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LEÓN TOLSTOI,

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UN PROFETA POLÍTICO Y EVANGÉLICO

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Antoni Blanch, sj.

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INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 3
1. SITUACIÓN SOCIO-POLÍTICA
DE RUSIA, EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX ....................................... 5
2. EL PENSAMIENTO REFORMISTA
EN LA RUSIA PRE-REVOLUCIONARIA ................................................................ 7
3. EL PENSAMIENTO DE TOLSTOI ANTES DE SU CONVERSIÓN .............................. 9
4. LA VIDA NUEVA DE UN CONVERSO ........................................................................ 12
5. UN OFICIAL DEL ZAR QUE REPUDIA LA GUERRA ................................................. 15
6. UN SOCIALISTA UTÓPICO Y POPULISTA .................................................................. 18
7. TOLSTOI, EL PROFETA ................................................................................................. 22
8. UN PROFETISMO MORAL, POLÍTICO Y EVANGÉLICO ............................................ 24
DOS TEXTOS SIGNIFICATIVOS DE LEÓN TOLSTOI .................................................... 28
NOTAS ................................................................................................................................ 30
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ............................................................................... 31
Antoni Blanch, sj., es profesor emérito de Literatura Comparada de la Universidad
Pontificia Comillas (Madrid). Sus dos obras más recientes son El hombre imaginario: una
antropología literaria (1995) y El espíritu de la letra. Acercamiento creyente en la Literatura
(2002). También ha escrito Nostalgia de una Justicia Mayor (Cristianisme i Justícia,
Cuaderno 132). Es miembro del equipo de Cristianisme i Justícia.

Edita Cristianisme i Justícia, Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


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ISBN: 978-84-9730-308-8 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574
Dibujo de la portada: Roger Torres - Impreso en papel y cartulina ecológicos
Marzo 2013

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INTRODUCCIÓN

El gran escritor ruso que fue León Tolstoi (1828-1910) es hoy univer-
salmente conocido por sus dos monumentales novelas Guerra y Paz
(1869) y Ana Karenina (1878), creadas por él antes de cumplir los 50
años. En cambio, apenas si se conoce su obra posterior, también muy
importante, integrada por más de cien ensayos y algunas novelas cor-
tas; todo ello publicado por él, a partir de 1878 y hasta el final de una
larga vida de ochenta y dos años, con una orientación notablemente
distinta a la de su obra literaria anterior.

Nos interesa ahora comprender cómo y grandes rasgos ya podemos caracterizar


en qué sentido se verificó este gran cam- –anticipando las explicaciones de este
bio y con qué consecuencias. Para ello estudio– como la de un espíritu apasio-
habrá que ahondar, en primer lugar, en nado por mejorar la situación injusta de
el sentido de la gran crisis personal que los trabajadores y campesinos rusos, re-
Tolstoi sufrió, precisamente en el mo- belándose contra los poderes reales que
mento más alto de su éxito literario. la causaban; mientras se sentía por pri-
¿Por qué y cómo le vino una tan dra- mera vez especialmente inspirado por la
mática depresión mental y moral, que le súbita aparición en su conciencia de la
hundió en un tan oscuro sinsentido ni- persona de Jesús y de las revoluciona-
hilista? Afortunadamente, la crisis no rias sentencias de su Evangelio. Ambos
duró mucho tiempo y pronto pudo re- factores, la rebeldía del revolucionario
cuperarse y transformarse en lo que social y su profetismo evangélico, con-
puede llamarse «un hombre nuevo». vergían con tal vigor en su genial talan-
Una vida radicalmente renovada que, a te de escritor y de pedagogo, que bien
3
puede aplicarse a ese Tolstoi radical- rias. Se rodeará de gente de izquierda, y
mente renovado el título de «profeta so- organizará movimientos populares en
cial y evangélico». esta misma dirección reformista. Y lo
En efecto, cuando se leen algunos que resulta todavía más sorprendente
de este centenar de ensayos y artículos en esta evolución de Tolstoi es que todo
de prensa, publicados por Tolstoi desde lo que hace y escribe, desde entonces,
entonces, el lector se encuentra con un está siempre muy profundamente inspi-
autor muy distinto del anterior artista, rado por algunas de las más valientes
el magnífico pintor que fuera de las propuestas del Jesús de los Evangelios,
grandes guerras napoleónicas en Rusia que él mismo traducirá directamente
y de las costumbres superfluas de la del griego al ruso, para difundirlos al
aristocracia zarista, a la que él mismo gran público, movido por una sorpren-
pertenecía. Ahora, en cambio, en esta dente vocación profética.
segunda fase de su vida, se ha converti- Al pretender ahora recuperar aquí lo
do en un autor didáctico y polémico, esencial de este nuevo magisterio tols-
expresando una intensa ansia de refor- toyano, en un momento cultural y polí-
mador social y político. Y mucho más tico, como el de hoy aquí en España y
inclinado a actuar, implicándose en en Europa, en que parece dominar la
proyectos concretos de educación de mediocridad de miras y el individualis-
los campesinos analfabetos y de instala- mo anti-solidario, pienso que la figura
ción de centros sanitarios en los vastos de ese Tolstoi, más revolucionario y
territorios de su propiedad. Se pondrá espiritual, podría también servir de estí-
también a estudiar con renovado interés mulo a las actuales generaciones de
los modernos reformadores sociales ciudadanos perplejos, indignados y
europeos, así como a los pocos pensa- rebeldes, al lado de otros grandes maes-
dores rusos del momento, exiliados en tros morales, por desgracia hoy muy
su mayoría por sus ideas revoluciona- escasos.

4
1. SITUACIÓN SOCIO-POLÍTICA DE RUSIA,
EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Bajo el régimen despótico de los zares, la sociedad rusa vivía todavía


en unas condiciones casi feudales, por la escandalosa distancia que se
mantenía entre la aristocracia y la reducida clase acomodada de terra-
tenientes y comerciantes, por un lado, y la enorme masa de trabajado-
res y campesinos, por otro. No olvidemos que estos trabajadores del
campo (mujiks) todavía eran siervos de la gleba, legalmente hasta
1861, pero de hecho hasta la revolución de 1917.

1.1. Una situación social prendían los zares, en defensa de sus


insostenible fronteras o para conquistar nuevos terri-
torios.
Tampoco Rusia se había desarrollado
industrialmente de forma general y por Después de la larga y paciente vic-
ello no había podido realizarse allí la ne- toria de Rusia sobre Napoleón (1812),
cesaria revolución burguesa, tal como que dejó el país en un calamitoso estado
se había dado en Occidente desde fines de miseria, el militarismo ruso será hu-
del siglo XVIII. Las clases medias rusas, millado en otras dos intervenciones bé-
formadas por profesionales, eran tam- licas, contra los turcos en Crimea (1858)
bién muy escasas y apenas se encontra- –en la que participó León Tolstoi, junto
ban agrupadas en algunas de las gran- a su hermano Nicolás– y la derrota na-
des ciudades del país. Peor aún, esta tan val contra el lejano Japón (1905). Una
asimétrica situación social, de naturale- situación socio-política tan precaria y
za muy injusta, se empeoraba todavía desastrosa para el pueblo, se agravaba
más por las múltiples guerras, que em- todavía por las cada vez más frecuentes
5
manifestaciones de resistencia al régi- 1.2. La desazón de un espítitu
men, que la policía se cuidaba de repri- sensible y lúcido
mir drásticamente. Por lo hasta aquí resumido, ya se puede
La primera rebelión pública de gran imaginar la desazón que experimentaría
resonancia fue la de los «decembristas» un espíritu tan sensible y lúcido como el
de 1825 en San Petersburgo, en la que de León Tolstoi, ante tanto abuso del
participaron por primera vez algunos poder y tantas desgracias del pueblo. Es
nobles, pero que fue rápidamente sofo- cierto que él, todavía muy joven, había
cada por el Zar, exhibiendo a los pocos participado como oficial en alguna de
días en la plaza pública la ejecución de estas guerras; pero tanto le afectó la
sus principales cabecillas. Si bien, lejos crueldad de aquella monstruosa violen-
de terminar con ellos, cada vez se forma- cia, que ahora en su madurez se había
ban más grupos clandestinos, estimula-
consolidado en él una muy firme vo-
dos además por la fugaz segunda revo-
luntad pacifista. Además, cada vez esta-
lución francesa de 1848 (el mismo año
ba más preocupado por aliviar la terri-
en que aparecía en Inglaterra el «Mani-
ble injusticia que pesaba sobre la vida
fiesto comunista» de Marx y Engels) y
de tantos millones de pobres trabajado-
animada, años más tarde, por la expul-
sión del segundo emperador francés, res rusos. Y precisamente ahora, ya su-
Napoleón III, seguida por la muy sinto- perada la profunda crisis personal, se
mática revolución callejera de París («la sentía del todo decidido a entregar su vi-
Comuna») en 1871. Por cierto, que en da por esta gran causa política, en dos
esta segunda derrota del tercer Napo- direcciones: contra la violencia física y
león había intervenido muy eficazmen- contra la injusticia social.
te el Zar con su poderoso ejército ruso. Por suerte, no hay que esforzarse
Pues bien, todos estos movimientos mucho para hallar datos que confirmen
políticos se vivían en Rusia con especial estos nuevos planteamientos vitales. En
interés no sólo entre los políticos sino uno de sus libros más interesantes de es-
también por los intelectuales, en la uni- te período, Mi confesión (1882), él mis-
versidad o en los círculos literarios de mo nos permitirá conocer de primera
escritores, que se atrevían a expresar sus mano el itinerario personal en que se fue
inquietudes o esperanzas, según fueran gestando esa vocación tan altruista y
más conservadores (es decir nacionalis- trascendente. A esta confesión acudire-
tas, eslavófilos y cristianos ortodoxos) o mos en seguida; pero antes conviene to-
más progresistas (reclamando más liber- davía completar algunos datos más, re-
tades cívicas, según el modelo de las de- sumiendo el panorama intelectual de
mocracias republicanas de Occidente). carácter reformista y aun revoluciona-
Existía además un tercer sector minorita- rio, que ilustraba a los pensadores y es-
rio, pero más revolucionario, anárquico critores rusos de aquel momento, disi-
y nihilista, con sus comandos terroris- dentes de la doctrina oficial, entre los
tas, que cometían atentados y llegaron que ciertamente se encontraba el propio
en 1881 a asesinar al zar Alejandro II. León Tolstoi.
6
2. EL PENSAMIENTO REFORMISTA EN LA RUSIA
PRE-REVOLUCIONARIA

Entre los autores ilustrados europeos que más se leían por entonces
en Rusia, cabe destacar a Rousseau, Diderot, Kant y Hegel, todos ellos
proponiendo, muy racionalmente pero también con un espíritu bastan-
te utópico, nuevas formas de vida en común para la humanidad, mode-
los de sociedad en los que predominarían la libertad y la solidaridad, y
por ello frontalmente opuestos a toda tiranía política de régimen feudal.

2.1. Los intelectuales que pueblo ruso. Su influencia en el “popu-


influyeron en Tolstoi lismo” de Nicolás Chernichevski es evi-
dente, aunque éste último inculcará a
Entre los intelectuales rusos (en el exi-
sus seguidores, como prioritario, el va-
lio o en la clandestinidad) que más in-
lor de la compasión religiosa. Pues bien,
fluyeron en Tolstoi, recordemos a Visá-
estos tres autores eran los que Tolstoi
rion Bielinski, socialista de la izquierda
leía con gran interés e influirán mucho
hegeliana y maestro moral, que promo-
en su pensamiento.
vía desde Londres, la crítica activa con-
tra el sistema. Otro de los pensadores, De corte mucho más revoluciona-
también exiliado y tal vez el más influ- rio, conviene citar todavía a los autores
yente de todos, fue Alexander Herzen, del anarquismo ruso Bakunin y Kro-
mucho más liberal y anti-hegeliano, potkin, discípulos del francés Proudhon
socialista utópico muy crítico ante la en sus propuestas más radicalmente
burguesía occidental. Él promovía cam- ácratas y libertarias. Y entre sus segui-
bios radicales y con urgencia, pero rea- dores rusos más extremistas, recorde-
lizados siempre con moderación y res- mos sólo los nombres de los nihilistas
petando los valores más genuinos del y terroristas Nekrásov, Pisárev y Ne-
7
txáiev, que serán acertadamente califi- con crudeza la miseria de los pobres,
cados de “demonios” por Dostoievski, con el fin de suscitar la compasión,
en su novela Los Poseídos (1871). Por como fue el caso, en los años 1840, de
cierto que tanto el terrorismo como so- Nicolás Gógol en sus famosas narracio-
bre todo el pensamiento nihilista estu- nes Almas muertas o El capote, la ge-
vieron ya muy vivos en muchos jóvenes neración siguiente (décadas 1860-
rusos progresistas, desde las décadas de 1870), más conscientes de la trágica
1830 y 1840 bajo el terrible reinado de situación que se vivía en Rusia, crearon
Nicolás I. Desde su frustrada manera obras también de gran valor, que repro-
de vivir la imposible libertad romántica, ducían con fuerza la angustia de algu-
aquellos jóvenes se abandonaron al sin- nos personajes y la dramática tensión
sentido de la existencia, renegando de con que se oponían al sistema social
los valores tradicionales y acabando en establecido. Recordemos, en este senti-
el suicidio o en el crimen terrorista. do, sólo a tres grandes autores contem-
poráneos de Tolstoi: Iván Turguénev,
con su Padres e hijos (1862), Fiodor
2.2. Una literatura comprometida Dostoievski con Memorias del subsuelo
(1864) además de Los poseídos (1871),
Y es interesante añadir que todos estos y Antón Chéjov, con El tío Vania
tipos ideológicos fueron reproducidos, (1902), por ejemplo. Hasta llegar al fin
como caracteres literarios, en algunas de siglo con el establecimiento oficial
novelas y obras dramáticas de los gran- marxista del «realismo socialista», re-
des autores rusos de la época. presentado por Maxim Gorki en obras
Después de los primeros escritores como La madre (1902) y Bajos fondos
«realistas sociales» que habían narrado (1917).

8
3. EL PENSAMIENTO DE TOLSTOI ANTES DE
SU CONVERSIÓN

Como ya dije, para recuperar los principales datos de esta notable evo-
lución de Tolstoi, van a servirnos en primer lugar sus otros textos auto-
biográficos. Sin embargo, antes de acudir a su Confesión, redactada
después de su gran crisis, vamos a asomarnos al diario personal que
el joven Tolstoi comenzó a los siete años (!) y fue manteniendo duran-
te toda su vida.

3.1. La sensibilidad de como una amenaza que le asusta y le


un huérfano provoca la angustia del absurdo de la
existencia.
En los primeros capítulos de este diario,
que será publicado años después (en También por entonces comenzó a
1852) con el título de Infancia, adoles- experimentar el joven Tolstoi una pro-
cencia y juventud, ya puede intuirse al funda pena por la forma como, en aque-
futuro gran escritor, en la forma muy llas familias aristocráticas, los amos tra-
precisa de contar aquellas sus primeras taban a los servidores, imponiéndoles a
experiencias y reflexiones. Llama la veces humillantes castigos corporales.
atención, por ejemplo, la honda pertur- Destaca en esta autobiografía el
bación que experimenta este niño al modo como va despertándose en él la
confrontarse con el desgarrón afectivo conciencia de ser engañado por sus
que supuso para él la temprana pérdida maestros y aun por los sacerdotes que
de su madre y de su padre. Desde aque- pretenden instruirle. Ya está en germen
llos primeros años el fantasma de la el inconformista y el rebelde que será
muerte no dejará de rondar su mente, durante toda su vida.
9
Finalmente, es también muy notable religiosas ortodoxas. Como él mismo
la avidez de lectura que Tolstoi mani- escribe, le gustaba leer a Voltaire y sus
fiesta en edad tan temprana, devorando bromas contra la Iglesia.
los grandes autores rusos pero también
los europeos, como Homero, Dickens,
Dumas o Stendhal, y por encima de 3.3. ...y paz
todos ellos su adorado Rousseau, de Por fortuna, a todas estas alborotadas
quien leerá en francés los 24 volúmenes vivencias seguirán unos años de tran-
de sus obras. En adelante este filósofo quilidad y de felicidad personal, al ha-
ilustrado será el que más va a influir en berse instalado en la placidez de su fin-
su pensamiento, tanto por su forma de ca de Yásnaya Poliana, lejos de Moscú,
entender el amor, o por sus métodos después de haberse casado con la joven
de educar a la juventud, como por sus princesa Sofía Bers, con la que empren-
objetivos más universales de confiar derán, juntos e ilusionados, la creación
plenamente en la Naturaleza y de pro- y educación de una gran familia. Tam-
mover la deseada igualdad de todos los bién es por entonces cuando León Tols-
humanos. toi podrá realizar su proyecto de escri-
bir las dos ya citadas grandes novelas,
que le procurarán una merecida fama
3.2. Guerra...
universal. Largos años de estudio y de
A los dieciocho años, pues, nuestro autor intenso trabajo creativo, en los que este
parece ya bien equipado para enfrentar- genial escritor, ayudado por su esposa,
se con la vida, aunque no acertará a pudo ver realizado su sueño literario,
controlar sus pasiones, y experimentará sin dejar por ello de participar en la
durante algunos años todo tipo de desór- educación de sus hijos y de ir cono-
denes morales y desmadres violentos, ciendo en directo la situación real de los
hasta que oportunamente se refugiará campesinos que trabajaban y padecían
en el ejército del Cáucaso, sometiéndo- en sus tierras.
se a una rigurosa disciplina.
Pronto estallará, sin embargo, la gue-
rra contra los turcos y esta nueva terri- 3.4. La conversión
ble experiencia de violencia mortífera En los primeros capítulos del ya men-
de hombres contra hombres, le produci- cionado libro Mi confesión, volverá el
rá tal repugnancia que le hará abando- autor, quince años más tarde, a evocar
nar la milicia y le convertirá en uno de estas dos fases de su itinerario personal,
los adalides de la no-violencia y en uno muy cambiado ahora, después de haber
de los opositores más firmes al servicio padecido aquella terrible crisis existen-
militar obligatorio. Por lo que luego di- cial, su desesperada «bajada a los
ré, es oportuno recordar que, en todos infiernos», y de haber salido de ella
estos años de fogosa juventud y desde transformado en un hombre nuevo. Es
que frecuentó la universidad de Kazán, precisamente esa conversión, de carác-
Tolstoi había abandonado sus creencias ter también claramente religioso, la que
10
le moverá a escribir la confesión retros- ramente que delante de mí no había
pectiva que ahora voy a comentar. nada más que la muerte. Yo, hombre
Aciertan algunos antropólogos cul- fuerte y feliz, sentía que ya no podía
turales cuando enseñan que los héroes vivir. Una fuerza invencible me
de mitos y leyendas antiguos no llegan arrastraba a despojarme de la vida
a alcanzar su pleno protagonismo hasta […] Yo no diré que quería matarme.
que no han pasado antes por una terri- La fuerza que me arrastraba más
ble prueba personal. Salvando las dis- allá de la vida era más poderosa
tancias, éste parece haber sido el caso que yo; era una aspiración semejan-
de León Tolstoi, antes de entrar en esta te a mi antigua aspiración a la vida,
nueva fase de héroe rebelde. Un acon- solamente que en sentido inverso.
tecimiento ciertamente muy oscuro y Debía emplear la astucia conmigo
complejo, que ahora no es posible para no ceder demasiado pronto a
explicar en detalle. Aunque, para dar ello. Y he aquí que el yo, hombre
alguna idea de ello, recojo a continua- feliz, me escondía a mí mismo la
ción la síntesis que hace el propio cuerda, para no colgarme de una
héroe, resumidas por su amigo, Romain viga, entre los armarios de mi habi-
Rolland, en la biografía que le dedicó al tación, en la que todas las noches
año de su muerte.1 me quedaba solo para desvestirme.
[…] Me parecía que mi vida era una
«Yo tenía cincuenta años, amaba y farsa estúpida que me era represen-
era amado, tenía buenos hijos y gran tada por alguien. ¡Cuarenta años de
hacienda, la gloria, la salud, el vigor trabajo, de penas, de progreso, para
físico y moral; era capaz de segar ver que no hay nada! Nada. De mí
como un aldeano; trabajaba diez no quedará más que podredumbre
horas sin fatigarme. Bruscamente mi y gusanos. […] Y lo peor es que no
vida se paró. Podía respirar, comer, podía resignarme. Me asemejaba a
beber, dormir. Pero no vivía. No un hombre perdido en el bosque,
tenía ya deseos. Sabía que nada sobrecogido de terror porque se ha
había que desear, ni siquiera el co- extraviado y que corre por todos los
nocimiento de la verdad; la verdad lados sin poder detenerse, aun a
era que la vida era una insensatez. sabiendas de que a cada paso se
Había llegado al abismo y veía cla- extravía más…»

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4. LA VIDA NUEVA DE UN CONVERSO

Habiéndose calmado esas angustias de muerte, León Tolstoi se pone


a buscar, desde lo más profundo del abismo, nuevos cauces para sus
deseos de vivir y de encontrar por fin el sentido de la existencia.

4.1. El sentido de la vida flexiones. Pues ya ha descubierto en


ellos que, dentro de su penoso confor-
Sin salirnos de Mi confesión, él se pre-
mismo, no deja de estimularlos la fe re-
gunta: «¿Por qué tanta gente puede vi-
ligiosa en un Dios que salva y da senti-
vir sin conocer el verdadero sentido de
do al sufrimiento:
su vida?». Y responde indicando que tal
vez no han acertado a buscarlo donde «Descubrí entonces que la fe del pue-
realmente se halla. blo es una especie de conocimiento
Unos se equivocan al conformarse que les permite vivir en paz.»
con ignorarlo; otros lo buscan en el pla-
cer o en el poder o en la fuerza física; o Según él, no es precisamente la idea
se contentan con seguir encerrados en del Dios de los teólogos la que les sal-
su pequeño círculo de seguridad y de va, sino esa misteriosa realidad de Vida
sumisión. Y es interesante ver cómo infinita de la que se sienten agraciados
Tolstoi se detiene en este último caso, «porque no hay vida sin Dios» (cap.
porque piensa que es precisamente lo XII).
que ocurre en la mayoría de los campe- Desde esta convicción se pone a es-
sinos rusos, a los que desde ahora ten- tudiar lo que debe ocurrir en otras reli-
drá siempre presentes en todas sus re- giones, también muy extendidas popu-
12
larmente, y concluye que, en esas otras en 1901. El desencadenante de esta gra-
inmensas masas humanas de humilla- ve sanción será, curiosamente, una de
dos y ofendidos, también es la fe en el sus últimas grandes novelas, Resurrec-
Dios de la Vida la que los salva. Así lo ción (1899), en la que intenta expresar
vive el propio Tolstoi, en los frecuentes parabólicamente su propio regreso a la
encuentros con sus propios campesinos, fe cristiana. Se trata, en efecto, del rela-
al acompañarles en largas horas de ora- to de la conversión de un supuesto prín-
ción y en otras prácticas religiosas orto- cipe ruso, que había sido gran pecador,
doxas, sintiéndose él mismo en una re- y que ahora le toca juzgar en el alto tri-
confortante comunión con millones de bunal a una chica de la que él abusó y
gentes del pueblo. abandonó hace diez años. El tribunal
Reconoce, por otra parte y cada vez ahora la acusa injustamente de asesina-
con mayor claridad, que es precisamen- to y la condena a cadena perpetua en
te el orgullo y el afán de riquezas de tan- Siberia. El príncipe que no ha podido
tos hombres poderosos e ilustrados lo hacer nada para absolverla, está ahora
que les aparta del sentido hondo de la profundamente conmovido y arrepenti-
existencia, como ha sido también su ca- do. Para conseguir su perdón, él mismo
so. Y por ello como desde entonces no la seguirá al penal, hasta que por fin ella
dejará nunca de repetir que éstas son le perdona por amor. Por su parte él,
exactamente las ideas que Jesús propo- como penitencia por sus desórdenes,
ne con claridad en su Evangelio.2 renunciará a todos sus bienes y a su fa-
Además, Tolstoi, en estado de rebel- milia, para vivir una vida de anacoreta,
día permanente contra los abusos de los meditando largamente el Evangelio.
poderes públicos, se indigna, en su con-
dición de nuevo converso, ante la forma
que tiene la Iglesia Ortodoxa de enten- 4.3. «Resurrección política»
der y explicar la fe cristiana, denun- Adviértase que esta novela no describe
ciando su rigor dogmático y su adhesión sólo una «resurrección religiosa», sino
oficial al régimen político dominante. también una «resurrección política»;
Posturas que son para él del todo anti- una transformación radical de este aris-
evangélicas (cap. XIV-XVI). tócrata en su manera de comprender a
las víctimas del poder político, pues al
visitar el penal siberiano, él ha podido
4.2. «Resurrección religiosa»
tratar con algunos de los obreros revo-
Ahora bien, todos estos nuevos senti- lucionarios, castigados ahora, a quienes
mientos religiosos, y otros semejantes, el príncipe llega a respetar y admirar por
que mantendrá Tolstoi hasta el final de su decisión de sacrificarse por la causa
su vida, resultan muchas veces racio- contra la injusticia. Se captan además en
nalmente imprecisos y rozarán a veces esta novela una serie de claras denun-
la heterodoxia. Por esto, el Sínodo Or- cias sociales y políticas, contra la co-
todoxo ruso no tardará en amonestarle y rrupción de los tribunales de justicia,
acabará por imponerle la excomunión contra los abusos de la clase alta sobre
13
sus servidores, o contra la inaceptable puesto que el mandamiento prioritario
crueldad de los castigos penales, y con- es el de amarse siempre como herma-
tra la pena de muerte sin apelación, etc. nos, hijos del mismo Padre.
Todo lo cual para Tolstoi está directa- Pues bien, para conseguirlo, tal co-
mente relacionado con su auténtica con- mo el mismo Tolstoi está esforzándose
versión al Evangelio de Jesús, que exi- en su propia existencia todavía desor-
ge en nombre de Dios, la renuncia a la denada, hay que liberarse sobre todo de
violencia, propone el amor mutuo, el esa injusta prepotencia que todavía
perdón y la misericordia. mantienen los amos sobre sus siervos.
Por ello, al final de este famoso libro,
insiste el autor en que hay que luchar
4.4. El Reino de Dios está entre contra el orgullo e irse desprendiendo de
vosotros todos los bienes superfluos, además de
Todo ello vuelve a estar presente en otro evitar siempre la mentira. Y para domi-
ensayo, publicado por Tolstoi en 1893, nar estas pasiones, aconseja además el
con el título El Reino de Dios está entre ayuno y la sobriedad en todo, así como
vosotros, donde vuelve a insistir en el el trabajo en el campo con los campesi-
precepto evangélico de no devolver nos. Sólo así este Reino de Dios, que ya
nunca mal por mal, sino resistirse siem- ha llegado, logrará establecerse en este
pre a dañar al prójimo, aun al enemigo, mundo perverso.

14
5. UN OFICIAL DEL ZAR QUE REPUDIA LA GUERRA

El conde León Tolstoi, en efecto, siguiendo el ejemplo de su hermano


mayor Nicolás, que era capitán de los húsares, se alistó voluntario al
ejército del zar, a los 23 años, y tuvo que luchar en la campaña de
Crimea, de la que salió con el grado de teniente. Pero, fueron tan horri-
bles las experiencias de muerte que vivió en la contienda, que aban-
donó para siempre la milicia, en contra de una tradición de ilustres mili-
tares en la familia, entre los que un Tolstoi llegó a ser general en las
guerras contra Napoleón.

Este rechazo de Tolstoi fue tan profun- nicas en Rusia. Recuérdese que a lo lar-
do que, desde aquel momento, no deja- go de este relato, el autor interviene per-
rá nunca de expresarlo en privado y en sonalmente en el texto, con una cierta
público, sobre todo en sus escritos. frecuencia –incisos que molestan a al-
gunos lectores ingenuos– para expresar
su opinión sobre los hechos narrados.
5.1. Un ensayo sobre la guerra
Tolstoi no quería que se considerase es-
Muy poco después de aquellas terribles ta su obra maestra como una novela más
experiencias, publicará los tres volúme- sobre la guerra; más bien la concebía
nes de Sebastopol (1854-1855) sobre la como un «ensayo épico», con hechos y
sangrienta defensa de Crimea. Y ya ins- personajes históricos y ficticios, acom-
talado pacíficamente en Yásnaya Po- pañados siempre por las reflexiones po-
liana, se entregará a redactar la monu- líticas y morales del autor. Además, fiel
mental obra Guerra y Paz, dedicada a su creciente preocupación por el pue-
precisamente a las campañas napoleó- blo, este novelista filósofo no aceptaba
15
que los personajes de tan extensas cam- sociales, nos lo ofrecen, por ejemplo,
pañas militares, los generales o los polí- las conversaciones que mantienen, en
ticos (ni siquiera Napoleón, Alejandro I una prisión de guerra francesa, el cam-
o Kutúzov) fueran de hecho tenidos co- pesino miliciano Platón con el inte-
mo los principales protagonistas de es- lectual rebelde Pierre Bezukov.3 Al
tas gestas, sino que lo fueron, antes que tratarse, más en general, de tantos per-
nadie, las grandes masa de aldeanos y sonajes siempre expuestos a la muerte,
soldados, ya que fueron ellos los que Tolstoi hace brotar en ellos unos hon-
más personalmente participaron en las dos sentimientos muy humanos, pero
acciones y más directamente padecie- también religiosos, que nunca había ol-
ron los desastres de tanta guerra. Sobre vidado en aquella fase intermedia de su
todo aquella masa inmensa de campe- vida. Véase, por ejemplo, lo que pien-
sinos rusos a quienes se les había obli- sa el príncipe Andrés, herido de muer-
gado a convertirse en carne de cañón. te en el campo de batalla:
Seres anónimos, ciertamente para la his-
toria, pero que sin duda fueron, junto «…el amor oculta la muerte [por-
con sus familias, los verdaderos héroes que] el amor es Dios y morir signi-
de todas aquellas gestas. fica que yo soy un átomo de este
amor, que vuelve al general y eterno
manantial.»4
5.2. Proximidad con los que
sufren
5.3. La guerra innecesaria
Tolstoi así lo entiende y, desde su inso-
bornable afán pedagógico, desea hacer- Ahora bien, al estar trabajando nuestro
autor tan asiduamente sobre la guerra,
lo entender a sus lectores. Y todavía re-
no podía dejar de preguntarse por las
sulta más admirable que, este rebelde
causas de un crimen tan horrendo y
anti-belicista, acierte a comunicar sus
universal. Por ello dedicará a esta tan
ideas de manera serena, benévola y
grave cuestión muchas de sus interven-
compasiva. Sin proclamas ideológicas,
ciones en esta novela Guerra y Paz,
sino tratando con respeto a todos sus incluido todo el epílogo de más de 80
personajes que sufren, a los milicianos páginas. Y ante la imposibilidad de res-
campesinos, tanto como a los soldados ponder a una pregunta tan trascenden-
de uno y otro bando, a la tropa y a sus tal, seguirá cuestionándose por qué al-
oficiales que también sufren, a las gen- gunos escritores llegan a entender la
tes más pobres de las aldeas, tanto co- guerra como necesaria y por lo tanto
mo a las familias de clase alta…, todos justa. Desde esta perplejidad, reprocha
ellos, a su manera, víctimas del negro Tolstoi a los autores de novelas bélicas
ogro de la guerra. que ni siquiera se lo hayan cuestionado,
Un ejemplo admirable de esa proxi- y rechaza además a los historiadores
midad de los seres humanos en la des- modernos, que admiten la necesidad de
gracia, por encima de sus condiciones la guerra, siguiendo el principio darwi-
16
niano de la fatalidad que pesa sobre la predicando el control sobre las pasio-
especie humana de tener que eliminar al nes, que son la causa de todo mal mo-
adversario para sobrevivir. ral. Él mismo propone e intenta practi-
Años más tarde y ya después de su car la privación de estímulos nocivos,
conversión, impugnará Tolstoi esa «fa- exigiéndose la mayor austeridad posi-
talidad de la guerra», atribuyéndola no ble. Inspirado ya, como estaba, en el
al instinto sino al orgullo, como causa Evangelio de Jesús, que nos desvela que
libre y principal de este crimen. Pues el la paz entre los mortales sólo se alcan-
orgullo es la más horrenda de las pasio- za venciendo al yo prepotente, por el
nes humanas, que al ser libremente con- olvido de sí (la humildad) y la práctica
sentida, genera las pasiones no menos habitual de la misericordia y el amor fra-
mortíferas de la envidia y el odio para terno, aun hacia el enemigo.5
reforzar su satánica fuerza destructiva, Entre los seguidores de este rebelde
tal como explica el mito bíblico del cri- pacifista que fue Tolstoi, recordemos
men de Caín contra Abel. a Gandhi, todavía joven abogado en
África del Sur, que leía sus escritos y es-
cribió varias veces al autor, manifestán-
5.4. El control de las pasiones
dole una plena adhesión a su programa,
Así, hacia el final de su vida, habiendo que él más adelante y ya en la India,
consolidado su rechazo a toda violencia frente al Imperio británico, irá desarro-
(física, moral o estructural) iniciará llando a su manera (Ahimsa) más fiel
Tolstoi un proceso personal, y una cam- a la tradición hindú de purificación y
paña pública, de palabra y por escrito, auto-sacrificio.

17
6. UN SOCIALISTA UTÓPICO Y POPULISTA

León Tolstoi propiamente no fue un político, sino un hombre muy com-


prometido con la sociedad de su tiempo; un reformador y un pensador
moral especialmente interesado en la idea de justicia en todas sus
manifestaciones.

Fue además un activista y un magnífico 6.1. Un socialismo del amor


propagandista, gracias a su admirable
El pensamiento socialista occidental fue
dominio de la palabra escrita. Este inte-
rés por lo político, en el sentido más no- sin duda el que más le interesó, gracias
ble y genérico de la palabra, le llevó a sobre todo a las enseñanzas que se di-
informarse con cuidado sobre los prin- fundían en Rusia por algunos escritores
cipales sistemas políticos y económicos en el exilio, como Bielinski o Herzen.
que prevalecían en su época, en Rusia y Si bien Tolstoi nunca aceptará del todo
en el resto de Europa. Tenía también fre- el socialismo “científico”, propugnado
cuentes conversaciones con socialistas por Marx y Engels, por su carácter
que regresaban de Europa, algunos de materialista y en exceso revolucionario,
ellos contratados por él como precepto- sin excluir la violencia física en la lucha
res de sus hijos. Su intención dominan- de clases. Esto último es lo que más le
te en toda esta imponente actividad per- molestaba de Marx, que siempre incita-
sonal era la de poder hallar los medios ba al odio y a la voluntad de poder y que,
y los remedios más aptos para reformar en cambio, nunca se hallaba en sus
el régimen de monarquía absoluta que escritos la palabra amor fraterno, sino
dominaba entonces en Rusia. sólo un vago amor a la libertad o a la
18
ilusoria esperanza de una sociedad sin pueblo en pequeñas sociedades de tra-
clases. bajadores (las comunas) y en cooperati-
vas laborales, en las que se preservaba
«Lo que siempre me ha sorprendido la dignidad y libertad de los individuos.
en los escritos de Marx es que no se Tolstoi, en efecto, lo propondrá para los
halla en ellos ninguna idea de amor; trabajadores rusos del campo (como
todo es odio, ambición y voluntad de ampliamente consta en su ensayo El fin
poder […] todas estas bajas pasiones del siglo); si bien era un programa que
se enmascaran bajo el pretexto de un también proponían los movimientos
amor al pueblo abstracto e imposi- “populistas”, con los que él se encon-
ble.» (Diario, 13 febrero 1907) traba más en sintonía.
Aunque, no por ello dejará de acep- Otra de las manifestaciones del espí-
tar algunos elementos importantes de la ritu socialista anti-capitalista de Tolstoi
doctrina marxista, como la necesaria re- son los duros juicios morales que formu-
cuperación del valor Trabajo sobre el laba contra el sistema burgués y liberal
engañoso valor Dinero.6 Bien conoce- de Occidente. Las dos únicas veces que
mos la permanente lucha que Tolstoi él había viajado por Europa, por Fran-
mantendrá contra los abusos de los lati- cia, Inglaterra y Suiza, volvió muy de-
fundistas (y de toda propiedad privada sengañado por el estado de aquellas so-
a gran escala) que pesaba dolorosamen- ciedades y de sus sistemas democráticos.
te sobre tantos millones de campesinos
rusos. También serán muy claramente «La situación real de aquellos pue-
socialistas y revolucionarios algunos de blos que presumen de autogobernar-
sus libros escritos hacia el fin de su vida, se (democracia) no son más que el
como La esclavitud de nuestro tiempo resultado de complicadas luchas e
(1900) o A la clase trabajadora (1902). intrigas entre partidos por la lucha
Y es curioso comprobar que entre las de poder, junto con la inagotable sed
obras inacabadas que se hallaron des- de poder de algunos individuos muy
pués de su muerte, hay una, de carácter ricos…»
crítico, titulada Sobre el socialismo «El régimen de sufragio universal
(1910), publicada póstumamente. contagia el ansia de poder al multi-
plicar los centros y los individuos
que lo detentan.»
6.2. Un socialismo místico
También decía escandalizarse por el
Creo, pues, que el pensamiento político régimen de vida que llevan en Europa
de Tolstoi, a pesar de sus grandes reser- tantos burgueses ricos, que malgastan el
vas, fue básicamente socialista, si bien capital en carísimas obras de arte y en
más del tipo «socialismo utópico», si- fiestas exhibitorias del lujo. El gran re-
guiendo muy parcialmente la corriente chazo que Tolstoi mostraba al final de
histórica de Saint-Simon, Fourier, su vida contra el arte y la poesía (la de
Owen, y otros; como por ejemplo, cuan- Shakespeare, por ejemplo) fue debido al
do coincide con la teoría de reagrupar el hecho de que para los burgueses el arte
19
se había convertido en una mercancía. jes o cristianos disidentes, todos muy
Su disgusto por Shakespeare se debió sensibles ante tanta desgracia. Reinaba,
además por el exceso de juegos lingüís- además, en todos ellos un gran respeto
ticos del genio inglés. por la cultura popular y los valores tra-
Pero, además de todas estas conver- dicionales eslavos y, por consiguiente,
gencias y disidencias, el socialismo pro- un gran cuidado también por conservar
fundo de Tolstoi tenía una raíz religiosa la religión del pueblo.
trascendente, más que utópica, evangé- Pronto asumió el liderazgo de estos
lica, al creer firmemente en la fraterni- movimientos el pensador Nicolai Cher-
dad humana que Dios promete. Por ello nichevski, que se hizo famoso por su li-
llegó a anotar en su diario que: bro ¿Qué podemos hacer?, donde seña-
laba de forma concreta algunas líneas
«Este socialismo es una mínima
para reaccionar a corto plazo ante tanta
aplicación del cristianismo, al cual
miseria social. Hombre sencillo y ho-
[el marxismo] es infiel por su grave
nesto, era también un buen organizador;
falta de moral.» (31 de julio de 1905)
predicaba una reforma no sólo social
Si aplicamos al caso Tolstoi la lúci- sino también moral, a base del propio
da distinción de Albert Camus entre re- sacrificio y de una creciente solidaridad
volución y rebeldía,7 sin duda nuestro pacífica. Obviamente, este populismo no
hombre no habría sido un revoluciona- podía convertirse, entonces en la Rusia
rio ansioso de poder, sino un auténtico zarista, en un partido político, ni hoy pa-
«hombre en rebelión», de manera cons- ra nosotros tampoco equivaldría a lo que
tante y hasta heroica. Disidente, pues, entendemos, despectivamente, cuando
del socialismo occidental revoluciona- tildamos a un político de “populista”, es
rio, como también lo había sido del decir de demagogo y muy de derechas.
anarquismo nihilista ruso, este viejo re- Pues bien, la rápida propagación en
belde se acercará ahora a un nuevo mo- tiempos de Tolstoi de estos grupos re-
vimiento ruso reformista, el populismo. cogía una vez más el profundo malestar
y la indignación que mucha gente vivía,
así como la urgente necesidad que sen-
6.3. El «populismo» ruso
tía de reaccionar contra aquella triste si-
En efecto, hacia mediados del siglo XIX tuación. Esto explica también por qué el
surgieron en Rusia una serie de movi- propio Tolstoi fue en seguida muy favo-
mientos de base, poco organizados, rable a este movimiento, que además se
en defensa de tantos compatriotas en interesaba por la educación de los cam-
situación de pobreza extrema o de mar- pesinos, y hacía converger una intensa
ginación legal. En su origen estaban preocupación social con una creencia
inspirados en los escritos de tipo socia- cristiana, que en algunos casos tomaba
lista-humanista, que enviaba Alexander visos apocalípticos. Tolstoi, sin llegar a
Herzen desde el exilio, y estaban for- estos extremos, creía y repetía en públi-
mados por no pocos intelectuales revo- co, como ya he señalado, que sólo ven-
lucionarios, nobles arrepentidos y mon- ciendo el orgullo y las pasiones podría
20
surgir un orden humano universal más surgieron las discrepancias con Cherni-
sano y más justo. Pues bien, esto fue lo chevski y su alejamiento del populismo,
que los marxistas rusos reprocharían a por resultarle excesivamente conserva-
los populistas, y el propio Lenin llegó a dor y poco audaz en la lucha contra el
censurar a su admirado Tolstoi, por esas Estado político. Y resulta del todo com-
sus esperanzas tan intangibles y por esas prensible este rechazo en el fogoso se-
propuestas de revolución pacífica que ñor de Yásnaya Poliana; ruptura que,
resultaba demasiado lenta. pese a todo, reforzará en él la certeza de
Posiblemente el mismo Tolstoi, a su haber recibido una nueva misión tras-
manera, se diera cuenta de ello y de ahí cendente, la misión de profeta.

21
7. TOLSTOI, EL PROFETA

Aunque no usaré aquí este término en el sentido bíblico canónico con


que se distingue a unos personajes muy singulares, inspirados por
Dios para proclamar sus promesas y denuncias, pienso que en sentido
figurado el término profeta puede muy bien aplicársele a León Tolstoi,
como ya lo han hecho otros estudiosos.8

7.1. Inspirado por el evangelio libremente; que le llevaron primero a re-


chazar la universidad oficial y luego la
Él en efecto fue el gran vidente que, en milicia al servicio de la guerra. Poco a
la perversa realidad social en la que vi- poco, pero siempre con gran empeño,
vía, supo expresar con valentía un lúcido fue descubriendo también la horrible si-
veredicto, tanto en sus graves denuncias tuación en que vivían la mayoría de sus
como en sus promesas esperanzadas. compatriotas, tanto en los suburbios de
Todo ello, además, muy seriamente ins- Moscú –que él recorrió, conmovido,
pirado por el Evangelio de Jesús. con motivo de un censo– , como en los
Ya desde joven aparecía en él un ca- inmensos campos de cultivo, y en sus
rácter inquieto y rebelde contra todo lo propias fincas, donde presenció los in-
que se oponía a su voluntad de conocer tolerables sufrimientos de millones de
personalmente el verdadero sentido de campesinos. Pero fue principalmente
la vida, no tanto en teoría sino en las su- desde su profunda crisis y subsiguiente
cesivas experiencias que iba haciendo conversión religiosa, a los 50 años, que
22
estas mismas experiencias provocaron menzaban a tolerarse en Rusia, espe-
en él una drástica reacción de protesta y cialmente la de los populistas, aunque
de búsqueda, ansiosa de soluciones más no tolerará luego la tibieza de su espíri-
trascendentes. Las cuales irá encontran- tu revolucionario.
do parcialmente en los principales mo- Pues bien, todas estas adhesiones y
vimientos revolucionarios de fuera de contradicciones, a veces muy penosas
Rusia, que él también prueba experi- que va viviendo este aristócrata rebelde
mentalmente en su propia vida y en sus e infiel a su monarca, a costa también de
escritos, descubriendo sus ventajas y la paz doméstica, serán todavía muy
sus contradicciones. potenciadas en su espíritu por aquella
su radical conversión al Evangelio de
Jesús, que añadía a sus luchas y espe-
7.2. Anarquista decidido, socialista ranzas un horizonte absoluto y volvía
entusiasta... profeta evangélico mucho más dramáticas sus resistencias
Así, vamos viendo en este nuevo Tols- personales, así como las tensiones
toi, viejo ya pero todavía vigoroso, al familiares y las oposiciones públicas
anarquista decidido contra el Estado y (con la policía, por ejemplo, o con la
sus represiones, sin quebrantar, sin em- Iglesia Ortodoxa). Con el agravante
bargo, la pureza de su convicción de no añadido, no menos dramático, de que
resistir nunca con violencia a las duras ahora él no podía callarse y debía seguir
violencias del Poder. Y también nos en- expresando su mensaje contra viento y
contramos con el socialista entusiasta, marea.
cuya doctrina rechaza en parte, estando Creo, pues, que es del todo justifica-
sin embargo muy entusiasmado por la do otorgar el título de profeta a ese es-
esperanza de una sociedad nueva. píritu gigante que fue León Tolstoi, un
Finalmente, Tolstoi fue también defen- gran profeta evangélico, además de mo-
sor de las reformas populares que co- ral y político.

23
8. UN PROFETISMO MORAL, POLÍTICO Y EVANGÉLICO

Téngase en cuenta que esta firme vocación profética de Tolstoi no dejó


nunca de ofrecer un muy notable aspecto social y hasta político. Ya
hemos estado constatando la permanente denuncia que Tolstoi mantu-
vo, aun en sus primeras obras más literarias, contra los abusos del
régimen absolutista ruso.

8.1. Un Reino subversivo por aquellas protestas, que ellos mismos


no sabían o no podían expresar, como
Son incontables sus invectivas contra lo
consta, por ejemplo en algunas de las
que hoy entendemos por «la violencia
muchas cartas que él iba recibiendo dia-
estructural», así como contra la repre-
riamente en la última etapa de su vida.
sión de la libertad y la crueldad de los
castigos penales. Estas denuncias iban Es muy considerable también el
siempre preñadas de un serio contenido efecto que producían estas proclamas en
moral, en defensa de la justicia y en es- una sociedad que comenzaba a sentirse
pecial de la caridad a favor de la gente mucho más indignada frente a tantas in-
más desposeída y marginada, de la ciu- justicias; efecto que era reforzado por el
dad y del campo. Ahora bien, la vigo- ejemplo personal que el propio Tolstoi
rosa voz de Tolstoi, que se atrevía a daba, cuando él mismo se reconocía pe-
denunciar a unos sólidos poderes esta- cador y procuraba aplicarse la correc-
blecidos, y que para algunos debía so- ción moral que luego predicaba. Así por
nar muchas veces como la del «profeta ejemplo, al proponer sus «cinco man-
que clama en el desierto», no dejaba de damientos del revolucionario», estaba
ser acogida de hecho por muchos oyen- él mismo expresando sus propios es-
tes y lectores, especialmente consolados fuerzos para conseguirlo. Preceptos, por
24
lo demás, muy prácticos, tales como no 8.2. Adhesión a Jesús
irritarse, no cometer adulterio, no jurar
En otro de sus ensayos, La religión y
en falso, no resistirse al mal con violen- la moral (1893) Tolstoi reconocía, a este
cia y sobre todo amar a los demás como propósito, que «una moral laica, des-
a uno mismo. Como los más antiguos vinculada de la religión, no puede sub-
profetas, también Tolstoi predicaba una sistir». Ahora bien, el bagaje teológico
radical conversión moral, y con fre- de nuestro profeta no era ni muy amplio
cuencia exclamaba «¡Haced peniten- ni muy ortodoxo, en cuanto que no
cia!». Además y como efecto de esta su sintonizaba siempre con los dogmas y
total recuperación religiosa, ya no se preceptos del Sínodo ruso, que él con-
contentaba este profeta con ofrecer mo- sideraba impositivo en exceso. Su reco-
tivaciones éticas simplemente humanas, nocido temperamento, muy indepen-
sino que apelaba siempre a la confianza diente y rebelde, puede acaso hacer más
en el poder de Dios, que para él también comprensiva esta heterodoxia; pero de
era, el Dios del amor y la misericordia, lo que no puede dudarse es de la ex-
según la doctrina de Jesús, que Tolstoi traordinaria adhesión que Tolstoi sentía
había descubierto en los Evangelios. por la figura del Cristo histórico y ce-
leste a la vez, que iba a venir de nuevo
«Yo creo en Dios, que es Espíritu del al final de la historia, como garantía de
Amor, y el principio de todo. […] Yo los creyentes, tanto para hoy como para
creo que el sentido de la vida para después de la muerte. La constante re-
cada uno de nosotros es solamente ferencia en sus libros a la doctrina de
el de crecer en este amor a Él […] lo Jesús en el Evangelio, y en particular al
cual nos valdrá en esta vida una di- de san Juan y al «sermón del monte»,
cha que crecerá cada día, y en el otro según san Mateo, permiten calificar sin
mundo, una felicidad más perfec- más a este profeta también como “evan-
ta…»9 gélico”. Los temas del Evangelio más
Curiosamente, esta convicción la veces citados por él son el de no de-
había también recibido nuestro profeta, volver nunca mal por mal, y el de amar
en el asiduo trato con los campesinos a los demás como a sí mismo, más aún,
(«ellos me devolvieron las bases de mi dándoles más de lo que nos piden, etc.
fe», dice en Mi confesión, cap. XIII). Otro rasgo que distingue también el
Estaba, en efecto, convencido, de que profetismo de Tolstoi es el de no apare-
esta fe era también la que estaba dando cer casi nunca como mensajero de terri-
fuerzas a los pobres de este mundo pa- bles calamidades, ni como adivino de
ra seguir adelante. De ahí que uno de los paraísos imaginarios. Ante una situa-
dichos evangélicos que Tolstoi más re- ción social moralmente corrompida, él
petía era «Buscad primero el reino de no confiaba sólo en las fuerzas del ser
Dios y su justicia, y todo lo demás se os humano, y menos aún en las de los re-
dará por añadidura». Así concluye, por volucionarios socialistas, porque pre-
ejemplo, su obra El reino de Dios está sentía que su revolución iba a ser muy
entre vosotros. brutal, para no conseguir más que im-
25
plantar una nueva prepotencia en lugar habiendo críticos que consideran sus
de la que ya estaban padeciendo, y «ex- propuestas como idealistas en exceso y
tinguiendo además los últimos residuos políticamente poco “científicas” y efi-
de libertad».10 caces. También algunos conservadores
El pacifista Tolstoi, en cambio, no se criticaban sin piedad al conde Tolstoi,
sentía movido por ninguna voluntad de por el escándalo de su anarquismo y he-
poder, y ahora menos que nunca. Expe- terodoxia. Pero, no por ello dejó Tolstoi
rimentaba de algún modo que le movía de tener muchos admiradores y segui-
una Fuerza superior, «como enviado de dores. Aun entre los revolucionarios
Dios» (Diario, 11 agosto 1893) a quien marxistas, no le faltaron alabanzas por
él ahora deseaba servir «no como un su oposición radical al régimen absolu-
particular sino como su embajador» tista y a la propiedad privada, y el pro-
(Diario, 12 julio 1900).11 Por ello, sus pio Lenin llegó a calificarlo de «patriar-
propuestas sonaban ahora como más ca de la Revolución».
trascendentes. Y creo que no se puede Pero, al margen de esos revolucio-
dudar de que, desde su plena confianza narios, hubo multitud de otras personas
en el reino de Dios, Tolstoi en sus últi- que se sentían especialmente atraídas
mos años no estuviera convencido de la por su ejemplo y magisterio. Y a pesar
llegada de una nueva época de felicidad de que muchos de los escritos de Tolstoi
para todos. habían sido prohibidos en Rusia, por el
Estado y por la Iglesia, no dejaron de
«Pienso que precisamente ahora es-
publicarse clandestinamente y de tradu-
tá comenzando aquella gran revolu-
cirse al francés y al inglés en el extran-
ción que se estaba preparando desde
hace dos mil años.» jero, y eran devorados por públicos ca-
da vez más amplios. De hecho, desde
«Nos hallamos en el umbral de una 1890 fueron muchos miles los peregri-
vida nueva […] Para alcanzarla só- nos que visitaron a ese patriarca en Yás-
lo hay que liberarse de la supersti- naya Poliana y se organizaron en grupos
ción de que es necesaria la violencia, por todo el país, para vivir lo que el
y aceptar en cambio el eterno prin- maestro predicaba, sobre todo el paci-
cipio del amor.»
fismo, la objeción de conciencia, el re-
(El fin de siglo, 1905)12 chazo a los latifundios y la solidaridad
cristiana. Así resultaba que en este cre-
ciente y muy plural movimiento del
8.3. Una figura siempre presente “tolstoismo” se incorporaban intelec-
Para terminar, creo que cabe todavía tuales jóvenes perseguidos, monjes di-
preguntarse sobre la acogida que este sidentes, algunos nobles convertidos y
gran maestro moral tuvo, en su propia maestros o periodistas movidos por el
patria y fuera de ella, y cómo podría gran deseo de cambiar la situación. Son
Tolstoi ser hoy más conocido como pro- también muy copiosas las cartas que a
feta para nuestro mundo. Hay que reco- Tolstoi le enviaban desde el extranjero
nocer, en primer lugar, que hubo y sigue (doce grandes volúmenes en las Obras
26
Completas, en ruso, de 1925). Muchas el recuerdo de Tolstoi, que sin embargo
de ellas provenían de intelectuales no volverá a recuperarse tímidamente en
sólo de Gran Bretaña, Francia y Suiza, 1928, al cumplirse el primer centenario
sino también de Estados Unidos y Ca- de su nacimiento.
nadá, en donde se habían creado grupos No han faltado pensadores, como
de seguidores, y también se publicaron Stefan Zweig, que vieron en León Tols-
por lo menos dos revistas: The Free Word toi a uno más de los grandes idealistas
(Londres) y La Libre Pensée (Ginebra).13 históricos que al final fracasaron, como
Es bueno también recordar entre sus Don Quijote. Pero cabe preguntarse
discípulos literarios rusos más ilustres, ¿fracasó realmente Don Quijote? Es
al sutil y humanísimo dramaturgo An- cierto que fue muchas veces derrotado,
ton Chéjov. Y por decir algo de los es- pero nunca le arrancaron la voluntad de
critores españoles, citemos entre los ad- seguir luchando por un mundo mejor, y
miradores contemporáneos de Tolstoi a por ello su figura está siempre presente
E. Pardo Bazán, B. Pérez Galdós, Cla- como un estimulante símbolo moral.
rín, Unamuno, Narcís Oller y Joan Ma- Así pienso yo que habría que entender
ragall. Por último, no hay que olvidar el destino de León Tolstoi, imperfecto
que el estallido de la primera Guerra y contradictorio si se quiere, pero in-
Mundial en 1914, y la Revolución bol- domable en su firme voluntad de anun-
chevique de 1917 borraron súbitamente ciar y preparar una sociedad mejor para
en toda Europa y por unos cuantos años todos.

27
DOS TEXTOS SIGNIFICATIVOS DE LEÓN TOLSTOI

Comprendamos solamente que no es la realización de un pro-


grama democrático de anarquistas, socialistas, pacifistas o
cualquiera otros, ni de las formulaciones religiosas actuales, lo
que podrá liberarnos de nuestros males; porque sólo nos libe-
rará el conocer la verdadera religión en su integridad: aquella
verdad presente desde los orígenes hasta hoy, que reside en
todo corazón humano, y que ha sido revelada de manera clara,
sencilla y convincente en todas las doctrinas más auténticas
sobre la vida y de un modo muy claro y cercano a nosotros en
las enseñanzas de Cristo. Comprendamos y reconozcamos
sólo esta verdad: la verdad según la cual nuestra vida consiste
sólo en la manifestación de un amor creciente, un amor incom-
patible con la violencia. Comprendamos solamente que es en
este crecimiento del amor, en cada persona y en toda la huma-
nidad, donde reside la felicidad para todos y para cada uno.

Comprendamos sólo que esto es así tanto en la forma de vivir


de cada uno como en la de sus relaciones con los demás, Y
comprendamos sobre todo que este principio tiene que orientar
la educación de las futuras generaciones: que cada persona
entienda que no sólo no tiene derecho pero ni siquiera la posi-
bilidad de organizar la vida de los demás; pues es tarea propia
de cada persona planificar y responsabilizarse de su propia
vida, desarrollando en sí mismo el espíritu de hijo de Dios, y
aumentando sobre todo aquello que más le caracteriza, que es
el amor. Con lo cual no estoy diciendo que todos los errores de
nuestra vida serán de golpe remplazados por la felicidad que el
corazón ansía; ya que, mientras perdure el ser humano y la
humanidad, este ideal no se quedará en simple sueño, sino que
también será eliminada la fuerte y dolorosa tensión entre las
aspiraciones del alma y la brutal vida actual, tan mala y empe-
orando siempre.

Diario personal, 19 febrero de 1908

28
Sólo nos es dada una forma de felicidad del todo inalienable, la
del amor. Basta con amar y todo es alegría: el cielo, los árbo-
les, uno mismoP Y sin embargo, la gente busca la felicidad en
todas partes menos en el amor. Y es precisamente esta forma
errónea de búsqueda de felicidad en la riqueza, en el poder, en
la fama o en un amor excluyente, la que no sólo no nos da feli-
cidad sino que nos la quita del todo.

Diario personal, 21 junio de 1910,


año de la muerte de Tolstoi

29
NOTAS

1. Romain ROLLAND, Vida de León Tolstoi (1911), 7. Tema muy bien desarrollado en el ensayo El
traducción castellana, Madrid, Ediciones La hombre en rebelión, de 1951.
Nave, 1935, págs. 115-116. El mismo autor in- 8. Éste es el título del interesante estudio Tolstoi,
dica «Yo resumo aquí varias páginas de Mi il profeta. Invito alla lettura degli scritti fi-
confesión, conservando las expresiones de losófico-religiosi, Verona, edit. Gabrielli,
Tolstoi». 2000.
2. Véase los capítulos VI-IX de Mi confesión. 9. Mi credo (1901), citado por R. ROLLAND, op.
3. Guerra y Paz, Libro XIII, cap. XI. cit., pág.128.
4. Ibid., Libro XII, cap. XVI. 10. Véase El fin del siglo, 1905 y Sobre el
5. Véase, por ejemplo, el ensayo de Tolstoi Sobre Socialismo, 1910.
el Poder y la Bondad (1888). 11. Son citas tomadas del libro Tolstoi, il profeta.
6. Véase sobre ello el ensayo tolstoyano Dinero y Op. cit., pág. 63.
trabajo, 1886. También para Tolstoi, como 12. Ibid., última página.
para Marx, el dinero había dejado de ser un 13. Para ampliar todo lo referente a la influencia
medio para convertirse en un fin o, en un valor de Tolstoi, resulta imprescindible hoy la re-
supremo, a costa del valor trabajo y del traba- ciente obra, muy documentada de Rosamund
jador, cuyo mérito y dignidad eran sometidos BARLETT, Tolstoy. A Russian Life, London
a los poderes del lujo, la banca y la bolsa. 2010.

30
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

El temperamento de Tolstoi, desde muy joven, pero sobre todo a partir de su crisis
personal, fue la de un hombre rebelde ante las injusticias sociales que oprimían a
los pobres, siervos y trabajadores rusos. No dejaba nunca de preguntarse: «¿Qué
debemos hacer?», porqué el quería de todo corazón cambiar aquella injusta situa-
ción política. Sus respuestas más frecuentes, y también sus propuestas eran estas:
• Conocer mejor la realidad y las causas de estas injusticia.
• Ayudar, de manera práctica y constante, a los pobres, siervos y trabajadores.
• Organizar con urgencia la educación de niños y adultos analfabetos de sus
tierras, creando también centros de salud.
• Dar limosnas a las instituciones benéficas, no a los particulares.
• Luchar contra toda forma de violencia individual, y “estructural” (leyes, ejérci-
to, policia, prisiones, pena de muerteP).
• Informarse bien sobre las propuestas de reformas sociales y políticas, de los
pensadores de su tiempo y difundirlos.
• Todas estas ideas y actividades estaban siempre motivadas por su apasio-
nada fe en el Evangelio de Jesús.

1. ¿Cuáles de estas propuestas te parece que tienen actualidad?

2. Después de leer el Cuaderno, ¿cómo podríamos definir a Tolstoi?


• ¿Un “anarquista pacifista”? ¿Un aristócrata rebelde pero defensor de la no-
violencia?
• ¿Un “revolucionario, autocrítico y benevolente”, que aspiraba a cambios radi-
cales, pero por el camino del amor fraterno y del auto-sacrificio personal, ple-
namente evangélico?
• ¿Un “socialista místico”, ciertamente no “científico” (como Hegel o Marx o
Lenin)?, ¿un socialista más bien utópico, en el sentido evangélico del “Reino
de Dios” en medio de nosotros?
• ¿Un “profeta religioso heterodoxo”, enamorado místicamente de Cristo el pro-
feta; siempre contrario a los abusos de autoridad de la Iglesia; un gran profe-
ta evangélico que fue excomunicado por la Ortodoxia?

3. ¿Cuáles de estas actitudes continuan teniendo hoy vigencia? ¿Cuáles nos


son plenamente necesarias en la situación que vivimos?
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COLECCIÓN
VIRTUAL

La colección virtual es En este cuaderno Julia López va desgranando,


una recopilación de ma- con gran rigor, los argumentos sobre como la
teriales publicados ex- Reforma Laboral del 2012 arrasa con derechos
clusivamente en la web. básicos de los trabajadores y trabajadoras...

En ella encontrarás cua-


dernos que por su ex-
tensión o por su formato
y estilo diferente no he-
mos editado en papel,
pero pensamos que tie-
nen el mismo rigor, sen-
tido y calidad que los
Cuadernos CJ.
Deseamos que circulen
por la red, y para ello
contamos contigo.

Hay una parábola en el evangelio de Lucas que


incomoda, porqué habla de dinero,
bancos, intereses y ganancias. Un texto que trata
de un hombre noble que, antes de marchar...

www.cristianismeijusticia.net/es/virtual

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