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La persona desde su concepción está sujeto a experiencias que le permiten aprender, dicho proceso
le permite desarrollarse de una mejor manera ante el mundo que le rodea.
Aprender es un proceso que inicia en el vientre de la madre, con los primeros estímulos que él bebe
recibe del mundo exterior, al nacer el niño es dependiente de sus padres, lo que ellos le enseñen
marcará su personalidad y su forma de desenvolverse ante la sociedad, de esta cuenta se dice que los
padres son los primeros maestros de sus hijos, en otros casos que son el reflejo de sus padres.
Podemos decir que es proceso de aprendizaje significativo, despierta en los padres y educadores la
sensibilidad de descubrir en el niño su interés y motivación, se presenta a los pequeños a través de
juegos y actividades lúdicas, para que ellos disfruten del proceso de enseñanza aprendizaje de una
forma divertida.
Es fundamental destacar que la práctica temprana es importante en el niño ya que posee una vía de
entrada por los sentidos visual, auditivo, táctil, gustativo y olfativo y toda estimulación hecha a través
de alguno de estos sentidos, hará que llegue a las neuronas y descargue de ellas pequeñas dosis de
carga positiva. Con los ejercicios y actividades se ha de estimular unas capacidades que son para el
niño, pilares del desarrollo intelectual, físico y social. Se desenvuelve de esta forma el cerebro, por lo
mismo se debe dar la oportunidad de crecer a los niños, los padres y educadores además de
convencerse de las capacidades de los niños, los deben dejar actuar con la propia naturaleza y de esta
forma reforzar con la estimulación temprana el desarrollo de todas sus capacidades.
También hay que señalar como se dijo anteriormente que la estimulación temprana se da desde que
el niño está en el vientre, con actividades como, escuchar música, leer y realizar actividades
prenatales, de allí el niño cuando nace y ve la luz del día, tiene ya millones de células cerebrales
activas, llamadas neuronas, si la estimulación hace que el niño logre el mayor número conexión
neuronal y por ende mejore el desarrollo intelectual, para lograr un mejor funcionamiento y utilidad
de las neuronas completas.
La estimulación temprana hace uso de prácticas propias en las que actúan los sentidos, la percepción
y el gusto de la exploración, el descubrimiento, el autocontrol, el juego y la expresión artística. Su
finalidad es desarrollar la inteligencia, pero sin dejar de reconocer la importancia de unos vínculos
afectivos consistentes y una personalidad segura. Un aspecto para destacar es que al menos en la
mayoría de las propuestas de estimulación temprana, el niño es quien genera, modifica, demanda y
construye sus experiencias, de acuerdo con sus intereses y necesidades, el educador solo ayuda a la
práctica del aprendizaje.
Por lo tanto, se puede considerar la estimulación como un encuentro interpersonal entre el niño y el
adulto, en un espacio de intercambio sustentado por el amor y el respeto hacia su individualidad. Los
distintos modos de expresión son fundamentales en este proceso, pues el niño necesita sentirse
“envuelto en palabras”, recibir sonrisas y contacto físico. También requiere que se lo escuche y se lo
estimule a responder mediante sonidos y movimientos desde los primeros meses de vida.
Existen distintas líneas de trabajo, algunas incluyen en mayor o menor medida a los padres en las
sesiones, otras los apartan directamente. En cualquiera de las modalidades de Estimulación Temprana
donde se trabaja de la manera descrita anteriormente dificulta el desarrollo del vínculo madre-hijo y
de cualquier vínculo afectivo, dejando al niño en un lugar de sumisión, apartado de su deseo, dificulta
el conocimiento de su propio cuerpo y de sus reales posibilidades, lo priva de desarrollar acciones por
sí mismo, lo somete a la mirada juzgadora de adulto “que sabe” lo que ese bebé debería hacer según
lo que es normal para su edad.
En contraposición a esta forma de trabajo, la Atención Temprana (desde un enfoque de
acompañamiento del desarrollo infantil) propone acompañar a todos los bebes, sin distinguir si existe
patología o no, (es decir los que se encuentran en situación de riesgo) en el desarrollo de sus
potencialidades, proporcionando un entorno favorecedor de este desarrollo.
Desde este enfoque se proporciona al bebé los cuidados necesarios de una manera integral para
favorecer la salud y el desarrollo de acuerdo con sus propias posibilidades. Se hace hincapié en el niño
como sujeto de derechos, en un ambiente de total respeto. Respeto por sus tiempos, por sus
intereses, sus necesidades, motivaciones, deseos, incluyendo el respeto por su cuerpo, por las
posiciones que elije tener y para las que está preparado. Respeto que incluye la manera de sostenerlo,
de mirarlo, de acercarse, de cuidarlo…
Se da especial importancia a la familia del niño, a la que se le brinda contención y sostén, apoyando y
favoreciendo cuidadosamente los vínculos afectivos.
a) Desarrollo motor:
Esta etapa es caracterizada por un mayor aumento de la movilidad del niño, que le permite desplazarse
con mucha mayor agilidad en su ambiente, incrementando así el desarrollo motor. Igualmente la
motricidad fina se va perfeccionando, agarra objetos con facilidad y agilidad, se clasifica la explicación de
cada mes según su desarrollo físico e intelectual, en sus primeros meses las acciones reflejas comienzan
a desaparecer y se hacen más voluntarias hasta llegar a una estrategia diferente.
b) Desarrollo cognoscitivo:
Es en esta etapa donde “aprende a aprender”, ya utiliza la habilidad para aprender la imitación de lo
observado. El niño se encontrará en la capacidad de entender y obedecer trabajos sencillos. Se van
estableciendo y se relacionan los primeros hábitos y los comportamientos se hacen cada vez más
complejos.
d) Desarrollo visual:
Comienza a desarrollar a más largo plazo su memoria visual, en esta edad ya forma una imagen precisa
de objetos, le llaman la atención los colores, formas y tamaños, distingue y se ocupa en quitar y poner.
e) Desarrollo auditivo:
Localiza directamente la fuente de un sonido fuerte y los suaves a un metro de distancia, el niño busca el
origen de los sonidos, responde a sonidos fuertes, débiles y agudos reconoce rostros y voces según la
etapa de desarrollo adquirida en su desarrollo infantil.
f) Desarrollo socioafectivo:
Aquí se inicia un importante momento en la socialización del niño por medio del juego con los miembros
de su familia y de otras personas, estas tienen un papel clave, ya que gracias a ellos el niño podrá
integrarse a los nuevos núcleos sociales. El juego es entonces una actividad en la cual el niño aprende,
explora, madura, se relaciona con las demás personas y se enfrenta con sus emociones; el niño afianza
sus relaciones con su entorno se siente seguro, observa y responde a actividades y movimientos.
g) Desarrollo gustativo:
Desarrolla preferencia y exactitud por sabores, dulce, amargo, acido y preferencia por lo que el desee
especialmente por el sabor dulce.
h) Desarrollo olfativo:
El niño se vuelve sensible a los olores, distingue y reconoce, usando sus sentidos para sentir y decir cual
prefiere.
a) Área cognitiva
• La percepción: Estimular la percepción se vincula con la selección y el reconocimiento de formas,
colores, tamaños, texturas. También se relaciona con la posibilidad de analizar y descubrir las
relaciones de parte todo en los objetos que rodean al niño.
• La Inteligencia: Para estimular la inteligencia deberán seguirse los postulados piagetianos,
mediante experiencias sensoriales y motrices entre los cero y los dos años de vida, luego entre los
dos y los seis años, se deberán intensificar las experiencias que le permitan al pequeño representar
de algún modo la realidad en la que vive.
• La atención: De forma gradual, el pequeño podrá sostener esta función durante períodos de
tiempo más largos; esto posibilitará un importante avance en su capacidad de aprender y de
apropiarse de la realidad.
• La memoria: La memoria reciente y remota deberá ser ejercitada para asegurar un adecuado
archivo de las experiencias, de modo tal que puedan ser evocadas por el niño cada vez que resulte
necesario.
• El lenguaje: El lenguaje es un instrumento indispensable para la adquisición de nuevos
conocimientos. Asimismo, posibilitar la expresión y la comunicación de estados anímicos y de
sucesos externos.
• La comprensión: Este aspecto del área cognitiva quedará estrechamente ligado a los procesos de
pensamiento.
• El pensamiento: El pensamiento surgirá alrededor de los dos años de vida, con el incremento del
lenguaje oral. La estimulación de la capacidad de pensar permitirá que el pequeño organice sus
creencias e ideas previas acerca de la realidad. Así podrá elaborar sus primeras argumentaciones
acerca de los hechos en los que participa o es espectador. El niño es el esta área donde absorbe
todo tipo de información es por lo mismo que los adultos deben saber cómo estimular al niño.
• La imaginación: La imaginación de hechos que puedan acontecer en un futuro se relaciona con el
incremento de la capacidad de anticipación del niño, indispensable para la organización de sus
acciones. Se debe proporcionar al niño material para que el desarrolle su imaginación a través del
pensamiento, de la pintura, de la memoria auditiva y la práctica.
• La fantasía: Es una facultad ligada al despliegue de la creatividad infantil. A la edad inicial el niño es
muy fantasioso y se lograr con él un desarrollo altamente mejorado con estímulos.
b) Área afectivo-social
• La aceptación de la separación: Debe estimularse la aceptación de la separación temporaria, que el
niño debe hacer respecto de su familia, mientras asiste a su ciclo escolar.
• La adaptación al cambio: acontece entre la dinámica interna de la familia y la dinámica institucional.
Para adaptarse, el niño deberá adecuarse a nuevos ritmos y rutinas diarias, debe los padres
influirlos a los ambientes que los rodean para lograr la aceptación de cambios.
• La significación de los espacios institucionales como propios: Si el niño experimenta este aspecto,
tendrá un sentimiento de pertenencia que le permitirá vivenciar el jardín como un segundo hogar.
Se toman en cuenta que de la edad escolar el niño debe adaptarse y sentirse bien para lograr una
buena adaptación a su centro de educación escolarizado o no escolarizado.
• La expresión de emociones y estados de ánimo: El niño deberá manifestar lo que siente de un modo
cada vez más socializado. La paulatina autonomía: Este aspecto se refleja en las conductas de
autovalimiento ante la resolución de pequeños conflictos, en situaciones de búsqueda de
conocimientos y más.
• Las interacciones con pares: El intercambio posibilitará el surgimiento de un creciente proceso de
socialización.
• El deseo de saber: El niño por naturaleza experimenta esta necesidad en relación con todo lo que
lo rodea. Por lo tanto, el docente deberá ayudarlo a ver, a comprender y a organizar la realidad de
acuerdo con las posibilidades madurativas de su edad.
• La motivación: Es preciso estimular, con menor o mayor grado de exigencia, la motivación del niño
para que se aboque a diferentes clases de actividades, el niño tiene que socializarse con juegos,
trabajos de grupo e inter aulas y así se lograra motivarlo.
• La paulatina apropiación de valores: Debe estimularse la cooperación, la solidaridad, la importancia
de las conductas responsables y más, inculcarle al niño además de buenos hábitos, la práctica
tanto en el aula como en casa, el niño debe mantener una conducta, en la cual la formación es un
tanto adecuada como formal, para lograr que el niño desde su primaria infancia sea formado con
principios.
c) Área psicomotriz
• La motricidad gruesa: Estimular este aspecto, admitirá la larga conquista de la marcha, del salto,
de la carrera y de otras destrezas más evolucionadas.
• El equilibrio postural: Estimular el equilibrio postural permitirá que el niño adquiera un
creciente dominio de su cuerpo en distintas situaciones.
• La motricidad fina: El niño obtendrá ciertos dominios de sus manos en la medida en que se
estimule adecuadamente su motricidad fina.
• La coordinación perceptiva motriz: Este aspecto posibilitará integrar los registros sensoriales
con el movimiento. Ello incrementará la capacidad de que el niño dé respuestas a diferentes
tipos de situaciones.
Recordar
• Cada niño es diferente: Todos los niños NO son iguales, cada uno tiene su propio ritmo de desarrollo. Su
desarrollo individual depende de la maduración del sistema nervioso.
• Parámetros de desarrollo del niño: Es importante entender los parámetros de desarrollo pero es más
importante todavía entender que estos son bastante amplios y que su desarrollo depende de varios
factores. Al reconocer el patrón de desarrollo general, podemos utilizarlo como una guía para presentarle
al bebé los estímulos y actividades adecuados. No debemos hacer comparaciones estanco, ni pretender
que dos niños/as evolucionen siempre en el mismo sentido o en las mismas capacidades o les guste o
destaquen en lo mismo. Cada niño es un mundo igual que de adultos cada persona lo es y no hay dos que
se comporten justo de la misma forma siempre o desarrollen los mismos gustos en todo. Además,
obsesionarse con que el amigo o el primo avanza más en un área y nuestro hijo/a no, sólo puede traer
problemas, si no toleramos las diferencias de las que parte cada uno.
• No forzar al niño: La estimulación debe ser una experiencia positiva. No se debe forzar al niño a hacer
ninguna actividad. Tenemos que aprender a “leer” lo que nuestros hijos sienten en ese momento.
• Jugar con el niño: La única forma que el niño aprende durante esta primera etapa es si está predispuesto
a aprender y asimilar nueva información, es decir jugando. El juego es la mejor manera de estimular a un
niño. Además es importante que el niño haya comido bien, que haya hecho su siesta y se sienta cómodo.
Los padres van aprendiendo a leer el comportamiento de su bebé y a respetar sus necesidades. ¿Alguna
vez te has preguntado
Reflejos
Los reflejos son acciones o movimientos involuntarios. Algunos movimientos son espontáneos y forman
parte de las actividades habituales del bebé. Otros responden a ciertas acciones. Los reflejos ayudan a
identificar la actividad normal del cerebro y de los nervios. Algunos reflejos se producen solamente en
períodos específicos del desarrollo.
Niños en situación de Riesgo o Alto Riesgo
Vamos a considerar a los niños con: Alto riesgo biológico, niños en situación de riesgo psico-social y niños
con alteraciones documentadas.
Todos los niños y niñas de entre cero y seis años que manifiesten cualquier tipo de deficiencia y aquellos
que estén dentro de los grupos de alto riesgo biológico, psicológico y/o social son susceptibles de recibir
tratamiento de Atención Temprana.
Niños de alto riesgo biológico
Aquí estarían todos aquellos niños y niñas que pueden ver afectado su proceso de maduración y desarrollo
biológico, no sólo por las consecuencias orgánicas perjudiciales para el propio niño, sino también por las
repercusiones que tienen en los padres.
Las patologías infantiles tempranas que conllevan alteraciones suelen dañar la percepción de los padres
de su papel y de su eficacia como cuidadores adecuados, lo que interfiere en el desarrollo de la relación
madre/padre-hijo y, como consecuencia, en el desarrollo del niño.
La detección y atención temprana de estos niños y sus dificultades para alcanzar un curso normal del
desarrollo son elementos claves para optimizar su progreso.
Los factores de riesgo biológicos que se tienen en cuenta son los siguientes:
• Recién nacido de riesgo neurológico: recién nacido con peso inferior a 1.500 gramos o edad gestacional
inferior a 32 semanas, prueba APGAR inferior a 3 al minuto o inferior a 7 a los 5 minutos, recién nacido
con ventilación mecánica más de 24 horas, convulsiones, daño cerebral, cromosomopatías y otros
síndromes, hijo de madre con patología mental y/o infecciones y/o drogas que puedan afectar al feto...
• Recién nacido de riesgo sensorial-visual: ventilación mecánica prolongada, gran prematuridad, recién
nacido con peso inferior a 1.500 gramos, hidrocefalia, infecciones congénitas del sistema nervioso central,
patología craneal...
• Recién nacido con riesgo sensorial auditivo: gran prematuridad, recién nacido con peso inferior a 1.500
gramos, infecciones congénitas del sistema nervioso central, síndromes, antecedentes familiares de
hipoacusia, infecciones postnatales del sistema nervioso central, asfixia severa...
Niños en situación de riesgo psicosocial
Son todos aquellos niños y niñas cuyo contexto familiar y social en el cual se desarrollan se encuentra
alterado, existe deprivación extrema o con circunstancias sociales y afectivas no saludables para el
adecuado desarrollo del niño.
La situación de deprivación social altera y afecta tanto al contexto de crianza como a las interacciones
tempranas.
El riesgo socio-familiar es valorado siempre, ya que es quizás la variable de riesgo que más afecta a la
mortalidad que se produce antes del parto y a la cantidad de niños enfermos o que son sufren algún tipo
de enfermedad antes del parto.
Los criterios de riesgo que deben tenerse en cuenta son: nivel socioeconómico, embarazo accidental
traumatizante, convivencia conflictiva o separación traumatizante en el núcleo familiar, padres de bajo
cociente intelectual o entorno no estimulante, enfermedades graves, alcoholismo y/o drogadicción,
prostitución, delincuencia, madres adolescentes, sospecha de malos tratos, niños acogidos en hogares
infantiles...
Determinadas carencias ambientales, dificultan o imposibilitan a la familia para educar adecuadamente a
su hijo. Esta dificultad es mucho mayor si las necesidades educativas que requiere el niño son mayores o
existe a lo largo de los seis primeros años de vida el riesgo de la aparición de alteraciones o secuelas que
dificulten su correcto desarrollo.
Niños con alteraciones documentadas
Aquí tenemos niños y niñas con retrasos, alteraciones o discapacidades documentadas (ya sean de tipo
cognitivo, motoras, comunicativas, lingüísticas, sociales o sensoriales).
Es crucial iniciar la intervención en el mismo momento del nacimiento o desde el momento que se detecta
el déficit.
Las alteraciones del desarrollo más comunes son:
• Trastorno en el desarrollo motriz
• Trastorno en el desarrollo cognitivo
• Trastorno en el desarrollo del lenguaje
• Trastorno en el desarrollo sensorial
• Trastorno generalizado del desarrollo
• Trastorno de la conducta
• Trastornos emocionales
• Retraso evolutivo
El concepto de riesgo nos hace pensar en la idea de probabilidad, teniendo pues un grupo de niños y niñas
más vulnerables en los que puede crear un déficit o alteración en su desarrollo, en algunos casos
permanente.
Por todo esto, la atención temprana a las familias y la detección precoz de las necesidades de los niños de
alto riesgo, cuando se detectan dichos factores o cuándo su desarrollo se desvía de la normalidad, es
primordial.
APGAR
Por lo general, la prueba de Apgar (también conocida como "test de Apgar") se le administra al bebé en
dos ocasiones: la primera vez, un minuto después del nacimiento, y de nuevo, cinco minutos después del
nacimiento. A veces, si el estado físico del bebé resulta preocupante, se puede evaluar al bebé por tercera
vez.
En la prueba, se utilizan estos cinco factores para evaluar la salud del bebé. Y cada factor o aspecto se
evalúa en una escala que va del 0 al 2, siendo 2 la máxima puntuación posible:
Los médicos, las comadronas o parteras y el personal de enfermería suman las puntuaciones de estos
cinco factores para calcular la puntuación de Apgar. La puntuación que puede obtener un bebé oscila
entre 0 y 10. 10 es la máxima puntuación posible, pero la alcanzan muy pocos bebés. Esto se debe a que
las manos y los pies de muchos bebés siguen azuladas hasta que entran en calor.
Puntuación de Apgar
Factor de
Apgar 2 1 0
Color normal Color Coloración
por todo el normal azul-grisácea
cuerpo (pero manos o palidez por
Aspecto (manos y y pies todo el
(color de la pies azulados) cuerpo
piel) rosados)
Un bebé que obtiene una puntuación de 7 o superior en la Prueba de Apgar se suele considerar que
tiene un buen estado de salud. El hecho de obtener una puntuación inferior no significa que el bebé esté
enfermo. Lo único que significa es que el bebé necesita algún tratamiento médico inmediato, como
succionarle las vías respiratorias o administrarle oxígeno, para ayudarlo a respirar. Hay bebés
perfectamente sanos que presentan puntuaciones más bajas de lo normal, sobre todo en los primeros
minutos de vida.
Una puntuación algo más baja (sobre todo en el minuto 1) es habitual, sobre todo en bebés nacidos:
Cinco minutos después de nacer, se vuelve a aplicar la Prueba de Apgar. Si la puntuación del bebé era
baja en la primera evaluación y no mejora, o al personal médico le preocupa el estado del bebé por
otros motivos, el personal médico y de enfermería seguirá aplicando al bebé el tratamiento médico
necesario. Y controlarán atentamente al bebé.
Muchos bebés con puntuaciones Apgar bajas están perfectamente sanos y les va bien después de
adaptarse a la vida fuera del vientre materno.
Si al médico de su hijo y/o a su comadrona (o partera) les preocupa la puntuación de Apgar que haya
obtenido su bebé, ellos se lo harán saber y le explicarán qué puede estar provocándole problemas, en
caso de que los haya, y qué tratamiento está recibiendo.
Apego y Vinculo
Desde el momento que es engendrado, el bebé establece un vínculo afectivo con su madre que luego, por
regla general, se incrementa y refuerza al nacer pues encuentra en esa la seguridad, el cariño y la
protección que necesita. No obstante, hay que tener en cuenta dos cosas: primero, que no siempre es el
mismo en todos los casos entre las dos citadas partes y segundo, que se va a sustentar en lo que es
el apego.
¿Qué es el apego?
En primer lugar, lo que hay que saber es que el apego viene a ser ese vínculo o relación emocional que
empieza a forjarse durante las primeras semanas de vida del recién nacido con respecto a su madre y que
se sustenta sobre estos pilares:
▪ Consigue que el bebé se sienta protegido, feliz, tranquilo y seguro.
▪ Se considera que viene a ser un vínculo perdurable entre esas dos personas, madre e hijo.
▪ Los expertos en psicología coinciden en subrayar que el apego se convertirá en la base de las posteriores
relaciones que el menor irá forjando con otros individuos a lo largo de su vida. Es decir, se determina que,
si ese apego entre el pequeño y su progenitora no existe o es mínimo, eso le traerá consigo problemas de
tipo conductual e incluso afectivo con otras personas. Mientras, si la relación entre ambos es positiva,
cariñosa y estrecha, existen muchas más probabilidades de que, conforme va creciendo, comience a
establecer relaciones emocionalmente óptimas con los individuos que van apareciendo en su vida.
Tipos de apego
Además de todo lo expuesto, es importante saber que existen fundamentalmente tres tipos de apego
entre madre e hijo:
▪ Apego ansioso-ambivalente. Este se define por ser el que lleva a que el pequeño tenga dos clases de
actitudes diferentes con respecto al adulto. Así, por un lado, buscará estar a su lado y sentirá angustia
cuando su madre no esté cerca, pero, por otro lado, mostrará resistencia y se enojará al tenerla a su
alrededor.
▪ Apego seguro, que es el que se produce cuando la mamá es muy sensible a las necesidades de su hijo, le
transmite confianza, le ayuda cuando lo requiere, le muestra su cariño…Todo eso da como resultado que
el menor sepa que el adulto es su puntal de seguridad, la persona junto a la cual está protegido. Se
considera que los niños que disponen de este tipo de apego con sus progenitoras se convierten en adultos
positivos, agradables, cálidos en el trato e incluso capaces de establecer relaciones con otras personas
muy satisfactorias.
▪ Apego inseguro. Bajo este nombre se encuentra el tipo de vínculo que desarrollan los pequeños que,
cuando se sienten angustiados, no buscan a sus madres, pues muestran interés en descubrir el mundo
por su cuenta ya que no encuentran en esas la “confianza” o la protección que necesitan. Esta
circunstancia se cree que dará como resultado que cuando sean mayores se convertirán en individuos con
bastante inseguridad hacia los demás, que desconfiarán, que mantendrán siempre una actitud de
distancia con el resto y que evitarán, por temor, la intimidad en toda su extensión.
¿Cómo fortalecerlo?
Si tú vas a ser madre próximamente o si ya lo eres, seguro que estás pensando, después de leer todo lo
expuesto, que te gustaría tener una óptima relación de apego con tu hijo, para ayudarle a crecer de
manera más feliz y para que podáis disfrutar los dos de una relación estrecha y fuerte. ¿Cómo poder lograr
qué ese vínculo afectivo sea sólido y positivo? Llevando a cabo acciones tales como las que te damos a
conocer a continuación:
▪ Acometiendo lo que los profesionales de la psicología, como el Doctor Eduardo R. Hernández (Terapeuta
de la Conducta Infantil), denominan experiencias de vinculación. Se trata de acciones que deben llevar a
cabo las madres en relación a sus pequeños, tales como acunarles, cantarles, besarles, acariciarles,
mirarlos a los ojos…En concreto, se considera que el contacto físico, ya sea un beso o un gesto de cariño,
son de las cosas que más consiguen transmitir a los niños el cariño de sus mamás y, por tanto, las que más
contribuyen a fortalecer esa relación emocional entre ambas partes.
▪ Es importante en todo momento que el adulto muestre empatía con el niño, que intente ponerse en su
lugar cuando actúa de una manera u otra y que, dentro de lo que es posible, le transmita que le
comprende. Eso sí, una cosa es ser empática y otra tolerarle cualquier comportamiento.
▪ No menos vital es que la mujer siempre mantenga la serenidad y la calma en la relación con su pequeño,
le puede explicar las cosas, reñir cuando no actúa adecuadamente o incluso enseñarle de una manera
tranquila y relajada. Los gritos no llevan a ninguna parte.
▪ Asimismo, no hay que pasar por alto tampoco que la madre debe fortalecer la autoestima de su hijo y
darle, por supuesto, también su parcela de autonomía.