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CONTRATOS

Parte General
versión 0.5

2004

Índice
1. Noción del contrato 3
1.1. Concepto del contrato en el CC. . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. Elementos del contrato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.3. Función económica y social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

2. Clasificaciones y categorı́as contractuales 4


2.1. Clasificaciones del CC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
2.1.1. Contratos Unilaterales y Bilaterales . . . . . . . . . . 4
2.1.2. Contratos Gratuitos y Onerosos . . . . . . . . . . . . . 5
2.1.3. Contratos conmutativos y aleatorios . . . . . . . . . . 6
2.1.4. Contratos Principales y Accesorios . . . . . . . . . . . 7
2.1.5. Contratos consensuales, solemnes y reales . . . . . . . 7
2.2. Otras clasificaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2.2.1. Contratos nominados o tı́picos y contratos innomina-
dos o atı́picos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2.2.2. Contratos de ejecución instantánea, de ejecución dife-
rida y de tracto sucesivo . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2.2.3. Contratos libremente discutidos y contratos por adhe-
sión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.2.4. Contratos preparatorios y contratos definitivos . . . . 11
2.3. Categorı́as contractuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.3.1. Contrato dirigido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.3.2. Contratos forzosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.3.3. Contrato Tipo. Condiciones Generales de Contratación 12
2.3.4. El Contrato-Ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.3.5. El Subcontrato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.3.6. El Autocontrato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.3.7. El contrato por persona a nombrar y el contrato por
cuenta de quien corresponda . . . . . . . . . . . . . . 14

3. Principios Fundamentales de la Contratación 15


3.1. Autonomı́a de la Voluntad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3.2. Principio del Consensualismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3.2.1. Excepciones y atenuantes al principio del consensua-
lismo contractual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

1
3.3. El Principio de la Libertad Contractual . . . . . . . . . . . . 16
3.4. Principio de la Fuerza Obligatoria de los contratos (pacta sunt
servanda) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.4.1. La Fuerza Obligatoria de los Contratos ante el Legislador 17
3.4.2. La Fuerza Obligatoria de los Contratos frente el Juez . 17
3.4.3. La Terminación del contrato o el agotamiento de su
fuerza obligatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
3.5. Principio del Efecto Relativo del Contrato . . . . . . . . . . . 20
3.5.1. Sujetos concernidos por el principio del efecto relativo
de los contratos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
3.5.2. Excepciones al efecto relativo del contrato . . . . . . . 21
3.6. El Principio de la Buena Fe Contractual . . . . . . . . . . . . 24
3.6.1. Buena Fe Subjetiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
3.6.2. Buena Fe Objetiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

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1. Noción del contrato
Es un acto jurı́dico bilateral o convención que crea obligaciones. Se atri-
buye a la voluntad de los contratantes un poder soberano para engendrar
obligaciones. La voluntad de las partes es a la vez fuente de las obligaciones
contractuales y medida de dichas obligaciones.

1.1. Concepto del contrato en el CC.


De acuerdo al art. 1437, en los contratos las obligaciones nacen del con-
curso real de las voluntades de dos o más personas.
Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede
ser una o muchas personas.

Crı́ticas:

a) Equivocada terminologı́a: confunde contrato y convención.

b) El art. 1438 establece que en el contrato una parte se obliga para con otra
a dar, hacer o no hacer. Con ello se refiere a la prestación como objeto
del contrato, a pesar de que la prestación es el objeto de la obligación y
no el objeto del contrato.

1.2. Elementos del contrato


Aludir a los elementos de los contratos es distinguir entre requisitos
comunes y requisitos propios de cada contrato especı́fico.

a) Requisitos comunes: art. 1445.

b) Requisitos propios: esenciales, de la naturaleza y accidentales.

1.3. Función económica y social


1. Función económica: es el principal vehı́culo de las relaciones económicas,
la circulación de la riqueza, el intercambio de bienes y servicios se efectúa
a través de los contratos.

2. Función social:

– No sólo sirve para la satisfacción de necesidades individuales. Además


es un medio de cooperación o colaboración entre las personas.
– Se relaciona con el principio de la buena fe, el cual impone a cada parte
el deber de lealtad y corrección frente a la otra, durante todo el iter
contractual.

3. Subfunciones: F. de cambio o de circulación de bienes, de crédito, de


garantı́a, de custodia, laboral, recreación, etc.

3
2. Clasificaciones y categorı́as contractuales
2.1. Clasificaciones del CC.
2.1.1. Contratos Unilaterales y Bilaterales
Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga
para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recı́procamente.

Los contratos reciben la denominación de unilaterales o bilaterales según


que impongan obligación (es) a una sola de las partes o a ambas partes. 1

• En el contrato unilateral, no obstante requerirse del consentimiento o vo-


luntad de ambas partes, una sola de ellas resulta obligada, ej: depósito,
comodato, mutuo, prenda, donación sin cargas, fianza.

• En el contrato bilateral o sinalagmático perfecto, ambas partes resultan


obligadas, todas las obligaciones surgen en el mismo instante: en el del per-
feccionamiento del contrato por la formación del consentimiento (o en el
cumplimiento de las solemnidades exigidas por la ley). Dichas obligaciones
no se limitan a yuxtaponerse unas a otras, sino que son interdependientes.
Esta peculariedad reviste gran importancia, sirviendo de fundamento a los
llamados efectos particulares de los contratos bilaterales: los sucesos que
afectan a las obligaciones de una de las partes repercuten sobre el destino
de las obligaciones correlativas de la otra.

Contratos sinalagmáticos imperfectos Son aquellos que nacen como


contratos unilaterales; o sea, poniendo obligaciones a cargo de una sola de las
partes, pero a propósito de las cuales ulteriormente emerge una obligación
para la parte que originalmente estaba dispensada, ej: en el depósito y en
el comodato, que siendo al momento de su nacimiento unilaterales, pues
sólo resulta obligado el depositario o el comodatario, quien debe restituir o
devolver la cosa recibida, pueden a posteriori dar lugar a una obligación para
el depositante o para el comodante, obligación que consistirá en reembolsar
a la contraparte los gastos de conservación de la cosa en que pudiere haber
incurrido, o en indemnizarle los perjuicios que la mala calidad del objeto le
hubiera irrogado.

Contratos plurilaterales o asociativos Son aquellos que provienen de


la manifestación de voluntad de más de dos partes, todas las cuales resultan
obligadas en vistas a un objetivo común.

1
Todo contrato, desde el momento que es un acuerdo de voluntades, constituye un acto
jurı́dico bilateral; pero desde otra perspectiva (no ya el de las voluntades necesarias, sino
que el de las obligaciones resultantes) el contrato puede ser unilateral o bilateral

4
Contratos Bilaterales Contratos Plurilaterales
Surgen obligaciones correlativas pa- Cada parte adquiere derechos y obli-
ra ambas partes gaciones respecto de todos los demás
El vicio del consentimiento que sufre
un contratante se traduce en la inefi-
cacia de su concurso al acto jurı́dico,
Vicios del consentimiento acarrean pero el contrato mantiene su validez
la nulidad del acto jurı́dico en la medida que las otras partes
puedan lograr la finalidad en vista
de la cual se ha contratado
Están limitados a las partes origina- admiten el ingreso de nuevas partes
rias o el retiro de las iniciales
Pueden extinguirse tan pronto nace Generan una situación económica y
jurı́dica estable destinada a perdu-
rar por mucho tiempo.

2.1.2. Contratos Gratuitos y Onerosos


Art. 1440. El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por
objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y one-
roso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose
cada uno a beneficio del otro.

Lo que permite clasificar a los contratos en gratuitos y en onerosos es un


criterio económico: si el contrato resulta útil o provechoso para uno solo de
los contratantes o para ambos.

Gratuito Oneroso
Unilateral Donación Préstamo de dinero
Bilateral Mandato no remune- Compraventa
rado

Importancia clasificación:

a) Art. 1547 inc. 1.

b) Obligación de garantı́a es caracterı́stica de los contratos onerosos, impo-


niendo la necesidad de sanear la evicción.

c) Los contratos gratuitos normalmente se celebran en consideración a las


personas intervinientes. Sólo excepcionalmente los contratos onerosos son
intuito personae, ej: transacción.

d) Los contratos gratuitos imponen deberes de reconocimiento a quienes


reciben los beneficios.

e) Presupuestos de admisibilidad de la acción pauliana (art. 2468).

f) Arrendamiento (art. 1963).

g) Pago de lo no debido (art. 2303).

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2.1.3. Contratos conmutativos y aleatorios
Los contratos onerosos se subclasifican en conmutativos y en aleatorios.
Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las
partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo
que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en
una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.

Los principales defectos del art. 1441 son:

a) Adopta como elemento determinante del concepto de contrato conmuta-


tivo la equivalencia de las prestaciones recı́procas 2 . Para López esta base
es doblemente falsa:

i. Supone que el contrato oneroso es siempre bilateral.


ii. En el contrato oneroso las utilidades que recibe cada parte no son
iguales.

b) Sugerir que exclusivamente podrı́an tener carácter conmutativo los con-


tratos onerosos que engendran obligaciones de dar y/o hacer.

c) Incurrir en una ambigüedad en su parte final al decir que en el contrato


aleatorio existe equivalencia, la cual consistirı́a en una incertidumbre.

En verdad, lo que fundamentalmente distingue a los contratos conmuta-


tivos de los aleatorios es que sólo en los primeros pueden las partes, durante
los tratos preliminares y al momento de la conclusión del contrato, apreciar,
estimar o valorar los resultados económicos que el mismo les acarrearán.

En los contratos aleatorios, por el contrario, ningún cálculo racional es


factible respecto a las consecuencias económicas que la operación producirá.
El destino del contrato aleatorio queda supeditado al azar, a la suerte, a la
total incertidumbre.

Contratos aleatorios y obligaciones condicionales La condición es un


elemento habitualmente accidental que las partes agregan voluntariamente
al acto jurı́dico que celebran y al cual supeditan el nacimiento o la extinción
de una o más obligaciones.
La contingencia de ganancia o de pérdida que también implica futureidad
e incertidumbre es un elemento estructural de la esencia de los contratos
aleatorios, que no puede ser eliminado por las partes que deciden celebrar un
acto integrante de esta categorı́a. Al albur quedan supeditados en el contrato
aleatorio no la existencia o inexistencia de obligaciones, como ocurre con la
condición, sino que los resultados económicos, es decir, la mayor o menor
utilidad o provecho.
Sin embargo, hay casos en que existe gran analogı́a entre contrato con-
dicional y contrato aleatorio, lo que acontece cuando del albur depende ya
no la extensión de lo que a una parte corresponde pagar, sino que si tiene o
no que pagar, vale decir, si hay o no obligación, ej: seguro contra incendios.
2
El CC. señala que se miran como equivalente, no exige una equivalencia estricta.

6
Hay contratos que, según las circunstancias, pueden revestir caracter
conmutativo o aleatorio, ej: compraventa de cosas que no existen, pero se
espera que existan.

Importancia clasificación:

Hay dos instituciones jurı́dicas que únicamente reciben aplicación tratándo-


se de contratos conmutativos: la lesión enorme (con sus restricciones) y la
doctrina de la imprevisión.

2.1.4. Contratos Principales y Accesorios


Art. 1442. El contrato es principal cuando subsiste por sı́ mismo sin
necesidad de otra convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el
cumplimiento de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir
sin ella.

C. Principales son los contratos independientes o autónomos, que se bas-


tan a sı́ mismos pues no precisan de uno diverso.

C. Accesorio son aquellos que presuponen otra obligación, cualquiera que


sea la fuente de la cual ésta emane. Es de la esencia garantizar el
cumplimiento de otra obligación.

Importancia: “Lo accesorio sigue la suerte de lo principal”

• Extinguida la obligación principal, se extinguen también el contrato ac-


cesorio y todas las obligaciones producidas por el último (arts. 2381 No 3,
2434).

• Cedido el crédito principal por acto entre vivos o transmitido por sucesión
por causa de muerte, pasan también al causahabiente los derechos que
tenı́a el causante en virtud de contratos accesorios o cauciones.

2.1.5. Contratos consensuales, solemnes y reales


Art. 1443. El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria
la tradición de la cosa a que se refiere; es solemne cuando está sujeto a la
observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas no
produce ningún efecto civil; y es consensual cuando se perfecciona por el
solo consentimiento.

Esta clasificación dice relación con el momento del nacimiento o forma-


ción de los contratos y con los requisitos que hay que cumplir en ese instante.
El consentimiento es requisito sine qua non de todo contrato.

• Contratos consensuales: aquellos para cuya formación basta el consenti-


miento de la partes. Existe libertad respecto a la manera como se exte-
rioriza la voluntad.

• Contratos solemnes: aquellos para cuya formación es indispensable que el


consentimiento se exprese cumpliendo con la formalidad objetiva preesta-
blecida por la ley.

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• Contratos reales: aquellos para cuya formación el consentimiento debe ir
aparejado a la datio rei, es decir, a la entrega de la cosa.

En el CC., imbuido del dogma de la autonomı́a de la voluntad, el con-


trato consensual es la regla general, pues si la voluntad tiene el poder de
generar derechos y obligaciones, fijando la medida o alcance de los mismos,
no es posible, sin contradicción, exigirle a esa misma voluntad que tenga que
acatar o que se vierta a través de ritos o formas determinadas.

El principio del consensualismo se degrada toda vez que se exigen forma-


lidades en la celebración del contrato y no sólo en los casos de los contratos
reales y solemnes. Hay otras especies de formalidades (de prueba, de publi-
cidad, habilitantes y convencionales) que también representan un deterioro
de la idea según la cual bastarı́a el acuerdo desnudo de las voluntades de las
partes para vincularlas.

Son contratos solemnes aquellos que precisan cumplir con una solemni-
dad objetiva, exigida por el legislador en atención a la naturaleza del acto.
El incumplimiento de la solemnidad se sanciona con la nulidad absoluta del
contrato (art. 1682).

Son contratos reales aquellos para cuya formación se exige la entrega de


la cosa sobre la que versa el acto jurı́dico.

2.2. Otras clasificaciones


2.2.1. Contratos nominados o tı́picos y contratos innominados o
atı́picos
Contratos nominados o tı́picos son aquellos que han sido expresamente
reglamentados por el legislador en códigos o leyes especiales; e innominados
o atı́picos a los que no lo han sido, pero que en virtud de la autonomı́a de la
voluntad y el principio de la voluntad contractual son creados por las partes
respetando las exigencias comunes a todos los actos jurı́dicos, en especial la
licitud del objeto y de la causa.

El problema de los contratos atı́picos es determinar la legislación suple-


toria por la cual se rigen. Ante esto, comunmente se procede a calificar y
asimilar el contrato tı́pico al contrato (s) tı́picos más parecidos, a fin de
aplicarle al primero las reglas legales de los últimos.

2.2.2. Contratos de ejecución instantánea, de ejecución diferida


y de tracto sucesivo
C. de ejecución instantánea son aquellos en los cuales las obligaciones
se cumplen apenas se celebra el contrato que la generó.

C. de ejecución diferida son aquellos en los cuales alguna (s) obligación


(es) se cumple (n) dentro de un plazo.

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C. de tracto sucesivo son aquellos en los cuales los cumplimientos se van
escalonando en el tiempo, durante un lapso prolongado en el cual la
relación contractual tiene permanencia.

Importancia:

– La nulidad civil y la resolución de los contratos de ejecución instantánea


y deferida se producen con efecto retroactivo, volviéndose a la situación
en que las partes se encontraban antes de contratar. En cambio, en los
contratos de tracto sucesivo, como por lo general no es posible borrar los
efectos que ya se produjeron, se entiende que en principio la nulidad y la
terminación (resolución) de estos contratos sólo opera para el futuro.

– En materia de riesgos, si el contrato es de tracto sucesivo la extinción


por caso fortuito o fuerza mayor de una obligación de rebote produce la
extinción de la obligación de la contraparte.

– En materia de imprevisión las soluciones o remedios se conciben por la


doctrina a propósito de los contratos de tracto sucesivo y ejecución dife-
rida.

– Respecto a la resciliación o terminación de los contratos de tracto sucesivo,


excepcionalmente puede tener lugar por voluntad unilateral de uno sólo
de los contratantes (desahucio).

– La caducidad convencional del plazo (cláusula de aceleración) es un apar-


ticularidad de los contratos de tracto sucesivo.

2.2.3. Contratos libremente discutidos y contratos por adhesión


El contrato libremente discutido corresponde a aquel en que las partes
han deliberado en cuanto a su contenido, examinando y ventilando atenta-
mente las cláusulas del contrato. En él las partes discuten en un relativo
plano de igualdad y libertad, encontrándose su sutonomı́a limitada exclusi-
vamente por el necesario respeto al orden público y a las buenas costumbres.

El contrato de adhesión es aquel cuyas cláusulas son dictadas o redac-


tadas por una sola de las partes, la otra se limita a aceptarlas en bloque,
adhiriendo a ellas.

El rasgo decisivo de la adhesión se encuentra en el desequilibrio del po-


der negociador de los contratantes. El destinatario, siendo el más débil no
puede discutir la oferta y debe circunscribirse a aceptarla. Por lo demás,
generalmente, no es posible que le destinatario evite los inconvenientes que
implican para él este tipo de fastidiosas ofertas, rehusando simplemente la
contratación: lo normal es que carezca de alternativa.

Naturaleza Jurı́dica de la adhesión

a) Tesis anticontractual: parte su análisis del consentimiento en los contra-


tos, la voluntad común de los contratantes no puede concebirse sin un
cambio previo de opiniones, que implica, de suyo, la igualdad de situación

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de aquellos que participan en él. Sin embargo, en los contratos de adhe-
sión nada de esto existe: no hay ni discusión ni igualdad entre las partes.
Los efectos del acto son fijados por la exclusiva voluntad del oferente. Se
trata más bien de un acto unilateral que produce efectos en favor o en
detrimento de aquellos que adherirán a él.
La finalidad de esta teorı́a consiste en atribuir al juez un poder de apre-
ciación más amplio que aquel del que goza a propósito de los contratos
libremente discutidos.

b) Tesis contractual: como la voluntad del aceptante es indispensable para


la conclusión del acto jurı́dico, resulta que sus efectos no son determina-
dos exclusivamente por el oferente. La adhesión, en verdad, es un modo
especial de aceptación, pero que reposa aun ası́ sobre la voluntad del
agente, sobre la voluntad del aceptante.
Existen reglas de interpretación contractual que son propias de los con-
tratos por adhesión:
a) Interpretación contra el redactor: la facultad de redactar el contrato re-
presenta una ventaja cosiderable para el oferente, ya que puede elegir las
cláusulas de la convención a su voluntad. Su participación preponderante
en el establecimiento del texto contractual debe ser compensada por el
riesgo de la redacción, esto es, hacerlo responsable por la obscuridad o
ambigüedad de la conveción (art. 1566 inc. 2).

b) Preferencia de la cláusula manuscrita sobre la cláusula impresa. Se deriva


del art. 1560.

Soluciones a los inconvenientes de la adhesión 3

a) Contrato dirigido: el legislador interviene reglamentando imperativamen-


te las cláusulas más relevantes de estos contratos cautelando ası́ los in-
tereses de los débiles. En este caso, ambas partes adhieren a un estatuto
impuesto por la autoridad pública, consienten en vincularse por un marco
legal preestablecido.

b) Homologación por el poder público de los modelos de contratos estan-


darizados que se van a ofrecer después a los consumidores, por ejemplo:
pólizas de seguros.

c) Generalización de los contratos tipos bilaterales, celebrados por grupos


con intereses antagónicos. El texto que se aprueba de común acuerdo,
será después empleado en la celebración de numerosos contratos indivi-
duales.

d) Nueva concepción de la lesión enorme (art. 138 BGB), declarándose nu-


lo cualquier acto jurı́dico por el cual alguien, explotando la necesidad,
la ligereza, o la inexperiencia de otro, obtiene para sı́ o para un terce-
ro, a cambio de una prestación, ventajas patrimoniales que se hallen en
desproporción chocante con el valor de dicha prestación.
3
A fines del s. XX, los débiles han encontrado protección en particular en su calidad
de consumidores.

10
e) Actividad de los organismos antimonopolio.

2.2.4. Contratos preparatorios y contratos definitivos


C. preparatorio aquel mediante el cual las partes estipulan que en el fu-
turo celebrarán otro contrato que por ahora ellas no pueden concluir o
que esta sujeto a incertidumbre, siendo dudosa su factibilidad, ejemplo:
contrato de promesa, contrato de opción.

C. definitivo aquel que se celebra cumpliendo con la obligación generada


por el contrato preparatorio. Esta obligación de hacer precisamente
consiste en extender o suscribir, dentro de un plazo y/o condición el
contrato futuro.

2.3. Categorı́as contractuales


2.3.1. Contrato dirigido
Los artı́culos de los códigos, en materia de contratos, casi siempre son
supletorios de la voluntad de las partes. Tratándose de los contratos dirigi-
dos, por el contrario, la reglamentación legal asume un carácter imperativo,
sin que las partes puedan alterar, en el contrato particular que celebran, lo
estatuido de manera general y anticipada por el legislador, sea en materia
de contenido o efectos de la convención, sea en materia de persona con la
cual se ha de celebrar el contrato. Ej: contrato de edición de los escritores,
de representación de los actores, DL 600.

Hay otros casos en que lo que se impone es la persona del cocontratante,


ej: art. 25 Ley 18.046 (SA), art. 10 C. Minerı́a.

La ausencia de libertad para elegir al cocontratante a veces no deriva de


la ley, sino que de circunstancias fácticas. Surge entonces el llamado contrato
necesario (art. 2236 y ss.).

2.3.2. Contratos forzosos


Es aquel que el legislador obliga a celebrar o da por celebrado.
• Contrato forzoso ortodoxo. se forma en dos etapas:

1. Mandato de autoridad que exige contratar.


2. Quien debe contratar procede a celebrar el contrato respectivo, pudien-
do, generalmente, elegir a la contraparte y discutir con ella las cláusulas
del negocio jurı́dico.

Ejemplo: la caución de conservación y restitución de la cosa fructaria que


debe rendir el usufructuario (art. 775), la caución que deben rendir, en
su caso, los tutores y curadores para el discernimiento de la guardia (art.
374).
Entre los contratos forzosos ortodoxos, los hay de carácter implı́cito. La
ley se circunscribe a imponer una determinada obligación o conducta, pe-
ro para llevarla a cabo se hace indispensable celebrar algún contrato, ej:

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demoliciones ordenadas por decreto alcaldicio, mandato sin representa-
ción.

• Contrato forzoso heterodoxo. Se caracteriza por la pérdida completa de


la libertad contractual. Tanto el vı́nculo jurı́dico como las partes y el
contenido negocial vienen determinados heterónomamente por un acto
único del poder público.
Ejemplo: el art. 129 de la Ley de Quiebras establece que, por el sólo mi-
nisterio de la ley, los inmuebles enajenados se entienden constituidos en
hipoteca y los muebles en prenda especial sin desplazamiento, para garan-
tizar las obligaciones del adquirente, como el pago de los saldos insolutos
del precio de compra de la unidad económica.

¿Por qué el legislador, en los casos de contratación forzosa, prefiere el


mecanismo de la obligación contractual al de la obligación puramente legal?
Por las ventajas prácticas que resultan de la flexibilidad que posee el
contrato y no la ley, como, ası́ mismo, por razones psicológicas: en la gran
mayorı́a de los casos los deudores de obligaciones contractuales las cumplen
oportunamente, lo que no ocurre con las obligaciones legales.

2.3.3. Contrato Tipo. Condiciones Generales de Contratación


El contrato tipo es un acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes
predisponen las cláusulas de futuros contratos, que se celebrarán masiva-
mente. Consiste, pues, en un acuerdo por el cual se prefijan las condiciones
generales de la contratación.

• Contrato tipo unilateral: quienes concluyen el contrato tipo destinado a


fijar las condiciones generales del tráfico comercial son grupos económicos
o empresas cuyos intereses son convergentes (seguro, transporte). Hay,
en estos casos, un contacto estrecho entre contrato tipo y contrato por
adhesión.

• Contrato tipo bilateral: las partes que participan en la conclusión del


contrato tipo tienen intereses divergentes.

Las condiciones generales de la contratación, es decir, las cláusulas o


disposiciones redactadas de antemano, de manera abstracta, para ser em-
pleadas después en una serie ilimitada de contratos concretos, no siempre
tienen como fuente un contrato tipo, los contratos tipos son una de las for-
mas de redactar modelos de condiciones generales. La prerredacción de los
contratos puede derivar de la voluntad exclusiva de una sola persona o pre-
disponente. En este caso no hay contrato tipo ni contrato previo alguno.

Si las condiciones generales son el fruto de un contrato tipo unilateral, los


contratos ulteriores serán habitualmente contratos por adhesión. En cambio,
si aquellas resultaron de la composición de intereses divergentes, el contrato
tipo bilateral que las establece aparece como remedio que evita la adhesión.

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2.3.4. El Contrato-Ley
Con el propósito de fomentar el desarrollo de determinadas actividades
productivas o a fin de recaudar fondos del sector privado, o más general,
para alcanzar ciertas metas económicas o sociales, el Estado otorga fran-
quicias o regalı́as, consagrando estatutos jurı́dicos de excepción. Pero, como
el poder legislativo dispone de la facultad de modificar o derogar las leyes
vigentes, mediante la dictación de nuevas leyes, si se vive en un ambiente
de inestabilidad o de desconfianza, si existe temor de que los mismos gober-
nantes o quienes les sucedan echen pie atrás en las franquicias concedidas,
entonces los estı́mulos se frustran, sin que se logre el fin perseguido, o sea, sin
que se canalice la actividad empresarial o los ahorros hacia donde se deseaba.

Ante tal situación se ideó el mecanismo de los contratos-leyes, por los


cuales el Estado garantiza que en el futuro no modificará ni derogará las
franquicias contractualmente establecidas.

• A favor: el legislador carece de atribuciones para modificar los contratos en


curso, pues existe propiedad sobre los derechos personales engendrados por
los contratos y nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad,
sino en virtud de una ley de expropiación que indemnice al afectado. De
este modo, si los efectos de los contratos ordinarios son intangibles, es
inconcuso que menos podrı́a el legislador alterar las regalı́as o franquicias
obtenidas por los particulares en virtud de un contrato-ley

• En contra: Estos contratos importarı́an una inadmisible enajenación de


la soberanı́a nacional, pues, no obstante que en Derecho Público sólo se
puede hacer lo que la ley expresamente permite, sin una autorización legal
el Poder Legislativo se cercenarı́a a si mismo la facultad de modificar o
derogar normas preexistentes.

2.3.5. El Subcontrato
Es un nuevo contrato derivado y dependiente de otro contrato previo de
la misma naturaleza.

El CC. lo contempla en el arrendamiento(subarrendamiento), mandato


(delegación del mandato) y fianza (subfianza).

Restricciones:

– El contrato base debe necesariamente reunir ciertas caracterı́sticas para


que la subcontratación sea procedente:

a) Ejecución diferida o tracto sucesivo.


b) Que no sea traslaticio de dominio.

Caracterı́sticas:

• Desde un punto de vista subjetivo, se caracteriza por la presencia de tres


partes: primer contratante, segundo contratante o intermediario, tercer
contratante.

13
• Desde un punto de vista objetivo, aparece la dependencia al contrato base
del subcontrato. Este último nace modelado y limitado por aquel. Como
el intermediario da origen al subcontrato usando su posición de parte
en el primer contrato, él debe actuar exclusivamente con los derechos y
obligaciones que el contrato base le otorga. Por ello:

a) Las prestaciones han de ser de igual naturaleza que las prestaciones


derivadas del primer contrato.
b) Terminado el contrato base, hay imposibilidad de ejecución del sub-
contrato.

2.3.6. El Autocontrato
Es el acto jurı́dico que una persona celebra consigo misma, sin que sea
menester la concurrencia de otra y en el cual ella actúa, a la vez, ya sea
como parte directa y como representante de la otra parte; ya sea como
representante de ambas partes; ya sea como titular de dos patrimonios (o
de dos fracciones de un mismo patrimonio) sometidos a regı́menes jurı́dicos
diferentes.

Naturaleza Jurı́dica:

a) Acto jurı́dico unilateral: el contrato es por esencia un acuerdo de volun-


tades, es el choque de voluntades opuestas que terminan por ponerse de
acuerdo. En el acto jurı́dico consigo mismo falta este elemento.

b) Acto hı́brido: se asemeja al acto unilateral por el hecho de requerir una


sola voluntad, y al contrato, por el hecho de poner dos patrimonios en
relación.

c) Contrato: si se examina como relación jurı́dica ya constituida.

En el derecho comparado, la validez del autocontrato, como regla ge-


neral, es hoy por hoy indiscutida. Pero por distintas razones, como brindar
protección a los incapaces o evitar que una misma persona represente intere-
ses incompatibles, las legislaciones prohı́ben algunos autocontratos y suje-
tan otros al cumplimiento previo de exigencias o formalidades habilitantes,
ejemplo: art. 412 inc. 2.

2.3.7. El contrato por persona a nombrar y el contrato por cuenta


de quien corresponda
• El contrato por persona a nombrar es aquel en que una de las partes se
reserva la facultad de designar, mediante una declaración ulterior, a la
persona que adquirirá retroactivamente los derechos y asumirá las obliga-
ciones inicialmente radicadas en su patrimonio.

• En el contrato por cuenta de quien corresponda una de las partes ini-


cialmente queda indeterminada o en blanco, en la seguridad que después
será individualizada.

14
3. Principios Fundamentales de la Contratación
3.1. Autonomı́a de la Voluntad
Es una doctrina de filosofı́a jurı́dica según la cual toda obligación reposa
esencialmente sobre la voluntad de las partes. Esta es, a la vez, la fuente y
la medida de los derechos y de las obligaciones que el contrato produce.

Sirve de telón de fondo a la mayorı́a de los principios fundamentales de


la contratación, ası́ como también al sistema subjetivo de interpretación de
los contratos.

3.2. Principio del Consensualismo


El examen del principio del consensualismo contractual consiste en averi-
guar si los contratos surgen a la vida jurı́dica como simples pactos desnudos,
por la sola manifestación de la voluntad interna de las partes (tesis consen-
sualista), o, por el contrario, si es menester, para que los contratos tengan
existencia y produzcan efectos, cumplir con formalidades o ritualidades ex-
ternas al celebrar el acto jurı́dico (tesis del contrato como pacto vestido).

Para ser consecuente con el dogma de la autonomı́a de la voluntad, ha


debido afirmarse la vigencia del principio del consensualismo contractual.
Los contratos quedarı́an perfectos por la sola manifestación de las volunta-
des internas de las partes, ya que cualesquiera exigencias de ritos externos
o formalidades vendrı́an a contradecir la premisa según la cual la voluntad,
todopoderosa y autosuficiente, es la fuente y medida de los derechos y obli-
gaciones contractuales.

Sin embargo, esta proclama es históricamente falsa. A través de los si-


glos, casi siempre los contratos han sido formales.

De acuerdo al CC., son contratos consensuales todos aquellos que ni son


solemnes ni son reales. Pero, éstos contratos, que en Chile se llaman consen-
suales, muchas veces son formales, en cuanto precisan el cumplimiento de
alguna formalidad habilitante, de prueba, de publicidad o convencional.

En nuestro paı́s existen dos grupos de contratos consensuales:


a) Hay contratos propiamente consensuales, que corresponden a la concep-
ción moderna del contrato como pacto desnudo.
b) Hay contratos que siendo consensuales, en cuanto ni son solemnes, ni
son reales, están, sin embargo, inmersos en el universo de los formu-
lismos, pues requieren, para tener plena eficacia, del cumplimiento de
formalidades habilitantes, de prueba, de publicidad o convencionales.

3.2.1. Excepciones y atenuantes al principio del consensualismo


contractual
a) Contratos solemnes: aquellos en que es imprescindible, al celebrarlos, que
las partes respeten los formulismos exigidos por el legislador en atención a

15
la naturaleza del acto jurı́dico, las que varı́an según el contrato especı́fico
del cual se trate.

b) Contratos reales: precisan de la entrega de la cosa sobre la cual recaen,


datio, que tienen que producirse en el instante mismo en que nace o se
concluye el contrato.

c) Formalidades habilitantes: tienen como finalidad brindar protección a los


incapaces. Casi siempre consisten en la necesidad de obtener autorización
para celebrar un contrato. El no acatamiento de la exigencia se sanciona
con la nulidad relativa del acto o contrato.

d) Formalidades de publicidad: son exigidas por el legislador a fin de obtener


la divulgación o noticia a los interesados de haberse celebrado un acto
jurı́dico, ejemplo: notificación, inscripción, subinscripción, publicación.
Sanción: ineficacia del acto, inoponibilidad.

e) Formalidades de prueba: son las exigidas por el legislador para acreditar


en juicio la celebración de un contrato, ejemplo: art. 1708 y 1709 CC.
Sanción: inadmisibilidad judicial de la prueba de testigos.

f) Formalidades convencionales: aquellas pactadas por las partes, y cuyo


ulterior cumplimiento permite que recién el contrato se repute definiti-
vamente celebrado.
El efecto caracterı́stico de estas formalidades consiste en que cualquiera
de las partes puede retractarse o válidamente desdecirse de la celebración
del contrato mientras la forma pactada no se haya cumplido, ejemplo: art.
1802 CC.

3.3. El Principio de la Libertad Contractual


La libertad contractual comprende:

• Libertad de conclusión: las partes son libres para contratar o para no


contratar, y en el primer caso para escoger al cocontratante.

• Libertad de configuración interna: las partes pueden fijar las cláusulas o


contenidos del contrato como mejor les parezca.

La libertad contractual tiene como lı́mite la ley, el orden público y las


buenas costumbres.

La mayor ruptura o deterioro de la libertad contractual, desde el punto


de vista cuantitativo, es el contrato dirigido, donde el legislador fija im-
perativamente las cláusulas más relevantes de ciertos contratos. Se pierde,
entonces, la libertad de configuración interna.

Otras veces desaparece la libertad de conclusión de los contratos, emer-


giendo la figura del contrato forzoso, que cualitativamente representa el ma-
yor deterioro del principio de la libertad contractual.

16
3.4. Principio de la Fuerza Obligatoria de los contratos (pac-
ta sunt servanda)
Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los con-
tratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por
causas legales.

Se ha dicho que, dado el principio general de la autonomı́a de la voluntad,


la fuerza obligatoria cae por su propio peso como subprincipio o corolario
necesario de la misma.

Para consagrar la obligatoriedad del contrato se acude a la metáfora


tradicional de compararlo con la ley, aunque las diferencias entre aquel y
ésta sean palmarias, tanto en la forma como en el fondo.

3.4.1. La Fuerza Obligatoria de los Contratos ante el Legislador


La obligatoriedad del contrato se traduce en su intangibilidad: el contrato
válidamente celebrado no puede ser tocado o modificado ni por el legislador
ni por el juez. Sin embargo, la intangibilidad no es absoluta:

a) En virtud del acaecimiento de circunstancias excepcionales de hecho, el


legislativo suele dictar leyes de emergencia, que implican beneficios a los
deudores, no previstos ni queridos en los respectivos contratos, ejemplo:
leyes moratorias.

b) Normas permanentes, ejemplo art. 1879, 2180, mantención de una rela-


ción contractual que habı́a expirado a la luz del tı́tulo convencional, ej:
prórrogas automáticas de los contratos de arrendamiento de inmuebles
urbanos.
El principio de la fuerza obligatoria no se resiente mayormente, en verdad,
con los reveses o contratiempos de origen legal anteriores. Esto en razón
de que en el caso de las leyes moratorias, transitorias por lo demás, los
hechos trágicos justifican plenamente la excepción, y en le caso de las
leyes permanentes mencionadas, puesto que forman parte del derecho
vigente al instante de contratar.

c) Leyes especiales que modifican contratos en curso; leyes que se dictan


con efecto retroactivo y que vulneran no sólo la fuerza obligatoria, sino
que también los derechos adquiridos por la vı́a contractual. Se argumenta
en este sentido que el legislador carece de atribuciones para modificar los
derechos y obligaciones emanadas de contratos ya celebrados. El acreedor
es propietario de los derechos personales derivados del contrato o de otra
fuente de las obligaciones y este dominio es, para el legislador, intangible
(art. 19 No 24 Const., art. 583 CC.).

3.4.2. La Fuerza Obligatoria de los Contratos frente el Juez


Si bien el que concluye un contrato asume un riesgo, la aplicación inflexi-
ble del axioma “pacta sunt servanda” puede conducir a resultados funestos
e injustos para una de las partes contratantes.

17
Se conoce como teorı́a o doctrina de la imprevisión el estudio de los
supuestos bajo los cuales los jueces estarı́an autorizados para prescindir de
la aplicación del contrato al pie de la letra, y el estudio de las soluciones
posibles al desajuste producido. Estas soluciones son fundamentalmente dos:
la revisión judicial de los contratos y la resolución por excesiva onerosidad
sobrevenida.

• Existen algunas normas legales que permiten en determinadas situacio-


nes concretas, que el juez, si no lo hacen las partes de común acuerdo,
modifique un contrato cuyo cumplimiento de la manera primitivamen-
te estipulada resultarı́a desarticulado frente a las nuevas circunstancias,
como por ejemplo: arts. 2180, 2227, 2003 regla segunda.

• Hay normas legales que expresamente repudian la revisión de un contrato,


ejemplo: art. 1983, 2003 regla tercera.

Pero, prescindiendo de las normas legales particulares que unas veces


autorizan la modificación judicial de un determinado contrato y otras la
desechan categóricamente, el genuino ámbito de la doctrina de la imprevi-
sión corresponde a las situaciones no zanjadas directamente por el legislador.

Los requisitos de admisibilidad de la acción de revisión son:

a) Contrato de ejecución diferida o de tracto sucesivo, cuyo cumplimiento


se encuentre pendiente.

b) Contrato oneroso–conmutativo.

c) Que acaezca un suceso independiente de la voluntad de las partes, im-


previsible al instante de la formación del consentimiento.

d) Que dicho suceso dificulte de manera considerable el cumplimiento de las


obligaciones de uno de los contratantes, no haciéndolo imposible (caso
fortuito o fuerza mayor/extinción obligación), pero transformándolo en
exorbitantemente más dispendioso.

Principales argumentos a favor de la revisión de los contratos por excesiva


onerosidad sobrevenida:

1. Posturas equivocadas:

a) Cláusula “rebus sic stantibus”: las partes contratan en consideración


a las circuantancias existentes al momento de la conclusión del ac-
to jurı́dico, subentendiéndose la cláusula o estipulación tácita de los
contratantes en virtud de la cual la intangibilidad del contrato que-
darı́a subordinada a la persistencia del estado de cosas que existı́an al
momento de la contratación.
→En verdad, si las partes hubiesen vislumbrado y querido la posible
revisión del contrato en caso de cambio o advenimiento de nuevas
circunstancias, lo habrı́an dicho sin ambages.
b) Enriquecimiento sin causa.
→El contrato justifica el enriquecimiento.

18
c) Doctrina del abuso del derecho.
→Corresponde a una manifestación de la responsabilidad civil extra-
contractual.

2. Posturas mejor fundadas:

a) Reglas de la responsabilidad contractual (arts. 1558 y 1547).


• Según el art. 1558, el deudor incumplidor al que no pueda repro-
charsele dolo, sólo responde de los perjuicios directos previstos y no
de los imprevistos.
• De acuerdo al art. 1547 inc. 1 el deudor sólo responde de la culpa leve
en los contratos que se celebran en beneficio recı́proco de las partes,
y existe este tipo de culpa cuando se omite el cuidado ordinario
que las personas emplean en sus negocios propios. En el caso de la
imprevisón el cumplimiento requerirı́a un mayor grado de diligencia
de aquel que la ley exige.
b) Buena fe objetiva (1546): vioları́a la norma que ordena a los contra-
tantes que se comporten de buena fe el acreedor que le exige a su
deudor un cumplimiento mucho más gravoso del previsto al celebrar
el contrato susceptible incluso de arruinarlo. La buena fe en el cum-
plimiento de las obligaciones serı́a de este modo el lı́mite natural de
la regla “pacta sunt servanda”.

Resolución por excesiva onerosidad sobreviniente La parte afectada


por la imprevisión recurre a los tribunales demandando la resolución del
contrato por excesiva onerosidad sobreviniente, pidiendo que el contrato
quede sin efecto. El juez pondera las circunstancias, y, en su caso, pronuncia
la resolución. Pero el acreedor demandado puede enervar la acción ofreciendo
modificar equitativamente el contrato.

3.4.3. La Terminación del contrato o el agotamiento de su fuerza


obligatoria
• Termminación normal: las obligaciones se cumplen totalmente o se extin-
guen por un modo equivalente al pago o se agota por la llegada del dı́a
establecido al celebrarlo (vencimiento del plazo).

• Terminación anormal (art. 1545 parte final):

a) Consentimiento mutuo: Las partes pueden dejar sin efecto el contrato


por mutuo disenso en virtud de una convención llamada resciliación.
Este modo de extinguir las obligaciones, expresión del adagio según el
cual las cosas se deshacen de la misma manera que se hacen, está con-
templado en el art. 1567, inc. 1:
Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en
que las partes interesadas, siendo capaces de disponer libremente de lo
suyo, consienten en darla por nula.
Crı́ticas a esta disposición:
i. Es falso que toda obligación pueda extinguirse por resciliación,
hay convenciones irrevocables (familia).

19
ii. En ciertas situaciones es posible la resciliación unilateral, esto es,
que una obligación o conjunto de obligaciones contractuales pue-
den extinguirse por voluntad de uno solo de los contratantes, ya
sea porque las partes lo hayan pactado las partes al instante de
la formación del contrato o el legislador lo autoriza (desahucio,
contratos intuito personae que reposan en la confiaza recı́proca de
las partes).
iii. Es equivocado definir la resciliación como una convención en vir-
tud de la cual las partes dan por nula una obligación.
b) Causas legales: nulidad, resolución o efecto de la CRT, revocación o
efecto de la acción pauliana, caso fortuito, etc.

3.5. Principio del Efecto Relativo del Contrato


En virtud de este principio, los contratos sólo generan derechos y obli-
gaciones para las partes contratantes que concurran a su celebración, sin
beneficiar ni perjudicar a los terceros. Para éstos últimos los contratos aje-
nos son indiferentes: no les empecen, no los hacen ni deudores ni acreedores.

A diferencia de los CC. extranjeros, el nuestro no consagra de una ma-


nera expresa y general el principio del efecto relativo de los contratos4 . Sin
embargo, ello no ha impedido que la doctrina y la jurisprudencia nacionales
lo admitan sin titubeos.

El principio del efecto relativo (también llamado efecto directo) es otra


consecuencia lógica y necesaria del dogma de la autonomı́a de la voluntad.
Si se predica de la voluntad la capacidad o poder de ser la fuente y medida
de los derechos y obligaciones contractuales, eso sólo puede concretizarse a
condición que haya voluntad; a condición que la persona manifieste su que-
rer interno. Pero quienes nada dicen, los terceros, no pueden verse afectados
por contratos ajenos.

La declinación de estos postulados, en el derecho contemporáneo, surge


desde dos vı́as diversas:

a) Proliferación de excepciones al efecto relativo: casos en que un contrato


crea derechos y obligaciones para un tercero absoluto.

b) Efecto expansivo o absoluto de los contratos, conforme al cual, indirec-


tamente, los contratos pueden beneficiar o perjudicar a muchas personas
que no revisten el carácter de partes; en cuanto hecho, el contrato se
expande o puede expandirse erga omnes 5 .
4
En ámbitos especı́ficos si se establece este principio: transacción (art. 2461), en favor de
los acreedores hereditarios o testamentarios, para quienes los acuerdos entre los herederos
son res inter allios acta; no obligan a los primeros en virtud de los arts. 1340 inc. 2 y 1526
No 4.
5
Cabe advertir que el llamado efecto absoluto del contrato no es propiamente una
excepción, pues no crea derechos u obligaciones para un tercero, sino más bien es invocado
por un tercero o les es opuesto en cuanto hecho.

20
3.5.1. Sujetos concernidos por el principio del efecto relativo de
los contratos
a) Las partes: aquellos que concurren a la celebración del contrato, perso-
nalmente o representados; también son partes, por regla general, y desde
el instante del fallecimiento de los contratantes, los herederos o causaha-
bientes a tı́tulo universal, ya que representan a los contratantes (art.
1097), excepción: contratos intuito personae.

b) Terceros absolutos (penitus extranei ): aquellos que fuera de no participar


en el contrato, ni personalmetne ni representados, no están ligados jurı́di-
camente con las partes por vı́nculo alguno. Frente a ellos, el contrato es
res inter allios acta, no les empece.

– Causahabientes a tı́tulo singular: son quienes suceden a una persona,


por acto entre vivos o mortis causa, en un bien especı́ficamente de-
terminado y no en la totalidad de su patrimonio, ni en una porción
alı́cuota del mismo. ¿Afectan a los causahabientes a tı́tulo singular los
contratos celebrados por el causante o autor con otros sujetos sobre la
cosa o derecho que se transfiere o transmite?
a) Para la mayorı́a de la doctrina la respuesta es afirmativa, debiendo
tenerse a los causahabientes singulares como partes en tales actos,
pero los ejemplos casi siempre dicen relación con la constitución
de derechos reales. Un ejemplo en el ámbito de las obligaciones
personales son las obligaciones ambulatorias o propter rem.
b) Los casos anteriores implican textos legales que directamente dis-
ponen el traspaso de las obligaciones. A falta de norma expresa,
las obligaciones contraı́das por el causante no empecen al causaha-
biente singular.
– Acreedores de las partes que no disponen de preferencias: son terceros
absolutos en los contratos que su deudor celebre con otras personas,
pues estos contratos no generan ni derechos ni obligaciones para los
valistas. Pero indirectamente pueden ser alcanzados por el efecto ex-
pansivo o absoluto del contrato.

3.5.2. Excepciones al efecto relativo del contrato


Se trata de casos donde un contrato crea un derecho o impone una obli-
gación a un tercero absoluto.

• Estipulación en favor de otro


Art. 1449. Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona,
aunque no tenga derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona
podrá demandar lo estipulado; y mientras no intervenga su aceptación ex-
presa o tácita, es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que
concurrieron a él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido ejecu-
tarse en virtud del contrato.

Es un contrato en favor de un tercero, en sentido técnico, solamente aquel


que, realizado válidamente entre dos personas, pretende atribuir un derecho

21
a una tercera que no ha tenido parte alguna, ni directa ni indirectamente,
en su tramitación y perfección, y que, no obstante, logra efectivamente el
atribuir a esa tercera persona un derecho propiamente suyo; derecho que no
puede estimarse como propio del que estipuló tal contrato y cedido luego al
tercero o simplemente ejercido por éste en lugar de aquel. Ejemplos: seguros
de vida, contrato de donación con carga en provecho de un tercero.
Naturaleza jurı́dica de la estipulación en favor de otro:
a) T. de la oferta. Se descompone la estipulación en favor de otro en dos
convenciones: por un primer contrato el prometiente se obliga frente al
estipulante, quien se transforma en acreedor de la esstipulación , y poste-
riormente, el estipulante ofrece su crédito contra el prometiente al tercer
beneficiario. La aceptación de este último forma un asegunda convención
que sirve de antecedente o tı́tulo tranlaticio a la cesión del crédito.
Los principales inconvenientes de esta teorı́a radican en el hecho que el
crédito contra el prometiente inicialmente ingresa al patrimonio del esti-
pulante, pasando a formar parte de la prenda general de los acreedores.
Además, de acuerdo a las reglas generales la oferta caduca por la muerte
o incapacidad del oferente, por ende, si el oferente (estipulante) fallece
antes de la aceptación del tercero no serı́a posible consolidar la operación,
pues la oferta ya estarı́a extinguida.

b) T. de la gestión de negocios ajenos. El estipulante obra como gestor de los


negocios del tercero, como agente oficioso suyo (art. 2286), al obtener el
compromiso del prometiente. Por la aceptación del tercero interesado, se
transforma retroactivamente la operación cuasicontractual en un contrato
de mandato: el estipulante a obrado a nombre y en representación del
tercero.
Esta teorı́a es ficticia, pues, en el hecho, el estipulante actúa a nombre
propio y no como agente oficioso. Además dos caracteres esenciales de
la agencia oficiosa no se encuentran en la estipulación a favor de otro: el
interesado en la gestión de negocios debe cumplir las obligaciones con-
traı́das por el agente si este ha administrado bien el negocio (art. 2290),
pero el tercero beneficiario puede rechazar la estipulación; por otra parte,
el agente oficioso después de iniciada la gestión está obligado a proseguir-
la (art. 2289), en cambio, el estipulante puede revocar la estipulación de
común acuerdo con el prometiente, mientras no acepte el tercero.

c) T. de la declaración unilateral de voluntad. El prometiente adquirirı́a el


rol de deudor del beneficiario por su exclusiva voluntad.
Esta teorı́a desconoce el contrato (señalado en el art. 1449) que media
entre estipulante y prometiente. Además, no permite comprender por
qué serı́a menester junto con la del prometiente, la concurrencia de la vo-
luntad del estipulante, para revocar la estipulación antes de la aceptación
del tercero.

d) T. de la adquisición directa del derecho. Siendo manifiesto el carácter


excepcional de la estipulación en favor de un tercero, no sólo en cuanto
permite crear un derecho a favor de un tercero, sin su voluntad, sino que
también en cuanto permite al estipulante y al prometiente retirar del

22
patrimonio del tercero el derecho que ya habı́a ingresado a éste mientras
el tercero no acepta, lo más lógico es concluir que la figura en estudio es
de carácter original, sin que quepa asimilarla a otras instituciones.

Efectos:

1. Entre estipulante y prometiente: son las partes en el contrato, en general


entre ellos se producen los efectos normales o corrientes de los contratos,
salvo que sólo el tercero beneficiario puede demandar lo estipulado (art.
1449).
No obstante, el ingreso del crédito al patrimonio del tercero desde el
mismo dı́a de la estipulación celebrada en su provecho, el estipulante y
prometiente pueden revocar el contrato, mientras el beneficiario no haya
aceptado expresa o tácitamente.

2. Efectos entre prometiente y beneficiario: el prometiente se encuentra di-


rectamente obligado frente el beneficiario, este tiene acción contra el pro-
metiente, una vez que acepta, expresa o tácitamente, para exigirle el
cumplimiento forzoso de la prestación y/o la indemnización de perjuicios
moratoria o compensatoria.

3. Efectos entre estipulante y beneficiario: jurı́dicamente son sujetos ex-


traños, aunque en la vida real estén estrechamente relacionados.

• La promesa de hecho ajeno


Art. 1450. Siempre que uno de los contratantes se compromete a que
por una tercera persona, de quien no es legı́timo representante, ha de darse,
hacerse o no hacerse alguna cosa, esta tercera persona no contraerá obliga-
ción alguna, sino en virtud de su ratificación; y si ella no ratifica, el otro
contratante tendrá acción de perjuicios contra el que hizo la promesa.

No es excepción al principio del efecto relativo, ya que el contrato no


crea ningún derecho, y menos una obligación a cargo del tercero absoluto.
El único que resulta obligado es el prometiente, quien se compromete a ob-
tener que otra persona acepte efectuar una prestación en favor del acreedor.

• El efecto absoluto o expansivo de los contratos

Al margen de la voluntad de las partes contratantes, a veces un contrato


puede ser invocado por un tercero en su favor u opuesto a un tercero en
su detrimento. En alguna medida, en cuanto el contrato es un hecho, que
como tal existe para todos, en sus efectos reflejos puede alcanzar a terceros
absolutos: no para crear directamente un derecho o una obligación en el pa-
trimonio de ellos, sino en cuanto es factible traerlo a colación, o formular
una pretensión basada en un contrato ajeno.

No es propiamente una excepción al efecto relativo de los contratos, pues


no surge un derecho u obligación directamente para el tercero, sino que éste
puede invocar un contrato ajeno o vérselo oponer en cuanto ese contrato
indirectamente lo afecta en su situación jurı́dica y patrimonial.

23
La premisa de la que hay que partir para referirse al efecto expansivo
de los contratos consiste en que éstos, sin perjuicio de los derechos perso-
nales y obligaciones correlativas que generan para las partes, por sı́ mismos
constituyen una situación de hecho. El contrato es por esencia oponible a
todos, porque nadie puede desconocer el contrato convenido entre otros, ni
puede, por lo mismo, impedir, ni privar, ni discutir a las partes los derechos
y obligaciones que provienen del contrato.

Algunas de las manifestaciones concretas del efecto absoluto de los con-


tratos son:

a) En la quiebras, cuando un acreedor verifica su crédito contra el fallido,


los otros acreedores no podrı́an desconocerlo ni impugnarlo so pretexto
de que deriva de un contrato que no les empece.

b) Casos donde el legislador confiere al acreedor una acción directa que le


habilita a actuar en nombre propio, ejemplo: delegación del mandato (art.
2138), art, 2003 regla quinta.

c) En los casos de convenciones en perjuicio de terceros, el contrato fraudu-


lento celebrado por el deudor con otra persona puede ser atacado por el
acreedor, tercero absoluto en dicho contrato, ejemplo: acción pauliana.

d) Contratos del derecho de familia.

e) Oponibilidad de un contrato por terceros a las partes o viceversa, en


materia de responsabilidad civil extracontractual:

i. Oponibilidad de un contrato por terceros a las partes: inejecución


o incumplimiento de un contrato por una de las partes es invocado
contra ella por un tercero como base fundamental de una deman-
da indemnizatoria en sede extracontractual, ejemplo: vı́ctimas del
derrumbe de una construcción efectuada de manera deficiente.
ii. Oponibilidad de un contrato por las partes a terceros: responsabili-
dad civil extracontractual del tercero cómplice de la violación de un
contrato (“tort of interference”).

3.6. El Principio de la Buena Fe Contractual


Mencionar la buena fe es evocar la idea de rectitud, de corrección, de
lealtad. Se trata de un principio general del derecho que se proyecta en
las más variadas disciplinas jurı́dicas, ejemplo: probidad procesal, derecho
tributario.

3.6.1. Buena Fe Subjetiva


Es la creencia que, por efecto de un error excusable, tiene la persona
de que su conducta no es contraria al Derecho. Es la convicción interna o
psicológica de encontrarse el sujeto en una situación jurı́dica regular, aunque
objetivamente no sea ası́; aunque haya error. Eneste sentido, la buena fe es
una noción justificativa del error.

24
Art. 706. La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio
de la cosa por medios legı́timos, exentos de fraude y de todo otro vicio. (inc.
1)

Algunas manifestaciones de la buena fe subjetiva son:

a) En el campo de los derechos reales, el poseedor a non domino que está de


buena fe es protegido por el ordenamiento; éste disculpa su error, permi-
tiéndole llegar a ser dueño por prescripción adquisitiva ordinaria. Además,
en el caso de reivindicación del verdadero dueño, el poseedor de buena fe
demandado recibe un tratamiento privilegiado respecto a las prestaciones
mutuas.

b) En el derecho de las obligaciones, el monto de las restituciones que debe


efectuar el accipiens que hubiese recibido un pago de lo no debido, viene
determinado por su buena o mala fe subjetiva.

c) En materia de contratos, los pactos de irresponsabilidad en casos de evic-


ción o de vicios ocultos de la cosa vendida, son ineficaces si el vendedor
sabı́a que existı́a la causa de evicción o el vicio redhibitorio.

3.6.2. Buena Fe Objetiva


Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente
obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella.

La buena fe objetiva impone a los contratantes el deber de comportarse


correcta y lealmente en sus relaciones mutuas, desde el inicio de los tratos
preliminares y hasta momentos incluso ulteriores a la terminación del con-
trato.

A diferencia de la buena fe subjetiva, que se aprecia in concreto por el


juez mediante la averiguación de la convicción ı́ntima y personal del sujeto
implicado, la buena fe objetiva se aprecia in abstracto, prescindiendo el juez
de las persuasiones, creencias o intenciones psicológicas de los contratantes
para puntualizar la conducta socialmente exigible de las partes exclusiva-
mente en base de la equidad y a los usos

Como el estándar de la buena fe tiene valor normativo, no sólo por figu-


rar entre la ley (art. 1546), sino por autorizar al tribunal para determinar
los efectos jurı́dicos del contrato en discusión, ampliando, precisando, res-
tringiendo el tero del acto jurı́dico según las circunstancias, resulta que su
aplicación configura una cuestión de derecho.

El estándar de la buena fe objetiva se proyecta por todo el ı́ter con-


tractual, su valor normativo se va precisando de modo casuı́stico según las
circuantancias de cada especie:

a) Tratos preliminares: la buena fe impone ciertos deberes de conducta entre


los negociadores:

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i. Hablar claro: durante esta fase, cada negociador procura represen-
tarse de manera exacta al sujeto con quien se va a vincular y a las
prestaciones que el contrato proyectado harı́a nacer. Los actos e in-
formaciones encaminados a ilustrar al interlocutor deben enmarcarse
en una lı́nea de corrección y lealtad.
ii. Deber de interrumpir las tratativas que le corresponde a quien ad-
vierta que no está en situación de concluir un contrato válido.
iii. Guardar secretos conocidos a raı́z de las negociaciones.

La violación de estos deberes durante las tratativas puede dar origen a


responsabilidad precontractual por culpa in contrahendo.

b) Celebración del contrato: la buena fe impone cierto equilibrio mı́nimo a


las utilidades caracterı́sticas del contrato conmutativo e impone el deber
de redactar la convención con un mı́nimo de precisión.

c) Cumplimiento del contrato:

i. El dolo agrava la responsabilidad contractual (art. 1558).


ii. Desestimación de la demanda de resolución de un contrato fundada
en un incumplimiento de poca monta.
iii. Posibilidad de revisar los contratos en ciertos casos de excesiva one-
rosidad sobrevenida.
iv. Morigeración del sistema subjetivista de interpretación de los con-
tratos.
v. Terminación del contrato y relaciones postcontractuales: aquellas
cuestiones que uno de los contratantes hubiere conocido con moti-
vo o ejecución del contrato celebrado y ejecutado, y cuya difusión
o conocimiento por terceros puedan dañar a la contraparte, deben
permanecer en secreto o reserva.

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