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Vavilov postuló la existencia de ocho centros de origen y diversidad de los principales cultivos.
Demostró que estos centros tenían factores en común e importantes (por ejemplo, la
agricultura antigua y una antigua civilización; distribuidos en las regiones tropicales y
subtropicales; condiciones ecológicas y topográficas muy diversas) y que la distribución de la
diversidad genética seguía ciertos patrones (Vavilov 1926).
Estos centros son de importancia crítica para los esfuerzos actuales y futuros en el
mejoramiento de cultivos, ya que albergan partes importantes de la diversidad genética de un
conjunto genético determinado. Incluyendo las especies domesticadas así como sus parientes
silvestres y herbáceos.
Los esquemas de agricultura tradicional junto con la diversidad genética y cultural existente
están amenazados por muchos factores y fuerzas. Estas incluyen, entre otras, tecnologías
agrícolas modernas para producir cultivares de alto rendimiento y cultivos genéticamente muy
uniformes. Según Ortega-Paczka (1999), la diversidad nativa del maíz se encuentra en grave
peligro de extinción en México debido a la adopción de semillas mejoradas, la sustitución del
maíz por otros cultivos más rentables y la emigración de campesinos para ganarse la vida en
otras actividades y otras regiones del país.
Solo el 20% de las variedades locales de maíz reportadas en 1930 en México aún se conocen
(GRAIN 1996). Se han reportado desarrollos similares para otros cultivos en otros centros de
diversidad, por ejemplo, de las 10,000 variedades de trigo, que estaban en uso en China en
1949, solo aproximadamente 1000 permanecieron en 1970. En los Estados Unidos, el 95% de
la col, el 91% de maíz de campo, el 94% de guisante, el 86% de manzana y el 81% de Se han
perdido variedades de tomate del siglo XIX (Arunachalam 1999). En este documento, el centro
de América Central y México se está utilizando como un "estudio de caso" para ilustrar el
impacto potencial de la propagación de variedades GM en la diversidad genética en gen
bancos y campos de agricultores y la necesidad de esfuerzos de conservación efectivos y
eficientes. Se están proponiendo estrategias de gestión de la conservación para mitigar el
impacto negativo potencial de los cultivos transgénicos en los esfuerzos de conservación.
El centro centroamericano
Según Zeven y De Wet (1982), 225 especies de plantas domesticadas encuentran su origen en
el centro centroamericano de diversidad, que representa aproximadamente el 9% del total de
aproximadamente 2500 especies domesticadas reportadas en todo el mundo. Leo´n (2000)
enumera una gran cantidad de cultivos económicamente importantes domesticados en esta
región. Estos incluyen cereales (Zea mays L.); granos (Amaranthus spp.), leguminosas de grano
(Phaseolus spp.); especias y condimentos (Capsicum spp .; Vanilla planifolia Andrews); fi bres
(Gossypium hirsutum L.; Agave spp.); vegetales (Cucurbita spp .; Lycopersicon esculentum
Mill .; Opuntia streptacantha Lem.; Physalis philadelphica Lam.), estimulantes (Theobroma
cacao L.; Agave tequilana FACWeber), raíces y tubérculos (Pachyrhizus erosus (L.) Urb.), y ,
árboles frutales (Annona spp., Carica papayaL., Manilkara zapota (L.) P. Royen, Opuntia fi cus-
indica (L.) Mill., Persea spp., Pouteria spp.).
Desde una perspectiva económica, Zea mays L .y sus parientes silvestres Z. mays ssp.
Parviglumis HHIltis et Doebley, Z. mexicana (Schrad.) Kuntze, Z.perennis (Hitchc.) Reeves et
Mangelsd., Z. diplo-perennis HH Iltis et al., Z. luxurians (Durieu etAsch.) RM Bird, y Tripsacum
spp. posiblemente sea la contribución más importante del centro de diversidad
centroamericana al mundo (Hernández 1973; León 2000). El segundo acervo genético de
cultivos de la región más económico es el género Phaseolus, que consta de las siguientes
especies cultivadas: P. vulgaris L., coccineus L., acutifolius A. Gray, polyanthus Greenm. y
lunatus L., que fueron domesticados en América Central y en los Andes Centrales (León 2000).
El Centro Mesoamericano es el más rico de los tres centros de diversidad genética de
Phaseolus y alberga aproximadamente 45 especies salvajes de Phaseolus y los ancestros de las
cinco especies cultivadas mencionadas (Debouck 1986).
La teoría de los orígenes múltiples es predominante (Gepts et al. 1986). Se proponen al menos
dos regiones de domesticación. De acuerdo con la teoría, las variedades pequeñas sembradas
se domesticaron de la forma silvestre sembrada pequeña (P. vulgaris var. Aborigineus (Burkart)
Baudet) en América Central, mientras que las variedades sembradas grandes se domesticaron
de la forma silvestre sembrada grande (P. vulgaris var. Aborigineus Burkart) Baudet) en la
región andina de Sudamérica. Otros géneros importantes con una diversidad genética
significativa en América Central incluyen Capsicum, Cucurbita y Lycopersicon. Las especies
cultivadas de Capsicum incluyen C. annuum L., baccatum L., chinense Jacq., Frutescens L. y
pubescens Ruiz et Pav. (Leo´n 2000). Capsicum annuum L., la especie más conocida de
Capsicum, que se extendió a todas las partes del mundo, tiene su centro de diversidad en
México y el norte de América Central con una distribución local y más reciente en partes de
América del Sur (Eshbaugh 1993). Los estudios de cruce indican que la pimienta de ave
silvestre Capsicum annuum var. aviculare (Dierb.) D’Arcy et Eshbaugh es genéticamente el
taxon más estrechamente relacionado con la domesticada C. annuum L. (Pickersgill 1971).
Capsicum frutescens L. se domesticó en América Central, pero se pueden encontrar
poblaciones silvestres desde México hasta Brasil (León, 2000). Poblaciones cultivadas de C.
chinense Jacq. se encuentran en América Central, mientras que las poblaciones silvestres se
distribuyen principalmente en el área del Amazonas. C. pubescens Ruiz et Pav. se originó en
Bolivia y Perú y se cultiva en elevaciones más altas de México a Argentina (Leo´n2000). C.
baccatum L. tiene su origen en América del Sur y se cultiva desde Colombia hasta Argentina.
Se han establecido ochocientas tres áreas protegidas, que incluyen parques nacionales,
reservas naturales, áreas de manejo de especies y paisajes protegidos en América Central, que
cubren aproximadamente el 8.7% del territorio total de América Central. Meilleurand Hodgkin
(2004) ha revisado recientemente el estado de la conservación in situ de parientes silvestres
de cultivos. Se reportan actividades de conservación para Costa Rica, Guatemala, México y
Nicaragua, centrándose en el teosinte, junto con otros cultivos como frijoles, chile, calabaza y
café. La reserva de la Sierra de Manantlan en Jalisco, México, se estableció para proteger a Zea
diploperennis H.H. Iltis et al. Poblaciones de la especie silvestre anual Z. mays spp. parviglumis
H. H.Iltis et Doebley, y las razas tradicionales Tabloncilo y Reventador de esta área son otros
objetivos específicos para la conservación in situ. En colaboración con el CIMMYT, el Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Colegio de
Postgraduados en México, se lleva a cabo un programa de monitoreo in situ de poblaciones de
teocintes mexicanos. En la cuenca del río Balsas en México, las actividades de los agricultores
han contribuido a una mayor conservación del teosinte tipo Balsas. La apertura de tierras altas
con el sistema de tala y quema, la siembra de maíz y el establecimiento de áreas de pastoreo
rotativas o alternas han facilitado el establecimiento de muchas poblaciones de teocintores
(Serratos et al. 1999). Otras actividades de conservación del teosinte se están llevando a cabo
en Guatemala y Nicaragua. En Costa Rica se han realizado estudios sobre la conservación in
situ de Phaseolus lunatus L. (Meurrens et al. 2001). En Guatemala, se está trabajando en la
mejora de la biodiversidad agrícola en los huertos familiares y la mejora de la nutrición y los
ingresos familiares (IPGRI2001).