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PRÁCTICAS DE PRODUCCIÓN MÁS LIMPIA EN LA INDUSTRIA TEXTIL Y

ALTERNATIVAS SEGURAS PARA EL MEDIO AMBIENTE Y LA


COMPETITIVIDAD EMPRESARIAL.

Juan Sebastián Roncancio


jsroncancio@uniboyaca.edu.co
Cód.:5551155

Julián Santiago Barrera


julsanbarrera@uniboyaca.edu.co
Cód.:55514028

Sara Carolina Cárdenas Toro


sccardenas@uniboyaca.edu.co
Cód.:55511551

Dayanna Espitia Riaño


despitia@uniboyaca.edu.co
Cód.:55513052

RESUMEN

La industria textil es una de las más contaminantes del mundo debido al uso de sustancias
químicas tóxicas (residuos del tipo NPE, nonilfenoles etoxilados), alto consumo de agua y
energía, generación de grandes cantidades de desechos y vertidos, y empleo de materiales de
embalaje no biodegradables, entre otros. Este artículo se propone combatir la falta de
información acerca de los impactos ambientales del sector textil en cada uno de sus procesos a
través de la literatura disponible, estableciendo marcos de evaluación del desempeño
ambiental de las empresas textiles y valorando, de acuerdo a los estudios realizados, las
alternativas que implican transparencia en la información entre proveedores y marcas y, de
forma fundamental, entre las comunidades locales, a fin de tomar medidas pertinentes para el
desarrollo de procesos hacia el “vertido cero” de sustancias químicas peligrosas. No obstante,
además de objetivarse en el principio de sustitución y producción más limpia, se requiere la
adopción de una ética empresarial que valore la vida y se objetive a mantener la dignidad
humana, para lo cual se propone una toma de decisiones fundamentadas en principios éticos
que permitan mantener un crecimiento económico sostenido de las empresas, pero sin acabar
con el entorno y la sociedad en el proceso
1. DESCRIPCION GENERAL DEL SISTEMA PRODUCTIVO DEL SECTOR
TEXTIL

1.1 La Globalización y su impacto en el sector.

El fenómeno de la globalización, entendido como un proceso económico, tecnológico y


socio-empresarial y cultural, que se desarrolla a nivel mundial y que ha permitido una
interdependencia entre los distintos países del mundo a través de la unión de sus mercados,
sociedades y culturas, creando una serie de transformaciones globales a nivel económico,
social y político, ha sin duda, impactado al sector textil en el sentido de obtener grandes
beneficios económicos con base en la reducción de los costes de producción, dada la
innovación logística y la degradación de la mano de obra (Jakimczuk, 2019). Como un último
proceso del capitalismo, la globalización promueve la externalización de la producción, hacia
centros de producción que les representen los menores costes económicos a las grandes
empresas, a costa del deterioro del medio ambiente de las comunidades y de la degradación de
la mano de obra, así como de la pauperización a corto o largo plazo de las economías de los
países involucrados, que son principalmente los así llamados subdesarrollados.
Ahora bien, no todo es malo con la globalización. Como lo señala Eryuruk (2012) en su
artículo Greening of the textile and Clothing Industry, a pesar de las malas prácticas que se
puedan generar por el llamado a la competitividad y el abaratamiento de costos, la
concienciación acerca del cuidado al medio ambiente, ha llevado a que los consumidores se
vuelvan más conocedores de la necesidad de proteger el ambiente, por lo que las grandes
compañías se ven forzadas a desarrollar procesos amigables con el medio ambiente,
obedeciendo leyes y políticas establecidas para infringir el menor daño posible.
A pesar de lo anterior, aún persiste una falta de información acerca del impacto ambiental
que genera la industria textil alrededor del mundo (Ambientum, 2018), así como un
desconocimiento por parte de la población en general, incluyendo a los profesionales del
sector textil, de las diferentes normativas acerca de promoción y divulgación de las mejores
prácticas ambientales. Dado el incremento de la percepción del conocimiento social sobre el
medio ambiente, revistas científicas como Textil Engineering & Fashion Technology (eISSN:
2574-8114) señalan la importancia de iniciar discusiones sobre las oportunidades de un
cambio en los procesos textiles, de acuerdo a las normativas establecidas. De igual manera, y
dado que esta industria ha sido forzada a producir productos amigables con el ambiente, exige
buscar formas de producción textil sostenible, relacionadas con investigación en eco-
materiales, disminución de desperdicio toxico, reciclaje, menor uso de energía, agua y
químicos, y principalmente, un enfoque ético en los procesos de producción.
En el caso colombiano, el Ministerio del Medio Ambiente se ha comprometido a
publicar diferentes guías objetivadas a dinamizar el desarrollo regional y urbano, a fin de
contribuir a la sostenibilidad ambiental de los diferentes sectores. En el caso del sector
textil, Colombia en cooperación con fundaciones dedicadas al desarrollo sostenible en
América Latina como FUNDES, crea proyectos como el llamado “Guía de buenas
prácticas para el sector textiles” (Ministerio del Medio Ambiente y Fundes, 2001), el cual
se orienta “(…) al fortalecimiento de la gestión ambiental industrial sostenible en las
PyMES del país, mediante la incorporación de los conceptos fundamentales de la
producción más limpia.” (p. 6).

Ahora bien, todas estas guías y espacios de discusión sobre los diferentes criterios
orientados a la promoción del control preventivo y correctivo de la contaminación
industrial, y al establecimiento de instrumentos de autogestión en estas materias, no serían
efectivas sin el compromiso de los sectores productivos, tanto nacionales como
internacionales, para adoptar buenas prácticas ambientales que lleven a la sostenibilidad
ambiental y al mejoramiento de la competitividad empresarial, así como del esfuerzo de las
instituciones ambientales.

Es por eso que la ONU, en su afán de limpiar las industrias para hacerlas amigables con
el medio ambiente y el bienestar de las comunidades, ha publicado reportes en los que
señala su preocupación por la cantidad elevada de contaminantes que la producción textil
arroja “responsable del 20% de las aguas residuales globales, y del 10% de las emisiones
globales de carbono.” (Desinformemonos, UNAM Global, 2019, sp). Desde esta sombría
perspectiva, hace un llamado a los líderes empresariales para que asuman la
responsabilidad de proteger el medio ambiente.

Unido al clamor de la ONU, Greenpeace en su informe Puntadas tóxicas: el oscuro


secreto de la moda (2012) ha elaborado diferentes estudios que involucran el uso de
sustancias químicas peligrosas en la producción de prendas de vestir para grandes cadenas
del sector textil. Tras diferentes campañas, esta organización global ha expuesto diferentes
vínculos entre sustancias químicas toxicas utilizadas por grandes marcas textiles y la
contaminación del agua. Su investigación incluye 20 marcas de moda globales, entre ellas
Armani, Levi’s y Zara (p.8), así como un mayor número de sustancias analizadas. Por su
importancia como agentes globales, esta organización insiste en que dichas marcas trabajen
en soluciones globales para eliminar el uso de estas sustancias, lideren cambios en sus
prácticas, a lo largo de la cadena de suministros y algo muy importante, incluyan también
información clara sobre las sustancias químicas que utilizan y vierten actualmente, a
medida que avanzan hacia la eliminación total.

En este punto, se hace necesario invocar el principio de derecho a saber o Derecho de


Acceso a la Información (Access Info Europe, 2010) como un derecho fundamental, sobre
todo en lo que respecta al medio ambiente, como una forma de promover y proteger los
derechos humanos según lo estipulado en:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 por la Naciones


Unidas, la cual incluye en su artículo 19 al derecho de acceso a la información. - El Pacto
Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos aprobado en 1966 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, el cual establece también en su artículo 19 la misma
protección al derecho de acceso a la información. - En 1993 la Comisión para los derechos
humanos de las Naciones Unidas creó la oficina del Relator Especial para la Libertad de
Opinión y de Expresión, de cuyo mandato era parte esencial la definición del contenido de
dichos derechos. Ya en 1995 este Relator anotó que “el derecho de buscar información o de
tener acceso la información es uno de los elementos esenciales de la libertad de expresión”.
Desde entonces referencias al derecho de acceso a la información se pueden encontrar en
cada informe anual de dicho Relator. - American Convention on Human Rights - Article 13
- European Convention on Human Rights - Article 10 - Declaration of Principles on
Freedom of Expression in Africa - Article IV. (p.4)…

1.2. Aspectos ambientales del proceso de producción textil.

Los procesos de producción de la industria textil se dividen en etapas o sectores que se


puede clasificar en:
Tipo A: Fabricación de hilos. Cardado, estirado, peinado, mecheras, hilado y enconado.
En esta etapa, como lo señala el documento Guía de buenas prácticas para la producción
textil (Ibíd. p.11), no se generan residuos peligrosos, y además se puede reutilizar o
reciclar. Un ejemplo está en el desengranado del algodón, realizado in situ, en donde se
obtiene como producto derivado la semilla de algodón, de la que se puede obtener aceite y
harina. Las cáscaras y residuos, se pueden devolver al suelo. Por el contrario, el lavado de
la lana virgen se realiza de forma centralizada en grandes fábricas, lejos del lugar donde se
obtienen las fibras. Por kg de lana lavada se obtienen entre 300 y 600 g de sustancias
derivadas. No obstante, la solución del lavado contiene biocidas y compuestos similares
introducidos en la lana de oveja, de modo que el lavado de la lana virgen representa una
gran carga para las aguas residuales en la industria textil.

.Aunque originalmente, sólo se procesaba materias primas naturales de origen vegetal y


animal, poco a poco se fue aumentando la producción de fibras artificiales, hasta concluir
en las fibras totalmente sintéticas poliamida, poliacril y poliéster, provenientes del petróleo.
Alrededor de 1990, estas fibras ya cubrían alrededor de 45% de la demanda de fibras
textiles, representando un volumen de 42.9 millones de toneladas (Estrucplan, 2003) En
este punto sobra decir, lo que significa para el ambiente la explotación indiscriminada de
los suelos y los páramos, en busca de este preciado líquido.

Tipo B: Fabricación de tejidos, urdido, tejido. En lo que concierne a la tejeduría, la


contaminación se puede producir a nivel acústico y de vibraciones. En el encolado o
recubrimiento de cola, se generan vertimientos, dado que es un tratamiento de inmersión de
la urdimbre, por ejemplo con almidón modificado o polímeros sintéticos.

Tipo C: Acabado. Pre tratamiento (lavado, descrude, etc.), blanqueo, teñido, estampado,
fijado, post-tratamiento, Terminado en Conos, Tubos etc. Este proceso es el que genera
mayor cantidad de residuos peligrosos. De acuerdo a Estrucplan (Ibid. s.p), esta etapa es la
que permite adaptar los productos a las necesidades funcionales y a los requerimientos de
la moda en constante evolución, gastando en estos “requerimientos” un elevado consumo
de agua y vapor de agua dependiendo de los kilogramos de material utilizados y, en menor
medida, disolventes, así como gas de amoniaco licuado. Aunque la mayoría de las
sustancias vertidas a las aguas residuales son biodegradables, en el proceso de la
biodegradación se vierten compuestos en los emisarios de agua, lo que reduce el contenido
de oxigeno de ésta y favorece su putrefacción. No obstante, los productos químicos,
colorantes y agentes auxiliares químicos que se utilicen en este proceso, contribuyen a
lograr los efectos deseados que la industria del consumo textil requiere.

Tipo D: Confección. Diseño, trazo, corte, confección e inspección. Si en los procesos de


hiladuría, tejeduría y tintorería se generan impactos considerables por los químicos que se
desechan, las emisiones de las máquinas y los residuos sólidos que se quedan de la cadena
productiva, en la confección de ropa se producen toneladas de tela desaprovechada por los
cortes, del mismo modo, con el lavado de ciertas prendas también se contamina y con el
desecho de las mismas, una vez termina su vida útil.

2. Alternativas de producción más limpia aplicables a un mejor desempeño


ambiental del sector textil.

2.1 Incremento de la percepción social sobre el conocimiento del medio ambiente y su


relación con la necesidad de liderazgo y transparencia en las empresas textiles. Apelar al
derecho de saber en una economía globalizada para proteger al medio ambiente.

Dado que la ropa es una parte integral de nuestras vidas y que en los últimos tiempos ha
sido visible el interés por la protección del medio ambiente, las industrias textiles necesitan
volverse verdes, si quieren permanecer vivas en el inclemente mundo de la economía de
mercado. De igual forma, es imposible permanecer sordos a estudios que dejan evidencias
irrefutables sobre la relación del uso por parte de grandes cadenas del sector textil, de
sustancias químicas toxicas con la contaminación del agua. Organizaciones internacionales
como Greenpeace han encontrado en investigaciones recientes que, además de los NPE
hallados en la ropa, muchas otras sustancias químicas peligrosas estaban en diferentes
prendas, ya sea como componentes de los materiales incorporados en el producto o como
residuos después de haber sido utilizadas en los procesos de fabricación. (Informe Detox.
Greenpeace. p.7).

¿Qué implica volverse verde? En el sector textil volverse verde implica que además de
rediseñar sus estructuras existentes dentro de parámetros socialmente responsables con el
ambiente a lo largo de todo el ciclo de vida del proceso productivo, esto es, desde el material
en bruto hasta el producto terminado, tenga también una responsabilidad ética empresarial con
la dignidad humana, con la vida misma. Verde en el proceso productivo abarca tomar
precauciones, desde la etapa de diseño del producto y la selección del material crudo hasta las
decisiones de procedimiento y producción, transporte, venta al detal y gestión de residuos
(Eryuruk, 2012. p.26). Verde para las empresas textiles, significa mantener un crecimiento
económico sostenido, pero no a costa de destruir el entorno en el que desarrollan su actividad.

De acuerdo a Lopez de Medina en su artículo La empresa, el medio ambiente y la


responsabilidad social (2002), la gestión de la política ambiental de una empresa, puede ser
la diferencia a la hora de sobrevivir en el marco de un mercado global cada vez más
competitivo.

En este contexto, los sistemas de gestión ambiental son herramientas de ventaja


competitiva que responden a la creciente presión pública, de los empleados y del resto de los
afectados por la actividad de la empresa. En función de esta ventaja se han configurado
programas como el Eco Management and Audit (EMA) de la UE y el Responsable Care de las
normas ISO. La mayoría de las empresas informa voluntariamente sobre su actuación
ambiental para atender la demanda de colectivos con intereses en ellas: (…) (p.3).

Desde esta perspectiva, informar sobre las políticas ambientales que tiene la empresa, tanto
a los potenciales inversores, como a las comunidades locales, clientes corporativos,
consumidores y empleados, permite obtener una mejor confianza en la empresa lo que
redundará en un mayor beneficio tanto económico, como corporativo….

2.2. Pasos concretos para una gestión ambiental exitosa en la industria textil.

Haciendo una especie de síntesis sobre los pasos a seguir para reducir la carga ambiental
generada por el sector textil, se pueden destacar los siguientes:

- Minimizar y optimizar los residuos y las emisiones para reducir volumen y


peligrosidad de residuos en la fuente de su generación. (Ministerio del Medio
Ambiente y Fundes, 2001, p. 21.

- Capacitación en técnicas de mitigación y tecnologías de sustitución disponibles en el


mercado, de modo que sirvan de información para futuras reconversiones (Ibíd. p. 23).
- Diseñar estrategias que permitan proveedores amigables con el medio ambiente y
estructuras logísticas apropiadas a lo largo de toda la cadena de suministro. Una
cadena de suministro bien estructurada es de gran importancia para lograr operaciones
eficientes entre proveedores, productores, instalaciones de distribución y
comercialización. (Eryuruck. p. 26).

- La transparencia en la información entre proveedores, marcas y, de forma


fundamental, con las comunidades locales, ayudará a la sustitución de las sustancias
peligrosas con alternativas más seguras. (Informe Detox. p.40).

- Dado que el excesivo consumo en prendas de vestir, influenciado principalmente por


la filosofía de la moda rápida, produce un gran volumen de prendas que satisfacen los
requerimientos de los clientes por un instante y que luego son desechadas, produciendo
vertimiento de sustancias y desechos tóxicos, persistentes y bioacumulativos. Se hace
necesario entonces, un consenso ético para establecer límites y normativas
relacionadas con el modo como se concibe la producción basada en beneficios
económicos para las grandes compañías, pero con el consecuente empobrecimiento,
tanto para el ambiente como para la autonomía y dignidad de las personas.

CONCLUSIONES

Como una consecuencia de la globalización, el sector textil se ha visto enfrentado a los


retos que ésta le presenta, a fin de obtener los mayores beneficios económicos posibles con
menores costos producto de la externalización de la producción, y en el menor tiempo
posible. Esto trae como consecuencia el deterioro del medio ambiente de las comunidades, la
degradación de la mano de obra, y la ralentización de las economías de los países,
principalmente los que no cuentan con un desarrollo económico y social, capaz de hacer frente
a la competitividad de la economía de mercado. No obstante, la globalización también trae
consigo, la concienciación acerca del cuidado al medio ambiente y que los consumidores se
vuelvan más conocedores de la necesidad de proteger al ambiente. En este sentido, las
grandes compañías se ven forzadas a desarrollar procesos amigables con el medio ambiente,
obedeciendo leyes y políticas establecidas para infringir el menor daño posible.
A pesar de lo anterior, aún persiste una falta de información acerca del impacto
ambiental que genera la industria textil alrededor del mundo, así como un desconocimiento
por parte de la población en general, incluyendo a los profesionales del sector textil, de las
diferentes normativas acerca de promoción y divulgación de las mejores prácticas
ambientales. Se hace necesario entonces, profundizar en los estudios que evidencian los
niveles de contaminación en cada una de las etapas del proceso textil, ya que ésta presenta
uno de los patrones de producción más preocupantes en cuanto a impacto ambiental que
son desconocidos para la población en general: uso de sustancias químicas tóxicas,
representado principalmente en el lavado de lana virgen, y en los procesos de fabricación
de tejidos, urdido, recubrimiento de cola, acabado, blanqueo, teñido, estampado etc., donde
se genera la mayor cantidad de residuos peligrosos, que son vertidos a las fuentes de agua y
al aire, con un alto consumo de agua y energía, y el empleo de materiales de embalaje no
biodegradables, entre otros….

La adopción de estrategias de solución para volver verde el sector textil, tiene que ser
implantada de forma inmediata, por lo que se hace necesario el rediseño de estructuras
existentes de acuerdo a parámetros socialmente responsables con el ambiente a lo largo de
todo el ciclo de vida del proceso productivo. Implica además la adopción de una ética
empresarial que valore la vida y se objetive a mantener la dignidad humana, para lo cual se
tomaran decisiones fundamentadas en principios éticos que permitan mantener un
crecimiento económico sostenido de las empresas, pero sin acabar con el entorno y la
sociedad en el proceso. Igualmente sobra señalar que dicha responsabilidad ética debe
también provenir del consumidor, el cual debe basar su comportamiento consumista actual,
no en la filosofía de los requerimientos de la moda rápida, la cual genera un gran volumen
de prendas que luego son desechadas –produciendo vertimiento de sustancias y desechos
tóxicos, persistentes y bioacumulativos- sino en la filosofía de los requerimientos del
planeta y en la recuperación de la propia autonomía. En consonancia con lo anterior, la
transparencia en la información entre proveedores, marcas y, de forma fundamental, con
las comunidades locales, ayudará a la sustitución de las sustancias peligrosas con
alternativas más seguras.
REFERENCIAS

Ambientum. Desempeño Ambiental de las Empresas de la Industria Textil. 2018.


Disponible en https://www.ambientum.com/ambientum/residuos/desempeno-ambiental-de-
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https://medcraveonline.com/JTEFT/JTEFT-02-00066.

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Disponible en https://justiciaambientalcolombia.org/wp-content/uploads/2012/09/guc3ada-
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Desinformemonos. UNAM Global. La moda es una de las industrias más


contaminantes: ONU. 2016. Disponible en https://desinformemonos.org/la-moda-es-una-
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Informe Detox. Greenpeace Int. Puntadas Tóxicas. El Oscuro Secreto de la Moda. 2012.
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PDF. Disponible en https://www.access-info.org/wp-
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Lopez de Medina, L, 2002: La empresa, el medio ambiente y la responsabilidad social.


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Estrucplan. Industria textil. Descripcion del ámbito de actividad, 2003. Archivo virtual.
Disponible en https://estrucplan.com.ar/industria-textil-descripcion-del-ambito-de-
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Vogt, V, 2018. La ropa local también deja huella en el medio ambiente. El Tiempo.
237302. Disponible en (https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/la-ropa-local-
tambien-deja-huella-en-el-medioambiente-237302)

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