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por medio de la imposición de una supuesta verdad, para que se las pueda
manipular de manera más fácil, pero ese dogma no aparece de la nada, es el
sacerdote, pilar fundamental de la iglesia, el agente opresor de las masas, un
representante de Dios en la tierra, capaz de controlar el comportamiento de la
gente mediante la tergiversación del evangelio.
Junto con estas virtudes encontramos que el cristianismo utiliza otros mecanismos
para mantener la represión, tales como la compasión la cual se define como el
sentir pena por el otro, lo cual lleva a que el hombre se vuelva un ser débil que
poco a poco va perdiendo su vitalidad y que junto con la misericordia contribuyen
a que la ley de selección natural no se lleve a cabo amparando lo que está listo
por desaparecer.
Por una parte porque es una experiencia de algo irreal, es una experiencia
de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es
Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios. Recordemos el esquema
básico de toda alienación: el sujeto realiza una actividad que le hace perder
su propia identidad, su propio ser; bien por su actividad, bien por el objeto
creado mediante ella, en la alienación el sujeto se anula a sí mismo. Según
Marx, esto es precisamente lo que ocurre en la religión: el hombre toma lo
que considera mejor de sí mismo y lo proyecta fuera de sí, a su vez, esta
proyección se vive como una realidad que se enfrenta al propio sujeto que
la ha creado.
Sin embargo, han existido pensadores con teorías relevantes sobre la existencia
de Dios como por ejemplo René Descartes que aduce que:
Pero Nietzsche hace una clara alusión de que la culpa tiene un origen
simplemente retributivo, al proceder de una deuda que tiene el deudor a favor del
acreedor, el cual está facultado para cobrar al primero la cantidad adeudada, sea
esta material o de cualquier índole. Por lo que la culpa cristiana se convierte en
una deuda del individuo, semilla engendrada por el miedo, germinante de la
represión de los más íntimos deseos y actitudes animales, como contraprestación
a las valoraciones morales esgrimidas por las altas jerarquías en el poder.
No se puede errar creyendo que la moral en este caso cristiana es la única que
modula el comportamiento humano, puesto que la complejidad no solo de los
cualidades trasmitidas a través de la herencia pueden interferir en el desarrollo
conductual del individuo, sino que se encuentra algo muy importante y son las
circunstancias que rodean en especificidades los momentos vivenciales, asumidas
a su vez no solo por el consciente sino por el inconsciente colectivo donde se sitúa
las vivencias comunes, y que pasaría a replantear los imperativos individuales
frente a una colectividad más amplia.
De otra parte, Nietzsche se pregunta en que se basa este dogma que ha hecho
tanto mal a la sociedad, y toma un punto transversal y fundamental en el
cristianismo que consolida la existencia de esta doctrina como lo es la fe, la cual
se la ha ligado estrechamente a la salvación, que en palabras cristianas dice:
“porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Reina valera,
1960) Motivo por el cual, para el autor el trasfondo de la fe hace que esta creencia
de una vida eterna permita que mueva en una dirección determinada a los
seguidores logrando invisibilizar un horizonte, ejemplo de ello es que la fe dice que
mueve montañas pero lo único que hace es obstaculizar yéndose del verdadero
sentido de la percepción humana que es propio de cada uno y que solo se
conquista. Como dice el anticristo “la fe es negarse a la verdad”. (Nietzsche,
1895)
Otra razón para lograr que las personas se queden controladas y sometidas es el
tratamiento que se le ha dado al sacrificio y como la importancia de ser mártires y
sufrir el agravio como lo padeció Jesús, que es tan transcendental que no solo ha
estado en la Biblia sino el tratamiento que le han dado autores filosóficos como
San Justino que afirma “Tenemos la obligación de dar ejemplo con nuestra vida y
nuestra doctrina, no sea que hayamos de pagar nosotros el castigo de quienes
parecen ignorar nuestra religión, y así pecaron por su ceguera. Pero también
vosotros debéis oírnos y juzgar con rectitud porque, en adelante, estando
instruidos, no tendréis excusa alguna ante Dios si no obráis justamente”.
Generando convicciones impropias que tristemente han sido un traspaso histórico
y en realidad no hay conocimiento de porque es el actuar y cuál es la razón de su
fe, todo esto conformado por multitudes que siguen algo que solo es impuesto por
distintos motivos que impiden que se logre vivir como ese Zaratrustra. Los
hombres y mujeres que logran trascender son aquellos que no consideran las
verdades como absolutas sino que por lo contrario están en constante búsqueda
que por naturaleza son escépticos, en palabras de Descartes para llegar al
conocimiento véase la relevancia de la duda la cual permite conquistar su propias
búsquedas. Para que el conocimiento no sea un freno como lo es el trato que da el
cristianismo a la verdad asociándola a los principios rectores de esta doctrina y
aquel que se aleje de esto no es digno de pertenecer a esta. El no arriesgarse a
desviarse de las convicciones, verdades preestablecidas demuestran que es un
espíritu débil incapaz de conseguir la propia libertad que es personal y no
entregarla a un grupo por un supuesto bienestar porque si no se constituiría como
fanáticos sin conocimiento.
Como diría Nietzsche la libertad es la virtud más importante para ser catalogado
un espíritu fuerte que no sigue creencias sino que todo lo que lo conforma es un
resultado de una indagación propia, trasmisible a otros para motivarlos a crearse a
sí mismo postulados cercanos a Sócrates como lo es la mayéutica llegando a
unas conclusiones propias.
Estableciendo un deseo anhelante en que ese concepto del gusano roedor del
pecado claro acercamiento a polarizar el bien y el mal consolidándolos como
verdades inflexibles que solo corta las alas de quienes buscan alejarse de sus
propias creencias no permiten que la libertad llegue y sigan con esos temores y
sigan siendo uno más de los mediocres, palabras de Nietzsche.
Del mismo modo la necesidad de acabar con esos frenos como el ejemplo del
caballo que es un símbolo de dominio y poder para llevarlo donde quiera su amo,
en este caso será su verdugo, no hay nada mejor que las elecciones no impuestas
alejándose al máximo de la fe de otros, de aquella salvación jamás vista,
convicciones de hombres débiles que no se atreven a pensar por sí mismos, que
por naturaleza no son seres llenos de preguntas sino que entregan un poco de su
poder para ser sometidos y tener algo de una supuesta estabilidad que en verdad
no les permite creer en sí mismos.
Conclusiones
Con “El Anticristo”, Nietzsche intenta dar fin a la idea de un Dios moral impuesto
por la Iglesia para mantener al hombre bajo su yugo, explica que todas las
promesas sobre una vida más allá de la muerte, alcanzable por medio del
recogimiento y obediencia a Dios, solamente representan una verdad falsa,
vendida para mantener en el poder a ciertas personas, más exactamente a los
sacerdotes, que viven de la miseria de los demás, y a quienes no les conviene que
el hombre elija su propio sistema de valores, pues con ello sus intereses se ven en
riesgo.
Asegura que lo único de lo que se tiene conocimiento es que algún día la muerte
sobrevendrá y que nadie puede saber qué es lo que existe más allá y por lo mismo
invita a vivir el ahora, a disfrutar de lo que se tiene, a amar la vida y a este mundo.
Por esta misma razón, indica que el hombre capaz de conocer el valor de la vida,
de enfrentarla con valentía, fiereza y con voluntad, es un hombre superior, un
“superhombre”, que no cae bajo la voluntad de otro, sino que es consciente de sí
mismo, está libre de dogmas e imposiciones falsas, y se entrega a los placeres
que el cuerpo y la naturaleza le ofrecen y que demuestran la verdadera esencia de
su ser.
Bibliografía