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ANIDACIÓN
La anidación de estas especies la efectúan durante el verano buscando las playas
más arenosas en la zonas tropicales o subtropicales, generalmente se encuentran
entre los 40°N y 30°S, buscando siempre una temperatura aproximada de 24°C en
la superficie del mar.
Se dice que las tortugas vuelven a anidar en el mismo lugar donde nacieron, por lo
que cada uno, dos o tres años viajan desde la zona de alimentación hasta la playa
de anidación que puede estar comprendida por cientos o miles de kilómetros.
Aparentemente las tortugas tienen una gran capacidad mnemotécnica en el cual
les ayuda a regresar a la misma playa donde nacieron para poner sus respectivos
huevos, puede ser que de esta capacidad dependan varios factores para poder
orientarse e identificar la playa natal, por ejemplo, las corrientes marinas por las
que se dejan llevar, y las gradientes de temperatura que van captando durante el
trayecto; también podría influir el sonido una vez que arriben las costas, ya que
oleaje de cada playa debe reproducir un sonido peculiar de acuerdo a la
profundidad, vegetación, fauna, la configuración de la playa, entre otras.
Finalmente una vez identificada la playa, el olor de la arena y la humedad podría
ayudarle a identificar el lugar exacto del desove.
Las diferentes especies de tortugas marinas desarrollan la misma rutina durante la
anidación, sin embargo, para que la incubación tenga éxito el nido debe ser
construido más arriba de la línea de marea alta. Una vez que la tortuga emerge del
mar, si no hay ninguna perturbación se dirigirá en línea recta hacia la parte alta de
la playa. De alguna manera las hembras perciben el lugar apropiado para construir
el nido guiándose por la consistencia de la arena, la humedad, la temperatura y
quizá el olor del sitio escogido. Una vez alcanzado el lugar donde habrán de
anidar; con las aletas anteriores desalojan la arena seca y suelta, formando la
cama, la cual es mayor y más profunda para los géneros Dermochelys y Chelonia
y muy somera para Lepidochelys y Eretmochelys e intermedia para Caretta.
Terminada la cama, con movimientos alternos de las aletas posteriores inicia la
excavación de la cavidad donde se habrán de alojar los huevos. La capacidad de
esta oquedad tiene que ser adecuada para contener de manera óptima todos los
huevos desovados en cada ocasión. La tortuga detiene la excavación en el
momento en que sus aletas ya no son capaces de extraer más arena. En este
momento la tortuga interrumpe todos los movimientos para iniciar el desove,
durante el cual los huevos van cayendo acompañados de un líquido mucoso,
lubricante que además parece tener propiedades bacteriostáticas y fungicidas. Los
huevos salen de uno en uno o en cantidades de tres o cuatro.
Terminado el desove, la tortuga inmediatamente jala la arena con las aletas
posteriores, cubre los huevos y empieza a tapar el nido. A continuación, con las
aletas anteriores acarrea la arena que había desalojado y termina de cubrirlo,
tratando de disimular el lugar donde dejó el nido. Al concluir el ocultamiento del
nido la tortuga se vuelve a orientar hacia el mar y generalmente en línea recta
regresa de inmediato a él.
Por lo general, en la primera fase del anidamiento (desde la salida del mar hasta
que terminan de excavar el hoyo para los huevos) las tortugas son muy sensibles
a las perturbaciones externas y en cualquier momento pueden interrumpir el
proceso de anidación y regresar al mar, pero una vez que inician el desove se les
puede manipular fácilmente para marcarlas, medirlas o incluso sacarles
fotografías, sin que interrumpan el desove. Se ponen más nerviosas cuando están
solitarias que cuando salen en arribazones; durante la noche son más sensibles a
la luz que a los ruidos extraños y durante el día les afectan más los ruidos y
movimientos bruscos. Si apenas están saliendo del mar, con cualquiera de estas
perturbaciones inmediatamente se regresan.