

El contrato de corretaje no genera entonces una relación de dependencia, ni es un acto de representación, no es un


mandatario pues actúa no solo en nombre propio sino también por cuenta propia, lo cual asegura la imparcialidad con
la que debe actuar el profesional corredor.

Su función —profesionalmente y sin relación de dependencia— es acercar a las partes, mediando entre la oferta de
una parte y la demanda de la otra, aproximando la voluntad de ambas, actuando en los preliminares del negocio, pues
van a ser las partes y sólo ellas las que concluyan el negocio.

El corredor intermedia en la celebración de un contrato que será eventualmente concluido por las partes. Su obligación
es de medios, es decir emplear la diligencia razonable para promover el negocio y lograr que las partes celebren el
contrato; mas no garantiza tal resultado.

Conclusión del contrato de corretaje. Sujetos. El contrato de corretaje se entiende concluido, si el corredor está
habilitado para el ejercicio profesional del corretaje, por su intervención en el negocio, sin protesta expresa hecha
saber al corredor contemporáneamente con el comienzo de su actuación o por la actuación de otro corredor por el otro
comitente . Si el comitente es una persona de derecho público, el contrato de corretaje debe ajustarse a las reglas de
contratación pertinentes. (art.1346)

En una primera etapa nace la relación de intermediación con la intervención del corredor profesional que lleva la
propuesta; en una segunda etapa, lograda la conformidad de la otra parte interesada en el negocio propuesto, el
corredor las pone en contacto para que concluyan el negocio, el cual —perfeccionado— da lugar al nacimiento del
derecho a la comisión.

Obligaciones del corredor. El corredor debe:


a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que media y de su capacidad legal
para contratar;

b) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar supuestos inexactos que
puedan inducir a error a las partes

c) comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de algún modo puedan influir en
la conclusión o modalidades del negocio;

d) mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que interviene, la que sólo debe ceder
ante requerimiento judicial o de autoridad pública competente;

e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos conclusivos y a la entrega de
los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere;

f) guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista la posibilidad de
controversia sobre la calidad de lo entregado.

Prohibición. Está prohibido al corredor:

a) adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido encargada;

b) tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los bienes comprendidos en ella.

Derechos de los corredores. Como todo contrato bilateral existe una reciprocidad de prestaciones, por lo cual la tarea
del corredor debe ser remunerada.

Así es que el artículo 1350 dispone que tiene el derecho a percibir una comisión —remuneración— por los negocios
en los que intervenga. Esta comisión puede estar estipulada en el contrato mismo; y si no hubiese sido pactada,
corresponderá la que es de uso en el lugar de celebración del contrato, o, en su defecto, la del lugar en que el corredor
realiza su cometido principalmente. Finalmente, si faltaran todas ellas, la comisión será fijada por el juez.

Interviniendo un solo corredor, éste tendrá derecho a percibir retribución de cada una de las partes, o sea que todas las
partes del negocio deben la remuneración o comisión, excepto pacto en contrario o protesto expreso de una de las
partes contemporáneamente con el comienzo de la actuación del corredor. En este caso la norma dispone que no existe
solidaridad de las partes respecto del corredor. Si interviene más de un corredor, cada uno sólo tendrá derecho a exigir
remuneración a su comitente; la compartirán quienes intervengan por una misma parte.

El artículo 1352 dispone que, concluido el contrato, la comisión se debe siempre aunque:

a) El contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla.

b) El contrato no se cumpla, se resuelva, se rescinda o medie distracto.

c) El corredor no concluye el contrato, pero ha iniciado la negociación y el comitente encarga su conclusión a un


tercero, o lo concluye por sí en condiciones sustancialmente similares.

En cambio, el artículo 1353 establece que la comisión no se debe —y ello, aunque el contrato haya sido celebrado con
la intervención del corredor— cuando:

a) Está sometido a condición suspensiva y ésta no se cumple.

b) Se anula por ilicitud de su objeto, por incapacidad o falta de representación de cualquiera de las partes, o por otra
circunstancia que haya sido conocida por el corredor.

Además, carece del derecho a comisión, cuando por culpa del mismo corredor se anulare o resolviera el contrato o se
frustrare la operación y perderá el derecho a que se le reintegren los gastos, sin perjuicio de las demás
responsabilidades a las que hubiere lugar (art. 38, ley 25.028).
Garantía y representación. El corredor puede:

a) otorgar garantía por obligaciones de una o de ambas partes en la negociación en la que actúen;

b) recibir de una parte el encargo de representarla en la ejecución del negocio.

Recupero de gastos. En art. 1354 dispone que el corredor no tiene derecho a reembolso de gastos, aun cuando la
operación encomendada no se concrete, excepto pacto en contrario.

CONTRATO DE DEPÓSITO.

Concepto. Art 1356. Habrá contrato de depósito cuando una parte se obliga a recibir de otra una cosa con la
obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos.

Características.

a)Es en principio oneroso cuando el depositante se obliga a pagar una retribución por la guarda del depositario, así se
lo presume, pero puede ser gratuito si las partes lo acuerdan así (art. 1357). Aclara la norma a su vez, que la gratuidad
sólo versa sobre la remuneración que le es debida por el depositante al depositario, pero que aún en estos supuestos, se
le deben a este último los gastos razonables en los que incurra para la conservación del bien.

El art. 1360, primer párrafo agrega que cuando el depósito es oneroso, el depositante debe pagar la remuneración
establecida por todo el plazo del contrato, a menos que se hubiese pactado su reducción si el depositante reclamase la
restitución de la cosa antes del vencimiento del contrato (art. 1360, párr. 1º).

b) Se trata de un contrato bilateral, cuando una de las partes se obliga a ejercer la guarda y la otra persona le da una
remuneración. Si es gratuito es unliateral, hay guarda en este caso pero no hay retribución. En efecto, si bien las
obligaciones recaen principalmente sobre el depositario, que debe cuidar de la cosa y luego restituirla al depositante,
este último está obligado a entregar la cosa para su cuidado. Si el contrato fuese oneroso, el depositante deberá además
pagar la remuneración convenida. Y en ambos casos deberá reintegrar los gastos efectuados por el depositario, si los
hubiera.

c) Es un contrato consensual, pues basta el mero acuerdo de voluntades para que sea exigible.

d) Es un contrato conmutativo, ya que genera obligaciones y cargas contractuales equivalentes y recíprocas entre


las partes.

e) Es nominado ya que se encuentra expresamente en el CCyC.

f) Es un contrato de larga duración (art. 1011): En los contratos de larga duración el tiempo es esencial para el
cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que
las indujo a contratar.

Clasificación. Según nuestro Código Civil y Comercial, el depósito puede ser voluntario o necesario.

El primero es el que resulta del libre convenio de las partes, es cuando el depositante puede elegir la persona del
depositario.

El segundo es el que se hace sin la posibilidad del depositante de elegir al depositario a causa de un hecho imprevisto
que lo somete a una necesidad imperiosa; así como también el de los efectos introducidos por los viajeros en los
hoteles y en los establecimientos o locales asimilables que son los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte,
restaurantes, garajes, lugares y playas de estacionamiento y otros establecimientos similares que prestas sus servicios a
título oneroso. (arts. 1368 y 1375).

A su vez, el depósito voluntario puede ser regular o irregular. Es regular el que se hace de cosas que pueden
individualizarse, no se transmite el dominio de lo que se da en guarda sino la tenencia porque doy cosas inmuebles,
bienes muebles no fungibles o bienes muebles fungibles pero que sean dados como no fungibles o estén en saco
cerrado.
Es irregular el de cosas fungibles que una vez entregadas no pueden individualizarse, lo que se da en depósito se
transmite el dominio también porque la cosa es fungible entonces el depositario tiene que restituir la misma cantidad y
calidad. Esta distinción tiene la mayor importancia porque el depositario irregular adquiere la propiedad de la cosa y
puede disponer de ella, a diferencia de lo que ocurre en el depósito regular o típico (art. 1367). Si se entregare en
depósito una cosa fungible, pero guardada en saco cerrado, será un contrato de depósito regular pues la cosa está
individualizada en el saco que la encierra.

Pérdida o destrucción del recibo. el depositante podrá requerir al depositario una copia de él. Asimismo, para el caso
de que pida la restitución de los bienes, deberá acreditar su entrega al depositario, más no su titularidad dominial o
derecho real alguno sobre éstos (art. 1365).

Obligaciones del depositario en el depósito regular.

- Diligencias como cosas propias o profesión


- Si se pactó un modo de custodia y es necesario variarlos debe dar aviso
- No usar
- Restituir con frutos cuando sea requerida al depositante o quien éste indique
- Si se deposita en interés de un tercero no puede restituir sin su consentimiento
- No puede exigir que el depositante pruebe ser dueño

Pérdida de la cosa. Como todo deudor de cuerpo cierto, el depositario que no lo restituye o lo restituye deteriorado,
se presume culposo si no demostrare lo contrario. La fuerza mayor, más aún, la ausencia de culpa del depositario en la
pérdida de la cosa, lo exime de responsabilidad, y tal pérdida debe ser soportada por el depositante (art. 1364).

Las excepciones a esta regla son que el depositario haya tomado el caso fortuito a su cargo en el contrato, o que el
acontecimiento haya sucedido por su culpa, o que haya ocurrido después de constituido en mora para restituir la cosa;
empero, en este último caso, no responderá si demuestra que la cosa se hubiere perdido también en poder del
depositante.

Cuando la restitución en especie se haya hecho imposible por culpa del depositario (que la ha destruido o enajenado),
está obligado al pago de los daños consiguientes. Como todo deudor de cuerpo cierto, su culpabilidad se presume
mientras no demostrare lo contrario.

Responsabilidad de los herederos del depositario que han enajenado la cosa. Los herederos del depositario que
hayan enajenado de buena fe la cosa mueble, ignorando que se trataba de un depósito, sólo están obligados a restituir
al depositante el precio recibido, y si el precio aún no ha sido pagado, deben ceder el crédito (art. 1366).

Es una solución de excepción que se funda en una razón de equidad, para no perjudicar al heredero de buena fe. Por el
contrario, los que sabían que la cosa era depositada y la vendieron, están sujetos a las reglas ordinarias: responden por
el valor de la cosa y los restantes daños. En cambio, si la hubieren donado, están obligados a devolver su valor.

Lugar y gastos de la restitución. El depósito debe restituirse en el lugar en que se custodió la cosa (art. 1361), salvo
que en el contrato se designare otro; en este caso, el depositario está obligado a transportar la cosa al lugar indicado,
siendo por cuenta del depositante los gastos del traslado (art. 1357, in fine).

Tiempo de la restitución.

a)El contrato fija el término.— El plazo se supone fijado en favor del depositante, de modo que él puede exigir la
restitución en cualquier momento, aun cuando el plazo no hubiera vencido (art. 1359). Ahora bien, cabe preguntarse si
esta norma opera de igual manera cuando el depósito es oneroso. En estos casos, debe diferenciarse entre la
posibilidad de pedir la restitución de los bienes por un lado, y el pago de la remuneración por el otro.

Así, debe de entenderse que aún en los supuestos de depósito oneroso, el depositante tiene derecho a recobrar la
posesión de los bienes dados en depósito en cualquier momento. Pero si lo hace antes de la conclusión del plazo
pactado, debe —además de los gastos incurridos hasta el momento de la devolución— la totalidad de la remuneración
pactada, a menos que se hubiera pactado lo contrario (arts. 1357 y 1360).
En cuanto al depositario, si el depósito es oneroso, debe restituir la cosa cuando venza el plazo contractual o lo
requiera el depositante; en cambio, si es gratuito, podrá devolver la cosa en cualquier momento (art. 1359).

b) El contrato no fija término.— Cualquiera de las partes puede ponerle fin cuando quiera. Pero el depositario no
puede ejercer este derecho en forma intempestiva o arbitraria, como ocurriría si el depositante está en el extranjero y
no se encuentra en condiciones de cuidar de la cosa, en cuyo caso incurrirá en un ejercicio abusivo del derecho.

Depósito irregular. Si se entrega una cantidad de cosas fungibles, que no se encuentra en saco cerrado, se transmite el
dominio de las cosas aunque el depositante no haya autorizado su uso o lo haya prohibido. El depositario debe restituir
la misma calidad y cantidad.

Si se entrega una cantidad de cosas fungibles, y el depositario tiene la facultad de servirse de ellas, se aplican las
reglas del mutuo.

Al depositante no le interesa lo que el depositario haga con las cosas fungibles que le entregó; lo que le importa es que
al término señalado se le entregue una suma equivalente o una cantidad, especie y calidad igual de cosas fungibles.
Ésta es la única obligación que la ley impone al depositario irregular (art. 1367). Ser le aplican las normas del mutuo.

En primer término, el artículo 1367 señala que el depositante transmite el dominio de las cosas aunque el depositante
no haya autorizado su uso o lo haya prohibido. La transmisión del dominio importa la facultad de disponer de los
bienes fungibles; máxime cuando la única obligación que impone la norma es la de restituirlos en idéntica calidad y
especie. Por lo tanto, si el dominio se transmite, aún cuando se prohíba el uso, el depositario puede usar las cosas
aunque ello se le haya prohibido.

Si la obligación de restitución en el depósito irregular se cumple entregando igual cantidad, calidad y especie; ello
implica que aunque no use las cosas del depositario, tampoco está obligado a entregar exactamente las mismas cosas
que recibió.

Depósito necesario. El artículo 1368 dispone, que el depósito necesario es aquel en que el depositante no puede elegir
la persona del depositario por un acontecimiento que lo somete a una necesidad imperiosa, y el de los efectos
introducidos en los hoteles por los viajeros.

Serían los casos en que el depósito ha debido hacerse por estar el depositante sometido a una situación crítica, causada
por incendio, saqueo, ruina, etcétera. El problema de si ha existido o no necesidad imperiosa de hacer el depósito es
cuestión que queda librada a la prudente apreciación judicial.

Régimen legal. El depósito necesario está sujeto al mismo régimen legal que el voluntario, en tanto el legislador sólo
ha regulado en los artículos 1369 a 1375, la responsabilidad de los hoteleros y establecimientos asimilables. Para
acreditar el depósito necesario se admite toda clase de pruebas (art. 1019).

Se entiende por hoteleros a todos aquellos cuyo negocio consista en dar alojamiento a viajeros. Asimismo, el artículo
1375 extiende la aplicación del régimen de responsabilidad del hotelero a hospitales, sanatorios, casas de salud y
deporte, restaurantes, garajes, lugares y playas de estacionamiento y otros establecimientos similares que prestan sus
servicios a título oneroso.

Responsabilidad. El hotelero responde al viajero por los daños y pérdidas sufridos en:

a) los efectos introducidos en el hotel;

b) el vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares adecuados puestos a disposición del viajero
por el hotelero.

Eximentes de responsabilidad. El hotelero no responde si los daños o pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza
mayor ajena a la actividad hotelera. Tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros.
Cláusulas de no responsabilidad. Son nulas todas las estipulaciones contractuales en virtud de las cuales el hotelero
limite la responsabilidad que la ley le atribuye (art. 1374); con tanta mayor razón son ineficaces los anuncios o avisos
puestos en lugar visible con el mismo propósito.

Cosas de valor. El viajero que lleve consigo efectos de valor superior al que ordinariamente llevan los pasajeros debe
hacerlo saber al hotelero y guardarlos en las cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en el
establecimiento.

Negativa a recibir. Si los efectos de los pasajeros son excesivamente valiosos en relación con la importancia del
establecimiento, o su guarda causa molestias extraordinarias, los hoteleros pueden negarse a recibirlos.

TRANSACCIÓN.

Concepto. La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar un litigio, o ponerle fin,
haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o litigiosas. Art. 1641.

Es un contrato donde existen sacrificios mutuos (concesiones recíprocas) sobre los derechos afirmados en la
pretensión y en la negación. Es innecesaria la equivalencia en las prestaciones, pues no se exige paridad
económica ni sacrificios equivalentes.
Res dubia (cosa dudosa) o res litigiosa (cosa litigiosa). Las obligaciones litigiosas o dudosas constituyen la
materia sobre la cual recaen los reconocimientos o sacrificios.
La expresión “obligaciones litigiosas” refiere, a aquellas que son materia de un proceso judicial y cuya
existencia y/o alcances esperan ser dilucidaos por los tribunales.
Por otro lado la expresión “obligaciones dudosas” resulta más difícil de definir, ya que se controvierte si
sólo comprenden aquellas obligaciones que subjetivamente las partes consideran como tales, o si son
dudosas cuando objetivamente, y a través de la opinión de especialistas formados en derecho, pudieran
parecerlo. Tanto la mayoría de la doctrina como la jurisprudencia entienden que es suficiente que lo sean
subjetivamente para conformar la res dubia y validar el negocio transaccional.
Finalidad extintiva. La transacción presupone la existencia de una relación o situación jurídica objeto
de controversia entre las partes, a la cual se pretende proponer término con el acuerdo transaccional.
Los derechos litigiosos o dudosos importan una inseguridad a la que se busca poner fin para evitar un
conflicto, o bien para extinguirlo. Cuando se trata de derechos dudosos, el propósito buscado será
evitar el litigio, en cambio si se trata de derechos litigiosos, la finalidad consistirá en poner término al
mismo.

Tiene el carácter de ser declarativo, ya que por la transacción no se transmiten derechos, sino que se
declaran o reconocen.

Naturaleza jurídica. Se perfilaron 2 posiciones bien delimitas: a) una sostenida por quienes consideraban
que se trataba de un contrato; b) otra la ubicada dentro de la categoría más genérica de la “convención
liberatoria”
Así podemos decir que le negaron el carácter contractual los que restrictivamente entendían que el efecto
propio del contrato, o su finalidad inmediata, reside en generar obligaciones y no en extinguirlas, como
sucede con la transacción.
Teniendo en cuenta el codigo de velez: lo que pasaba era que por un lado preveía a la transacción como un
modo de extinguir las obligaciones y lo calificaba como “un acto jurídico bilateral”. Pero por otro lado en su
prescribía que eran “aplicables a las transacciones todas las disposiciones sobre los contratos”.
El nuevo código: clausura la discusión acerca de la naturaleza jurídica ya que dispone expresamente que la
“transacción es un contrato”. Y no solo esto sino que también la regula metodológicamente como un tipo
contractual en el título IV, referidos a los contratos en particular.
y de interpretación restrictiva su interpretación debe estar limitada a lo que las partes han volcado en la
transacción, excluyéndose la posibilidad de la analogía o su ampliación a otros derechos que no se
encuentren comprendidos en ese acto.
Capacidad. Art. 1646. La capacidad requerida para efectuar una transacción es la capacidad para contratar y
para disponer de los bienes.
No pueden hacer transacciones:
a). Las personas que no puedan enajenar el derecho respectivo;
b). Los padres, tutores, o curadores respecto de las cuentas de su gestión, ni siquiera con autorización
judicial;
c). Los albaceas, en cuanto a los derechos y obligaciones que confiere el testamento, sin la autorización del
juez de la sucesión.
En cuanto a la representación, esta debe ser acompañada de un mandato especial, ya que en la transacción
cada parte renuncia a una porción de lo que se supone que es su derecho.
Objeto. Art. 1644. Al igual que todo objeto de los actos jurídicos, el de la transacción debe ser posible física
y jurídicamente, y lícito.
Se prohíbe la transacción sobre:

 Los derechos en los que está comprometido el orden público, ya que las convenciones particulares no
pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público;
 Los derechos irrenunciables
 Los derechos sobre las relaciones de familia o del estado de las personas, excepto que se trate de
derechos patrimoniales derivados de aquéllos, o de otros derechos sobre los que, expresamente, el ccyc
admite pactar.
Forma. Art. 1643. Como regla, la transacción es regulada como contrato formal dado que se impone la
forma escrita para su eficacia, aunque depende de donde recae la transacción (derechos litigiosos o
dudosos), va a ser judicial o extrajudicial.
En el supuesto de transacción extrajudicial: es decir, aquella que recae sobre derechos dudosos, la forma
escrita aparece como la única solemnidad requerida, tratándose de una forma no solemne.
En el supuesto de transacción judicial: es decir, aquella relativa a derechos litigiosos se sujeta a
formalidades más exigentes, habida cuenta de que se requiere la presentación del instrumento ante el juez
donde tramita la causa.
Efectos. La transacción produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de homologación judicial. Es
de interpretación restrictiva. Art. 1642.
El efecto principal de la transacción es que no se pueda volver a la situación jurídica anterior a la misma, es
decir, si existiese un acto jurídico anterior a la transacción (objeto de la controversia) se tiene por extinguido
y solo produce efectos la propia transacción. Asimisimo, si se permite que un juez modifique las pautas de
este contrato, se estarían desequilibrando las concesiones reciprocas que las propias partes acordaron
realizarse.
Tanto la transacción judicial o extrajudicial producen los efectos de la cosa juzgada quedando cerrada la
posibilidad de volver a plantear en juicio la misma controversia, o de desconocer el acuerdo compositivo
alcanzado. En el supuesto de que alguna de ellas pretendiera desconocer el acuerdo y reabrir el conflicto
sobre la cuestión cansada, sería procedente la excepción de transacción.
La única forma de hacer cumplir la transacción es mediante un proceso de ejecución de sentencia.
El efecto de la cosa juzgada se produce sin la necesidad de la homologación, es decir, confirmar, legitimar y
aprobar por medio de una autoridad judicial o administrativa ciertos actos particulares, con el fin de producir
los efectos jurídicos que le son propios.
La transacción es de interpretación restrictiva, no presumiéndose las renuncias, los desistimientos o la
pérdida de los derechos, que forman la sustancia de ella, y debe estarse a los términos literales empleados
por las partes. Por lo tanto, no se pueden exigir obligaciones o derechos a través de presunciones o
inferencias.
Nulidad. Art. 1645. Si la obligación transada adolece de un vicio que causa su nulidad absoluta, la
transacción es inválida. Si es de nulidad relativa, las partes conocen el vicio, y tratan sobre la nulidad, la
transacción es válida.
La transacción es nula (art. 1647):
a) Si alguna de las partes invoca títulos total o parcialmente inexistentes, o ineficaces;
b) Si, al celebrarla, una de las partes ignora que el derecho que transa tiene otro título mejor;
c) Si versa sobre un pleito ya resuelto por sentencia firme, siempre que la parte que lo impugna lo haya
ignorado.
Los errores aritméticos. Art. 1648. No obstan a la validez de la transacción, pero las partes tienen derecho
a obtener la rectificación correspondiente (por el principio de buena fe).
Esta es la única excepción que permite que el contrato de transacción sea modificado, ya que, ni por un juez
puede serlo.

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