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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD

Primera Sala Penal de Apelaciones


Avenida América Oeste s/n – Mz. “P” lote 7 - Urb. Natasha Alta – Trujillo.
PODER JUDICIAL
Telefax: 044 -482260 Anexo 23758

CASO PENAL N° : 07025-2015-0-1601-JR-PE-01


DELITO : ROBO AGRAVADO.
PROCESADO : DIEGO ARMANDO CHAVEZ CABRERA.
AGRAVIADOS : LESVI DAYSON VELÁSQUEZ BACA.
IMPUGNANTE : EL PROCESADO.
ASUNTO : APELACIÓN DE SENTENCIA CONDENATORIA.

SENTENCIA DE VISTA

Resolución N° Veinte
Trujillo, quince de marzo de dos mil dieciséis.

VISTA Y OÍDA en audiencia de apelación de sentencia, por los señores


magistrados integrantes de la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia de La Libertad, señores Jueces Superiores Juan Rodolfo
Segundo Zamora Barboza (Presidente, director de debates y ponente),
Norma Beatriz Carbajal Chávez y Noé Virgilio López Gastiaburú; audiencia en
la que intervinieron el señor William Matta Berrios, defensor particular de
Diego Armando Chávez Cabrera – en adelante “el procesado” –, y el señor
Fiscal Adjunto Superior Michael Ernesto Mego Tarrillo; y con la participación
del procesado.

I. PLANTEAMIENTO DEL CASO

01. Viene en apelación la sentencia, resolución número trece - de fecha


nueve de diciembre de dos mil quince -, emitida por el Tercer Juzgado Penal

Colegiado de Trujillo, en la que se condenó a Diego Armando Chávez


Cabrera como autor del delito de Robo Agravado, en agravio de Lesvi
Dayson Velásquez Baca; y como tal se le impuso doce años de pena

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privativa de la libertad efectiva, la que computada desde su detención


en flagrancia el treinta de noviembre del año dos mil quince vencerá el
veintinueve de noviembre de dos mil veintisiete, con todo lo demás que
contiene.

02. El defensor del procesado, cuestionando la valoración judicial de la


prueba, formuló como pretensión impugnatoria que se revoque la
sentencia; alternativamente requirió la nulidad de la sentencia invocando
vulneración de garantías procesales previstas por la Constitución.

03. El representante del Ministerio Público formuló como pretensión de


contestación impugnatoria que se confirme la sentencia por haberse
emitido conforme a derecho.

04. Como efecto de la apelación, esta Sala Penal asume competencia para
examinar los fundamentos de la sentencia.

II. CONSIDERANDOS

2.1 CONSIDERACIONES NORMATIVAS

05. Primero.- La competencia de este tribunal superior para decidir se


circunscribe al material impugnativo contenido en las pretensiones
formuladas por las partes y sus fundamentos, teniendo como parámetros
los principios de rogación y de límite del recursol; eventualmente - se
pronunciará sobre las nulidades absolutas o sustanciales, incluso aquellas
no advertidas por el impugnante, tal como lo ha referido el Tribunal
Constitucional1 y ha sido recogido por los artículos 149, 150 y 425 inciso 3

1STC Exp. N° 02458-2011-PA/TC – AREQUIPA, Caso Empresa TRIARC S. A., del 14 de setiembre
de 2011, FJ.7. “Que en efecto en la jurisdicción constitucional comparada es pacífico asumir
que el primer nivel de protección de los derechos fundamentales le corresponde a los jueces
del Poder Judicial a través de los procesos judiciales ordinarios. Conforme al artículo 138º de

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del Código Procesal Penal. Asimismo, de conformidad con lo establecido


por el artículo 425 inciso 2 del mencionado código, este tribunal no puede
otorgar diferente valor probatorio a la prueba personal que fue objeto de
inmediación por el A quo, salvo que su valor probatorio sea cuestionado
por una prueba actuada en segunda instancia; restricción que no
comprende las denominadas “zonas abiertas” constituidas por aquellos
aspectos relativos a la estructura racional del propio contenido de la
prueba ajenos en sí mismos a la percepción sensorial del A quo, que
pueden ser fiscalizados a través de las reglas de la lógica, la experiencia y
los conocimientos científicos.2

2.1.1. Preceptos constitucionales.

06. Segundo.- Invocamos las garantías de debido proceso y tutela


jurisdiccional efectiva – previstas en el artículo 139 inciso 3 de la Constitución, “
(…) la contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso se da, entre otros supuestos, cuando no se han respetado los derechos
procesales de las partes, se han obviado o alterado actos de procedimiento, la
tutela jurisdiccional no ha sido efectiva, cuando el juzgador deja de motivar sus
decisiones o lo hace en forma incoherente, en clara transgresión de la
normatividad vigente y de los principios procesales”.3 -, así como de
presunción de inocencia - según la cual toda persona es considerada
inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad,
conforme a lo que establece el artículo II del título preliminar del código procesal
y el artículo 2° numeral 24) literal “e” de la Constitución –.

07. Tercero.- Invocamos también las garantías de debida motivación de las


resoluciones judiciales – prevista en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución y

la Constitución, los jueces administran justicia con arreglo a la Constitución y las leyes, puesto
que ellos también garantizan una adecuada protección de los derechos y libertades
reconocidos por la Constitución.”
2 Sentencia de Casación N° 05 – 2007 – Huaura. Sala Penal Permanente de la Corte Suprema

de Justicia de la República, de fecha 11 de octubre de 2007. F. D. sétimo y octavo.


3 Casación n° 003106-2001-UCAYALI (Caso Gilma Meléndez contra David Yamashiro

Shimabukuro, sobre alimentos), 31 de marzo de 2002, FJ.4

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que importa que “(…) los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o
justificaciones objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión,
razones que deben provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente y
aplicable al caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el
trámite del proceso”4; el Tribunal Constitucional ha sostenido que se vulnera el
contenido esencial de dicha garantía entre otros, en el supuesto de:
“a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. Está fuera de toda duda
que se viola el derecho a una decisión debidamente motivada cuando la
motivación es inexistente o cuando la misma es solo aparente, en el sentido de
que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que no
responde a las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta dar
un cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento
fáctico o jurídico (…).5; y derecho de defensa - prevista en el artículo 139
inciso 14 del texto constitucional, en virtud de la cual se garantiza que los
justiciables no queden en estado de indefensión; su contenido
constitucionalmente protegido se afecta cuando dentro del proceso,
“cualquiera de las partes se ve impedida por concretos actos de los órganos
jurisdiccionales de ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para
defender sus derechos e intereses legítimos” En el ámbito penal esta garantía, de
especial relevancia, importa tanto que el imputado pueda ejercer su propia
defensa desde el mismo momento en que conoce del hecho que se le atribuye,
como también el derecho a contar y elegir con una defensa tecnica que lo
asesore durante el proceso. 6

08. Cuarto.- Invocamos también el artículo 2 inciso 16 de la Constitución que


reconoce la protección del derecho de toda persona a la propiedad.
2.1.2. Normas sustantivas aplicables a los hechos.

4 STC en el Exp. N° 1480-2006-AA/TC - Lima (Caso Caja de Beneficios y Seguridad Social del
Pescador), 27 de marzo de 2006, F. 2.
5 STC N° 00728-2008-PHC/TC – Lima (Caso Giuliana Flor de María Llamoja Hilares) del 13 de

octubre de 2008. F. 7.
6 STC N° 02738-2014-PHC/TC – Ica (Caso Carlos Mauro Peña Solís) del 30 de julio de 2015. F. 6

y 7.

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09. Quinto.- Con la tipificación del delito de robo se persigue proteger el


patrimonio de las personas, específicamente los derechos de propiedad y
posesión sobre bienes muebles - en concordancia con el precepto del
artículo 2 Inciso 16 de la Constitución. En esa exigencia, el legislador ha
incorporado en el artículo 188 del Código Penal, el tipo del delito de robo,
sancionando la conducta de quien se apodera ilegítimamente de un
bien, total o parcialmente ajeno, con ánimo de lucro, mediante su
sustracción del lugar donde se encuentre, utilizando como medios
comisivos la violencia o la amenaza inminente sobre la persona; este tipo
de conductas se agravan, entre otros supuestos, cuando se perpetran
con el concurso de dos o más personas, acorde a lo previsto por el
artículo 189 inciso 4 (primer párrafo) del Código Penal.

2.1.3. Consideraciones procesales.

10. Sexto.- Conforme al artículo 157 del Código Procesal Penal, los hechos
objeto de prueba pueden ser acreditados por cualquier medio de
prueba permitido por la Ley. Según los cánones de valoración probatoria,
el juez debe observar las reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de
la experiencia, debiendo exponer los resultados obtenidos, así como los
criterios adoptados (artículo 158 inciso 1 del Código Procesal Penal
concordante con su artículo 393 inciso 2).

11. Séptimo.– En cuanto a lo que respecta a la valoración de la declaración


del testigo, destacamos el Acuerdo Plenario número 2-2005/CJ-116 7 que
reconoció como garantías de certeza de la declaración única: a)
Ausencia de incredibilidad subjetiva. b) Verosimilitud, y, c) Persistencia en

7Adoptado en el Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la


Corte Suprema de Justicia de la República, de fecha 30 de setiembre de 2005.

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la incriminación, reiteradas - en gran medida - en el Acuerdo Plenario N° 1-


2011/CJ-1168.

12. Octavo.- En cuanto al tratamiento procesal de la retractación, la Corte


Suprema de Justicia de la República en el Recurso de Nulidad N° 3044-
2004 estableció: “(…) que cuando se trata de testigos o imputados que han
declarado indistintamente en ambas etapas del proceso penal, en la medida en
que la declaración prestada en la etapa de instrucción se haya actuado con las
garantías legalmente exigibles – situación que se extiende a las declaraciones
en sede policial, siempre que se cumpla lo expresamente estatuido en la norma
habilitante pertinente referido a la presencia del Fiscal y, en su caso, del
abogado defensor-, el tribunal no está obligado a creer aquello que se dijo en el
acto oral, sino que tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a
unas u otras de tales declaraciones, pues puede ocurrir, por determinadas
razones - que el Tribunal debe precisar cumplidamente -, que ofrezca mayor
credibilidad lo declarado en la etapa de instrucción que lo dicho después en el
juicio oral, en tanto dicha declaración se haya sometido en tal acto a
contradicción con las garantías de igualdad, publicidad e inmediación y
trasunta una mayor verosimilitud y fidelidad – cumplimiento, en su esencia, de los
requisitos de legalidad y contradicción (…)”. Esta ejecutoria vinculante,

dictada en un caso regulado con las normas del código de


procedimientos penales, ha servido de base y fundamento para el
desarrollo de doctrina legal sobre la declaración de la víctima,
específicamente en lo que atañe a la retractación como obstáculo al
juicio de credibilidad.9

2.2 ACTUACIÓN PROBATORIA EN SEGUNDA INSTANCIA.

8 Adoptado en el VII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la


Corte Suprema de Justicia de la República, de fecha 06 de diciembre de 2011.
9 Acuerdo Plenario N° 1- 2011/CJ-116 (apreciación de la prueba en los delitos contra la
libertad sexual), adoptado en el marco del VII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales
Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia, de fecha 06 de diciembre de
2011.

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13. Noveno.– En el juicio de apelación se examinaron testigos y se oralizaron


documentos admitidos a pedido de la defensa.

2.2.1. Examen a los testigos

14. Décimo.- Al ser examinado el testigo agraviado Lesvi Dayson Velásquez

Baca - a quien se le confrontó con su declaración previa - dijo: Que la


tarde de los hechos salía de su trabajo con dirección a su casa a almorzar, en
compañía de su hermano menor; en determinado momento intentó alcanzar a
su amigo quedando su hermano un poco atrás; siendo que al pasar una calle,
un niño a quien conoce como “chisco” quien anda en malos pasos le preguntó
a su hermano por la hora; regresó a ver a su hermano diciéndole que se fueran
porque dicha persona quitaba celulares, circunstancias en que el tal “chisco” le
dijo por qué se metía, respondiéndole que porque era su hermano,
produciéndose un intercambio con dicho sujeto, razón por la cual más tarde
acudió a solicitar garantías a la policía por las amenazas que le profirió. Que los
efectivos policiales le pidieron sus documentos, en el camino también les
pidieron sus cosas como celular y billetera, los cuales fueron retenidos. Que al
llegar al lugar de los hechos le pidieron al “chisco” sus documentos, la policía lo
sube a la patrulla, circunstancias en que aparece la mamá de Diego quien
preguntó por qué se llevaban a su hijo, ante lo cual el efectivo le dijo que llevara
sus documentos a la comisaria; la policía se llevó a Diego en tanto que el
deponente regresó a su trabajo. Que posteriormente lo volvieron a llamar, le
preguntaron cómo fueron los hechos, narrando lo que había pasado, ante lo
cual personal policial le refirió que el tal “chisco” estuvo involucrado en otro
problema. Que la policía le sugirió que dijera que le habían robado,
especificando que un policía gordo lo agarró de los pelos exigiéndole que
declare que le habían robado pues de lo contrario no le iban a hacer caso;
posteriormente llegó un fiscal y le pidieron que firmara para que se pueda ir y
devolverle su celular. Que en el juicio oral declaró otros hechos por temor a que
le sucediera algo pues uno de los policías lo obligó a firmar pensando que si
declaraba diferente le podía pasar algo. Que lo que está declarando es
conforme a la verdad, nadie le ha dado dinero, ni le ha exigido declarar en ese

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sentido, pretendiendo declarar pues se siente mal de que un joven vaya a la


cárcel por algo que no cometió. Al contra examen de la fiscalía dijo: Que no
ha tenido ningún problema con el procesado; antes de los hechos tampoco ha
tenido problemas con los policías que lo intervinieron; que declaró en la policía
sobre los hechos y que no le dijo al fiscal que lo habían obligado a declarar. A

las preguntas aclaratorias del tribunal dijo: que conocía al procesado de


cuando eran niños pero al crecer se alejaron. Que al tal “chisco” todos lo
conocen porque “paraba robando”, desconociendo cómo su pedido de
garantías terminó en algo más grave.

15. Décimo primero.- La testigo Liza Verónica Escobar Gerónimo – amiga del
procesado - al ser examinada refirió: Que aproximadamente a la una de la
tarde acudió con su amiga Leandra Vásquez a ver a Diego, sentándose en la
esquina de su casa a tomar gaseosa; después de un rato pasa el amigo de
Diego permaneciendo juntos un buen rato, es en esas circunstancias que pasa
un niño escuchando música, el amigo de Diego se le acerca y le pregunta la
hora, luego se acerca un muchacho que parecía el hermano del niño y le dice
“guarda el celular, porque ellos quitan celulares”, entonces el niño guardó el
celular; estando en la esquina percibió como que querían pelear, entonces el
muchacho dijo ¿qué pasa?¿le quieres quitar el celular a mi hermano? siendo
que en circunstancias que se querían pelear, Diego se levanta como en defensa
de su amigo, los chicos se estaban yendo y el amigo de Diego se fue detrás de
ellos, como se levantó a ayudarlos, estaban como si se pelearan, discutiendo,
decían palabras soeces, aunque no escuchaban mucho. Que permanecieron
sentadas y cuando Diego y su amigo regresan les cuentan que pensaban que
les iban a quitar el celular pero eso no era así pues solo le preguntaron la hora,
nada más; siguieron conversando y tomando gaseosa. Que despues de
cuarenta minutos llegó la policía, les piden documentos a los chicos, estos los
exhiben y les dicen “tengan los documentos”, la policía bota la gaseosa de ellas
diciéndoles “¿ustedes que hacen acá?, ¡lárguense!”, diciéndoles a los varones
“¡ustedes suban a la camioneta!”, subieron y allí terminó todo. Al contra examen
manifestó: Que ellas estaban ubicadas en una esquina, refiriendo una distancia

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similar a la existente entre el lugar desde donde declara y la esquina contigua


de la sala, precisando luego entre ocho y diez metros. Que no pudieron ver si le
quitaron el celular, pues estaban tapadas. Que no escuchaban que hablaban
pero sí veían los gestos que hacían al momento de pelear. A la pregunta

aclaratoria del tribunal dijo : Que el procesado no quitó el celular pues regresó
sin nada; Que cuando la policía acude a pedirles documentos el agraviado
estaba dentro del carro policial. Que cuando refirió a que “ellos peleaban” se
refería a que el amigo de Diego y el hoy agraviado peleaban y se jaloneaban, y
que Diego sólo se paró a defenderlo diciendo “¿qué pasa?, ¿qué pasa?”.

16. Décimo segundo. - Al ser examinada la testigo Lea Raquel Vásquez Ávila

– amiga del procesado - manifestó: Que, el día de los hechos estuvieron en la


esquina de esa casa conversando y tomando gaseosa; siendo
aproximadamente entre la una a una y treinta de la tarde, de pronto se acercó
un amigo de Diego a quien no conocían, se puso a conversar con ellas, tomaron
gaseosas, circunstancias en que ven pasar por la vereda del frente a dos
muchachos que no conocían, el menor de ellos iba manipulando un teléfono
celular; el amigo de Diego se acercó a preguntarle la hora en tanto el otro joven
que parecía su hermano le dijo que se aleje de él porque “quitaba celulares”, es
ahí donde comienza como una discusión: el amigo de Diego comienza a seguir
a los otros dos chicos a la otra esquina aproximadamente, de pronto ven que el
amigo de Diego empieza a forcejear con el mayor de los sujetos, en eso Diego
se paró a ayudar a su amigo y también comienza la pelea. Que lo que hubo
entre estos sujetos y el procesado fue un forcejeo se podría decir, no les quitaron
nada; posteriormente Diego y su amigo regresaron a seguir tomando gaseosa.
Que después llega una camioneta, bajan los policías, rompen una botella que
estaban tomando y le piden documentos a Diego y a su amigo; el hoy
procesado colaboró, entregó los documentos; la policía les dijo: “¿qué hacen
acá ustedes?, ¡vayan, lárguense a su casa!”. Que sus amigos colaboraron
entregando sus documentos, los subieron en la parte delantera de la camioneta,
desconociendo lo que sucedió despues. Al contra examen de la fiscalía dijo:
Que el forcejeo entre el procesado, su amigo y las otras dos personas se produjo

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en la otra esquina, no muy lejos de donde estaba. Que no podía ver con
claridad lo que ocurría entre ellos. Que sí vio cuando subieron a Diego y a su
amigo en la parte delantera de la camioneta. Que los otros dos chicos que
estuvieron en el lugar también estaban en la cabina de la camioneta. Que el
amigo de Diego si preguntó la hora, lo que la testigo pudo percibir.

2.2.2. Oralización de documentos.

17. Décimo tercero.– Se introdujeron a juicio: 1) Dos fotografías de la calle


Tomás Solano con las que la defensa pretende acreditar el lugar donde
reside el procesado, su cercanía con la comisaría, que el procesado
estaba en su barrio y que cuando fue detenido estaba aproximadamente
a veinte metros de su casa. El señor Fiscal manifestó que su ministerio no
discute que los hechos ocurrieron en el barrio del procesado, enfatizando
además que la delegación policial no se encuentra en la calle donde se
produjeron los hechos. 2) Dos fotografías de la calle en la que se ubica la
casa del imputado mostrando la esquina donde fue detenido; y, 3)
Constancia de trabajo, según la cual se certifica que el procesado
laboraba como aparador de calzado para el señor Alfredo Chávez
Quispe hasta antes de su detención,
con lo que acredita su arraigo laboral. Sobre el particular el fiscal
manifestó que dicha constancia, que debio presentarse al requerirse la
prisión preventiva, genera duda sobre el arraigo en tanto, según el relato
de los testigos, los hechos tuvieron lugar durante toda la tarde, cuando en
todo caso el procesado debía estar trabajando. El defensor agregó que
al admitirse dicho documento como nuevo medio de prueba el tribunal
expuso las razones de su pertinencia.

2.3. ARGUMENTOS DE LAS PARTES.

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18. Décimo cuarto.– El defensor del procesado expuso: Que la prueba actuada
en esta instancia demuestra la tesis de la defensa de que no se cometió delito.
Que el día de los hechos, Leandra y Verónica fueron a buscar al procesado a su
casa, el procesado se dirigió a conversar con sus amigas a la esquina de su
calle; es en esas circunstancias que llega el “chisco” quien evidentemente tiene
malas costumbres, sin embargo, el ser vecinos del lugar posiblemente lo motivó a
acercarse a conversar. Que posteriormente se produjeron los hechos tal cual
han sido narrados por el presunto agraviado, lo cual ha sido corroborado con los
testimonios de las dos jóvenes que declararon en juicio de apelación;
enfatizando que no le robaron ni le quitaron el celular. Que el agraviado por
miedo acude a la comisaria a pedir garantías para que no se le acerquen,
siendo esa la oportunidad en que la policía trama la imputación pues tenía
interés en tanto al tal “chisco” se le atribuía la muerte de una persona, viendo
en ello una oportunidad para investigarlo, conduciéndolo a la comisaria, sin
reparar en que toda esa infamia perjudicó al procesado pues éste no fue el
causante de la discusión, su intervención se produjo para defender al amigo,
pero no se produjo sustracción, hurto y menos robo agravado. Que la policía se
aprovechó del agraviado haciéndolo firmar. Que los hechos no revisten
credibilidad pues se consignó que el procesado cogoteó al agraviado y el
“chisco” sustrajo el celular de su bolsillo, lo cual es falso pues si hubiera sido así,
en el registro personal se lo habrían hallado al referido “chisco” y no al
procesado; por otro lado, en los documentos se consigna que le sustrajeron el
celular al hermano mayor, cuando a quien se lo tendrían que haber quitado es
al hermano menor. Que los hechos narrados por el agraviado en el juzgamiento
oral tampoco fueron ciertos pues en esa audiencia estuvieron presentes los
efectivos policiales, estuvo el policía que lo cogió de los cabellos y lo obligó a
firmar su declaración y todos los documentos que obran en la carpeta. Que en
esta instancia el presunto agraviado habló con la verdad pues tiene dolor de
conciencia al saber de la imposición de una condena tan gravosa de doce
años de pena privativa de libertad al procesado quien acababa de cumplir
dieciocho años de edad, en una causa en la que se ha privilegiado el proceso
mas no la verdad objetiva de la prueba, consideraciones por las que requirió

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que se revoque la sentencia y reformándola se expida una sentencia


absolutoria, o se declare la nulidad de la sentencia por vulneración al derecho
de defensa.

19. Décimo quinto.- El representante del Ministerio Público, aludiendo a los


hechos objeto de acusación, argumentó: Que la tesis defensiva de
maquinación policial en la imputación no tiene sustento, no ha sido corroborada
objetivamente, ninguna de las partes refirió haber tenido problema alguno con
la policía; y si bien también se argumenta que el objetivo policial era atribuirle el
hecho al denominado “chisco”, lo lógico hubiera sido hacer constar el hallazgo
del teléfono celular en poder de dicho menor y no del procesado. Que con
relación a los cuestionamientos a la declaración policial del agraviado ésta se
llevó a cabo con todas las garantías de ley, por tratarse del siguiente día de la
entrada en vigencia de la ley de flagrancia de manera personal el fiscal
monitoreaba sus investigaciones. Que los hechos tienen un correlato, denuncia
verbal del agraviado, introducida a juicio, el agraviado declaró que fue
cogoteado y que le sustrajeron el teléfono celular; se lleva a cabo un patrullaje
policial, hallan a dos personas a quienes el agraviado, presente en la camioneta
como lo sostuvieron las testigos, reconoció produciéndose seguidamente la
intervención policial. Que la declaración del agraviado se corrobora
exactamente con la declaración de su hermano menor de edad David
Jhonatan Velásquez Baca, recibida con todas las garantías de ley e introducida
a juicio a través de su lectura; así como también con el mérito de los testimonio
del personal policial, dejándose constancia incluso de la individualización y
vinculación del agraviado con el teléfono celular sustraído, acreditándose por
tanto su preexistencia. Que se dice que el agraviado declaró en juicio
presionado, sin embargo, su versión varía dando la apariencia de que se habría
tratado de un hurto, sin embargo, parte de esa declaración es tal cual se
consigna en su declaración previa. Que las testigos que acudieron al juicio de
apelación dijeron que vieron una gresca, pero no tuvieron la oportunidad de ver
si se le sustrajo o no al agraviado el celular; declaraciones débiles sin entidad
para enervar la prueba actuada. Que si bien es cierto existe un cambio de

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versión, debe tenerse en cuenta la jurisprudencia y doctrina, contenidas en el


Recurso de Nulidad N° 3044-2004 y el Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-116,
respectivamente, consideraciones por las cuales la sentencia debe confirmarse.
Que en cuanto a la pretensión de nulidad de la defensa, no existe causal alguna
de nulidad absoluta; se dice que se afectó el derecho de defensa, sin embargo,
al realizarse las diligencias urgentes e inaplazables dentro de las veinticuatro
horas siempre estuvo presente el abogado defensor público del procesado,
posteriormente designó una abogada particular quien intervino activa y
ampliamente en la investigación y luego en el juzgamiento oral, por tanto, el
pedido de nulidad debe rechazarse.

20. Décimo sexto.- El procesado, al ejercer su derecho a expresar la última


palabra, expresó su conformidad con lo expuesto por su abogado
defensor.

2.4. ANÁLISIS DEL CASO

21. Décimo séptimo.- La defensa del procesado impugna la sentencia –


conforme se advierte de su recurso (de folios ciento dos a ciento nueve) –
invocando incorrección en la valoración de los medios de prueba
actuados en juicio oral – insuficientes, a consideración del apelante, para
enervar la presunción de inocencia -; y vulneración de derechos y
garantías previstas por la Constitución.

2.4.1. Hechos objeto de acusación y decisión de instancia.

22. Décimo octavo.- Según la acusación, el treinta de noviembre de dos mil


quince, al promediar las quince horas con veinte, los hermanos Lesvi Dayson y
David Jhonatan Velásquez Baca, éste último de trece años de edad, se
trasladaban hacia su domicilio a almorzar luego de haber salido de su trabajo
de confección de calzado, siendo que en circunstancias que caminaban por la
calle, a la altura de la Manzana 21 segunda etapa del Sector Víctor Raúl, del

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Distrito de El Porvenir, al cruzar la pista aparecieron por el costado derecho del


agraviado Lesvi Velásquez dos sujetos, uno vestido de polo plomo con
estampado “Nike” y pantalón jean azul – identificado luego como Diego
Armando Chávez Cabrera- y el otro vestido de polo blanco y azul del club
“Alianza Lima” – luego identificado como el menor de edad Hilder Avalos
Anampa-. De pronto el primer sujeto – el imputado - se abalanzó sobre el
agraviado Lesvi Velásquez y por su espalda le cogió del cuello “cogoteándolo”,
ante lo cual el agraviado se asustó y quedó sin reaccionar, al igual que su
hermano menor David Jhonatan; acto seguido el otro sujeto – el menor de edad
- introdujo su mano en el bolsillo derecho del pantalón del agraviado y se
apoderó del teléfono celular N° 978329255, de propiedad de éste, circunstancia
en que el agraviado se percató de la cara del menor, reconociéndole porque le
dicen “chisco”. Una vez que el menor se apoderó del celular del agraviado, el
imputado Chávez Cabrera le soltó y corrió unos cuatro metros; inmediatamente
el agraviado se dirigió al menor de edad y le dijo: “Chisco, yo te conozco”, ante
lo cual éste cogió una piedra y la lanzó contra el agraviado, la cual pasó muy
cerca de su cabeza, afortunadamente no le impactó. Inmediatamente el
imputado nuevamente se acercó al agraviado, a quien le dijo que se largue sino
le mataría; inclusive, le dijo: “¿Qué, quieres ser difunto como el Luti, a quien lo he
matado?”; siendo que en esos momentos el imputado introdujo su mano en su
cintura como amenazando que iba a sacar un arma de fuego. Ante tal
situación, el agraviado y su hermano menor sintieron temor, por lo que corrieron
con dirección a la plazuela, siendo perseguidos por el imputado y el menor de
edad Hilder por espacio de una cuadra; luego de ello los agraviados voltearon
la esquina y se dirigieron inmediatamente a la sede policial de la DEPINCRI ESTE
para denunciar el hecho. Una vez en la Comisaría, el agraviado interpuso su
denuncia, e inmediatamente con el personal policial salieron a bordo de un
vehículo policial en busca de los asaltantes, llegando a la misma esquina donde
se produjo el hecho delictivo; siendo que fue en dicho lugar donde se
encontraban dos sujetos, a quienes el agraviado y su hermano menor los
reconocieron plenamente como las personas que los habían asaltado
momentos antes, por lo que el personal policial se acercó a intervenirlos; pero

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uno de estos sujetos al advertir la presencia policial trató de darse a la fuga, sin
embargo fue capturado por la policía e identificado como Diego Armando
Chávez Cabrera; además, se intervino a Hilder Avalos Anampa, menor de 15
años de edad. Realizado el registro personal, se encontró en posesión de Diego
Chávez el teléfono celular de N° 978329255, marca Huawei, color negro, de
propiedad del agraviado, robado momentos antes; siendo trasladados los
intervenidos a la sede policial para las diligencias de ley.

23. Décimo noveno.- Los hechos expuestos precedentemente fueron


calificados por el Ministerio Público en su acusación como constitutivos de
delito de robo previsto por el artículo 188 del Código Penal, agravado por
haberse cometido con el concurso de dos personas, conforme al artículo
189° inciso 4 - primer párrafo – del referido código; requiriendo en el juicio
oral que se declare la responsabilidad penal del procesado y se le
imponga doce años y seis meses de pena privativa de libertad, así como
la obligación de cancelar quinientos nuevos soles por concepto de
reparación civil a favor del agraviado. La tesis de la defensa en el
juzgamiento se circunscribió a sostener que las pruebas de cargo carecen
de suficiencia para acreditar la comisión de un delito de robo agravado,
correspondiendo por tanto la emisión de un pronunciamiento absolutorio.

24. Vigésimo.- Culminado el juzgamiento oral, el juzgado penal colegiado


emitió sentencia condenatoria, decisión que fundamentó en la
valoración de la prueba personal – examen del agraviado Lesvi Dayson
Velásquez Baca (contrastado con su declaración previa a la que se confirió
merito probatorio); los testimonios de los efectivos policiales Lenin Apolinar Méndez
Grados y Jaime Sebastián Azañero Sánchez (sobre los detalles de la recepción de
denuncia, operativo, sindicación del agraviado y aprehensión del procesado) – y

documental – actas de recepción de denuncia verbal, intervención policial por


flagrancia delictiva, acta de registro personal, formato de identificación del
imputado, acta de entrega de un teléfono celular y acta de declaración previa del

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menor David Jhonatan Velásquez Baca – incorporadas al plenario y sometidas

al contradictorio; estableciendo de su valoración individual y conjunta la


responsabilidad penal y civil del procesado en los hechos objeto de
acusación. Asimismo, en la sentencia se exponen las razones por las
cuales se rechaza la tesis de defensa del procesado.

2.4.2. Cuestionamientos formulados por el apelante.

25. Vigésimo primero.– Conforme ya se ha señalado, los argumentos


impugnativos formulados por el apelante se circunscribieron a cuestionar
la sentencia invocando: a) incorrección en la valoración judicial de la
prueba actuada en juicio oral – insuficiente, a criterio del apelante, para
enervar la presunción de inocencia –, sustento de su pretensión de
revocatoria; y, b) vulneración de garantías procesales previstas por la
Constitución, sustento de su pretensión de nulidad. En consideración a la
naturaleza del agravio invocado y sus implicancias corresponde evaluar
en primer término los cuestionamientos que sustentan la pretensión
impugnatoria de nulidad y, en caso de superarse, seguidamente los que
sustentan la pretensión de revocatoria.

2.4.2.1 Cuestionamientos de nulidad por afectación a garantías procesales.

a. Test de Nulidad - Requisitos.

26. Vigésimo segundo.– La nulidad se sustenta en tres principios concurrentes


y necesarios para su existencia: oportunidad, taxatividad y lesividad o
trascendencia. Por el principio de oportunidad, la nulidad debe ser
planteada en la primera oportunidad que se tuviera. La excepción a la
regla está constituida por aquellos supuestos de nulidad esencial que
pueden ser declarados aun de oficio por el juez y que por disposición del
artículo 152.1 del Código Procesal Penal no son convalidables. Por el

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principio de taxatividad, la causal invocada tiene que encontrarse


expresamente señalada en la ley o tratarse de la afectación de un
derecho consagrado en forma expresa en la Constitución o en los
tratados de derechos humanos de los cuales el Perú es parte obligada,
principio reconocido en el artículo 149 del referido código procesal: “La
inobservancia de las disposiciones establecidas para las actuaciones procesales
es causal de nulidad sólo en los casos previstos en la ley.” En cuanto al

principio de lesividad o trascendencia, a ninguna persona le resulta lícito


causar con su actuación o con su omisión un perjuicio en otra persona,
debiendo, en tal caso, conferirse tutela al perjudicado.

27. Vigésimo tercero. – Con relación al test de nulidad, verificamos que en el


presente caso se satisface la exigencia de oportunidad – al haber sido
planteado con ocasión del trámite recursal -, y de taxatividad - en tanto la
afectación al contenido esencial de derechos y garantías constitucionales se
encuentra expresamente prevista en el artículo 150° inciso d) del Código
Procesal Penal. En cuanto a la exigencia de lesividad o trascendencia, es

menester evaluar si en el curso del proceso y con la emisión de la


sentencia se han vulnerado garantías constitucionales de índole procesal,
y sí ello ocasiona una afectación insuperable a la parte apelante.

28. Vigésimo cuarto.– Conforme se advierte del recurso de apelación, la


defensa invoca de manera genérica vulneración a las garantías de
debido proceso y debida motivación de las resoluciones judiciales -
identificando como supuesto de tal afectación la emisión de una
sentencia con motivación aparente -; asimismo, en la audiencia de
apelación el defensor enfatizó que se afectó el derecho de defensa del
procesado al no permitírsele contar con una defensa idónea; y además
que en la presente causa se privilegió el proceso.

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b. Análisis en cuanto a la presunta afectación a las garantías de debido


proceso y debida motivación de las resoluciones judiciales.

29. Vigésimo quinto.- La defensa del procesado invoca afectación al debido


proceso y la debida motivación argumentando que la sentencia
contiene una motivación aparente en tanto la versión proporcionada por
el agraviado en juicio fue apreciada de manera subjetiva, estimándola
increíble, irrazonable poco clara e incongruente, así como inverosímil por
carecer de mayores detalles que expliquen su variación, lo que debió
reconducirse como ausencia de persistencia en la incriminación, y no
servir de justificación para condenar al procesado.

30. Vigésimo sexto.– Conforme se ha señalado en las consideraciones


normativas, la vulneración al derecho y garantía del debido proceso se
pone de manifiesto, entre otros supuestos, cuando no se respetan los
derechos procesales de las partes, se omite o altera actos de
procedimiento, no se efectiviza la tutela jurisdiccional efectiva y también,
por cierto, cuando se deja de motivar la decisiones judiciales o se lo hace
de manera incoherente transgrediendo la normatividad vigente; extremo
este último al que se reconduce el agravio invocado por el apelante
quien cuestiona la sentencia por contener una motivación aparente. Por
motivación aparente se entiende – conforme a la doctrina jurisprudencial
invocada - aquella que no da cuenta de las razones mínimas que
sustentan la decisión o que no responde a las alegaciones de las partes o
que solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato, amparándose
en frases sin sustento factico ni jurídico.

31. Vigésimo séptimo.- Esta Sala Penal identifica en los argumentos del
apelante un estricto cuestionamiento a la valoración judicial del
testimonio del agraviado en juicio, desestimado por el juzgado colegiado
en base al análisis de la retractación bajo los alcances de la
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jurisprudencia y doctrina existente sobre la materia; agravios que


evidentemente no configuran un supuesto de motivación aparente y que
serán evaluados por este tribunal en el ámbito de la pretensión de
revocatoria. Del examen de la sentencia, verificamos que en sus
considerandos décimo cuarto a vigésimo octavo se han expuesto con
amplitud y exhaustividad las razones de la decision judicial de condena -
en merito a la valoración individual y conjunta de los medios de prueba, y la

acreditación de la delictuosidad de los hechos probados-, dando respuesta a

las alegaciones tanto de la acusación como de la defensa con sustento


en la prueba actuada y en la normatividad juridica aplicable, de modo
tal que no concurre un supuesto de motivación aparente lesivo a la
garantía de debida motivación y debido proceso, consideraciones por las
cuales la pretensión de nulidad por afectación a dichas garantías debe
desestimarse.

c. Análisis en cuanto a la presunta afectación al derecho de defensa.

32. Vigésimo octavo.– En la audiencia de apelación el defensor del


procesado manifestó que se afectó el derecho de defensa de su
patrocinado, al no permitírsele contar con una defensa idónea. Al
respecto, constatamos que tal cuestionamiento carece de concreción; al
margen de los cuestionamientos genéricos a la celeridad del proceso, el
apelante no especificó en qué oportunidad y de qué forma se afectó el
derecho de defensa.

33. Vigésimo noveno.- De la revisión de lo actuado advertimos que el


procesado tomó conocimiento de la imputación de manera personal, se
le hizo conocer sus derechos, entre ellos el de elegir libremente un
abogado defensor. Su declaración policial – en la que negó su participación
en el delito - la efectuó con el asesoramiento del defensor público Dany

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Anhuamán Vílchez, sin ninguna oposición - conforme aparece de folios veintidós


a veinticuatro -; en la audiencia única de incoación de proceso inmediato
(de folios treinta y siete a cuarenta y uno) fue representado por su abogada
particular Ana María Pérez Méndez, quien también ejerció su defensa
durante el juzgamiento oral inmediato, alegando a favor de su tesis de
descargo, contradiciendo la prueba de cargo y formulando sus alegatos
(conforme aparece de folios setenta y cuatro a ochenta y del registro de audio

correspondiente), actuaciones en las que su derecho a la defensa material y


a la defensa técnica estuvieron plenamente garantizados;
posteriormente, a través de un nuevo abogado particular, el letrado
William A. Matta Berrrios, el procesado interpuso su recurso de apelación y
ofreció nuevos medios de prueba, siendo dicho abogado quien ejerció
con amplitud su defensa tecnica en el juicio de apelación; por ende, al
no verificarse que en el curso del presente proceso penal el procesado
haya estado impedido de ejercer los medios necesarios, suficientes y
eficaces para defender sus derechos e intereses legítimos, no se puede
concluir que se ha vulnerado su derecho de defensa, consideraciones por
las cuales su pretensión de nulidad en este extremo también debe ser
desestimada.

34. Trigésimo.- En el mismo orden de ideas expuesto, si bien la defensa


enfatizó que en la presente causa penal se privilegió el proceso antes que
la búsqueda de la verdad en mérito de la prueba actuada, dicha
aseveración, sin más, no cuenta con ningún respaldo concreto y objetivo
en lo actuado. El proceso inmediato, regulado por el artículo 446 del
Código Procesal Penal10 - que ciertamente privilegia la eficacia en la
persecución del delito, entre otros supuestos, en los casos de flagrancia
delictiva, estando a la suficiencia de la evidencia acreditativa – no
puede considerarse per se lesivo a los derechos fundamentales: plazo

10 Artículo modificado por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1194 .


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razonable, derecho de defensa, derecho a la prueba, etc.; la invocación


de afectación debe analizarse en consideración a las particularidades
del caso concreto lo que deberá ser materia de evaluación exhaustiva
por el órgano jurisdiccional. En el presente caso, además de haberse
verificado que se ha garantizado al procesado su derecho a la defensa
material y tecnica, también se le ha garantizado con amplitud el derecho
a la prueba en la audiencia única - específicamente en el juzgamiento
oral -, así como también en el trámite de apelación, siendo la sentencia el
resultado de la valoración individual y conjunta de la prueba actuada
cuya corrección será evaluada seguidamente teniendo como parámetro
los límites del recurso.

2.4.2.2 Cuestionamientos a la valoración judicial de la prueba.

35. Trigésimo primero.– De los alegatos formulados por la defensa del


procesado en el juicio de apelación – aludidos en el décimo cuarto
considerando de la presente – se colige un cuestionamiento a la
valoración judicial de los medios de prueba, especialmente del testimonio
brindado por el agraviado del que, considera, debió colegirse la
ausencia de persistencia en la incriminación y no desestimársele en base
a apreciaciones subjetivas (por ser incongruente, carente de claridad,
objetividad, verosimilitud y detalle); enfatizando que la prueba actuada
en sede de instancia y en el juicio de apelación revela una maquinación
policial de los hechos con el propósito de investigar al menor apodado
“chisco” obligando al agraviado a incriminar tanto a dicho menor como
al procesado.

36. Trigésimo segundo.- Habiéndose cuestionado la valoración judicial de la


prueba, es menester mencionar que por expresa disposición del artículo
425° inciso 2 del Código Procesal Penal, esta Sala Superior no puede

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otorgar diferente valor probatorio a la prueba personal que fue objeto de


inmediación por el tribunal de instancia, salvo que su valor probatorio sea
cuestionado por una prueba actuada en segunda instancia. Habiéndose
actuado en sede de apelación prueba personal y documental a pedido
de la defensa, es necesario compulsar el valor probatorio conferido por el
juzgado colegiado a los medios de prueba actuados en juicio, con la
prueba actuada en segunda instancia, siempre dentro de los límites del
recurso.

37. Trigésimo tercero.- Del examen de la sentencia verificamos que en ella se


analiza de manera individual y conjunta el examen del testigo agraviado
Lesvi Dayson Velásquez Baca, quien en el juicio oral brindó una versión
distinta a la incriminación contenida en su declaración inicial. En juicio
oral no negó haber sido víctima de la sustracción de su teléfono celular,
manifestando esta vez que fue el menor conocido con el alias de
“chisco” quien se lo quitó de las manos, siendo también este sujeto quien
le tiró piedras y lo amenazó haciendo con su mano en la cintura un
ademan como de tener un arma de fuego (conductas ésta última que
inicialmente atribuyó al procesado), manifestando además que el
procesado no tuvo intervención alguna en los hechos, manteniéndose a
unos tres o cuatro metros de distancia; como justificación de su cambio
de versión dijo que incriminó al procesado por que tuvo miedo que le
hiciera daño pues al amenazarlo le dijo que ya había matado a una
persona, pretendiendo con la denuncia que la policía le ayude a
recuperar su teléfono. Al analizar la nueva versión del agraviado el
colegiado resalta que ésta no tiene claridad, exhaustividad, objetividad y
verosimilitud, pues es vacía en detalles sobre los hechos, la información
proporcionada es ambigua y carente de coherencia sobre la supuesta
desposesión del teléfono y la no intervención del procesado; por lo
demás, resalta que no se exponen argumentos razonables y congruentes

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que expliquen el cambio de versión, lo que se analiza extendidamente en


la parte final del décimo octavo considerando de la sentencia.

38. Trigésimo cuarto.- Conforme puede advertirse de lo actuado, el


agraviado brindó una declaración inicial directamente incriminatoria
contra el procesado; en juicio oral la modificó desvinculándolo de la
sustracción de su teléfono celular hecho que, al igual que las amenazas,
atribuyó únicamente al menor de alias “chisco”; en tanto que en el juicio
de apelación manifestó que sólo se produjo un conato con el tal
“chisco”, negando la sustracción de su teléfono. Sobre el particular, como
también se resalta en la sentencia, nos encontramos frente a un supuesto
de retractación el que - conforme a la jurisprudencia vinculante y la doctrina
legal invocada en las consideraciones normativas de la presente resolución –

frente a dos o más declaraciones carentes de uniformidad o persistencia,


en cuanto a los hechos incriminados, por parte de un mismo sujeto
procesal, es posible que el órgano jurisdiccional haga prevalecer como
confiable aquella con contenido de inculpación por sobre las otras de
carácter exculpante, siempre que sean sometidas a contradicción con
las garantías de ley y trasunte una mayor verosimilitud y fidelidad; para
ello precisamente es menester colmar un estándar mínimo que permita
superar la retractación como obstáculo al juicio de credibilidad.

39. Trigésimo quinto. Sin perjuicio del análisis del testimonio del agraviado - a
la luz de las garantías de certeza del testimonio, establecidas en el Acuerdo
Plenario N° 2-2005/CJ116 -, efectuado por el juzgado colegiado en los

considerandos vigésimo a vigésimo segundo de la sentencia, evaluación


que este tribunal superior comparte; con respecto a la retractación es
menester enfatizar que: a) la versión incriminatoria proporcionada por el
agraviado estuvo ausente de incredibilidad subjetiva – como se
fundamenta con claridad en el vigésimo considerando de la sentencia a cuya

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análisis nos remitimos-; b) la versión incriminatoria fue corroborada


periféricamente con una pluralidad de datos probatorios que fluyen de la
declaración de David Jhonatan Velásquez Baca, hermano del agraviado,
debidamente introducida al plenario; y de las actuaciones policiales
efectuadas en mérito a la directa e inmediata denuncia del agraviado,
sobre lo que dieron cuenta los testigos, efectivos policiales Lenin Apolinar
Méndez Grados y Jaime Sebastián Azañero Sánchez, perennizadas
además en las actas de recepción de denuncia, de intervención del
procesado, de registro personal y de entrega de teléfono celular,
introducidas a debate; c) el relato incriminatorio brindado por el
agraviado no fue fantasioso o increíble, por el contrario fue coherente y
circunstanciado.

40. Trigésimo sexto.- Si bien es cierto en el juzgamiento oral el agraviado varió

su versión, no debe perderse de vista que su nuevo relato adoleció de


coherencia – lo que evidenció el colegiado en inmediación, constatando que
pese a admitir la presencia del procesado en el lugar de los hechos (e incluso
reiterando el tenor de la amenaza, atribuyéndola esta vez al menor), trató de
minimizar su participación desvinculándolo de la sustracción violenta de su
teléfono celular, lo que no se condice con el posterior hallazgo del bien en su
poder; carencia de coherencia que se tornó más evidente cuando con
posterioridad, en instancia de apelación, el agraviado proporcionó una nueva
versión de los hechos, en la que negó la ocurrencia del delito – y exhaustividad

– siendo notoria la carencia de circunstancias plausibles sobre los hechos tanto


en el juicio oral como en el juicio de apelación -; tampoco tuvo capacidad
corroborativa pues la versión proporcionada en el juicio oral no fue
corroborada en absoluto con ningún medio de prueba; y en cuanto a la
versión proporcionada en segunda instancia, tampoco se podría asumir
corroboración pues si bien las testigos intentaron negar la intervención del
procesado en el robo tratando de aproximarse a la nueva versión del

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agraviado, en lo nuclear, Liza Verónica Escobar Gerónimo refirió que no


pudo ver si se produjo la sustracción del celular pues estuvo “tapada”, en
tanto que Lea Raquel Vásquez Ávila aludió que el procesado si participó
en la supuesta pelea, lo que el agraviado negó con ocasión de su
examen; por lo demás, no reviste tampoco relevancia la prueba
documental actuada en sede de apelación pues no fue controvertido
que el lugar donde se produjeron los hechos fue próximo al domicilio del
procesado, sin perder de vista que cuando ocurrieron los hechos, horario
de habitual labor, el procesado estuvo involucrado en el evento ilícito,
circunstancia que pone en duda la existencia de arraigo.

41. Trigésimo sétimo.- Aunado a lo expuesto en el considerado precedente,

consideramos que ninguno de los motivos brindados por el agraviado


como justificación de su supuestamente falsa versión sobre los hechos
reviste razonabilidad. En efecto, en el juicio oral dijo que incriminó al
procesado por temor “porque yo tenía miedo a que me haga daño, como
me dijo que había matado, yo tuve miedo, y fui a la policía para que lo
detuvieran”, sin embargo – como lo resalta el colegiado – el agraviado ya en

su primigenia declaración había dado cuenta de que tuvo miedo “Yo


tengo temor que me hagan daño, puesto que dicho sujeto me amenazó que
me iba a matar como lo mató a Luti, por eso solicito la protección debida”
circunstancia que no fue impedimento para que atribuyera al procesado
circunstanciadamente la sustracción violenta de su celular ni le reste
gravedad a los hechos. Ahora bien, en el juicio de apelación el
agraviado ensayó una nueva justificación en apoyo de su nueva versión
según la cual sólo acudió a la comisaria a solicitar garantías contra el
menor apodado “chisco”, aseverando que la policía - evidentemente
con posterioridad a la aprehensión del procesado - le sugirió que dijera
que le habían robado, agrediéndolo “agarrándolo de los pelos”
(soslayándose, en este punto, que ya el agraviado había denunciado

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formalmente la producción del robo); y que la versión que proporcionó en


juicio fue por temor a que le sucediera algo pues uno de los policías,
quien lo obligó a firmar, estuvo presente en el juicio. Al respecto, la nueva
justificación proporcionada por el agraviado resulta a todas luces carente
de coherencia, primero, porque por si sola desmerece y descarta su
primigenia justificación y, segundo, porque deviene en ilógico que haya
sido obligado por la policía a sindicar al procesado cuando su
declaración fue recibida con regularidad y sin referencia a tales hechos
en presencia del fiscal penal provincial, de la fiscal de familia y con
conocimiento del defensor del procesado; lo propio aconteció en el
juzgamiento oral, desarrollado con las garantías de ley ante los jueces
integrantes del colegiado, instancia en la que pudo exponer con
amplitud sobre los hechos sin dar cuenta en absoluto ni directamente ni
por intermedio de su abogada defensora de libre elección de la
existencia de presión policial, circunstancias todas ellas que no hacen sino
evidenciar que los cambios de versión sobre los hechos por parte del
agraviado - en los que como se ha dicho, primero trató de atenuar y luego
diluir la intervención del procesado en la sustracción violenta de su teléfono,
aludiendo a sentimientos de culpa por la privación de libertad del procesado, y
sin soslayar por cierto la objetiva posibilidad de contacto con la parte imputada,
quien la ofreció e invocó en apelación que la imputación fue tramada por la
policía, antes que el agraviado deponga sobre los hechos, en apoyo a una tesis
a la que el propio procesado no aportó-, a criterio de este tribunal superior

no tiene más justificación que la existencia de un fundado temor,


percibido en inmediación, expuesto por el propio agraviado al brindar su
versión incriminatoria, corroborada en ese extremo además con la
declaración de su hermano menor David Jhonatan; por tanto, no son
atendibles los argumentos del apelante orientados a cuestionar de
subjetiva la valoración del testimonio del agraviado.

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42. Trigésimo octavo.- Aunado a lo expuesto, este tribunal advierte carencia


de coherencia en la tesis postulada por la defensa en el juicio de
apelación – distinta a la de juicio y a la primigenia versión del propio procesado
- pues si supuestamente el propósito de la autoridad policial era
aprovechar las circunstancias de presencia del agraviado en la comisaría
para investigar al menor de edad apodado “chisco” por estar
involucrado en un asesinato, ¿qué sentido tenía involucrar al procesado
en la sustracción violenta de su teléfono?; incluso si ese hubiera sido el
vedado propósito policial ¿qué sentido tenía dejar constancia del
hallazgo del mencionado bien en poder del procesado?, con quien -
como se expone en la sentencia - no existía ninguna animadversión,
encono o móvil subalterno que justifique una falsa imputación -. Cabe
indicar además que el hallazgo del bien en poder del procesado no pone
en entredicho la versión incriminatoria del agraviado según la cual el
denominado “chisco” le sustrajo el teléfono aprovechando que el
procesado lo “cogoteaba” pues además de que medió un tiempo
considerable entre la comisión del delito y su captura, no puede
sostenerse como regla que quien de motu proprio sustrae ilícitamente un
bien en un contexto de reparto de roles necesariamente deba
conservarlo en su poder.

2.4.3 Conclusión

43. Trigésimo noveno.- Conforme se ha expuesto en los considerandos


precedentes, esta Sala Penal de Apelaciones comparte el razonamiento
efectuado por el A quo en los extremos cuestionados por el recurso, quien
ha sustentado su pronunciamiento condenatorio en la valoración
individual y conjunta de los medios de prueba actuados en juicio oral, en
virtud de los principios de contradicción e inmediación y con recurso a la
sana critica, de los que se ha llegado a establecer que la conducta

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desplegada por el procesado, acreditada en juicio, se subsume en la


hipótesis normativa del delito de robo agravado, objeto de acusación,
reviste tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad, y se hace merecedora de
reproche penal; concluyéndose que la recurrida contiene la motivación
exigible que precisa la garantía de motivación de las resoluciones
judiciales, pues en ella se han expresado las razones que sustentan la
decisión judicial de condena al haberse desvirtuado la presunción de
inocencia del procesado; no advirtiéndose vulneración a derechos y
garantías previstas por la Constitución, consideraciones por las cuales la
resolución venida en grado debe ser confirmada.

2.4.4 Costas en segunda instancia

44. Cuadragésimo.- Respecto de las costas del proceso, consideramos que el


apelante interpuso su recurso en ejercicio del derecho a la doble
instancia, existiendo razones constitucionales que justifican la exención del
pago, conforme a la disposición que contiene el artículo 497° inciso 3 del
Código Procesal Penal.

III. PARTE RESOLUTIVA

Por las consideraciones expuestas, analizando los hechos, la actuación


procesal y los argumentos expuestos por las partes, de conformidad con las
normas glosadas en la presente resolución, la Primera Sala Penal de
Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, POR
UNANIMIDAD HA RESUELTO:

1. DECLARAR INFUNDADA la pretensión de nulidad formulada por la defensa


del procesado Diego Armando Chávez Cabrera.

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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD
Primera Sala Penal de Apelaciones
Avenida América Oeste s/n – Mz. “P” lote 7 - Urb. Natasha Alta – Trujillo.
PODER JUDICIAL
Telefax: 044 -482260 Anexo 23758

2. CONFIRMAR la sentencia, resolución número trece - de fecha nueve de


diciembre de dos mil quince-, emitida por el Tercer Juzgado Penal

Colegiado de Trujillo, en la que se condenó a Diego Armando Chávez


Cabrera como autor del delito de Robo Agravado, en agravio de Lesvi
Dayson Velásquez Baca; y como tal se le impuso doce años de pena
privativa de la libertad efectiva, la que computada desde su detención
en flagrancia el treinta de noviembre del año dos mil quince vencerá el
veintinueve de noviembre de dos mil veintisiete, con todo lo demás que
contiene.

3. SIN COSTAS por el presente recurso de apelación.

4. ORDENARON que los actuados se devuelvan al juzgado de origen.

Interviniendo como director de debates y ponente, el señor Juez Superior


Titular Juan Rodolfo Segundo Zamora Barboza.

Juan Rodolfo Segundo Zamora Barboza


Juez Superior Titular
Presidente

Norma Beatriz Carbajal Chávez Noé Virgilio López Gastiaburú


Jueza Superior Titular Juez Superior Supernumerario

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