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Capítulo 2

Introducción a la teoría de grupos

2.1 Introducción
Comencemos con un juego de cartas
Tomemos 9 cartas de un mismo palo numeradas del 1 al 9. Empezamos con ellas
ordenadas como se ve en la figura 2.1.

Figura 2.1: Cartas ordenadas

Ahora las separamos colocándolas alternativamente en dos montones boca


abajo. Después montamos uno sobre otro y “cortamos” todas las veces que quera-
mos y por donde queramos (“cortar” es pasar unas cuantas cartas de arriba a abajo
sin desordenarlas ni mezclarlas).
Después de hacer esto dos veces las cartas quedan bastante desordenadas, co-
mo puede verse en la figura 2.2.

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Figura 2.2: Cartas desordenadas

Pero, para quedarnos más seguros del desorden, vamos a separarlas una tercera
vez y, por supuesto, “cortar” cuantas veces queramos.
Ahora miramos la carta de arriba

Figura 2.3: Cartas de arriba

y pasamos de arriba a abajo tantas cartas como indique el número (en el ejemplo
de la figura 2.3, es el 4). Entonces, enseñamos las cartas y ¡todo está ordenado
como al principio!
¿Qué es lo que ocurre? ¿Dónde está la magia?
Lo que hemos visto es un juego de “magia” que no tiene ningún “truco”. Es
álgebra y nada más que álgebra lo que hay detrás de este juego. En las siguientes
secciones vamos a profundizar en el modelo algebraico que nos va a permitir
descubrir por qué se ordenan las cartas: El grupo de las permutaciones. Y
después volveremos al juego de cartas.

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Permutaciones de un conjunto
En cada paso del juego anterior “separamos” o “cortamos” las cartas, es decir, las
cambiamos de orden. De esta manera estamos estableciendo una biyección entre
las posiciones originales en las que se encuentran las cartas, aquellas que ocupan
después de barajearlas. Por ejemplo, en la figura 2.2 se observa que la primera
carta se ha quedado en su lugar, pero la segunda ahora está la octava, la tercera
está la sexta, etcétera. La biyección correspondiente es:

1 → 1
2 → 8
3 → 6
4 → 4
5 → 2
6 → 9
7 → 7
8 → 5
9 → 3.
.

Permutación de un conjunto
Sea X un conjunto, se llama permutación de X a cualquier apli-
cación biyectiva σ : X → X.

Sim(X)
El conjunto de todas las permutaciones de un conjunto X se de-
nota por Sim(X).

Cuando trabajamos con permutaciones del conjunto {1, 2, · · · , n}, una manera
concisa de representar una permutación es a través de una matriz con dos filas, la
primera los números del 1 al n, y la segunda sus imágenes . En nuestro ejemplo,
la primera fila indica la posición inicial y la segunda la nueva posición tras la
permutación.  
1 2 3 4 5 6 7 8 9
1 8 6 4 2 9 7 5 3

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Composición de permutaciones
Pero Sim(X) es más que un conjunto. Las permutaciones son, en
particular, aplicaciones, de manera que dadas dos permutaciones
π y σ podemos componerlas para obtener una nueva permutación
π ◦ σ. (Recuerda que hemos visto que la composición de aplica-
ciones biyectivas es biyectiva).

La composición de permutaciones satisface las siguientes propiedades.


Proposición 2.1.1. Sea X un conjunto, se verifican las siguientes propiedades:
1. La composición de permutaciones de X es una permutación de X. Es decir,
para cada par de permutaciones σ, τ ∈ Sim(X), se tiene que τ ◦ σ ∈
Sim(X).
2. La aplicación identidad en X, que denotaremos por 1X es una permutación.
Es decir, 1X ∈ Sim(X).

3. La inversa de cualquier permutación de X es una permutación de X. Es


decir, para cada σ ∈ Sim(X), su inversa σ −1 también está en Sim(X).
4. La composición de permutaciones verifica la propiedad asociativa. Es de-
cir, dadas σ, τ y ρ ∈ Sim(X), tenemos que ρ ◦ (τ ◦ σ) = (ρ ◦ τ ) ◦ σ.
P RUEBA : Ya hemos visto en el tema anterior que la composición de dos
aplicaciones biyectivas es también biyectiva, como ambas van de X en X, la
composición de dos permutaciones es una permutación (1). Sabemos también
que 1X es una aplicación biyectiva de X en X, luego 1X ∈ Sim(X) (2). Cada
aplicación biyectiva tiene una aplicación inversa que es también biyectiva, si σ es
una aplicación biyectiva de X en X entonces σ −1 : X → X es una permutación
(3). Por último, la composición de aplicaciones verifica la propiedad asociativa,
en particular la composición de permutaciones también la verifica (4). 

Sin duda nos hemos encontrado anteriormente con estas propiedades. Deten-
gámonos a pensar cuándo. Los conjuntos Z, Q, R y C tienen definidos de manera
natural dos operaciones, la suma y el producto. Con respecto a la suma, cada uno
de ellos satisface las propiedades de la Proposición 2.1.1. (Los números naturales
N no las hace ya que, por ejemplo, la inversa de 1 con respecto a la suma es −1,
que no pertenece a N).
Con respecto al producto, ninguno de estos conjunto satisface la tercera pro-
piedad de la Proposición 2.1.1, ya que el cero pertenece a todos ellos, pero el cero

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no tiene inversa. Por otra parte, si quitamos el cero de algunos de estos conjuntos,
esto es, si consideramos Q∗ = Q \ {0}, R∗ = R \ {0} y C∗ = C \ {0}, entonces
se cumplen todas las propiedades de la Proposición 2.1.1. Por otra parte, en el ca-
so de Z junto con la operación de multiplicación, los único elementos que tienen
inversa son 1 y −1. La inversa de 2 es 1/2 que no pertenece a Z.
Una pregunta al lector, ¿por qué no consideramos las operaciones de resta y
división? ¿Satisfacen estas operaciones la propiedad asociativa?
Para un ejemplo de naturaleza más geométrica que satisfaga las propiedades
de la Proposición 2.1.1, el lector está invitado a verificar que el conjunto de las
simetrías de un cuadrado, (rotación de ángulo π2 , simetría con respecto a las dia-
gonales, etc), junto con la operación de composición.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué tienen en común estos ejemplos? Antes de
empezar a investigar estas preguntas, introducimos una nueva definición, que nos
evitará referirnos una y otra vez a la Proposicion 2.1.1.
Para esto, observemos que en todos los ejemplos anteriores, tenemos tanto un
conjunto G, como una operación (suma, producto, composición) entre sus ele-
mentos. Esto nos motiva a hacer la siguiente definición.

Operación
Una aplicación de G × G en G tal que a cada par ordenado
(a, b) ∈ G × G le asocia un único elemento a ⋆ b de G se de-
nomina operación.

Por ejemplo, en la discusión anterior, la operación considerada para Sim(X)


era la composición de aplicaciones, para Z la suma y para Q∗ el producto.
En otros contextos es necesario trabajar con otros tipos de operaciones. Por
esta razón, con frecuencia se dice que la operación de grupo es binaria e interna.
En este caso, el adjetivo binario se refiere a que el conjunto de partida es un
producto cartesiano, y el adjetivo interno a que la aplicación se define entre G × G
y G. Por ejemplo, la multiplicación de un vector por un escalar es una operación
que no es interna.

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Grupo
Un grupo es un par (G, ⋆), donde G es un conjunto y ⋆ es una
operación sobre G verificando las siguentes propiedades:

1. La operación es asociativa.

2. La operación tiene elemento neutro. Es decir, existe un


elemento e ∈ G tal que para todo x ∈ G se tiene que
x ⋆ e = e ⋆ x = x.

3. Cada elemento de G posee un simétrico. Es decir, para


cada x ∈ G existe un elemento x−1 ∈ G tal que x ⋆ x−1 =
x−1 ⋆ x = e.

Una manera equivalente de presentar los resultados obtenidos en la Proposi-


ción 2.1.1 es entonces la siguiente.

El grupo simétrico
El conjunto Sim(X) de las permutaciones de un conjunto X, jun-
to con la composición de permutaciones, es un grupo.

Aprender matemáticas es un proceso activo. Cuando vemos una nueva defini-


ción es indispensable detenerse y pensar, buscar ejemplos, pensar en la motivación
detrás de ella. ¿Por qué se introduce? ¿Qué nos dice? ¿Qué caracteristicas com-
parten (o no comparten) los diferentes ejemplos que lo satisfacen?

Ejemplo 2.1.2. Hagamos una lista de algunos grupos que conocemos bien:

1. Z, Q, R y C son grupos con la suma. En este caso el elemento neutro es el


cero. El simétrico de un elemento a es su opuesto −a.
Es importante señalar esto porque en la definición de grupo se usa una nota-
ción multiplicativa para el simétrico (el simétrico de x es x−1 ). Este debe
ser modificado naturalmente cuando la operación del grupo es la suma (el
simétrico de a es −a).

2. Q∗ = Q \ {0}, R∗ = R \ {0} y C∗ = C \ {0} son grupos con la multiplica-


ción.

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3. El conjunto {−1, 1} con el producto es un grupo con dos elementos.
4. El conjunto de las matrices n × n, con elementos en un cuerpo k y determi-
nante no nulo, GL(n, k), es un grupo con la multiplicación de matrices.
5. Las simetrías de un poligono regular (triángulo, cuadrado, pentágono, etc),
junto con la operación de composición es un grupo.
Una ventaja de trabajar con la definición de grupos, es que cualquier propie-
dad que podamos deducir de la definición será válida en cada uno de los ejemplos
anteriores (y en cualquier otro grupo). Por ejemplo, algunas propiedades impor-
tantes que se deducen directamente de la definición de grupo son las siguientes:
Proposición 2.1.3. El elemento neutro de un grupo (G, ⋆) es único.
P RUEBA : Si e y e′ son elementos neutros de (G, ⋆), entonces se tiene:
e = e ⋆ e′ = e′ ,
donde la primera igualdad se tiene por ser e′ elemento neutro, y la segunda se
tiene por ser e elemento neutro. 

Proposición 2.1.4. En un grupo (G, ⋆), el simétrico de un elemento x ∈ G es


único.
P RUEBA : Sea x ∈ G, y sean y, z elementos simétricos de x. Se tiene:
y = y ⋆ e = y ⋆ (x ⋆ z) = (y ⋆ x) ⋆ z = e ⋆ z = z.


En el capítulo 1 demostramos esta proposición para el ejemplo particular de


las aplicaciones biyectivas. Ahora vemos que la propiedad la comparten todos los
grupos.

Elemento simétrico
Gracias a este resultado, podemos denotar al simétrico de x por
x−1 (o por −x si estamos usando notación aditiva) sin ambigüe-
dad, puesto que sólo hay un elemento simétrico.

Más aún, para comprobar que un elemento y es el simétrico de un elemento x,


no es necesario ver que x ⋆ y = e y que y ⋆ x = e; bastará con comprobar una de
estas dos condiciones:

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Proposición 2.1.5. Si x, y son elementos de un grupo (G, ⋆) tales que x ⋆ y = e,
entonces y = x−1 y x = y −1.
P RUEBA : A partir de x ⋆ y = e, si multiplicamos esta igualdad desde la
izquierda por x−1 , obtenemos y = x−1 . Y si la multiplicamos desde la derecha
por y −1 , obtenemos x = y −1. 

Es imposible evitar preguntarse: ¿Qué sucede con la propiedad conmutativa?


Ya que estamos en esto, ¿Todos los grupos satisfacen la propiedad conmutativa?
La respuesta es un rotundo no, y esta es una observación muy importante. Por
ejemplo, la composición de permutaciones no verifica la propiedad conmutativa.
Ejemplo 2.1.6. Sea X = {1, 2, 3} y sean las permutaciones de X
   
1 2 3 1 2 3
σ: yτ: .
2 1 3 2 3 1
Es decir, σ es la permutación que intercambia los números 1 y 2, dejando 3 inva-
riante, y τ es la que lleva 1 en 2, 2 en 3 y 3 en 1.
Entonces las composiciones de σ y τ son
   
1 2 3 1 2 3
τ ◦ σ: yσ◦τ: .
3 2 1 1 3 2
Como son permutaciones distintas, esto demuestra que la composición de permu-
taciones no es conmutativa en general1.
De este ejemplo concluimos que si X tiene al menos tres elementos el grupo
Sim(X) no es conmutativo.

Grupo abeliano
Dado un grupo G, si la operación de grupo es conmutativa enton-
ces se dice que el grupo es abeliano o conmutativo.

¿Cuáles de los grupos que aparecen en el Ejemplo 2.1.3 son abelianos?


En esta breve introducción hemos observado que existen grupos finitos y gru-
pos infinitos. Por otra parte, que existen grupos conmutativos (abelianos) y grupos
no conmutativos. ¿Qué más podemos decir? La respuesta a esta pregunta es uno
de los capítulos más elegantes de las matemáticas, que empezaremos a estudiar
ahora.
1
“En general” quiere decir que no negamos la posibilidad de que existan pares de permutacio-
nes cuya composición sí conmute. Animamos al lector a buscar algún ejemplo de este hecho.

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2.2 Ciclos y trasposiciones. El grupo Sn
Ciclos y trasposiciones

Soporte de una permutación


Sean X un conjunto y σ una permutación de Sim(X). Llamamos
soporte de σ al conjunto

sop(σ) = {x ∈ X | σ(x) 6= x}.

Ciclos y trasposiciones
Se dice que σ ∈ Sim(X) es un ciclo de longitud 0, o un 0-ciclo,
si es la identidad.
Se dice que σ ∈ Sim(X) es un ciclo de longitud r, o un r-ciclo
(con r ≥ 2), si su soporte es un conjunto finito de r elementos

sop(σ) = {i1 , i2 , . . . , ir }

donde σ(i1 ) = i2 , σ(i2 ) = i3 , . . ., σ(ir−1 ) = ir y σ(ir ) = i1 .


Decimos que σ ∈ Sim(X) es una trasposición si es un ciclo de
longitud 2.

Nota 2.2.1 (Notación para ciclos). Sea σ ∈ Sim(X) un ciclo tal que sop(σ) =
{i1 , i2 , . . . , ir } donde σ(i1 ) = i2 , σ(i2 ) = i3 , . . ., σ(ir ) = i1 . Entonces escribire-
mos σ de la siguiente forma

σ = (i1 i2 . . . ir )

sabiendo que si x ∈ X no aparece en la lista entonces σ(x) = x.


Obsérvese que con esta notación tenemos diferentes representaciones de un
mismo ciclo:

σ = (i1 i2 . . . ir ) = (i2 i3 . . . ir i1 ) = · · · = (ir i1 . . . ir−1 ).

Siguiendo esta notación podemos escribir el ciclo identidad como

1X = (),

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Figura 2.4: Ciclo

pues sop(1X ) = ∅ y todos los elementos que no aparecen entre los paréntesis (o
sea, todos los elementos de X) quedan invariantes.

Ejemplo 2.2.2. Veamos algunos ejemplos:


1. La permutación del conjunto {1, 2, 3, 4, 5} definida por
 
1 2 3 4 5
σ:
2 5 3 4 1
es el 3-ciclo (1 2 5).
2. La permutación del conjunto {1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8} definida por
 
1 2 3 4 5 6 7 8
σ:
6 1 5 8 7 2 3 4
no es un ciclo. Sin embargo τ = (1 6 2) ◦ (3 5 7) ◦ (4 8) es composición
de ciclos, veremos más adelante que este es un hecho general para permu-
taciones de conjuntos finitos.

Notación por yuxtaposición


En adelante, siempre que no haya posibilidad de equívoco, pres-
cindiremos en un grupo (G, ⋆) del símbolo “⋆” para la operación
de dos (o más) elementos. Escribiremos por yuxtaposición xy en
lugar de x ⋆ y.
En particular, en el caso de permutaciones, escribiremos τ σ en
lugar de τ ◦ σ.

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Permutaciones disjuntas
Dos permutaciones σ, τ ∈ Sim(X) se dicen disjuntas si sus so-
portes son disjuntos.

Permutaciones disjuntas y conmutatividad


Si σ, τ ∈ Sim(X) son permutaciones disjuntas entonces

τ σ = στ.

P RUEBA : Dado x ∈ X tenemos que demostrar que τ σ(x) = στ (x). Si


x∈
/ sop(σ) ∪ sop(τ ) entonces

τ σ(x) = x = στ (x).

Si x ∈ sop(τ ) entonces x ∈ / sop(σ), luego τ σ(x) = τ (x). Por otra parte, como
τ (x) 6= x y τ es biyectiva, tenemos τ (τ (x)) 6= τ (x). Es decir, τ (x) ∈ sop(τ ). Por
tanto, τ (x) 6∈ sop(σ), lo que implica στ (x) = τ (x). Luego

τ σ(x) = τ (x) = στ (x).

Análogamente, si x ∈ sop(σ) se demuestra que

στ (x) = σ(x) = τ σ(x).

El recíproco no es cierto, es decir, si dos permutaciones conmutan no tienen


por qué ser disjuntas. Veámoslo con un ejemplo.
Ejemplo 2.2.3. Sea X = {1, 2, 3, 4, 5} y sean las permutaciones de Sim(X)
   
1 2 3 4 5 1 2 3 4 5
σ: yτ: .
3 4 5 2 1 5 2 1 4 3

Ambas permutaciones no son disjuntas, pues sop(σ) ∩ sop(τ ) = {1, 3, 5}. Sin
embargo, no es difícil comprobar que
 
1 2 3 4 5
τ σ = στ : .
1 4 3 2 5

73
Potencia de un elemento
De igual manera que hemos decidido usar la yuxtaposición, xy,
para expresar la operación de dos elementos de un grupo (G, ⋆),
es natural definir potencias de elementos de G. Sean x ∈ G e
i un entero no negativo. La i-ésima potencia de x, xi , se define
mediante la siguiente regla recursiva:

x0 = e, xi = xi−1 x.

Esta definición la podemos extender a potencias negativas ponien-


do
x−i = (x−1 )i .
En adelante se usará esta notación también para permutaciones.

Aprovecharemos que estamos hablando de potencias de permutaciones para


definir, en general, el concepto de orden de un elemento de un grupo.

Orden de un elemento
Sea (G, ⋆) un grupo.
Diremos que un elemento x ∈ G tiene orden finito si existe un
número entero positivo m tal que xm = e. En este caso, el or-
den de x, que denotaremos o(x), es el menor entero positivo que
cumple esta propiedad.
Diremos que x ∈ G tiene orden infinito si xm 6= e para todo
m > 0.

Proposición 2.2.4. Un elemento x ∈ G tiene orden infinito si y sólo si todas sus


potencias xk con k ∈ Z son distintas.
P RUEBA : Si x tiene dos potencias iguales, digamos xr = xs con r < s,
entonces podemos multiplicar esta igualdad por x−s (desde la izquierda o desde
la derecha) y obtendremos xr−s = e, por lo que x tendrá orden finito. Recípro-
camente, si todas sus potencias son distintas, entonces xm 6= x0 = e para todo
m > 0, luego x tendrá orden infinito. 

El orden de un elemento satisface las siguientes propiedades cuya demostra-


ción dejaremos como ejercicio:

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Proposición 2.2.5. Sean G un grupo y x ∈ G. Se tienen las siguientes propieda-
des:

1. o(x) = 1 si y solamente si x = e.

2. Si x ∈ G tiene orden finito, entonces x−1 también y o(x) = o(x−1 ).

3. Si x ∈ G tiene orden infinito, x−1 tiene orden infinito.

4. Si G es finito, todo elemento de G tiene orden finito.

5. Si o(x) = m y xn = e, entonces m es un divisor de n. Dicho de otra forma,


las potencias de x iguales a e son exactamente las de la forma xkm con
k ∈ Z.

En el caso de permutaciones, es fácil comprobar que el orden de un ciclo


coincide con su longitud.

Orden de un ciclo
El orden de un ciclo de longitud m ≥ 1 es m.

El siguiente resultado será muy importante para el estudio de las permutacio-


nes de conjuntos finitos.

Expresión en ciclos disjuntos


Toda permutación con soporte finito puede expresarse como pro-
ducto de ciclos disjuntos, además esta descomposición es única
salvo el orden de los ciclos.

P RUEBA : Sea σ ∈ Sim(X) una permutación. Definimos la órbita de un


elemento x ∈ X respecto de σ como

x = {σ n (x); n ≥ 0}.

Si x ∈
/ sop(σ), entonces x = {x}. Si x ∈ sop(σ), entonces x ⊂ sop(σ) es un
conjunto finito. Es decir, existe un (primer) m > 0 tal que σ m (x) = x y a partir
de ahí los elementos σ n (x) se van repitiendo.

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Ahora podemos definir la siguiente relación en X: x está relacionado con y si
y ∈ x. Se demuestra fácilmente que ésta es una relación de equivalencia, y que
las clases de equivalencia son las órbitas de los elementos de X.
Observamos ahora que cada clase de equivalencia, cada órbita x, corresponde
a un ciclo que es, bien () si x = {x}, bien (x σ(x) · · · σ m−1 (x)) si m > 1 es el
menor tal que σ m (x) = x. Estos ciclos son disjuntos, pues son clases de equiva-
lencia. Además, si σ 6= (), debe ser la composición de estos ciclos disjuntos no
triviales. El número de ciclos de orden > 1 es finito, porque el soporte de σ es
finito.
Por otra parte, si descomponemos σ como producto de ciclos disjuntos, cada
ciclo es una órbita, luego es una clase de equivalencia para la relación anterior. Y
deben estar todas las órbitas, o el producto de los ciclos no sería igual a σ. Luego
esta descomposición debe coincidir con la descomposición anterior, que es por
tanto única. 

Ejemplo 2.2.6. En X = {1, 2, 3, 4, 5, 6, 7} consideremos la permutación


 
1 2 3 4 5 6 7
σ: .
3 6 5 1 4 2 7
Calculando las órbitas de los elementos de X se obtiene:
1 = {1, 3, 5, 4} = 3 = 5 = 4 (1354),
2 = {2, 6} = 6 (26),
7 = {7} ().
La expresión de σ como producto de ciclos disjuntos es
σ = (1354)(26).
Corolario 2.2.7. Sea X un conjunto con al menos dos elementos. Toda permuta-
ción de Sim(X) con soporte finito puede expresarse como producto de trasposi-
ciones.
P RUEBA : La permutación identidad se puede escribir como () = τ τ , siendo
τ cualquier trasposición. Si la permutación no es la identidad, dado que toda per-
mutación con soporte finito puede expresarse como producto de ciclos disjuntos,
es suficiente demostrar que los ciclos de longitud ≥ 2 pueden expresarse como
producto de trasposiciones. Es fácil comprobar que se satisface la siguiente igual-
dad:
(i1 i2 . . . ir−1 ir ) = (i1 i2 )(i2 i3 ) · · · (ir−1 ir ).


76
Ejemplo 2.2.8. En el ejemplo anterior, donde σ = (1354)(26), se tiene que

(1354) = (13)(35)(54).

Luego σ = (13)(35)(54)(26).

No unicidad de la descomposición
La descomposición en producto de trasposiciones no es única,
¿sabrías poner un ejemplo que ilustre este hecho?

Corolario 2.2.9. Toda permutación con soporte finito tiene orden finito.

P RUEBA : Sea σ ∈ Sim(X) una permutación con soporte finito. Si σ = () su


orden es 1. Si σ 6= () se descompone como producto de r ≥ 1 ciclos disjuntos

σ = σr · · · σ1 .

Cada ciclo σi tiene orden finito ni . Además, como el producto de ciclos disjuntos
es conmutativo
σ p = (σr · · · σ1 )p = σrp · · · σ1p .

Sea n = ri=1 ni , entonces


Q

σ n = σrn · · · σ1n = ().

Luego el orden de σ es finito. 

Orden y mínimo común múltiplo


¡Ojo! En la demostración anterior no hemos probado que el
orden de σ sea el producto de los órdenes de los ciclos en los que
se descompone. De hecho es un buen ejercicio para el próximo
tema (El anillo de los números enteros) demostrar que el orden de
σ es el mínimo común múltiplo de los ni .

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El grupo Sn
En este apartado vamos a estudiar las permutaciones de conjuntos finitos. Sea
entonces el conjunto X = {1, 2, . . . , n}, y denotemos por Sn al grupo Sim(X) de
permutaciones de estos n elementos.

Orden de un grupo
Sea (G, ⋆) un grupo. Definimos su orden, que notaremos por |G|,
como el cardinal del conjunto G.

Orden de Sn
El orden del grupo Sn es |Sn | = n!

P RUEBA : Sea σ una permutación cualquiera de Sn , podemos escribir


 
1 2 ··· n
σ: .
i1 i2 · · · in

Hay n posibles elecciones para i1 , pero sólo n − 1 posibilidades para i2 , pues i1


no puede ser elegido de nuevo. Fijados i1 e i2 hay n − 2 posibles elecciones para
i3 , . . . y así sucesivamente hasta llegar a in , cuya elección ya está fijada por la de
los elementos anteriores. Luego contando todas las posibilidades el número de
permutaciones distintas de Sn es

n(n − 1) · · · 1 = n!

Ejemplo 2.2.10. Siguiendo el procedimiento anterior podemos dar la lista de to-


das las permutaciones de S3 :
   
1 2 3 1 2 3
, ,
1 2 3 1 3 2
   
1 2 3 1 2 3
, ,
2 1 3 2 3 1

78
   
1 2 3 1 2 3
, .
3 2 1 3 1 2
Expresadas como productos de ciclos las permutaciones de S3 son

S3 = {(), (23), (12), (123), (13), (132)}.

Dado que X = {1, 2, . . . , n} es un conjunto finito, todas las permutaciones de


Sn tienen soporte finito y los resultados enunciados anteriormente se aplican a Sn ,
es decir,

Descomposición en ciclos disjuntos y trasposiciones


Toda permutación de Sn se descompone de manera única, salvo
orden, como producto conmutativo de ciclos disjuntos. Además
toda permutación de Sn se puede expresar como producto de tras-
posiciones, esta vez no de manera única.

Explicación del juego inicial


Llegados a este punto podemos explicar cuál es la “magia” del juego de cartas.
Teníamos cartas del mismo palo numeradas del 1 al 9 y las vamos “desordenan-
do” hasta llegar a la posición inicial. Se trata por tanto de una combinación de
permutaciones de S9 que, “mágicamente”, llegan a la identidad.
La separación de cartas es la siguiente permutación2 :
 
1 2 3 4 5 6 7 8 9
σ: .
9 4 8 3 7 2 6 1 5

Que es σ = (195762438) un ciclo de longitud 9. Si no cortáramos, separar dos


veces es
σ 2 = (156489723).
Y separar tres veces
σ 3 = (174)(285)(396).
 
1 2 3 4 5 6 7 8 9
κ: .
2 3 4 5 6 7 8 9 1
2
En realidad hay dos posibles separaciones, pues nosotros decidimos qué montón ponemos
encima del otro, habría que estudiar varios casos que serían análogos a éste y que concluyen de
igual forma.

79
Que en forma de ciclo es κ = (123456789). Cortar dos cartas es igual a cortar
una carta y luego otra, es decir,

κ2 = (135792468).

Y cortar varias cartas es:

κ3 = (147)(258)(369), κ4 = (159483726), κ5 = (162738495),

κ6 = (174)(285)(396), κ7 = (186429753), κ8 = (198765432) y κ9 = ().


Primer “hechizo mágico”: Separar tres veces seguidas es igual a cortar seis
cartas3 .
σ 3 = κ6 .
Sabemos que en el caso de las permutaciones el orden de los factores sí altera
el producto. Cortar y separar no es lo mismo que separar y cortar:

σκ = (147)(285),

κσ = (258)(396).
Si embargo, cortar siete cartas y separar es

σκ7 = (195762438)(186429753) = (258)(396) = κσ.

Segundo “hechizo mágico”: Cortar siete cartas y separar es lo mismo que separar
y después cortar una carta4 .
κσ = σκ7 .
Por lo tanto, si bien es cierto que la composición no es conmutativa, sí tenemos
ciertas reglas que nos permiten cambiar de posición “separar” y “cortar”. En
efecto:
κ2 σ = κ(κσ) = κσκ7 = (κσ)κ7 = σκ7 κ7 = σκ5 .
κ3 σ = κ(κ2 σ) = κσκ5 = (κσ)κ5 = σκ7 κ5 = σκ3 .
κ4 σ = κ(κ3 σ) = κσκ3 = (κσ)κ3 = σκ7 κ3 = σκ.
κ5 σ = · · · = σκ8 .
κ6 σ = · · · = σκ6 .
3
Es aquí donde sí tiene influencia relativa el hecho de poder decidir qué montón ponemos
encima del otro. En cualquier caso, hagamos la elección que hagamos, separar tres veces es igual
a cortar varias cartas.
4
Al igual que anteriormente, si al separar elegimos poner otro montón encima, siempre obten-
dremos una relación parecida en la que cortar varias cartas y separar equivale a separar y después
cortar una carta.

80
κ7 σ = · · · = σκ4 .
κ8 σ = · · · = σκ2 .
Ya tenemos las herramientas y “hechizos” necesarios para la explicación del
juego. Inicialmente tenemos las 9 cartas ordenadas y lo que hacemos en el juego
es separar las cartas, cortar varias veces, separar otra vez las cartas, cortar varias
veces y separar por tercera vez las cartas y cortar varias veces. Esto es:
′ ′ ′ ′ ′ ′
(κr σ)(κq σ)(κp σ) = (σκr )(σκq )(σκp ) = σ(κr σ)(κq σ)κp =
′′ ′′ ′ ′′ ′′ +p′ ′′′ ′′ +p′ ′′′ +q ′′ +p′
= σ(σκr )(σκq )κp = σ 2 (κr σ)κq = σ 2 (σκr )κq = σ 3 κr =
′′′ +q ′′ +p′ ′′′ +q ′′ +p′
= κ6 κr = κ6+r .
Por tanto, después de realizar el juego lo que nos queda es un simple corte. Al mi-
rar la primera carta sabemos cuántas cartas tenemos que cortar para dejar nuestras
nueve cartas ordenadas como al principio.

Permutaciones pares e impares


Si σ es una permutación de Sn entonces σ sustituye el orden natural de los enteros
1, 2, . . . , n por el nuevo orden σ(1), σ(2), . . . , σ(n). Así que la acción de σ puede
causar inversiones del orden natural.

Inversiones en una permutación


Se dice que un par (i, j) es una inversión de σ ∈ Sn , si

i<j y σ(i) > σ(j).

Signo de una permutación


Si σ ∈ Sn tiene un número par de inversiones, diremos que σ es
par, y que signo(σ) = 1.
Si σ ∈ Sn tiene un número impar de inversiones, diremos que σ
es impar, y que signo(σ) = −1.

Ejemplo 2.2.11. Las permutaciones pares de S3 son (), (123) y (132), mientras
que las impares son (12), (13) y (23).

81
Para decidir si una permutación (no demasiado grande) es par o impar es útil
hacer un diagrama de cruces. Veamos esto con un ejemplo:

Ejemplo 2.2.12. ¿Es la permutación


 
1 2 3 4 5 6 7
σ:
6 3 1 5 4 7 2

par o impar?

Figura 2.5: Inversiones de σ

Simplemente ponemos en dos filas los números del 1 al 7, y unimos el número


i de la fila superior al número σ(i) de la fila inferior, teniendo cuidado de evitar
intersecciones múltiples o innecesarias. Un cruce indica una inversión del orden
natural.
Hay 11 cruces, luego signo(σ) = −1 y σ es una permutación impar.

El próximo resultado es es una propiedad significativa de las trasposiciones.

Proposición 2.2.13. Las trasposiciones son siempre impares.

P RUEBA : Consideremos el diagrama de cruces (figura 2.6) para la trasposi-


ción τ = (ij) donde i < j. Contando obtenemos 2(j − i − 1) + 1 cruces, que
siempre es impar. Luego τ = (ij) es una permutación impar. 

Figura 2.6: Diagrama de cruces de τ = (ij)

Las siguientes son propiedades básicas de la función signo.

82
Proposición 2.2.14. Sean σ, τ ∈ Sn . Se satisfacen las siguientes propiedades:

1. signo(στ ) = signo(σ) signo(τ ).

2. signo(σ −1 ) = signo(σ).

P RUEBA :

1. Consideremos el diagrama que se obtiene dibujando el diagrama de cruces


de τ encima del de σ. Este diagrama representa a la permutación στ , aunque
hay pares de líneas que se pueden cruzar dos veces (una en τ y otra en σ).
Un par (i, j) será una inversión de στ si y sólo si las líneas correspondientes
se cruzan sólo en σ o sólo en τ , pero no en ambas. Por tanto, para obtener el
número de inversiones de στ , sólo hay que sumar los cruces del diagrama
de σ y los cruces del diagrama de τ , y a continuación restar un número par
de cruces (los que aparecen en los dos). Por tanto, el número de inversiones
de στ tiene la misma paridad que la suma del número de inversiones de σ
y el número de inversiones de τ . Así, στ es par si σ y τ son ambos pares
o ambos impares, y es impar en caso contrario. Esto equivale a decir que
signo(στ ) = signo(σ) signo(τ ).

2. Esto se deduce de la propiedad anterior, tomando τ = σ −1 , aunque se puede


ver directamente: los diagramas de cruces de σ y σ −1 son simétricos, luego
el número de cruces es el mismo en ambos diagramas. Por tanto σ y σ −1
tienen el mismo número de inversiones, y por ello el mismo signo.

Corolario 2.2.15. Una permutación σ ∈ Sn es par (impar) si y sólo si es producto


de un número par (impar) de trasposiciones.

P RUEBA : En efecto, si σ = τ1 · · · τr donde cada τi es una trasposición, enton-


ces
r
Y
signo(σ) = signo(τi ) = (−1)r .
i=1

Finalizamos esta sección con la fórmula de Cauchy que relaciona el signo de


una permutación con su descomposición en ciclos disjuntos.

83
Fórmula de Cauchy
Sea σ ∈ Sn el producto de c ciclos disjuntos entonces

signo(σ) = (−1)m−c ,

siendo m = #(sop(σ)) el número de elementos del soporte de σ.

P RUEBA : Sea σ = σ1 · · · σc la descomposición de σ en ciclos disjuntos,


supongamos que cada σj tiene longitud ℓj . Sabemos que σj es producto de ℓj − 1
trasposiciones. Luego signo(σj ) = (−1)ℓj −1 y
c
Y c
Y
signo(σ) = signo(σj ) = (−1)ℓj −1 = (−1)m−c ,
j=1 j=1

Pc
pues j=1 ℓj = m. 

Signo y longitud de un ciclo


En particular, el signo de un ciclo de longitud m es (−1)m−1 .
Luego la paridad del ciclo está cambiada respecto de su longitud:
un ciclo de longitud par es impar y un ciclo de longitud impar
es par.

2.3 Subgrupos. Teorema de Lagrange

Subgrupo
Sea (G, ⋆) un grupo. Un subconjunto H de G se dice que es un
subgrupo de (G, ⋆) si (H, ⋆) es un grupo. Es decir, si el conjunto
H, y la operación definida en G, cumplen las propiedades de la
definición de grupo.
Un subgrupo es, por tanto, un grupo dentro de otro grupo con la
misma operación.

84
Ejemplo 2.3.1. Veamos algunos ejemplos de subgrupos:

1. Vimos en el ejemplo 2.1.2 que los conjuntos de números Z, Q, R y C son


grupos abelianos con la suma. De hecho es una cadena de subgrupos Z ⊂
Q ⊂ R ⊂ C.

2. Lo mismo ocurre con los grupos Q∗ = Q\{0}, R∗ = R\{0} y C∗ = C\{0}


con la multiplicación. Es también una cadena de subgrupos Q∗ ⊂ R∗ ⊂ C∗ .

3. Sabemos que GL(n, k), el conjunto de las matrices n × n, con elementos


en un cuerpo k y determinante no nulo, es un grupo con la multiplicación
de matrices. Sea SL(n, k) el subconjunto de GL(n, k) formado por las ma-
trices con determinante igual a 1. Comprobemos que SL(n, k) es un sub-
grupo de GL(n, k). En efecto, si A, B ∈ SL(n, k) entonces det(AB) =
det(A) det(B) = 1, luego AB ∈ SL(n, k). La matriz identidad, In tie-
ne determinante igual a 1, luego pertenece a SL(n, k). Si A ∈ SL(n, k),
como det(A−1 ) = det(A)−1 se tiene que A−1 ∈ SL(n, k). Por último, co-
mo el producto en GL(n, k) verifica la propiedad asociativa, en particular,
también la satisface en SL(n, k). Así que la multiplicación de matrices en
SL(n, k) es una operación asociativa, con elemento neutro y cada matriz de
SL(n, k) tiene su inversa en el conjunto, luego es un grupo.

4. El subconjunto de S4 , C = {(), (1234), (13)(24), (1432)}, es un subgrupo


con la composición de permutaciones. Para comprobar que se satisfacen
todas las propiedades de grupo, vamos a hacer la tabla de multiplicar de los
elementos de C:

◦ () (1234) (13)(24) (1432)


() () (1234) (13)(24) (1432)
(1234) (1234) (13)(24) (1432) ()
(13)(24) (13)(24) (1432) () (1234)
(1432) (1432) () (1234) (13)(24)

En la tabla se observa que la multiplicación es una operación de C×C → C,


que está el elemento neutro () y que cada elemento tiene un simétrico. Ade-
más, el producto en C es asociativo, pues lo es en S4 . Luego es subgrupo. El
hecho de que la tabla sea simétrica nos permite deducir que en este caso el
subgrupo C es conmutativo. Se da así la circunstancia de que un subgrupo
de un grupo no conmutativo, como S4 , puede ser conmutativo.

85
¿Es H ⊂ G un subgrupo?
Si G es un grupo y H ⊂ G es finito, para comprobar que es sub-
grupo es suficiente hacer la tabla de multiplicar y razonar como
en el ejemplo anterior. Si H es infinito hay que demostrar que la
operación entre elementos de H está bien definida, que el elemen-
to neutro pertenece a H y que el simétrico de cada elemento de
H está también en H. En cualquier caso, la propiedad asociativa
se “hereda” de G.

El siguiente resultado nos permite “ahorrarnos” verificar alguna propiedad a


la hora de demostrar que un subconjunto es subgrupo.

Proposición 2.3.2. Sean (G, ⋆) un grupo y H ⊂ G un subconjunto no vacío. Las


condiciones siguientes son equivalentes:
(1) H es un subgrupo de (G, ⋆).

(2) Para cada par de elementos x, y ∈ H, tenemos que xy −1 ∈ H.


P RUEBA : Veamos primero (1) ⇒ (2). Sean x, y ∈ H. Como H es subgrupo,
contiene los simétricos de todos sus elementos. En particular y −1 ∈ H. De nuevo
como H es subgrupo la operación esta bien definida, de donde xy −1 ∈ H, como
queríamos.
Probemos ahora (2) ⇒ (1). Como H ⊂ G, los elementos de H verifican la
propiedad asociativa. Como H es no vacío, sea a ∈ H. Aplicando (2) con x = a
e y = a, obtenemos
aa−1 = e ∈ H,
luego H tiene un elemento neutro (el mismo que G).
Si a ∈ H, aplicando de nuevo (2) con x = e e y = a, tenemos

ea−1 = a−1 ∈ H,

luego H contiene los simétricos de todos sus elementos.


Sólo falta demostrar que la operación de G es una operación en H. Sean
a, b ∈ H. Aplicando (2) esta vez con x = a e y = b−1 se tiene

a(b−1 )−1 = ab ∈ H.

Luego H es subgrupo de G. 

86
Nota 2.3.3. Sea (G, ⋆) un grupo y sea x = x1 · · · xn un elemento de G, entonces
el simétrico de x es
x−1 = x−1 −1
n · · · x1 .
Así, si σ = ρ1 · · · ρn es una permutación, entonces su inversa es
σ −1 = ρ−1 −1
n · · · ρ1 .

Por otro lado, como el inverso de una trasposición es la misma trasposición, si


δ = τ1 · · · τm es una permutación producto de trasposiciones, su inversa es
δ −1 = τm · · · τ1 .

El grupo alternado An
El conjunto An de las permutaciones pares de Sn es un subgrupo
llamado grupo alternado.

P RUEBA : Desde luego () es una permutación par, luego An es no vacío.


Si σ = τ1 · · · τ2r y ρ = π1 · · · π2s son permutaciones pares, donde τi y πj son
trasposiciones, entonces
σρ−1 = τ1 · · · τ2r π2s · · · π1
es también una permutación par.
Luego por la proposición 2.3.2 se concluye que An es un subgrupo de Sn . 

Proposición 2.3.4. Sea H ∈ Sn un subgrupo que tiene alguna permutación impar,


entonces H posee tantas permutaciones pares como impares.
P RUEBA : Sean P e I los subconjuntos de H formados por las permutaciones
pares e impares, respectivamente. Sea ρ ∈ H una permutación impar. Considere-
mos la aplicación
ϕ: P → I
σ 7→ ρσ.
Efectivamente ϕ es una aplicación bien definida, pues si σ es una permutación
par, como ρ es impar, el producto ρσ es también impar.
Si ϕ(σ) = ϕ(τ ) entonces ρσ = ρτ , multiplicando desde la izquierda por ρ−1
obtenemos σ = τ . Luego ϕ es una aplicación inyectiva.
Por otro lado, si σ ∈ I, como ρ−1 es impar, entonces ρ−1 σ ∈ P y además
ϕ(ρ−1 σ) = ρρ−1 σ = σ. Luego ϕ es sobreyectiva.
Por tanto la aplicación ϕ es biyectiva y hay tantas permutaciones pares como
impares en H. 

87
Corolario 2.3.5. Si n ≥ 2, el número de elementos de An es |An | = n!/2, es
decir, en Sn hay tantas permutaciones pares como impares.
P RUEBA : Sn es un subgrupo de Sn que, como n ≥ 2, contiene a la permuta-
ción impar (12). Luego podemos aplicar la proposición anterior para deducir que
hay tantas permutaciones pares como impares. 

Subgrupo generado
Sean (G, ⋆) un grupo y A ⊂ G un subconjunto no vacío. Sea
A−1 = {x−1 ∈ G | x ∈ A} el conjunto de los elementos simé-
tricos a los de A. Entonces el conjunto que se obtiene al operar
sucesiones arbitrarias de elementos de A y A−1 ,

hAi = {x1 · · · xn | xi ∈ A ∪ A−1 , n ≥ 1},

es un subgrupo de G llamado subgrupo generado por A.

P RUEBA : Como A 6= ∅, entonces hAi también es no vacío.


Por otro lado, sean x = x1 · · · xn e y = y1 · · · ym dos elementos de hAi, es
decir, tales que xi , yj ∈ A ∪ A−1 . Es evidente que cada yj−1 también pertenece a
A ∪ A−1 . Luego

xy −1 = (x1 · · · xn )(y1 · · · ym )−1 = x1 · · · xn ym


−1
· · · y1−1

es un elemento de hAi. 

Ejemplo 2.3.6. En el grupo S4 calcular todos los elementos del subgrupo H =


h(124), (12)i. Hay que ir operando los elementos (123), (12) y sus inversos, ad-
juntando a la lista los nuevos elementos que se obtengan. Hasta estar seguros de
haberlos encontrado todos. Una buena forma de hacer esto es ir haciendo la tabla
de multiplicar del conjunto, hasta que no se incorpore ningún nuevo elemento:
◦ () (124) (142) (12) (14) (24)
() () (124) (142) (12) (14) (24)
(124) (124) (142) () (14) (24) (12)
(142) (142) () (124) (24) (12) (14)
(12) (12) (24) (14) () (142) (124)
(14) (14) (12) (24) (124) () (142)
(24) (24) (14) (12) (142) (124) ()

88
En este caso H = {(), (124), (142), (12), (14), (24)}.
Claro que este método es operativo si el grupo no es demasiado grande. Por
ejemplo, si calculamos los elementos de h(123), (234)i, obtenemos el grupo al-
ternado A4 . Este grupo tiene 12 elementos, como hemos visto, luego su tabla de
multiplicar tiene ¡144 entradas! Sin embargo, usando las propiedades que cono-
cemos de permutaciones podemos ahorrar algunos cálculos. En este último caso
sabemos que las permutaciones (123) y (234) son pares, así que lo serán tam-
bién todas las permutaciones que calculemos a partir de ellas, esto quiere decir
que el grupo h(123), (234)i tiene como mucho 12 elementos. Así que en cuanto
obtengamos 12 distintos ya sabemos que hemos terminado.
Otra propiedad que podemos usar si es pertinente, aunque en este último ejem-
plo no, es que sabemos que si un grupo tiene elementos impares entonces tiene la
misma cantidad de pares que de impares.

Grupo cíclico
Se dice que un grupo G es cíclico si existe a ∈ G tal que

G = hai = h{a}i = {am | m ∈ Z}.

Ejemplo 2.3.7. El grupo S3 no es cíclico, pues no existe ninguna permutación


que genere todo el grupo. El grupo alternado A3 = {(), (123), (132)} es cíclico,
pues A3 = h(123)i = h(132)i.
De hecho, para comprobar si un grupo finito de orden m es o no cíclico, hay
que verificar si existe o no en el grupo algún elemento de orden m. En S3 no hay
elementos de orden 6 mientras que en A3 hay un par de elementos de orden 3,
El grupo de los enteros con la suma, (Z, +), es cíclico infinito, pues Z = h1i =
h−1i.

El teorema de Lagrange
Para finalizar vamos a demostrar el teorema de Lagrange, que también puede ser
de utilidad a la hora de calcular los elementos de un subgrupo de Sn , pues acota
los posibles órdenes de los subgrupos de un grupo finito. Si G es un grupo finito
el teorema dice que el orden de cualquier subgrupo de G divide al orden de G.

Definición 2.3.8. Sean G un grupo y H ⊂ G un subgrupo. Sobre G definimos la


relación ∼H de la manera siguiente: Dados x, y ∈ G,

x ∼H y ⇔ x−1 y ∈ H.

89
Proposición 2.3.9. En las condiciones de la definición anterior, las relación ∼H
es de equivalencia.

P RUEBA : Se comprueba que la relación ∼H verifica las siguientes propieda-


des:

1. Reflexiva: Para cada elemento x ∈ G, x ∼H x ya que x−1 x = e ∈ H.

2. Simétrica: Dados x, y ∈ G, x ∼H y implica que y ∼H x, ya que y −1 x =


(x−1 y)−1 ∈ H.

3. Transitiva: Dados x, y, z ∈ G si se tiene que x ∼H y que y ∼H z, entonces


se tiene que x ∼H z. Esto se debe a que x−1 z = (x−1 y)(y −1z) ∈ H.

Nota 2.3.10. Lo usual es notar al conjunto cociente de G por la relación de equi-


valencia ∼H como
G/H := G/ ∼H .
Más adelante veremos que para algunos subgrupos H (los subgrupos normales),
la operación ⋆ de G induce una operación ¯⋆ que dota al conjunto cociente G/H
de estructura de grupo.

Proposición 2.3.11. Sean G un grupo y x ∈ G. El conjunto

xH = {xh | h ∈ H}

es la clase de equivalencia de x para la relación ∼H .

P RUEBA : Sea x ∈ G y llamemos x̄ a su clase de equivalencia por ∼H , es


decir,
x̄ = {y ∈ G | x ∼H y} = {y ∈ G | x−1 y ∈ H}.
Probaremos por doble inclusión que x̄ = xH. Si y ∈ x̄, entonces x−1 y ∈ H,
es decir, existe h ∈ H tal que x−1 y = h, de donde

y = xh ∈ xH.

Si y ∈ xH, existe h ∈ H tal que y = xh, de donde

x−1 y = h ∈ H ⇒ x ∼H y.

90
Nota 2.3.12. Las clases de equivalencia para ∼H , de la forma xH, se llaman
clases a izquierda. Observemos que podríamos haber definido otra relación de
equivalencia H ∼ de la siguiente forma:

x H ∼y ⇔ yx−1 ∈ H.

En este caso las clases de equivalencia son de la forma Hx, con x ∈ G, y se


llaman clases a derecha. En principio, las clases a izquierda no tienen por qué
coincidir con las clases a la derecha (salvo en el caso evidente 1H = H1 = H).

Subgrupo normal
Cuando coinciden, se dice que el grupo H es normal: esto se
estudiará al final de este tema.

Índice de un subgrupo
Dado un grupo G y un subgrupo H ⊂ G, el índice de H en G,
denotado |G : H|, es el número de clases de equivalencia, en G,
para la relación ∼H . Es decir:

|G : H| = #(G/H)

Teorema de Lagrange
Si G es un grupo finito y H ⊂ G es un subgrupo, entonces |H|
divide a |G|.

P RUEBA : Consideremos la relación ∼H sobre G. Como G es finito, habrá só-


lo un número finito de clases de equivalencia distintas. Sean éstas a1 H, . . . , ar H.
Como G es unión disjunta de estas clases, será

|G| = #(a1 H) + · · · + #(ar H).

Sea H = {h1 , . . . , hn }. Para todo i = 1, . . . , r, tendremos ai H = {ai h1 , . . . , ai hn }.


Estos elementos son todos distintos, ya que si ai hj = ai hl , multiplicando desde la

91
izquierda por el simétrico de ai se obtiene hj = hl . Por tanto #(ai H) = n = |H|
para todo i = 1, . . . , r. Luego |G| = r · n = r · |H|. 

Hemos visto que si G es un grupo finito y H es un subgrupo, las clases de


equivalencia aH tienen todas el mismo tamaño. Por tanto, tenemos:

Índice de un subgrupo en un grupo finito


Si G es un grupo finito y H ⊂ G es un subgrupo, entonces

|G|
|G : H| =
|H|

Corolario 2.3.13. Sea G un grupo finito y sea x ∈ G, entonces el orden de x


divide al orden de G.

P RUEBA : El orden del elemento x coincide con el del subgrupo hxi, que a su
vez divide al de G. 

Del siguiente resultado dejamos la demostración como ejercicio.

Corolario 2.3.14. Si G es un grupo cuyo orden es un número primo, entonces G


es cíclico.

Ejemplo 2.3.15. Volviendo al ejemplo en el que el subgrupo de S4 , h(123), (234)i,


resulta ser A4 , el teorema de Lagrange nos evita algún cálculo. Conforme van apa-
reciendo nuevos elementos del subgrupo, en cuanto aparezca el noveno elemento,
como el orden debe ser un divisor de 24, sabemos que h(123), (234)i tiene 12 o
24 elementos. Al tratarse de permutaciones pares exclusivamente, se deduce que
el subgrupo es A4 .
Es más, sabiendo que h(123), (234)i ⊂ A4 , como el orden de A4 es 12, basta
con llegar al séptimo elemento para decidir que h(123), (234)i = A4

Ejercicio 2.3.16. Terminamos el estudio del teorema de Lagrange con la siguiente


cuestión. Sabemos que el orden de cualquier subgrupo de G divide a su orden.
Recíprocamente, si m divide a |G|, ¿existe algún subgrupo de G de orden m? Te
animamos a reflexionar esta cuestión en el grupo S4 o en sus subgrupos.

92
2.4 Homomorfismos de grupos

Homomorfismo de grupos
Dados dos grupos (G, ⋆) y (H, ∗), un homomorfismo

f : (G, ⋆) −→ (H, ∗)

es una aplicación f : G → H que satisface que para cada x1 , x2 ∈


G,
f (x1 ⋆ x2 ) = f (x1 ) ∗ f (x2 ).

Notación por yuxtaposición


Mientras no haya equívocos seguiremos usando la yuxtaposición
para expresar la operación entre dos elementos. Aunque ahora
intervienen dos grupos con operaciones que pueden ser distin-
tas, normalmente por el contexto sabremos si los elementos que
intervienen están en el primer grupo o en el segundo. Así, escri-
biremos por ejemplo

f (x1 x2 ) = f (x1 )f (x2 ), para cada x1 , x2 ∈ G.

Igualmente, mientras no haya equívocos, se notará por e tanto al


elemento neutro de G como al de H. Si hiciera falta distinguir,
para evitar confusiones, se usará eG y eH respectivamente.

Ejemplo 2.4.1. Ejemplos de homomorfismos:


1. La identidad, 1G : (G, ⋆) → (G, ⋆).
2. La inclusión de un subgrupo K ⊂ G, i : (K, ⋆) → (G, ⋆).
3. El signo de una permutación, signo : Sn → {±1}.
4. La aplicación f : Z → Z definida como f (x) = n · x es un homomorfismo
f : (Z, +) → (Z, +) para todo entero n.
5. Si (G, ∗) es un grupo abeliano, la exponenciación f : G → G, definida
como f (g) = g n es un homomorfismo f : (G, ∗) → (G, ∗) para todo entero
n.

93
6. Si GL(n, R) es el grupo de matrices invertibles n × n de números reales,
el determinante det : GL(n, R) → R \ {0} es un homomorfismo (donde la
operación en ambos grupos es la multiplicación).

7. La aplicación exponencial f : R → (0, +∞), f (x) = ex , es un homomor-


fismo f : (R, +) → ((0, +∞), ·).

8. Dado un grupo (G, ⋆) y un elemento x ∈ G, la aplicación cx : G → G dada


por cx (y) = x−1 yx es un homomorfismo, llamado conjugación por x.

Ejemplos de aplicaciones que no son homomorfismos:

1. Si (G, ∗) no es abeliano, la exponenciación f : G → G definida en el ante-


rior punto 5 no es un homomorfismo, al menos para n = 2.

2. La aplicación f : Z → Z definida como f (x) = xn no es un homomorfismo


f : (Z, +) → (Z, +) para ningún n ≥ 2.

Los homomorfismos preservan el elemento neutro y los simétricos.

Proposición 2.4.2. Si f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un homomorfismo, entonces f (e) =


e, y además para cada x ∈ G, f (x−1 ) = f (x)−1 .

P RUEBA : Como e = ee,

f (e) = f (ee) = f (e)f (e).

Cancelando un f (e) de cada lado deducimos que e = f (e).


Ahora que hemos probado la primera ecuación, deducimos la segunda de e =
xx−1 del siguiente modo,

e = f (e) = f (xx−1 ) = f (x)f (x−1 ).

Despejando de aquí deducimos que f (x)−1 = f (x−1 ). 

La composición de dos homomorfismos es un homomomorfismo.

Proposición 2.4.3. Dados tres grupos y dos homomorfismos como en el siguiente


diagrama,
f g
(G, ⋆) −→ (H, ∗) −→ (K, •),
la composición
g ◦ f : (G, ⋆) −→ (K, •)
también es un homomorfismo.

94
P RUEBA : Basta observar que, aplicando las definiciones, dados x1 , x2 ∈ G,

(g ◦ f )(x1 x2 ) = g(f (x1x2 ))


= g(f (x1)f (x2 ))
= g(f (x1))g(f (x2 ))
= (g ◦ f )(x1 )(g ◦ f )(x2 ).

Monomorfismos, epimorfismos e isomorfismos


Decimos que un homomorfismo f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un mo-
nomorfismo, epimorfismo o isomorfismo si la aplicación f es
inyectiva, sobreyectiva o biyectiva, respectivamente. Los isomor-
fismos se denotan del siguiente modo

=
f : (G, ⋆) −→ (H, ∗).

Ejemplo 2.4.4. De los homomorfismos del Ejemplo 2.4.1, 2 y 4 son monomorfis-


mos, 3 y 6 son epimorfismos y 1, 7 y 8 son isomorfismos. En general 5 no es un
monomorfismo ni un epimorfismo.

Proposición 2.4.5. La composición de dos isomorfismos es un isomorfismo.

P RUEBA : Se deduce de que ya sabemos que la composición de dos homomor-


fismos es un homomorfismo y que la composición de dos aplicaciones biyectivas
es biyectiva. 

Proposición 2.4.6. Si f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un isomorfismo la aplicación inversa


f −1 : H → G es un isomorfismo

f −1 : (H, ∗) −→ (G, ⋆).

P RUEBA : Queremos demostrar que para cada y1 , y2 ∈ H se cumple que

f −1 (y1 y2 ) = f −1 (y1 )f −1 (y2).

Como f es inyectivo, bastará comprobar que

f (f −1 (y1y2 )) = f (f −1(y1 )f −1 (y2 )).

95
Por un lado, por ser f −1 la inversa de f ,

f (f −1 (y1 y2 )) = (f ◦ f −1 )(y1 y2 ) = y1 y2 .

Por otro lado, usando además que f es un homomorfismo,

f (f −1 (y1 )f −1 (y2 )) = f (f −1 (y1 ))f (f −1(y2 ))


= (f ◦ f −1 )(y1 )(f ◦ f −1 )(y2 )
= y1 y2 .

Ejemplo 2.4.7. Los inversos de los isomorfismos 1, 7 y 8 del Ejemplo 2.4.1 son,
respectivamente, 1−1
G = 1G , el isomorfismo f
−1
: ((0, +∞), ·) → (R, +) definido
por f (x) = log(x), y el isomorfismo (cx ) = cx−1 definido por cx−1 (y) =
−1 −1

xyx−1 .

Grupos isomorfos
Dos grupos (G, ⋆) y (H, ∗) son isomorfos si existe un isomorfis-
mo ∼
=
f : (G, ⋆) −→ (H, ∗).

Corolario 2.4.8. La relación de ser isomorfos es de equivalencia.

P RUEBA : Es reflexiva porque la identidad es un homomorfismo de todo grupo


en sí mismo. Es transitiva porque la composición de dos isomorfismos es un iso-
morfismo. Es simétrica porque el inverso de un isomorfismo es un isomorfismo.


Núcleo de un homomorfismo
Dado un homomorfismo f : (G, ⋆) → (H, ∗), el núcleo de f es

Ker(f ) = {x ∈ G ; f (x) = e} ⊂ G.

Ejemplo 2.4.9. El núcleo de signo : Sn → {±1} es el grupo alternado.

96
La demostración de la siguiente propiedad la dejamos como ejercicio:

Proposición 2.4.10. Dado un homomorfismo f : (G, ⋆) → (H, ∗), su núcleo


(Ker(f ), ⋆) es un subgrupo de (G, ⋆), y su imagen (Im(f ), ∗) es un subgrupo
de (H, ∗).

Proposición 2.4.11. Dado un homomorfismo f : (G, ⋆) → (H, ∗), se tiene:

1. f es inyectivo si y sólo si Ker(f ) = {e}.

2. f es sobreyectivo si y sólo si Im(f ) = H.

P RUEBA : La segunda propiedad es simplemente la definición de aplicación


sobreyectiva, así que basta demostrar la primera propiedad.
Supongamos que f es inyectivo. En primer lugar, como f (e) = e se tiene
{e} ⊂ Ker(f ). Por otra parte, dado x ∈ Ker f se tiene

f (x) = e = f (e).

Pero entones, como f es inyectivo, se sigue que x = e. Por tanto Ker(f ) ⊂ {e},
luego Ker(f ) = {e}.
Recíprocamente, supongamos que Ker(f ) = {e}. Si x, y ∈ G son tales que
f (x) = f (y) entonces, por ser f un homomorfismo,

f (xy −1) = f (x)f (y −1) = f (x)f (y)−1 = f (y)f (y)−1 = e.

Luego xy −1 ∈ Ker(f ) = {e}, es decir xy −1 = e. Multiplicando desde la derecha


por y, obtenemos x = y. Por tanto f es inyectiva. 

2.5 Subgrupos normales. Grupo cociente


Dado un grupo (G, ⋆) y un elemento x ∈ G, recordemos el isomorfismo cx : G →
G que conjuga por x a los elementos de G, es decir, cx (y) = x−1 yx para todo
y ∈ G.
Dado un subgrupo K ⊂ G, podemos aplicarle el isomorfismo cx a todos sus
elementos y obtendremos un subgrupo de G (el conjugado de K por x):

cx (K) = x−1 Kx = {x−1 yx; y ∈ K}.

El grupo x−1 Kx podría ser el propio K, o podría ser distinto. Diremos que K
es normal en G cuando obtenemos siempre el propio K, sea cual sea el elemento
x ∈ G escogido:

97
Subgrupos normales
Dado un grupo (G, ⋆) y un subgrupo K ⊂ G, decimos que K es
normal en G si para todo x ∈ G se tiene que

x−1 Kx ⊂ K.

Lema 2.5.1. Si K ⊂ G es un subgrupo normal, la inclusión de la definición


anterior es de hecho una igualdad.

P RUEBA : Fijemos un elemento cualquiera a ∈ G. Como K es normal,


tomando x = a tenemos a−1 Ka ⊂ K. Pero también, tomando x = a−1 tenemos
aKa−1 ⊂ K. Esto quiere decir que dado cualquier k ∈ K se tiene aka−1 =
k ′ ∈ K, es decir, k = a−1 k ′ a, luego k ∈ a−1 Ka. Por tanto K ⊂ a−1 Ka, luego
a−1 Ka = K. Como esto lo hemos hecho para todo a ∈ G, el resultado queda
demostrado. 

Subgrupos normales y clases laterales


Del lema anterior se deduce que un subgrupo K es normal en G
si y sólo si aK = Ka para todo a ∈ G. En otras palabras, un
subgrupo K es normal en G si y sólo si las clases a izquierda
(definidas para K) coinciden con las clases a derecha.

Es importante observar que la igualdad x−1 Kx = K no implica que los ele-


mentos de K quedan fijos al conjugarlos por x. Lo que queda fijo es el conjunto
K, pero sus elementos pueden permutarse. Por tanto, K es normal si y sólo si
conjugar K por x corresponde a una permutación de K, para todo x ∈ G.
Esta permutación puede ser trivial o no. En el siguiente caso, la permutación
sí es trivial para todo x:

Proposición 2.5.2. Si (G, ⋆) es abeliano, todo subgrupo K ⊂ G es normal.

P RUEBA : Si G es abeliano, x−1 kx = k para todo k ∈ K y para todo x ∈ G.


Por tanto, conjugar un subgrupo K por un elemento x induce la permutación
trivial en K. Luego todo subgrupo de G es normal en G. 

98
Ejemplo 2.5.3. Los subgrupos trivial y total {e} y G, son normales en cualquier
grupo G. El subgrupo K = {1, (1 2)} ⊂ S3 no es normal puesto que

(1 3)−1 (1 2)(1 3) = (1 3)(1 2)(1 3) = (2 3) ∈


/ K.

Hay una relación muy estrecha entre subgrupos normales de un grupo G y nú-
cleos de homomorfismos que parten de G. De hecho, todo núcleo es un subgrupo
normal, y todo subgrupo normal es el núcleo de un homomorfismo. Veamos lo
primero:

Proposición 2.5.4. El núcleo de un homomorfsimo f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un


subgrupo normal de G.

P RUEBA : Dado x ∈ G, veamos que x−1 Ker(f )x ⊂ Ker(f ). Dado un ele-


mento del primer conjunto, será de la forma x−1 yx con y ∈ Ker(f ). Y tendremos:

f (x−1 yx) = f (x−1 )f (y)f (x) = f (x)−1 ef (x) = f (x)−1 f (x) = e,

luego x−1 yx ∈ Ker(f ). 

La propiedad más importante de los subgrupos normales K ⊂ G es que sir-


ven para definir una operación de grupo, de la forma más natural posible, en el
conjunto cociente G/K.

Grupo cociente
Si (G, ⋆) es un grupo y K ⊂ G es un subgrupo normal, entonces
el conjunto cociente G/K posee una única estructura de grupo
(G/K, ¯⋆) tal que la proyección natural p : G → G/K es un ho-
momorfismo
p : (G, ⋆) −→ (G/K, ¯⋆).

P RUEBA : Definimos el producto de dos clases como

(xK)¯⋆(yK) = (xy)K.

Tenemos que demostrar que ¯⋆ está bien definido, es decir que esta definición de
¯⋆ no depende de los representantes tomados. Para ello hemos de probar que si
xK = x̃K e yK = ỹK entonces

(xK)¯⋆(yK) = (x̃K)¯⋆(ỹK).

99
Es decir, debemos probar que

xyK = x̃ỹK,

os lo que es lo mismo, que y −1x−1 x̃ỹ ∈ K.


Por un lado, como xK = x̃K, tenemos x−1 x̃ = z1 ∈ K, y como yK = ỹK,
tenemos y −1ỹ = z2 ∈ K. Por otro lado, como K es normal en G y z1 ∈ K, se
tiene y −1 z1 y ∈ K. Por tanto,

y −1 x−1 x̃ỹ = y −1 x−1 xz1 yz2 = (y −1z1 y)z2 ∈ K,

como queríamos demostrar.


Con la definición anterior de ¯⋆ es inmediato comprobar que ¯⋆ es asociativo por
serlo ⋆, que el elemento neutro del cociente es eK y que el inverso de un elemento
del cociente es (xK)−1 = x−1 K. Es más, p es un homomorfismo puesto que
dados x1 , x2 ∈ G,

p(x1 x2 ) = (x1 x2 )K = (x1 K)¯⋆(x2 K) = p(x1 )¯⋆p(x2 ).

Además ¯⋆ es el único producto que satisface esta propiedad puesto que la proyec-
ción natural p es sobreyectiva. 

Observemos que, en el grupo cociente G/K, el elemento neutro es la clase


eK, es decir, el propio K. Además, el inverso del elemento xK es el elemento
x−1 K.
Como vimos antes, el núcleo de un homomorfismo es un subgrupo normal.
Ahora ya podemos demostrar que todo subgrupo normal es núcleo de un homo-
morfismo.

Proposición 2.5.5. Sea K un subgrupo normal en G. El núcleo de la proyección


natural p : (G, ⋆) → (G/K, ¯⋆) es precisamente Ker(p) = K.

P RUEBA : Basta observar que p(x) = xK = eK si y solo si x ∈ K. 

Hemos identificado entonces subgrupos normales con núcleos de homomor-


fismos. No podemos hacer lo mismo con las imágenes de homomorfismos:

Ejemplo 2.5.6. Si (G, ⋆) es un grupo y F ⊂ G es un subgrupo cualquiera, la


imagen de la inclusión i : (F, ⋆) → (G, ⋆) es Im(i) = F , por tanto la imagen de
un homomorfismo, en general, no es normal en el grupo de llegada.

100
Factorización canónica
Todo homomorfismo f : (G, ⋆) → (H, ∗) factoriza como la com-
posición f = i ◦ f¯ ◦ p de un epimorfismo p, un isomorfismo f¯ y
un monomorfismo i del siguiente modo

f
(G, ⋆) / (H, ∗)
O
p i
 ∼
=
(G/ Ker(f ), ¯⋆) / (Im(f ), ∗)

Aquí p es la proyección natural sobre el cociente e i es la inclusión


del subgrupo imagen.

P RUEBA : La factorización es la misma que la de una aplicación cualquiera.


Ya sabemos que p e i son homomorfismos. Sabemos también que p es sobre-
yectiva, i es inyectiva y que f¯, definida por f¯(x Ker(f )) = f (x), es biyectiva.
Basta por tanto ver que f¯ es un homomorfismo. Por comodidad, llamaremos
K = Ker(f ). Al ser f un homomorfismo,

f¯((x1 K)¯⋆(x2 K)) = f¯(x1 x2 K)


= f (x1 x2 )
= f (x1 ) ∗ f (x2 )
= f¯(x1 K) ∗ f¯(x2 K).

Luego f¯ es también un homomorfismo. 

Corolario 2.5.7. Si f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un epimorfismo entonces f¯: (G/ Ker(f ), ¯⋆) →
(H, ∗) es un isomorfismo.

Corolario 2.5.8. Si f : (G, ⋆) → (H, ∗) es un monomorfismo entonces f¯: (G, ⋆) →


(Im(f ), ∗) es un isomorfismo.

Teorema de Cayley
Como veremos a continuación, los grupos simétricos no son un simple ejemplo
particular de grupos, sino el caso general, puesto que todo grupo puede verse
como subgrupo de un grupo de permutaciones.

101
Teorema de Cayley
Todo grupo G es isomorfo a un subgrupo de un grupo de permu-
taciones. Si G es finito de orden n, es isomorfo a un subgrupo de
Sn .

P RUEBA : Por el corolario anterior, basta construir un homomorfismo inyec-


tivo f : G → Sim(G).
Dado y ∈ G definimos f (y) ∈ Sim(G) como la aplicación my : G → G
definida como my (x) = yx. Esta aplicación es biyectiva y su inversa es m−1
y =
my−1 . Así definido, f es un homomorfismo pues dados x, y, z ∈ G,

mzy (x) = (zy)x = z(yx) = zmy (x) = mz (my (x)) = (mz ◦ my )(x),

luego f (zy) = f (z) ◦ f (y).


Además f es inyectivo pues si f (y) = my = 1, la permutación identidad en
Sim(G), entonces y = ye = my (e) = 1(e) = e, luego Ker(f ) = {e}.
Si G es finito de orden n, etiquetamos los elementos de G = {x1 , . . . , xn } para
identificar cada aplicación mxi ∈ Sim(G) con una permutación de los índices de
los elementos de G. 

Referencias
- Aranda, A., Narváez, L., Olalla, M.A., Piedra, R., “La magia de las per-
mutaciones”, en el libro Matemáticas para Estimular el Talento III, editado
por Sociedad Andaluza de Educación Matemática Thales, 2014.

- Robinson, D.J.S., An Introduction to Abstract Algebra, Walter de Gruyter,


2003.

- Tema de grupos de los apuntes de Álgebra Básica del curso 2013-14, dis-
ponible en RODAS:
http://rodas.us.es/file/ef4c2591-e624-4993-b1ce-b224c7e54de0/1/

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