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1 Evolucion Historica de Las Telecomunicaciones PDF
1 Evolucion Historica de Las Telecomunicaciones PDF
Diciembre de 2004
TEMA 1:
Evolución histórica de las telecomunicaciones
1. Aparición de las redes de telecomunicación
La comunicación de información entre dos personas distantes, ya sea oral, escrita o
gestual precisa que al menos una de ellas se desplace a un punto de encuentro con
la otra. Dependiendo de la distancia puede ser preciso contar con unas vías
adecuadas y un sistema de desplazamiento lo bastante eficiente para que se cumpla
una de las premisas básicas de la comunicación: que sea rápida y eficaz. No tiene
sentido que un mensajero nos informe de que un ciclón está avanzando sobre nuestra
ciudad tres días después de que el ciclón haga estragos en ella.
Las redes de telecomunicación tratan de crear medios dedicados que ahorren tiempo
evitando el desplazamiento físico del mensajero a lo largo de todo el recorrido,
proporcionando así una comunicación eficiente. Cualquier sistema de
telecomunicación estable necesita de una infraestructura y unos gastos que sólo
pueden ser sufragados por una entidad poderosa. Por ello los primeros sistemas de
telecomunicación eran siempre por y para el servicio del estado. En el pasado los
primeros sistemas de telecomunicación aparecen pronto en aquellos pueblos que por
su expansión guerrera se vieron obligados a contar con algún medio de envío rápido
de noticias: señales luminosas, de humo, sonidos de tambor, ... Los cartagineses
utilizaron las antorchas para comunicarse en la larga marcha a través de los Alpes de
Aníbal contra Roma. Los romanos llegaron a tener un sistema de señales de fuego
combinado con columnas de humo que permitía comunicar sus diferentes
campamentos. En 1340 la Marina castellana adoptó la telegrafía de señales mediante
gallardetes de diferentes colores que comunicaban órdenes y noticias codificados a
las naves que luchaban contra el reino de Aragón.
“ En el siglo XVI, las comunicaciones interiores de los tercios de España
se realizaban mediante toques de tambor, con un código de señales
que permitían transmitir las órdenes.
Dicho equipo (semáforo) se instalaba encima de una torre en puntos elevados para
hacerlo visible desde lejos. Las torres distaban una de otras aproximadamente 10 Km, y
los semáforos se pintaban de negro para ser distinguidos con claridad (aunque no era
posible transmitir mensajes por la noche). La primera línea telegráfica puesta en
marcha data de 1794, y consistía en 22 estaciones que cubrían una distancia de 240
kilómetros, uniendo Lille con París. Esta línea permitía transmitir un mensaje en menos
de 6 minutos, frente a las 30 horas necesarias para un mensajero a caballo. En menos
de una década el telégrafo de Chappe se extendía por Europa.
En España no será hasta el 20 de junio de 1831 cuando se envió el primer despacho
por telegrafía óptica. Se utilizaba el sistema del español Lerena, perteneciente a la
escuela inglesa y mucho más rápido en transmisión que el de Chappe. Tenía también
la ventaja de que las torres se podían situar a 2 leguas y media como máximo, lo que
alargaba la red considerablemente. Pero para un estado endeudado como el
Español entonces, una empresa de tales características tenía un alto costo: 25.000
reales por torre y 1.500 por lente (de procedencia inglesa), a lo que había que sumar
gastos de mantenimiento. Por ello, el 8 de octubre de 1835 se ordenaba a Lerena que
cesase en la dirección de Los Reales Telégrafos. Los trabajos para la realización de
una red telegráfica nacional no se retoman hasta 1845, con la construcción de la
línea principal Marid-Irún con 52 torres en 9 provincias, que a su vez enlazaba con
Francia a partir de la frontera gracias a una torre óptica Chappe que transmitía a París.
El 2 de octubre de 1846 se envió el primer telegrama por dicha línea. Se configura una
red estatal que envía mensajes oficiales y garantiza el secreto en la comunicación
según se dispone en el reglamento de 1846. Las líneas proyectadas son: Madrid con
Valencia, Barcelona, Sevilla, Cáceres, Badajoz, La Coruña y Zaragoza; así como
Zaragoza con Pamplona y Lérida, y Albacete con Cartagena. Hubo algunas
dificultades en la implantación de esta red, por ejemplo en Sevilla no consintieron que
se instalara el telégrafo en la Torre del Oro y hubo que buscarle otro emplazamiento.
Los trabajadores eran de tres clases: ingenieros (que decidían el emplazamiento de las
torres), torreros (ejecutores de los servicios de transmisión, conocían el significado de
los textos que transmitían y se decodificaban en los extremos) y subalternos. En 1851 se
afirmaba que, de Valladolid a Madrid un mensaje tardaba no más de 1/4 de hora si el
día era despejado, por lo que el sistema resulta extremadamente rápido en
comparación con el mensajero terrestre. Los primeros telegrafistas era personal
licenciado del Ejército, acostumbrados a condiciones duras de trabajo (intrusiones,
asaltos, aislamiento, ...).
2. La telegrafía eléctrica
El telégrafo eléctrico fue uno de los primeros inventos que surgieron como aplicación
de los descubrimientos de Ampere y Faraday. Consiste en un aparato que transmite
mensajes codificados a larga distancia mediante impulsos eléctricos que circulan a
través de un cable conductor. Fue Joseph Henry quién, en 1829, construyó el primer
telégrafo eléctrico. Sin embargo, la persona que le dio el gran impulso fue el
estadounidense Samuel Morse, quién el 1844 llevó a cabo la primera transmisión
telegráfica entre Washinton y Baltimore.
En 1866 se instaló el primer cable trasatlántico que unía América con Europa,
permitiendo así la interconexión de ambas redes telegráficas. La telegrafía eléctrica se
había impuesto ya por esta época en otros países de Europa desarrollada al amparo
del ferrocarril, donde las compañías tenían su propia red que coincidía con el trazado
de la línea. En España la primera línea ferroviaria en funcionamiento, de Mataró a
Barcelona, contó sorprendentemente con un servicio de telegrafía óptica, lo que
constituyó una excepción pues las posteriores líneas se sirvieron de la telegrafía
eléctrica para sus comunicaciones.
líneas de socorro por si algún tramo de la red básica fallaba. El sistema de transmisión
más utilizado al comienzo fue el Wheastone de dos agujas, pero pronto se optó por el
Morse que facilitaba las comunicaciones internacionales, dejando el Wheastone para
la transmisión interior.
48 v
+ -
El cable por el que se transmite la corriente eléctrica variable que envía el emisor se
conecta a un electroimán, cuyo extremo se encuentra unido por medio de una
lengüeta metálica a un diafragma que produce el sonido.
teléfono y unirlo con un cable hasta el otro. Esto implicaría que para conversar con tres
personas necesitaríamos, como se aprecia en la figura, seis cables y doce aparatos
telefónicos. Si consideramos N personas, el número de cables necesarios será de N⋅(N-
1)/2, del orden de N2. Así mismo será necesario disponer de N⋅(N-1) aparatos
telefónicos, por lo que el coste de la instalación crece rápidamente a medida que
incrementamos el número de usuarios.
De esta forma, pasamos de tener una línea dedicada para cada usuario destino, a
tener líneas compartidas entre todos los usuarios, con lo que el rendimiento aumenta.
En 1878 aparece el primer tablero de conmutación manual con capacidad para 21
abonados, aunque los últimos tableros utilizados tenían una capacidad de hasta
10.500 abonados.
Cuando dos abonados pertenecientes a distintas centrales deseen hablar entre sí, la
operadora deberá utilizar un enlace disponible entre ambas centrales. Si dichos
enlaces no estuvieran disponibles (ocupados con otras conexiones) la llamada no
podrá efectuarse. Este hecho nos lleva a la aparición de un problema desconocido
hasta ahora: la pérdida de llamadas por saturación en los enlaces, concepto que
aparece ligado al uso compartido de enlaces entre varios usuarios. El número de
enlaces siempre resulta sensiblemente inferior al de líneas de abonado, ya que no
todos los usuarios de una central suelen llamar en el mismo instante de tiempo ni
tampoco las llamadas van siempre dirigidas a otro conmutador.
4. La radiodifusión
En 1821 Michael Faraday descubrió la inducción eléctrica, logrando corriente eléctrica
a través del movimiento de un conductor alrededor de un imán permanente. Así pues,
consiguió realizar el primer generador de corriente eléctrica a partir de la energía
mecánica. En 1864 Maxwell publica su teoría dinámica sobre campos
electromagnéticos, donde establece sus ecuaciones que demuestran que la
radiación electromagnética se incrementa rápidamente con la frecuencia, es decir,
para una señal de una potencia determinada se detectan más ondas
En 1888 se lograba transmitir a más de 300Km una señal telegráfica vía radio, aunque
no fue hasta finales de ese mismo año cuando el científico alemán Heinrich Hertz,
logró emitir y recibir ondas electromagnéticas con fiabilidad. En 1901 Marconi
consiguió con radiotelegrafía enviar señales atravesando el océano Atlántico, y siguió
trabajando para mejorar la fiabilidad de los aparatos emisores y receptores. En 1904
aparecieron los primeros receptores basados en cristal, que actuaban como el
encendido y apagado de un circuito, y que permanecieron en uso hasta mediados
de 1915, donde el invento del tubo de vacío triodo permitió un desarrollo espectacular
de la telefonía sin cables. En junio de 1920 se transmite la primera difusión pública
mediante un radio teléfono de Marconi de 15 KW, y en 1921 los primeros programas de
entretenimiento. Las emisoras operan en A.M., donde la amplitud de la señal de alta
frecuencia respondía a la señal vocal de información. Nace en 1922 la British
Broadcasting Corporation (BBC) para la emisión de programas de radiodifusión,
pasando en el 1936 también a producir programas de la recién aparecida televisión.
En las redes de difusión, sean de radio o de televisión, la información se transmite
desde un punto emisor a varios receptores a la vez, atravesando para ello diferentes
estaciones repetidoras.
Las redes presentadas en este capítulo poseen estructuras estables dedicadas a dar
servicio a la red. Estas redes han perdurado, con modificaciones, durante todo el siglo
XX y nada hace prever su completa desaparición a principios del XXI.