Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Autoinstrucciones Y
Autoafirmaciones
Son mensajes o verbalizaciones cortas que nos podemos
decir en cuanto detectemos que algo anómalo ocurre.
Se trata de utilizar autoinstrucciones o automensajes
racionales, positivos, lógicos y realistas. Estas
verbalizaciones dirigidas a uno mismo (decirse algo a sí
mismo) nos ayudarán a conseguir objetivos, dirigir, apoyar,
frenar o mantener comportamientos que se estén llevando a
cabo o que se deseen modificar o ejecutar. Te invitamos a
seguir este artículo de PsicologíaOnline si quieres ver como
funcionan en el manejo del Estrés y ansiedad las
Autoinstrucciones y Autoafirmaciones.
También te puede interesar:
Índice
1. Autoinstrucciones y Autoafirmaciones
2. La explicación de la técnica de autoinstrucciones
3. ¿Cómo podría autoinstruirse una persona de una forma más
adecuada?
4. Ejemplo del proceso a la hora de hacer uso de las
autoinstrucciones racionales
Autoinstrucciones y Autoafirmaciones
Se rellenan en situaciones de la vida diaria, es decir, en el
mismo instante en el que ocurren los hechos o
posteriormente después. Algunos de los aspectos que se
pueden desear registrar en un autorregistro son estados
emocionales (contenido de los sentimientos e intensidad),
pensamientos positivos o negativos, respuestas fisiológicas
ante determinados eventos, comportamientos realizados y
estrategias llevadas a cabo para resolver un problema, entre
otras muchas cosas.
Esta técnica acostumbra a utilizarse con niños impulsivos,
algunos pacientes esquizofrénicos, para combatir la ansiedad
(en especial ante exámenes, temor a hablar en público,
ansiedad ante determinadas situaciones, fobias diversas…),
para controlar la ira y el dolor… Aunque en general son muy
útiles para cualquier patología pues nos ayudan a dirigirnos
hacia un objetivo o hacia una meta determinada y lo que es
más importante a percibir control.
Los niños suelen decir en voz alta lo que van a realizar o
están realizando: ahora coloco los muñecos en fila y les
explico lo que tienen que hacer, después los llevaré de
paseo... Conforme los niños se van haciendo mayores ese
lenguaje lo van interiorizando y se formará el lenguaje
interno o, lo que es lo mismo, el pensamiento.
Cuando somos adultos también nos decimos, con ese
lenguaje interno, lo que estamos haciendo o sintiendo o lo
que vamos a sentir, hacer, o pensar; es como si nos
diéramos mensajes y órdenes ante situaciones diversas
pero sobre todo ante tareas complejas, no automatizadas,
que requieren un aprendizaje o unas directrices para su
ejecución (por ej. aprender a conducir, ante una dirección
desconocida, elaboración de una receta…). Estas órdenes o
mensajes son lo que llamaríamos "autoinstrucciones”
La explicación de la técnica de
autoinstrucciones
Las instrucciones son palabras, mensajes u órdenes que nos
damos a nosotros mismos y que guían nuestra actuación
indicándonos lo que debemos hacer o sentir en cada
momento. “El entrenamiento en autoinstrucciones hará
que poco a poco guíen nuestro propio comportamiento.
Por ejemplo podemos utilizar expresiones como, "Si otros
pueden yo también, voy a intentarlo” "Poco a poco iré
adquiriendo autocontrol” "No tengo por qué conseguir las
cosas a la primera” "¡Voy Bien!” “Voy a poner en ello todo mi
empeño” “Si quiero puedo” “Puedo hacerlo, sólo tengo que
intentarlo” “Puedo hacerlo, sólo tengo que esforzarme un
poco” “Si me pongo nervioso no pasa nada, me relajo y ya
está, ahora sé cómo hacerlo y cuanto más lo practique mayor
será mi dominio” "Porque haya sucedido una vez no tiene por
qué ocurrir siempre" “Antes no tenía recursos que me
ayudaran, ahora dispongo de algunos” “Hasta ahora lo he
pasado muy mal pero ha llegado el momento de actuar, tengo
a mi familia, a mis amigos pero sobre todo voy a intentarlo por
mí” “Lo voy a intentar, pero ahora sabiendo relajar, sabiendo
enfrentarme con unos recursos que antes no tenía” “Voy a
intentar con todas mis fuerzas resolver situaciones que se
puedan presentar” “Gracias a esto podré aprender
mecanismos de los que antes no disponía” “Si algo no
funciona lo cambio y analizo las consecuencias” “Cuanto más
practique mejores resultados obtendré” “Esto sólo requiere
esfuerzo y es algo que a mí me sobra” “No tengo que correr,
de momento sólo con intentarlo es suficiente” "Voy a ponerme
a trabajar" "No quiero continuar con el problema voy a
enfrentarme y a intentar resolverlo” “No lo domino pero lo
conseguiré”...
Este lenguaje interno, a través del cual la persona se habla a
sí misma, es un mecanismo que puede ayudarnos a
encontrar la solución o a actuar de una forma mucho más
eficaz en el momento oportuno.
En este sentido, también se pueden utilizar las tarjetas
flash, las cuales son frases de afrontamiento escritas en
cartulinas de un tamaño tal que podamos verlas en nuestra
habitación, en nuestra casa, en nuestra agenda, en nuestra
cartera… cada vez que nos acostemos o en cualquier otro
sitio que hayamos elegido. “Como por ejemplo,
1. Todo es cuestión de practicar ¡lo voy a conseguir!;
2. Poco a poco iré sintiendo mayor autocontrol; ¡sigue así!;
3. Sólo con intentarlo me voy a encontrar mejor, cuanto
más lo repita mucho mejor; ¡no sólo quiero seguir así sino
que quiero seguir mejorando!;
4. ¡Lo más importante es haber comenzado, no voy a
abandonar ahora!
5. ¡Me voy a demostrar que puedo hacerlo!
6. ¡Soy yo quien quiero conseguirlo, por mí y por los míos!
7. ¡Voy a poner de mi parte todo lo que pueda en mejorar
mi estado emocional!
8. ¡Nadie que se esfuerce se queda sin recompensa!
9. ¡Dentro de un año veré las cosas de otro modo!
10. ¡El hundirme o levantarme y luchar sólo depende de mí y
de mi esfuerzo!
Son fundamentales las coletillas de este tipo, o nuevas
creaciones que nos sean significativas, que sean potentes e
identificativas de nuestro problema y aunque al principio no
nos las creamos, poco a poco las iremos interiorizando y
automatizando. Todo ello hará que nos sintamos mucho
mejor, con más ánimo, mejor humor y en consecuencia con
mayor capacidad para responder de forma adecuada a las
diferentes situaciones.
Pensemos que uno va a enfrentarse a una situación que
valora como amenazante o estresante. Para utilizar la
técnica, tendremos en cuenta tres momentos distintos en
los que habrá que intervenir:
Antes: cuando alguien tiene que enfrentarse a una
situación que le resulta estresante o ansiógena suele
anticipar su malestar y debido a ello, ya en esta fase
mantiene un diálogo interno negativo.
Durante: es el momento del enfrentamiento; si el
diálogo interno es negativo, iniciaremos la intervención
pero el malestar irá en aumento.
Después: la persona se castigará emocionalmente por
su mala actuación por lo que su alto nivel de ansiedad y la
respuesta inadecuada quedarán condicionadas para el
futuro.
En una situación de desastre, el objetivo debe ser la
sustitución de autoafirmaciones inadecuadas por otras más
realistas y adaptativas.