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Regina Sánchez

Reporte

La pregunta que se plantea es qué habría sido si ese chico desde la solicitud al
programa o en las capacitaciones, hubiera usado su diagnóstico en lugar de su
nombre como medio para hacer lazo social. ¿Habría habido la posibilidad de un
vínculo con el otro? ¿La persona de al lado habría permitido la proximidad con él?

Y es que aunque parecen preguntas inquisidoras y hasta un tanto prejuiciosas lo


cierto es que a pesar de que se viva en el año 2019, aún existe el prejuicio y la
estigmatización hacia las enfermedades mentales y yendo más allá, existe un
terror y hasta cierto desdén hacia aquello que es diferente, diferente a la norma,
diferente a lo común, diferente a lo socialmente establecido de una realidad.

Que en lugar de partir de la singularidad de cada vida, de la historia de cada


persona, más bien parece construirse de un ideal en donde no habría cabida para
la vulnerabilidad a la que ha de enfrentar cada sujeto ante aquello que es diferente
a lo normal, entre lo que se puede encontrar una enfermedad mental, una
preferencia sexual distinta, una cuerpo mutilado o marcado por algún accidente,
una discapacidad visual, auditiva, mental, sensorial o motriz, la pregunta se abre,
qué es lo que asusta de la otredad del sujeto de al lado, de lo que es distinto al
ideal, y por qué angustia tanto de tal forma que predomina el no querer dar cuenta
que existen personas que simplemente son distintas.

. En un punto se intentaba escribir lo que desde la psicología uno podría pensar


que el lugar podría aportar a su vida cuando de acuerdo a la experiencia, parece
ser al contrario, es decir, aquello que las personas con una condición distinta a la
acostumbrada aportan a su entorno, como por ejemplo: dar cuenta de lo amable
que puede ser el gesto de tomarse el tiempo de saludar uno por uno con la
atención que precisa tal acción, la importancia que cobra el estar atento al trabajo
o hacer el máximo esfuerzo para poder realizarlo, el hecho de que a pesar de que
un individuo sepa un diagnóstico y seguramente muchas limitaciones y miedos
socialmente adquiridos, se tenga la voluntad y la valentía de querer y hacer algo
distinto a lo que se le ha dicho que podría o no hacer.

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