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Id Cendoj: 28079130072010100285
Órgano: Tribunal Supremo. Sala de lo Contencioso
Sede: Madrid
Sección: 7
Nº de Recurso: 1227/2007
Nº de Resolución:
Procedimiento: RECURSO CASACIÓN
Ponente: NICOLAS ANTONIO MAURANDI GUILLEN
Tipo de Resolución: Sentencia

Resumen:
UNIVERSIDAD. CONCURSO DE PROFESOR DE UNA PLAZA DE PROFESOR
TITULAR.Indebida aplicación del motivo de abstención del artículo 28.2.c) de la Ley 30/1992. La
amistad íntima no la constituye la mera relación mantenida por razones profesionales.Estimación del
recurso de casación, anulación de la sentencia recurrida y desestimación del recurso
contencioso-administrativo.

SENTENCIA

En la Villa de Madrid, a cuatro de Octubre de dos mil diez.

Visto por la Sección Séptima de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, constituida por los señores
arriba anotados, el recurso de casación que con el núm. 1227/2007 ante la misma pende de resolución,
interpuesto por la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, representada por el Procurador don José
Luis Pinto Marabotto, contra la sentencia de 18 de enero de 2007 de la Sección Cuarta de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (Recurso 262/2003).

Habiendo sido parte recurrida don Carlos María , representado por la Procuradora doña Marta López
Barreda.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- La sentencia recurrida contiene una parte dispositiva que copiada literalmente dice:

" FALLAMOS:

1º Estimar el recurso, se anula la propuesta de provisión de la Comisión que resolvió el concurso,


debiendo retrotraerse las actuaciones hasta el momento de nombramiento de una nueva Comisión
Evaluadora, señalando fecha para la celebración del concurso.

2º No imponer costas".

SEGUNDO.- Notificada la anterior sentencia, por la representación de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA


DE BARCELONA se preparó recurso de casación, y la Sala de instancia lo tuvo por preparado y remitió las
actuaciones a este Tribunal con emplazamiento de las partes.

TERCERO.- Recibidas las actuaciones, la representación de la parte recurrente presentó escrito de


interposición del recurso de casación en el que, tras ser invocados los motivos en que se apoyaba, se
terminaba con este Suplico a la Sala:

"(...) dicte en su día Sentencia por la que, con estimación del motivo del recurso formulado, case la
recurrida declarando no haber lugar al recurso contencioso administrativo interpuesto por Don. Carlos María
en primera instancia, condenándole al pago de las costas si temerariamente se opusiera".

CUARTO.- La representación procesal de don Carlos María se ha opuesto al recurso pidiendo que se
confirme la sentencia recurrida, con imposición de costas a la Universidad recurrente.

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QUINTO.- Conclusas las actuaciones, se señaló para votación y fallo del presente recurso la
audiencia de 2 de junio de 2010 , pero la acumulación de asuntos existentes en la Sección y la complejidad
de las actuaciones objeto de enjuiciamiento hicieron obligado continuar la deliberación en fechas
correspondientes a señalamientos posteriores.

Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. Nicolas Maurandi Guillen, Magistrado de la Sala

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- El debido estudio de lo que plantea el actual recurso de casación, interpuesto por la
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, aconseja resaltar inicialmente los siguientes aspectos y
elementos de la actuación administrativa y del proceso de instancia:

1.- Don Dimas y don Carlos María participaron en el concurso convocado por resolución de 5 de
noviembre de 2001 de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA para cubrir la plaza B.a.22./2746,
de Profesor Titular en el Área de Conocimiento de Comunicación Audiovisual y Publicidad.

2.- La primera prueba fue superada por el Sr. Dimas con cuatro votos, pero no así por el Sr. Carlos
María que no obtuvo ninguno. El Sr. Dimas superó también la segunda prueba y eso determinó que la
Comisión Examinadora del concurso efectuara propuesta de nombramiento a su favor.

3.- Frente a a la anterior propuesta planteó reclamación don Carlos María y la resolución de 5 de
febrero de 2003 del Rector de la Universidad de Barcelona, dando cumplimiento al acuerdo de la Comisión
de Apelaciones, desestimó dicha reclamación.

4.- Don Carlos María interpuso luego recurso contencioso-administrativo frente a esa resolución de 5
de febrero de 2003 del Rector.

La demanda luego formalizada en el proceso dedujo como pretensión, en el "Suplico", la anulación de


la propuesta de provisión y de los actos posteriores, y la retroacción del procedimiento al momento de las
vulneraciones que en el criterio del actor se habían producido, con el fin de que se sustituyera la Comisión
Evaluadora o, en su defecto, de los miembros en que, a la vista de la prueba practicada, se aprecie la
existencia de causas de abstención.

Para apoyar esa pretensión la demanda precedía el "Suplico" de un apartado de "HECHOS" y de otro
de "FUNDAMENTOS DE DERECHO".

El apartado de "HECHOS" desarrollaba tan sólo cuatro de ellos, pero se enumeraban como primero,
segundo, séptimo y noveno, y lo que en ellos se exponía era en esencia lo que a continuación se indica.

5.- El primero de los hechos tenía este enunciado: "Delimitación técnica:


Discrecionalidad-arbitrariedad" ; y en él se venían a definir las líneas o ideas básicas de la impugnación.

Esas ideas básicas estaban constituidas por estos dos principales asertos: el reconocimiento de la
discrecionalidad que corresponde al Tribunal Calificador y el margen de apreciación valorativa que ello
comporta; y la convicción de la demanda de que en el caso litigioso habían vínculos que unían al
concursante aprobado con la Presidenta del Tribunal que indicaban había habido una evidente desviación
de poder.

Las afirmaciones anteriores se acompañaban de una invocación de los controles a que debe ser
sometida toda potestad discrecional para que el principio de legalidad no quede vació de contenido, así
como de la cita de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en lo que declaraba sobre la
posibilidad de destruir la presunción de certeza y/o razonabilidad de la actuación administrativa "por razón
de arbitrariedades evidenciadas en decisiones manifiestamente irrazonables al apartarse de los criterios
jurídicos de objetividad e igualdad en la valoración del mérito y la capacidad (23.2 y 103 CE)".

Se decía luego que lo pretendido era que la Sala aplicara esos controles al acto administrativo
recurrido, teniendo en cuenta las irregularidades producidas respecto de los elementos reglados de la
potestad discrecional.

Y se terminaba afirmando que el fin a que debía ir dirigida la discrecionalidad en el caso enjuiciado
debía ser seleccionar al candidato más apto, pero lo perseguido por Administración había sido favorecer a

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un concreto candidato habiéndose producido por ello desviación de poder.

6.- El hecho segundo aducía la "existencia de irregularidades en el concurso" , y como tales


enumeraba las siguientes:

(A) Relación de amistad profesional y personal manifiesta entre la Presidenta del Tribunal y el
candidato de la Universidad convocante, don Dimas , que atentaba contra el principio de igualdad de acceso
a la función pública.

Los hechos aducidos a este fin eran: (1) Que la Presidenta había sido la directora de su tesis; (2) Que
también había sido directora de diversos masters y proyectos en los que el Sr. Dimas había figurado como
contratado; (3) Que muchos proyectos del Sr. Dimas estaban firmados por la Presidenta o su marido; (4)
Que el Sr. Dimas había intervenido en un grupo de investigación dirigido por el esposo de la Presidenta y en
el que también ella había participado.

(B) Desbaratamiento de la constitución de un tribunal imparcial a cargo de la Presidenta, que lo habría


producido la exclusión del miembro don Jesús María , dada su condición de independiente, y para que sólo
permanecieran los otros tres miembros que, por haber tenido colaboraciones con la Presidenta eran afines a
ella.

(C) [La demanda repite de nuevo esta letra]. Obstrucción reiterada de la exposición del candidato don
Carlos María , con incumplimiento del procedimiento establecido en el Real Decreto 1888/1984, por haber
sido interrumpido hasta cinco veces "de forma arbitraria, retóricamente violenta y contraviniendo lo que
establece la Ley sobre la exposición del concursante".

(D) No lectura de la documentación presentada al concurso por parte de la Presidenta.

(E) Desarrollo anómalo de la evaluación de los méritos de los candidatos.

(F) Prohibición al Sr. Carlos María de grabar su exposición a pesar de ser un acto público.

7.- Los dos últimos hechos siguientes a los anteriores (tercero y cuarto en el orden de exposición,
pero enunciados como séptimo y octavo en la demanda), se limitan a lo siguiente.

Se sostiene que es de apreciar nulidad de pleno derecho, al amparo de lo establecido en el artículo


62.1.f) de la Ley 30/1992 de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Común, y esto según la demanda porque la actuación recurrida ha permitido el acceso a la
función pública con vulneración del principio de igualdad que para dicho acceso se establece en los
artículos 41 de la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria (LRU ), y 14 y 23 de la
Constitución (CE).

Se aduce que la Presidenta no se abstuvo de participar en el concurso, a pesar de que pesaba sobre
ella esa obligación a tenor de lo establecido en el artículo 28 de la Ley 30/1992 [precepto que transcribe la
demanda subrayando las letras a), c) y e) de su apartado 2 ].

Y se afirma, por último, que el Sr. Carlos María ha sufrido una vulneración de sus derechos
constitucionalmente protegidos, citándose como tales los reconocidos en los artículos 14, 23 y 103 de la
Constitución.

8.- El apartado de "FUNDAMENTOS DE DERECHO" de la demanda dedica una primera parte (I y II)
a los formales o procesales, y la parte restante (III a VIII) a citar estos preceptos y disposiciones: los
artículos 41 de la LRU, 14, 23 y 103 CE, y 38, 39 y 40 LRU (de nuevo); el Real Decreto 1888/1984, de 26 de
septiembre , por el que se regulan los Concursos para la Provisión de Plazas de los Cuerpos Docentes
Universitarios; el artículo 28 de la Ley 30/1992 ; y todos los alegados a lo largo de la demanda y los
"aplicables en virtud del principio Iura Novit Curia".

9.- La sentencia que se recurre en esta casación, estimando el recurso jurisdiccional del Sr. Carlos
María , anuló la propuesta de provisión de la Comisión que resolvió el concurso y ordenó retrotraer las
actuaciones hasta el momento de nombramiento de una nueva Comisión Evaluadora y el señalamiento de
fecha para la celebración del concurso.

SEGUNDO.- Es de interés destacar también inicialmente, por ser un elemento relevante en el actual

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litigio y al amparo de lo que permite el artículo 88.3 de la Ley reguladora de la Jurisdicción


Contencioso-Administrativa (LJCA), que en el expediente administrativo obra un informe emitido por los
miembros de la Comisión Juzgadora del concurso con el siguiente contenido:

"A petición del Sr. Isidoro , Vicerrector de Professorat i de Personal Administratiu i Serveis, y por
indicación del rector, redactamos el siguiente informe sobre el funcionamiento del concurso de referencia
B.a 2212/746, correspondiente a una plaza de titular de universidad del área de conocimiento de
Comunicació Audio-visual i Publicitat, perfil docente de Edició i Presentacíó Multimédia, como miembros de
la Comisión que en su momento evaluó a los candidatos a la citada plaza.

El sábado, día 30 de noviembre de 2002, nada más abierta la sesión y antes de empezar a hablar el
candidato Carlos María , la presidenta de la Comisión tuvo que interrumpir el acto al apercibirse de que una
persona del público intentaba grabarlo con una cámara. Al indicarle la presidenta que no estaba permitido
hacerlo, esa persona se encaró con los miembros de la Comisión de forma muy desconsiderada. Los
intentos de la presidenta por reconducir la situación fueron infructuosos, puesto que otras personas del
público también se levantaron y empezaron a increpar a los miembros de la Comisión.

Hay que indicar que estas personas habían llegado en grupo y que concretamente la que portaba la
cámara se había acercado al secretario de la Comisión, el doctor Jose Ramón , cuando se dirigía a la Sala
de Grado, donde debía celebrarse la prueba para- presentarse como el director de "una revista científica
(sic) que venía como observador al acto.

Ante la imposibilidad de continuar la prueba en las condiciones en que se estaba desarrollando y


como sea que los miembros del público no cambiaban de actitud, la Comisión decidió suspender
temporalmente el acto y desalojar la sala.

Después de consultar a los órganos administrativos competentes sobre la situación creada, se decidió
continuar la prueba, con la advertencia escrita, colgada en el exterior de la sala, de que la Comisión no
permitía grabaciones de ningún tipo en la misma.

A partir de ahí, la prueba se desarrolló con cierta normalidad, si exceptuamos dos hechos. El primero
tuvo que ver con la falta de, previsión del candidato, al no solicitar antes de empezar la prueba el equipo
informático necesario para su exposición, con lo que se paralizó el acto para requerir dicho equipo. El
segundo, tuvo relación con la exposición del candidato Carlos María , que estuvo completamente fuera de
lugar.

Como antecedente para comprender el desarrollo del acto debemos aclarar que el proyecto docente
del candidato entregado días antes, estaba formado por cuatro tomos de distinto volumen. El primero, de
cuatro páginas, contenía las instrucciones sobre cómo estaba distribuido el material. El segundo consistía
en las fotocopias de un libro sobre guión multimedia que el candidato estaba a punto de publicar. El tercero,
de apenas cincuenta páginas y con una bibliografía mal referenciada y no actualizada, contenía lo único de
todo el conjunto que podía considerarse desde el punto de vista formal un proyecto docente e investigador,
si bien el alcance del mismo era mínimo en todos los sentidos. El cuarto volumen, por último, era el
currículum resumido del candidato que presentaba, entre otros errores e imprecisiones la consideración de
tareas de evaluación como proyectos de investigación subvencionados (Currículum Vitae apartado 7. a).

En la primera prueba no era el cometido de la Comisión evaluar la calidad comercial práctica o


intelectual del libro a publicar por el Sr. Carlos María , que por otra parte no se correspondía con el perfil de
la plaza convocada, pero incluso entrando en el mismo se encontraban bastantes deficiencias que fueron
reseñadas por varios miembros de la comisión, y que si pueden ser habituales en obras divulgativas, no
pueden ser aceptables en el ámbito universitario.

En su intervención el Sr. Carlos María empezó por exponer muy someramente su currículum,
limitándose a efectuar referencias al material entregado, y a continuación desarrolló, con ayuda de diversos
medios audiovisuales, una exposición sobre determinados síndromes psico-sociales que nada tenía que ver
con el perfil docente de la plaza convocada a concurso.

De hecho, una vez finalizada la intervención del candidato, todos los componentes de la Comisión
tuvieron la sensación de que el aspirante estaba muy poco interesado en defender su candidatura y que lo
único que quería era provocar a los distintos miembros de la misma, enfrentándoles con una serie de burdas
alegorías mediante las que se pretendía descalificar de antemano cualquier decisión que tomasen. Hay que
decir que esta exposición no tenía ningún nivel científico y que, por tanto no podía concedérsele ningún
valor académico.

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En general, puede decirse que la actitud del candidato había sido desafiante desde el mismo día en
que se constituyó la Comisión y presentó sus documentos. El Sr. Carlos María intentó establecer desde el
primer momento las reglas del juego y ser él quién determinara cómo tenía que desarrollarse el
funcionamiento de la prueba, en lugar de someterse como sería natural a los términos oficialmente
establecidos y a lo que decidiera la Comisión. Una actitud del todo inadmisible y que, de hecho, lo
descalificaba como candidato. A pesar de ello, el día de la prueba la Comisión lo escuchó con toda la
corrección posible, intentando no reparar en el estilo improcedente que el candidato desplegaba, sobre todo
cuando buscaba la complicidad del público presente en la sala, que en ocasiones no dudaba en mostrar
ostentosamente su complicidad. Durante este alegato, sólo fue ligeramente interrumpido en un par de
ocasiones por la presidenta para preguntarle si lo que estaba diciendo tenía algo que ver con su proyecto
docente e investigador, a lo que el candidato respondió siempre que efectivamente así era, puesto que
estaba incluido en uno de los volúmenes de los varios que configuraba el proyecto, como si esto fuera
prueba concluyente de la idoneidad de lo que estaba diciendo.

Una vez terminada la exposición del Sr. Carlos María , a pesar de las carencias manifiestas, se
procedió a evaluar su pretendido proyecto docente e investigador.

En el turno de intervenciones los miembros de la Comisión, entre otras consideraciones, indicaron al


Sr. Carlos María lo siguiente:

a) Que aquello que había presentado no podía considerarse de ninguna manera un proyecto docente
e investigador, puesto que no tan sólo no se atenía a las normas formales de lo que debe ser un trabajo de
este tipo, sino que además no existía en el mismo ninguna reflexión que nos permitiera juzgar su
conocimiento de la materia, tanto desde el punto de vista de la teoría ligada a la misma, como en lo que se
refiere a su inserción en el plan de estudios correspondiente. Un proyecto docente, a juicio de la Comisión,
debe demostrar, antes que nada, la capacidad para pensar un campo de conocimiento, no sólo en el marco
práctico de su aplicación en una asignatura concreta, sino en lo que respecta a su situación en el ámbito
general del saber. Sea la asignatura teórica o sea práctica, esto es lo que se espera como mínimo de un
candidato a profesor universitario.

b) Que no se aceptaba que entregase las galeradas de un libro que sólo tenía que ver indirectamente
con el perfil evaluado, esperando que fuéramos los miembros de la Comisión los que hiciéramos el trabajo
de ir entresacando del mismo, y de sus otros materiales, las ideas que consideráramos pertinentes para
poder evaluarle, y desecháramos el resto. Es decir, que no se admitía que un candidato, no tan sólo
decidiera la manera en que tenía que ser evaluado, sino que además pretendiese que- fuera la Comisión la
que hiciera el trabajo que él no había querido o sabido hacer, es decir, poner en orden sus ideas y
exponerlas de manera convincente. Es obvio que si hubiera una normativa clara al respecto, el Sr. Carlos
María no hubiera podido llegar ni siquiera a la primera prueba, puesto que el material entregado como
proyecto docente e investigador era inválido en todos los sentidos.

c) Que ni en los aspectos bibliográficos, ni en los aspectos teóricos (puesto que el carácter práctico
de la asignatura no era obstáculo para que tuviera que desarrollar una teoría sobre esa práctica, sobre todo
cuando era lo que él, mal que bien, había pretendido hacer en sus papeles y en su exposición), ni tampoco
en lo referido a la capacidad investigadora demostraba tener el nivel requerido. Resumiendo, ni siquiera
aceptando los términos del candidato, podía llegarse a la conclusión de que éste estuviera capacitado para
ser profesor titular del perfil docente evaluado. Dejando aparte el hecho de que aceptar evaluarle de
acuerdo a las condiciones marcadas unilateralmente por el candidato era un acto de indudable generosidad,
puesto que el comportamiento personal e intelectual del Sr. Carlos María había sido hasta ese momento a
todas luces inaceptable.

d) Que no se había consignado cómo iba a impartirse la asignatura en lo referente a las clases
prácticas, al no especificarse los medios materiales que él proponía como idóneos para el desarrollo eficaz
de dicha materia o los medios disponibles en el seno de la facultad responsable de impartir dicha docencia.

Una vez que los distintos miembros de la Comisión expusieron sus opiniones sobre la candidatura del
Sr. Carlos María , éste respondió de manera maleducada a cada uno de ellos sin contestar a la mayoría de
alegaciones que se le habían expresado. En el último turno, cuando se dirigió a .a presidenta, volvió a
adoptar la actitud desafiante que había tenido al principio. Se levantó de nuevo de su asiento y empezó a
pasearse arriba y abajo, como anteriormente, en una actuación que, de nuevo, parecía dirigida más a
complacer al público que a convencer a la Comisión de su idoneidad como candidato. En ese momento,
hizo una serie de preguntas a la presidenta en tono inquisitorial, también inadmisibles, puesto que, una vez
más, pretendía establecer las normas y se arrogaba un papel de juez que no le correspondía. La verdad es

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que, tras haber lanzado estas preguntas y alardear sobre el hecho de que, como era lógico, la presidenta no
las contestase, el Sr. Carlos María abandonó la sala, sin esperar a que la Comisión lo indicara, y detrás de
él se fueron la totalidad de las personas presentes en la misma.

En definitiva, la Comisión cree que si las irregularidades del proyecto docente, la intemperancia e
inoportunidad de su exposición pública, la escasa categoría intelectual de las ideas aportadas y, en general,
su actitud abiertamente insultante no hubieran bastado para invalidarlo como candidato, su abandono de la
sala antes de que finalizara el acto y antes de que la Comisión pudiera decir, como es normativo, la última
palabra al respecto, tenía que ser suficiente para que, la Comisión votara unánimemente en contra de su
candidatura, como hizo".

TERCERO.- También es aconsejable hacer con carácter previo una referencia a la delimitación del
litigio efectuado por la sentencia recurrida y a los razonamientos que utilizó para justificar su
pronunciamiento estimatorio.

Esa delimitación la hizo en su fundamento primero, en el que señaló que los motivos de impugnación
aducidos eran, entre otros, arbitrariedad, irregularidades en el proceso de selección, amistad de la
Presidenta del Tribunal Calificador con el candidato nombrado y obstrucción reiterada de la exposición del
demandante.

Y en lo que hace a la razón principal que le llevó al fallo estimatorio, fue la apreciación y convicción de
que el Tribunal Calificador, durante su actuación, quebrantó el principio de imparcialidad que resulta
necesario para que puedan tener eficacia real los principios constitucionales de mérito y capacidad.

El núcleo de esa razón principal la Sala de Barcelona lo expresó así:

"La Constitución establece en su artículo 105 (sic) los principios de mérito y capacidad para el
acceso a la función pública , que deben observarse en los concursos donde se deban valorar los méritos
de los candidatos. Derivado de dichos principios podemos destacar la imparcialidad y objetividad que
debe siempre adornan a los miembros de los Tribunales o Comisiones Calificadoras . La
imparcialidad, con sus acepciones sinónimas de ecuanimidad, equidad, puede considerarse como una
manifestación del derecho de los concursantes a participar en un proceso selectiva con todas las garantías.

La objetividad e imparcialidad, que han de predicarse de todo órgano administrativo, aun


deben destacar, más si cabe, en todo órgano que asuma funciones de selección en función de su
participación decisiva en un concurso de méritos.

En primer lugar, siguiendo en la misma línea, la imparcialidad de los miembros de un Tribunal o de


una Comisión Calificadora que participe en un concurso de méritos, debe exteriorizar claramente un aspecto
clave de la misma, como es, la no discriminación, la no diferenciación en el trato a los distintos concursantes
o participantes en el mencionado concurso.

En segundo lugar, debemos destacar como un valor intrínseco de la imparcialidad, que, a su vez,
debe manifestarse al exterior, la necesidad de conservar la confianza de todos los interesados, es decir, que
los miembros de la Comisión Calificadora sean respetuosos, de forma absoluta, con el principio de
neutralidad.

En este sentido, sólo un trato imparcial puede proyectar la imagen externa de un Tribunal calificador
que asume la función decisoria en el concurso de méritos.

Por ello, la imparcialidad, en su más auténtica acepción, impone a los miembros de los Tribunales y
Comisiones Calificadoras, que se prescinda de las distinciones subjetivas, para que se ajusten estricta y
escrupulosamente a medir la capacidad y mérito de cada concursante, sin haber tomado previamente
partido por ninguno de ellos. Ello no se puede conseguir cuando alguno de esos miembros se deja llevar por
apreciaciones subjetivas, ajenas al concurso, necesariamente previas al mismo".

Luego, se deja constancia de que había unas iniciales sospechas de parcialidad, derivadas de la
amistad que pudiera existir entre la Presidenta y el concursante aprobado por haberle dirigido la tesis
doctoral y haber participado conjuntamente en actividades de Master.

Y después de lo anterior, se toman en consideración las irregularidades del concurso que habían sido
denunciadas, lo que se explica de la manera que sigue:

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"En cuanto a las denunciadas irregularidades cometidas en el acto de evaluación del demandante, es
obvio que la Sra. Presidenta puede interrumpir, de forma justificada y proporcionada, la intervención del
candidato, sin que de ello necesariamente se pueda deducir maniobras obstaculizadoras a su candidatura.
Pero interrumpir en cinco ocasiones unido a lo anteriormente expuesto, se deduce que la finalidad era
desestabilizar la intervención del demandante. En el mismo sentido, resulta inadmisible que un miembro del
mismo Tribunal realice comentarios jocosos sobre la intervención del demandante.

Por todo ello, consideramos que la actuación e intervención personal de la Sra. Presidenta vulneró el
principio de imparcialidad, lo que supone estimar la pretensión de la demanda, a efectos de que se acuerde
la retroacción de las actividades administrativas, al momento en que se produjeron las irregularidades,
sustituyendo necesariamente la Comisión Evaluadora".

CUARTO.- El recurso de casación de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, a través del


cauce d) del artículo 88.1 de la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa (LJCA), dirige
dos reproches a sentencia recurrida.

El primero le imputa la vulneración del artículo 28.2.c) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de


Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Común con estos principales
argumentos. Que aunque no se precisa si la anulación se debe a amistad o enemistad de la Presidenta de
la Comisión, puede entenderse que lo imputado es amistad y considerando para ello la dirección de la tesis
doctoral de un candidato. Que ese hecho no es encuadrable en el motivo de abstención que define e incluye
la letra c) de ese artículo 28.1. de la Ley 30/1992 , pues este precepto exige una amistad en grado de intima
que en principio no es predicable del simple hecho de la dirección de una tesis y así suele ser entendido en
el ámbito académico. Que las interrupciones consideradas no fueron cinco sino dos y forman parte de las
funciones presidenciales. Y que la sentencia recurrida no pondera la incidencia del resultado de la conducta
de la Presidenta en el resultado del concurso, pues no tiene en cuenta el informe razonado que fue emitido
por la Comisión.

El segundo reproche censura la vulneración de los actos propios, para lo que se aduce que el
demandante Sr. Carlos María conoció (o pudo conocer) los hechos relativos a la dirección de la tesis y a las
colaboraciones con la Presidenta del candidato nombrado antes de la celebración del concurso y pese a ello
no formuló recusación ni observación alguna; y con esa base denuncia la infracción de la doctrina
jurisprudencial sobre la recusación extemporánea.

Como también invoca como infringida la jurisprudencia que viene declarando que la concurrencia de
un motivo de abstención tan sólo debe provocar la nulidad del acto cuando la actuación del recusado haya
tenido influencia decisiva en la voluntad del órgano administrativo.

QUINTO.- El primer motivo de casación merece ser acogido, por ser justificada la infracción que en él
se denuncia del artículo 28.2.c) de la Ley 30/1992 (LRJ/PAC ).

La sentencia recurrida, según resulta de la reseña que de ella se ha hecho, viene a concluir que el
proceso selectivo no respetó las exigencias de imparcialidad que resultan necesarias para dar debido
cumplimiento a los principios de igualdad, mérito y capacidad que, por imperativo de lo dispuesto en los
artículos 23.2 y 103.3 de la Constitución (CE ), deben regir en el acceso a las funciones y cargos públicos.

Esa falta de imparcialidad la viene a derivar de la amistad existente entre la Presidenta de la


Comisión calificadora y el concursante que finalmente resultó aprobado, esto es, de la concurrencia del
motivo de abstención de ese artículo 28.2.c) de la Ley 30/1992 ; como hechos constitutivos de esa amistad
señala la dirección de una tesis, haber colaborado ambos en trabajos de investigación y haber participado
también el concursante en un Master que dirigió la Presidenta; y, para reforzar la falta de imparcialidad
deducida de dicha amistad, la sentencia de instancia alude también a interrupciones y comentarios jocosos
acaecidos durante la intervención del concursante que no superó el concurso (Sr. Carlos María ).

Debe decirse ya que los anteriores datos por sí solos, en los términos que los acepta y describe la
sentencia recurrida, no son suficientes para aceptar esa conclusión de falta de imparcialidad a la que llega
la Sala de Barcelona, y esto por lo que se explica seguidamente.

El motivo de abstención del tan repetido artículo 28.2.c) de la Ley 30/1992 no lo constituye la simple
amistad sino la "amistad íntima" , lo cual significa que no basta cualquier relación de conocimiento sino que
es necesario que concurran (y se acrediten) unas circunstancias de hecho que revelen en el ámbito de la
vida personal, ajeno al de la profesión, la proximidad y la estrecha vinculación que las actuales pautas

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sociales exigen para apreciar ese elevado nivel de amistad que resulta necesario para merecer la
calificación de "íntima" (circunstancias como pueden ser, entre otras, la coincidencia de manera repetida o
habitual en los tiempos y actividades de ocio, en celebraciones familiares, etc.).

En el actual mundo académico de la Universidad es práctica frecuente [y hasta difícilmente evitable]


que las actividades de investigación o formación de postgrado (como puede ser un Master) se dirijan y
realicen de manera colectiva y, por esta razón, la coincidencia en esas actividades tiene en principio un
exclusivo significado de simple relación personal profesional y no necesariamente representa un elevado
nivel de amistad personal.

El sistema de la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria (aplicada al


concurso litigioso), viene a asumir esa diferencia entre la vida profesional y personal, desde el momento en
que dispone (artículo 37.3 ) para las Comisiones juzgadoras de los concursos para Profesor Titular de
Universidad que la Universidad convocante nombre al Presidente y un Vocal y, pese a ello, no prohibe
participar en los concursos a personas que formen parte de dicha Universidad; prohibición que, además, se
traduciría en el resultado de que quien ha hecho su carrera académica e investigadora en una determinada
Universidad no pudiera aspirar a las plazas convocadas por ella.

En el caso enjuiciado no se han señalado circunstancias o hechos que pongan de manifiesto que
entre la Presidenta y el concursante que superó el proceso selectivo existiera fuera del ámbito académico o
profesional una vinculación personal de las características que antes han sido apuntadas.

Las interrupciones y comentarios jocosos a que alude la sentencia de Cataluña son invocados por
ella de manera genérica, sin relatar detallada y circunstanciadamente los concretos términos en que se
manifestaron; y tampoco se indican cuáes son los concretos elementos probatorios sobre los que se
construye la convicción formada sobre esta cuestión. Por lo cual, la sentencia recurrida no ofrece elementos
bastantes para justificar su alcance o entidad y tampoco explica debidamente como ha comprobado su
certeza.

Finalmente, ha de señalarse también que es cierto que la imparcialidad es un presupuesto


inexcusable para asegurar la observancia de esos postulados constitucionales de acceso a las función
pública que antes han sido mencionados, pero no lo es menos que la nulidad de un proceso selectivo, por
las disfunciones que produce para los intereses generales, tiene una fuerte incidencia en el también
principio constitucional de eficacia administrativa (artículo 103.1 de la Constitución -CE -) y, así mismo,
puede significar un importante gravamen personal para los participantes que hayan actuado correctamente.

Y todo ello significa que esa nulidad sólo resulta procedente cuando existan datos y hechos que
resulten inequívocos tanto en su certeza como en su alcance invalidante.

SEXTO.- Lo anterior conduce a estimar el recurso de casación y, con anulación de la sentencia


recurrida, a que este Tribunal Supremo enjuicie y decida directamente la controversia que fue planteada en
el proceso de instancia.

Dicho enjuiciamiento, al estar referido en definitiva a la actuación seguida por la Comisión Juzgadora
de un proceso selectivo, aconseja recordar la jurisprudencia de esta Sala sobre la llamada doctrina de la
discrecionalidad técnica que corresponde a esos órganos calificadores y sobre las posibilidades del control
jurisdiccional que debe ser ejercitado frente a los actos de calificación especializada a que está referida
dicha doctrina.

La formulación inicial de esa jurisprudencia fue concretada en lo siguiente: la legitimidad en principio


de dicha discrecionalidad técnica, por estar referida a juicios exclusivamente técnicos que requieren
conocimientos especializados que rebasan los conocimientos de los órganos administrativos ordinarios y de
los órganos jurisdiccionales; pero la existencia también en ella de unos determinados límites, consistentes
en la posibilidad de aplicarle las técnicas de control que significan los elementos reglados, los hechos
determinantes y los principios generales del derecho.

Posteriormente, esa misma jurisprudencia, con el fin de perfeccionar el control jurisdiccional y definir
los espacios donde este control puede operar con normalidad, ha completado y aclarado esos límites
inicialmente enunciados mediante la distinción, dentro de la actuación de valoración técnica, entre el "núcleo
material de la decisión" y sus "aledaños" .

El primero estaría representado por el estricto dictamen o juicio de valor técnico, y los segundos ( "los
aledaños" ) comprenderían, de un lado, las actividades preparatorias o instrumentales que rodean a ese

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estricto juicio técnico para hacerlo posible y, de otro, las pautas jurídicas que también son exigibles a dichas
actividades.

Esas actividades preparatorias o instrumentales serían las encaminadas a delimitar la materia que
vaya a ser objeto de ese juicio técnico, a fijar los criterios de calificación que vayan a ser utilizados y a
aplicar individualizadamente dichos criterios a cada uno de los elementos materiales que constituyan el
objeto de la valoración; esto es, serían los pasos que resultan necesarios para llegar a la estimación
cualitativa finalmente contenida en el estricto juicio técnico.

Y esas pautas jurídicas estarían encarnadas por el derecho a la igualdad de condiciones que asiste a
todos los aspirantes, por la necesidad de que el criterio de calificación responda a los principios de mérito y
capacidad y por el obligado cumplimiento también del mandato constitucional de interdicción de la
arbitrariedad.

SÉPTIMO.- En el caso enjuiciado el examen de las actuaciones no permite advertir que la Comisión
Juzgadora del concurso, en el ejercicio de la discrecionalidad técnica que es inherente a su función de
valoración, rebasara los límites que condicionan su validez jurídica y están representados por esos
elementos que antes ha sido denominados los "aledaños" del núcleo material de la decisión.

Así debe ser considerado si se tiene en cuenta que en el expediente administrativo consta que la
Comisión Juzgadora fijó (enumerándolos de manera detallada) cuáles serían los criterios con que se
juzgarían los méritos de los candidatos; que cada uno de sus miembros emitió un informe razonado sobre
los méritos y el proyecto docente de cada candidato, en el que exponen cuales son los datos y motivos que
le llevan a la valoración que expresan; y que también esos mismos miembros expusieron las razones que
determinaron la votación por ellos realizada sobre la prueba no superada por el Sr. Carlos María .

Todo lo anterior se ve completado por ese Informe emitido por los miembros de la Comisión
Juzgadora que ha sido transcrito en el anterior fundamento jurídico segundo, que, además de describir las
circunstancias que rodearon a la participación del Sr. Carlos María en la prueba del concurso que realizó, da
cumplida cuenta de las razones técnicas en que fundaron el juicio negativo otorgado al proyecto docente e
investigador de dicho concursante y a la exposición que sobre él realizó.

Esas razones son expuestas de una manera extensa y detallada, con amplias explicaciones de
naturaleza científica o académica, que la demanda no ha combatido eficazmente, por haberse limitado a
descalificar de manera genérica a la Comisión Juzgadora y no haber analizado ni desvirtuado las concretas
razones técnicas que figuran en ese Informe.

Debe señalarse, por último, que el informe que sobre el desarrollo de la primera prueba del concurso
aportó el Sr. Carlos María en su ramo de prueba del proceso de instancia no es tampoco un elemento que
permita descalificar o invalidar, desde una perspectiva científica o académica, la actuación valorativa de la
Comisión Juzgadora.

La persona que lo suscribe reconoce no ser especialista en la materia, y esto hace que a las
opiniones que emite no se les pueda reconocer la solvencia técnica que resultaría necesaria para poder
imponerse al juicio o dictamen de esta naturaleza que fue emitido por la Comisión.

OCTAVO.- También son de rechazar esas otras irregularidades que la demanda aduce con la
finalidad de invalidar el proceso selectivo, sobre las que procede hacer las consideraciones que siguen.

La grabación de las pruebas del concurso no está prevista en el Real Decreto 1888/1984 , por lo que
la negativa a llevarla a cabo por parte de la Comisión Juzgadora, por sí sola, no puede ser valorada como
una irregularidad con alcance invalidante; y a esto debe añadirse que lo relevante para dar trasparencia al
concurso es que se cumpliera, como así se hizo, con el principio de publicidad en el desarrollo de sus
pruebas, y se observaran, como también tuvo lugar, las exigencias de motivación que son aplicables a todo
juicio técnico valorativo de aptitud profesional que deba ser emitido en un proceso selectivo para el acceso a
la función pública.

En cuanto a la falta de abstención denunciada en la demanda, además de lo que sobre ella antes se
razonó, debe decirse que está referida a hechos muy anteriores al concurso (que el Sr. Carlos María no dice
en su demanda fueran por él desconocidos), por lo que el momento de su planteamiento ya resta
inicialmente credibilidad a esa denuncia. Y tiene que subrayarse, así mismo, que el juicio de la Comisión
Juzgadora está avalado no sólo por su Presidenta sino también por sus restantes miembros, lo cual
descarta que aquella tuviera una influencia decisiva en el resultado del concurso y, en aplicación de lo

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establecido en artículo 28.3 de la Ley 30/1992 ) hace injustificada la invalidez que con base en esa falta de
abstención ha sido pretendida para la actuación administrativa litigiosa.

La discusión mantenida con la Presidenta sobre el desarrollo de la prueba realizada por el Sr. Carlos
María aparece suficientemente explicada en el informe de los miembros de la Comisión Juzgadora, y lo que
revela es la divergencia que se suscitó sobre los términos en que había de realizarse esa prueba entre el
concursante y dicha Presidenta, pero no que ésta desconociera la documentación que había sido
presentada al concurso por el Sr. Carlos María . Y debe subrayarse que lo decisivo sobre este punto, como
ya se ha puesto de manifiesto, son los informes razonados que fueron emitidos por los miembros de la
Comisión sobre los méritos y el proyecto docente aportado por el Sr. Carlos María .

Por lo que hace a la no intervención del miembro de la Comisión Juzgadora Sr. Primitivo , consta en
el expediente una declaración personal firmada por él mismo, en la que expone que su ausencia fue debido
a la imposibilidad de actuar a causa de razones personales consistentes en la guardia y custodia de sus
hijos menores a la que por imperativo legal venía obligado; lo que descarta igualmente valorar esta
circunstancia como una anomalía o irregularidad invalidante del proceso selectivo.

NOVENO.- Procede, de conformidad con todo lo antes razonado, declarar haber lugar al recurso de
casación de casación, anular la sentencia recurrida y desestimar el recurso contencioso-administrativo que
fue interpuesto en el proceso de instancia.

En cuanto a costas procesales, no concurren las razones previstas en el artículo 139.1 de la LJCA
para hacer una especial imposición de las correspondientes al proceso de instancia; y, de conformidad con
lo establecido en el apartado 2 de ese mismo precepto procesal, cada parte abonará las suyas en las que
correspondan al recurso de casación.

FALLAMOS

1.- Declarar haber lugar al recurso de casación interpuesto por la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
BARCELONA contra la sentencia de 18 de enero de 2007 de la Sección Cuarta de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (Recurso 262/2003 ), y anular
dicha resolución a los efectos de lo que se declara a continuación.

2.- Desestimar el recurso contencioso-administrativo interpuesto en el proceso de instancia por don


Carlos María , al ser los actos administrativos impugnados conformes a Derecho en lo que fue discutido en
dicho proceso.

3.- No hacer especial imposición sobre las costas procesales del proceso de instancia y declarar que
cada parte abone las suyas en las correspondientes al recurso de casación.

Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos PUBLICACIÓN.- Leída y
publicada fue la anterior sentencia por el Excmo. Sr. Magistrado Ponente de la misma, estando celebrando
audiencia pública la Sala Tercera del Tribunal, el mismo día de su fecha, lo que certifico.

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